(Izzie & David)
Capitulo 1: Izzie, David, Barcelona
Bajo un sol de justicia en plena explanada del forum se erguía una solitaria tienda de campaña que se resistía a ser desmontada. Nadie sabía quienes eran sus dueños originales, pero la habían dado por perdida hacía tiempo (posiblemente por el olor a pota y el engorro que sería volver a montarla y pasarla por el aeropuerto), en aquel momento la ocupaban dos jovenes americanos que se negaban a dar el Sonar por terminado.
Izzie y David no querían marcharse.
- Es un timo- dijo él,- apenas han venido DJs... y los conciertos han sido supercortos.
- ¡Sí!- se quejó ella.- Ahora que le estaba cogiendo el puntillo- añadió.- ¿Dos semanas? ¡He visto bacanales más largas! ¡Un miercoles!
- Además la peña no sabe valorar nada- siguió él, en su diálogo que consistía más bien en dos monólogos.- Se creen que el pop industrial es lo mismo que el tecno industrial o la electronica tribal ¡No se parecen en nada! Vaya unos ineptos los organizadores...
- Y se hacen llamar "festival"- bufó ella.- ¡He visto más fiesta en algunos entierros! Si no las llego a montar yo, apenas habría habido peleas ni nada.
- Y no me hagas empezar con la calidad acústica de los escenarios- añadió él.- Penosa a más no poder. ¿No podrían apagar el mar para estas cosas? Se pierde calidad...
- ¿Y los escenarios?- agregó ella.- ¡Que vacíos! ¡Y no te dejában subir ni nada! Con lo que tenían que mejorar algunos... Una se esfuerza, ¡Pero así no se puede!
En estas estaban cuando la última lata de cerveza recalentada al sol, que empezaba a parecer que ya la habían vomitado antes (vaticinando su futuro de algún modo), estaba apunto de acabarse.
Los dos se quedaron mirando el último medio vaso como si, por pura vergüenza, fuera a llamar a sus amigos o algo.
- ¡Encima sin priva!- se quejó Izzie, asomando la cabeza fuera de la tienda.- ¡Y ni un cerveza-bier a la vista!
- ¡Inaceptable!- gruñó David.- Necesité tres litronas para no suicidarme en la sesión de clausura del festival... que malo era ese tío.
- No - Hay - Cerveza- repitió ella.- ¡Esto es un problema de verdad, centrate!- le gritó mientras lo zarandeaba cogido por los hombros.- ¡No estas entendiendo la gravedad de la situación! ¡¿Porque no queda birra?!
- Bueno...- respondió él titubeando.- Creo que hemos bebido bastante y, claro, sólo teníamos una caja de 64, que ya te dije que era insuficiente, por cierto...
- ¡Pues haberme acompañado a robarla del almacén, so vago!- respondió la otra, montando en cólera.- Pero no, el señorito tenía que quedarse a ver el "super especial ultimo concierto de los Mouse Divine"- se quejó, haciendo escarnio de la voz de él.- Que encima que fue un truño de concierto, y no me digas que no porque vi más de la mitad,- le advirtió antes de que él pudiera cortarla,- ¡Todos sabemos que no es el último concierto! ¡Se han separado definitivamente siete veces ya! ¡¿A quien puñeta creen que engañan?!
- No, pero esta vez es la definitiva, en serio- señaló él.- Pusieron en su blog que tenían diferencias creativas super insalvables y...
- ¡Diferencias creativas y una mierda!- volvió a interrumpirlo ella.- ¡Son unos putos chaqueteros y unos vendidos! ¡¡Y además no tenemos priva!! ¡¡¡Por tu culpa!!!- le chilló, señalandolo acusadoramente con el dedo.
Desde fuera la discusión hacia temblar la pequeña tienda que había atraído la atención de unos pobres operarios del servicio de limpieza urbano que les tocaba limpiar la explanada de desperdicios. Mientras veían como la tienda, que no estaba clavada al suelo, se movía, saltaba y se zarandeaba como si hubiera un huracán dentro mientras sonaban un montón de palabrotas en varios idiomas, decidieron que mejor empezaban por el otro lado, que no sólo estaba más sucio, sino que estaba muy muy lejos.
La tienda fue rodando, dando tumbos por su propia inercia hasta terminar inevitablemente en la playa, rebozada como una croqueta.
Varias manos tironearon de la cremallera entre gritos e improperios hasta que al final, como es lógico, terminaron por romperla. Ambos chicos sacaron la cabeza a la vez, en un intento desesperado por inhalar aire fresco y toda la mierda que acumularon en su interior terminó por salir como un vómito incohercible tras ellos.
-¡La has tirado! ¡Encima has tirado la birra que nos quedaba! -Se quejó ella lloriqueando, saliendo a la playa a gatas.
-¡Mis esbozos, mis esbozos! -Sin hacer mucho caso del lloriqueo de la pobre y abatida jovencita. El chico salió corriendo tras un manojo de papeles que ahora revoloteaban alegremente empujados por la brisa en dirección al mar. -¡Acabas de echar a perder una obra de un valor incalculable! -se quejó trastabillando en la arena, trastando de alcanzar sus bocetos voladores a la desesperada mientras ella seguía mirando el charquito que había dejado el último medio vaso de cerveza. -¡El culmen del noveno arte!.
Arrodillada en la arena, el charquito comenzó a secarse lenta e inexorablemente. Ella lo miró de forma dramática y cerró los puños crispados. -¡Maldita sea, lo habeis fastidiado! -Se quejó al aire antes de darse la vuelta y fulminar a David con la mirada.
-¿¡Incalculable?! -Se puso en pie y fue tras él a grandes zancadas -¿¡Incalculable?! -repitió haciendo énfasis en cada silaba. -¡já! ¡Yo te lo calcularé en un momento!, ¡cero! ¿¡entiendes!? ¡Ceeeeerooooo! -continuó haciendo grandes aspavientos con los brazos. -¡hasta tu chucho podría hacerlo mucho mejor! -Domí, al sentirse fugazmente aludido, levantó la cabeza de la divertida maraña de desperdicios en que se había convertido la tienda, aunque pronto volvió a ignorarlos felizmente para seguir con sus cosas de perro infernal ( a saber: revolcarse en la arena y perseguir gaviotas)
Y el último pedazo de papel, para desesperación final de David, terminó flotando en el mar...
De haber estado solo, habría soltado alguna lagrimita por la perdida, pero aquel, claro estaba, no era el caso. Asique se dió media vuelta para encarar a Izzie que ya se acercaba a él como un implacable terremoto. -¡Eso es mentira! -Replicó él irguiendose en toda su altura y más, si pudiera. -¡Esto es arte! y yo, al contrario que tú, se lo que me hago, porque ya que estamos, permiteme que te lo diga ¡No sabes cocinar! -terminó señalandola con un dedo acusador antes de darse media vuelta muy dignamente y cruzarse de brazos
Durante un instante, el tiempo pareció detenerse mientras una bolsa del Carrefour cruzó rodando a merced de la brisa, la línea que separaba a ambos chicos.
-Retiralo -Un fulgor rojizo comenzó a aflorar en las mejillas de Izzie, que ahora parecía anclada al suelo, con los puños fuertemente cerrados y la mirada furivunda, clavada como un tiro de sal directamente en David. -Re - Ti - Ra - Lo. -Repitió encogiéndose un poquito. Cualquiera que estuviera observando la escena desde fuera diría que aquella chica estaba apunto de saltar a la yugular de su oponente. Claro que eso, sería una tontería...
- No pienso retirarlo- respondió él, crecido en su locura.- El útlimo día me serviste una chancla... ¡Una chancla! Llamarlo bistec no hace que deje de ser calzado ¿sabes? ¡Tenía las tiras y todo!- le acusó levantando un dedo acusador.
“ Y los cielos se oscurecieron mientras tambores de guerra tronaban en las nubes, un rayo partió el horizonte y las puertas del averno se abrieron para dejar paso al Apocalipsis”.
En realidad nada de eso pasó, el cielo continuó igual de limpio y azul que siempre y el mar seguía tan tranquilo como una charca. Pero a juzgar por como ella cogió impulso y se lanzó sobre él como una fuerza de la naturaleza bien podría haber sido el preludio de algo similar.
-¡Si tu perro no se hubiera comido nuestros bocadillos no tendría que haber asado las chanclas de aquel tío! -Repuso Izzie a voz en grito, agarrando a David por el cuello de la camisa y tirandole al suelo. Obligandole a rodar en una pelea un tanto absurda e infantil, pero no por ello menos importante. Es decir, Esparta y Atenas tenían batallas mucho menos reñidas.
Los dos chicos acabaron en el agua mientras se lanzaban pullas y golpes sin parar. Intercalados por algunos “¡No, el pelo no!” o “No vale morder aaaay” entre medias.
- Domi no se habría comido los bocadillos si no hubieras tirado su comida al suelo del bosque de las hadas para que entraran animalitos. ¡Además de que no sirvió para nada!- replicó él mientras rodaban por el suelo.- Ay, no me pegues, ¡seras tonta!- se quejó, mientras le mordía un pie.
-Ellos también tienen derecho a desayunar ¿sabes?, lo que pasa es que eres un EGOISTA -replicó ella parando así solo un segundo de mordisquear algo, ya sea un pie, una pierna o lo que fuera. -y...¡para! ¡No, deja de chuparme! ¡eso es asqueroso! -sus quejas fueron interrumpidas por lametones concienzudamente babosos de David asique no tuvo más remedio que revolverse con mas violencia, como un gusanito atrapado en un anzuelo, con muchas más palabrotas pero igualmente escurridizo.
- Muy bien, ya basta- sentenció él, aprovechandose de que era más grande y más fuerte la cogió por la cintura y se la cargó al hombro, adentrandose en las aguas para arrojarla a la parte más profunda.- Ala, al agua patos- terminó, sacudiendose las manos.
Izzie cayó al agua sin dejar de patalear y gritar, para emerger instantes despues toda empapada con una estrella de mar en la cabeza y escupiendo un parabólico chorrito de agua. -Largo...-masculló a la estrella entre dientes antes de que esta, huyera de la maraña de pelo de un saltito.
-No deberias empezar guerras que después no puedas terminar -añadió tetricamente caminando hasta él, despacio, sin prisa hasta que finalmente, terminó por abrir los brazos de par en par, esbozando una sonrisilla torcida. -¡Dame un abrazo! -Concluyó antes de salir corriendo y placarle, obligandole a él también a caer al agua.
- Puaaaaaj- se quejó él al emerger de nuevo, aguantandola con una mano sin mucho esfuerzo por la cabeza.- ¿Tu sabes lo que hay en estas aguas?- le preguntó,- esto es asqueroso, Izz, te has ganado un ataque de cosquillas asesinas- sentenció antes de abalanzarse sobre ella sin que pudiera escurrirse.
Ella intentó resistirse como pudo, pero con las manos atrapadas, la defensa se tornaba un poco complicada y lo único que podía hacer era patalear y morder -¡Puaj, sabes a pantano! -se quejó entre inevitables carcajadas, tratando de centrarse en respirar. Porque si, respirar es importante y cuando uno dejaba de hacerlo, corría el riesgo de ahogarse y esas cosas.
En un intento desesperado por librarse de la presa y la tortura, comenzaron a aparecer, hechos un nudo, en los lugares más insospechados. Desde la mochila de un sherpa en el Himalaya, hasta la finisima mesa de un café francés, pasando por los baños termales de unos monos capuchinos en japón, cosa que les dió muy mal rollo, tantos ojillos simiescos mirandote a la vez sin saber lo que se les está pasando por la cabeza da mal rollo, muy mal rollo, por lo que sin hacer ni un ruido ni por supuesto movimientos bruscos (o por lo menos lo intentaron), volvieron a aparecer en la misma playa de Barcelona, bajo el mismo sol de justicia y sobre las mismas apestosas aguas.
Todo parecía repentinamente tranquilo, habían parado de hacerse cosquillas, morderse, chuparse o pegarse y ahora flotaban en el agua extrañamente relajados. Casi como si se hubieran estado zurrando a base de bien con alguien y todo..
Durante un instante, que algunos podrían haber llamado “perfecto”, se miraron con una sonrisilla estúpida pintada en la cara. Él continuaba sosteniendola a ella por la cintura y ella pasó sus brazos alrededor de su cuello para no hundirse.
Justo en ese momento. Un gitano-rumano comenzó a desgarrar el silencio de la playa con su solo de violín en una terraza cercana a cambio de unas monedas. Y si esto hubiera sido una pelicula Disney, un cangrejo con acento cubano les habría dedicado una canción con un coro de flamencos, peces, ranas y tortugas, sin embargo...
- Noto algo en mis pantalones- dijo él, de pronto. Ella se quedó sorprendida un instante, antes de volver a sonreír y contestar- ¿Ah si?- en un tono juguetón.- No, en serio, hay algo en mis pantalones- repitió él con urgencia, separandose de ella y sacudiendo la pierna bajo el agua.
Ella se separó alarmada - ¡No te me acerques!- gritó.- ¡Seguro que es venenoso! o peor... ¡Es una medusa! ¡Vamos a morir!- terminó, dejándose llevar por la histéria.
- Ah, mierda, mierda- gruñía él dando ridículos salitos hacia la playa.- Venga, ayudame- le dijo a ella, agarrandola por una camiseta empapada y arrastrandola hacía él.
- ¡Nooooo!- chilló Izzie mientras salía corriendo.- ¡No quiero morir! ¡Soy muy joven!
El chico consiguió llegar a la orilla sacudiendose la pierna hasta que saltó un pececillo plateado, cayó, y empezó a rebotar contra la arena.- ¡Au!- gritó, ¡Algo me ha picado!- se quejó, mientras se quitaba los pantalones a toda prisa. Una pequeña medusa casi deshecha apareció pegada a la cara interna de su muslo. Él la arrancó de un manotazo y la tiró al agua.- ¡Maldita sea! Te dije que teniamos que haber ido al festival de musica electronica de Moscou, estas cosas no pasan ahí seguro!- gruño.
- Como dueleeeee- siguió quejandose.- Izzie, ven aquí y chupame el veneno anda- le pidió a la chica.
Ella observaba la escena ya a una distancia prudencial. Tan prudencial que ni siquiera una orca asesina de esas que suben a la playa para cazar focas podría haberla atrapado. -¿Se ha ido ya? -preguntó alzándose de puntillas, como si así pudiera ver mucho mejor como David cojeaba y hacía aspavientos hacia su pierna. Con mucha precaución, volvió a acercarse lentamente, temerosa de sufrir un nuevo ataque de algún animal asesino y solo cuando estuvo realmente segura de que lo que fuera se había marchado, terminó por colocarse nuevamente junto al chico, esbozando una sonrisilla inocente, como si allí no hubiera pasado nada de nada.
Con toda la confianza del mundo, se acercó para examinar el sarpullido que comenzaba a aflorar ya en el muslo de David y como si de toda una experta se tratase, se llevó una mano a la barbilla asintiendo despacio, pensativa.
-¿Sabes? Chupar el veneno no serviría de nada, pero conozco una manera de aliviar las picaduras de medusa - concluyó con una elocuencia que para nada auguraba lo que estaba pensando hacer, antes de desabrocharse el primer botón del pantalón.
A veces la confianzaba daba realmente asco.
(continuará...)
Master: Desde las ventanas se veía el central park. Era un edificio antiguo aunque bien conservado, pero lejos de ser de los más caros. El vecindario era relativamente tranquilo y casi todos se conocían. Como una pequeña familia o, incluso, como una manada. Su padre, un hombre grande y robusto pese a su edad le estudió con detenimiento.
- Tienes que empezar a tomártelo en serio, Neil. Entrenas poco tus capacidades naturales. Ya sabes cuál es el trato, pagamos tu carrera pero a cambio te esfuerzas por ser útil a la manada.
Su madre no dijo nada, pero tampoco hacía falta. Ella era tan dominante como su padre, igual de autoritaria y había criado sola varias camadas, la suya y las de otras.
- Fíjate en Roger. Él ya sabe cómo diferenciar sanguijuelas por olfato y puede tumbar a quien haga falta. Y con los cazadores presionando, pronto nos hará falta todos los aliados que podamos conseguir... - Miró a Neil - ¿Me estás escuchando Neil?
Neil: La voz de mi padre me devolvió al mundo. Estaba observando a una pareja que jugaba con sus perros en el parque. Era curioso ver cómo los perros habían aprendido a leer los movimientos de sus amos y a prever sus reacciones. A veces uno se preguntaba quién es el inteligente.
- Sí, padre. Ya lo sé, padre. - Dije, con voz monótona. - Pero por mucho que me esfuerce yo no tengo el tamaño de Roger, ni su instinto. Además, tampoco se me da tan mal. Soy rápido y tengo buenos reflejos. A veces sirve más que la fuerza. - Flexioné un poco los músculos para reforzar mis palabras. - Además, quizá podríamos llegar a un acuerdo con ellos... - En cuanto lo dije me arrepentí. Sabía que mi padre no aceptaría eso como un argumento. - Está bien, volvamos a empezar si quieres.
Master: Su padre le miró con severidad y soltó un gruñido bajo, más para mostrar su molestia que para amedrentarle. Los músculos de su cuello se pusieron en tensión, pero sabía que no iba a castigarle aún.
- Ellos no quieren ningún acuerdo. No son como los shamanistas. Ven a todos los que no pertenecen a su manada como presas. Y quieren atacar a los vampiros. Si no andamos con ojo tendremos una guerra encima.
Sacó un mapa de Manhattan y señaló el central park.
- Aquí es dónde estaba el cuerpo del vampiro. A sólo unas metros del límite. Lo habían dejado para que todos lo vieran. En nuestro territorio... ¿Qué crees que habría pasado si los vampiros llegan a enterarse?
Su padre estudió el mapa y luego miró hacia el parque. De forma inconsciente olfateaba la habitación.
- Roger y tú, tenéis que aprovechar la universidad para hacer aliados. La manada no necesita más frentes abiertos. Y escuché que este año habría más alumnos. Incluso se dice que alguno importante. Así que ya estás poniendo más interés. - declaró.
- Neil podría hacer contactos en el hospital - intervino su madre - Si sacase sangre para los vampiros seguro que nos mirarian de otro modo. Los negocios siempre facilitan las cosas y ellos tienen dinero y contactos.
Neil: Agradecí las palabras de mi madre y asentí.
- En eso madre tiene razón. Los cazadores no se atreverían a una guerra abierta contra los vampiros y nosotros si estuviésemos juntos. - Señalé el mapa, marcando el hospital. - Aquí es donde podemos ganar esta lucha sin que haya empezado.
Me retiré un poco y alcé la cabeza para mirar a mi padre directamente a los ojos. No era un hombre que se andase con rodeos.
- Además, los dos sabemos que lo tendré más fácil que Roger. No parezco una amenaza, y así los vampiros no estarán tan a la defensiva. - Tragué saliva, era ahora o nunca. - Padre, quiero ayudar a la manada, pero debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. No podemos someter a los vampiros para conseguir su ayuda. Déjame hacerlo a mi manera.
Extendí mi uña con una conversión parcial. Un truco que había aprendido hacía tiempo. Una pena que no fuese capaz de hacer nada más interesante que alargar la uña de mi pulgar. Tracé una línea en la palma de mi mano. Vi cómo la sangre empezaba a teñirla de rojo. Apreté el puño y dejé que manchase el suelo.
- Por esta sangre, sobre el territorio de nuestros ancestros y ante los espíritus de los que nos precedieron, realizo mi juramento. Yo, Niall, de la sangre de Aodh, hijo de Rúadhán, lograré una alianza con los seres de esta ciudad y evitaré que los cazadores nos arrebaten lo que es nuestro por derecho.
Una vez que terminado mi pacto con los espíritus abrí la mano e hice que la herida se cerrase.
- Espero que esto sea suficiente para demostrarte lo dispuesto que estoy, padre.
Master: Su padre asintió, al parecer más satisfecho por la actitud de su hijo. Intercambió una mirada con su madre, era más que posible que ya lo tuvieran planeado de antes. Funcionaban así, como un equipo. Cazaban juntos y discutían juntos.
- Muy bien hijo, confiaremos en ti. Roger ya se encargó de reclutar nuevos miembros en la manada. - aquel comentario pareció divertir a su madre.
- Creo que pronto habrá una nueva camada, hay un par de lobas jóvenes en celo. Ahora que se cansó de las vampiras, puede que nos haga abuelos. ¿Y tu Neil? ¿Vas a darme nietos?
Su padre miró a su madre, estaba claro que era algo de lo que habían hablado antes.
- Deja que el chico se divierta un poco, ya te los dará cuando acabe la universidad.
Los dos se rieron, aunque era obvio que lo decían en serio y que realmente esperaban nietos cuando Neil acabase la carrera...
Neil: Me henchí de orgullo ante la aprobación de mi padre. Había sido escueto, pero así era él. En cualquier caso no iba a dejarse ganar tan facilmente. Sacó el tema de los nietos. Una vez más mi madre salió al quite. Siempre agradecía que estuviese ella en las discusiones. Cuando eran padre y Roger contra mi, era mucho más complicado salir airoso.
- Oh, padre, ¿ya me quieres emparejar? - Mi lado más infantil salió a relucir. - Roger ha podido divertirse durante muchos años, ¡dame un respiro!
Agaché las orejas y puse mi mirada más tierna. Esperaba que notase que sólo era una broma. Aunque todos teníamos claro que no era más que una discusión pospuesta. Hiciera lo que hiciese, en algún momento me tocaría asumir mis responsabilidades como macho y perpetuar nuestra línea de sangre.
Cada vez que pensaba en aquellas cosas, recordaba al bisabuelo Keane y sus historias sobre Irlanda. Oh, claro que él no había vivido aquella época, de la que hacía ya cuatro siglos, pero aquellas leyendas se habían mantenido en la familia desde que emigráramos a este nuevo mundo, y con la rama original ahora extinta, era todo lo que nos quedaba de ellos. No pude evitar ponerme a silbar una giga que me habían enseñado de niño y que siempre me venía a la mente cuando era feliz.
El Caballero de la Bruja: Origins
:|: Hoyt Clayton (10) & Maebh Walsh (3) :|:
&
Hoyt
Otra tarde más de otro día más totalmente aburrido como todos los anteriores. Las clases han sido un aburrimiento, los deberes son un aburrimiento y la casa está llena de niños pequeños que también son un aburrimiento.
Estoy tumbado en el sofá matando el tiempo para ver si empieza alguna serie decente por la tele, pero ni siquiera tienen buenos canales, así que seguro que también es aburrido. Y la última vez que puse la lucha libre no solo me obligaron a cambiar de canal sino que también bloquearon el acceso con algún rollo de control parental, aburridísimo.
Así que me dedico a tirar una pelota al aire y cogerla cuando me va a caer encima, que al menos tiene un poco de emoción.
Maebh
Otro día más en aquella casa, y otro día más que de repente, sin que entendiera muy bien por qué, los niños mayores han empezado a reírse y burlarse de mí mientras me tiran del pelo.
He estado escondiéndome toda la tarde en el jardín, sin asomar la cabeza, para que no me vieran, hasta que no he podido evitarlo más tiempo y he tenido que ir a la cocina a por un vaso de agua.
Pero claro, no podía ser todo tan fácil, porque si bien llevaban un buen rato sin buscarme, ha sido salir de mi escondite y encontrármelos de frente, y aterrada, he empezado a correr, sin darme cuenta que entraba en la casa.
De todas formas, ha servido de muy poco, porque yo soy considerablemente más pequeña que ellos y mis piernas bastante más cortas, así que pronto me han acorralado en la puerta del salón, donde han empezado de nuevo a tirarme de las trenzas y a darme empujones.
Llorando, me escabullo entrando al salón, sin fijarme por donde voy hasta que me paro de golpe, quedándome de piedra viendo a uno de los niños más mayores, el que nunca nos presta atención ni nos dedica una segunda mirada, dando tiempo más que suficiente para que los otros niños me alcancen.
Hoyt
Pelota arriba. Pelota abajo. Pelota arriba. Pelota abajo. Pelota arriba. Pelota abajo. Pelota arri... niña colándose en el salón. ¡Ay, pelota abajo! me siento de golpe, al caérseme la pelota en un lado de la cabeza cuando había mirado a la niñita rubita esa que lleva aquí cosa de un par de aburridas semanas.
Y detrás suya entran Josh y Gary, haciendo la única cosa aburrida que saben hacer, que es molestar a los más pequeños para demostrar que son mayores. Pero no lo son. Qué diantres, seguro que son tan estúpidos que puedo con los dos yo solo. Y con ese pensamiento en mente me levanto del sofá.
-¿Os divierte molestar a una niña pequeña? Estoy muy aburrido, creo que yo también quiero jugar a eso... -digo, acercándome lentamente con una sonrisa apretada en el rostro.
Maebh
Con miedo cuando le veo levantarse, pensando que se va a unir a los dos niños que están ahora a mi lado, le miro entre lágrimas cuando le oigo hablar, mirando a todas partes intentando escabullirme. Ser pequeña era bueno en éstas situaciones.
