Vieron el escribano y el beaumontés las sabias palabras de Fadrique, atendiendo a que tenían en ellas razón del saber estar y el comprender. Luego Xilda se dirigió al noble.
Los intereses de ese tal Juan Luis que todos nombráis no deben de ser los míos -dijo solemne-, pues cuando fuimos muertos y presos en el puente, a unas leguas de aquí, fue al asalto un nobilucho de poca madre, Sancho, hideputa de nacimiento y conocido agramontés -de sobra era conocida la lucha entre agramonteses y beaumonteses*-.¡Et que estoy harto de expliaciones! Si no tenéis nada que decir, proporcionadme las mis armas et dejadme salir d'aqueste lugar, en donde estemos... -no estaba muy seguro de dónde lo habían encerrado-.
*Conoc. de Área (CUL), el que quiera.
Ruego que ayudéis en este asunto, et si es posible en el advenimiento que ha de ocurrir en la villa de Cornago -dijo apostillando una palabra de seriedad y razonamiento el escriba-. Si se demora nuestra partida o nuestros mensaje a la Corte, las tropas reales et las de don Juan de Beaumont llegarán a Cornago para tomarla por la fuerza... ¿Habéis de disponer de caballos? El agramontés y la partida de esta mañana despeñaron las monturas puente abajo -et sabíais que era verdad-.
Motivo: con.área
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 47 (Fracaso)
-Se isa é a voluntade do rey, que así sea-dijo Xilda, con determinación-Agardo que teña a ben ser generoso con aqueles que le axuden en tal empresa, mais aínda debemos salir de aquí presto. Vaiamos ás caballerizas, abramos as portas e fuxamos canto antes-.
Motivo: Conocimiento de area
Tirada: 1d100
Dificultad: 5-
Resultado: 16 (Fracaso)
Estoy con Xilda, mas antes de irnos reduzcámos este sitio a cenizas para que no vuelva a repetirse lo que hizo Juan Luis. Estába confundido,pero quería acabar con este reino de terror y con el cabrón de Juan Luis, luego ya veríamos cómo nos las apañabamos con Tomás de Fornás y su secretario. Busco un candíl y lo dejo caer sobre la madera intentando provocar un incendio, si no quemaba la hacienda, al menos nos serviría de distracción mientras escapábamos.
Sea pues... dice Uloxio descontento por no poder honrar la memoria de su señor, aunque no daba por cerrado este episodio.
Guarda su Hacha y registra el cadaver buscando alguna llave o algo que les pueda ser util.
Las palabras de Manuel rompen en ensimismamiento de Dámaso. Aún no había terminado todo. Comenzó a ayudar a los demás juntando madera y todo lo inflamable que pudiere encontrar, como cortinas y alcohol sobrante.
No i hai tiempo para armas , amigos, que ya me pareixe oir rebullir a os borrachos, y encara que tenemos de rehen a o sinyor, temo que l'audacia les pueda y salgamos belún mal feriu, asinas que vaigamos lichers a las estrabillas. En acabando l'incendio, volemos.
A ver si metiendo prisa, se podía hacer olvidar el petimetre ese tomar armas. Fadrique tomó un atizador de la chimenea et se lo lanzó para que lo tomara al vuelo, y por que estuviera más contento et no berreara. Luego siguió metiendo prisa. Tomó de un brazo a Juan Luis y esperó que alguien le ayudara con el otro, para así ir llevándolo casi a la rastra.
Traduciendo de la noble lengua aragonesa :)
No hay tiempo para armas ni para incendios, amigos, que ya me parece oir rebullir a los borrachos, y aunque tenemos de rehen al señor, temo que la audacia les pueda y salgamos alguno mal herido, así que vayamos ligeros a las cuadras. En acabando el incendio, volemos.
A ver si Laureano me ayuda a cargar con el preso :) Como anda de pnj colgandero... Mejor incluso si lo lleva él.
¡Aprisa!, ¡salgamos ya! -dijo el tal Ernesto, escribano real-.
Et que tras este intercambio de palabras, Laureano Amezaga asintió a Fadrique, et que corrió al comedor junto con el primero. Ambos arrastraron a Juan Luis, que tenía su pierna destrozada (et que no podía caminar), y lo arrastraron de puertas de la estructura para fuera. En el patio central, inundada de gritos suyos de dolor, fue llevado a las cuadras por éstos dos.
Xilda, Manuel y Dámaso escoltaron a don Tomás de Fornás y a Ernesto, y finalmente Uloxio avanzó en retaguardia hacia las cuadras. Una vez allí, todos, vísteis que los caballos aguardaban tranquilos, et que entonces se revolvieron al veros todos entrar. Los relinchos eran constantes, aunque en seguida preparásteis la sillas para montarlos. Juan Luis sería llevado por Laureano como recostado. Tras un buen rato preparando todo, salísteis de allí. Los hombres de las almenas habrían tenido que huir (quizá os vieron y no se atrevieron a encararos, pues ahora todos juntos érais muchos), por lo que no tuvísteis resistencia alguna para salir de la Casa Carrillo. Juan Luis profería entre gritos algún "cabrones", pero por lo demás, dejásteis atrás la hacienda sin haberla prendido fuego et sin haber dejado vida (a excepción de la servidumbre y el cocinero).
