Partida Rol por web

La hostia! exclama Buendía cuando le llega la comunicación que menos esperaba

SEÑOR, mi Sargento, Señor! El Teniente Tsumina al habla!!! dice Jake elevando la voz tal vez un poco más de lo normal al principio, pero un segundo después recupera la compostura mientras se acerca rápidamente al sargento para pasarle la comunicación Señor, mi Sargento, Señor! El Teniente exige hablar con usted directamente para saber porqué no hemos llegado todavía a Fuerte Helado!!!

Mientras su superior habla con el teniente, el consejero táctico hace un repaso mental del informe a darle al Sargento Focker sobre la situación táctica...

Una vez la situación lo permite se explica ante el sargento:

Considerando que dado que no se recibe señal alguna de quienes avanzan es probable que del este vengan bichos, y de ser así al venir también del oeste y del sur es probable que también vengan del norte. En dado caso nos estarían rodeando, y de estarnos rodeando debería haber algún bicho pensante que lo estuviera planeando.

Todo en la zona ha sido extraño, mi Sargento, si me permite la opinión quizá no hemos llegado aquí por casualidad. En caso de que estemos siendo emboscados no tenemos otra opción mas que defender el perímetro entorno a la colina, Apostar a Donovan en el techo de la casa sería de gran ayuda; montar un buen plan de batalla y un perímetro defensivo aun más.

-Como ordene cabo.   siguiendo las ordenes del cabo empezo a poner la lenña de tal manera que cercara la cabaña.

Maldicion esots bichos se vuelven mas ineligentes, esto sera algo interesante.

 Si, cabo- Dereck comenzó a moverse, recogiendo leña de la cabaña y volviendo para colocarla alrededor del perímetro. Trabajaba lo más rápido posible para acabarlo cuanto antes- espero que esto sirva para detener su avance... aunque sea un poco- piensa mientras va colocando la leña- una buena fogata para quemar bichos. ¿Creéis que su carne será comestible?

La situación acababa de volverse critica en apenas unos segundos.
No nos quedaba mas remedio que plantarle cara a esas malditas criaturas, al escuchar las ordenes del Sargento cambie el visor a modo visión térmica.
En cuento Sonny dio el aviso de un nuevo avistamiento, las ordenes empezaron a lanzarse y no hubo miembro de la infantería que no tuviera algo que hacer.
Al escuchar la orden del Cabo corrí a su encuentro para empezar a escudriñar el interior de la cabaña o sus inmediaciones en busca de algo útil, mientras pensaba que podíamos hacer para aguantar lo máximo posible.

Solo una idea... -¿Tal vez algo de humo?

A pesar que por dentro seguía maldiciendo a todos los diablos, Sonia no perdió el tiempo en cuanto la cosa se puso en marcha. Iba a activar la visión térmica, para ver si veía a esos puñeteros bichos cabrones, cuando el cabo dió las órdenes de preparar un perímetro con leña alrededor de la casa. Si lo hacían prender, la visión térmica sería una auténtica molestia.

- ¡Sí, señor! - dijo, en lo que se echaba al hombro su rifle y entraba en la casa para empezar a ir sacando tocones de madera de dos en dos. Harían falta bastantes para formar un parapeto decente, pero todo se trataba de hacerlo lo más rápido posible.

Si tenían que aguantar allí y morir allí, por sus malditos ovarios que al menos venderían muy caro su pellejo.

Sin embargo, parecía que quizás había una noticia de nivel neutro. Buendía había contactado con el teniente. Eso debía significar algo.

Ante las circunstancias en las que estamos, hablo a mis hombres:

 - "Bueno, Soldados. El momento ha llegado. Alardeaban de matar miles de bichos sin sudar una gota y bromas similares. Este es el momento de que sus sueños se hagan realidad, pues hay muchos bichos esperando a recibir un poco de amor en forma de plomo. En estos momentos somos los postulantes a obcisos más cercanos, asi que nos toca matar cuanto bicho podamos antes de ser su cena. Si tenemos suerte, quizas alguno de nosotros sobreviva para morir luego. En lo personal me da lo mismo, pues todos mueren, tarde o temprano. Yo estoy preparado para caer cumpliendo con mi deber y manteniendo mi honor como miembro de la Infanteria Movil. Si alguno de ustedes quiere huir hacia el norte, unica dirección despejada, sientase libre de hacerlo. Yo me quedaré aqui con los soldados que me acompañen, a fortificar y defender esta colina, y lo haremos tan bien que si algun bicho piensa, como algunos creen, la bautizarán como "El Infierno". No sé si hay bichos pensantes y no es mi trabajo pensar en ello, por lo que lo unico que haré será quedarme, vaciar mis cargadores y luchar hasta morir. ¡¿QUIEN ESTÁ CONMIGO?!"

