Hay una tribu de salvajes que lo usan pues sus mujeres son muy estrechas y no tienen ganas nunca.- le digo a Travis mostrandole el frasco y los reflejos que hacia al tras luz, como la miel.- El problema es que causa adicion ¿Quieres probarlo?.- Abro el bote dejando que lo huela, solo el olor ya transmite un leve mareo pero muy agradable. Me arrodillo y bajo la cremallera del pantalon de travis. Unto mi dedo, solo un poco y lo extiendo en su pene.
De inmediato sientes un calor agradable que te llega hasta la columna, tu escitacion aumenta casi llebandote al limite de la locura. Tu pene se incha y ves que se llena de venas. Nunca lo habias visto tan inchado ni duro. La necesidad se vuelve casi insufrible y percibes el olor de ambas embras como el macho en celo que eres.
- Joder... ¡Joder!... Esto es demasiado...
Mi cara se tuerce en una mueca perversa. El deseo me inunda, haciéndome olvidar todo lo demás por completo. Agarro a Angie por el pelo y hago arrodillarse. Empujo a la esclava hasta que queda debajo de mi prima, a la que desnudo violentamente.
- Chupa - Le digo a la esclava, pegando su cara al coño de Angie. Me quito los pantalones a toda velocidad y me dispongo a penetrar a mi prima.
- Dios... Angie sabe divertirse... Esto sí es familia... Sólo falta Dakota para hacerlo perfecto...
La imagen de las dos mujeres enzarzadas me excita todavía más.
Estaba deseando que lo hiciera, todas las veces que lo he visto hacer a otras mujeres sin atreverse a tocarme. Solo con la idea mi cuerpo ya se estremece. - Si travis, joder, creia que nunca ibas a atreverte, montame, hazme sentir tu exclava.
Le pido deseandole, acercando mi sexo humedo a el.
Sólo dos segundos es lo que permanezco contemplando la escena, notando mi pene durísimo mientras la esclava da placer a mi prima, deseosa de recibirme. Sólo dos segundos que sirven para que las imágenes de mis hermanas, de mis primas... incluso la de mi madre... pasen por mi cabeza, para que mi imaginación construya una orgía incestuosa a mi alrededor. En sólo dos segundos, en los que mi cuerpo permanece estático, mi pene rígido, mi mirada perdida sobre el sexo de mi prima y la lengua de su esclava, todas mis fantasías familiares se hacen casi palpables.
Pasados esos dos segundos, vuelve la realidad y, por una vez en mi vida entera, la realidad me gusta. Penetro a mi prima sin contemplaciones, sin pararme a esperar que dilate aunque sea un poco. Soy consciente del dolor que causo, y eso me excita todavía más. Por una vez, la risa demoníaca que inunda la sala, volando desde mi garganta, está llena de verdad, de sensación de destino.
Agarro a Angie del pelo, tirando con fuerza a medida que introduzco mi pene a un ritmo salvaje en su coño. No la oigo gritar; un zumbido divino llena mis oídos, música de los dioses de la carne que han bajado para darme el placer más sublime que se puede experimentar.
Saco mi pene de su coño y lo meto en la boca de la esclava, empujando con fuerza. Deseo llegar hasta el fondo de su cabeza y más allá, deseo que lo cubra con su saliva, con su vómito, para luego volver a entrar dentro de mi prima. Mi risa salvaje no cesa. Con mi mano izquierda, la que no sujeta el pelo de Angie, golpeo su culo y, alternativamente, la cara de la esclava.
Por una vez, tras dos segundos de pausa, estoy en el lugar que me pertenece. Por primera vez me siento dentro de mi propia piel. En una penetración, Travis muere para dejar nacer a Travis, que es exactamente la misma persona, que es aquel que me contempla burlón cada noche en el espejo. Dentro de Angie, por fin soy yo mismo... sin ataduras... sin limitaciones...
No esperaba que fuera tan violento, me toma desprevenida y me hace gritar de dolor, pero el dolor tambien me gusta y mi primo hace que me corra como nadie.
Me encanta sentirme sucia, sentirme suya como una ramera exclava. Ningun hombre se habia atrevido nunca a hacermelo asi, que era justo lo que queria y necesitaba.
Sigo follándomela con todas mis fuerzas, manipulando a la esclava para que intensifique nuestro placer... Lo importante somos Angie y yo. Varias veces me ocupo de darle vueltas, manteniéndola siempre tumbada y procurando sujetarla de tal forma que no pueda controlar mis movimientos sobre ella. Incluso obligo a la esclava a sujetar sus piernas.
