Partida Rol por web

En la sala solo estaban algunas pertenencias del mediano y mucha sangre. Al parecer, el rufián se había enfrentado a una de esas arañotas y había salido mal parado. Una bota, su precioso medallón y si inseparable zurrón yacían allí tirados.

-"Evidentemente. Solo queda esa puerta por investigar. Seguro que el bribón de Togull se ha escondido allí, asustado por las arañas." Dije preocupado, aunque intentaba disimularlo. "La puerta se abrirá sí o sí. Si hace falta tirarla abajo, la tiraremos."

Avancé de vuelta a la puerta de metal y cuando pasé de nuevo ante la araña partida le di un puntapié a la cabezota. Al llegar a la puerta, me puse a observarla, para ver cómo era y si se podía abrir. También busqué mecanismos ocultos o si había trampa en la cerradura, si es que había cerradura. Una vez hecho todo esto, escucharía tras la puerta y la abriría despacio. La antorcha la dejaría en el suelo, a un lado, y abriría con el escudo y el hacha en las manos.

Tan pronto como puedan volver a la puerta, Elassil la estudiará a fondo. En primer lugar tratará de encontrar alguna trampa. Y luego para ver como se abre, si tiene cerradura, o algún mecanismo. Para esos menesteres tiene sus herramientas de ladrón.-A ver muchacho, deja a los profesionales.-Dice mientras usa sus herramientas para tratar de abrir la puerta.

Elassil se tranquilizó cuando entendió que la sangre no era del mediano. Recogió las pocas pertenencias que allí había. Volvísteis pues tras vuestros pasos, en busca de la puerta metálica, y mientras lo hacíais el cadáver de la araña recibió otra "caricia" del enano en forma de patada.

Karel se quedó observando la puerta, metálica y robusta, mientras la escudriñaba lo mejor que podía, no fuera a haber algún tipo de trampa allí incrustada. Sin embargo, tras unos instantes divisando el acceso, el enano se percató de que allí no había absolutamente nada de peligro. Era un monasterio de monjes (que aún no habían aparecido todos, sólo cadáveres de varios de ellos), por lo que no debía ser muy normal encontrar algún tipo de entresijo de tal calibre entre sus muros.

La puerta no presentaba ningún tipo de rendija a excepción del hueco de una llave en la zona media de la misma, en uno de sus lados. Allí había algo que encerrar muy bien, y por eso debía tener tal puerta. De momento, Karel no pudo abrir tal portón en sus varios intentos para ello, pero si pudo escuchar el exhalar y suspirar de alguien en el interior, ¿sería el mediano?

Acto seguido el enano se echó a un lado dejando paso a Elassil. Tal vez éste tuviera una mejor mano para forzar de una forma sutil aquel impedimento. Tras sacar sus herramientas de ladronzuelo (las cuales estaban recogidas en un fardo de tela), se agachó unos segundos delante del metal, en concreto en la cerradura y... ¡Chass! Esta emitió un crujido casi ensordecedor; un crujido de sorpresa ante la envergadura de la puerta tan férrea y prominente...

Una vez que la puerta se abrió Elassil la empujó con sus dedos, y pudísteis ver el interior aún sin entrar todavía:  se trataba de una capilla de oración muy simple y diáfana, con una especie de reclinatorio delante de una gran figura de piedra (que no era sino una especie de deidad antropomorfa, pero con un par de cabezas humanas sobre sus hombros). La luz entraba sutilmente por varios ventanucos, lo que hacía innecesaria la presencia de antorcha o fuego.

Y allí delante estaba él... el único superviviente de todo el mal que allí se había formado.

Se trataba de un elfo con cabellos oscuros, un rostro joven y una expresión de terror y esperanza en él al mismo tiempo. Vestía con un habito simple, ensangrentado, típico de los monjes de cualquier monasterio, y al miraros parecía no esperarse vuestra presencia (pues estaba como compungido y mostraba cierto terror en sus ojos).

Qu... q...no.. -farfullaba, pero no era de momento capaz de articular palabra alguna-.

Después de que le dejara hacer al elfo, éste abrió la puerta. Era hábil en esas lides, por eso llevaba siempre el rostro embozado, como los rufianes de ciudad. La puerta gimió al abrirse y al otro lado vimos una capilla y a un superviviente. No era Togull, si no un monje del monasterio. ¡Otro elfo!

-"¡Pufffff! Esto está infestado de orejones y de alimañas." Bufé al ver sus orejas puntiagudas.

Me metí dentro de la sala el primero y miré alrededor. Bajé e escudo y el hacha y me dirigí hacia el muchacho.