Pero antes de que pudiera hacer nada, uno de los niños, Josh, creo que se llama, me empuja y caigo al suelo, haciéndome daño en la rodilla, así que me quedo ahí, llorando, mientras acuno la rodilla entre las manos, la cara escondida entre los brazos, esperando otro empujón.
Hoyt
Cuando me estoy acercando, uno de los dos niños estúpidos y aburridos decide que esperarme no es suficiente diversión y le mete un empujón a la pequeñaja, tirándola al suelo. No es que yo sea el mejor niño del mundo, y no necesito a un aburrido y asqueroso tipo del servicio de acogida para que me lo diga, pero meterse con niños que no saben ni responder es muy aburrido. Así que cuando ya casi estoy sobre la rubita y Gary parece querer ayudarme a revolcarla por el suelo, paso mi pierna por encima de la niña interponiéndome entre ella y los dos criajos.
-Y ahora vamos a divertirnos un poco. Sois dos tapones, pero juntos seguro que valéis como un niño grande. ¿Qué, queréis probar si valéis como un niño grande o vais a ir corriendo a decirle a mama que sois unos lloricas?
Maebh
Abriendo los ojos sorprendida mientras un par de lagrimones caen en mi rodilla, miro al niño mayor, viendo como se interpone entre los niños y yo mientras les amenaza.
Por un momento, se ponen pálidos y se miran, sin saber qué decir antes de balbucear algo de que me lo merezco por decir cosas raras y que soy una freak.
El niño mayor, del que no recuerdo el nombre, sorprendido, me echa una mirada de reojo antes de volver a mirarles y crujirse los nudillos como hacen en un programa de la tele, a lo que Josh y Gary, más pálidos aún que antes, deciden intentar escabullirse corriendo.
Aunque para mi divertimento, no lo logran antes de llevarse un capón del niño mayor, que acto seguido se gira y se me queda mirando, mientras sigo llorando y empiezo a reírme, mi cara llena de churretones y el pelo revuelto.
Hoyt
Los niños corren como una gallina descabezada -es cierto, en la tele hace un par de meses salió cómo le cortaban la cabeza a una gallina y se ponía a correr de un lado a otro chocándose con todo- en cuanto les suelto un sopapo dejándome con la niñita, que está tirada en el suelo llorando a mares y con todo el peinado deshecho por esos dos. Había pensado pegarme un poco, así que no tengo muy claro qué hacer ahora, y me quedo pensando un instante antes de agacharme, levantarla de golpe y llevármela al sofá a que se siente y pare un poco de llorar. Si vienen los padres de acogida, al menos tendré una niña pequeña de escudo ante las acusaciones de esos dos, que se habrán ido a chivarse seguro del todo.
Maebh
En cuanto me levanta, me agarro a su cuello, sin soltarle hasta que estamos sentados en el sofá.
Sin saber qué decir, me quedo mirándole antes de acercarme más a él y poner mi mano en su mejilla - Gra... gracias... - digo entre hipidos.
Él me mira de reojo, seguro pensando que menudo fastidio tener que aguantarme ahora, y antes de que diga nada más, me abrazo a él, como si fuera una tabla de salvación, mientras sigo hipando y me restriego los ojos, quitándome las últimas lágrimas.
Hoyt
Una lapa, eso es lo que es. Menos mal que soy fuerte, porque aunque sea pequeña la niña se me pega al cuello y no se suelta ni un momento, llorando sobre mi hombro e hipando como si no hubiese mañana. Pero al menos sabe ser educada y no parece tan rarita como la pintan los otros. Pero por meterse con alguien, serían capaces de decir cualquier tontería.
-No ha sido nada, esos niños son unos tontos aburridos que no saben más que meterse con los pequeños. Es mucho más divertido pegarse con gente de tu tamaño, a esos les puedo con una mano atada a la espalda. -Trato de despegármela con suavidad. -Ya está, no van a venir a molestarte si estás conmigo. -Digo sin considerar mis palabras.
Porque es cierto, pero seguro que si entiende lo que no debe se va a pegar a mí solo para que no le hagan nada. Y seguro que eso es un coñazo.
Maebh
Oyéndole hablar de los otros niños, me entra la risa y comienzo a reírme, hasta que me dice que puedo quedarme con él y vuelvo a mirarle fijamente mientras le pregunto, tímida - ¿De... de verdad? ¿puedo... quedarme contigo? ¿lo prometes? -, y extendiendo mi mano con el meñique estirado, le miro fijamente esperando que me responda.
Viendo que se me queda mirando extrañado y sin saber muy bien qué espero que haga, le cojo su mano y flexionándole los dedos, dejo sólo el meñique extendido, rodeándolo con el mío y moviendo la mano de arriba a abajo un poco antes de sonreír de nuevo.
Hoyt
Oh, fantástico. Lo ha entendido mal. Me llevo las manos a la cara mentalmente, ya que estando pegada a mí no me deja hacerlo de manera real. Y entonces me ofrece el meñique como si fuese una de esas series de niñas con ponys y muñecas en un mundo de piruletas. Y viendo cómo me mueve la mano, me obliga a prometer algo que no tengo muy claro que quiera cumplir. Aunque pensándolo bien, seguro que la niña sabe estarse calladita en el sofá y si esos dos o quien sea vuelve a intentar meterse con ella, al menos conseguirá que me entretenga un rato, así que no tengo más remedio que soltar un suspiro y mover los ojos de un lado a otro diciendo un -Sí, lo prometo. -y luego le suelto el meñique, no vaya a pensar más raro aún. -Y ahora enciende la tele antes de que vengan los padres, que si no vas a hacer que me meta en un lio por ayudarte.
Maebh
Asintiendo contenta, cojo el mando con ambas manos dándole a un botón y encendiendo la tele, antes de arreglarme un poco el pelo y estirar el vestido, para después acurrucarme contra él, con una sonrisa en los labios.
Hoyt
Vaya con la niña, que me ha tomado por una cama... le cojo el mando y me pongo a hacer un poco de zapping hasta encontrar una serie infantil para la rubita, un minuto antes de que lleguen los padres de acogida seguro que pretendiéndome echar una bronca más. Pero parece que la escena les ablanda el corazón tanto como pensaba, porque sonríen y se marchan sin siquiera decir algo, para consternación de Josh y Gary, que se tienen que comer los mocos y no seguir metiéndose con la niñita que se me ha pegado encima.
Las aventuras de Alex y Robert
Capítulo 1: Cómo organizar una fiesta.
Robert: Con algo de vergüenza abre la puerta de su casa. Nunca había sido alguien muy presumido, y de hecho odiaba aquel sitio. Lo había comprado alguien de su familia (o que trabajaba para su familia, o que trabajaba para alguien que trabajaba para su familia) a fin de que si vivía en Nueva York lo hiciese como “debía”. También había sido decorado y amueblado para él.
Nada más abrir la puerta se puede contemplar una habitación amplia, pintada por completo de color blanco. En las paredes se pueden ver unos grandes ventanales que se alzan desde el suelo hasta el techo, que dan algunos a la ciudad (que se puede ver perfectamente por lo alto del edificio) y otros a una terraza con piscina. La habitación hace a la vez de salón y de cocina, separados por una barra, con todos los muebles y electrodomésticos del mismo color blanco, que le da a la vez sobriedad e irrealidad como si nadie viviera allí. Está todo perfectamente ordenado y colocado (lo que refuerza esta idea). Al fondo de la habitación se pueden ver unas escaleras de caracol que suben hacia el piso superior.
- Esto... bienvenida. - tartamudeo mientras sujeto la puerta para ella. No me gustaba invitar a gente allí. - No esperaba hacer una fiesta, así que no sé lo que tendré en la nevera. - Seguro que eso era lo peor que podría decir en ése momento.
- La verdad es que estaba pensando en cambiar de piso. Odio éste... - termino por decir mientras espero la respuesta de la chica al ver el sitio y siento cómo me voy poniendo cada vez más rojo (lo cual se vería aumentado por el color de la habitación, seguro)
Alex: Si hay algo mejor que una fiesta son dos fiestas. Llego con una gran sonrisa y compruebo la dirección. Si, es ahí, si, me había tocado el premio grande. Saludo con la mano al portero del rascacielos y paso de largo con mi sonrisa inocente, no tenían ni idea de lo que pensaba montar allí.
La subida había sido larga, muy larga, lo que significaba que las vistas debían ser alucinates. Me planto delante de la puerta y llamo felizmente hasta que Robert me abre. Le doy un abrazo y le doy un beso en la mejilla, rozándo la comisura de sus labios.
- Es un detalle que des esta fiesta. - Esbocé una sonrisa traviesa - Vamos a hacer que tiemble Manhattan, será la mejor fiesta en... bueno, hasta que hagamos la siguiente - digo muy convencida. - Uaaa, es enorme - le miro de reojo - ¿Me lo enseñas entero? ¿Vives aquí solo? ¿Me puedo mudar? ¿Por qué nadie querría cambiar de casa si vive aquí?
Robert: Claro, y eso era lo mejor para evitar que me pusiera rojo. Toso un poco y cierro la puerta cuando ella pasa.
- Por eso mismo. Es enorme, y está vacío. Es muy aburrido. Y mira la casa, parece sacada de una puta revista de decoración. - de hecho seguramente lo estuviese.
La gente que no estuviera acostumbrada no sabía lo que era vivir así. Seguro que ella de pequeña podía ver a sus padres sin andar quince minutos por la casa. Y podía tener una habitación desordenada sin que alguien corriese a ordenarla, o un cuarto en un piso de estudiantes.
- Bueno, por allí está el gimnasio, la piscina la puedes ver por la ventana. Creo que hay otra terraza en algún lado, pero ahora mismo no sé donde. A la derecha está el baño con jacuzzi (el de arriba no tiene). Creo que también hay un trastero, pero no tengo ningún trasto por lo que no lo he buscado. Y bueno, arriba están las habitaciones y demás. ¿Quieres que te las enseñe?
Voy diciendo mientras abro o señalo diferentes puertas dentro del piso. No acostumbraba a dar vueltas en él, de hecho apenas lo pisaba, y si sumabas eso a que me acababa de mudar conseguías una casa en la todavía podía encontrar cosas nuevas al abrir distintas puertas.
Alex: Sabía que tenía piscina, lo sabía. Iba a ser una fiesta brutal, sobre todo si conseguía todo lo que tenía pensado. Me colgé de forma juguetona del brazo de Robert, en aquel momento no había nada que me apeteciese más que subir arriba. Bueno si, sí que lo había, pero era algo que bien podíamos hacer arriba.
- ¿Y también tienes yakuzzi? - pregunté con completa y absoluta certeza de que diría que si. - Si tanto te molesta lo de vivir solo, siempre podrías... no sé, invitarme más. O cederme una de las habitaciones o... - le miré maliciosamente de arriba a abajo - Si, podría hacerte un poco de compañía si quieres. - concluí de forma no tan inocente.
Robert: Arqueo las cejas. ¿Estaba ligando conmigo o eran imaginaciones mías? Me encojo de hombros y dirijo a la chica a una de las puertas del fondo. Al abrirla aparece un baño, aunque parecía cualquier cosa menos un baño. Dentro hay una sauna y un jacuzzi, y quizás sería igual de grande que la habitación de ella.
- ¿Desde cuando necesitas invitación para entrar en casa de alguien? Sabes que puedes venir siempre que quieras, aunque creo que desde la ventana te será un poco más difícil. - digo sonriendo yo también. - Ahí tienes tu jacuzzi. ¿Qué planeas hacer con él?
Alex: La verdad es que había dicho lo de la invitación por ser amable, pero que se lo tomase al pie de la letra me parecio incluso bonito. Era agradable estar con alguien que pensase bien de mi. Así que me salió solo y le di un abrazo feliz.
- Te tomo la palabra - respondí, de hecho bien podía agenciarme una habitación por si... se me hacía tarde. - ¡Pues darme un baño! ¿Qué otra cosa se podría hacer en un yakuzzi? - era evidentemente una pregunta retórica, estaba más que claro el tipo de cosas que haría en un yakuzzi con la compañía adecuada. Y Robert lo era. - Un baño de espuma. - añado - De hecho, podríamos darnos uno ya, mientras pensamos cómo quieres que sea la fiesta.
No es que no fuese a dar ideas, incluso metería unos ponies para que Mike fuera feliz. De hecho, con el tamaño de aquella casa, podían ser ponies tamaño real si queríamos. Bueno, quien dice ponies, dice piñatas gigantes llenas de condones y otros juguetitos. Por ejemplo. Y alcohol, montones de alcohol.
- ¿Te parece que lo llenemos? - le pregunto con media sonrisa
Robert: Estaba de broma, por supuesto. En un rato llegaría todo el mundo. No me iba a proponer darnos un baño ahora. Además, ¿no estaba saliendo con el pequeño vampiro?
- Por mi de acuerdo. - Levanto las cejas. Si todos pensaban que no era divertido lo llevaban claro.
Ella estaba bromeando, pero yo no iba a ser el que se echase atrás. Le doy a un botón del aparato, que lo pone en marcha, comenzando a salir agua de los grifos. Después me quito la camiseta como muestra que iba en serio.
- He decidido que voy a ser más como vosotros. Pensar en las consecuencias está sobrevalorado. - digo sonriendo y esperando a que ella hiciera su movimiento.
Alex: No esperaba que aceptase pero cuando lo hace mi sonrisa se ensancha. Una sonrisa traviesa y juguetona. Perfecto.
- ¿Tienes un móvil? Seguro que podemos organizarlo todo desde aquí. - pienso un segundo - Un móvil y una tarjeta de crédito.
Después me siento en el borde para comprobar la temperatura del agua. Me valía. Pulsé otros botones aleatoriamente, para ver que pasaba. Burbujas, perfumes, jabones.... todo parecía tremendamente caro y divertido. Le miré de reojo, tenía un buen cuerpo, pero aún me quedaba mucho por ver... y si se dejaba probar. Con toda la calma me quité las botas y las arrojé a la esquina. Luego los pantalones, para dejarlos sobre una especie de sillón que tenían allí ¿Quién tenía un sillón en un baño? No importaba, era cómodo.
Robert: ¿De verdad pensaba organizar todo desde el baño? Era un farol. y lo dicho, yo no iba a ser el primero en achantarse.
- Mi móvil aún lo tiene Valerie, pero espera un momento... - digo mientras me dirijo a la salida. Tras un par de segundos vuelvo con un teléfono inalámbrico en una mano y una tarjeta de crédito en la otra. - ¿Esto te vale?
Entonces la veo, desnuda sobre el sillón del baño. Trago saliva. ¿Iba en serio? Ni de coña. La conocía. No le incomodaba desnudarse en público. Eso lo hacía para ponerme cachondo y que fuera yo el que cediese.
Sonrío y me quito yo las deportivas y los vaqueros, quedándome en boxers. Ahora sí tenía que tener cuidado porque como me empalmara lo sabría hasta el vecino de enfrente. Me enfrento a ella y sonrío como diciendo “tu turno”.
Alex: No entendía porqué diablos llevaba aún los calzoncillos era como si estuviese esperando a que se los quitase. En cualquier caso tenía tiempo. Dos horas para organizar dos fiestas, la del ático y la privada. Me estiré para coger el teléfono y empecé a marcar el primer número de teléfono.
- Si, necesitamos dos teléfonos móviles de última generación - me giré para mirarle - no te engañes, jamás te devolverá ese móvil. - volví a hablar por el teléfono - claro que de contrato.
Di los datos de la tarjeta y la dirección para que los trajesen. Cuando le colgué le miré por un momento.
- Te estaba dando tiempo para que terminases de desnudarte pero si te quieres bañar así... - Me senté en el borde del yakuzzi y pasé las piernas por encima, estirándolas. Luego me metí dentro, deslizándome. - ¿Tienes alguna preferencia del tipo de fiesta? ¿Algo que te gustaría hacer pero que no te hayas atrevido nunca? - le tenté - Podríamos hacer alguna locura...
Robert: Era buena, todo había que decirlo. Me encojo de hombros cuando dice lo de Valerie. No me importaba quedarme sin teléfono. Ese número seguramente sólo lo tuviera Jo (sin saber yo cómo lo habría conseguido) y algunas chicas de fiestas pasadas. Lo mismo con que se pidiese uno para ella. Si se pasaban con el consumo solo tendría que anular los contratos y listo. O ni eso, siempre había alguien que se ocupaba de esas cosas.
- La verdad es que no. - digo mientras no dejo de mirar sus piernas. - ¿Locuras? Me apunto.
Digo. Era la hora de la verdad. Me quito los boxers y me meto en el jacuzzi tras ella. Abro las piernas dentro del agua y le sonrío.
- Tú dirás. Eres la experta en locuras. - Si eso iba con doble sentido o no era algo que no había decidido aún.
Alex: Suelto una risita traviesa, era increíble que aún tuviera dudas sobre mis intenciones. O que preguntase. Pero no iba a ser quien se quejase. Apoyo un brazo en su hombro y me inclino para hablarle.
- Umm, adulador - respondo mientras marco el teléfono de un sitio que organizan fiestas. - Espero que esto no te haga sentir incómodo - ronroneo mientras empiezo a acariciar su nuca distraídamente - Si quería organizar una fiesta. - espero la respuesta de una operadora molesta y me entretengo pasando mis piernas por encima de una de las de Robert - ¿Cómo voy a saberlo? Doscientas. Si, doscientas personas. - decido que aún puedo acomodarme más y levanto el culo para terminar sentada entre sus piernas. Miro hacia Robert - ¿Quieres pedir algo? - pregunto con expresión juguetona y ofreciéndole el teléfono, aunque esta claro que bien podría estar hablando con doble sentido. Me acomodo y apoyo la espalda en su pecho.
Robert: ¿Qué espera que eso no me haga sentir incómodo? Si estaba jugando había llegado demasiado lejos. Y si no lo estaba, bueno, no es que pasara nada. La cojo de la cintura mientras se acerca a mí, y me dejo acariciar la nuca mientras noto como todo mi pelo se pone de punta.
Al notarla sentada sobre mis piernas, aparto su pelo de mi cara mientras aún habla por teléfono y comienzo a besarle el cuello, de manera suave. Era jodidamente preciosa, y de cierta manera me recordaba a Eva. Aunque no debía pensar en ella.
- La verdad es que no. Tengo todo lo que necesito. - digo, ahora sí que con doble sentido mientras me aparto levemente de su cuello. Tenía mejores cosas en las que pensar que la fiesta o las doscientas personas.
Alex: Vuelvo a sonreir al notar los besos por el cuello, estaba tardando. La verdad es que se le daba bien, realmente bien.
- Umm - digo por toda respuesta. Hundo una mano en el agua y empiezo a acariciar una de sus piernas. Luego, al móvil digo - Es importante que tengamos bebida para trescientas personas. Umm, - vuelvo a decir, mientras me besa - Tiene razón, mejor quinientas, el alcohol nunca sobra. Si, quiero una fiesta temática. Cielo e infierno. Traigan disfraces. - En realidad iba diciendo lo primero que se me pasaba por la cabeza, pero era divertido ver cómo flipaban los que organizaban la fiesta... y como fingían ignorar lo que Robert y yo estábamos haciendo. Sólo para darle énfasis froté mi culo contra su pene. Definitivamente, había hecho bien en venir con tiempo.
Robert: Sonrío al oírla hablar por teléfono. De verdad parecía que ni ella misma se aclaraba. Al final aquello acabaría como un fiesta de botellas de wishky y payasos.
- Nada de payasos ¿eh? - logro decir mientras me vuelvo un momento hacia ella antes que hiciera un movimiento que me hace olvidarme de todo lo demás que hubiera pensado en decir.
- ¿Con que jugamos duro? Ahora me toca a mí hacerte gritar. - digo según bajo mis manos por su cintura. Meto mis dedos debajo y comienzo a jugar mientras vuelvo con mi boca a su cuello.
Alex: Suelto una risita cuando se decide a jugar. Pero eso no me hace soltar el teléfono. Aún no, aún puedo pedir más cosas ridículas.
- Y quiero una piñata con forma de unicornio llena de condones - digo terminando con un gemido. Pongo mi mano libre sobre una de las de él y la dirijo a mi entrepierna, haciendo que introduzca un par de dedos dentro mio. Suelto un ligero gemido. - No es mi problema, conseguidla y... - ¿qué más tonterías puedo pedir? - Instrumentos musicales y un escenario, si. - me preguntan si quiero grupo - Bueno, pero si no me gusta los tiramos a la piscina. - solté otro gemido - Camareros sexis, si. Caracterizados. - solté una risita traviesa - Umm, por supuesto que tiene que haber tarta con sorpresa ¿por quién me toma? - Me giré para besar suavemente a Robert, mientras la tia que me toma nota sigue hablando y diciendo tonterías. Paro un segundo - Lo que sea, sorpréndame. Pero si no me gusta... nos sentiremos muy, muy decepcionados... - con esto cuelgo y lanzo el teléfono hacia atrás, sin importarme dónde caiga.
Robert: ¿Una piñata con forma de unicornio llena de condones? Eso era para Mike seguro. Al final no había conseguido que soltara el teléfono, pero bueno, eso no importaba mucho en ese momento.
Me dejo guiar por su mano y juego con mis dedos dentro de ella mientras pienso si decirle algo. No hacía falta invitar a gente, si ella hacía una fiesta vendrían solos. En cuanto a la organización, tampoco era cosa mía. Eso nos daba casi dos horas para terminar antes de que nadie apareciese.
- ¿Entonces ya has terminado? - digo sonriendo al verla soltar el móvil.
Me doy la vuelta y me pongo frente a ella. Si no sabía lo que era hacer el amor en un jacuzzi ahora lo sabría. Activo las burbujas, cojo aire y me sumerjo. Donde antes tenía los dedos comienzo con la boca. Lo mejor de todo es que creería que es la primera allí. Eso me daba un margen de sorpresa que con esa chica parecería impensable.
Alex: Abrí las piernas y apoyé los pies en el borde. Echándo la cabeza hacia atrás. Gemí con suavidad ante sus atenciones, era una lástima que fuera a tener que parar para respirar porque se le daba realmente bien. Cuando asoma la cabeza le sujeto por la barbilla y le hago subir para besarle.
- Tal vez prefieras si me siento en el borde - le bese introduciendo ligeramente la lengua - Y así no te ahogas...
Robert: Levanto la cabeza y la beso suavemente.
- Pero entonces no disfrutarías de las burbujas. - digo antes de volverla a besar. - Pero si eso es lo que quieres. Espera, tengo una idea mejor.
Me levanto y señalo hacia el sofá que ella había utilizado antes para dejar su ropa. No sería sexo en un jacuzzi pero nos valía para los preliminares. Luego si eso podríamos volver a la bañera.
Cojo a la chica en brazos y la llevo hasta allí. Me tumbo sobre ella, y lentamente voy besándola desde la boca hasta llegar de nuevo a donde me había quedado.
Alex: La idea de disfrutar de las burbujas era tentadora, pero aún no quería... dejarle sin aliento. Me tumbé echándo la cabeza hacia atrás. Luego coloqué mis piernas sobre sus hombros y estiré una mano para acariciar su cabeza, hundiendo los dedos en su pelo.
- Umm, - gemí - Sabes cómo hacer disfrutar a una chica. - Me estiré y empecé a acariciarme, mirándole a los ojos. Despacio, sujetando uno de mis pechos con la mano, jugando de forma sugerente con el pezón. - umm - me mordí el labio - Si, se te da realmente bien.
Robert: Aún no había visto nada. Sigo un rato más dándole placer. Si terminabas demasiado rápido ahí luego pensaban que era un egoísta. Siempre tenía que terminar ella primero.
Luego me incorporo un poco y le sonrío con malicia.
- Tengo una sorpresa más. - Miro a la pared. Es el segundo azulejo por la derecha... no tendría ni que moverme de mi posición. Doy un golpe con el puño en un punto y se abre una puerta que deja entrever una botella de champán. - No se lo digas a nadie.
- Esto es hacer el amor entre burbujas. - digo mientras se la paso.
Alex: Estoy disfrutando, sabe cómo alargar el momento y llevarme al límite para luego volver. Termino corriendome tras quién sabe cuanto tiempo. Luego me levanto dispuesta a devolver el favor cuando descubre el champagne. Esbozo una sonrisita, casi de niña pequeña. Cojo las copas y las sujeto. Dejo que descorche la botella y llene las copas, una rebosa un poco y moja mi dedo. Suelto una risita antes de beber del borde. Luego me inclino hacia delante y le beso, con las manos aún ocupadas.
- ¿Quieres brindar por algo? - pregunto de forma juguetona. - Casi haces que me sienta como una princesa - bromeo mientras le ofrezco una de las copas.
Robert: Quizás lo había sacado en mal momento. Me esperaba de Alex algo más divertido, como seguir con el polvo mientras bebíamos de la botella, pero parecía dispuesta a sentarse y brindar. Quizás en el fondo sólo buscara un príncipe que la salvara. O una excusa para terminar. Cojo mi copa acariciando sus dedos y me acerco a ella todo lo que puedo.
- Mm... por tu fiesta. Que no ha hecho más que comenzar. - digo sonriendo mientras me bebo mi copa. - Y dime, ¿cómo continuará?
