Intento esquivar la mirada de Lord Casmir, pero sin mucho éxito.
Su nariz ganchuda, su grasiento pelo negro y la mirada desacreditadora parecen ocupar toda la sala. Pensaba que desenfundaría mi acero toledano en cuanto lo viese y le robaría la vida como él me robó la vida. Y sin embargo, la presencia de mi Anti-Progenitor impone tanto como la de un rey.
O quizá más.
¿Por que siento la sombra de su poder cayendo sobre el mio? Durante todo este tiempo, mientras luchabamos por nuestra vida, me sentía fuerte y capaz. Pero la mirada autoritaria de Casmir, de algún modo, mi confianza tiemble
Por suerte, la Señora Maeve y Doña Imara han sabido ponerse enfrente cuando mi resolución flaqueó.
Entonces me atrevo a hacerlo. A sostenerle la mirada a Lord Casmir. Solo llevo dos noches como vampiro, y una como brujo. Pero al menos, esto lo haré. Le mantendré la mirada: Un duelo de voluntad, la suya contra la mia.
"Sólo hay un Dios, en la tierra y cielos. Y Él no es ni hombre ni es vampiro" declaro, dejando claro mi posición.
Escuché atentamente las palabras de aquellos vampiros. No era la primera vez -ni, probablemente, sería la última- que veía historias como esa. Dueños de elevados castillos escoceses que se creían más que el vecino y eran derrocados al tratar de dominarlo, jarls que querían ser condes, condes que ambicionaban ser reyes, y todos ellos caían bajo los filos de las hachas de personas menores, con los pies mejor asentados en la tierra. No pocas veces había presenciado el alzamiento de gente honorable y su posterior corrupción por la embriaguez del poder... incluso a mí misma me había tentado alguna vez el ansia de poder. Suerte que yo tengo un marido con los pies bien asentados en la tierra.
Más atentamente escuché cuando me respondieron a la pregunta de las otras criaturas. Así que existían también los... garou. ¿Qué más seres habría por ahí rondando en las profundidades de la noche sin que lo humanos supieran siquiera de su existencia? Por desgracia para mi curiosidad, ésta se vio vanamente saciada con la lacónica respuesta de Giovanni, a quien parecía importarle más en esos momentos otra que nosotros debíamos darle.
Suspiré, tras meditarlo unos instantes. Después caminé un par de pasos hasta donde don Carlos se encontraba y me coloqué a su lado, con las piernas abiertas, los brazos cruzados y la mirada fija en todo momento en la del señor Giovanni.
-En mi caso creo que son más de uno -le dije a don Carlos en voz lo suficientemente alta como para que lo escuchase toda la sala-, pero, para lo que aquí nos concierne, la esencia de la respuesta es básicamente la misma.
Segunda vez que lo escribo... T.T odio mi conexión... me gustaba más el anterior... T.T
¿Alguno de vosotros conoce alguna forma de recuperar lo que se está escribiendo cuando se pierde la conexión y se borra?
Finalmente cuando contaron las razones por lo cual deberían matar a aquel capadocio, se quedó atentamente escuchando. Aunque no mucho después deseaba no seguir escuchando. Al parecer había un conflicto entre quien tenía a dios de su lado o quien podía convertirse en él, algo insólito ya que se imaginaba que Dios no podría nunca apoyar a uno d estos malignos grupos. Cuando al final terminaron amenazándolos Imara suspiro algo agotada, de que ambos grupos actuaran de la misma forma ante ellos.
“Yo tambien acepto junto a mis compañeros.” Dijo tratando de parecer tan segura como Don Carlos y Maeva, prefiriendo no meter a Dios en este supuesto trato.
Aquel ambiente de calma y simpatía no acababa de cuajar en mi. Había vivido en mis propias carnes, al igual que el resto de los allí presentes, de lo que eran capaces Giovanni y el resto, y por ello, algo dentro de mi no me permitía estar en completa tranquilidad, pues temía que en cuestión de segundos todo cambiase nuevamente.
El nombramiento del Señor por parte de Giovanni me dejó helada. Me parecía algo impensable que alguien como él pudiese tener a Dios en sus pensamientos. Quizás... ¿era posible que aquel fuese mi misión en el mundo y por eso no contestase a mis súplicas?
- Podéis contar conmigo también. -Di varios pasos hasta colocarme junto a Imara.
Maeve, si usas Firefox (no sé si lo hay para más navegadores), es posible que el complemento Lazarus sea lo que buscas ^^
Lord Casmir sonríe ligeramente ante las palabras de Carlos y mantiene su mirada, divertido por aquella situación. No obstante, no añade nada a las palabras de su chiquillo.
