Partida Rol por web

Crimson Island. Una isla remota cerca de Japón. Sus historias son muchas pero hay una de ellas que es real entre todas. La isla fue habitada como cualquiera otra hasta 1996. Un día cualquiera, todos sus habitantes desaparecieron, dejando ésta completamente deshabitada. Nadie logró descubrir el motivo de esto. Muchas especulaciones resultaron de aquello, desde historias paranormales hasta experimentos del gobierno Japones que quisieron encubrir. Aun así, nunca se encontraron pruebas.

Durante varios años de investigación, la isla fue cerrada al público hasta 2008, el año en el que, tras no descubrir nada, volvió a abrirse. Desde entonces se creó una gran ola de turismo de gente creyente de lo sobrenatural y las teorías de la conspiración, tratando de encontrar algo. Pero poco a poco, el turismo volvió a decaer. Sin embargo, algunas personas acabaron desapareciendo por la noche sin dejar rastro. Tras investigaciones de la policía, de nuevo no se encontró nada, por lo que finalmente decidieron poner una norma en aquella isla para evitar aquellos sucesos. Nadie debía permanecer en la isla por la noche.

Finalmente para el viaje, online habíais decidido quedar tres personas para ir de viaje a aquella isla. Nunca los habías visto antes, pero parecían buenas personas y más o menos de tu edad. Uno era Anthony, el cual fue el que hizo el post sobre la isla. Parecía ser un buen enterado en leyendas urbanas y, cuando lo conociste en persona, parecía que iba bien preparado para pasar la noche allí. La otra era Esther, una chica que, a pesar de su aspecto, parecía ser bastante dura y atlética. Pero al igual que Anthony, era una gran fan de lo paranormal.

Después de llegar a la isla, fuisteis buscando el mejor lugar para pasar la noche hasta que, finalmente, llegasteis a lo que parecía un santuario. Cerca de él parecía haber un pequeño cementerio con tumbas bastante viejas. Por lo que, sin dudarlo, Anthony decidió que aquel sería el mejor lugar.

-Si nos quedamos aquí por la noche es muy probable que veamos fantasmas. En este tipo de lugar se han visto muchas apariciones. Y más con esta antigüedad y encima abandonados.

Anthony propuso pasar la noche en aquel santuario. Esther parecía estar de acuerdo con la idea, lo que me hizo comprobar que los tres estábamos aquí por la misma razón y compartíamos objetivo; ser partícipes de algún suceso paranormal.

La verdad que este sitio da bastante mal rollo, puede que la primera noche tengamos suerte, ya que un cementerio en teoría es un lugar con mucha actividad paranormal, seguro que es de los sitios de la isla donde más energía oscura debe de haber.

- Perfecto chicos! hagamos noche aquí. ¿Que os parece si buscamos el lugar mas alto del santuario? ya sea el último piso o si fuese posible llegar al tejado, establecernos allí. Es la mejor forma para poder ver todo lo que suceda a nuestro alrededor.- Dije.

Al mirar el santuario pudisteis ver que apenas parecía ser de dos pisos, por lo que no sería muy difícil llegar a la cima. O eso creíais, pues al acercaros a la puerta de entrada visteis que estaba cerrada. Y la puerta parecía demasiado robusta como para tirarla a golpes, por lo que sería difícil entrar por ahí. Pero entonces la chica tuvo una idea.

-¡Mirad! ¿Veis esa ventana?- La chica señaló hacia arriba. Hacia la primera planta, donde había una ventana abierta.- Si me levantáis podré subir y tratar de abrir la puerta por dentro. ¿Me ayudáis?

Comprobamos que el santuario se encontraba cerrado, pero Rachel tuvo la idea de que la subiésemos a una ventana para tratar de abrir desde dentro.

Entre Anthony y yo subimos a Rachel por los pies.

-Rachel, antes de entrar echa un ojo mientras te sujetamos, no queremos que te pase nada ahí dentro.- Dije

Esther se subió a vuestras manos y comenzó a mirar a través de la ventana. Y de pronto, reaccionó ante tus palabras dándote un capón en la cabeza.

-¿Cómo que Rachel? ¡Esther! ¡Me llamo Esther!

La chica entonces se agarró a la cornisa de la ventana y se alzó, subiendo ella misma sin problemas y atravesó la ventana. Después desde dentro, se asomó de nuevo.

-Ahora enseguida os abro abajo. Esperad un momento.

Entonces Esther se metió dentro y todo se quedó en silencio. Pero unos segundos después, se escuchó un gran crujido proveniente de dentro y un estruendo de cosas rompiéndose.

