Tania aplaudía y cantaba junto al resto de los espectadores que ya señalaban a un claro ganador. La joven tenía que admitir que se trataba de un duro contendiente, y no podía hacer más que aceptar su derrota. Sin embargo, subiría una vez más al escenario. Había que darle un final a aquella historia, y se sentía honrada de ser una de las que había hecho posible aquella curiosa colaboración.
Hizo una breve reverencia hacia Leonardo al verlo pasar y subió a su vez a la tarima, por última vez. -Poder. El poder es algo que no debe tomarse a la ligera. Poder sobre otros, poder sobre los elementos, poder sobre el aire, la tierra, el mar. El poder... el poder corrompe.-
La joven barda con aire de gitana empezó una danza, suave, hipnotizante, mientras se preparaba para relatar el clímax de aquella historia. O más bien, acercarla a ese punto, pues sería Leonardo quien debía coronar la historia y llevarla a su final. -La princesa podía sentirlo fluir por todo su cuerpo, partiendo de aquella piedra sobre su pecho. Sin saber cómo, estaba segura de que era capaz de materializar lo que quisiera, como quisiera. Un corazón puro como el de ella podía desear la paz entre los humanos y los seres del mar, podría crear una armonía perfecta. Para eso, tendría que someter a aquella que amenazaba la aldea que había aprendido a querer. ¿Cómo detenerla? Mientras pensaba, concentrada, comenzó a percibir algo que no había notado jamás. Todo a su alrededor era magia, en mayor y menos medida. Todo era parte de una sola cosa. Podía ver la magia controladora de Urs'Ulla envolviendo a los peces para que le obedecieran. Podía ver su propia magia también, cruzando el espacio. Y empezó a moldearlo. Diestra, como si lo hubiera hecho toda la vida, fue tejiendo la esencia de su magia a la de la de su enemiga, hasta que ambas eran una misma. Y así, con un suave movimiento, tomó aquella magia y tiró de ella como las riendas de un caballo.- Tania alzó la mano, cerrándola en un puño, e hizo un brusco movimiento, dejando al mismo tiempo caer su pandero. El sonido de los cascabeles golpeando secamente la madera fue seguido de un silencio.
-A través de la barrera, la sirena vio como los monstruosos peces, ya sin el control de Urs'Ulla, se giraban hacia ella amenazantes. "¡No!" Gritó aquella especie de sirena, invadida por el verdadero terror. Las bestias, por su parte, habían encontrado en ella su almuerzo.- La barda apartó su rostro y cerró los ojos, como si no quisiera ver la horrible escena que sería aquella, la de los monstruos marinos devorando a aquella mujer. Con un suspiro, se miró las manos. -Había vencido a Urs'Ulla, y no debería sentirse culpable por el final de quien quería hacer tanto mal, ¿no? Ahora su magia era aún más poderosa. ¿Qué más podría hacer? Destruir al huargo que la había maldecido, robándole su poder. Acabar con los cazadores que habían intentado secuestrarla. Y por supuesto, la bruja que la había lanzado al pozo. Si, podría vencerlos a todos, acabarlos, que no quedara nada de ellos. ¡Ahora era invencible, y destruiría todo el mal! ¡Podría...!- Tania, que había estado subiendo la voz, cada vez más exaltada, se detuvo bruscamente. -Los niños. La hermosa sirena los vio frente a ella, que la miraban aterrados. ¿Era aquella sirena, su salvadora, una mujer poderosa y temible? ¿Donde se detendría? ¿Cuando dejaría de "hacer el bien" y sería hacer lo que ella consideraba "el bien"? Tanto poder...- La barda se dejó caer de rodillas, y cubrió su rostro. -En ese momento, la sirena lloró. Y mientras lloraba, sus lágrimas se convertían en pequeños diamantes, cada uno un pedacito de su nueva magia. Los tomó, uno a uno, y lo fue repartiendo entre los niños y aldeanos. "La magia está en cada uno de nosotros. Todos nosotros. Nadie debe tener todo el poder, todos somos iguales. Y todos, juntos, venceremos a la bruja." Cada cristal brillaba en la palma de quien lo recibía, antes de fundirse dentro de ellos. Un suave calor les invadía, y los llenaba de valor. Así, la princesa sirena, junto a su nuevo pueblo, se giró hacia donde encontrarían a su último enemigo, su última batalla.- Con los últimos aplausos, y haciendo una reverencia, Tania bajó del escenario, y se limpió las propias lágrimas que habían surgido de sus ojos. Aquella había sido una bonita historia. Y no podía esperar a conocer el final.
3. Al darse cuenta del gran poder que tiene y lo que puede llegar a hacer, la sirena recurre a una magia extraña con la que absorber los poderes de Urs'Ulla y su dominio de las criaturas marinas, para enfrentarse a la bruja malvada.
Leonardo estaba tan concentrado en la historia de Tania que se sobresaltó cuando la tielfin le susurró al oído que en su próximo turno debía rematar la historia.