Alex: No puedo evitar una risita, es tan mono, cree que ya he terminado. Pero nunca he visto el motivo para acelerar las cosas cuando juego. Le beso lamiendo lo que queda de champagne en sus labios y uso la mano libre para empezar a acariciarle. Luego pego mi cuerpo al suyo.
- Así que... - derramo intencionalmente el champagne sobre los dos - ¿escondes el alcohol en el yakuzzi? - levanto la ceja de forma insinuante antes de besarle otra vez. Después empiezo a lamer el champagne de su cuerpo, descendiendo lentamente, tomándome mi tiempo. Más que dispuesta a devolver el favor de antes.
Robert: Me recorre un escalofrío mientras me besa. Parecía que aquello no había acabado después de todo. Sería verdad que era sólo el comienzo. Noto como el champagne corre por encima de nosotros. Por fin había vuelto a ser la Alex que conocía.
- Y esto es sólo el jacuzzi. - sonrío. Paro un momento para darle un beso y luego continúo. - Luego si tienes suerte te enseñaré mi habitación.
Aunque eso no hacía falta ni decirlo. Por supuesto que tendría suerte. Sobre todo al notar como toma ella ahora el control. Me recuesto en el sillón y la dejo trabajar mientras aún siento el sabor de sus labios y el champagne en los míos. Me incorporo un poco un momento para decir algo, pero al momento se me olvida y me vuelvo a tumbar.
Alex: Acaricio con la punta de la lengua el glande. Tomo su polla con delicadeza en una mano, mientras que con la otra empiezo a acariciar sus cojones, con la misma suavidad que habría tenido él conmigo. Me meto la punta en la boca y juego con ella, chupando ligeramente al principio para luego recorrer toda la extensión con la lengua. Después, poco a poco, voy introduciendomela toda en la boca. Jugué un poco, rozando con mis dientes el falo para luego usar los labios. Me tome mi tiempo para que pudiera disfrutarlo y correrse, correrse de verdad. Sólo esperaba que después hubiera un segundo asalto...
Robert: Intento por todos los medios aguantar. Joder, sólo acabamos de empezar. Si se lo tomaba con calma podríamos “jugar” hasta que comenzase la fiesta. Pero se ve que quiere devolverme el favor por lo de antes, y sabe bien lo que hace.
- Joder... - digo simplemente cuando termina. - ¿Y ahora, qué propones que hagamos?
Digo “reprochándole” que se hubiera dado tanta prisa por terminar, mientras le hago subir para que quede tumbada encima de mí.
Alex: Sonrió ligeramente, no había terminado ni mucho menos. Apoyé las manos a sus lados para levantarme y luego tiré de él para que se levantase.
- Volver al yakuzzi, claro - Sonreí ligeramente pegando mi cuerpo al suyo. Puse una mano en su cara y le besé, buscando su lengua con la mía.
Las burbujas seguían funcionando y producían un cosquilleo agradable. Sólo me faltaba por saber dónde diablos escondía Rob los condones. Porque si algo tenía claro es que iban a hacernos falta...
Robert: Me dejo llevar hasta el jacuzzi de nuevo. Me sitúo sobre ella y le devuelvo el beso. Noto el suave tacto de su piel contra la mía.
- Creo que me gustas. - digo apenas sin pensar. - Lo supe desde el primer momento en que te vi.
Alex: Estábamos de nuevo en el yakuzzi, con él entre mis piernas, besándonos. Mis manos jugaban con su pelo, recorrían su espalda y se perdían debajo de las burbujas hasta llegar a su trasero. Y de pronto paró para hablar. Le miré por un segundo, entre la sorpresa y el pánico. Pánico a las relaciones de verdad, porque en mi caso siempre terminaban mal. Los chicos buenos siempre terminaban por marcharse y los que se quedaban... los que se quedaban estaban locos.
Así que elegí la no respuesta. Mordisquée de forma juguetona su labios inferior y le besé suavemente.
- ¿Y qué es lo que te gustó de mi? - pregunté de forma juguetona - Seguro que tienes todas las chicas que quieras...
Robert: Arqueo mis cejas ante su respuesta. Aún continuaba jugando con sus dedos por mi cuerpo lo que me llevaba a pensar que quizás no me había excedido, al menos demasiado. No eran pocas las chicas que se habrían ido después de que les dijese algo así en la primera “cita” (al menos no le había dicho que la quería). Le doy un beso suave en los labios antes de contestar, mientras llevo mis brazos a su cintura para abrazarla.
- ¿Insinuas que tú no podrías tener a todos los chicos que quisieras? - dije sonriendo. - Supongo que eres especial. Tienes algo que hace que no quiera apartarme de ti.
Alex: Hablar de estos temas nunca era fácil, no cuando uno de tus ex había terminado convertido en ciborg después de que cortases con él. Un momento estabas con alguien aparentemente normal y, al siguiente, descubrías que era un loco. Pero estaba a gusto, me gustaba la sensación de su piel contra la mía. Me gustaban sus besos y no quería pensar. Además, no es que tuviera un gran historial de decisiones prudentes en mi vida. Esbocé una sonrisa traviesa.
- Es la universidad, casi todo el mundo busca divertirse... - le dí un mordisquito en el cuello. Luego solté una risa suave - Claro, no quieres apartarte de mi. - En realidad era un comentario algo inquietante, considerando mi historial... - hasta que aparezca tu montón de fans - terminé haciéndole cosquillas y luego le besé. Pensar no llevaba a ninguna parte.
Robert: Su último comentario me hubiera enfadado. Pero en éste momento encontraba terriblemente difícil enfadarme. Sus besos, su contacto, todo era perfecto. Aunque quisiera hacerlo no podría borrar la sonrisa de mi cara.
- Pero hay una diferencia - paro un momento para devolverle el mordisco, pero ahora en el lóbulo de su oreja. - y es que tú no estás aquí por mi dinero. Más bien parece que es a pesar de ello. Además de que siento por ti algo que he sentido por muy pocas personas antes.
No era momento para decirle que era única, aunque lo fuese. Eso sí que la sacaría por la puerta, si no lo terminaba haciendo esta conversación. Puede que sólo siguiese allí por la fiesta, y en cuanto llegase Ethan se lanza a sus brazos y terminara por pasar de mí por él.
Alex: Ahí estaba, en lo que tendría que ser un polvo brutal, de esos en los que no se habla apenas. Pero en lugar de eso, Robert estaba... ¿qué? ¿declarandose? No estaba del todo segura. Rodeé su cadera con mis piernas, incitandole. Luego le besé con intención de excitarle.
En honestidad, el dinero no era algo en lo que pensase demasiado. Era de las que cogían las cosas según las necesitaba y gastaba sin pensar demasiado. Pero si no tenía pasta, pues tampoco importaba mucho.
- Umm, sabes de sobra que estás bueno - respondí pasando mi lengua por su cuello. Besando con suavidad hasta llegar a su oreja - Y espero que tengas condones cerca. Lo demás, ya lo descubriremos luego - le besé despacio - Tal vez podríamos... probar a quedar de vez en cuando. En secreto, sin que nadie más lo sepa. - Volví a besarle - Pero nada de salir solo... estar juntos - si, era bastante consciente de la contradicción en lo que acababa de decir - Así no tienes que comprometerte. - sonrió feliz, ningún tío se negaría a esto.
Robert:Ella no quería hablar de eso en aquel momento. Para ella la cosa no había acabado, y quería una repetición. Y bueno, la verdad es que no era mala idea.
- Creo que tengo alguno en el pantalón. El problema es llegar hasta ellos - digo al notar sus piernas abrazándome. - Me parece buena idea. Además, no se nada de ti, con excepción de esto.
Nada más terminar la frase vuelvo a besarla, con intensidad. Si quería volver a encenderme, no podría haberlo hecho mejor. Estaba claro que no la iba a pedir salir, no aún. Lo único que querría sería algo tipo rollo, y luego ver si avanzaba o no. Pero si quería guardarlo en secreto, bueno, tampoco era una mala idea.
Alex: Sonreí y miré hacia el pantalón. Luego volví a mirarle. Le besé con intensidad y luego desenganché las piernas de su cintura, no parecía que fuese a levantarme. Puse un dedo en sus labios.
- Pues... tendré que ir a por ellos - solté una ligera risa, Me levanté, dejando que el agua chorreara por mi cuerpo. Luego salí para ir hasta los pantalones y coger los condones. Le lancé uno y luego le miré con curiosidad - ¿Y qué es lo que quieres saber? Ya sabes mi mayor secreto... lo de la magia y eso.
Regresé hasta el yakuzzi y me senté encima de Robert. Besándole con intensidad. Luego esbocé una ligera sonrisa juguetona mientras abría uno de los condones.
- Tengo una idea, puedes preguntarme lo que quieras... - Cogí su cara y le besé - Pero por cada pregunta, te haré otra. - Atrapé su labio superior entre mis dientes y luego introduje mi lengua en su boca - Pero primero ponte el condón ¿o prefieres que te lo ponga yo?
Robert: Cojo el condón al aire, y lo abro. Cuando vuelve a mi lado, termino de escuchar lo que dice, y mientras pienso mi propia pregunta le devuelvo el beso.
- Ya lo hago yo. Tú no te separes de mí. - digo sonriendo y aprovechando para darle yo un pequeño mordisco en el labio inferior. - Seguro que salgo perdiendo con este juego, pero allá vamos. Veamos, ¿qué es lo más loco que has hecho?
Hago la pregunta sin apenas separarme de ella. Una vez preparado el condón me acerco, aunque no me atrevo a metérsela sin que ella haga el último movimiento.
Alex: Le veo dudando después de ponerse el condón, como si aún no tuviera claro que estaba dispuesta. Le miro ligeramente sorprendida, debía ser la primera vez que me pasaba. Le besé con suavidad.
- No estaría aquí si no quisiera - dije con voz suave antes de subirme sobre él - ¿Tienes dudas? - pregunté antes de continuar, lo mismo era él quien se estaba pensando lo del sexo conmigo. Si era así iba joderme sobremanera, pero no podía decirse que tuviera mucha experiencia con el tema de... chicos que pensasen en algo más que sexo... y que no estuvieran locos. Me reí un poco por aligerar tensión.
- ¿Lo más loco? Tendría que pensarlo. Aunque lo de invocar el ángel... bueno, eso debería contar. ¿O te refieres...? - dejé la pregunta en el aire, dando a entender algo más personal. - Creo que... conseguir un amuleto... de un museo.
Robert: La miro a los ojos. Sonrío y comienzo a besarla mientras me decido y guiándome con las manos se la meto con suavidad. En un primer momento no está tan empalmada como antes, pero también es que era la segunda vez y apenas me había dado tiempo a respirar. Aún así, va cogiendo “alegría” según nota el roce y yo la siento a ella.
- Por supuesto que no tengo dudas. - coño, si hubiera tenido dudas habría parado al comienzo, no ahora. - Es sólo, que bueno, la chica debería hacer el primer movimiento. Una estupidez.
Mierda de educación, hasta eso me lo habían tenido que enseñar según un protocolo.
- ¿Robar un museo? Suena divertido. - miento. Me esperaba algo sorprende, está claro, pero no algo así. Es decir, si la llegasen a pillar serían sus buenos años de cárcel. - Bueno, es tu turno.
Alex: Gemí con suavidad y empecé a mover las caderas, rozando mi pecho contra el suyo. Al cabo de un momento guié sus manos para que me acariciase allí o sujetase mi culo. Me tomé mi tiempo antes de añadir.
- El amuleto era de una momia. Lo... - solté un ligero gemido cuando empezó a empalmarse de verdad - lo necesitábamos para... devolverle al sueño. - omití el hecho de que si, previamente había estado saliendo con la momia en su forma humana. Estas cosas pasan... o bueno, me pasaban a mi. Mordisqueé su cuello pensando qué era lo que quería saber de él. Luego arqueé la espalda hacia atrás, colgandome de su cuello y sus hombros para poder moverme sobre él - ¿Cuál... cuál es tu canción favorita? - terminé por preguntar. Si, no le pedía ningún secreto, pero quería creer que estas cosas decían más de lo que parecía.
Robert: Cojo con mis manos su culo, a fin de tener una mejor posición para marcar un poco el ritmo, aumentandolo un poco. Aún así ella parecía tomárselo con calma, y parecía querer hablar, por lo que después de un poco así vuelvo a bajarlo. Gimo de manera baja.
- Cada vez suena mejor. - digo de manera entrecortada, mientras muevo una mano hacia su clítoris y lo acaricio suavemente. - ¿Mi canción favorita? Cambio de canciones más que de camiseta. Ahora mismo diría... Songbird, de Oasis.
- Si pudieras pedir un deseo, ¿cuál sería?
Alex: Esbocé una sonrisa traviesa cuando noté que quería marcar el ritmo pero mucho antes de que pudiera empezar a jugar, regresó a mi ritmo, mucho más propio del sexo tántrico. Umm, sexo tántrico, le besé con suavidad, era algo que no tenía muchas ocasiones de practicar porque requería... autocontrol.
Empecé despacio, ocho penetraciones suaves y una más intensa, más profunda. Esperaba que lo pillase sin explicarlo. Centrarse en la pareja, su tacto, su olor, su sabor...
- Nunca llevas camiseta y sueles quitarte la camisa - respondí con una risita, pero dí por buena la respuesta. Su pregunta no la pensé mucho - Ninguno, los deseos siempre se pervierten y nunca salen como querrías. Es... - gemí más fuerte - es mejor disfrutar de lo que te da la vida. - le besé con suavidad, dando por zanjada la explicación. Le miré por un segundo y esbocé una sonrisa ligeramente torcida antes de hacer mi propia pregunta - ¿Por qué han mentido en lo de la canción?
Robert: Noto como le gusta el ritmo lento. Empieza a realizar un patrón. Más que algo salvaje, algo instintivo, el sexo con ella es como una droga, lento, controlando el movimiento, notando las burbujas a nuestro alrededor. Para alguien tan liberal como ella, es lo más parecido que había sentido a unirse a la otra persona, en armonía. Hacer el amor.
- Eso es hacer trampa. - consigo decir. - Sabes a lo que refería y has evitado la respuesta. - después cierro los ojos y espero un momento antes de continuar. Por muy agradable que fuera mi cuerpo me pedía que siguiese los instintos primarios, que aumentase de velocidad. Conseguir ir a su manera a la vez que liberador exigía mucho control - No te he mentido con la canción, ahora mismo no puedo sacármela de la cabeza.
Canto en voz baja un par de versos mientras aumento en ritmo a de manera que lo igualo a la canción. después me acuerdo que tenía que ir lento, y, agarrándome un poco más fuerte a su culo consigo de nuevo volver a su ritmo.
- Ya que no me crees... ¿cuál es tu canción favorita?
Alex: Suelto una risita cuando cambia el ritmo. Estaba claro que el sexo tántrico requería mucha... práctica. Pero el cambio de ritmo no significaba que no pudiera disfrutarlo igual. Gemí con más fuerza y respondí a su impulso.
- ¿Cómo que trampa? ¡Es una respuesta honesta! - entrecerré los ojos como si no entendiera a qué diablos se refería. Soñar con cosas que no puedes tener era peligroso, sólo producía dolor. - Moonlight shadow. - respondí sin dudar. Probablemente no era lo que esperaba de mí, nada salvaje, pero la letra, la música, siempre conseguía engancharme. - ¿Acaso tu te atreves a desear cosas? ¿Nunca se te ha torcido un deseo? - Pasé mis manos por su pecho y aceleré el ritmo en respuesta a sus movimientos y deseo - Me gustaría... no sé, tal vez ser feliz. ¿Para qué querer más?
Robert: Era inquietante cómo era capaz de permanecer tan tranquila y misteriosa durante el sexo. Eso debía ser fruto de una gran experiencia, o que estaba utilizando alguna clase de hechizo. Aunque claro, tampoco es que me importara.
- ¿Qué podría desear alguien como yo? - digo sonriendo, o al menos intentándolo. - Es broma. Claro que deseo cosas. Y si te portas bien te las contaré. En otro momento claro.
Cierro los ojos un momento para hacerme a la nueva velocidad. Bajo la cabeza para besar su cuello.
- Si esa es tu pregunta me vuelve a tocar. ¿Perros o gatos? - Una pregunta algo estúpida, pero si de verdad íbamos a intentar tener algo juntos no estaba de más saberlo.
Alex: Gemi con fuerza, abandonandome al placer durante un rato, como si no hubiera escuchado nada en absoluto. Luego me eché hacia delante, besando su cuello, lamiéndolo, mordiéndo ligeramente.
- Umm, ambos. - arañé ligeramente su espalda - Aunque... - subí hasta su oreja y me detuve a mordisquear su lóbulo - tal vez... - seguí la linea de su mandíbula - tal vez sienta más... - le besé de forma juguetona - afinidad - gemí un poco en su boca - por los gatos callejeros.
Le besé con fuerza, de forma caprichosa. En muchos aspectos podía parecerme a un gato callejero, que va donde quiere y le gusta correr por los tejados. Había algo especialmente excitante en las alturas. Aceleré más el ritmo con intención de correrme. Cerré los ojos, sin ninguna gana de pensar una pregunta hasta haber terminado.
Robert: Cuando termino de hacer la pregunta me doy cuenta que no me interesa su respuesta. Y a ella tampoco le parece interesarle responderme.
Noto como acelera el ritmo. Me suelto de su cintura y me agarro en el borde del jacuzzi para tener un mejor punto de apoyo y poder moverme de manera más rápida. Durante unos minutos mantengo el aumento en el ritmo, sin dejar de besarla en un sólo momento. Intento mantener el ritmo todo lo posible, no quiero correrme antes que ella, al menos si puedo.
Aunque bueno, en el peor de los casos con volver a bajar abajo le podría devolver el “favor”.
Alex: Me incliné hacia delante, sobre él, moviendo las caderas para encontrarme con sus embestidas. Subí el volumen de mis gemidos y me dejé llevar. No sabía si le molestaría que mordiese sus hombros o que mis besos se hubieran vuelto más violentos, pero no me importó. Como siempre que buscaba el orgasmo había decidido dejarme llevar por el instinto. Clavé mis uñas en su espalda y apreté mi cuerpo con fuarza contra el suyo, contrayendo los músculos de la vagina. Y me corrí con fuerza, aunque eso no quiere decir que parase, si podía correrme de nuevo, no iba a quejarme...
Robert: Me agarro con fuerza al borde del jacuzzi para intentar aumentar un poco más la velocidad, aunque ya no pueda. Noto su contacto, sus uñas, sus labios en los intervalos en los que alguno no está gimiendo, su pecho golpeando contra el mío, y todo rodeado de las burbujas del jacuzzi y el olor a champagne que aún nos cubría
Entonces, en el momento en el que noto como se está corriendo y veo cómo no puedo aguantar más. Eyaculo con fuera dentro de ella (en realidad del condón) y comienzo a bajar la velocidad.
Era el mejor polvo que había tenido en bastante tiempo, y lo mejor es que parecían haber perspectivas de que se repitiese. Por la noche seguro que teníamos tiempo de repetirlo, incluso un par de veces si hacía falta.
- Joder... - parece que es todo lo que digo, va a pensar que soy gilipollas. - Ha sido... increíble...
Alex: Durante unos segundos no respondo. Sólo disfruto de los últimos coletazos del orgasmo y apoyo la cabeza en la curva de su cuello y los hombros. Después la levanto y le beso con suavidad, sin retirarme aún.
Me separo despacio, cuidando de que el condón no se quede dentro y luego recuerdo que tengo derecho a una pregunta. Tiré el condón fuera del yakuzzi y luego me acomodé sobre el pecho de Robert.
- Podríamos repetir... si quieres. Tienes criados ¿no? Pues que abran ellos - mordisqueé su cuello y luego hice la pregunta a la que tenía derecho - ¿Qué es lo que jamás perdonarías?
Robert: Le dejo tirar el condón, aún con la sensacion de acabar de correrme encima, y me tumbo en el jacuzzi, dejando que ella se apoye encima mío. Subo un poco las burbujas.
- No lo...- sé, aunque no termino la frase. La verdad es que no estaba bien visto en mi familia que se viese al servicio, por lo que aunque mi casa se limpiaba aparentemente sola, no sabía con certeza si es que vivían allí o simplemente iban a ratos. En cuanto a mayordomo, de eso no tenía, me ponía los pelos de punta el tener a un señor todo el día persiguiéndome por si quiero algo. - Digo... supongo que sí. Alguien abrirá.
- No perdonaría... la mentira. - digo mirando al techo para pensar. Ahora era mucho más fácil que antes. - No me gusta que me mientan.
Para mí era muy fácil adivinar la verdad de la gente. Sólo tenía que mirarles a los ojos y preguntar. Y si elegía no hacerlo, y encima era sincero con alguien no entendía por qué me iban a mentir.
- Por eso no huí por la venta de casa de Mike cuando empezasteis a hacer cosas extrañas. La verdad es que me sorprendió que os abrieseis tanto a un extraño. - digo mientras aprovecho para darle un beso. - ¿Repetir? Dame un par de minutos... creo que me los he ganado. Además, antes quiero hacer yo un par de preguntas más. ¿Alguna vez me has mentido?
Alex: Apoyé la cabeza de forma que no me viese la cara. Ahí estaba el problema, porque siempre había uno. Había perdido la cuenta de las mentiras que le había dicho a Robert. Todas por una buena causa, eso seguro. Pero ahí estaba la verdad, implacable e hiriente, era demasiado bueno para mi. Suspiré, ¿qué si le había mentido? Claro. Me quedé en silencio.
- Bueno... no lo... expresaría de ese modo. No del todo. Sólo... pequeñas alteraciones de los hechos. Cosas sin importancia... - Bueno, ya estaba dicho. - Pero fue... - bajé la mirada algo triste, esto iba a doler - fue porque sabía que si era sincera ya no te gustaría.
Ahora me echaría de allí. Pero a fin de cuentas, era mejor llevarse el golpe ahora, no más tarde, cuando la cosa fuera a más o, peor, me quedase pillada. Me incorporé para mirarle, las cosas hay que afrontarlas de frente. Y luego se extrañaba de que no desease cosas....
Robert: ¿Y esa reacción? La pregunta la había hecho medio en broma. Apenas nos conocíamos desde hace un día, no sabía lo suficiente de ella para que le hubiera dado tiempo a mentirme en algo gordo. ¿Qué podría ser? Seguro que tenía novio, o estaba casada. No, casada no podía estar porque no llevaba anillo. Y novio... Ethan.
Pero no, ya que cuando estábamos en la universidad y ella me metió mano él lo vio y no reaccionó como un novio, sino más como alguien celoso. Además estaba lo de que no le había mordido. Mi teoría tenía más sentido, de que Ethan había querido algo con ella, ella le rechazó y por eso estaba tan resentido conmigo.
Pues no se me ocurría nada más.
- ¿Adónde te crees que vas? - digo con una sonrisa cuando le veo incorporarse. - Primero dices que no tengamos nada serio juntos y ahora piensas que me voy a apartar de ti por cosas que hiciste cuando ni siquiera nos conocíamos. Además, te toca preguntar.
Alex: No me creía que pudiera ser tan... ingénuo. En el fondo era algo encantador. Le miré por un segundo preguntándome cómo era posible que me viera de ese modo tan... idealizado. Volví a acomodarme entre sus piernas. Esto tendría el tiempo contado porque seamos sinceros, mentir a veces podía ser casi como respirar, salía solo, sin pensar.
Pero qué diablos, disfrutaría mientras durase porque ¿cuántos tipos iban a tratarme igual de bien? Sin ser nada raro, claro. Y en esto el asunto del gamour no lo tenía prácticamente en cuenta porque era una nadería en comparación con, no sé, miembro de un clan de asesinos ninjas. Recosté la cabeza en su pecho.
- Entonces... ¿No estás enfadado? - pregunté sin llegar a creérmelo del todo - Mañana iba a ir a... conseguir - y por conseguir quería decir robar - ropa nueva, para compensar toda la que perdí o se ha roto...
Robert: La cojo de la cintura cuando se vuelve a tumbar sobre mí. Así no se escaparía. A lo mejor había dicho lo otro para intentar irse. Quizás sólo me quería para lo que acababa de terminar. Aunque algo me decía que la cara de culpabilidad era cierta.
- ¿Esa es tu pregunta? Claro que no estoy enfadado. Enfadado estaré si traicionas mi confianza cuando estemos juntos. - toso. Mejor será que intente corregir la frase o ahora sí que se irá corriendo. - Si es que algún día lo estamos, claro.
Miro al suelo, o bueno, al agua que es lo que tenía debajo. Para una chica como ésta tenía que jugar a ser frío. Seguro que todos los chicos con los que había salido eran guitarristas de grupos de rock con chaquetas de cuero y motos trucadas. De los que nunca se sabía donde amanecerían, o donde estaban.
- Bueno, puede que vaya contigo mañana. - digo agravando un poco la voz, a modo de hacerme el interesante. - Si no tengo nada mejor que hacer, claro.
Alex: Esbocé una sonrisa traviesa, de esas que significan que sabía algo que él no. Imaginé lo desesperante que debía ser estar con una bruja, porque tendíamos a hacer estas cosas. Le miré de reojo, na, mejor no le decía lo de la telepatía. Aún no. Me coloqué de lado, acariciando ligeramente la nuca.
