Aunque el desagradable olor le había anunciado que algo andaba en proceso de descomposición, la frugal tasa de estímulos que la investigación había cobrado hasta ahora quizás le había hecho confiarse demasiado. En cuanto sus escrutadores ojos se posaron en la figura tendida cuan larga era en el suelo y su mente terminó registrando las evidencias propias de un hombre asesinado brutalmente, empapado en su propia sangre, trastabilló hacia atrás aparatosamente y con un brazo que buscaba asidero derribó un cenicero de cerámica que había sobre el mostrador, provocando un pequeño destrozo cuando el objeto se hizo trizas contra el suelo.
Tras una leve búsqueda, Pauli encuentra el libro de registro, donde, sin mucho esfuerzo, encuentra la referencia que os interesa:
"14/11/1920 - Urba, Karel - Estatua - 20 Kcs"
Acompañado de una referencia interna. Por más que buscáis entre los objetos del almacén, no dais con ella. Aunque encontráis el sitio, vacío, claro está. Os llama la atención el hecho de que, en el almacén, todo está muy bien ordenado. El autor del asesinato no ha destrozado nada, ni robado ninguna cosa, tan sólo la "estatua" de Urba.
Os sentís poco seguros en la tienda. No hay indicios de que vaya a aparecer la policía, cuando no lo ha hecho en estos días, pero Allan ha hecho algo de ruido, y, unido a la tensión de encontrar el cadáver, tenéis esa sensación de apremio por salir de allí.
Pauli, cruz en descubrir.
-No sé ustedes, pero no me siento nada tranquilo aquí dentro. Sinceramente, si aparece la policía no me gustará tener que justificar nuestra presencia.
Señalando el sitio que sin duda ocupó la escultura, o lo que sea. Y después a la puerta que lleva probablemente al almacen.
-Bien, hemos llegado tarde. Ya no está. ¿Alguna idea...? ¿Echamos un vistazo a lo que haya tras esa puerta antes de irnos...?
¿La puerta estaba forzada?
La puerta estaba forzada y se la habían dejado abierta. Es por eso por lo que habéis podido entrar vosotros. Si bien es cierto que la forzadura ha sido realizada con bastante buen hacer, ya que no ha causado muchos destrozos. Tampoco se han preocupado mucho en ocultar el hecho.
¿Y bien?
El anticuario observa, mitad asombrado mitad asqueado, el trato que Idan mantiene tan cercanamente con el cadáver mustio y repugnante. Todo lo demás se ve privado de su atención, pero ver al anciado repiquear con un cuerpo de esa manera termina por sacarle de sus casillas.
-Por el santísimo -farfulla mientras, encorvado y llevándose un pañuelo al rostro para mitigar el asco, cojea con su repiqueante bastón hasta la salida de ese local marcado, donde ansía volver a respirar aire sano, frio y puro-. Vamos Guillin, salga de este recinto tan espantoso antes de que nos vea uno de esos pobres bohemios -apremia, inflexible-.
Pauli asiente, pero antes de salir se dirige a la puerta del posible almacén y comprueba si está abierta. Si lo está, echa un vistazo, si no, lo deja correr.
Tras revisar bien el almacén donde estaba el hueco de la estatua, sin encontrar nada de interés, los tres investigadores salen del establecimiento con expresiones sombrías. La investigación avanza poco, y, en vez de sacar algo en claro con la visita al prestamista, encuentran un cadáver sin responsable, y con ellos de por medio.
La salida a la calle se hace con cierto sigilo, aunque no parece que haya nadie que pueda verles, por suerte. Los tres dejan la puerta como estaba y se marchan calle abajo, hasta perderse por el barrio judío de la parte vieja de Praga.
Ahora sólo queda pensar en el siguiente paso de la investigación. Quizás los compañeros hayan tenido más suerte en el balneario. Quizás no.
nah, tamos a la espera de los de la salida lúdica....
Llegáis al hotel con pocas respuestas y más interrogantes, a la espera de lo que hayan descubierto vuestros compañeros, que, unido a vuestras pesquisas, puedan dar luz al caso.
Al menos podéis tomar una copa para pasar el mal trago de hace unos minutos.
Ok, a la espera del resto.
Allan extrae de un bolsillo su paquete de cigarrillos y con la mano enguantada coloca uno rapidamente en sus labios. Después guarda el paquete y prende fuego al áspero tabaco, aspirándolo como si fuera la cura para su enfermedad nerviosa.
Visiblemente calmado, aunque tan solo sea por el efecto placebo, el anticuario mira con una expresión de congoja al excéntrico.
-Idan ¿Cree usted que... su amigo -hace un gesto hacia la casa del mentor- quizás pueda -ejem-... haber tenido un percance?
¡EH!
¡De eso nada!
Idan mira al anticuario con expresión sombría. La idea no es descabellada, por lo que rápidamente el grupo se dirige de nuevo unas calles más allá, en busca de la vivienda del ocultista.
Una vez allí, y tras otras llamadas de rigor, se obtiene la misma respuesta que anteriormente: ninguna. Aunque esta vez se examina la escena con más detenimiento.
La puerta no está forzada, no hay rastro alguno que pueda llevar a pensar que ha sucedido aquí lo mismo que en la tienda del prestamista. Las ventanas están totalmente cerradas, con sus contraventanas bien colocadas y sin seña alguna de violencia.
A los pocos minutos aparece un hombre anciano de una puerta de al lado que dice algo en checo:
Bussek Jedná se sice o jedenáctistupnové viaje. které marchado. Viaje.
Frase de la que idan entiende sólo tres palabras, las cuales son suficientes para hacerse una idea de la situación.
Aliviado Idan, y sus compañeros por él, tomáis de nuevo camino hacia el hotel, con idea de esperar al otro grupo, e intercambiar información.
Todos a Episodio 4 - Martes 21 (averiguaciones importantes)
Buena idea, Allan. Infructuosa, pero buena.