¿Yo? ¿Ya? Pero si...
Tenía muchas preguntas pero tan solo asintió a modo de respuesta, al fin y al cabo debía seguir las normas. Si por él fuera hubiera alargado aquella historia aún más pero podía ser que el público fuera perdiendo interés o con lo mostrado el jurado ya tuviera suficientes argumentos para nombrar al mejor bardo. Desde luego sus compañeros habían estado excelsos, sobre todo Tania y Reginaldo que habían aguantado el ritmo hasta el final, seguro que estaría complicado nombrar a un solo ganador pero los concursos siempre eran así. Estaba seguro que todos habían aprendido mucho y disfrutado unos de otros así que su experiencia como bardos sería mucho mayor que cuando habían comenzado el concurso. Por no decir que sus dos rivales parecían haber encontrado también el mejor de los premios: el amor.
Cuando Tania terminó su parte Leonardo se dirigió al escenario con cierta melancolía pues había pasado tan buenos momentos que no quería que terminaran, pero se dispuso a dar lo mejor y terminar la historia de la sirena por todo lo alto.
-La sirena sintió alivio en su corazón pues lo que más temía era terminar como la Bruja que tanto mal había hecho, por fortuna ahora sentía la magia a su alrededor y las miradas confiadas de todos sus amigos. "Tomaros de las manos y permaneced juntos, esa bruja nunca podrá con nosotros si estamos unidos." Todos hicieron lo que les dijo y se dirigieron al pueblo donde les esperaba confiada la Bruja, al haber repartido la magia del Corazón del Mar en pequeños fragmentos no era capaz de detectar una gran fuente mágica y creía que tenía las de ganar, así que se rió de la determinación de la sirena y todos los que venían con ella. "MUAHAHAHAHAHA MUAHAHAHAHAHAHAHA. ¡Ahora todos caeréis bajo mi poder! ¡Esa estúpida sirena ha gastado toda su magia para vencer a Urs'Ulla, al final esa buena para nada ha resultado útil!" Y así la bruja comenzó a lanzar hechizos para someter a sus enemigos, pero una y otra vez rebotaban contra los objetivos y tan solo conseguía frustrarse cada vez más. La sirena y sus aliados permanecían juntos y con las manos unidas haciendo que el poder de la magia pasara de unos a otros y al estar unidos volvió a hacerse fuerte de nuevo para terror de la bruja. "¡Ahora! ¡Todos juntos!" Gritó la sirena mientras se concentraba en la bruja al igual que el resto y del grupo emanó una potente magia que envolvió a la bruja dejándola con su aspecto habitual y sin poderes. Por supuesto los cazadores en cuanto vieron todo aquello no tardaron en poner pies en polvorosa y alejarse de aquellas tierras para no volver nunca. Todo el mundo comenzó a abrazarse y a celebrarlo, por fin se habían librado del yugo opresor de aquella malvada y podrían intentar volver a sus vidas. La sirena se quedó junto a ellos y les ayudó a todo lo que tenían por delante. A la bruja la mandaron a la cabaña del bosque para que viviera allí sin molestar a nadie y en cuanto la sirena cumplió lo prometido al lobo este se encargó de vigilar a la bruja para que no pudiera hacer de las suyas, aunque sin magia poco podría ya. Además el lobo se comprometió a proteger la aldea si algún atacante venía a hacerles mal. En cuanto al pueblo poco a poco fueron reconstruyendo todo y volviendo a la normalidad. Después enviaron mensajes a todas las tierras lejanas y muchos niños pudieron regresar con sus familias y los que ya no tenían o no pudieron ser encontradas vivieron entre los aldeanos que los recibieron con gran alegría. Poco a poco todas las desgracias fueron quedando atrás y las heridas y cicatrices fueron sanando con el tiempo. La sirena seguía ayudándolos y levantando el ánimo con sus canciones y finalmente consiguieron volver a ser felices.
Leonardo hizo una pequeña pausa. Bien podía ser aquel un bonito final para la historia pero todavía quedaban cosas por cerrar pues cuando se trataba de la magia siempre se complicaban las cosas.
-Pasaron varios años de prosperidad y felicidad en la tierra, los niños fueron creciendo y la sirena también se convirtió en una joven adulta. Y con el paso del tiempo sintió como la magia iba regresando al Corazón del Mar y volvía a ser un objeto peligroso en las manos de la gente malvada y codiciosa. Aunque lo sentía mucho sabía que no podía dejarlo allí y debía regresar al mar donde lo guardaría en una sima profunda donde estuviera a salvo y protegido, solo así podrían asegurarse de que todo lo que habían conseguido no se perdiera en el futuro. Por supuesto todos los aldeanos se sintieron muy apenados al momento de su partida, mientras que en el mar los peces y demás seres marinos aguardaban con alegría su regreso. La sirena se despidió de todos con cariño y mientras surcaba las primeras olas de la playa decidió cantarles una canción de despedida.