Pongo a mi prima de rodillas, con la esclava sujetándo sus manos estiradas hacia delante. Meto mi pene por atrás de una nueva manera...lentamente. Mientras la penetro con sorprendente delicadeza pero de forma constante, tiro de su pelo, poco a poco, alzándola hasta tener su nuca frente a mi cara. Muerdo. Primero con suavidad, notando cómo se eriza su pelo bajo mi lengua... aprieto un poco más, mi pene se mete más profundamente, con más fuerza... mi mordisco es ya doloroso. Mi pene entra hasta el fondo y se niega a salir. Aprieto la mandíbula, deseoso de saborear la sangre de mi prima. Empujo con todo mi cuerpo, tratando de entrar en su coño por completo, de meterme detrás de mi pene. Muerdo brutalmente. Arranco el pene de dentro de su cuerpo, y trato de llevarme una parte de su nuca en mi boca.
En vuestro brutal extasis escuchais ruido fuera, nadie se atreveria a interrumpiros pero es como si se hubiera quemado la casa y todos corrieran como locos.
Alguien golpea la puerta con la mano.- ¡Señora, los exclavos se han sublebado, toman las armas por toda la ciudad! ¡Han montado una especie de guerrilla y vienen hacia aqui!¡Tienen que uir, rapido!
Con la boca todavía ensangrentada, levanto la vista hacia la puerta como un perro de presa levanta sus orejas. Permanezco atónito, incapaz de creerme las noticias, pero este estado sólo dura unos segundos. Saco mi pene de Angie y salto como un animal sobre la esclava, apretando su cuello con ambas manos.
- ¡Rápido, Angie, vístete! ¡Coje todo lo importante! ¡Las drogas!
Intento apretar hasta ver la vida escapar de ojos de la esclava; si los perros se han rebelado, no permitiré que esta me muerda. Mi pene sigue durísimo; no me ha dado tiempo a eyacular... mierda... Lo piensa un segundo, pero me doy cuenta de que será mejor dejarlo para más tarde.
Angie se viste a disgusto, llena de ira por la inerrupcion y jurando que cuando acabe la revuelta disfrutara con los perros que la provocaron.
Angie sale para informarse un poco mejor y entra rapido con una sonrisa.- Puedes acabar con ella si quieres.- dice señalando tu entrepierna.- aun estas algo lejos, nos da tiempo, ire por el coche. Esos perros no saben conducir.
pnjbilizo a Angie con su permiso porque estara fuera toda esta semana
Toda la tensión de la situación me excita todavía más. Sigo estrangulando a la esclava mientras la penetro. La follo con brutalidad mientras la obligo a mirarme a los ojos. Quiero que lo último que vea sea mi cara corriéndome.
Llega el orgasmo. Aprieto un poco más fuerte, esperando sentir el crujido, el punto de no retorno... cuando la tráquea se parte y ella queda más allá de cualquier posibilidad de salvación. El placer extremo de sentir su cuerpo estremecerse, agotarse, apagarse, mientras yo me lleno de vida y de placer.
Terminada la faena, dejo caer el cadaver como si fuera una muñeca de trapo y me visto a toda velocidad. Repentinamente pienso en mis hermanas, en mi tío... en mi hermano Geoffrey, desterrado al norte... Un buen sitio donde escapar de la tormenta hasta que lo más peligroso termine.
Si Miller muere, heredaré. De eso no cabe duda. La mejor forma de asegurarme es escapar donde mi hermano mayor y asegurarme de que éste nunca vuelva. Mis hermanas, si sobreviven, me apoyarán, como siempre han hecho... Por fin... La vida ha puesto una oportunidad ante mí y yo debo aprovecharla. Pero para eso no puedo permitir que esos perros me atrapen.
- Vamos, Angie, debemos salir de aquí rápido. Podemos ir a la casa donde está Geoffrey, a tres horas en coche. Ahí nadie nos buscará y estaremos seguros. ¿Y Dakota? ¿La has visto por aquí? Deberíamos llevárnosla... sería una pena que le pasase nada malo.
Vallamos a buscarla.- dice Angie con una sonrisa.- puede que aun tenga ese exclavo tan guapo.
Subis al coche con un par de maletas detras. Una esta llena de dinero, la otra tiene algo de ropa, joyas y un botiquin lleno de "medicinas"
Me meto una anfetamina en la boca y monto en el coche, preparado para conducir.
- Yo no llevaría ningún exclavo... si se están rebelando, no son dignos de confianza... que se maten entre sí. Claro, que sí Dakota le ha cogido cariño, siempre podríamos mantenerle atado. Monta que salimos.
Sin saber bien dónde está Dakota, me dispongo a arrancar en cualquier dirección.