Espero sus respuestas y luego continuo:

 -  "Cabo Evans, excelente iniciativa. Use a todos los soldados en la faena. Striker, sube a ese techo y ponte comodo. Jake, comunicame al Teniente. Sigan con espiritu y no se detengan hasta que la muerte misma los obligue."

Me acerco a Buendia para hablar personalmente con el Teniente.

 Caray, sargento, me ha emocionado y todo- responde Dereck tras la arenga- ni que decir tiene que cuenta con mi arma para limpiar esta zona de bicho. Usted lo ha dicho, todos morimos algún día, y eso puede ser ese día. De todas formas, soy de los que piensa que mataremos a todos esos bichos que suban hasta aquí y luego podremos irnos tan campantes hacia el Fuerte Helado.

¿Huir? Perdone la expresión, pero debe estar de coña, señor, mi sargento, señor!

Es para esto para lo que nos han entrenado! Y vamos a darles tanto por el saco a los putos chinches que la próxima vez que vean a alguien de la Infantería Móvil se cagarán de miedo!!! bravuconea Buendía, mientras le pasa los auriculares y el micro al sargento.

Evans estaba a punto de sacar de un empellón la alacena por la puerta cuando habló el sargento. Después uno a uno iban diciendo lo que su corazón dictaba.-Señor, no he conocido mejores compañeros que en el escuadrón Fox ni los conoceré, ni mejor oficial que usted, ni lo conoceré. Yo me quedo y si tengo que morir, que sea al lado de los que me importan.-

Sargento, señor, he sudado, sufrido y tenido miedo a su lado en los buenos momentos, ha tenido que soportar mis manias de cientifico, mi lengua a veces demasiado larga, y mis discursos demasiado técnicos, y aún así me pidió para esta misión, cree que ahora en la hora aciaga lo abandonaré? entonces, con todo respeto mi señor, no me conoce, soy cientifico, y me gustaria vivir hasta los 200 años, no lo negaré, pero soy un soldado, y un ciudadano, si he de morir aquí, bajo este sol helado de Galdonia, así lo haré, llevandome conmigo a cuantos bichos pueda, y si tengo la fortuna o desgracia de ser el último de nosotros, dispararé a todas las baterias de las armaduras para crear la explosión más grande conocida en este infierno helado... Señor, como decían los bravos Marines del siglo XX Semper Fidelis...

Centro mi mente y mi visión en captar el número de enemigos, porque asumámoslo, Sonny, no tienen ninguna pinta de querer compartir una bebida y comer a la luz de una hoguera, y luego le doy a Striker un toque en el hombro para que se suba conmigo, aquí abajo ya no pintamos nada. Una vez arriba, pese a lo que me gustaría unirme al jolgorio y entretenimiento que tienen mis compañeros, y aunque yo también estoy completamente de acuerdo con todo lo que nos ha expuesto el Sargento, me dedico a mi trabajo de asegurarme que todo posible punto de acceso está controlado, la verdad es que para estar en medio de ninguna parte hemos tenido suerte de que los bichos nos localizasen aquí y no en medio de la nieve, porque la ligera altura nos da una bonificación a la hora del enfrentamiento. Luego, me acerco a la casa para dar mis impresiones de terreno al Cabo, mientras el Sargento habla por la radio con, al parecer, el Teniente.

-Cabo Evans, señor, yo cubriría con la barricada de fuego el acceso por la cuesta, dado que es el principal punto por el que accederán los bichos, la colina es bastante escarpada e incluso en una parte hay un lago que no creo que puedan cruzar sin hundirse porque tienen las patas finas y el hielo se quebraría más fácilmente, y una primera zona de humo nos será beneficioso porque nosotros tenemos visión infrarroja y ellos no. Además, si acercamos el fuego a la casa ésta podría prender, o encender a un bicho y que queme toda la casa, lo cual transformaría el refugio en un infierno. Y si nos metemos dentro, no parece lo suficientemente resistente como para que un bicho o varios no se tiren encima y la destrocen, encerrándonos ahí de igual manera, así que la evitaría excepto como última opción, señor. -Hablo rápido, mirando de reojo esperando a que el Sargento termine para darle mi informe de situación y posibles enemigos. Como zapador de la unidad, mi primer deber es asegurar el terreno y obtener todas las ventajas posibles antes del enfrentamiento, y que se me lleven los demonios si no es lo que voy a procurar.