- Si no te apetece no importa - comencé - Iré con Izzie, ella también necesita ropa. - Apoyé la otra mano en sus abdominales - Le pediremos a Mike que nos ayude a cargar cosas. No querrá venir claro, pero si le prometemos que veremos con él alguna serie seguro que cede. - comenté como si fuera algo inevitable y, de hecho, lo era. - Además, necesita cojines nuevos en su sillón. - lo que quería decir que la última vez que Izzie y yo nos habíamos quedado dormidas ahí, no lo habíamos encontrado cómodo. - Así que... ¿de qué vas a disfrazarte en la fiesta?
Robert: Acaricio con mi mano su pierna. Mi táctica no había funcionado, o quizás sí. A lo mejor ella estaba jugando también a ver quién podía ser más duro de los dos. Pero estaba claro que ella ganaría. No tenía nada que hacer. El que había estado buscando ésto era yo.
- Supongo que podré sacar un rato... - digo mientras intento mantener el tono grave en mi voz. - Aunque sea por no dejar al pobre Mike soportándoos mientras encima carga con todas las bolsas.
Para lo último sonrío, bromeando, y aprovecho para hacerle unas pequeñas cosquillas.
- Creo que ya habías gastado tu pregunta. La verdad es que no lo sé, me acabo de enterar de que la fiesta era de disfraces... - Y hacía sólo un par de horas que sabía que había fiesta en primer lugar. - ¿Tú de qué iras?
Alex: Me reí un poco a ver lo rápido que cedía, claro que se vengó con las cosquillas. Pero como plan para un día en el que no teníamos nada que hacer, ir a Londres a comprar cosillas parecía una gran idea. Es decir, sólo había que sugerirle a Izzie que la tienda que quería ver era una de allí para que nos llevase. Y luego... bueno, luego ya iriamos improvisando. La cuestión era no dar detalles.
Esbocé una sonrisa torcida y le miré por un segundo.
- ¿De qué crees que debería disfrazarme? Te dejo elegir mi disfraz si me dejas escoger el tuyo - Aunque por algún motivo en mi cabeza veía a Robert con uno de esos uniformes azules...
Robert: Era una idea arriesgada. Elegir su disfraz era algo muy tentador, pero estaba claro que ella tenía imaginación, y bien podía hacerme ir disfrazado de oso rosa si le prometía ir como dijese. O vestido únicamente con un tanga dorado (que por otro lado sería mejor que el disfraz de oso rosa).
- De acuerdo. Te tomo la palabra. - digo con una sonrisa. - ¿De qué podrías ir tú disfrazada? Es una fiesta de ángeles y demonios... Vista la suerte que hemos tenido hoy con los ángeles, yo creo que te quedaría bien un disfraz de demonio. Además seguro que no te cuesta hacer el papel.
Mientras digo lo último me acerco a su cuello con mi boca y lo acaricio con mis labios.
Alex: Me reí un poco, un disfraz de diablesa, era una buena forma de ponerle a tono luego. Pero el asunto del uniforme seguía en mi cabeza. Robert tenía ese aire tan perfecto, que quedaba tan bien con los uniformes. Además, en realidad, pedirle que fuera de ángel sería demasiado sencillo. Solte un gemido suave.
- Umm, seguro que te sentaría bien el uniforme - le miré de reojo - Las alas y lo de ir sin camiseta... bueno, eso también tiene su punto, claro. Pero no creo que fueras a estar cómodo así. - solté una risita. - Y seguro que terminaba en el blog de Jo - me reí otro poco.
Incliné la cabeza de forma que tuviera mejos acceso a mi cuello y cogí una de sus manos, subiéndola hasta mi pecho.
- ¿Eso es que quieres otro asalto ya?
Robert: ¿De uniforme? Bueno sería más fácil de conseguir que un disfraz de diablo, y definitivamente mejor que uno de oso rosa.
- Yo creo que terminaré en el blog de Jo vaya como vaya. Aunque la verdad es que lo que me preocupa es que acabes tú en él. - digo, mientras me desaparece la sonrisa pensando en el último “artículo” que había hecho, y cómo inventaba un montón de mentiras sobre ella. - Que por cierto, tienes que pensar un modo de deshacerte de ella si quieres que pasemos algún tiempo sólos esta noche.
Lo de mentir no se me daba bien, y tampoco iba a obligarla a hacer nada más esa noche. Con una vez que utilizara mis “poderes” con ella era suficiente. Pero seguro que si me veía con una chica, aunque se enfadara terminaría por entenderlo y dejarme en paz.
- No se yo si estaré preparado. - digo mientras muevo mi mano, palpando su pecho, mientras subo la otra lentamente desde su pierna. - ¿Tú que piensas?
Alex: Ahí estaba el otro escollo: la sirena. ¿Pero quién era para juzgar a alguien por sus ex dementes? Así que esbocé una sonrisa inocente, algo se me ocurriría, ni que fuese enviarla a la otra punta de la ciudad con ayuda de Izzie o... bueno, tal vez le pidiera ayuda a mordisquitos. Después de todo bien podía hacer un sacrificio y tirarsela.
Me di la vuelta y le miré por un segundo.
- Vamos a descubrirlo - le dije antes de besarle - Qué se encarguen otros de los disfraces...
Neil + Alex
Segunda noche de curso
Alex: Mama Gumbo me había convencido para apuntarme a un par de asignaturas de medicina y había terminado allí. Era una de esas cosas en las que era mejor no pensar. Estaba bien por aquello del karma y porque, al menos en teoría, no tenía por qué pasar nada particularmente sobrenatural o complicado. Nada de zombies, nada de fanáticas frígidas y que querían asesinarme y nada de ex-novios.
Vaya, que parecía una buena idea y, total, ¿qué era lo peor que podía pasar atendiendo en una ambulancia a unos cuantos heridos normales? Así que ahí estaba, mi primer día y sin tener ni puta idea. Bueno, quitando la curación mágica, que siempre funcionaba. Pero no se suponía que fuéramos a empezar eso. Así que miré a Neil e ignoré el pequeño y sutil detalle de la forma lupina que veía a modo de espíritu a su alrededor.
- ¿Y qué dices que tenemos que hacer? Es mi primer día - aclaré - Me dijeron que quien estuviese me explicaría todo. - Y por eso en realidad quería decir que Mama Gumbo lo había dicho. Sonreí con mi mejor expresión de inocencia.
Neil: Era la primera vez que me dejaban a cargo de una novata. Pero supongo que eso iba con el tema de que fuese mi segundo año. La ambulancia no era lo que más me gustaba del mundo, prefería estar en la enfermería, donde podía aprender de Mama Gumbo. Pero estar al pie del cañón tenía sus puntos positivos, entre ellos, que al final del día, aunque machacado, te quedaba esa sensación de haber hecho algo bueno.
- La cosa es sencilla. Nosotros nos subimos en la ambulancia. Él conduce. - señalé a Peter, que era el conductor que nos había tocado hoy. Un tipo un tanto colgado, pero eso era común en cualquier conductor de ambulancia. - Daremos una vuelta por la ciudad, buscando alguien a quien echar una mano. No son zonas especialmente agradables, así que no saques las manos ni los pies de la atracción. - Intenté sonreír para darle algo de humor al comentario.
Abrí la puerta trasera de la ambulancia y dejé subir primero a Alex. Peter iba a viajar él solo delante. No me gustaba demasiado ir todos apretados cuando íbamos tres. Supuse que estaría nerviosa, por ser su primer día y eso, así que decidí romper un poco el hielo.
- Y bueno, ¿has hecho esto antes?
Alex: Me senté en la parte de atrás. Recordaba el breve flirteo de Neil con Arenis en la enfermería. Levanté una ceja.
- No puede ser peor que lo de los zombies... o que la chica que tenía en la habitación de al lado en la residencia - dije bastante convencida. Aunque la verdad es que no las tenía todas conmigo. No, bien pensado, era la primera vez que iba en una ambulancia en este universidad. Le miré suspicaz - Umm, ¿no? Claro que no, acabo de empezar la universidad... ¿quieres decir que puede ser peor? - esbocé una sonrisa traviesa - ¿qué es lo que puedo esperar encontrarme? - era una pregunta de doble sentido, pero bueno, había que matar el tiempo hasta que pasase algo...
Neil: La miré extrañado. Comparar ir en ambulancia con zombis o con sus compañeras de residencia era un tanto extraño.
- No, aquí no corre peligro tu vida, ni se van a acabar el agua caliente. - Sonreí. - Lo más probable que nos encontremos es algunos problemas de anemia, inanición, principios de congelación y ese tipo de cosas. Algunas veces nos encontramos heridas de bala, navajazos o algún ataque de... animales. O chupitos que han apurado demasiado. Seguro que me entiendes.
Hice una pausa para mirar por la ventana. Nos alejabamos de la universidad y no me gustaba hablar de ciertas cosas a la luz de las calles de Nueva York. Era de noche y el frío de otoño empezaba a notarse incluso dentro de la ambulancia. Recorrimos Manhattan hacia el norte, dejando a la izquierda Central Park. Me asomé para ver si veía a alguno de mis compañeros de manada, pero íbamos demasiado rápido y aquello era muy oscuro. Cuando nos adentramos en el Bronx, Peter redujo la velocidad. Se echó a la derecha y despacio comenzamos a recorrer las calles.
Alex: Seguí su mirada por el parque con cierta curiosidad. Buscaba otros como él, podía “verlo”. Pero habría sido poco considerado señalarlo, como lo habría sido señalar otras cosas. Así que esbocé una sonrisa feliz y decidí hacer como si nada.
- Claro, en cuando bebimos unos cuantos chupitos de más nos sentimos mucho mejor - le respondí medio en broma y luego de forma casi casual añadi - ¿qué tipo de animales?
Me levanté y cotillee como quien no quiere la cosa el instrumental. No es que fuera a llevarme nada, claro. Era más... curiosidad. Cuando hube revuelto un poco me giré de nuevo y miré por la ventanilla.
El Bronx era uno de esos sitios donde la gente hacía vida en la calle. De esos donde podría ir a buscar una juerga, una pelea en los billares o una carrera de motos. Esbocé una ligera sonrisita que desapareció cuando vi la cola que empezaba a formarse.
- Pues no sé, pero diría que los primeros de la cola están con el mono o algo parecido... - le dije a Neil. - Y puede que haya un par con navajazos si.
Me aparté dejándole a él. Después de todo, no podía usar mi magia ahora mismo...
Neil: Arqueé la ceja ante la pregunta. ¿Cómo que qué tipo de animales? Esta chica no podía estar haciéndome esa pregunta. Decidí pasarla por alto, ya que estábamos parándonos junto a la fila de necesitados y no era plan de hablarle de licántropos.
- Sí, algunos necesitan metadona pero no van a los centros de desintoxicación. O estos están tan saturados que los echan directamente. Es una lástima que no haya más gente dispuesta a echar una mano.
Rebusqué entre los utensilios que Alex había estado repasando antes. Encontré el bote de pastillas de metadona y saqué unas cuantas, que me guardé en el bolsillo. No era la primera vez que alguno intentaba acaparar más de lo que debía. Y no quería tener que partirle el brazo a nadie más. Bajé de la ambulancia y con el estetoscopio al cuello. A la gente pareces darles más impresión de médico si llevas un estetoscopio, aunque les estés haciendo un tacto rectal.
Despaché al par de adictos que estaban al principio de la fila. La tercera se quejaba de un dolor de barriga y la hice entrar a la ambulancia y tumbarse en la camilla. Para tranquilizarla usé el mismo tono tranquilo y paternal que había visto usar otras veces a Mama Gumbo.
- Mi nombre es Neil. Esta es mi compañera Alex. ¿Cómo te llamas? - La chica apenas debía cumplir los 20, debía ser de la edad de Alex, y nos miraba asustada. Seguramente era la primera vez que recurría a la Cruz Roja, y eso significaba que debía estar desesperada. - Ahora voy a quitarte la chaqueta y subirte la camiseta. Tranquila, necesito auscultarte.
Hice lo que había dicho. Masajeé un poco el fonendo entre las manos para calentarlo y lo puse sobre su tripa. No escuchaba nada raro. Puse las manos y apreté como había aprendido del profesor Austin. La tripa estaba un poco hinchada. Mirándola a los ojos pude darme cuenta de que ella ya sabía lo que le pasaba. No necesitaba mucha medicina para aquello.
- ¿Te has intentado deshacer de él y no ha salido como esperabas, no? Espero que al menos no lo hayas hecho a lo brusco. Creo que vamos a tener que llevarte al quirófano. Aquí no podemos abrirte para sacar el feto.
Quizá había sido un poco brusco, pero me desquiciaba la gente que quitaba una vida por egoísmo. Respiré hondo un par de veces. Intenté imaginarme la situación en la que se habría visto aquella muchacha para tener que recurrir a un aborto casero. Seguro que no era nada agradable, y yo me había comportado como un idiota. Miré sus ojos y vi una mezcla de miedo y rabia.
- Lo siento, me he comportado como un imbécil. - Le bajé la camiseta para devolverle su intimidad. - Lamento mucho tu pérdida. - Me senté a su lado. - Iremos al hospital y les contaremos lo que ha pasado. No es bueno subirse a escaleras en tu estado, y menos siendo primeriza. La próxima vez, dentro de unos años, será mejor que tengas más cuidado.
No era lo mejor que podía decirle, pero a ella parecieron caerle bien mis palabras. La cara de Alex era un poema, aunque no conseguía discernir qué estaba pensando de mi.
Alex: Los tipos que querían metadona, unos para pasar el mono y otros para revenderla se apiñaban contra la puerta. Pero estaba claro que no intentarían quitarla a la fuerza, al menos no de momento. Les vigilaba para evitar que hicieran el típico movimiento desesperado. Luego llegó la chica que, claramente, había intentado un aborto. Bueno, claramente para Neil, sin mi “don” no tendría ni idea de qué le pasaba. Le cogí la mano y con mi mejor expresión mentí.
- Tranquila, todo va a salir bien - dije con voz suave, de esa que usaba en casa o cuando las cosas estaban a punto de torcerse. Entre eso y que Neil parecía saber lo que hacía se calmó un poco, pero su elección de palabras había sido... poco acertada. - No te preocupes, nadie tiene que saber qué paso. Pero tal vez quieras... bueno, hablar con alguien - le di unas palmaditas, lo que no esperaba era que yo fuera ese alguien.
Aunque claro, los locos tenían esa tendencia a contarme su vida y la de esta era un drama, con drogas, un novio que la pegaba y rollos de haber huido de casa. Le dediqué a Neil una mirada de circunstancias.
- ¿Y el resto de gente en la cola? Había varios con heridas... - le di otras palmaditas tranquilizadoras y quité el frasco de pastillas de su alcance como si fuera un gesto casual. - ¿Neil? - insistí.
Neil: Me sorprendió la reacción de Alex y me alegré de que estuviese ahí. Las mujeres se entienden mejor entre ellas, eso está claro. Además en un par de noches habría luna llena, y eso siempre hacía que me descontrolaba un poco. Por suerte no era como lo de Roger, oh, eso sí que era chungo. Meneé la cabeza para centrarme en lo que estaba pasando e intentar prestar atención a la triste historia de la chica. Daban ganas de abrazarla para protegerla del mundo.
- Tienes razón, Alex. - Me giré hacia la chica. - ¿Crees que puedes aguantar el dolor un poco más? Te daré un calmante y esperarás aquí en la ambulancia mientras atiendo al resto. Alex se quedará contigo.
Cogí el frasco de calmantes y partí uno por la mitad. Eché un poco de agua de una botella en un vaso de papel y se lo tendí. Ella lo cogió y se tomó la pastilla sin mediar palabra. La ayudamos a levantarse y a colocarse en una de los asientos de la ambulancia. Cogí un botiquín y bajé de un salto a la calle. Quedaban cuatro tipos más. Aquello no tardaría demasiado. El siguiente tenía un navajazo, poco profundo, y parecía más interesado en algún medicamento que en una sutura. Se puso un tanto agresivo cuando me negué a darle nada para el dolor. Empezó a amenazarme y no tuve más remedio que darle un tortazo. De esos que no hacen daño pero humillan. El tipo me miró con los ojos como platos. Y pude ver en su rostro un desprecio absoluto. Sin más, miré por encima de su hombro y llamé al siguiente. No estaba dispuesto a aguantar tonterías aquella noche.
Alex: Maldije para mis adentros, ¿por qué los locos siempre me tocaban a mi? Pero parecía que Neil prefería centrarse en las heridas y dejarme con el marrón. Así que me esforcé por mantenerla tranquila. Lo que significaba mentir y esconder los frascos de pastillas lo mejor que pudiera.
Vi que fuera Neil se lo pasaba bien, incluso se estaba dando de tortazos. Pero no, a mi me tocaba la tía que no dejaba de llorar. Le dí unas palmaditas y le conté una historia que no llevaba a ninguna parte sobre cómo la gente podía convertirse en mucho más y cómo Budha ofrecía una vía de superación. No es que fuese budista, pero todos sabían que era una de esas religiones que funcionaban con los ex-yonkis.
Luego seguí con la falsa religión wickana, la que no tenía sacrificios. Todo muy hippie y muy bonito.
- Y seguro que si te esfuerzas consigues dejar a tu ex y rehabilitarte - concluí muy convencida pese a que todos saben que los ex siempre vuelven. - Lo mejor es que cambies de ciudad, a mi me sirvió .- durante tres días antes de que aparecieran Daniel y Adrien, pero eso era otro asunto.
Y entonces uno de los yonkis intentó colarse en la ambulancia a robar. Si es que lo sabía.
- Un momento - dije mientras me preparaba a tener que patear pacientes, bueno, al menos la noche no sería aburrida.
Neil: Escuché la voz de Alex dentro de la ambulancia y su timbre me puso en tensión. Agarré el botiquín y dando la espalda al abofeteado me dirigí a la parte de atrás. Vi un tipo encaramado y a Alex interponiéndose en su camino. Entonces noté el golpe en la cabeza. Eso habría dejado inconsciente a cualquier humano, aunque para bien o para mal, no era mi caso. Me giré y pude ver a otros dos tipos. Uno de ellos con una porra improvisada en la mano, que miraba su arma con incredulidad, y el otro con una navaja que acababa de sacar de un bolsillo.
Había oído hablar de atracos a ambulancias en aquella zona, pero nunca pensé que me tocaría a mi. Normalmente los propios vecinos del barrio se preocupaban de que no ocurriese para que no dejásemos de ayudarles, pero los tipos que antes estaban haciendo cola ahora corrían alejándose del lugar. Aproveché el momento de duda de mi atacante para pegarle un puñetazo en la boca del estómago. Eso le hizo doblarse de dolor.
- Alex, cuidado, intentan coger los medicamentos. - Grité, antes de ver cómo el otro se abalanzaba cuchillo en mano hacia mi.
Alex: Ya lo había notado. Pero de todos modos no era la primera pelea en la que estaba. Así que cuando intentaba subir le di una patada seguida de un barrido. Eso le tiró fuera. De hecho, lo peor no había sido el golpe, si no la caída. La proxima vez tendría que recordar que los yonkis eran blanditos. Es decir, no es que fuera muy fuerte, pero cuando te acostumbras a pegarte con seres sobrenaturales con abdominales de piedra...
El tipo se levantó dolorido y, por un momento, me pensé que volvería a intentarlo, pero estaba claro que se lo estaba pensando. O no, porque sacó una navaja. Ya estábamos. Y detrás Stacy pensando que no me daba cuenta de que quería abrir el armario.
- Stacy, estate quieta o te atizo a ti también - Vale, era cero delicado - Vas a dejarlo ¿recuerdas?
Y después me preparé para volver a pegar al tipo, aunque en la ambulancia tenía poco espacio para moverme y eso me dejaba en ligera desventaja.
- ¿Es normal pegar a los pacientes Neil?
Neil: No me costó demasiado echarme a un lado ante la acometida del tipo. Parecía tener el mono y se movía torpe y despacio, incluso para estándares humanos. Mi verdadera preocupación era mantener la calma. Podía justificar ciertas cosas, pero tres cadáveres descuartizados en medio de una calle llena de testigos era ya demasiado. En un instante sopesé mis opciones. Vi al primer yonki salir rodando de la ambulancia y golpearse contra el suelo. Le vi levantarse y pude intuir cómo sacaba la navaja, aunque yo apenas podía ver esa mano desde donde estaba. Decidí que era mejor dejar la pelea aquí.
Lancé una patada a la carrera contra la corva de mi atacante, que ahora estaba desequilibrado. Como esperaba, cayó al suelo sujetándose la rodilla. Seguí el movimiento para pasar por arrollar al que aún quedaba en pie detrás de la ambulancia. Mientras le empujaba pude notar el pinchazo en el costado. Apreté los dientes, tragué saliva. Subí de un salto a la ambulancia. Pude notar cómo se me estremecían los músculos. Intenté tomar el control. Cerré las puertas de la ambulancia de golpe y grité.
- ¡Peter, vámonos!
La ambulancia salió disparada haciendo rueda. Supuse que ninguno de los yonkis había reaccionado a tiempo. Con el mono es difícil pensar. Los maxilares empezaron a dolerme. Mi cuerpo se resistía a mi control, quería cambiar. Rebusqué con prisa entre las jeringuillas que tenía preparadas. Encontré el calmante que siempre había preparado por si algún paciente se sobrepasaba y sin pensarlo dos veces se lo inyecté a Stacy.
- Lo siento. - Murmuré entre dientes.
La chica me miró con una mezcla de sorpresa y miedo. Un instante más tarde caía inconsciente sobre la camilla. Me apoyé contra el suelo. Me dolía todo. Empecé a desvestirme como pude, sin importarme que Alex estuviese delante. No llevaba ropa de repuesto y no quería destrozarla con el cambio. Apenas me dio tiempo a sacarme los gayumbos cuando con un gruñido me levanté de nuevo, pero esta vez me golpeé con el techo de la ambulancia. Me giré hacia Alex y con tono de súplica, señalé a Stacy.
- Rápido, busca otro para mi.
Alex: Ya me pareció, estaba claro que lo de tener una noche relativamente tranquila en la que sólo tuviera que tratar con enfermos, heridos y yonkis era mucho pedir. De hecho que Neil se despelotase a la primera de cambio hizo que levantase una ceja. Siendo un licántropo ¿no debería tener más autocontrol? Aparentemente no.
Cogí la jeringa de donde había visto en su cabeza que estaba y se la clavé sin miramientos. Luego adopté una posición defensiva, por si tenía que saltar de la ambulancia en movimiento. Más que nada porque no me veía con capacidad para ganar una pelea con un licántropo. No, ni de coña.
Pero se ve que la jeringa tenía tranquilizante para caballos o algo igual de fuerte, porque Neil terminó desmayandose y regresando a su forma humana. Suspiré y busqué algo para despertarle, aunque terminé dándole unas tortitas en la cara.
- Necesitas practicar autocontrol Neil - le dije muy seria - Y aprender algo más de autodefensa. Esos tipos eran solo yonkis, no tendrían ni que haberte rozado. Aunque bueno, la transformación es conveniente, has regenerado el corte... - comenté con relativa calma.
La ambulancia llegó al hospital. Miré a Neil, en breve alguien abriría las puertas. Me levanté y comprobé el pulso de Stacy. Luego recuperé el bote de pastillas que había cogido. Después de hacerlo miré otra vez a Neil.
- No me apetece explicar porqué estás en pelotas... - dejé caer. Y me pregunté si se pondría tan rojo como su pelo, pero no, qué decepción.
Neil: Cuando el mundo dejó de darme vueltas me concentré en vestirme de nuevo. Me daba un tanto de corte que Alex me hubiese visto en bolas, pero tampoco había tenido muchas más opciones.
- Sí, bueno, hay veces que uno se cabrea demasiado. Estoy convencido de que a ti también te ha pasado. Y no era plan de ir desmembrando gente por ahí. La luna prácticamente está llena, son cosas a las que uno se acostumbra.
Cuando tuve puestos los pantalones y la camiseta, con la bata todavía en la mano, me senté y me permití un par de segundos para respirar.
- Has estado rápida ahí. Gracias. ¿Sabes? - Me palpé el costado donde me había apuñalado el yonki, no había ni cicatriz. - Cuando las heridas como estas no te hacen nada, uno se olvida de esquivarlas si tiene prisa. Los mundanos no suelen llevar navajas de plata. Demasiado quebradizas, supongo. - Sonreí con sinceridad. - Creo que te debo una copa después de esto.
Me puse la bata justo a tiempo para abrir la puerta de la ambulancia y sacar la camilla con Stacy desmayada. Lo dejé en manos de los camilleros, no sin antes contarles lo que le pasaba a la chica. Bueno, nuestra pequeña versión de lo que le pasaba. Cuando se marcharon miré a Alex y le di una palmada en la espalda.
- Enhorabuena por tu primera noche en la Cruz Roja.
