A veces las cosas simples son las que comienzan grandes gestas, otras las cosas simples son solo eso y terminan en la nada misma.
¿Cómo se conoció el grupo de aventureros que luego combatiría codo a codo por sus vidas? ¿Sobrevivirían todos?
Era un lugar Helado, al sur de las ciudades de la MegaUrbe Bárbara de Gundabar, y al Suroeste del Reino-Estado de Myrgaard, la morada donde los enanos habían abierto la montaña para crear una ciudad en la que convivir con los humanos en el exterior.
Luego de vagar, perdidos en el interminable blanco, llegaron a una señal viable y la siguieron, una torre con una hoguera encendida, que se repetía a lo largo a modo de guía, que llevaba a un camino bien delineado, hecho con sólidos adoquines, despojados de maleza, pero repletos de nieve resbaladiza, era la única forma de avanzar sin el peligro de hundirse en un montón de nieve blanda, o en un lago quebradizo. El Lejano Norte no tenía nada de amable, solo sobrevivían los más fuertes.
Cada uno, se sentía frustrado, luego de varios días de búsqueda infructuosa, de su propia búsqueda, por no haber conseguido el objetivo de su búsqueda, por haberse enfrentado victoriosamente a goblins desnutridos, o orcos desesperados, algunos perseguidos por flacos lobos, o muertos vivientes, que no tenían nada de tesoro, y venían relativamente heridos, con los dedos de los pies y las manos congelados, las narices moqueando, y deseando una cómoda cama y un fuego que los alejaran de sensación de estar congelados todo el tiempo.
Incluso si sus ropas eran de piel y de calidad, solo los norteños [Furya] sabían cómo estar en este clima, y el viento helado encontraba siempre resquicio para ingresar en el calor de las ropas, helando de mas alguna parte del cuerpo, y robando el calor que tenia, como si fuera un organismo vivo que había decidido a complicar sus vidas.
Por eso aquella Posada de doble planta, en la mitad del camino, parecía una bendición del camino, cualquier comida magra un manjar que llevar al estomago en vez de una helada ración y cualquier bebida ambrosia con la que mojar los labios.
Hagan un post, en el que la pasan mal por el frió, y al siguiente describiré la posada, y su interior.
Recuerden que aun no se conocen, ni de nombre.
Nadie tiene montura, incluso si llego con alguna, la perdió en algún momento, están ligeramente heridos, congelados, tienen nieve en lugares incómodos, duelen las manos para conjurar, tienen hambre.
Aquí empezó todo.
No importa qué tanto me abrigué por el frío, a esta altura del viaje, parecía que llevara ropa de verano. La nieve se encargó de demostrarme que cuando está en constante contacto con la ropa, la humedece, haciendo que todo el calor que venía conservando, se fuera perdiendo gradualmente.
Me habían dicho los lugareños cercanos, que por esas zonas, por el norte, podría encontrar algo relacionado a la magia que podría interesarme, me hablaron de un lugar, que me interesó, y por ello me encontraba en el aprieto de estar a punto de congelarme en ese lugar.
Al comienzo, emocionada, encontré lugares donde refugiarme del frío, y teniendo posibilidad de realizar pequeñas fogatas para secar la ropa que llevaba puesta. Pero conforme fueron pasando los días y la inclemencia del tiempo y falta de lugares donde ocultarme, la posibilidad de recuperar calor se volvían cada vez mas nulas, haciendo que mi emoción se fuera yendo con ella.
Esperaba pronto encontrar un lugar donde refugiarme. Los pies llegaron un punto de frío en el cual me costaba avanzar, por la pérdida de sensibilidad, y al estar tan tiesos, hacía que me tropezara cada tanto contra la fría y acumulada nieve. Mis manos, abrigadas con gruesos guantes, estaban siguiendo el mismo destino de mis pies, haciendo que me sea cada vez mas difícil cuidarme o siquiera intentar hacer magia para realizar fuego.
A lo último, mi salud empezó a debilitarse, sintiendo como de mi frente brotaban gotas de sudor que corrían por mi rostro enfriándose por el camino, evidenciando la fiebre que estaba teniendo. La debilidad hacía que cada paso costara cada vez mas, arrepintiéndome de haber tomado ese camino. "Debería haberme preparado un poco mas" pensaba, aun reticente a dejarme abandonar a la suerte del destino.
A lo lejos, ya cerca del anochecer, me pareció ver unas luces, que me dieron esperanza, y sacando las últimas fuerzas que poseía, avancé hacia ellas. No sabía si eran buenas o malas luces, si eran buenas o malas personas, pero en ese momento, ya no tenía opción real de elegir; era eso, o caer agotada y rendida en ese lugar.
Al acercarme, veo una casa de doble planta, y sin pensar dos veces, me acerco a la puerta golpeándola mientras pido clemencia a que la abran, ya que me estaba muriendo congelada: por favor, ayuda... -digo, antes de perder la conciencia-.