-"Tranquilo muchacho, hemos venido a buscar a un amigo nuestro, Togull, y nos hemos encontrado con el monasterio destrozado. No debes de temer de nosotros. Bueno, de mi amigo sí, que es algo huraño." Le dije sonriendo para rebajar la tensión. "¿Qué demonios ha pasado aquí? ¿Y quién eres?" Le pregunté despacio.

Después de que me respondiera, me daría una vuelta para inspeccionar bien la capilla, sobre todo el altar, donde estaba la efigie del ser bicéfalo. Elassil se encargaría de acunar y proteger al muchacho, siempre había sido un blandengue y le gustaban mucho los niños.

Elassil logró abrir la puerta, a ver si aprendía el enano como se hacían estas cosas. Y en el interior no estaba Togoll, había un monje, el único superviviente que habíamos encontrado. Se trataba de un joven elfo. Al que el gañan de Karel en lugar de tranquilizar asusto, aun más de lo que ya estaba. Estudie la habitación y la extraña figura que allí había, y luego trate de tranquilizar al monje.-Tranquilo, no somos enemigos. No te asustes de este enano, a pesar de sus apariencias no es tan malo como parece, no huele muy bien, pero no se come a nadie.-Espero un poco a ver si el joven se tranquilizaba y recuperaba el habla.-Tómate tu tiempo, pero nos gustaría saber que es lo que ha pasado en este monasterio, y si sabes algo de nuestro amigo Togull.-De mientras continuó examinando la sala, a ver que es lo que podía encontrar en aquel lugar.

El joven elfo novicio os miró, tragó saliva y entendió que no érais una amenaza. Caminó unos pasos, andó un poco de acá para allá, y luego se acercó a vosotros. Por fin le salieron las palabras del cuerpo.

Vinieron esos insectos, arañas, pero ninguna cabía en la palma de la mano -evidentemente, ambos ya sabíais de lo que hablaba-. Eran cuatro, tal vez más, y accedieron al monasterio, mataron a algunos de mis hermanos -los monjes, se refería-, y a otros se los llevaron en volandas (tal vez para devorarlos fuera de estos muros). Yo logré encerrarme aquí -miró entonces a la estatua, como venerándola-. Togoll... sí, el mediano...

Hace un tiempo, Togoll se refugió, aquí, en el monasterio de Moralaevar. Nuestro nuevo abad le permitió descansar en nuestro hogar, como hace siempre que un peregrino o viajero acude. Mientras disfrutaba de nuestra hospitalidad, el mediano se sorprendió de nuestras costumbres cotidiana, entre ellas el vino. Aquí elaboramos un vino añejo especial mezclado con hierbas, y Togoll estaba interesado en ello... -entonces a vuestra mente acudió el festival del Desbarrilamiento...-. El vino lo fabricamos en un viñedo que no queda muy lejos del monasterio... El caso es que el mediano nos ayudó durante unas semanas en los quehaceres diarios a cambio de llevarse una barrica de nuestro vino. Al abad le pareció bien. No sabía que esos pequeños seres trabajaban tan bien -en realidad, supusísteis que el vino debía ser muy bueno, porque a Togoll no le gustaba demasiado eso de trabajar...-.

Y hace dos días ocurrió todo esta escabechina... Yo... soy Hilthear -dijo presentándose y llevándose la mano a la frente, en la cual tenía una pequeña brecha-. En cuanto a Togoll, creo que escapó, o debió escapar. Ya tenía preparada una carreta para transportar el barril del trato y marcharse, pero no sé cual fue su destino... Espero que huyera... -acto seguido Hilthear volvió a mirar la estatua-. Fray Fessus... está detrás de todo esto... Esta vez... ha ido demasiado lejos... -entonces se arrodillo con una sola rodilla al suelo, y comenzó a orar ante la estatua-.

Por su parte, Elassil estuvo rebuscando aquí y allá, pero no encontró nada de interés, a excepción de darse cuenta de que la gran talla bicéfala a la que veneraba el joven elfo novicio era del Pironita, un extraño y valioso material en la comarca.

El joven monje les contó lo sucedido, tras tranquilizarse. El bribón de Togoll había encontrado un buen vino, tan bueno que hasta había estado trabajando a cambio de un barril. Una pena no poder probar ese vino, si el mediano se había puesto a trabajar tendría que ser excepcional, ya que era la persona más vaga que conocía. Habían sido atacados por cuatro arañas, pero cual había sido el papel del tal Fray Fessus.-Podrías decirnos algo más de Fray Fessus, si ha sido el responsable de esto, es posible que el tenga a tus hermanos y a nuestro amigo. ¿Quién es? ¿Dónde podríamos encontrarle? ¿Por que habría hecho esto?-Era la información que permitiría tratar de rescatar a Togoll, y en verdad que se preguntaba quien seria ese Fray Fessus.

