Partida Rol por web

La voz se estaba poniendo un poco tonta. Tal vez era mejor hacerle caso. Aprovechando que Eleanor estaba distraída hablando con su papi se acercó a Danni que le daba la espalda hablando por el micro. Se sacó el trozo de metal del escote y en cuanto su antigua amiga se dio la vuelta para recibir elogios por su buen hacer, en su lugar recibió una puñalada en la garganta.

Gillian no tiene una pierna y ha muerto a hachazos, pero todo se vuelve más loco, Danielle habla por los altavoces y Beth vuelve a sentir que está en un sueño, mira para atrás, donde Gilly ha mordido a la gorda y la gorda se ha vuelto loca como una puta. 

—Gilly, te quiero. ¡No fue personal! ¡Gracias por salvarme! —pero si ya antes la gorda daba miedo, ahora daba pavor. Beth aprovechó que tenía piernas (dos) no como Gilly (una) para salir corriendo hacia donde decía Danielle. Más gente eran más objetivos para no morir con lo que toda esta noche estaba pasando. 

—¡Cómete a la gorda! !Quizá te crezca una nueva pierna! 

La capacidad para razonar, ahora, se siente como algo esquivo y difícil de controlar, cual squirting. Sospecho que en cualquier momento el autocontrol y yo empecemos a mantener una mera relación platónica y deje de decidir por mí misma. Sobre todo después de paladear carne de cerda por primera vez. Distingo con claridad la capa grasa, correosa, que me recuerda instantáneamente al magret de pato. 

Las disculpa de Beth me dan bastante igual ahora. El tema de las fotos era ahora banal y había quedado en el pasado, atrapado en mi otra vida. También ha perdido importancia Dany y el resto de animadoras. Yanet, descanse en paz. Ahora solo importa una cosa.

- Alyana, prepa-rate para sentir - no sabía aun quien era, pero lo averiguaría. Quizá era la propia Kim. Sigo arrastrándome en la misma dirección a la que se fue Beth. Esta vez todo lo rápido que pueda.

El rumor de las Daniellers acercándose entre gritos de adoración llegó de inmediato. Danni sonrió, complacida y maternal.

Se notaba que estaba haciendo un buen trabajo con su gente. Que daba buen ejemplo con sus acciones y enseñaba a miles de desahuciados el camino correcto en un mundo huérfano de referentes. ¿Cuántas de aquellas niñas se sentían empoderadas al verla en strimeando en bragas? ¿Cuántas decidirían, el día de mañana, con 13 o 14, erguirse sin miedo y decir: SÍ, QUIERO SER FISCAL GENERAL DEL ESTADO, NEUROCIRUJANA o ESTRELLA DE BRAZZERS?

Danni se debía a su pueblo. Y a su dinero. Pero sobre todo a su dinero pueblo.

Fue a la puerta por si se veía alguien acercarse. Al otro lado del barracón aquel empezaba el aparcamiento.

—Pues podríamos irnos de aquí con los buses esos. No podemos dejar aquí a esas pobres niñas.

Dijo, en un alarde de responsabilidad mesiánica. Las pobres niñas necesitaban guía espiritual y salvamento. Le llegó a la cabeza la imagen del tabloide con el titular «Danni Fullfill, la streamer más famosa del planeta, salva a 100 niñas de campamento infernal». Y una foto con ambulancias y Danni ayudando a caminar a niñas en papel albal.

Se le mojó el higo una mijita solo de imaginarlo. Eso, o es que llevaba ya mínimo 12 horas sin pillar carne y le empezaba el mono.

—Si vinieran a rescatarnos… unos bomberos o algo…—Se mordió el labio. Improbable—. Bueno, no creo. Mejor pirarnos en cuanto lleguen estas. A lo mejor la Kim no es la única hija de puta aquí.

Asomó la cabeza fuera.

—¡Aquíiiii, tíaaaas! ¡En las cabañas!

Dejas detrás a Gillian, que se queda arrastrándose como puede en tu dirección. Oyes que dice algo, pero no entiendes bien con claridad que salen de sus labios de no-muerta. Al fin y al cabo la no-vida era así, ahora tendría que arreglárselas con la gorda, que se la comiera o algo, porque no era tu problema.

Corres en dirección a las cabañas y enseguida encuentras al resto del grupo. Sobre todo porque la cabaña donde parece estar la megafonía está rodeada de un mar de niñas que gritan.

-¡¡¡DANNI TE QUEREMOS!!!-

-¡Yo soy más Dannieller, que le doné para que se comprara el micro bueno!-

Y por encima de esos gritos, tu amiga Danni eleva la voz:

—¡Aquíiiii, tíaaaas! ¡En las cabañas!

No tardas en verla en la puerta de la cabaña que rodean las niñas. 

Tu queridísima amiga se va por patas y hace que Betsy se replante lo que le queda cerca. Tú no solo has perdido una pierna, sino que no pareces el mejor de los bocados, quizás estás más podrida que ella. Así que con un gruñido y un gorgoteo de babas y una sangre de un extraño color verde, se agacha por tu pierna aún fresca y se despide de ti.

La conserje se va masticando lo poco fresco que quedaba alrededor, como si de un algodón de azúcar se tratara.

Tú tienes mucho que arrastrarte hasta llegar a las cabañas que ha mencionado Danni por los altavoces, iba a ser un camino largo, polvoriento y sucio... Pero un gran exfoliante natural para tu piel y tu cutis.

El padre de Eleonor no sabe muy bien qué contestarle a su hija, sobre todo porque estaría por llegar tarde a la próxima reunión de swingers que había esa misma noche. No es posible ir por ella, pero no le va a decir que tenía que meterla en algún sitio de forma prioritaria a ir y buscarla al campamento. Claramente su pequeña está exagerando.

