Partida Rol por web

Los sirenos agarran a su compañero por los brazos en jarra durante el discurso del capitán y el sirénido agarrado balbucea algunas palabras en su propio idioma, de manera entrecortada, y los dos sirenos aún serenos miran a su alrededor, observan el arco del shenkem, la espada de Ishem, las aún hostiles palabras del Capitán Jalder y observan la impía y para ellos herética embarcación sobre la que van.

Unos últimos ojos aún inteligentes miran a los ojos de Ishem, comprenden vuestra situación, y saben que algunos de vosotros comprenden la suya. Pero el amor propio gana a la prudencia y sueltan a su compañero que se abalanza una vez más sobre el capitán, esta vez acompañado por uno de sus compañeros.

El tercer sireno se planta frente a Ishem y alza ambos puños a lo que el Har-Ail responde en una poco sorprendida posición de defensa. El sireno suspira y baja los puños plantando una mano frente a Ishem en señal de repulsa.

Alejaos, cogeremos a quien nos ha desafiado y insultado, y nos marcharemos

El "indefenso" capitán lanza un obligado gemido al crugir de las costillas cuando un puño tan duro como los cascos del kohiri le golpea en pleno pecho casi derribándolo. El capitán está en las últimas, y los "humillados" y sentidos sirénidos parecen muy descontentos con su visita, exigiendo el sacrificio del capitán como tributo para reparar el agravio, pero lejos de esperar vuestra respuesta, continúan con la horrible paliza sobre el Naya quien está cada vez más cerca de Yoonel

La Vurmak había creído en las palabras de los sirénidos, pero éstos al final, demostraron que los rumores que se oían tierra adentro eran ciertos. A pesar de que las hostilidades habían cesado por parte de la tripulación, los seres marinos siguieron con sus ataques.

Resignada y sintiéndose un poco culpable por no haber dejado que el shenkem hiciera lo que creía correcto, se elevó en el aire para correrse de la trayectoria del arquero. No quería que se derramara sangre, pero tampoco apoyaría que se llevaran al capitán.

-¿que cogereis a quien os ha insultado? puede que lo haya hecho pero en justicia ya ha pagado en demasia por su lengua rapida, en cambio no veo ninguna justicia caer sobre vuestro enloquecido compañero. La locura puede ser un atenuante pero no exculpa, y en cualquier caso no se aplica a tu ataque, asi que tendre que aplicarla yo-

Sin decir mas Ishem ataca al sirenido con su espada

Anuu-Nak no era especialmente habil en combate, asi que permanecio atento a los sirenidos, a una distancia prudente, para evitar sus acometidas...

Lo unico que podria hacer es levantar el vuelo, cargando con uno de sus compañeros de tripulacion, en caso de que necesitaran ayuda...

Confiar en los sirenidos... Menuda tonteria... Penso con preocupacion en su rostro...

El arco del Shenkem se tensó dos centímetros extra, buscando la máxima fuerza en su lanzamiento.

La cuerda silbó junto a su oreja cuando la flecha abandonó el arco, recta, contra el cuerpo del sirénido que ataca a Ishem, clavándose profundamente en su brillante piel.

El sirénido grita, y su compañero da un último tortazo a Jalder que cae innerte sobre la cubierta del barco mientras el sirénido furioso continúa ensañandose con el cuerpo, el sirénido libre echa a correr hacia el arquero, quedando trabado en cuerpo a cuerpo con Aentha y Ameth-Aran, con sus musculosos y enormes brazos se prepara para la ensalada de guantazos que está dispuesto a repartir

Frente a Ishem, su oponente parece muy molesto con la flecha profundamente clavada, Ameth-Aran ha disparado con mucha potencia, y si no fuera por la dura piel de los sirénidos, con toda probabilidad esa flecha se hubiera clavado hasta el plumón. El sirénido lanza un golpe al Har-Ail que el hábil guerrero de la justicia esquiva con facilidad, murmuran palabras en su idioma, han dejado las palabras de lado en vistas de vuestros ánimos belicoseros.

Jalder no se mueve en el suelo, y el sirénido frente a él, introduce la cabeza del capitán entre sus desalineados, romos, y pequeños dientes, triturando el cráneo y haciéndolo explotar por simple fuerza bruta.