Baron asoma por el hueco del árbol y ve todo tranquilo. Como desde dentro, puede notar que la lluvia a terminado, y que algún que otro rayo de sol asoma por entre las nubes grises que cubren el suelo.
En lo bajo, en aquel claro, todo se ve absolutamente tranquilo, tan solo alguna corriente de aire que mueve la hierba abajo y las ramas arriba, haciendo que alguna que otra gota rezagada vuelva a caer hacia el suelo.
¡Vamos! ¡Por la Gran Ratona! Esto esta todo despejado! Dijo Baron mientras dejaba de asomarse y miraba a sus compañeros.
Todo esta normal, no hay nada que temer, bajemos y continuemos el camino.
Baron se descolgo del arbol y cuando llego al suelo levanto la vista sonriente.
Ya queda poco.
Vamos, recoged vuestras cosas y continuemos el viaje.
El viaje vuelve a reanudarse. Los cuatro miembros de la Guardia salen del refugio volviendo al claro, chequeando todo por ultima vez y volviendo a ponerse en camino, abandonando aquel lugar en un amanecer indeciso, aun amenazando con lluvias, pero también prometiendo dejar ver la cara de la primavera.
Continúan por aquel sendero, el mismo que habían tomado la jornada anterior, y que ahora se aleja de aquel claro. Durante un largo rato continua igual de tortuoso, y descuidado, yendo por entre medio de la hierba y zigzagueando por entre los arboles, hasta que a mitad de la jornada comienzan a notar que el paisaje se hace menos amenazador.
Luego de andar casi toda la mañana, finalmente notan que, después de doblar rodeando un árbol, aquel sendero oculto se incorpora de manera disimulada de nuevo al camino principal, pudiendo así la compañía continuar su recorrido en un camino mucho mejor, en condiciones y bastante mas ancho, cosa que es de agradecer. Finalmente la suerte comienza a volver para los miembros de la Guardia.
Después de el mediodía, y con un descanso mediante, para refrescar la lengua y descansar las patas, finalmente la guardia llega a Dorigift, la pequeña aldea ubicada entre las raíces de un gran Olmo. La guardia no se detiene demasiado ahí, puesto que están con un día de retraso, ademas de que aun falta media jornada para llegar a Gilpedg, por lo que reparten el correo entre los guardias de la puerta y continúan con la marcha, siguiendo el camino, con la bolsa un poco mas vacia, pero aun con cartas importantes que entregar.
El cielo comienza a nublarse cada vez mas mientras andan. Si bien no parece que fuera a seguir lloviendo, aquello resulta amenazante, por lo que deciden apurar el paso.
Luego de unas horas mas, finalmente, cuando comenzaba a oscurecer, y ya agotados, van a parar con las puertas incrustadas en los muros de madera de Gilpedg, la pequeña ciudad tallada en un viejo árbol caído.
Los guardias abren las puertas de par en par ante el paso de la compañía, aunque no hay agasajos para ellos... por aquellas tierras los miembros de la Guardia no son tratados como héroes, mas bien como errantes y extraños.
Sin embargo, pese a eso, mucha gente se junta en la plaza del pueblo una vez los miembros de la Guardia están ahí, puesto que están deseosos de recibir el correo de aquella temporada. Dain no tarda mucho en vaciar la bolsa, gracias al entusiasmo de los habitantes del lugar, que prácticamente se abalanzan sobre ellos buscando su correo. En pocos minutos la bolsa queda completamente vacía, al igual que la plaza, salvo por algunos ciudadanos que aun se marchan abriendo sus cartas y leyéndolas en el camino...
Y por fin hemos llegado.
Nos ha costado.
Un cuervo y demas peligros, pero el correo ha llegado a destino sin ningun problema.
Salvo por que no he conseguido el queso, manjar de los Ratones. Pero supongo que eso sera para una proxima aventura con mis compañeros, que a decir verdad, me han caido muy pero que muy bien.
