Partida Rol por web

Kora jadeaba, apoyada sobre sus rodillas, intentando respirar más desapcio y calmar el aguijonazo de dolor que le traspasaba un costado. Lás lágrimas rodaban por sus mejillas sintiendose la peor persona del mundo. Habia dejado a su amiga en manos de algún monstruo devorador de carne humana y eso no podria perdonarselo nunca.

Se pasó las manos por la cara con cierta furia para borrar la humedad de su rostro, aunque seguían apareciendo más, y se centró en los carteles. Dudó bastante del modo de proceder, pues era igual de malo ir sola tanto a un lado como a otro, pero al final optó por coger dirección al hospital. Allí habian quedado, y era la única manera de volver a ver los demás.

Antes de empezar a andar buscó algo con lo que poder defenderse si volvia a aparecer aquella cosa. Aunque fuera un palo.
 

Mientras seguías avanzando, comenzaste a mirar a un lado y a otro del camino, buscando cualquier cosa para poder defenderte. Finalmente lograste encontrar una pequeña rama suelta que pesaba un poco, y apenas serviría, pero mejor eso que nada. Entonces seguiste y seguiste caminando por aquella carretera hasta que, a lo lejos, viste como se acercaba a ti dos figuras. Poco a poco comenzaste a distinguirlas y parecían una mujer y una chica pequeña. Parecía que todavía no te habían visto, por lo que tendrías una oportunidad de esconderte si no te fiabas. Pero también podías llamar su atención para pedir ayuda.

Aferrada a aquel palo como si fuera una varita mágica siguió andando, sobresaltandose con cada pequeño ruido. Al ver a aquellas dos personas pensó en esconderse pero... eran dos mujeres y una, una niña. Seguro que eran inofensivas y podían echarle una mano.

Se aproximó a ellas confiada - Hola. Siento molestar, pero estoy buscando a mi amigo y mi profesora. Nos hemos...perdido - se dirigió a la mayor y lo más respetuosa que pudo. - ¿vienen del hospital? ¿Han visto a alguien? -

La mujer junto a la niña, al verte, se detuvieron. La niña se escondió detrás de ella, pudiendo suponer que sería su hija o algo por el estilo si tenían esa confianza. Y la mujer parecía llevar una carpeta debajo del brazo.

-Buenas tardes. Sí, venimos del hospital. Este es el camino después de todo. No, no hemos visto a nadie. El hospital está abandonado después de todo. Si continúas llegarás sin falta.- Después de eso, la mujer cogió de la mano a la chica y comenzó a caminar de nuevo.- Vamos, Elaine. Si nos retrasamos no llegaremos a coger el barco en el puerto.

La muchacha estiró la mano con cierto embarazo al escuchar a la mujer - Señora... el barco ya se ha ido. Por eso estoy aquí. Las personas con quien estaba deben de estar en el hospital... - desvió la mirada hacia donde se suponia que debia ir unos segundos - Hay... hay algo por ahí... - las lágrimas volvian a empañar sus grandes ojos - no vaya por ahí con su hija. Es peligroso - En su voz y su cuerpo se evidenciaba que estaba asustada de verdad

-¿Ya se ha ido? Vaya...- La mujer se quedó pensativo, ignorando por completo lo que dijiste sobre ser peligroso. Después cogió a su hija de la mano.- No pasa nada. Iremos al hotel que había por aquí. Si no tienes donde dormir te recomendaría hacer lo mismo. Está pasada la ciudad. Está señalizado, por lo que no es difícil perderse. Que tengas suerte encontrando a tu amigo y a tu profesora.

-Mamá. ¿Es peligroso?- dijo la niña tirando un poco del brazo de su madre.

-No te preocupes, cariño. No pasa nada. Vamos a tener que dormir aquí, pero mañana volveremos con papá, ¿de acuerdo?

Tras decir aquello, la mujer de nuevo prosiguió su camino con su hija.

La joven se quedó estupefacta al ver que no le hacia mucho caso aquella mujer. Las miró apenada como se marchaban. Sobre todo a la pequeña. Esperaba que la señora tuviera razón y de verdad no les pasara nada. Ella poco podia hacer más. De nuevo se vió sola y desamparada y se apresuró a llegar al hospital lo antes posible, aunque su leve cojera no le permitiera ir todo lo rápido que ella hubiera querido.