Alex: Levanté una ceja. Era verdad que podía ser... lunática. Pero mis cabreos no me hacían perder el control. Podía cabrearme y guardarlo para más tarde. Incliné la cabeza hacia un lado y esboce una sonrisa divertida.
- ¿Furia asesina? No, creo que mis cabreos son más... suaves.
Dejé que se llevasen a Stacy y luego me giré para mirar a Neil. Disimulaba con la bata puesta y todo eso, pero ahora sabía que no era uno de esos tíos tranquilos. No, para nada. El que su lado salvaje se despertase con la luna sólo podría causar problemas.
- Lo de esquivar los cortes deberías planteartelo si activan la transformación o se curan fácil. Regenerarse o desmembrar gente llama mucho la atención. Solo lo digo - comenté de forma casual.
Me senté en el asiento de la ambulancia, con los codos apoyados en las rodillas. Por lo que parecía no saldríamos más esa noche.
- Si, me debes una ronda. Claro que por lo que sé tengo afinidad con la luna. A veces... bueno, algunos de los tuyos se ponen a olfatearme o aullarme. No creo que quieras dar ese espectáculo - solté una risita traviesa.
Pero era lo que tenía haber nacido bajo un arcano, que los bichos sobrenaturales lo notan. Estiré el dedo y toqué sus costillas, pinchando apenas.
- ¿Quieres que se lo diga a Arenis? Pensaba que te gusta...
Neil: Me quité la bata y la colgué en una percha. Luego la miré y vi el corte y la mancha de sangre en un costado. Lo mejor sería tirarla. La hice un burruño y la metí en la papelera.
- No es furia asesina. Sólo un tanto incontrolable. - Sonreí. - No siempre “activan” - puse un tono un cierto raro, no me gustaba aquella forma de llamarlo - la transformación. Pero puede ocurrir. Por eso suelo preferir salir corriendo que arrepentirme de las consecuencias. Y la regeneración no va acompañada de luz y sonidos. Salvo que me salga un brazo nuevo, la mayoría de las veces la propia sangre tapa la herida.
Me puse en pie. Miré el reloj, aunque era una tontería. Harridan’s siempre estaba abierto. Aparté la mano de Alex intentando no ser demasiado brusco.
- ¿Gustarme ella? Eso es ir demasiado rápido, ¿no? La chica es muy mona, pero no es la única que está buena en el campus.
Luego me di cuenta de que se me podía interpretar mal. Pero me dio igual. No iba a reconocer lo que me atraía Arenis, ni iba a cerrarme puertas.
- En cualquier caso, a ti es a la que debo la ronda. ¿Te apetece que vayamos a Harridan’s? - Otra vez metiéndome donde no debía. - Nada raro, una copa entre amigos y eso. Si quieres podemos llamar a más gente.
Alex: Podría haberle explicado que los cazadores miran esas cosas, pero supuse que ya lo sabría. Por otra parte no era lo peor que me había encontrado ni el único con arranques de furia, así que bueno, podría vivir con ello. Sonreí con tranquilidad y acepté la propuesta.
- Claro, me gusta tu iniciativa de cervezas después de las guardias - la verdad es que puede que no fuera una propuesta para tomar cervezas siempre que acabásemos una guardia, pero ya era tarde, había decidido interpretarlo así - ¡Ajá! - dije cuando mencionó lo de que Arenis era mona pero no la única - ¡Luego hay más que te gustan!
Me cogí a él, aún con la bata blanca de enfermera, que eso seguro que te daba respetabilidad o algo... Por lo menos debería conseguir que nos atendieran antes. Empecé a caminar hacia el Harridan’s con esa familiaridad de quien lleva toda una vida llendo, aunque no fuera cierto.
- Ahora que somos compañeros puedes contarmelo - comenté con una sonrisita inocente - ¿La conozco? ¿Hablais de esas cosas en tu fraternidad?
Neil: Me dejé agarrar y hasta guiar. Si Alex quería tomar la iniciativa no era yo el que se iba a resistir. Había sido una noche complicada para los dos y se lo había ganado. No tenía claro si podía llevarse la bata de juerga, pero intuí que intentar convencerla de que la dejase sería, como mínimo, agotador.
- Nada de contarte mi vida amorosa hasta la tercera borrachera juntos. Tengo mis normas y eso, ¿sabes? - Solté una carcajada.
Llegamos a Harridan’s, que estaba bastante lleno. Se escuchaba el ruido desde fuera y casi hasta lo agradecí, así podríamos hablar de cualquier cosa sin que nos prestasen mucha atención. En cualquier caso no quería arriesgar, así que entré en el local, saludé al camarero como si le conociese de toda la vida y dirigí a Alex directamente a la zona de fumadores. No había visto al barman de fuera nunca, pero había aprendido que aquella era la mejor forma de actuar si no querías tener que responder a incómodas cuestiones para poder entrar a “la zona”. Además, el que sí me conocía era el portero del interior. Bueno, más bien sabía que era “el hermano de Roger”. Y teniendo en cuenta que mi hermano prácticamente vivía en aquel lugar, no era poco.
Entramos y busqué la primera mesa libre. Tampoco era plan de que pareciese estar buscando “la adecuada”. Eché un vistazo rápido para ver quién estaba por allí y le encontré. Roger me hizo un gesto con la cabeza y yo le correspondí. Estaba con el resto del equipo de fútbol. Lo bueno es que siempre que iba a solas con una chica, él no se acercaba. Según él, le gustaba “darme margen de maniobra”. Es el acuerdo al que llegamos después de la segunda vez que mi ligue se había ido con él.
Dejé a Alex sentada y me acerqué a la barra para pedir dos pintas de rubia. No tenía claro qué tipo de cerveza le gustaba, pero con esa siempre acertabas. También pedí un par de chupitos de vodka. Con todo en las manos fui hasta la mesa y me senté. Alcé el vodka y ofrecí un brindis:
- Por que todas las guardias terminen aquí. ¡Salud!
Alex: La sala de fumadores estaba bastante llena, pero siempre encontraba hueco. Era así, aunque estuviera todo petado, alguien me haría hueco. Claro que Neil parecía conocer al puerta y a varios de los que estaban dentro. Incluido un tipo grande que empezó a olisquear según entré. De hecho de eso a que empezasen los aullidos, había sólo un leve, leve trecho.
Levanté una ceja pero no dije nada. Sobretodo cuando dijo lo de que no me contaría su vida amorosa hasta la tercera borrachera, no quería quitarle la ilusión explicando lo de la telepatía. Además, todo ese asunto turbio con el hermano levantando ligues era un buen motivo para mantenerse callada.
- Umm, ¿les conoces? ¿Por qué me miran raro? - cogí el chupito de vodka, cualquiera diría que quería emborracharme. Me encogí de hombros y luego brindé con él. Lo bebí de un trago - Por terminar las guardias con unas cervezas.
Otra vez sentí que olisqueaban a mi alrededor. Era de esas cosas poco sutiles que pasaban cuando estaba. La luna y todo eso.
- Y si no vas a contarme lo de tu vida amorosa ¿qué puedes contarme? ¿Y cuales son esas normas tan estrictas?
Me giré de golpe, ahí estaba, un tipo en forma de lobo oliendo mi culo. En serio, no era normal. Y encima disimulaba que era un perro. Claro que al menos no era el que desmembró a Adrien... Empujé su morro a ver si así y luego miré a Neil, a ver si hacía algo...
- ¿Son así todo el rato? - protesté un poco.
Neil: Me bebí el chupito de un trago también. Luego observé al animal acercarse. Aquello era inquietante. Yo no tenía el instinto tan desarrollado como otros de mi manada, pero estaba claro que Alex tenía algo raro. No era muy decente acercarse a olisquear a nadie así.
- No, por supuesto que no son así.
Me levanté y di un par de pasos hasta el lobo. No le reconocí, así que no debía ser de mi manada, ni amigo de mi hermano.
- Creo que te equivocas de árbol al que ir a mear, amigo. - Respiré hondo. - Además, esto no es muy caballeroso. Te agradecería que dejases un poco de espacio a mi amiga, la estás incomodando.
El lupino dejó de olisquear un momento a Alex para mirarme a mi. Sacó los dientes y me miró fijamente. Le aguanté la mirada y me erguí. No iba a dejar que me amenazase un lobo en celo. Supongo que fuera el que fuese el instinto que le había llevado hasta allí, su lado humano le hizo darse cuenta de que no estaba siendo muy inteligente. Igual sabía quién era mi hermano, igual sencillamente era una buena persona que se había dejado llevar. Se apartó, aunque sin esconder el rabo entre las piernas.
Me di cuenta de que apretaba los puños cuando el otro se alejó y volví a sentarme. La espuma de mi cerveza ya se había ido. Gruñí por el disgusto. Reflexioné un poco sobre la situación. Me llamó la atención mi reacción. Normalmente no habría plantado cara así. ¿Sería la luna? ¿O sería esa extraña aura que tenía Alex lo que me había hecho levantarme así? Intenté ahogar mis dudas en un largo trago de cerveza.
- ¿Qué quieres que te cuente? Mi vida no es demasiado interesante. Lo de las normas era una broma, no te lo tomes a pecho. - Sonreí con sinceridad, ya más relajado. - Está claro que sabes lo que soy. Pertenezco a la manada de los Darwinistas. Llevo un par de años estudiando en la universidad con intención de algún día ser médico. Me gusta la música rock, toco la guitarra y juego en el equipo de baloncesto. Y por triste que suene, ese es un resumen bastante completo de mi vida. - Pegué otro trago. - Ahora te toca a ti. ¿Quién es Alex? - La miré fíjamente a los ojos con aire inquisitivo, pero sin poder quitarme la sonrisa.
Alex: Apenas había tocado la cerveza. No tanto por el hecho de saber que había varios pares de ojos mirándome como porque prefería beber con calma. Al menos ahora. Tal vez en una fiesta sería otra cosa. Notaba el efecto que causaba en los licantropos y, de algún modo, me recordó a la naturalidad con que había encajado con los hadas.
- Bueno, entonces si que puedes contarme lo que habláis en tu fraternidad - solté una risita - Umm, no hay tanto que contar sobre mi. Esta el asuntillo de la magia, claro. Pero no me apetece demasiado dedicarme solo a eso. De todos modos Cassie - me miró como si no supiera de qué hablaba, así que aclaré - Mi gemela. Es la responsable de las dos, la que le mola el rollo mágico familiar. Así que con suerte podré dedicarme a cualquier otra cosa.
Di un trago de cerveza, esto era casi como hacer un exámen. Como con Robert, se empeñaban en intentar encajar todo en pequeñas explicaciones cuando la gente siempre era mucho más que eso.
- Veamos, toco la batería, hago tatuajes, he hecho muchos años de gimnasia y me apunté al dojo. Claro que en casa ya hacíamos artes marciales de antes. - Y otras cosas más sobrenaturales, ¿pero para qué mencionarlo? - Supongo que me gustan muchas cosas. - me encogí de hombros como si eso lo resumiera. - ¿Por qué no termina de gustarte Arenis? Es muy divertida a su manera...
Neil: Di otro trago a la cerveza. Si seguía a ese ritmo me la acabaría rápido. Y Alex apenas había empezado con ella. Bueno, eran las desventajas de beber con una mujer, que siempre tienes que dejarte un culín durante media hora hasta que terminan su bebida.
- Vaya, no sabía que tocases. Y menos la batería. No hay demasiadas mujeres que lo hagan. Es un instrumento un tanto... rudo. - Otra sonrisa, otro trago. - Pero mola. En mi casa siempre han intentado que aprenda a luchar y esas cosas. Pero no es algo que me interese demasiado. Muy... animal. Prefiero curar a la gente que arrancarles la cabeza.
Miré un poco alrededor, haciendo tiempo antes de responder. Asegurándome de que no había más lupinos acercándose de forma indiscreta. La escena de antes parecía haber desanimado al resto.
- Bueno, no es que Arenis no termine de gustarme. Ni que lo haga. Sencillamente, apenas nos conocemos. No me voy enrollando con todo lo que tiene dos piernas, por muy bonitas que sean. Me interesa mucho más el contenido que el continente. - Sonreí de nuevo y me eché para atrás en el asiento. - Ya, sé que es lo que decimos los tíos siempre, pero algunos lo decimos en serio.
Alex: De forma tranquila, completamente casual levanté la mano y pedí otra cerveza. Por supuesto no para mi, era para Neil. Claro que con la cantidad de ojos encima mío, así era mucho más rápido que pidiera él. Pusieron la cerveza delante mio pero la empujé hacia él con perfecta inocencia. Si la gente esperaba que bebiera lo mismo que un licántropo estaba muy engañada, sabía de sobra que no aguantaría tanto, incluso aunque empezase a desarrollar cierta... resistencia.
- Ya, ya. Mi padre quería que estudiase piano ¿sabes? Y luego probé la guitarra. Pero apenas empecé me dí cuenta de que siempre hacían falta baterías y, además, se me da bien. Te dejas llevar y sueltas toda esa energía - mis ojos brillaron por un instante - Más que rudo diría que es primario. Es cosa de la percusión ¿sabes?
Me reí un poco con su expresión. Luego empujé un poco más la cerveza hacia él.
- Que es para ti. - hice un gesto con la mano antes de dar otro trago y continuar - Umm, podría arreglarlo para que os conocieráis mejor - comenté - Aunque claro, hay licántropos a los que no les gustan los vampiros. ¿Te preocupa que te muerda? - pregunté con una risita traviesa - Oye, que ya sé que algunos tíos además de decir eso lo piensan - dije con completo convencimiento. De hecho el convencimiento de mirar lo que de verdad pensaban - ¿Sabes? Creo que te vendría bien lo de aprender a pelear. No en plan a lo bestia, sino con técnica y control. Así no pasaría lo de... lo de la ambulancia.
Bebí otro trago, iba aún por la mitad de mi jarra y sí, aunque realmente podía beber más deprisa, me lo tomaba con especial calma por fastidiarle. Seguro que si bebía más se relajaría y me contaría qué era lo que de verdad le impedía quedar con Arenis. O si es que le gustaba otra. Sin contar lo que hablaban en su fraternidad cuando no había tías delante. Esbocé una sonrisa inocente.
Neil: Agradecí la cerveza que me pidió. Apuré la mía y dejé que se la llevase el camarero. Igual Alex tenía intención de emborracharme, pero ya podía beber cerveza que no lo iba a conseguir. ¿En qué estaba pensando? Soy un licántropo.
- Lo dicho, tiene gracia que toques la batería. No tienes pinta de “primaria”. - La miré de arriba a abajo. Igual sí que tenía un poco de pinta de aporrear tambores a lo bestia, pero había demostrado cierta sensibilidad con Stacy en la ambulancia. - Aunque claro, igual mi concepto de lo que es primario, es un poco más primario que el tuyo.
Me removí incómodo en el asiento. Vuelta a la carga con el mismo tema.
- ¿A qué tanto interés en Arenis y yo? Deberías saber que como buen lobo, disfruto de la caza. - Pegué otro trago. - A mi no me molesta su condición. De hecho mejor vampiresa que humana, dicen que son más divertidas. - La miré medio sonriendo, a ver cómo reaccionaba a la pulla. - Recuerdo la primera vez que mi hermano se tiró a una colmillos. La cara de mi padre fue épica cuando le pidió pasta para cambiar todos los muebles. Todavía guarda una pata de la cama como trofeo. Creo que fue el trozo más grande que pudo encontrar. - Solté una carcajada bien alta y miré a Roger, esperando que no lo hubiese escuchado, pero parecía a lo suyo. Bajé un poco la voz - Sus colegas dicen que se transformó en pleno polvo, y entre eso y que le dió a beber su sangre a ella, tuvo que ser bestial. - Guiñé un ojo. - Y nunca mejor dicho.
Pegué otro trago a la cerveza, aunque más corto esta vez. Había que ir despacio.
- No me malinterpretes. Sé luchar. Y no se me da del todo mal. Pero seamos sinceros, eran tres yonkis colocados, no hay que ser Bruce Lee para patearles el culo. Me preocupaban más otras cosas. Pero cuando hace falta te aseguro que soy capaz de darle una paliza a un bocazas. - Vale, no era el tío más macho del mundo, pero tampoco era una nenaza. - Pero no es mi estilo. Prefiero hablar las cosas. La violencia es demasiado... primaria.
Alex: El que fardase de los polvos de su hermano era cuanto menos extraño. Pero al menos ahora bebía a un ritmo más normal, es decir, el triple de lo que bebía yo. No es que tuviera intención de pagar nada de aquello, aunque la verdad es que sí que podía. Incluso podía apuntarlo a mi cuenta, que Robert había saldado ya un par de veces. Bueno, creía que había sido Robert, bien podría haber sido cualquier otro.
- Es distinto, primario no tiene porqué significar salvaje - ligera sonrisa torcida, aunque eso tampoco me importaba demasiado - considera un tatuaje - aparte mi pelo para enseñarle la mariposa que tenía en el cuello bajo la nuca - Es algo primario, pero no en cuanto a lo que simboliza. - y vi que había por detrás un tipo olfateando.
Empezaba a sospechar que la conexión de mi arcano con la luna les afectaba. Pero de todos modos ahora estaban... relativamente tranquilos. No era como cuando nos juntábamos Izz y yo.
- Pues a que Arenis es mi amiga ¡y si solo se junta con vampiros estirados de omega la van a abducir! - Luego esbocé una sonrisa burlona - Para comprobar si son más divertidas que las humanas deberías comprobarlo de primera mano, no puedes hacer sólo caso de lo que cuenta tu hermano. - me reí un poquito. Había visto a Arenis en acción y sabía que era intensa.
Pero eso no se lo iba a contar. Ni tampoco lo que les hacía mi sangre a los vampiros. En estas cosas era mejor ser discreta o les buscaría un problema a mordisquitos y Arenis. Di otro trago de mi jarra y antes siquiera de que la terminase tenía otra delante, aunque esta no la había pedido yo. Miré a los lados y entonces lo localicé. Disimulaba, pero había sido él.
- Umm, creo que tu hermano piensa que necesitas ayuda - comenté sin aclarar a cuento de qué venía - Oye, que lo de practicar no se trata de pegar mejor, se trata de aumentar la calma y el autocontrol. Es cuestión de voluntad. Como el sexo tántrico - para mí eso estaba clarísimo. Controlar el instinto, imponer la voluntad. - Y claro que patear a unos yonkis es fácil, hasta yo que no regenero podría - dije sacando la lengua.
Y por supuesto había obviado por completo su referencia a cómo eramos las humanas en el sexo. Ni falta que me hacía dar detalles de lo que hacía y con quién.
Neil: Miré de reojo al tipo que intentaba disimular su atracción por Alex. Aquello se estaba volviendo incómodo. Y la conversación tampoco era distendida precisamente. Además notaba un cosquilleo en la nariz bastante raro.
- Está bien, está bien. Si es por salvar el alma de tu amiga, la invitaré a tomar algo. ¡Pero que sepas que me deberás una! - dije mientras la señalaba con un dedo acusador. Acto seguido puse cara de ofendido. - ¡Ey! ¡Que sea un tío sensible no me convierte en virgen! ¡Un poco de respeto!
El picor me seguía molestando, y algo hacía que se me erizasen los pelos de la nuca.
- Bah, lo del autocontrol es un mito. Hay que saber encauzar la furia. Efectivamente, es como lo del sexo tántrico. Todo una patraña, una vez con una tía... - corté en seco. No sé si era la cerveza o aquella extraña sensación pero me estaba dejando llevar por mi testosterona. - Bueno, lo dicho, una chorrada. Hay veces que dejarse llevar sienta bien. Aunque supongo que es inherente a mi naturaleza.
Miré el reloj por hacer algo. Estaba cansándome de las miradas de todo el bar y la sensación de que algo malo iba a pasar si seguíamos allí. Así que era hora de marcharse.
- Oye Alex, mañana tengo clase a primera hora, así que debería largarme. ¿Me ayudarías a apuntarme un tanto con mi hermano? - Le guiñé un ojo con complicidad. - Apúrate la cerveza y cógeme el brazo mientras nos marchamos. Así no tendré que aguantarle tonterías mañana. - Hice una pausa. - Y con eso estaremos en paz por lo de Arenis.
Alex: Estaba claro que Neil tenía que aprender a relajarse un poquito. Lo de que despertase los instintos no era para tanto, me pasaba todo el rato. Esbocé una ligera sonrisita cuando se pico por lo que había dicho.
- Ei, ¡que Arenis no necesita que nadie la invite por pena! - Protesté solidariamente. Me levanté y me incliné sobre la mesa para susurrar sin que nos escuchasen tanto - Pero si sale contenta si te debería una - me reí otro poco y volví a sentarme.
- No he dicho que seas virgen... - le provoqué - ¿por qué te defiendes de una acusación que no ha habido? - otra risita juguetona - Claro que dejarse llevar sienta bien. Hay que aceptar la propia naturaleza. Pero eso no tiene porqué estar reñido con el autocontrol... a veces.. Es... como el instante antes de caer. Cuando saltas. Cuestión de... equilibrio - Aunque era difícil de expresar sabía perfectamente a qué me refería - Y no sé qué diablos tienes contra el sexo tántrico, puede ser muy divertido - Vi su mirada y lo rápido que se replegaba.
Consideré su petición y me encogí de hombros. Terminé mi nueva jarra de un trago y me levanté para irme, aun sabiendo que no nos ibamos porque tuviera clase a primera hora. Esa era solo la excusa, el motivo era que a él también le afectaba la luna. Me levanté y luego me apoyé en su hombro para poder susurrarle.
- Aunque salgamos agarrados te va a fastidiar igual porque tu cuarto no va a oler a mi. - deje que mis labios rozasen apenas su mejilla y me reí un poco - Venga vámonos - añadí tirando un poco de él.
Neil: Hice un gesto para quitarle peso al detalle sobre Arenis.
- No es por pena. Es porque tú me lo pides. Seguro que puedes darte cuenta de la sutil diferencia. - Me reí un poco. - Acepto encargarme de entretenerla. Siempre y cuando eso no me obligue a acostarme con ella.
Me terminé lo que me quedaba de cerveza de un trago.
- No me defiendo de nada, ¡sólo reafirmaba mi masculinidad! - Me reí otro poco para demostrar que no me había ofendido, o intentarlo. - Quizá sea por una mala experiencia, pero prefiero mi estilo, sólo digo eso. Y seguro que Arenis también es de las mías. - terminé con un susurro mientras nos levantábamos.
Intenté aparentar dominar la situación mientras se acercaba a mi. No había planeado que se acercase tanto.
- Tranquila, mi hermano sabe que mi habitación no es mi lugar favorito. Deberías haberte hecho a la idea a estas alturas de que no soy un tío clásico.
Solté otro par de carcajadas mientras salíamos del bar. Bien altas, para que Roger se diese cuenta. Cogí a Alex por la cintura y metí la mano en el bolsillo de su pantalón. Ya que ella estaba dispuesta a hacer bien la pantomima, no me iba a quedar yo atrás. Cuando estuvimos fuera seguí caminando agarrado a ella, por si algún curioso todavía nos seguía con la mirada.
- ¿Quieres que te acompañe a tu cuarto? Puedes estar tranquila, no va con segundas. Te acompaño a la puerta de la residencia, nos damos la mano y me voy al mío.
Alex: Claramente Neil no lo había entendido. En cualquier caso para eso estaba yo, para explicarselo. Volví a acercarme, apoyada en su hombro, para susurrar.
- Umm, ¿En serio sólo la invitarás porque te lo dije yo? ¿No te gusta nada de nada? - hice un ligero mohín.
Seguía pensando que el hermano le pillaria en su mentira, incluso cuando me metía mano parecía nervioso. Más que yo y eso que era a mi a quien podía estallarle en la cara. Salí con completa tranquilidad, sabiendo que todos los ojos estaban clavados en mi. Nos alejamos camino del campus.
- Si me acompañas a mi cuarto y no entras sabrá que no pasó nada. O si tardas demasiado poco. - esbocé una sonrisa traviesa - Pero si te quedas a dormir y mañana apareces con la misma ropa, sucia y arrugada en clase... No te preocupes, no creo que a Izzie le moleste.
Me reí un poco al ver su expresión. La verdad es que tenía gracia como pasaba del rollo de que no era un chico clásico a lo de acompañarme a la puerta de la residencia.
- No te preocupes, sabemos guardar un secreto - me reí otra vez - Venga Neil, si quieres engañar a tu hermano eso seguro que funciona. Claro que... entonces sí me deberás una gorda.
Neil: Suspiré, sin soltarme de Alex. Quizá ya no había nadie que nos mirase, pero aquello tampoco era tan incómodo. Era curiosa la velocidad con que habíamos cogido confianza. Supongo que enfrentarte a tres yonkis con navajas forja ciertos lazos inconscientes. Además ella no estaba a la defensiva, ni parecía incomodarle.
- Bueno, ya nunca sabremos si me habría animado a hacerlo por inicativa propia. - Giré la cabeza para mirarla y que viese mi sonrisa pícara.
Seguimos caminando hasta quedarnos solos. La noche era clara por la luna gibosa en el cielo, y las farolas iluminaban el camino hacia la residencia femenina.
