Partida Rol por web

La lanza acaba por perforar el "corazón" anaranjado de la planta, destrozándola. Therk e Inovaz (especialmente ella) respiraron aliviados.

El oso negro continuaba su particular combate con la planta aunque parecía que esta última era la que llevaba las de ganar. El animal ya estaba bastante herido. Astaroth, por enésima vez intentaba producir una chispa con la que encender a la calabaza, y a la tercera lo consiguió. 

El fuego penetró en una de las heridas abiertas por las garras del oso y la reventó.

-¡Ja, ja, ja, ja! ¡Al fin! Maldito ser del averno, prueba el fuego sagrado de Astaroth.

El oso negro despareció tras el combate pero su sangre estaba esparcida por toda la estancia. Todos jadeábais, había sido un combate muy intenso, con la paladina herida. 

Descansáis un par de minutos hasta volver a centraros en el tema que os había traído aquí: cortar la raíz que había bajo el suelo. Os ponéis mano a la obra, una con la lanza y el otro con el ahlspiess, perforando y acuchillando. Sale savia negra por todas partes. Astaroth está visiblemente cansado.

-Arriba está el posadero. ¿Queréis que pruebe de despertarlo del hechizo de mi hijo? -os dice. -No es seguro que pueda, pero creo que debemos intentarlo.

Una vez quedaron destruidas las calabazas, nos pusimos manos a la obra a romper una de las raíces de la gran calabaza, teníamos que ser rápidos para así poder ir a por otra de las raíces o ir a ayudar a nuestros compañeros...

En eso el mago nos propuso ir a despertar al posadero, - no me parece mala idea, toda ayuda es siempre bienvenida, pero igual sería mejor curar las heridas de la paladina primeramente, no te parece? - , dije, mientras golpeaba a la raíz con mi ahlspiess...

Astaroth puso sus manos encima de Inovaz y mientras recitaba unas palabras en silvano. Las heridas más feas comenzaron a cicatricarse a medida que el elfo canalizaba su energía mística por la piel de la paladina.

La paladina agradeció al compañero orco que hubiera tenido en cuneta su situación y enseguida el elfo empezó a sanar su maltrecho cuerpo. La armadura veríamos como repararla más adelante. Además, ahora no era lo importante. Miraba al sanador a los ojos, esperando que le diera la posibilidad de empezar a moverse y picar la raíz para cumplir la misión que allí les había llevado.

Podéis comenzar a picar. Necesitáis tres turnos. Si pedís ayuda a Astaroth, lo hacéis ahora mismo, si no, él sube a intentar despertar al posadero.

- Sanador: ¿Y si mejor terminamos el trabajo aquí y luego vamos a despertar a los parroquianos? Preguntó con tono inquisitivo, con la idea de anteponer primero la misión y luego ya haríamos otras cosas. - De todas maneras, si no se ha despertado con los gritos y los golpes, o es que se ha escondido bajo la cama o no lo levantaremos.

-¿El orco también está de acuerdo? Cada segundo puede ser crucial

Therk, que ya había empezado a golpear la raíz mientras el elfo curaba a la paladina, se dio cuenta que estaba mas dura de lo que le parecía, y dado que el tiempo corría en su contra... - SI -, grito, - mejor destruirla cuanto antes, y vamos a por la siguiente, no hay tiempo que perder, pues no sabemos como les está yendo al resto de los equipos... - 

El druida prepara otro hechizo de fuego y lo lanza dentro del agujero que había practicado Therk con la punta del ahlspiess.

La casa tiembla a medida que el fuego se extiende por dentro de la enorme raíz.

-Hay que salir de aquí, ya.

En el acto, el druida lanza un hechizo de fuego a la raíz, y la casa empieza a temblar.... Therk sale corriendo hacia la puerta al oir las palabras del elfo y ver el resultado del fuego en las raíces - Vamos, que se nos va a caer la casa encima -

Ya fuera de la casa, - bueno, vamos a casa del alcalde a por la otra de las raíces o vamos al campo de calabazas, según el plan... -   

La habitación comienza a prender. Los barriles de cerveza, repletos de etanol, son un peligro. Therk es el primero en salir e Inovaz le sigue. El elfo, por su parte no os sigue.

-Continuad sin mí. Yo voy a rescatar al propietario de la posada.

Ya en el exterior, vemos al elfo adentrarse al interior de la posada para rescatar al posadero del incendio provocado por él mismo, - a estos mago no hay quien los entienda, no tenía otro hechizo para simplemente cortar la raíz... - le digo a la paladina con un tono de rencor en sus palabras, - bueno continuemos pues hacia la casa del alcalde, que está de camino hacia el campo de calabazas, por si nuestros compañeros no han conseguido su objetivo.... - 

Entre las llamas Astaroth, avanza. Dada su edad y su falta de conociemiento de hechizos elementales de agua, no puede protegerse del caos que le rodea: madera quemándose, vigas cayéndose... 

Consigue subir a la primera planta, donde se encuentra a Ulrik, durmiendo, y muy debilitado por el hecho de tener una fina raíz de calabaza enganchada en el abdomen. Su fuerza vital está siendo drenada. Saca un pequeño pergamino y comienza a leer confiando en que su habilidad par leer hechizos druídicos avanzados funcionen.

Con unas palabras mágicas el enano se levanta y aunque muy cansado y pálido, parece recuperar el color poco a poco.

-Por los señores de la montaña ¿Quién demonios eres tu?

-He venido a salvarte.

Con quemaduras visibles y con el fuerte olor a humo, Ulrik se alarma.

-¡Mi taberna, mi queridísima taberna! El que haya sido lo pagará con creces! ¡Vámonos!

Con el camisón y el hacha de batalla que tenía encima de la ventana, el enano sale acompañado del elfo. El elfo sortean esta vez las llamas pero la ropa de cama de Ulrik se quema un poco, hiriéndole los pies desnudos. Finalmente, ambos salen del refugio.

-No mires, si salimos de esta, te prometo que lo reconstruiremos.

Pero es inevitable que Ulrik Barbasucia, que había abandonado la montaña y la Ciudadela Adbar para montar su negocio de cerveza, no viera y no llorase al escuchar como explotaba todo el alcohol que había en la bodega y, por ende, todo el edificio.