Esta claro que despues de esto Robin recibira su capa, aunque no creo que sea mejor que la que lleva ahora. Tan peluda y mullidita. Y a los demas, bueno, creo que nos dejaran en paz por un tiempo, algunos nos jubilaremos, otros volveremos a nuestro oficio para adecentar un poco mas los hogares ratunidos y por supuesto, seguiremos buscando el Queso Manjar de los Ratones.
La empresa ha sido dura, claro. Pero nada que dos pares de ratones fornidos como nosotros no podamos realizar.
De Robin me quedo con su alegria, de Dain su experiencia y de Quentin, su sabiduria.
¿De mi? De mi no hay nada que decir, simplemente, agradecer a quien sea que no les haya pasado nada a mis compañeros y por que hemos logrado nuestro cometido. Ahora puedo decir sin temor a equivocarme: ¡Mision cumplida!
Bueno, aunque las gentes de este lugar no son todo lo agradecidas que debieran, nuestro deber ha sido cumplido. Hemos honrado nuestro juramento a la Guardia, y eso es lo que importa. Completaré mis mapas sobre el camino a Gilpedg. Aunque penséis que nuestro desvío ha sido simplemente un contratiempo, ayudará a otros ratones de la Guardia a encontrar su camino en el futuro.
Mis felicitaciones, Robin. Después de esta misión, creo que has estado a la altura, y es probable que pases a formar parte de la Guardia como miembro formal. Quentin palmea amistosamente el hombro de Robin mientras le sonrie.
Se dirige a los demás. Bueno, descansemos en esta ciudad y reaprovisionemosnos. Tenemos que volver a Lockhaven, y es posible que en el camino de vuelta surja algo que nos llame de nuevo al deber. Y su mirada ser pierde en el cielo nubloso, ignorando la algarabía de los campesinos de Gildpedg que recorren las calles rodeando a la patrulla.
Bueno, muchas gracias a todos, compañeros y master. Ha sido muy entretenido.
Muy sonriente Robin miró a su alrededor a las caras de los habitantes de Gilpedg que habían recibido sus cartas. En sus caras había esperanza, felicidad...era hermoso. Los rostros de sus amigos tambien parecían relajados, contentos de haber cumplido con su trabajo.
- Misión cumplida.-
Despues, las palabras de aprobación de Quentin hicieron que por un momento sus ojos se empañasen por la emoción. Respiró profundamente hinchando el pecho lleno de orgullo y se mantuvo firme. Era lo que se esperaba de un guardia y quería que Quentin, Baron y Dain se sintieran orgullosos de el. Se lo debía por todo lo que habían hecho por el. Suspiró.
- Baron ya has oido a Quentin, tenemos que reaprovisionarnos. - Dijo mientras rodeaba los hombros de amigo con la pata . - ¿Sabes? quizá en el camino de regreso encontremos ese queso del que tanto hablas!!! Creo que va a ser una gran aventura.-
Seguro lo será – dice Dain, mientras se lanza al fardo, ahora vacío y mas liviano, al hombro, sin poder evitar dibujar una sonrisa, y mientras lleva la mano que tiene libre al cinturón, orgulloso y sacando algo de pecho – Pero eso puede esperar... ahora creo que nos hemos ganado un merecido trago... o dos, y algo bueno que comer, ¿Cierto? Que estamos de festejo – añade mientras da una palmada a Robin en la espalda, mientras le mira con una sonrisa - ¡Andando, miembros de la Guardia! - dice orgulloso mientras se pone en marcha.
Así los miembros de la guardia se ponen de nuevo en camino, hacia un merecido descanso, luego de haber pasado largas jornadas para cumplir su deber, satisfechos con ellos mismos, orgullosos de haber completado con éxito una nueva misión en nombre de la Guardia, y dispuestos a tomar un descanso antes de continuar con su deber...