-¡Ahhhhhh!

-¿Cómo que Rachel? ¡Esther! ¡Me llamo Esther!.- me dijo Esther mientras me golpeaba la cabeza.

-¡Claro! ¡Esther! ¡Eso dije!.- Esbocé mientras la subía a la ventana. Vaya confusión ¿Porqué me habrá venido ese nombre a la cabeza? ¿Quién será Rachel?

Conseguimos subir a Esther y cuando nos dijo que iba a abrirnos desde dentro del santuario, escuchamos un fuerte ruido y un grito.

Nos miramos asustados Anthony y yo.

-¿Por qué no subes y miras a ver que ha podido pasar, pareces más ágil, yo me quedo aquí fuera atento a lo que digas por si puedo hacer algo.- Le dije a Anthony asustado.

-¿Yo, ágil?- dijo Anthony bastante alertado por el grito de Esther y el estruendo.- No, no... Ni hablar. Yo no soy capaz de trepar hasta allí. Si quieres puedo ayudarte a subir y vas tú, pero yo... ¡Ni hablar!

O bien Anthony tenía miedo de ir, o bien decía la verdad y no parecía ser muy atlético. Y por el aspecto de su cuerpo, parecía lo segundo, aunque eso no descartaba lo primero. Entonces Anthony se puso contra la pared poniendo sus manos en ella y agachándose para dejarte subirte sobre sus hombros para que pudieras subir. Era eso o tratar de encontrar otra forma. Aunque Esther podría estar en peligro.

Tras la negativa de Anthony ante mi propuesta de que sea él quien suba a comprobar el estado de Esther, no me queda mas remedio que subir a mi.

Me subo a su espalda y trepo por la ventana.

-¿ESTHER? ¿ESTAS BIEN?.- Grito mientras asomo la cabeza por la ventana.

-Tío, no aguanto más, tienes que entrar ya.- Me dijo Anthony agotado.

Subo una pierna a la repisa y me coloco a caballito mientras observo lo que hay dentro del edificio. No se ve nada, tengo que sacar la linterna de la mochila.

Al sacar la linterna, se me cae una de mis peonzas hacia el interior del edificio. No podía ir peor.

Ojeo con la linterna y apenas logro ver nada.

-¡ESTHER!.- Continúo gritando mientras espero una respuesta y alumbro tratando de encontrar mi peonza.

Al llegar arriba y alumbrar con la linterna, viste que te encontrabas en una pequeña sala con un tatami. A un lado de la sala parecía haber una vieja mesa de madera. Y por suerte, al lado de ella estaba tu peonza. Pero entonces, te diste cuenta de que, al otro lado de la mesa, en dirección a la puerta de salida, Había un gran agujero en el suelo. Parecía haberse hundido. Con cuidado te asomaste y alumbraste hacia abajo. El agujero parecía bajar a la planta baja y, no solo eso, sino que en la planta baja había otro agujero más hasta el sótano. Y abajo del todo, entre unos escombros de madera, parecía estar Esther, desmayada.

-¡Reese! ¡¿La has encontrado?! ¡¿Qué ha pasado?!- se escuchó gritar a Anthony desde fuera.

-¡Reese! ¡¿La has encontrado?! ¡¿Qué ha pasado?!- se escuchó gritar a Anthony desde fuera.

- Veo a Esther, pero está varios pisos debajo de mí, voy a tratar de buscar una forma de bajar.- Le grité a Anthony desde dentro.

-Vaya, ¿Qué hará un tatami en un santuario?.- Pensé

Tras ver a Esther en la parte baja del edificio, me dispuse a buscar las escaleras de acceso a las plantas inferiores. Todo el rato tengo que ir mirando al suelo, y pisando cerca de las paredes, parece que es la zona mas segura al estar cerca de los muros verticales. 

Necesito encontrar el acceso a la parte baja y lo necesito rápido, Esther no tiene tiempo.

Parecía que el santuario era de estilo japonés, por lo que la puerta de la habitación era corredera. Sin mucho problema, abriste la puerta para encontrarte de repente con un pasillo que iba a izquierda y derecha. Al alumbrar con la linterna, pudiste ver que en ambas direcciones, acababan en una esquina que giraban hacia la misma dirección. ¿Tal vez se trataría de un pasillo cuadrado que acabaría juntándose de nuevo? Mientras tanto escuchaste la voz de Anthony, todavía desde fuera.

-¡Reese! ¡Si necesitas que haga algo, dímelo! ¡Veré que puedo hacer desde aquí abajo!