Giovanni parece satisfecho por las respuestas de aquel pequeño grupo de neonatos. Y así lo hace ver:
Entiendo entonces que estáis todos en nuestro bando. Esa es la mejor decisión posible- dice- ahora, creo que os toca participar en nuestra gran misión. Necesito que entreguéis un mensaje a Japheth, en el monasterio de los Capadocios- el nigromante tiende la mano cubierta por un guante de cuero, esperando con la palma abierta. De entre las sombras aparece otra cara conocida:
Aquí tenéis señor
El mayordomo con la cabeza baja le entrega un pergamino enroscado atado con una cinta de seda negra y un sello del mismo color que muestra una gran "G" como símbolo de identificación.
En esta carta pido audiencia con el Capadocio. Espero que entendáis la importancia de la misión que os encomiendo
Lothar se retira, mientras Claudius ahora tiende el documento hacia vosotros.
Aquello era bastante inquietante, pero igualmente se alegraba que los vieran como aliados más allá de que seguramente los habrían matado si se reusaban y que tal vez aun planeaban hacer luego de que termine esto.
Observa curiosa la carta que les entregaba, aunque sin atreverse en ser la primera en tomarla. “¿Dónde se encuentra su monasterio?” pregunto curiosa como seria su nuevo viaje. Aunque sentía que no entendía algo con esta supuesta audiencia. “¿Como cree usted que nos reciban? O reacción a la audiencia?”
Al ver que Imara no se atrevía a coger el rollo, me adelanté y lo recibí, guardándolo a buen recaudo entre mis ropajes.
-Me estaba preguntando lo mismo -le dijo a Giovanni, mirando a todos los presentes- si nos presentamos todos nosotros para entregar un mensaje de vuestra parte... tengo la intuición de que no recibiremos una calurosa bienvenida... ¿me equivoco?
"Ciertamente, sólo nos ha dicho que el Capadocio -y no ha tenido la amabilidad de mostrarnos QUE significa ese título- quiere alzarse y convertirse en igual a dios"
"¿Cómo reconoceremos al Capadocio, y sabremos que no es un señuelo?"
No esta muy lejos de aquí- os da una serie de indicaciones para llegar al mismo, el cual se encuentra a media noche de viaje- incluso si os dais prisa podéis llegar hoy mismo al monasterio. O podéis partir mañana a la noche, eso ya es vuestra decisión.
No veo por qué no deberíais ir todos, los Capadocios no se lo tomarán a mal, creedme. Y tranquilo, sabréis reconocer al líder en cuanto lo veáis.
Al escuchar las indicaciones y la posibilidad de que pudieran llegar hoy si partían ahora, observo al resto para ver lo que opinaban. Por un lado no deseaba viajar tan rápido luego de lo que paso en su último viaje, aunque pasar más tiempos con sires no le sentaba demasiado bien.
Ante la falta de respuesta por el aspecto del Capadocio, no pudo evitar insistir. “Por favor señor, no será ningún problema para usted al menos decirnos si tiene alguna marca que lo identifique bajo cualquier duda.” Comento con una sonrisa medio amable queriendo sonar correcta. Por lo demás no sabía si creerle sobre la falta de peligro pero tampoco veía otra alternativa.
No había notado hasta el momento que Águeda se habia acercado a ella, por lo que le tomo la mano en un gesto de confianza sintiendo por sus anteriores palabras que debían estar pensando de una forma parecida la cuestión de dios. Al menos eso creía porque ambas dentro de todo poseían la misma educación.
No sabía si era porque estaba acostumbrada a tener un grupo de hombres a mi cargo o por las palabras que me había dicho Carlos atrás, en el bosque... o por ambas. Pero el caso era que me sentía responsable de mis compañeros. Fui yo la primera que se levantó para pelear en aquella cena y ellos me siguieron... sabía perfectamente que esto nos habría ocurrido de todas maneras, pero en mi interior me sentía responsable, por una razón o por otra. Y por eso analizaba todas las posibles situaciones tratando de decidir qué era mejor hacer. Entorné los ojos, observando detenidamente las reacciones de Giovanni y los demás ante las palabras de Imara.
-Personalmente preferiría ir mañana, si os parece bien -les dije entonces a mis compañeros-; algunos tenéis que reponeros y además, no quiero que la cosa se nos alargue por el imprevisto que sea, cosa que, por otro lado, últimamente nos sucede mucho, y el sol nos pille allí o en el camino de vuelta. Tampoco quiero estar allí más tiempo del necesario...