- Mi hermano aún tardará en salir de Harridan’s, así que no sabrá cuándo he llegado a mi cuarto. Y si seguimos caminando así seguro que mi ropa acabará oliendo a ti. - Solté su trasero y me restregué contra ella como si fuese un gato, y luego volví a cogerla, esta vez por el hombro. - Aunque si te incomoda, creo que ya podemos soltarnos.
Sin darme cuenta habíamos llegado ya hasta la puerta de la residencia. Así que retiré el brazo y giré un poco a Alex para quedarnos el uno frente al otro.
- Bueno, parece que hemos llegado. Mi caballerosidad tiene ciertos límites, así que prefiero rechazar tu oferta. - Sonreí. - Gracias por tu olor, Alex. Al final la noche ha mejorado bastante.
Le tendí la mano para estrechársela. Me resultó incómodo e impersonal.
Alex: Técnicamente era innecesario el hacer todo el camino cogidos. Pero sabía perfectamente que la gente como Josephine tenían esa costumbre de cotillear y contarlo todo. Si vas a fingir algo, hazlo bien. Así que le dejé que siguiera sujetándome. Casi hasta parecía que se estaba relajando un poco.
Lo de Arenis lo dí por perdido. Parecía que Neil era de los que se complicaban la vida innecesariamente. Era una de esas verdades indiscutibles. Aunque bueno, quien sabe, quizás a Neil se le pasasen todos los reparos que parecía tener.
- No te preocupes ha sido un camino corto - me reí un poco y tras meditar ligeramente me quité la bata y sólo la bata con la que había ido en la ambulancia. Se la tendí. - Como quieras - le respondí a lo de marcharse. Si no podía controlarse era mejor así - Llevatela y me la traes mañana, eso lo hará más creíble. Aunque estaría bien si la lavases. - Le miré en aquella posición forzada, con la mano extendida. Me reí un poco - No seas tonto - le di un abrazo espontáneo y después me separé para marcharme - Buenas noches Neil, nos vemos en clases.
Y con esto di por concluida mi primera salida en ambulancia.
Neil: Cogí la bata y agradecí el abrazo. Me quedé mirándola mientras entraba en la residencia. Respiré el aire frío de la noche. Su aroma me llamaba a gritos. Me dirigí corriendo hacia la casa de la fraternidad y escondí la bata de Alex y mi ropa en el hueco de un árbol que solía usar en estos casos. Una vez desnudo salí de las sombras de los árboles para dejar que la luz de la luna acariciase mi piel. Di rienda suelta a mis instintos. Tenía muchas cosas en las que pensar. Había sido un día muy intenso y tenía que reflexionar sobre mis sensaciones, mi comportamiento y mis sentimientos.
Ahora, convertido en lobo, la sensación de la nariz había desaparecido. Aquella forma me ayudaba a aclararme. A concentrarme en ese lado oculto de la mente que la condición humana muchas veces nubla. Me dejé caer en mi lado salvaje y salí corriendo en la noche, sin mirar atrás, sin preocupaciones, hasta que caí exhausto. A la luz de la luna, acurrucado junto a un árbol, me dormí.
Ethan + Alex
Ethan: Bueno, ahí estaba yo, buscando a Alex para que me hiciera el tatuaje de una vez... no se que haría, pero prefería que lo hiciera pronto para que no se le ocurrieran cosas peores que hacerme... y no sabía si ya se lo había hecho a mike o no... en fin, no pensemos en eso y vayamos a lo que vamos...
Me quedo esperándola en la entrada de la residencia femenina, muchas de las chicas se me quedan mirando y aprovecho para decirlas algún piropo de camionero o guiñarle el ojo a otra, hay que mantener todas las puertas y piernas abiertas.
Alex: Ahí estaba, sin preocupaciones y volviendo de un feliz día de compras. No tenía ni puta idea de dónde se había metido Izz, pero supuse que querría estrenar la guitarra nueva. Desde luego no me habría importado dar un concierto esta noche. Si, no es que hubiera dormido demasiado, pero va...
Giré la esquina y prácticamente me di de bruces con él. Vale, iba pensando en mis cosas y haciéndole un corte de mangas a una pava que era una amargada y que le había dicho a Izzie que no se podía tocar a partir de las 12. Aguafiestas.
Era demasiado grande para ser Daniel, así que me tranquilice. Entonces identifiqué a mordisquitos.
- Ei, ¿cómo te va? Ya pensaba que nos evitarías como la peste después de lo de la pijofrígida. - sonreí con perfecta tranquilidad, no es que hubiera podido esconderse siempre, pero tenía pensado darle tregua.
Ethan: La veo venir y no puedo evitar una sonrisa, parecía que se había asustado, pero vamos, no sería nada nuevo.
- Ya se que soy feo, pero no es como para que te asustes
Me levanto y me estiro un poco, me parece divertida la reacción que ha tenido
- Venía buscándote para ver si podíamos finiquitar, o al menos comenzar, ese tatoo que te debo.
Espero a ver como reacciona, no es momento para trolearla no sea que se vengue con el tatoo.
Alex: Esbozó una sonrisa divertida cuando dice lo de feo, algunos no saben cómo conseguir cumplidos. Uso la mano que no tengo ocupada con bolsas para cogerle del cuello de la chaqueta y bajarle hasta mi altura.
- Oh, vamos mordisquitos, no necesitas recurrir a eso. - le digo mirándole a los ojos y luego a los labios para volver a los ojos - Para nada - digo acercándome y dándole un mordisco juguetón.
Escucho a la cretina de antes decir algo sobre que no se pueden subir tíos a las habitaciones y me giro soltandole. En serio, había gente muy amargada por el mundo. Volví a mirar a mordisquitos, decía bastante en su favor que quisiera pagar la apuesta pero...
- No tienes que hacertelo si no quieres - Extendí la mano y con uno de los dedos le aparté un mechón - Un tatuaje es... algo personal. Más que eso. - Retiré la mano - Cada uno tiene una historia, significa algo. - sonreí por un momento - Y cuando se hace un tatuaje se crea un vínculo. - incliné la cabeza hacia un lado y esbocé una sonrisa traviesa - Sé que nos habríais hecho pagar a Izzie y a mi. Pero no importa, no voy a obligar a nadie - me aparté un poco y me di la vuelta, apoyando las bolsas en el hombro, pero luego me detuve a mirarle de nuevo - No te preocupes, lo más seguro es que a Izz se le olvide, enséñale uno de los otros. - le guiñe un ojo.
La idiota de antes seguía mirándonos con cara de haber chupado un limón, para mi que hacía años que no mojaba. Le dediqué una sonrisa maliciosa y luego apoyé mi mano en el pecho de Ethan.
- Claro que si de verdad quieres uno... podemos subir al tejado. O ir a otra parte. ¿Quieres un tatuaje Ethan? - pregunté con mis ojos clavados en los suyos.
Ethan: La miro algo sorprendido, no parecía tan enfadada como creía.
-Soy consecuente con mis actos, y nos apostamos un tatuaje, asique sí, quiero ese tatuaje.- La digo mirándola- Creí que estarías aún enfadada conmigo por lo de... la noche de lo de Baby, mi enfrentamiento con Robert... y no me refería a vosotras... es que ese chico me saca de mis casillas- termino con un gruñido, la verdad es que ese chico me puede.
Me quedo pensando a donde podríamos ir a hacerlo
-¿Dónde sueles ir cuando haces los tatuajes a la gente?, no veo ningún problema en ir al mismo sitio, si es que se puede claro -esbozo una sonrisa y me doy la vuelta para soltar una serie de improperios bastante originales a la tipa asqueada.
-Asique, tu decides a donde ir
Alex: La verdad era que para ser una mujer-zorra, aquella chica era... poco liberal. Menos mal que la vidente y la mujer-lobo que estaban en mi planta no eran tan puñeteras. En realidad no me caían mal. Saludé distraídamente a otra de las chicas a la que no conocía, pero que había visto brevemente en la fiesta. Luego cogí la mano de mordisquitos y caminé de forma remolona hacia mi habitación.
- Tengo las agujas y la tinta arriba. - Y no es que necesitase estrictamente usar eso para tatuar, pero no sabía qué tipo de tatuaje quería - Cualquier sitio tranquilo y privado vale. Que te puedas tumbar. Suele llevar varias horas, aunque eso ya lo sabes. - esbocé una sonrisita recordando sus otros tatuajes. La reprimida parecía haber desistido sobre lo de no subir chicos - Pillaré también un cuaderno, lápices y las plantillas. Y bebida, deberíamos comprar bebida. No es que haga falta pero... - pero si bebía mi sangre necesitaría reponer. Aún pudiendo curarme, no era bueno quedarme seca.
Entrelacé mis dedos con los suyos de forma distraída mientras subía hasta mi piso.
- No, todos tenemos nuestra naturaleza. Las brujas también tenemos nuestras cosillas - termino con expresión traviesa - Pero es que sentirnos comida... bueno, no mola mucho. - le miré de reojo - No es que lo de la capilla me... bueno, ya sabes. No me refería a eso. Eso fue más parecido al sexo. - le miré un momento con cierta curiosidad - ¿Para ti siempre es así? Alimentarte, quiero decir.
Me detuve junto a la puerta de mi habitación, esperando una respuesta.
Ethan:
-Pues no siempre, muchas veces suelo pillar a gente de mal vivir como yo y me lo cargo y me alimento de él, así mato varios pájaros de un tiro y las sospechas suelen caer en otras bandas y demás.
No puedo evitar mirar la mano y después esbozar una sonrisilla- Tranquila, hoy vengo alimentado, de eso no te tienes que preocupar.
Me quedo mirándola a ver si decide entrar o que.
-Bueno, la bebida podemos comprarla en cualquier sitio... y un sitio tranquilo en el que estar tumbado puede ser tu cuarto mismo -la lanzo un guiño rápido y una sonrisa de medio lado -y bueno, tengo una idea sobre lo que podría ser el tatoo siempre y cuando me dejes dar ideas, que al final no se si me porté bien o no.
Alex: Consideré la respuesta. No sonaba demasiado peor que lo que hacía alguna gente por allí, aunque sí que veía algo drástico lo de matarlos. Pero claro, tampoco era como si pudieras ir por ahí mordiendo sin que te mirasen raro. Lo de la discrección era de las pocas cosas familiares con las que estaba de acuerdo.
- Ah, eso. No me preocupa. Duele menos que romperse un hueso - comenté mientras abría la puerta. Me giré en el marco para mirarle - Mientras no sea una arteria tiene arreglo. En realidad la arteria también pero ya sabes, menos tiempo de reacción y tal.
Entre el el cuarto y entonces noté un ligero tirón. Ah, claro. Esbocé una sonrisita.
- Menudo despiste - me reí un poco - Puedes pasar. Por esta vez.
Ahora sí, solté su mano y arrojé las bolsas a un rincón. Nuestra habitación era una oda al caos. Era un caos sorprendentemente limpio, pero caos. De ese con felices torres de libros en equilibrio precario, ropa colgada de las lámparas, posters y fotos de todo tipo tapando las paredes, un graffiti que habíamos empezado en otra pared estando borrachas y que nos estaba quedando bastante chulo, la batería y una guitarra en un rincón, macetas frondosas bajo unos flexos y las dos camas arrinconadas en un rincón. Si, de esas en las que tenías que mirar dónde pisabas porque la mitad del suelo estaba ocupado con cajas y cosas. Me llevé la mano a la barbilla pensativa.
- Umm, puede que nuestra cama te resulte algo pequeña. - Luego me metí debajo de una de las mesas de estudio que ahora estaba cubierta por los conjuntos que Izzie había descartado esta mañana. Saqué una caja de ahí y la abrí. Si, mis agujas y tintes estaban aquí. Sonreí feliz.
Luego medite, habíamos traído varias reservas de bebida el otro día, pero estaba segura de que como mucho nos quedaría la mitad. Aún sentada miré a mi alrededor. Umm, si, seguro que Izzie habría guardado algo bajo la cama y puede que algo en la nevera y, con suerte, detrás de los botes de pintura. Miré primero en el último sitio y “bingo”, tres botellas de cerveza y otra de absenta. Las metí en la nevera, dónde aún teníamos algo de restos de chino, hielo, que saqué para pasarmelo por el cuello y un par de coca-colas.
- Claro que puedes opinar sobre el tatoo, para eso es el cuaderno. Haré bocetos ahí hasta que haya alguno que mole - le guiñé el ojo y saqué mis cosas de pintura. Levanté la cabeza - No, no te sientes ahí. Izzie aún no ha terminado de colocar sus partituras. - Miré alrededor y me senté en el suelo - Puedes sentarte en la cama si quieres. Y cierra la puerta.
Nota: El graffitti:
http://2.bp.blogspot.com/_vpEMOWFTDrA/TNjxyLjvDhI/...
Ethan: Entro en la habitación y no puedo evitar una sonrisa, son puro caos. Entro con cuidado de no pisar ni destrozar nada.
Dejo la chaqueta donde puedo y me quito las botas tras lo que me tumbo en la cama que me ha indicado, pero con cuidado de no tirar nada.
-Como mola, tu cuarto es como una gymkana -digo riéndome y no puedo quitarla la vista de encima mientras se pasea el hielo por el cuerpo- Quien fuera hielo...
Me quedo un rato así mirando al techo y pensando.
-Bueno, pues cuando quieras empiezas ha hacer bocetos... y si me puedes traer algo de beber también... -muevo una mano en plan “dame birra”
Alex: Esbocé una sonrisa traviesa, me arrastré un poco hasta la nevera y pillé más hielos. Los puse en un vaso grande y luego le lancé un hielo para que lo pillase.
- No tenemos aire acondicionado - aclaré como si eso lo explicase todo - Mira debajo de la cama, las de ahí deberían estar más frescas, las dejamos con hielo. Claro que ese se habrá derretido - solté una risita y rellené la hielera, nunca sabías cuándo necesitarías hielo para un cubata o algo así.
Después pillé un par de lápices y me los enganché en el pelo para hacer una especie de recogido. Pillé el vaso de hielos, el bloq y el resto de lápices. Caminé casi haciendo equilibrios esquivando las cosas del suelo, puse el vaso en la mesilla y me dejé caer en la cama junto a él.
- Bueno, vamos a ver - comenté mientras me cruzaba de piernas colocando el bloq en ellas. - miré hacia atrás - En la espalda y la nuca me gusta - le vi dudar o eso me pareció - El hielo - aclaré - Necesito las manos secas para dibujar.
Luego pasé la hoja donde había esbozado el tatuaje para Mike, bueno, el de la pesadilla, había varios, claro. Me giré de nuevo. Cogí su cerveza de la mano y di un trago. Umm, cerveza fría, perfecta para diseñar. Le devolví la cerveza y pregunté.
- ¿Y qué tenías pensado?
Ethan: Cojo el hielo al vuelo y luego una de las cervezas de debajo de la cama y la abro dándola un largo trago.
-Eso te iba a decir, porque en la nuca ya tengo un tatuaje -cojo el hielo y se lo paso por la nuca mientras saco el movil y la enseño una imagen.- había pensado en algo como esto, ¿te ves capaz? -esbozo una sonrisilla, me gusta picarla.
http://fc05.deviantart.net/fs22/i/2007/346/3/d/Ygg...
Tras eso me voy a la cama otro rato y me estiro perezosamente mientras estiro la mano con el hielo y sigo pasándolo durante un rato y mientras bebiendo un poco de la cerveza.
-Asique, ya sabes, a ver si me puedes hacer algo chulo.
Alex: Estudié el dibujo por un momento. No se veía bien, pero parecía una versión de Yggdrasil. Sujeté uno de los lápices en la boca y empecé a esbozar alguna versión, a fin de cuentas, aunque podía reproducir con exactitud aquel dibujo, siempre era interesante darle un toque personal. Único. Dejé el móvil en la mesilla y recuperé el lápiz de la boca. El hielo dejaba un rastro de agua por mi espalda.
- Interesante. No es la representación clásica de Yggdrasil, aunque sí están los nueve planetas lo que tiene claras implicaciones. Tiene potencial - le miré de reojo, había ignorado por completo su comentario sobre si era capaz, a fin de cuentas era absurdo. - Pero en esta versión no se distingue mucho el wyrm o el águila. Tampoco veo los dos ciervos. Umm, ¿por qué el árbol de la vida? - en ese momento pasó el hielo un poco más abajo - Oh, si, por ahí va bien. - Recordé que estaba diseñando, nada de jugar aún, necesitaba las manos secas. - Las relaciones cósmológicas se podrían aprovechar... - le miré espectante.
Ethan: La escucho hablar aunque estoy algo distraído, me pongo bocabajo y la sigo pasando el hielo mientras le ofrezco la cerveza.
-Pues lo del árbol de la vida no lo sé, me gusta y lo de las relaciones cosmológicas no tengo ni idea de a que te refieres -sigo paseando el hielo, luego tendré que ser yo el que esté bocabajo y sin moverme. -Estuve pensando en Jormungardr pero no me convencia para la espalda... ese me lo haré en el brazo y en el otro hombro los cuervos... pero la espalda veía mejor un Yggdrassil.
Me dedico a seguir jugueteando con el hielo mientras comparto con ella la cerveza y me voy asomando para ver que boceto hace.
Alex: Esbozo una sonrisita y me giro del todo para mirarle. Muchos tatuajes, ummm, había pocas perspectivas más excitantes. Pero era importante aclarar las cosas. Sobretodo por la fuerza que tenían los símbolos cuando se trataba de magia. Y aún mis tatuajes normales tenían un toque. Estiré la mano libre para coger la cerveza y la terminé. Luego me doblé para conseguir una lata nueva. Se la pasé y me sequé un poco la mano en los vaqueros. Después me apoyé ligeramente en su cuerpo para estar más cómoda.
- Bueno, los símbolos tienen poder y... bueno, los tatuajes se usan desde antiguo para canalizar energía y... - me paré - No te interesa una mierda que te explique todo ¿no? Umm, digamos que si te hago un Yggdrasil algo afectará. Es como lo tuyo con lo de la sed de sangre. Los tatuajes crean un vínculo y... a veces, los míos son mucho más que eso. - tironeé de su camiseta - Quítatela, quiero ver cómo afectará la forma de la espalda al diseño.
Luego pasé un dedo delineando la forma de los músculos. Era como pintar sobre un relieve, aprovechas la forma para darle más fuerza al diseño.
- ¿Me dejarás hacerte también los otros? - preguntó juguetona - Sería divertido.
Ethan: Me estiro mientras me pasa el dedo por la espalda.
-Ya veremos, depende de como salga este -esbozo una sonrisa y luego me giro un poco mientras bebo de la cerveza y no puedo evitar una risita- y lo de los vínculos, mientras no me conviertas en un perrito doméstico me vale -sonrio ampliamente y opto por levantarme y tumbarme en la cama de nuevo, para que pueda ver como quedaría y así le será más fácil trabajar.- Asique, bueno, tú dirás cuando quieres empezar, solo te pediré que dejes las cervezas a mano.
Alex: Solté una risita y le revolví un poco el pelo de manera cariñosa.
- Ya eres como un cachorrillo revoltoso - contesté juguetona - Y en realidad ya tienes siete vínculos. Como los Chakras. ¿Cómo que ya veremos? ¡qué poca confianza tienes en mi! - le saqué la lengua y luego apoyé el cuaderno en su espalda para seguir dibujando. - Si tantas dudas tienes puedo hacerte ese dibujo exacto.
Levanté un dedo, pero luego lo bajé, tenía una idea y quería dibujar. Así que eso hice. Podía intentar diseños clásicos o más arriesgados. El caso es que la punta de mi lápiz atacaba con fuerza el papel.
- Son esbozos - comenté pasándole un par.
Bocetos:
http://4.bp.blogspot.com/-Ir3jZ0nVlvg/T252pZ9hV3I/...
http://i221.photobucket.com/albums/dd140/pineconeu...
http://3pelotu2.files.wordpress.com/2011/03/yggdra...
http://i221.photobucket.com/albums/dd140/pineconeu...
http://www.w1ndhorse.com/images/YGGdrasil_WorldTre...
http://a4.ec-images.myspacecdn.com/images02/142/d1...
Ethan: Miro los dibujos, no están mal, pero el que encontré yo me gusta más...
- Me gustan el tercero y el último, pero sigo prefiriendo el que te he enseñado, no sé me gusta más, aunque puedes añadir el cuervo y el dragón del último y darle algún toque personal... y no soy un cachorro.
Doy otro trago largo a la cerveza
- No es que dude de tu habilidad, pero es que me gusta el que te traje -sonrio sin malicia, sencillamente para que vea que no lo digo por joder, sino que es una opinión clara- puedes basarte en el que te he traido y de ahí añadir algo
Alex: Gruño un poquito, pero sólo un poquito. Al menos me dejaba cambiar el wyrm Níðhöggr O como se llamase, era de estas cosas que no tenía ni idea de cómo se pronunciaban. Cogí el dibujo del móvil y copié en una hoja nueva del bloq, cada detalle. Luego empecé a trabajar en un nuevo wyrm Níðhöggr y cambié también el diseño del águila. Le enseño el nuevo boceto para el wyrm.
http://digital-art-gallery.com/oid/13/640x438_4034...
- ¿Así va bien? Cuando lo tenga lo pasaré a la plantilla. Y a veces si que te portas como un cachorrillo, mordisquitos - le pinché ligeramente con el dedo en las costillas, buscándo si tenía cosquillas. Acaricié con las puntas de forma juguetona. - Y ahí no es un cuervo, es un águila sin nombre. Los cuervos son los que acompañan a Odin. Y ya te los vas a hacer en el brazo.
Ethan: Me buscaba las cosquillas literalmente... pero de eso no tengo, asique intento disfrutar del mero contacto simplemente.
-Bah, pero eso es porque me muevo por impulsos, pero no soy un cachorrillo, eso seguro. Me quedo estirado tranquilamente mientras me tomo una cerveza, si, había veces que lo mejor era relajarse tranquilamente- Si, ese dragón me gusta -sonrio y me quedo tranquilo... si, estar tranquilo con cerveza y una tía buena que te hace un tatuaje no está nada mal.
Alex: Hice un ligero pucherito cuando vi que no tenía cosquillas. Las cosquillas eran de esas cosas divertidas. Claro que tampoco podía quejarme, porque me dejaba tatuarle que también molaba. Noté que le gustaba el contacto de la punta de los dedos, así que recorrí toda la espalda. Ya tenía el boceto, así que podía entretenerme con un ligero masaje para relajarle antes de empezar. Miré el cubo, ya iba por la mitad, luego tendría que traer más cerveza...
Solté una risita cuando le vi protestar y le di un ligero mordisquito en el hombro, entre cariñosa y juguetona.
- Claro, sólo impulsos - comenté mientras intensificaba el masaje en una contractura. Las contracturas podían ser incómodas para tatuar. - Y no te bebas tan rápido la cerveza - Me incliné hacia delante para apoyar todo mi peso sobre él y hacer más fuerza en aquel punto. - ¿Cómo tienes tantas contracturas? - Me mordí el labio inferior concentrada.
Luego cogí uno de sus brazos y lo giré, colocando la mano sobre su espalda y sujetándo el hombro para subir el homoplato. Así podría introducir mis dedos debajo y relajar esa parte del músculo, aunque la verdad es que me faltaba fuerza para poder deshacer del todo los nudos. Pero bueno, menos era nada. Repetí la operación con el otro brazo.
Esta mierda estaba dándome mucho calor por el esfuerzo. Me deshice de la camiseta y me pasé otro hielo por el pecho y la espalda. Aunque estaban medio deshechos. Pasé lo que quedaba de ese por la espalda de Ethan y luego empecé a usar el hueso del antebrazo para dar el masaje, usar el brazo entero me permitía aplicar más fuerza.
Termino con un roce suave de los dedos que subo hasta la nuca, donde hundo los dedos en su pelo y presiono ligeramente en los laterales del cráneo. Umm, bueno, era suficiente. No había conseguido quitarle todas las contracturas, para eso necesitaba mucha más fuerza, pero valdría.
Me pasé otro hielo por el cuerpo y solté un suspiro de satisfacción. Demasiado calor, pero el alivio temporal se agradecía. Me sequé las manos en la parte de atrás de los vaqueros y me agaché para coger la plantilla. Cuando la tuviera terminada, se la enseñaría por última vez y la colocaría en su espalda.
- No te preocupes, no tardo - comenté mirándole por un segundo.
Ethan: Al notar que me empieza a dar un masaje no puedo evitar un gruñido de satisfacción y relajarme lo que puedo, dejando la cerveza al lado de la cama y casi durmiendome.
- Es que el hockey es un deporte muy duro, de ahí las contracturas.
Al notar que me masajea los lados de la cabeza cierro hasta los ojos, relajándome por completo.
Al notar que se sienta en lo que seria mi culo/lumbares giro la cabeza y la veo sin camiseta
-Que pena que el tatoo sea en la espalda, me voy a perder unas vistas espectaculares- digo con una sonrisa y volviendo a apoyar la cabeza de lado, suspirando tranquilamente, ese masaje me ha sentado genial.