-Pues... Mira, lo hablamos mañana. Es el primer día y a veces tienes que probar cosas nuevas antes de decidir si no te gustan y eso. Como con el brocoli- le explica por teléfono y luego pasa despedirse rápidamente.

-Tequieromuchounabrazohablamosmañana- dice en una palabra, muy rápido y sin dar opciones a respuesta ahí antes de colgar.

La llamada a su padre chafa a Eleonor, no sabe muy bien qué explicarle a las chicas sobre esa opción. Cuando se da la vuelta y mira a los ojos a su capitana, no le da tiempo a reaccionar.

El brazo de Jennifer sube y baja sin piedad, apuñalando a su compañera de equipo.

La sangre consecuente de aquel apuñalamiento, baña a Danni, por la espalda. Transformándose aquello en un festival de camiseta mojada... Con sangre, todo un poco gore y menstrual.

Ella está ocupada dando la bienvenida a las Dannielers y puede ver cómo se acerca su amiga Beth corriendo, parece que viene sola. Las Dannielers tratan de tocar a su líder y amada streamer, llevándose Danni algún tirón indeseado por parte de aquella marabunta de fanses.

-¡¡¡Bien!!!- grita eufórica la voz dentro de tu cabeza.

-Más sangre. ¡Más! ¡MÁS!-

Estaba muy pendiente de las palabras de su padre y tras no haberlo convencido, apenas pudo girarse recibió una puñalada en la espalda. Todo cortesía de su jefa, lo cual se lo merecía, pero entre el shock, los pechos de Danni remarcados con la camiseta llena de sangre y el miedo de morir, provocó que esa patada falle estrepitosamente. 

—¡Maldita! ¡Estás loca! 

Se le había arruinado su físico de delirio, ya no podría hacer más yoga de esa manera y la depresión era la única vía de escape. Aún así, hasta el último aliento de vida seguiría en pie dando batalla. Incluso cuando se llevan a Danni, un horror todo. 

Beth llega donde está Danni. Harta de todo. Nada había salido bien y la puta gorda había acabado con la buena de Gilly. Que Gilly la hubiera zombificado era algo relativo.

En la cabaña quedan... ¿las supervivientes? Beth llegaba en bañador. 

—Chicas, sólo tengo malas noticias. La gorda ha matado a Gilly a hachazos y luego la pobre se ha convertido en algo extraño y ha tratado de morderla, la puta rubia jefa es un robot asesino que dispara rayos y lo peor de todo —aquello era lo que más le indignaba—  ha convencido a los chicos que nos va a cambiar por chicas mejores. 

No había chicas mejores. Sólo quedaba algo que hacer. ¡Matar a todas las responsables! 

¡Mierda! Su golpe perfecto había fallado y aquella zorra seguía viva. Encima había aparecido Beth también. Ya había demasiada gente en esa cabaña. Iba siendo hora de sacar la basura.

-¡Bienvenida, Beth! -grita con el trozo metálico cubierto de sangre- ¡Es hora de morir!

Pasaron tantas cosas en tan poco tiempo que Danni se sintió como su primera semana en Fortnite. Y, de la misma manera, con la misma sensación: no quiero estar aquí haciendo esta mierda.

Pero los fanses mandan y cuando el mercado dice Fortnite, pues toca Fortnite.

Así que en vez de estar percutiendo con un par de maromos, toca reservar horas para el juego de moda y buscarse disfraces sexys de zorritas del juego. Y captar suscriptores y sus dineros. Y luego derivarlos al onli y exprimir sus carteras mientras se exprimen el aguacate.

Dura vida la de la streamer, y no la de los frijolitos que alquitranan carreteras en verano.

Pues eso. Que menudo beef se había montado. La jefa va y apuñala a su Eli y luego, antes de que pudiera ni cagarse en sus muertos, le pega un tajazo a Beth.

—¡Pero qué coño haces, tíiiia!—Tuvo una sospecha un segundo. Sí. Bueno, aquello son cosas que pasan, no? Es decir, Matt, el novio de Jenni, joder, ES NORRRRRRMAL TÍA que follara con Danni. Es decir, tía, es que ¿quién no querría frungir con Danni? El equipo de fútbol lo corroboraba. Y los de basket. Los de beisbol. Waterpolo. Y tal. Danni quería con locura a sus amigas, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa y el mundo es libre y está para follárselo. Nunca entendió por qué la gente no trincaba más, pudiendo, y por qué importaba tanto lo de «mi novio solo es mío». Los novios de todas ellas bien que pensaban lo contrario, como debía ser.

Y todo esto para qué lo cuento.

Ah, sí, porque...

...joder, que se ha enterado de lo de Matt y se cree que han sido estas dos...

—¿Tenía que ser ahora, Jen? Tú estás fatal, con la mierda que llevamos hoy encima. ¡Déjalas en paz, joder!

Se tiró contra Jenifer, a ver si conseguía amorrase al brazo del cuchillo, quitárselo de un tirón y la espabilaba.

SUS palabras aun reverberan en mi cabeza.  No tanto las de Beth, como las de Él. Aunque algo en mi interior no descarta no poner oposición y convertirla también para Él. Otra sierva. Se podría llamar justicia poética.

Danni había mencionado antes algo de los chicos. Comienza a hacerse plausible la posibilidad de que mi Josh sea compinche de algo. De ser así me quedaré con aquella plátano rey en la boca, esta vez literalmente. Aquella obra de arte de la anatomía humana se iría conmigo hasta el final. No se iría de rositas si había decidido traicionarme.

Con esa maraña de pensamientos me arrastro sin pausa de vuelta al campamento. Y da igual la pierna, los pellejos que voy dejando por el camino, ya da igual todo.