De repente la puerta se abrió de un portazo y apareció una extraña figura. Un hombre cubierto de nieve de los pies a la cabeza que transportaba una mujer en brazos. ¡Querida Lisa! le dijo con mucha familiaridad a la posadera no me pongas esa cara, no es una de mis conquistas, tú sabes que eres la única en mi corazón. Prepara la habitación con la chimenea en la que solemos.... tú ya sabes qué, e intentemos salvar a esta chica antes de que el frío acabe su trabajo.
Tras ello le pegó una patada a una silla de montar que había dejado en la puerta antes de coger a Nomi y se dirigió de nuevo a la posadera. -Te dije que encontraría como mínimo la silla de mi buen semental Bucéfalo. El pobre estaba medio devorado por los lobos tras mi desafortunado encuentro con esa tribu de orcos en la que usaron sus flechas envenenadas contra él.
Te dejo el post por si quieres usar elementos en el post siguiente.
Corian estaba dudando entre si seguir con la silla y morir con ella o si seguir unos cuantos kilómetros más a la espera de encontrar un lugar donde guarecerse. Hacía mucho frío y lo había pasado muy mal los últimos días.
Mientras caminaba errando como si fuera un borracho a causa de las penurias pasadas en las últimos días, hablaba consigo mismo: -Te dije guapo Corian que encontraría como mínimo la silla de mi buen semental Bucéfalo. El pobre estaba medio devorado por los lobos tras mi desafortunado encuentro con esa tribu de orcos en la que usaron sus flechas envenenadas contra él.
A lo lejos vio una posada totalmente desconocida para él. A llegar dio una patada a la puerta para abrirla, apareciendo si hubiera alguien dentro una extraña figura. Un hombre cubierto de nieve de los pies a la cabeza que llevaba una silla de montar sobre la cabeza y que pasó sobre la figura de una mujer totalmente desconocida que se había desmayado en la puerta sin fijarse demasiado en ella y sin interactuar con ella en lo más mínimo.
Ahora sí. :)
Habían pasado 5 dias desde que deje Gundabaar, seria sabio alejarme un tiempo de la ciudad, sobre todo después de haber "ofendido" a aquel Noble insoportable, gracias a el me encontraba ahora vagando por este desierto blanco. No fue muy inteligente de su parte desafiarme abiertamente a una prueba de habilidades, pero, como todo noble geocéntrico, no pudo con la vergüenza de mi victoria y ofreció cierta cantidad por mí, debía esperar a que se le pasara o en su defecto, cuando la cosa se enfríe lo suficiente, ir por su cabeza, solo el tiempo diría cual de las dos opciones seria la mejor.
Por lo pronto ya había dejado atrás una ciudad, me había hecho de mercancías que me asegurarían la supervivencia y algunas monedas, la ropa que llevaba era la mas apropiada para el frío, estaba acostumbrada al tiempo inclemente pero eso no quería decir que dejaba de ser peligroso, las ciudades muy pequeñas las dejaba atrás sin mas, no quería llamar la atención sin necesitarlo. A medida que me adentraba mas al sur, el clima iba haciendose aun mas frio y las ciudades y pueblos iban haciendose cada vez mas distantes. Nunca había llegado tan lejos, no era necesario, pero esta vez si que la había liado, aquel maldito me las pagaría tarde o temprano, escupí a un lado al acordarme de el.
Ya no tenia noción de cuantos días llevaba viajando, sabia muy bien que ninguna montura a la que pudiera acceder sobreviviría a tanta nieve, por lo que ni si quiera me moleste en conseguir una pasados ya los últimos pueblos. El frío congelaba el cuerpo, pero eso era historia conocida, el problema real era que la marcha se hizo lenta y el peligro de congelarme incrementaba, debía llegar a un lugar antes de perder las fuerzas, por suerte tenia conmigo un par de botellas de "ron", en realidad era alguna porqueria destilada de forma casera que un pueblerino me ofreció a cambio de sexo, pobre idiota...
Mi cuerpo seguía moviéndose por pura inercia, sortear los peligros del camino se convirtió en un juego para mi, aquellos lobos famélicos eran mas presa que cazador, me divertía pensar que quizás no había señal de vida en otros 100kms y que probablemente moriría congelada, que demonios, seguí caminando, por qué me dirigía hacia allí, creo que ya lo había olvidado. Después de un rato de vagar por la nieve un pequeño camino de adoquines se habría paso por la nieve, al final del caminito se alzaba una torre, de la cual salía un cálido humo que parecía fundirse con el cielo gris. Me quede un rato contemplando la imagen, era tan desoladora como mi humor, saque la botella de un bolsillo de mi capa y le di un buen trago, la calidez volvió a mi cuerpo por un instante, seguí avanzando casi arrastrada por aquella señal de calor, esto significaba que sobreviví a la travesía.