Fray Fessus ha sido el último abad del monasterio que, por razones desconocidas, abandonó hace casi cuatro meses la orden... de la noche a la mañana... -relataba Hilthear-. Tuvimos que elegir a otro abad, fuera de los cánones religiosos establecidos. Desde entonces sabemos que Fessus se ocultaba en la comarca, sin siquiera conocer las razones de su marcha, aunque no por ello ha dejado de hostigarnos de vez en cuando... Sin embargo, esta vez ha ido demasiado lejos, pues, según escuché a mis superiores, es él quien sabe hablar con esos seres, y es quien ha debido enviarlos aquí... -se refería a las arañas, llevándose una mano a la cabeza- Pero aún no entiendo porqué... Fessus habita en algún lugar del bosque del Amarrado, al norte del Páramo de los Bustos. Tal vez, vuestro amigo Togoll... esté oculto o retenido allí -dedujo el elfo al haber preguntado ambos por el mediano, aunque también pensó, sin decíroslo para no heriros, que bien podría haber acabado como parte de sus hermanos-.

Al final el joven elfo les había dado la información que tenía acerca del tal Fray Fessus, este cuando menos era un tipo extraño. Había sido el abad, pero les dejo, era capaz de comunicarse con las arañas, que había usado para atacar su antiguo monasterio.-¡Qué puede haberle hecho actuar así a Fray Fessus? Es cuando menos una extraña historia.-Pero al menos sabían por donde comenzar a buscar.-Amigo Karel, creo que tendremos que ir al bosque del Amarrado, al norte del páramo de los Bustos. Tal vez si hayamos a Fray Fressus, podamos rescatar a Togoll.-Y luego volviéndose hacia el joven monje, le dijo:-Hilthear ¿hay algo que podamos hacer por ti, antes de que emprendamos la búsqueda de nuestro amigo?-Y quedo a la espera de la respuesta del monje y de la de su compañero.

Miro al muchacho de arriba a abajo para cerciorarme bien de que no nos miente. Para ello utilizo mi técnica de arrugar mucho las cejas y parecer que estoy irritado. Después del peloteo del elfo, el chico desembucha todo lo que sabe y se pone a rezar.

-"O sea, que crees que ese fray Fresón, antiguo abad del monasterio es el que ha hecho esto, ¿no? ¡Ummhhh! Vaya un tiparraco. Encima aliado con arañas y gamusinos." Dije en alto. "Sí, Elassil, nos va a tocar ir a es sitio a buscar al antiguo abad. Por cierto, muchacho. ¿El viñedo está cerca del bosque del Amarrado?" Terminé preguntando.

No quería preguntar más sobre Togull, por si Elassil se ponía a llorar como un corderito, que era muy sensible. La carreta que vimos afuera era donde viajaba el mediano con el vino. Mucho me temía que ahora podía ser defecación de animal o un pellejo chupado, sin nada dentro.

-"Eso, chico. ¿Qué vas a hacer ahora? Podrías llevarnos hasta el sitio ese que has mencionado, como guía. Estarás más seguro con nosotros que aquí... bueno, más seguro conmigo, porque este de aquí no es buen combatiente... JAJAJAJA." Dije riéndome.

Fue Elassil quien inició la propuesta de ir al bosque del Amarrado a su compañero Karel. Si Togoll estaba con vida aún, debía haberse escondido por allí, o haber huido a tal lugar; en caso de estar raptado por el antiguo abad, quien sabe si habría sobrevivido o ya era pasto de las bocas de aquellos insectos octópodos... Cuando Elassil se ofreció a Hilthear para hacer algo más por él, éste se encongió de hombros, pues aún estaba como en trance y tensión por lo acontecido hacía poco. Luego respondió al enano.

Me parece... bien -añadió el elfo-. No quiero estar sólo aquí, y tal vez haya hermanos de este monasterio de Moralaevar aún con vida. Si es así, he de dar con ellos -aseguró-. El viñedo no está en la misma dirección que el bosque, sino yendo en dirección a Kalazah -la ciudad donde pretendíais antes ir, la del festival del Desbarrilamiento-. Acepto su propuesta, señor enano -dijo Hilthear-, pues he recorrido el bosque varias veces, en ruta de ida y vuelta al monasterio algunas veces.

Segundos después, corrió hacia la habitación común y sacó de debajo de uno de los camastros una capa parda, no sin dejar de observar el cuerpo de la araña allí aún yaciente. El joven apeló a marcharse de allí cuanto antes, pues no quería estar más tiempo en aquel lugar mancillado por el mal de Fessus.