Borgil se presenta como es debido ante los silvanos Soy Borgil, hijo de Baraphel. Mi hermano gemelo Menevalgor sirve en la Guardia del Rey Thranduil.
Llevamos un mensaje de Aiwendil para Huinen, el antiguo vidente del rey Oropher, que ahora reside en Ceber Fanuin. Y sí, mi compañía es variada pero digna de confianza. Desde el naugrim hasta el pequeño periannath, pasando por los hombres de los bosques.
El elfo hace gesto a sus compañeros para que se acerquen y le pregunta a Garali sobre novedades y posibles problemas en su ruta...
Si buscáis a Huinen, dice Garali, habéis llegado a vuestro destino, pero nadie nos ha visitado en siglos en son de paz y la sospecha es legítima. ¿Tenéis forma de demostrar que vuestra empresa es cierta?
Borgil asiente ante las lógicas precauciones del silvano
Aiwendil en persona nos entregó esto para demostrarle a Huinen que venimos de su parte dice mostrándole a Garali el brazalete de madera y tenemos un mensaje que darle al mismo tiempo que se lo entreguemos...
Con una seña, Borgil nos indicó que nos acercásemos, así lo hice.
Parecía ser que los elfos desconfiaban de nuestras intenciones, levanté una ceja pero no dije nada ni adopté posición agresiva, esperaba que lo que nos había dado Radagast sería más que suficiente como para convencerlos.
Hice un pequeño gesto con la cabeza cuando nuestro elfo les mostró el brazalete, pero no hablé tampoco había necesidad, aunque si mostraban más curiosidad me presentaría, tampoco tenía inconveniente en ello.
Con movimientos lentos, me acerco cuando veo la señal de Borgil.
Desde mi punto de vista, a esto lo podríamos llamar suerte si, efectivamente, ya habíamos llegado a nuestro destino.
Por tanto, permanezco en silencio mientras Borgil, en nombre de todos, da las explicaciones requeridas.
Y mientras las explicaciones van y vienen, yo voy echando un vistazo a mi alrededor.
No, no parecen haber muchas posibilidades de hallar un lugar en donde echar un trago.
Anar avanzó en respuesta a la señal de Borgil. Los que caminaba a su alrededor podían oír la incesante protesta del enano.
—Elfos y su melífluo lenguaje críptico —refunfuñaba atendiendo a la costumbre de los elfos por llamar a las cosas y lugar en su lengua—. Los enanos también tenemos un lenguaje y no lo usamos a la ligera.
Continuaba caminando sin relajar en ningún momento la alerta. Una vez a la par de Borgil dedicó a éste un respetuoso saludo y, seguidamente, correspondió al grupo de elfos con la misma concordia.
Garli asiente y dice simplemente: seguidme.
Pasamos a la escena "La morada de Huinen"