De a poco fui acercándome a una construcción regia, como la mayoría en el frío norte, de dos plantas, tras la puerta se escuchaba un suave murmullo, primero no repare en aquel bulto que se encontraba a los pies de la entrada, pero a medida que fui llegando me di cuenta que aquella figura era una persona, me agache a su lado para tomarle el pulso, pero tenia las manos tan heladas que no fui capaz de darme cuenta de el, por lo que saque un pequeño espejo y lo pose bajo su nariz, para mi fortuna aun respiraba, me apoye a su lado y saque nuevamente la botella de ron, la subí a mi regazo y le abri la boca, con suavidad deje caer algunas gotas de la bebida, con mucho cuidado de no ahogarla.
Me tome el atrevimiento de obviar tu parte Corian, el master dice ahi en las notas que nuestro post es sobre como llegamos alli y que la posada y su interior seran descritos en el proximo post, por lo que entiendo que no pasamos de la puerta xD. Espero no te moleste.
No iba a ganarle. Tal vez moriría, tal vez su cuerpo se convierta en una escultura helada como su gesto, tal vez su alma descanse en paz entre el hielo, pero jamás, y eso era lo que la mantenía avanzando, jamás nada la haría flaquear en su deseo de grandeza.
Esta misión era clave, su entrenamiento, su fervor, sus estudios, su educación, cada faceta que había pulido tantos años eran puestos a prueba ahora, en estos instantes, a cada paso que sus congelados pies rogaban por dar, en cada respiración helada, que llenaba sus pulmones mas de nieve que de aire, en cada momento en que mas parecía que se congelaba, su cabeza permanecía caliente, su mente ardía en deseo, en pensamientos, en ideas, en recuerdos. Eso y una petaca de whisky repugnante y barato eran las cosas que la mantenían en carrera. Solo sus ojos se encontraban cubiertos por antiparras gruesas de cuero que, mas o menos, le permitían ver por dónde iba entre la nieve y el viento que, si no fuera por las antiparras, le cortaría las corneas como manteca extremadamente fría.
Llevaba casi un día sin comida, había sacrificado su caballo para mantenerse una semana mas viviendo, hacía ocho horas había abandonado el último refugio que encontró y probablemente no encontraría otro en mucho camino. Sentía el hambre como un ligero susurro en la boca del estómago, la ebriedad había consumido casi toda su mente, mientras su raciocinio descansaba en lo profundo de su inconsciente, su cuerpo sentía un ligero vibrar que le hacía pensar que en cualquier momento iba a desfallecer, en la zona de los muslos, especialmente debajo del trasero, el dolor persistente del calambre hacía rato se convirtió en compañia, tampoco recordaba la última vez que había pronunciado palabras.
- "Ah, si, cuando pedí direcciones a aquellos norteños... malditos norteños." - se maldecía, a ella y a los norteños, al Norte, y al maldito frío. También maldecía a su maestro, no por entrenarla, no, por eso estaba agradecida, lo maldecía por darle semejante prueba, así, sin mas, tres días de antelación para un viaje de ocho meses, y sin saber si sobreviviría. - "Gracias, maldito."- gruñó en su mente con una voz que creía inventada, hasta le parecía gracioso no recordar cómo sonaba su propia voz.
La noche había acontecido, como predijo ningún refugio se hizo visible, y los peligros comenzaron a mostrarse. debía encontrar un lugar, debía ser ahora, o comenzar a cavar su tumba. El solo pensar en no terminar una misión, ESTA misión, se daba asco ella misma. Tuvo las fuerzas suficientes para luchar, su cabeza, entre su alucinógena locura, tuvo la destreza para encontrar un escape, y la suerte le sonrió a ponerla sobre un camino adoquinado para escapar de los muertos vivientes. Se encontraba tan delgada, famélica, e insipiente que sólo los inanimados morirían por algo tal desprovisto de carne.
Corrió hasta perderlos, pero huir a tal velocidad, no pudo detenerse o sentía que su corazón se detendría en aquél ultimo aliento. Así que continuó sin más hasta el final donde una posada se abría ante ella, sentía que por fin podría descansar, hasta que vio en la entrada a dos mujeres sentadas al suelo. Aligeró el paso hasta encontrarse frente a ellas respirando con agitación, sentía que iba a vomitar. Caminó unos pasos más, pesadamente, hasta llegar casi a la puerta, obstruida solo por las muchachas.
- Va a ser mejor hacer eso en una mesa al menos, aquí seguirá tendida en el suelo. - la voz que salió entre los resecos y heridos labios sonaba profunda, rasposa, apenas audible, las consecuencias de no haber hablado por un mes al perderse. Miró a la mujer que sostenía el ron y le extendió la mano para que le permitiese cargar a la desmayada mujer entre ambas. - Será mas fácil si lo hacemos entre ambas. - comentó mirándola con unos ojos muy grandes que dejaba aquél delgado rostro de la encapuchada mujer.
No te preocupes Furya. No describí nada de dentro, sólo le di la patada a la puerta como efecto dramático.
Se supone que tampoco podemos interactuar todavía entre nosotros, pero feel free. :)