Escuho aquel discurso motivador del sargento y como todos sus compañeros respondian a el. Todos son soldados dispuestos a morir cumpliendo su deber

-Señor, fuimos entrenados para combatir no para huir. Me quedare junto a mis compañeros a matar a esotos desgraciados bichos, veran lo que es la infanteria movil. So soldado asta la muerte y no dejare de combatir por savar mi vida.

-Sargento, donde se supone que esta usted y su escuadrón?, lo esperaba aquí hace minutos para que quebrara el ataque enemigo. Que ha sucedido con usted?, por que no se me ha informado nada?-

Los infantes se preparaban para lo inminente desplegándose de un lado a otro cumpliendo cada quien diferentes tareas que les habían sido asignadas. El grupo sabia que era casi inminente que los bichos les cayeran encima, ya solo era cuestión de tiempo, y lo que mas necesitaban en ese momento era tiempo. El cabo había estaba ideando un plan para contener a los bichos y junto a la mayoría del escuadrón intentaba ponerlo en marcha antes de que esas cosas les cayeran encima.

Por su parte el sargento se mantenía estático, estaba recibiendo un llamado del Sargento y su expresión seria no dejaba entrever que estaba sucediendo.

Una vez arriba de la cabaña observas con algo de mas claridad a los objetivos, casi estas seguro de que son arácnidos, su todo de piel es algo blanca, lo que les permite camuflarse ligeramente con el entorno. Notas ahora claramente que parece haber en todos lados, se encuentran rodeados; lo extraño es que se encuentran quietos como si esperasen algo para actuar. Su distancia hasta ti es de aproximadamente 150m.

Despues de escuchar al Teniente, le contesto:

 - "Señor, Teniente, Señor. El jodido vehiculo que nos dejaron se quedó sin combustible a horas a pie del Fuerte, Señor. Marchamos un par de horas pero los bichos nos emboscaron por todas direcciones. Estamos en una colina en las coordenadas XX.XX, donde nos disponemos a defendernos para poder continuar, Señor. Aqui hay una casa que al parecer sirvió para una operación cientifica, donde no hay sobrevivientes. Montaremos una defensa con lo que tenemos y luego seguiremos marchando, Señor, pues tenemos bloqueado el camino hacia el Fuerte y estamos a minutos de ser atacados, Señor."

Espero su respuesta mientras miro que se haya organizado lo mejor posible la tarea de defensa del Cabo Evans.

Me alejo un segundo el auricular del oido para gritarle al Cabo por el comunicador:

 - "Cabo Evans, aleje esa leña de la entrada a la casa, quiero ese camino despejado para cuando tengamos que entrar. Uselo para bloquear el camino del oeste. Tambien prendan ese maldito arbol. Nos pondremos alrededor de la casa, bloqueando el perimetro y entraremos cuando ya no podamos más afuera. Haganlo rapido."

Luego vuelvo a ponerme el auricular.

La chica siguió trabajando con los leños de madera, preparada para recibir más órdenes y para la que se les venía encima, que no iba a ser pequeña, precisamente. En el mejor de los casos, iban a haber bichos para todos, como en una proporción de 20 o 30 a uno.

En el mejor de los casos, como ya he dicho.

Entonces escuchó al Sargento y no pudo evitar quedándose mirándole, sintiendo como se le ponía la carne de gallina a medida que el discurso avanzaba. Joder, así se motivaba cualquiera, la verdad.

- Maldita sea, Sargento - dijo Sonia -, si llego a ser un tío se me hubiese puesto dura al escucharle. Matemos a todos los cabrones que vengan, a ver si tienen cojones de seguir intentando matarnos. Si lo logran... bueno, al menos se irán calentitos a casa. Con la IM no se juega.

Después de eso, cumplió las órdenes del sargento, poniendo los leños donde le indicaba. Y entonces se le ocurrió una cosa.

- Cabo... Sargento... ¿no podríamos usar esas piedras? - señaló al círculo de piedras - Podrían servir de barricada o para entorpecer a nuestros enemigos.