Además, necesitaba enviar un par de cartas con urgencia, pero aquello no iba a decirlo en voz alta. Había algunas personas que aceptarían todo aquello con total seguridad y que muy posiblemente se convirtieran en nuestros aliados en todo aquello. Sin embargo, lo que más me urgía era el asunto del sol. Me habían contado lo que sucedía si nos exponíamos aunque fuera a un mínimo rayo y no quería que eso pasara, bajo ninguna circunstancia.
En cuanto se adentró a la posada, una terrible pesadez nubló su consciencia, de alguna forma sentía que su creadora estaba allí, pero eso era algo que ya suponía, lo que no esperaba es que consiguiera revolver su interior aún más. La confusión le atrapó enormemente y apenas seguía la conversación con lucidez, batiéndose en una dura lucha por controlar sus emociones. Parecía que su presencia alteraba el delicado equilibrio que sostenía la cordura en su interior y fue la prudencia la que le obligó a mantenerse en completa y segura fuga de atención. Sus ojos se mantuvieron firmes hacia su sire, pero su mirada quedaba vacía en un ensimismamiento revelador. Por algún desconocido motivo recibía realidades aún más lejanas de las que nunca hubiera percibido, todo había crecido, hasta el volumen de las voces cuyo sentido aún estaba descifrándose.
Un susurró le separó del grupo, rondando sin rumbo en la estancia y creyó entenderlo, pero su voz expresó un sentimiento completamente incierto que deseaba ser completamente veraz. Agradecimiento. Se inclinó por acto reflejo y entonces todas las palabras que cruzaron con la Conspiración de Isaac golpearon su mente. El tiempo puede aprovecharse para el saber. ¿Cuántos miedos por conocer? ¿Cuántos peligros nos esperan? ¿Por qué fuimos atacados en el camino? Su voz se apagaba conforme sus pupilas se clavaban en el nigromante, líder de una corrupta familia cuyo poder no pisaba en falso, por lo que desistió pronto que una respuesta pudiera satisfacerle y busco en el rostro de sus camaradas el interés antes tan contundentes incógnitas.
Giovanni te hace una ligera descripción del hombre, ante tu insistencia en conocer su aspecto. Esa descripción es mas que suficiente como para serviros para reconocerle.
Imara se habia quedado callada esperando que alguien mas dijiera algo, pero al parecer la conversacion con sus Sires habia llegado a un abrupto final. "Gracias por la descripcion y por darnos una oportunidad." dijo educadamente mientras se inclinaba y pasaba su mirada a Maeve.
En su interior no deseaba quedarse mas tiempo aqui pero tampoco se animaba a contradecir a Maeva y ademas bien podria servirles para descansar un poco antes de comenzar lo que bien podria ser otra mision peligrosa. "Creo que hemos entendido nuestra conversacion y no es mas necesario decir nada mas. Podriamos retirarnos a conseguir unos cuartos seguros para nosotros." comento esperando que aquello les diera la posibilidad de irse y conversar un poco en privado.
Supongo que podemos adelantar para ir partiendo :P
Le devolví el apretón de manos a Imara cuando sentí su mano alrededor de la mía.
- Es la opción más sensata. -Miré a Maeve y asentí. Salir ahora mismo no auguraba nada bueno y ya que nos daban la opción de partir a la noche siguiente... ¿por qué arriesgarnos?
Esperaba que nos concediesen algún cuarto en el que poder descansar juntos, pues seguía sin confiar en Giovanni como era lógico. Aunque no creía que fuese posible intercambiar algunas palabras con el resto con respecto a nuestra nueva misión. ¿Qué nos encontraríamos allí? ¿Cómo nos recibirían? ¿Qué riesgos había? Tenía la sensación de que nos estaban volviendo a enviar a la muerte definitiva.
Había estado callado viendo cómo los otros intentaban engañar a Giovanni y los sires para que les aceptaran. El conspirador volvía a ponerles la miel en los labios pero no les decía nada de importancia, al contrario, intentaba utilizarlos de nuevo y Mabuz se preguntó cuanto tardaría alguno de los dos bandos en hartarse de ellos.
Dejó que los otros hicieran las preguntas sobre su siguiente trabajo pero no quedó del todo complacido por lo que arrojó sus propias cuestiones: Disculpe, tras entregar el mensaje ¿qué debemos hacer? ¿Volvemos aquí con la respuestas o debemos ir a otro sitio?
Cuando tengáis el mensaje volved aquí e informadme de su respuesta.- responde Claudius