Gracias -os dijo Tomás, una vez fuera de la hacienda-. He de recordar lo que habéis hecho, et que así dispondré recompensa cuando tome Cornago, et privilegios y terrenos podré daros. Ahora, andando, señores -os dijo finalmente, antes de disponerse a recorrer las cuatro leguas de distancia que había hasta Cornago-. En mitad de la noche, durante un alto en el camino en el que don Tomás hubo de vaciar la vejiga, nada más reanudar el viaje, notásteis que faltaba alguien: Fernando. El encargado de la mina ya no estaba con vosotros. Su caballo andábase allí, pero él no. Ya no.
Nota: este es el final de la escena (yendo ya a Cornago). No sé si por el camino queréis hablar con Tomás o hacer cualquier cosa. Comentádlo aquí en notas, sin interpretarlo (no quiero llevaros a Cornago si tenéis en mente algo, que no estoy seguro de ello).
Cuando pongamos las sillas a los caballos, me gustaría que Fadrique se encargara de la de Tomás y dejara la cincha lo suficientemente floja como para retrasarlo en el camino :)
Me gustaría intentar sonsacarle el plan para entrar en Cornago, si tiene algo más en mente además de los papeles. Y en caso de averiguar algo que alguno de nosotros intentase avisar a María de Luna
No entiendo, ¿en qué sentido lo retrasarías?
En realidad es una tontería. Era para llegar nosotros cuanto antes donde nuestra viuda y ponerle sobre aviso antes de que aparezca por ahí. Pero tampoco importa mucho, también podemos invitarle a venir, y que ya ella misma decida, porque el tío es un bocas :)
Obligarle a parar y volver a ensillar bien su caballo, claro. Por eso de que si no está bien tensa la cincha, se va yendo poco a poco hacia un lado u otro, y viene siendo incómodo. Sobre todo si, al final, te das una costalada.
Sentada al calor de la lumbre, Xilda miró a su redor. Tenía un instinto natural para notar cuando las cosas no iban bien y en ese momento, tenía una corazonada. Alejose del calor de la lumbre pues la luz que emanaba del fuego no le permitía ver bien y entonces supo lo que era. Fernando no estaba.
-¿Do va Fernando?-dijo-O encargado da mina. Non está, mas o seu cabalo sigue ahí.
Xilda desenfundó instintivamente su cuchillo.
Habra ido a liberar a los criados y servidumbre... buen hombre es... o no. Mato el mismo a Unai. Tal vez fuera a informar a su señor. No sabemos que intereses tendra mas dificil sera de encontrar a estas alturas...
Se aproxima a Xilda y se agacha señalando algo en el suelo para que la mujer le acompañe en el "rastreo". Susurra a la mujer mientras mueve la tierra.
No conocemos las intenciones del nuevo señor tampoco... cuidado.
Xilda se agacha igualmente y asiente, haciendo que recoge algo del suelo.
-No sé, pero mi lealtad está con mi finado señor y por ende, con su esposa, por lo que nada bueno espero de ese.
Fadrique miró hacia la oscuridad, ceñudo.
En tot caso, si l'obispo ye amigo de Fernando, aspero que sía d'a mesma condición, y prefiera ajusticiar a un mal servidor que actúa con inchusticia a levar tot o fierro d'ixa mina a costa de sangre y glarimas. Eh, cabrón? Le dio un mal pescozón al hideputa. Encara si pareixese favoreixer a l'enemigo.
Vaiga con Dios, excelencia, dijo a Tomás, otra vez cambiando el tratamiento, sin estar muy seguro de qué trato darle. Encara que, si prefiere, por pasar a nueit con tantas fatigas, deseye venir con nusatros a una buena casa, d'el qual salimos fa ya masiau tiempo, an mora una viuda que nos i heba encarrilado ta venir a servir como juglares a Casa Carrillo.
Soi seguro que le recibirá a o suyo señoría, y le dará seguro albergue. No añadió que pensaba que el albergue que habría que darle la viuda de Don Juan de Luna era mazmorra, que no lecho de seda, pero lo subrayó, sin querer, enseñando un colmillo en una sonrisa muy de soldado. En realidad, como no tenía mucha labia, pero, al fin y al cabo era leído, aunque de fábulas, que no de cosas doctas y podía hablar con elocuencia, se expresó con total frialdad, como si fuera pescado fuera del agua et casi que terminó pensando si no estaría descubriendo sus intenciones, a puro sarcasmo. Así que terminó poniendo cara de pasmo.
En todo caso, si el obispo es amigo de Fernando, espero que sea de la misma condición, y prefiera ajusticiar a un mal servidor que actúa con injusticia a llevarse todo el hierro de esa mina a costa de sangre y lágrimas. ¿Eh, cabrón? Le dió un mal pescozón al hideputa. Aun si pareciera favorecer al enemigo.
Vaya con dios, excelencia. Aunque, si prefiere, por pasar la noche con tantas fatigas, desee venirse con nosotros a una buena casa, de la que salimos hace ya demasiado tiempo, donde mora una viuda que nos había encarrilado para venir a servir como juglares.
Estoy seguro de que le recibirá a su señoría, y le dará seguro albergue.
Sin saber muy bién dónde habíase ido Fernando (despareciendo en el acto) abandonásteis el descanso y pusísteis trote de nuevo hacia Cornago. El de Beaumont no sabía que Fadrique se refería a Cornago, villa a donde precisamente íbais a declararla como rendida por derecho hereditario y cédula real a don Tomás.
Escena cerrada.