Alex: Terminé la plantilla con la rapidez que da el haber tatuado a decenas de borrachos que luego no recordaban cómo ni porqué se habían tatuado. Es de estas cosas que aprendes, como la vida misma. Pero esta me la curré, cada detalle. En realidad, aunque aún no había cogido las agujas, el tatuaje me hablaba. Sabía que tenía muchísimo potencial, gritando por salir. Esbocé una sonrisita y acaricié con los dedos la espalda, para ver si se reactivaba lo suficiente para mirar el tatuaje.
- ¿Te gusta así? - Apoyé el brazo sobre él y me agaché a su lado, de modo que sostenía la plantilla delante de su cara con la otra mano y susurraba a su oído. La plantilla era como la del boceto, pero más detallada, mucho mejor. Esbocé una sonrisa sugerente - ¿Sabes? Tiene mucha fuerza... podría... podría canalizar la magia de la maldición. Atenuarla y... ¡y convertirla en otra cosa! - acaricié distraídamente su nuca, hundiendo los dedos en su pelo y acariciando con las yemas - Si quieres claro. - Entrecerré los ojos y me acerqué un poco más. - Umm, me excitan tanto los tatuajes - ronroneé. Luego apoyé mi cabeza contra la de Ethan mientras le dejaba estudiar el diseño de la plantilla.
Ethan: Volví a espabilarme al notar los dedos de Alex por mí espalda y entonces la veo apoyada sobre mí y con la plantilla delante mía. La observe con tranquilidad y luego asentí ligeramente.
- Me gusta, me gusta mucho... y eso de que puedas canalizar la magia de la maldición... me parecería estupendo.
Cuando la oigo decir lo de que la excitan los tatuajes no puedo evitar el llevar las manos hacia atrás y apoyarlas en su culo.
- A mí lo que me excita es tener a una tía buena sentada a mi espalda y sin camiseta.
No puedo evitar reirme y sigo mirando el dibujo- me gusta, sí.
Alex: Solté una risa suave, por estimulante que fuera la proposición, tenía un tatuaje que hacer. Eso no me impidió permanecer unos segundos más tumbada sobre mordisquitos.
- Después mordisquitos, después. Aunque... - pasé la lengua por su hombro - puede que esté cansada cuando termine. - Besé con suavidad - No sé si podré seguirte el ritmo...
Me incorporé, tenía trabajo, mucho trabajo. Comencé por colocar la plantilla, de forma que tuviese una idea de como quedaría. Claro que una vez empezaba la magia, con visualizar lo que quería bastaba. Era casi como un trance en el que me dejaba llevar y sacaba todo el potencial que estaba ahí.
- Lo bueno de un tatuaje mágico es que no tendrás que repasar la tinta... - comenté mientras empezaba a trazar la forma del tronco y las ramas. - Creo que quedará bien, muy bien... Incluso puedo conseguir los degradados... Y si uso la tinta especial que me regaló mi madre... Umm, si, creo que usaré esa tinta.
Ethan: Noté como empezaba a punzar la máquina pero estoy acostumbrado a esa sensación, incluso se podría decir que me gusta. Según pasa la maquina la cicatriz se cierra en unos pocos segundos, es lo bueno de mi regeneración, nada de llevar papel transparente ni nada de eso hasta que se “curta”.
-Lo bueno es que no tengo que preocuparme de el tratamiento de después
Vuelvo a estirar los brazos a lo largo del cuerpo y me dejo hacer, quedando en un estado de duermevela pues me tranquiliza esa sensación.
-Bueno, ya veremos si estás cansada o no cuando termines -suelto una risilla y vuelvo a cerrar los ojos relájandome por completo.
Alex: No respondí, en realidad no era del todo consciente de lo que me rodeaba, sólo de lo que iba haciendo. Poco a poco la imagen de Yggdrasil fue tomando forma. Le añadí el wyrm y el águila. Después los colores, los detalles, los degradados, sombras, iluminaciones. Bien podría haber estado pintando un cuadro. No tenía muy claro cuánto tiempo había estado trabajando, sólo que para entonces no quedaban hielos y el agua del vaso estaba caliente. Yo estaba empapada de sudor y cansada, por el esfuerzo de canalizar la energía.
- Creo... creo que ya esta. - contemplé mi obra.
La verdad es que me había quedado muy bien y estaba satisfecha con el resultado. Por supuesto había ocupado toda su espalda. En realidad había estado bien que tuviera unas espaldas tan anchas. Sonreí feliz y pasé la mano por el dibujo, sintiendo la conexión y la magia. Era probable que él lo sintiera porque claro, lo que habían sido siete vínculos era ahora uno solo.
Me dejé caer en la cama, a su lado. Giré la cabeza y le mire.
- Puedes mirartelo en el espejo del baño si quieres.
Después me estiré y me puse cómoda, echando un brazo hacia atrás para apoyar la cabeza en él. Señale hacia la puerta del baño y cerré los ojos por un momento.
Ethan: Al ver que terminaba me espabilé un poco y cuando Alex rueda para tumbarse en el poco espacio que dejo de su cama me levanto y me dirijo hacia donde me señala.
Me acerco al espejo y me doy la vuelta mirando de reojo... pero no lo veo bien, asique empiezo a urgar en los armarios del baño y tal hasta que lo encuentro, un espejo pequeño de esos que usan tanto las chicas.
Me pongo de espaldas al espejo grande y utilizo el espejo pequeño para verlo a través del reflejo. Era brutal, lleno de detalles, transmitía la seguridad que tenía su autor y había algo más... me sentía en parte más libre, pero más vinculado a Alex, bah, es más fácil depender de la seguridad de una persona que de siete, asique me encojo de hombros y muevo un poco el torso y los brazos, para desentumecerlos... ¿cuanto tiempo llevo tumbado?
Me acerco a la nevera donde metió antes las cervezas y la botella de absenta, asique cojo un par de latas y me dirijo a la cama, me tumbo junto a Alex tras abrir mi lata de cerveza y comienzo a deslizarla la otra lata por el torso con cuidado para que no se asuste del frío repentino.
-Tienes unas manitas brutales... me encanta el tatuaje - tras lo que me pongo cómodo y solo levanto la cabeza lo justo para poder beber cerveza.
Alex: Noto el frío de la lata contra la piel y suelto una mezcla de gemido y suspiro de satisfacción, pero no abro aún los ojos. Estoy recuperando fuerzas, porque hacer tatuajes mágicos consumía energía. No respondí durante unos segundos, luego abrí los ojos y le miré con media sonrisa.
- Ya te dije que era buena tatuando. No sé porqué no confías en mi. - pasé un dedo por su piel - Mola haber tenido tanto espacio para tatuar, músculos bien definidos, fáciles de aprovechar en el diseño. - seguía pasando el dedo a modo de caricia, pero sin verdaderas ganas de levantarme o hacer esfuerzos - Ya me darás las gracias de forma creativa. - añado como si fuera un hecho que debía hacerlo.
Ethan: Según dice lo de los músculos estiro los brazos detrás de la cabeza y contraigo todos los músculos haciendo fuerza pareciendo más una clase de anatomía que una persona, pero sin ser denteroso como un culturista.
-Dependiendo de como vaya este ya veremos si te pido los otros dos -vuelvo a pasear la lata de cerveza por su cuerpo mientras le doy un trago a la mía.
-¿Yo?¿forma creativa? no lo veo yo muy claro eso... soy poco creativo salvo para dar palizas -otra risotada y otro trago y aprovecho para terminarme la cerveza ponerme de lado y seguir paseándo la cerveza mientras observo su cuerpo -Si te quitas los pantalones te podría refrescar por ahí también- digo mientras paso la lata sobre los pantalones para dar énfasis a lo que la digo.
Alex: Gruño cuando pone pegas. Le miro de reojo. Los dos sabíamos que era la mejor tatuadora que conocía.
- ¿Cómo que depende de como vaya? Acabas de decir que te encanta y ya esta terminado - Me giré para mirarle de frente - Tendrás suerte si quiero hacerte más tatuajes como el que acabo de hacer.
Vuelvo a mi posición y decido relajarme de nuevo, no merece la pena discutir. Los tatuajes eran adictivos y la gente siempre quería más. Sonreí ligeramente mientras me pasaba la cerveza fría por el cuerpo, aunque volví a incorporarme para rozar con la nariz su cuello.
- Umm, no te subestimes mordisquitos. Confío en ti - lo reforcé con unos besos suaves por el cuello, aunque terminé en la misma postura de vagueo absoluto en que estaba en un principio.
Permanezco así otro rato más hasta que dice lo de los pantalones. Me encojo de hombros, es verdad que hace calor, además, lo de estar mucho rato en la misma posición termina por hacerse incómodo y comprendo que tengo que cambiar de postura.
Así que me descalzo usando los pies y deslizo el pantalón hacia abajo hasta quitarlo. Luego giro y coloco la almohada para apoyar la cabeza. Decido que no es suficiente y cojo uno de sus brazos para apoyar la cabeza. Mejor, si así estoy más cómoda.
- El cuervo es un buen símbolo. Odín tenía dos. - comento de forma casual - Claro que Odín pago un ojo por su sabiduría es algo a tener en cuenta... - Apoyé una mano por sus abdominales, recorriéndolas despacio - A este ritmo nos dejarás sin cerveza... ¿No hay un poquito para mi?
Ethan: Cuando se quita los pantalones y en lo que me empieza a usar de almohada comienzo a pasar la lata por sus piernas, como si fuera un rodillo. Entonces escucho lo que dice sobre lo que pago odín por la sabiduría.
-¿Me quieres sacar un ojo? y lo que es peor... ¿en que momento ha parecido que yo estaba interesado en la sabiduría? -abro la lata que la estaba paseando por el cuerpo y se la paso a Alex- Esta es para tí, pero te veía acalorada y creí que preferirías eso antes
SIgo pensando en lo de los tatuajes, me gustan, pero prefiero espaciarlos un poco, así calmo un poco el mono que causa esa sensación.
-Soy un nórdico de corazón, asique tengo que beber mucha cerveza e hidromiel, a parte de las peleas y demás... ya sabes, para que mis ancestros estén orgullosos de mí y demás -Me coloco un poco mejor para estar yo también cómodo y la pongo la cabeza sobre mi pecho, así yo también estoy comodo.
-Y lo de los cuervos y demás, ya lo hablaremos con el tiempo y veremos qué y donde -comienzo a acariciarla los dedos por el cuerpo, distraído, pensando en cual sería el siguiente tatoo
Alex: Por un segundo pensé que era una pregunta absurda. ¿Para qué diablos iba a querer arrancarle un ojo? Sólo señalaba que la magia y el poder siempre, siempre tienen un precio. Invocar el poder de los cuervos, bien podía hacer que perdiese visión en uno. U otro pago equivalente. Pero no era como si cada uno de los tatuajes que hacía fuese mágicos. Este sí, claro, igual que Yggdrasil unía los distintos mundos de la mitología nórdica, recogía los siete vínculos y nos unía a Ethan y a mi. Porque cortarlo era... imposible. Al menos para mi.
- No seas ridículo - respondí - ¿Y por qué no ibas a querer sabiduría? Es útil. - luego respondí a algo mucho más urgente - Claro que tengo calor. Y sed.
Di un trago largo a la lata y luego la apoyé sobre él, para devolver la mano a la parte baja de sus abdominales, justo en el límite del pantalón. Era una de esas posturas naturales, en las que te vas acomodando más y más. Primero apoyas una pierna encima, luego te acomodas mejor en el hueco del cuerpo cuando te giras. Ni siquiera me molestó que modificase mi almohada.
- Morir en batalla - murmuré - Solo que ya estás muerto. Más o menos.
Bebí de nuevo y derramé, sin querer, unas gotas sobre su torso. Pasé un dedo para recogerlas y lo chupe. Finalmente respondí a la pregunta que no había hecho pero que, definitivamente, estaba pensando.
- Fenris. Te pega Fenris. - Me acomodé aún más sobre él - Aún cuando sea cierto que matará a Odín y tu quieras ser uno de sus guerreros, no su verdugo.
Ethan: Me quedo pensando por lo de la sabiduría
-No sabría que hacer con la sabiduría, yo soy un ser de instintos, a mí eso no me serviría, no le sacaría partido.
No puedo evitar una risotada ante lo de morir en batalla.
-Yo tengo la creencia de que las Nornas tejieron el hilo de mi vida, y pase lo que pase no viviré ni un instante más de lo que me tienen planeado, y si me destinaron a una existencia de no-muerte será porque necesitarán que viva más que un humano para hacer las cosas para las que me destinaron.
No puedo evitar cerrar los ojos, me está pegando el cansancio y voy a dormirme a este paso.
-Fenrir... ¿porque si un día me soltáis del todo produciré el Ragnarök? ¿o por lo de que soy como un cachorrito? - No puedo evitar un ataque de risa y revolverla un poco el pelo.
-No me veo con ningún dios tatuado, asique podría ser una solución, aunque no sé... como te dije, el tiempo me dirá cual es el siguiente que quiero.
Alex: solté una risa suave. Claro que era como un cachorrito que a veces se volvía salvaje. Estaba en su naturaleza, podía notarlo. Si me lo hubiese encontrado aullando a la luna tampoco me habría extrañado. Ah, la luna. Pero era de estas cosas que mejor no darle vueltas.
Terminé la cerveza e hice puntería con la papelera. La lata rebotó contra una pata de silla y cayó en la cesta. Después coloqué la mano fresquita sobre su vientre y la deslicé un poco por la cintura del pantalón, aunque no de forma provocativa, simplemente porque ese era su lugar.
- A lo mejor sólo querían que no dieses calor - contesté medio en broma a su explicación sobre las nornas.- Técnicamente, tejen el destino de todos. Hay varias encarnaciones de ellas en los distintos mitos... - dije en voz baja - Pero yo odio el concepto de destino, significa que no somos libres y eso apesta. A mi padre le encanta, claro. Es de esos que creen que las estrellas cuando naces, blablabla. Puto asco - gruñí un poco.
Así que decidí cambiar de tema respondiendo a sus caricias suaves con otras, igual de suaves, rozándole apenas el brazo.
- Me alegra que te guste Fenris. Aunque hay muchas más cosas. Mjolnïr, por ejemplo. - Si, definitivamente, había muchas opciones. Claro que tampoco quería volverme loca, porque había una cantidad de piel limitada... - Puedes quedarte si quieres, a Izz no le importará. Estaremos apretados, pero cabremos. Y ya mañana reponemos la bebida...
Ethan: Aunque haya cambiado de tema no puedo evitar darle mi opinión sobre las nornas y la libertad.
-Yo lo veo de otra forma, yo creo que, como pase lo que pase tu destino está escrito, tu puedes hacer lo que te de la gana porque el resultado no va a variar, asique no tienes que preocuparte de lo que pase o deje de pasar o de “y si hubiera hecho...”
Me dejo llevar por las caricias, quedándome tranquilo y vuelvo al tema de los tatuajes -Mjolnïr no, lo tienen demasiados frikis y creidos, y paso de ser uno más- Me acomodo un poco más y no puedo evitar una sonrisa- bueno, aun me queda un poco de espacio de cama a este lado y un trozo de torso para que sea almohada... siempre y cuando no opte por teletransportarme y lanzarme a una cuba de algodón de azúcar o algo así... pero no veo ningún problema para quedarme si no os importa.
Alex: Hacía dibujitos felices con los dedos en su piel. Nada que pudiera producir efectos, sólo por jugar. Una estrella, un pájaro, una mariposa. Podría haber escrito letras pero, va, molaba más así. Claro que no estaba de acuerdo, para nada.
- Eso tampoco me gusta - respondí - Que nada de lo que hagas importe también es un asco. Aunque al menos, no se supone que sepamos qué ocurrirá. Eso sí que debe ser horrible... - tracé de forma distraída un círculo sobre su piel. Uno al que le dibujé la cabeza de serpiente. - Umm, tranqui, a Izzie le gusta abrazarse a mi, pero no le molesta la compañía. - luego solté una risita recordando lo de los marshmallows - No seas así, olías bien. Podría haberte limpiado de forma más divertida. - Le hice unas cosquillas juguetonas que no tuvieron efecto - Y era algo blando para aterrizar. Habría sido un cambio de papeles justo, te habría mordido yo por una vez - me reí un poquito. - ¿No te gusta que te muerdan? - Me acomodé contra su cuerpo, enredando la pierna con una de las suyas y desabrochando el primer botón del pantalón. Dejé la mano ahí.
Ethan: Mmmmmmmmmmm situaciones lésbicas... pero eso no sería así.
-Vaya, eso sería divertido de ver... lo de tú e izzie... ahora que lo pienso... ¿de verdad eres flexible? -digo con una sonrisilla traviesa mientras la ayudo a acoplarse a mi cuerpo.
-Lo de caer en una cuba de marshmallows no me importó... pero lo de mi moto... - gruño un poco al recordar mi moto llena de marshmallows - lo de que me muerdan pues depende de donde y de la situación, muchas veces me gusta que me muerdan.
Me dejo acomodar y sigo pensando en lo de que me muerdan -¿me quieres morder?
Alex: Me reí un poco, mordisquitos era un pequeño pervertido. Su idea de Izz y yo parecía sacada de una peli porno. Doblé el dedo anular y lo metí bajo el elástico de los calzoncillos. Incluso mientras preguntaba se iba excitando. Podía notar cómo el vaquero se tensaba. Dudé, por un lado estaba cansada, por otro, ya no iría a ningún lado después. Claro que mordisquitos era salvaje, no tenía claro que tuviera las fuerzas para aguantar uno de sus polvos.
- Atletismo y gimnasia desde cría. Mi padre es de la creencia de que debemos estar en forma para... - salvar inocentes, enfrentarse a demonios, tratar con bichos sobrenaturales, blablabla - bueno, para las tonterías familiares. Bastante flexible.
Deslicé otro dedo bajo la goma, por inercia. No es que sus fantasías con Izzie y yo se fueran a cumplir jamás, obviamente. Lo que sí era verdad es que a estas alturas debía molestarle el vaquero.
- No seas quejica, no se estropeó. Si hubieras chocado contra un muro sí lo habría hecho. - levanté un poco la cabeza para mirarle - Sigo cansada pero podríamos... jugar un poco. - Era una forma de expresarlo. De todos modos hacía calor para la ropa. - Y me sé algunos que puede que no conozcas. Claro que... - esbocé una sonrisa traviesa - requieren confianza e imaginación. - reí ligeramente, imaginando con qué podría probar si se dejaba...
Ethan: Estaba cansada pero quería guerra... eso era algo obvio, y yo no era nadie para negársela.
-Lo de la imaginación no hay problema, pero lo de la confianza... -entrecierro un poco los ojos y la miro a la cara- no sé, hay veces que me hacéis dudar en si confiar en vosotras o no... aunque si tiene que ver con tu flexibilidad... siempre puedo dar un voto
Esbozo una sonrisa y comienzo a jugar yo también pasando dos dedos por debajo del elástico de las bragas de Alex.
Alex: Hice un ligero pucherito cuando dijo que no confiaba en nosotras. Pero lo aceptaba, mis juegos “especiales” quedarían para otra vez o para alguien que sí confiase en mi. Acaricié su erección y comencé a masturbarle, aunque el pantalón debía estarle molestando bastante. Subí hasta su cuello y mordisquee con suavidad, subiendo hasta la oreja, donde jugué con la lengua.
- Bueno... no, no eran juegos... físicos. Tenían más que ver con... - me detuve a morderle un poco - tu imaginación pervertida. Otro día. Tal vez. - mordí y besé por la mandíbula - Hoy... - atrapé su labio entre mis dientes - habrá que conformarse con el hielo y, tal vez, si me persuades, te deje ver lo flexible que puedo ser.
Detuve la masturbación un momento para desabrochar el pantalón. Botón a botón.
- Y yo no me levanto por los hielos.
Ethan: Se me escapa un ligero gruñido y me dedico a pensar en los juegos imaginarios.
-Si son imaginarios acepto -esbozo una sonrisa y comienzo a buscar con una mano los hielos o algo alrededor... pero no lo encuentro
-Mierda... tendré que levantarme- tras lo que me levanto, me descalzo y me quito los pantalones y cojo una cubitera de la nevera, me dirijo de nuevo hacía la cama sacándo un cubito y mordiéndolo, me tumbo de nuevo y comienzo a acariciarla el cuerpo con el hielo que sujeto con mi boca.
Alex: Solté una risa traviesa. Aún no lo había entendido, claro. Pero era de estas cosas que ya pondría en práctica. Solté un gemido suave al notar el hielo por mi piel. Era excitante y un alivio con el calor que hacía. Luego recuperé la concentración lo suficiente como para explicarme.
- Me refería ahhh... - gemí un poco - un uso creativo... de mi... de mi capacidad. - Llevé mi mano hasta su pelo y hundí los dedos en él. La otra mano la deslicé por la espalda. Podía sentir un contacto casi eléctrico con el tatuaje, la señal de que podía activarlo en cualquier momento - Podría... hacer que te pareciese real. Compartir la... fantasía. Meterme... - gemí - dentro.
Doble una pierna y acaricié su costado con el pie. Después me dediqué a intentar quitarle el calzoncillo usando ese mismo pie.
Ethan: Espero a que se derrita el hielo para levantarme un poco y preguntarla mientras cogía otro hielo.
-Vamos, como una especie de realidad virtual, ¿no? eso sería... interesante- me vuelvo a colocar el hielo en la boca y comienzo a centrarme más en pasarle el hielo por el cuello, la clavícula y las tetas. Aprovecho y empiezo a pasarla las manos por la cintura, en una caricia suave. Subo las manos y la bajo los tirantes del sujetador mientras la paso el hielo por donde lo tenía cubierto mientras me voy preparando para cuando se termine coger otro.
Alex: Sube para pasar el hielo por el cuello mientras empiezo a bajarle el calzoncillo usando los pies. Mis manos recorren su espalda, el cosquilleo comienza en la punta de mis dedos y recorre todo mi cuerpo, como si pudiera... usar parte de su energía. Incluso el leve contacto con su mente me resulta mucho más fácil que antes. Gemí con suavidad, dejando que vaya desnudándome para pasar el hielo por la piel que queda al descubierto.
- Algo... algo así - respondo mientras empiezo a frotar mi cuerpo contra el suyo. - Aunque habría que acordar... - llevé una de mis manos a su erección para masturbarle - las reglas del juego. - concluí arañando ligeramente su espalda.
Ethan: Subo mis manos hacia su espalda y le desabrocho el sujetador, se lo bajo y comienzo a pasar lo poco que queda del hielo por sus pezones y al derretirse del todo comienzo a mordisquear y lamer los pezones mientras suelto un gruñido al notar que comienza a masturbarme.
-Vaya, si que eres flexible -digo al darme cuenta de que me ha quitado los calzoncillos con los pies - y, bueno, las reglas del juego... las podemos ir acordando ahora si quieres - tras decir eso vuelvo a enterrar mi cara entre sus tetas y busco con una mano la cubitera, para coger otro hielo.
Alex: Suelto una risita cuando comenta lo de la flexibilidad. Eso era... para otro tipo de juegos. Claro que las prácticas de kamasutra iban más con un tipo de sexo controlado en el que no terminaba de ver a mordisquitos.
- ¿Quieres probar algún tipo de postura en concreto? - pregunté de todos modos - Una que no sea muy cansada - añadí, porque mantener algunas requería fuerza, además de flexibilidad.
Me doblé un poco bajo él, de forma que pudiera usar su pene para acariciar mi clítoris. Gemí de forma más audible. El contraste de temperatura de su lengua y los ligeros mordiscos me estaban excitando muy rápido. Sin contar con el calentón post-tatuaje. Y seguía sintiendo esa energía recorrerme, como si... casi como si pudiera usar la de él.
- Entonces... - gemí - ¿quieres que... entre? - gemí más fuerte - ¿O entras tu? - Arqueé la espalda y eché la cabeza hacia atrás, aumentando el roce de su pene contra mí.
Ethan: Bueno, me encanta poder manosearla y el oirla gemir es algo que me pone muchisimo.
-Ahora mismo estoy muy bien así... asique no tengo interés en probar alguna postura... de momento -digo sin separar mi cara de sus pechos más de lo necesario para que se me escuche.
No puedo evitarlo, pero quiero ver que se siente cuando son ellas las que ponen la voz cantante... asique solo digo una cosa.
-Tú eres la que manda hoy, guapa
Alex: Hice que la punta de su pene se introdujese ligeramente en mí, pero solo un poco. Por un lado me gustaba el poder decidir qué hacer. Por otro, estaba el asunto de que no tendría fuerzas para aprovecharlo del todo.
- ¿Y... - gemí con fuerza - harías lo que... ahhh... pidiese? - moví la cadera dejando que el pene entrase y saliese, pero sólo la punta. Estuve así un rato, sin decir nada más, mordiéndome el labio inferior y gimiendo. Luego fuí dejando que entrase cada vez más. Hasta que, al final, sujeté su cabeza y le obligué a subir para poder besarle, mordiendo. Aunque me contuve lo suficiente para que no sangrase. No, nada de sangre de vampiro. Clavé las uñas en su espalda. - ¿Cualquier cosa? - pregunté mirándole a los ojos - ¿Y puedo hacerte lo que quiera? -Después le obligué a regresar a mis pechos. Había empezado a mover las caderas siguiendo su ritmo.
