Partida Rol por web

Ya habian llegado por ellos y solo uno de sus compañeros tenia dificultades para moverse y con incontables bichos saliendo de nuevos agujeros seria dificil si se tardaban en llegar a la lanzadera

-Aguanta Hendel ya vinieron por nosotros. Sargento, tiene alguna idea de como sacar a hendel?

Justo a tiempo Evans sujetó las mandíbulas del bichejo que amenazaban con abrirle la tripa como un abrelatas.-Maldito cabrón, ¿Te gusta comer caliente?.-Dicho esto, arrojó al bicho al fuego donde antes había estado la cabaña. Sin mirar atrás, caminó hacia la nave de rescate pisando los cuerpos de los bichos muertos.-Maldita sea, que mierda de sueldo nos pagan.-

-Vamos, tenemos que salir ya, intentare darnos algo de fuego de cobertura-

Donovan avanzando hacia la nave se posiciono a la orilla este de la colina abriendo fuego contra los bichos que salían del agujero.

El momento llegaba y no quedaban opciones. Nadie tiene nada que pueda ayudar en este momento al caido Hendel, por lo que moverlo seria por lo bajo riesgoso. Por otra parte, dejarlo aqui es asegurarle una muerte cruel.
Si pensarlo dos veces despues de haber sopesado las opciones, lo tomo y lo pongo sobre mi espalda, como muchas veces lo hicimos en el entrenamiento para sacar a los heridos y corro hacia la lanzadera.

"Dejarlo aqui seria matarlo. Prefiero que muera en la lanzadera con su gente y tenga un funeral a que sea la cena de estos chiches hijos de puta."

Grito a Raynor y al resto mientras corro:

- "¡Todo el mundo a la lanzadera, el que llega tarde se queda abajo!"

Corro lo más rapido que puedo para salir de una vez por todas de aquel infierno helado, donde solo encontramos hielo y muerte.

La situación se tornaba extrema de nuevo para el escuadrón Eco del Sargento Focker; los bichos se acercaban por todos lados y a pesar de que la lanzadera ya estaba allí corrían el riesgo de no poder siquiera llegar hasta ella.
En un acto extremo el Sargento había decidido no dejar a nadie atrás por lo que tomando el cuerpo del moribundo Hendel empezó a avanzar con dificultad sobre la colina con rumbo a la lanzadera. Por su parte la mayoría del escuadrón ya estaba en la lanzadera o apunto de acceder a esta; los motores estaban encendidos, en cuanto el último hombre subiera saldrían de allí, o al menos eso esperaba el sargento.

Tras una corta ráfaga de cobertura, uno de los pilotos empezó a clamar a gritos a todos los infantes que aun no habían subido.
-Maldita sea, es que quieren quedarse aquí?, suban ya con un demonio que no estamos jugando la vida por ustedes-
Mientras el fusilero que brindaba cobertura a la lanzadera también había abierto fuego contra los bichos que se aproximaban desde el sur.

Jake ya se había ajustado los cinturones de seguridad en el asiento, cuando oyó chillar al piloto. Con una sonrisa cínica en el rostro abrió la boca para decir algo, pero su sentido común le dijo que lo mejor era callarse en esos momentos...

Será un jodido autobusero de los marineritos, pero si ver esa tanda de bichos le pone de los nervios, mejor dejarlo en paz. No sea que la líe al despegar y acabemos todos esparcidos en trocitos...

Y mirando a Sonia, dice con tono burlón Parece que el resto de los chicos se lo está tomando a pecho, eso de que el último, maricón... Deben estar compitiendo para ver a quién le toca! Pese a todo, las manos del consejero táctico no dejan de acariciar su Morita, siempre a mano por si hiciera falta, como mandan las ordenanzas de la IM...

Evans llegó tranquilamente andando hasta el transporte. El breve momento de alegría se esfumó cuando al darse la vuelta vió al sargento cargando con Hendel, corriendo através de las llamas con un montón de bichos a dos palmos del trasero.-Joder sargento, corre, por tu madre, corre.-

Vamos coño, corred hacia aquí de una vez- dice Dereck mientras apunta con su arma al bicho mas cerca del sargento y dispara, esperando así ayudarle en su retirada. Sin embargo su disparo no logra alcanzar a su objetivo. Tras esto espera a que llegue el sargento para entrar en la cabina- sargento, tiene uno lamiéndole el culo- le grita- y no le gustaría que se lo tocase.

Aleksei ya habia subido a la lanzadera y se puso a apuntar a la zona desde donde venia el sargento, le daria fuego de cobertura, Vamos todos subid, el sargento nos alcanzará, siempre lo hace, no es momento para dudar de él, arriba, arriba, vamooossss...

La respiración se me agita mientras corro con el caido Hendel en mi espalda. Los pasos se me hacen pesados y el camino parece más largo que nunca. El ruido del motor y los gritos llenan mis oidos, pero no bastan para acallar el terrible sonido de los aracnidos en mi espalda. Veo de reojo a uno de ellos y corro lo más rapido que puedo para eludirlo antes de que me siga. El fuego a mi lado, en lo que era el inusual arbol, quema mi pierna derecha mientras giro para evitarlo y correr por donde se fue Raynor. En ese momento grito:

- "¡Todos arriba y listos para partir! No quiero a nadie esperando, cuando ponga mi sucia bota en la lanzadera quiero que todos esten dentro. ¡AHORA!"

Sigo corriendo y saco todas mis energias para correr lo más rapido que pueda, mientras le susurro a Hendel, que está muriendo sobre mi espalda:

- "Aguanta hijo, te llevaré a casa."

Acelero el paso todo lo que puedo para llegar a la lanzadera y subirnos en ella.

Ella ya estaba dentro de la lanzadera, pero aún faltaban compañeros, como el sargento cargando con el malherido Hendel. Y no, no podían irse así, sin los demás. Miró por su compuerta más cercana, apretando los dientes mientras levantaba su Morita por el lado que le tocaba, en lo que miraba de reojo a Buendía.

- ¡Pues que aprieten el culo y corran más! - exclamó, por no decir que casi gritó - ¡Vamos, chicos! ¡Vamos, sargento! ¡No me seaís pendejos u os arranco yo misma las pelotas!

Y tras decir eso, abrió fuego contra los bichos de su lado, intentando ganar unos segundos para sus amigos.

Llegar a la lanzadera es lo primero, dado el estado en que me encuentro y que ahí fuera no podría hacer nada, pero no por ello dejo de preocuparme por todos mis compañeros. Es por eso que nada más llegar a mi posición me doy media vuelta y contemplo el escenario, viendo en peor posición al Sargento. Por desgracia, con tanto aliado en el rango de tiro de los bichos no hay nada que pueda hacer por ese lado, ya que acabaría dándoles a ellos en vez de a quien de verdad quiero, así que con pasos rápidos tomo posición en una de las ventanas del costado izquierdo, y sacando el cañón del rifle de la nave abro fuego para freir a todo enemigo que se acerque a la nave, no vaya a ser que traten de tumbarla antes de que salgamos de aquí.

Por fin, despues de estar peleando contra esas chinches por un buen rato, habian llegado por ellos. Abian salido vivos de alli, solo uno de sus compañeros estaba gravemente herido, pero su sagento como todos jamas pensarian en dejarlo alli a su suerte.

-Vamos sargento, ya casi estamos en casa. Es lo unico que podia decir, dada la situacion.

Continuo corriendo acia la lanzadera donde sus compañeros ya los estaban esperando. Al llegar a la lanzadera busco un lugar donde pudiera disparar a esos malditos insectos si es que se daba el caso.