Leonardo se puso a tocar su instrumento para interpretar la última canción de la sirena. Probablemente era la última canción que interpretaría en el concurso así que le puso mucho sentimiento intentando transmitir lo que la sirena había cantado.
Yo no maldigo mi suerte
Porque sirena nací
Tengo cola de pescado
Y un par de conchas aquí
Pero me gusta la tierra
Y me convertí en humana
Para poder dar paseos
Cuando a mi me da la gana
Cuando a mi me da la gana
Cruzo el océano nadando
Y los peces al pasar
Todos se quedan mirando
Escuchando mi cantar
eso es lo que más me gusta
para a todos alegrar
Soy sirena
y nadando por el mar
me siento estupenda
Soy sirena
y cantando esta canción
te quito las penas.
Yo soy sirena
y la tierra no me espanta
y con la gente doy paseos
porque me encanta.
Compañeros, aunque estoy
aquí muy bien hoy ya regreso
y en mi corazón
no hay pena
se que mereció la pena
yo, yo soy sirena.
Leonardo terminó de cantar y dejó su laúd a un lado mientras le hacía un gesto al posadero, este le acercó una jarra de hidromiel como habían convenido anteriormente.
-Así desapareció la sirena, aunque siempre permaneció en el corazón de todos los que la habían conocido en tierra. En las profundidades fue recibida con gran alegría después de todo lo que había hecho y se convirtió en alguien importante en el reino, incluso conoció a un joven y apuesto príncipe tritón con el que contrajo matrimonio y tiempo después ambos reinaron en paz y manteniendo buenas relaciones con los humanos. De todo aquello ya solo nos queda esta historia y un buen puñado de canciones que todavía se conservan y nos alegran al escucharlas.
Leonardo levantó su jarra.
-¡Un brindis por todos nosotros y por nuestra protagonista la sirena! -Dijo con alegría para beber un poco de su jarra.- ¡Y como ya nos hemos hecho amigos y hemos disfrutado de tan buenos momentos quiero contaros un secreto! -Leonardo se acercó al borde del escenario y se inclinó mientras se ponía una mano en la boca como si fuera a contar un secreto.- Circulan rumores, no se si serán ciertos o simplemente leyendas, pero dicen que la bella sirena y su apuesto esposo de vez en cuando salen del mar y vuelven a visitar la tierra ya que les gusta mezclarse con los humanos y sobre todo compartir muchas historias y canciones con ellos. -Leonardo sonrió y miró a Tania y a Reginaldo mientras les hacía un disimulado guiño.- Quien sabe... ¡Hasta podrían estar aquí esta noche! -Volvió a erguirse y dio un largo sorbo a su jarra hasta que terminó todo el líquido.- ¡Muchas gracias querido público por vuestra atención!
Dicho aquello recogió su laúd y bajó del escenario para celebrar el final del concurso junto al público y sus compañeros bardos. Fuera cual fuera el resultado él siempre recordaría aquellos momentos como unos de los más preciados de su vida.
La Sirena y su gente vencen a la bruja y a los cazadores, y viven todos felices por varios años, hasta que la adulta sirena debe volver al mar, para mantener el corazón del mar a salvo de cualquier otro villano que lo desee.
Por unos instantes todo el mundo sintió una especie de pequeña decepción cuando se dieron cuenta de que aquello terminaba y que ya no habría más historia, pero enseguida vinieron los primeros aplausos y de ahí, simplemente todo el mundo estalló entusiasmado.
- ¡Bravo!
Se escuchaban vítores, aplausos, volaba algo de ropa interior al escenario... Lo típico de una taberna a aquellas horas, donde la gente estaba emocionada y, por qué no decirlo, un poco más alegre de lo habitual.
Después de dejarles un rato dándolo todo, fue la tiefling la que salió de nuevo al escenario, pues no había andado muy lejos durante toda la noche.
- ¡Hasta aquí ha durado esta nueva edición de la "Competición de Bardos! - Dijo ella con tono animado, aunque se escuchó algún grito diciendo que había sido corto y que querían más.
- Nuestros participantes tendrán que descansar ¿no? Siempre podéis invitarlos a una cerveza... - Bromeó la bardo tras aquellos comentarios.
Era el momento de ponerle fin a la velada.
- Lo primero de todo, antes de esas cervezas, es dar un fuerte aplauso a todos los participantes que han aguantado narrando y cantando hasta estas horas. - Alguno se había quedado por el camino, o incluso, habían desistido dándose cuenta de que no tendrían nada que hacer en aquella competición.
- ¡Y sobre todo, un fuerte aplauso para Leonardo, nuestro ganador de esta edición!
Ni qué decir tiene que aquello se alargó todavía un rato y que después, la fiesta continuó toda la noche y parte del día siguiente en aquel lugar remoto, Villaperdida del Botijo, ahora conocido por tener la mejor competición de bardos del mundo (En todo el mar conocido, del uno al otro confín).
~Fin~