Ethan: Me encanta que sea ella la que me folle, asique me dejo hacer, aunque me muevo un poco por inercia.
-Cualquier cosa... -me quedo un poco pensativo pero no lo dudo -¿porqué no?- sigo introduciéndo mi cara entre sus tetas, con intensidad y dejándola que marque el ritmo, como he dicho, hoy manda ella.
Bajo mis manos hasta agarrarla del culo y seguir así un rato, pero vamos no puedo hacer más que dejarme.
Alex: Y esa era toda la autorización que necesitaba para entrar en su cabeza. Claro que en previsión de que lo que viese no me pusiera demasiado, decidí que primero quería correrme. Después de todo, ya estábamos a mitad de camino. Así que fui acelerando el ritmo un poco, para luego reducirlo y cambiarlo a penetraciones más intensas y profundas. LE sujetaba el culo con fuerza, dirigiendo así sus movimientos. Habría podido pegarme a él y girar para quedar arriba, pero en aquel momento me gustaba así.
A ratos arqueaba la espalda para que pudiera acceder a mis pechos y a ratos era yo quien hundía mi cara en su cuello, atrapando su piel entre mis dientes, succionando ligeramente o jugando con la lengua. Las camas golpeaban la pared y casi eché de menos a la pijofrígida quejándose. Pero aquel fue un pensamiento fugaz, porque cada vez estaba más excitada y más en el límite del orgasmo.
Hasta que ya no pude más y estalle. Besé a Ethan de forma casi salvaje y entré, dispuesta a ver cuál era su mayor fantasía.
Ethan: Al notar que se corría no me pude aguantar y yo también me corrí, pero en ningún momento me detuve o paré, y entonces, mi cabeza empezó a descentrarse, como si alguien estuviera rebuscando entre mis deseos.
Estaba en clase, sin centrarme en nada, salvo en la chica que me estaba haciendo una mamada en mitad de clase, sí, eso si que era estar en la gloria, entonces, al mirarme a los ojos me centro en la mirada de Val.
Ahí tenía a Alex, casi empotrada contra mi taquilla de los vestuarios mientras la embestía desde atrás como si no hubiera un mañana posible.
Estaba sentado en el borde de una piscina, desnudo, con Arenis sentada encima mía, montandome de una forma salvaje mientras nos mordemos mutuamente, es algo excitante alimentarte de alguien mientras se alimentan de tí en mitad de un polvo.
Ahora estaba sentado en un rincón del cuarto de Alex e Izzie, observándo como se enrollaban y se lo montaban entre ellas mientras yo me tomaba unas cervezas, hasta que me levantaba y me unía a ellas.
Entonces cierro la puerta de los baños, y tengo sujeta a Maebh de las muñecas, contra la pared, mientras paseo mi mano por todo su cuerpo y ella hace como que se resiste pero se nota que en realidad está más que dispuesta.
Ahora estaba sentado en mi moto, mientras tenía a Val apoyada sobre el deposito de la misma y la daba fuerte desde atrás mientras la agarraba de las tetas y la daba un ligero mordisco en el cuello.
En una fiesta de la fraternidad, invadimos el cuarto de alguien aleatorio y noto que me empujan mientras Alex, se quita los pantalones y me monta como ella sabe hacerlo.
Alex: Me río un poco, salto de una a otra, cambiando quién soy en cada fantasía. Casi me siento tentada de... alterar ligeramente alguna. En realidad casi me sorprende que no hubiera pensado en esta. ¿Sabría lo que estaba haciendo? Es decir, no estaba siendo sutil, lo hacía de forma que supiese que estaba aquí. Pero no dejaban de ser fantasías. Así que agregué una de cosecha propia. No tanto mía, si no una que sabría que le gustaría.
>>El sol estaba alto pero el día era fresco, la temperatura era la justa para no pasar ni calor ni frío y el sol acariciaba su piel desnuda. Estábamos en Europa, en el centro de un cromlech, sobre el bloque de piedra de los sacrificios. Val y yo, desnudas, jugando a acariciarnos de forma que pudiese verlo>>
Había puesto mucho cuidado en recrear la sensación del sol en su mente porque era algo que ya no podría tener y porque la desnudez al aire libre tenía algo de liberador.
>>Mi versión le miró por un momento antes de esbozar una sonrisa juguetona y chupar uno de los dedos de Val. Despacio, sugerente, sin dejar de mirarle. Luego deslizó una mano entre las piernas. Por su parte Val llevó su mano a dónde tenía la mía, ayudándome en el movimiento, y se acarició un pecho con la otra>>
Me pregunté como reaccionaría.
Ethan: Agito la cabeza y me quedo quieto, mirando a Alex que tiene una sonrisilla divertida, esa que pone cuando hace alguna de sus trastadas.
-Vaya... menuda fiestecita, ¿no? -solo esbozo una sonrisa y se me escapa mordiendome un poco el labio.
-¿Esto era el tipo de juego que te referías antes?- me acerco a ella y la acaricio con la nariz por el cuello, sin sacar mi polla en ningún momento. Tumbandome sobre ella pero apoyando el peso en los brazos e intentando relajarme.
Alex: Su voz, su voz real, me desconcentra un poco. La escena se desdibuja. Le beso con suavidad, recuperando el aliento por el polvo de antes. Acerco mis labios a su oído.
- El límite es... la imaginación. - me río un poquito - Y mi concentración.
Por un momento no hago ni digo nada más. En realidad, era un juego nuevo, que aún estaba probando. Para mí aquello era... natural, instintivo. Pero para él debía resultar algo extraño. No es que pareciera importarle.
- Así que... - mordí con suavidad su cuello - ¿Cuál es el veredicto?
Pregunté casi en un susurro, simplemente disfrutando del contacto de nuestras pieles y de sentirle aún dentro mío.
- ¿Sigues sin confiar en mi?
Ethan: Se me escapa un gruñidito al notar que me muerde y me muevo para tumbarme a su lado y relajarme.
-Bueno, empiezo a fiarme un poco, pero se que me la podéis liar cuando creáis que os vais a divertir más con ello que conmigo... entonces empieza a decantarse por fiarme, pero con algo de reticencia
Me estiro un poco y me acoplo más aun a su cuerpo
-Creo que sí me quedaré a dormir aquí -digo poniéndome bocarriba para que ella pueda ponerse encima o usarme de almohada.
Alex: Protesto un poco cuando se aparta, aunque cuando de verdad siento la necesidad de decir algo es cuando escucho lo de liarla. Claramente no entendía nada, estaba en nuestra naturaleza como en la suya beber sangre.
- Lo dices como si liarte fuera algo malo. - cogí su brazo y me giré de lado, haciendo que se girase conmigo. Coloqué su brazo alrededor de mi cintura y el mio encima, con mi mano en la suya - Pero ya es tarde mordisquitos, ahora sé que te pone cuando te la lío. - me reí un poco - Aprende a disfrutarlo y ya nos lo agradecerás. Con nosotras se acabó el aburrimiento.
Sujeté la almohada con mi mano libre y cerré los ojos, había sido una buena forma de terminar el día.
Neil + Alex
Neil: Estaba tumbado en el césped mirando las nubes. Acababa de terminarme un canuto que me había pasado Joseph. Decía que necesitaba relajarme más. Quizá tuviese razón. Últimamente estaba muy estresado. La vuelta a las clases, aquel grupo extraño de gente que de repente había aparecido en mi vida. El pacto con padre que después de un año apenas había avanzado... Eran demasiadas cosas sobre mis hombros. A veces entendía a Roger. Él solucionaba las cosas por la fuerza. Sólo tenía ese método para solucionarlas, pero solía servirle para todo. En ocasiones envidiaba esa despreocupación por el dolor ajeno.
Respiré hondo y dejé mi mente en blanco, centrándome en buscar formas en las nubes. Hacía una bonita mañana. Ya habían empezado las clases, pero tenía un par de horas libres. No había demasiada gente alrededor, así que la cosa estaba tranquila. Disfruté del momento. Intenté relajarme.
Alex: La universidad era agotadora. Pensaría en conseguir algún hechizo que me diera energía extra o me ayudase a no dormir, pero eso sería peor. Todo el mundo sabía que esas cosas tenían un coste. Me obligaba a ir a entrenar, más que nada porque después del inicio del curso intuía que sería necesario. Eso y porque el maestro me daba miedo. Bueno, no exactamente miedo. Era más de esa gente que por tu bien iría a buscarte hasta el cuarto y te arrastraría hasta el tatami para atizarte hasta que aprendieses. No se podía discutir con ellos, así que mejor no hacerlo.
El problema es que no tenía uke y entrenar sola era un rollo. Así que mientras corría sin demasiada gana por el campus, esquivando lobos como si fuera un cartero esquivando perros, a las pijas pedorras que no miraban dónde iban y a gente que claramente no sabía conducir, iba dándole vueltas a la necesidad de encontrar alguien que estuviera dispuesto a madrugar conmigo y comerse los siete kilómetros de calentamiento, hacer las abdominales, las flexiones y todo lo demás.
Y en ello estaba cuando el karma me dio la respuesta. ¿Por qué si no iba a encontrarme a Neil en un césped que era perfecto para practicar caídas con volteretas? Era de pura lógica.
- ¡Qué bien que te encuentro! Necesito alguien para entrenar - sonreí ampliamente - Entrenar sola es un rollo ¿Me ayudas con las abdominales?
Neil: Estaba tan metido en mi mundo que no vi llegar a Alex. Al parecer estaba haciendo deporte. Me incorporé cuando me habló.
- ¿Eh? ¿Qué? ¿No le habías dicho a Hoyt lo de entrenar? - Me terminé de levantar. - Yo te ayudo con las flexiones. Pero con las artes marciales no voy a poder. Lo mío no es la lucha fina y delicada. - Sonreí mientras Alex se tumbaba. La sujeté por los pies. - Ya sabes que yo soy más de pajaritos, canciones improvisadas por un montón de gente en lugares públicos y esas cosas. Ya has visto lo que me pasa cuando me pongo violento.
Recordé la escena con los yonkis en la ambulancia. Confié en que no volviese a insistirme en aquellas mierdas del autocontrol. Yo lo hacía a mi estilo. Era rudo, violento y salvaje. Pero así era como mi padre me había enseñado a hacerlo.
Alex: No es que quisiera ignorar lo que decía Neil, pero es que no estaba nada de acuerdo con él. Empecé con las abdominales aprovechando que me sujetaba. Así era más cómodo aunque no pude evitar preguntar.
- ¿Tú no haces? - Si iba a ser mi uke necesitaba estar en forma, era un hecho - Pues no veo por qué no quieres aprender. Todo conocimiento es útil - Me concentré en la respiración, hablar mientras haces abdominales cansa más - Nunca te he escuchado cantar, pero sí que sé que no es bueno perder el control. Lo de la ambulancia fue... problemático. De no haber tenido más tranquilizante ¿qué? ¿Habría tenido que saltar y ver cómo os estrellabais? - Solté aire y seguí con las abdominales, luego moriría, pero el maestro había dejado bien claro que tenía que ganar fuerza - Si no aprendes podrías herir a alguien que no quieras herir. Hasta mis padres están de acuerdo en que teníamos que aprender a controlar... bueno, nuestras capacidades. - solté una risita e hice una pausa - Aunque para eso Cassie era más peligrosa que yo. Mi capacidad es bastante inofensiva realmente. - sonreí y recuperé el aliento. Ahora tocaría otra tanda.
Neil: Sí, efectivamente. Vuelta a la carga con el autocontrol. Maldita sea. Con lo tranquilo que estaba yo sin tener que escuchar sermones sobre si pasase esto o pasase aquello.
- Si no hubiese habido más tranquilizante, lo único que habría pasado es que me habría bajado de la ambulancia y enseñado a esos yonkis a no atracar más a la Cruz Roja . - La solté cuando terminó la tanda. - Lo cual no es tan malo. ¿Y quién iba a creer a unos yonkis que decían haber visto un monstruo? Lo que viste en la ambulancia no es nada más que mi instinto de supervivencia aflorando. Y lo habitual no es que aflore así. No soy Mr. Hide, ¿sabes? No destruiría la ambulancia ni nada parecido. - Me senté en el césped a su lado. - Sólo me habría encargado del origen del peligro. No mato inocentes por muy furioso que esté.
Respiré hondo y me dispuse a continuar una larga y tediosa discusión en que Alex intentaría convencerme de que yo no era capaz de controlarme y que tenía que aprender tai-chi o alguna mierda de esas. Joder, soy un hombre lobo, no un ninja.
Alex: No pude evitar reírme ante su indignación y el gesto fue completa y absolutamente instintivo. Extendí la mano para buscar sus cosquillas. Era de estas cosas que salían solas. Pero lo dejé al poco tiempo, lo mismo era de los que se molestaban por esas cosas y además no tenía, lo que hacía que perdiese toda la gracia.
- Te sigue dejando vulnerable. Un cazador sabe rastrear esas cosas. Además, por capullos que sean los yonkis, siguen siendo nuestros pacientes - le saqué la lengua y luego señalé mis pies - Otra ronda.
Empecé con la siguiente tanda de abdominales. Claro que luego tendría que hacer lo de agarrarme a algo para subir los pies, eso era más cansado.
- ¿Y para qué llevas tranquilizante si realmente estás en control? No tiene sentido. - declaré entre esfuerzos para no pararme.
Neil: Tendría que hablar con madre. Igual tenía dotes de adivino. Me quedé un poco extrañado cuando intentó hacerme cosquillas. La miré con una sonrisa.
- ¿Y qué con los cazadores? Es decir, hay muchas evidencias de nosotros, por todas partes, constantemente. Cualquiera podría ser un cazador. ¡Hasta el propio Robert! - Sonreí. - Eso no me hace vulnerable. Y no, los yonkis atracadores no son nuestros pacientes, sólo los yonkis en rehabilitación que buscan nuestra ayuda. Los otros son delincuentes peligrosos que podrían hacer daño a gente inocente. Imagina que en vez de nosotros, hubiese sido una pareja más... - intenté buscar una palabra para decirlo - normal. Igual habrían herido a alguno. O algo peor.
La ayudé con la segunda tanda.
- Estábamos en una ambulancia. Había tranquilizante. No suelo llevarlo encima, ¿sabes? - Suspiré. - El mundo es mucho más sencillo, deberías dejar de darle vueltas a las cosas.
Alex: Le mire algo extrañada. Que no hubiera tenido contacto con cazadores de verdad o tenido problemas por transformarse todo el rato era algo que me sorprendía. Vamos, no es que me encontrase todo el rato con gente que odiara lo sobrenatural, pero era de esas cosas que tenía grabadas a fuego desde niña.
- No creo que Robert sea cazador, no tiene los hábitos de cazador. Pero creo... bueno, no estoy segura, pero en el claro faérico bebió y probó su comida... - empecé a decir. Me había interrumpido de hacer abdominales. Considerando las opciones. - Oye, no me juzgues por plantearme las posibilidades, mi tercer día aquí la pija opusiana de la habitación de al lado intentó matarme. Sin contar los dos asesinatos, el asunto de los zombies que llevó a Izzie a la enfermería y todo lo demás. - Me reí un poco, como dando a entender que aquello era agua pasada, claro que el demonio aquel seguro que terminaba volviendo - El caso es que hay cazadores que son peligrosos y se empeñan en intentar asesinarte. Una vez hubo uno que quería matarnos a todos solo porque Cassie había quemado sin querer un granero al enfrentarse a un fantasma.
Me giré para sujetarme a sus pies y empezar a levantar las piernas rectas. Era importante fortalecer los abdominales inferiores también.
Neil: Aquella muchacha tenía un considerable problema con los cazadores. Igual era mejor cambiar de tema.
- No, tienes razón, no creo que Robert sea un cazador. La verdad es que parece un tanto... inocuo. - Me reí. - Por cierto, sabes qué le pasa para... ya sabes, ¿estar en la Miskatonic? No le he visto nada raro. Parece tener pulso. Y no pertenece a ninguna manada que yo sepa.
Decidió utilizarme de apoyo para continuar sus ejercicios. Bueno, menos trabajo para mi.
- ¿Y qué es todo ese rollo de los asesinatos y los zombis? Debería pasar menos tiempo con Josh, luego me pierdo las mejores anéctodas.
Alex: Estuve durante un rato concentrada en la respiración. Este ejercicio requería control del cuerpo, aunque eso podía ser satisfactorio en sí mismo. Después me giré para hacer las lumbares y miré a Neil con cierta curiosidad. Cuando preguntó por Robert me reí.
- Puedo asegurarte que no es un muerto viviente, ni un licántropo, ni un demonio. Es tan sospechosamente normal que me da miedo que se vuelva loco. O que acabe siendo, no sé, un ninja - me reí recordando la neura de Neil con que las artes marciales eran de ninja - Claro que ya sería mucha casualidad... Pero lo de poder beber comida faérica, bueno, o ya le han encantado o es algo de ellos. Nadie que no sea uno de ellos puede hacerlo sin un coste.
Terminé estirando la tripa. Para eso, me senté sobre los gemelos y me eché hacia atrás hasta que mis hombros y mi espalda tocaron el césped. Eso también estiraba los abductores. Por un rato me mantuve en esa posición, aunque claro, en general era bastante elástica.
- ¿En serio no te enteraste de nada? ¿Tampoco de que se incendió el gimnasio? - me reí - ¡Pues fue bastante gordo!
Neil: Así que un hada... claro. Eso explicaba ciertas cosas. Y le convertía en algo un poco más peligroso. Con un mago o un vampiro sabes qué puedes esperar. De un hada... es mucho más complicado. Eso era malo.
- Ohm, vaya. No tiene pinta de hada. Más bien tiene pinta de hombre mariposa o algo de eso. - Me reí.
Ella seguía a su rollo con los ejercicios. Al menos no me había pedido que le pegase o algo de eso. No quería hacerle daño.
- Bueno, sé que pasó algo gordo. Y de lo del gimnasio claro que me he enterado. Dimitri intentó contarnos algo, pero balbuceaba y al final decidimos que no hacía falta. Así que entre unas cosas y otras, al final ni un detalle. Esperaba escuchar algo en la fiesta, pero la gente no pareció hablar del tema. O eso, o estaba tan borracho que no lo recuerdo. - Solté una carcajada. - Por cierto, ¿irás a la fiesta de los chupones?
Alex: Me levanté y le pinché un poco con el dedo. Aunque no tuviera la misma gracia sin cosquillas no podía evitarlo.
- Eh, ¿qué diablos es eso de hombre mariposa? ¿Por qué le tienes tanta manía? No te ha hecho nada - le saqué la lengua.
Luego abrí las piernas a los lados para seguir con los estiramientos. Estirar era muy importante antes de ponerse a dar patadas. Me incliné sobre una mientras él preguntaba.
- No sé quien es Dimitri - le dije - Lo que sí sé es que un demonio mayor hizo un pacto con un fanático psicópata y levantó todos los muertos de la morgue como zombies. - Me incliné hacia el otro lado - Claro, es obligatorio. Lo que no tengo claro es qué haré con Josephine, va a ser un marrón y es capaz de pegarme...
Neil: Me puse en pie, pero como ella seguía en el suelo era un tanto incómodo hablar. Así que me volví a sentar.
- No le tengo manía, era una broma. No hace falta que te pongas a la defensiva cuando hablamos de él, ¿sabes? - Le guiñé un ojo y sonreí con malicia. - Es sólo que no me gustan los chulitos con pasta. Por ahí alardeando de coche y encandilando a las chicas. Los tipos como él no cuidan de las mujeres, las usan. - Aunque lo triste es que las mujeres quieran ser usadas por tipos como él, pensé. - Pero bueno, eso son sólo prejuicios, claro.
Cuando me habló de lo del demonio, las cosas empezaron a encajar. Sí, en el campus había varios fanáticos psicópatas. Pero dos y dos son cuatro.
- Oh, vaya, pactar con un demonio no suele ser buena idea. Suelen ser traicioneros y se aprovechan de los más inocentes.
Abrí mucho los ojos. No me esperaba aquella respuesta con lo del baile.
- Vaya, ¿qué pasa con Josephine? - Podía hacer mis suposiciones, pero era mejor confirmar. - No creo que ella agreda a nadie sin motivos.
Alex: Estudié a Neil por un momento, pero al final decidí explicárselo. En realidad para mi era algo completamente evidente, pero claro, también era verdad que leía mentes y eso daba ventaja para enterarse cosas. Cerré las piernas y me incliné para cogerme los tobillos.
- Bueno, no puedo decir que se me dé demasiado bien lo de escoger chicos - me reí un poco - Pero sí que a veces las apariencias engañan. Es decir, ¿quién habría supuesto que Adrien terminaría como robot asesino? - me miró raro así que lo aclaré - Era mi vecino de enfrente. Humano, completamente normal. Hasta me llevaba los libros al colegio. Y luego así, de pronto, termina despedazado por... bueno, por un hombre lobo, otra larga historia. El caso es que le reconstruyen como robot pero algo no funciona bien. Y ahora, como todos los ex, vuelve una y otra vez - Me levanté y me encogí de hombros - Los novios sólo dan problemas, porque al final siempre terminan siendo ex.
Me levanté de un salto y empecé con unas patadas de calentamiento.
- ¿En serio que no quieres practicar? - le insistí - ¿Con J? bueno, es que acepté la invitación de Robert. Por lo demás sólo que es una sirena y las sirenas comen gente - dije como si aquello fuera lo más normal del mundo.
Neil: Había veces que no sabía si Alex estaba loca o sólo había tenido una vida demasiado ajetreada. O un poco de ambas quizá.
- Vaya, eso tiene que ser una putada. - Me encogí de hombros. - Y bueno, siempre habrá un novio que no termine como ex. Al final os casaréis, seréis felices, comeréis perdices y esas cosas que hace la gente. Y luego tendréis hijos, perpetuaréis la especie, tu padre te dirá que tus hijos deberían aprender a despedazar humanos con más facilidad, luego habrá una guerra entre las manadas, uno de tus hijos por el que nunca habías dado un duro te jurará evitarla, y entonces todo se volverá caótico y confuso para él y acabará...
Tragué saliva muy despacio.
- Vamos, que algún día encontrarás al hombre de tu vida. Esas cosas pasan, el resto son malas elecciones. Por eso hay que tener cuidado antes de tirarte a nadie. Porque si te tiras al primero que pasa por ahí entonces sí acaba siendo tu ex. Y hablando del tema... - La miré con suspicacia. - ¿Qué invitación de Robert? ¿Te ha dicho de ir al baile? - Me reí un poco. - Y no tienes de qué preocuparte. ¡Yo te protegeré de la malvada sirena comedora de gente! Siempre y cuando no hablemos de un concurso de popularidad. Ahí no te sería de mucha ayuda. - Solté otra carcajada. - Y sí, tengo bastante claro que no quiero aprender artes marciales, lo siento.
Alex: Le miré ligeramente extrañada cuando empezó con aquello sobre un novio que no terminase como un ex y el asunto de “perpetuar la especie”. Incluso me paré y levanté una ceja. Pobre, se le veía hasta agobiado. Tanto que tuve que darle un abrazo.
- No te preocupes, los legados familiares son un asco - le dije solidariamente y dándole unas palmaditas en la espalda - Por eso yo paso de todos los rollos mágicos de la familia. Lo único malo es que te persiguen. - Froté un poco su espalda y me separé, con media sonrisa. - ¡Oye! Puede que no se me dé bien, pero no todos los tíos que me gustan son... bueno, no sé, pero el caso es que si nunca pruebas o haces nada, tampoco consigues nada. ¡Hay que vivir! ¿y acaso te arrepientes de no llegar virgen al matrimonio? - le pique pinchándole otra vez con un dedo en la tripa - Vamos Neil, no es para tanto. ¿O no te liarías con Arenis si pudieras? No te preocupes Adam no suele durar mucho con las chicas, ya se quedará libre otra vez. - me reí un poco - ¿en serio me protegerás de J? Sería un detalle, aunque prefiero si simplemente no se entera...
Neil: Aquella conversación se estaba complicando, no iba por donde yo quería.
- Ey, ey, que eres tú la que ha dicho que luego sus ex se vuelven raros, así que igual el problema sí está en los tíos que te gustan. - Agradecí el abrazo con una sonrisa. - Igual deberías plantearte lo tuyo con Robert. Lo mismo luego se convierte en un coñazo también. No me gustaría tener que partirle la cara por idiota. Ya sabes que no me gusta partir caras. - Me reí otro poco, no me sentaba del todo mal hablar con Alex.
- Lo de Arenis y Adam no es nada serio, al menos que yo sepa. Deberías preguntarle a Adam, si están saliendo no debería decirle nada a Arenis de ir a tomar una copa. Ya sabes, territorio de otro tío y esas cosas. - Arqueé una ceja. - ¿Josephine? ¿No enterarse de algo? ¿En una fiesta? Claro, y yo soy un hada de los bosques. Igual deberías decirle a tu amigo Robert que hable con ella. Al fin y al cabo es su problema, y parecen llevarse bien. ¿No?
Por un momento me imaginé la escena de Robert rechazando a Josephine... y me casi me dio pena el príncipe azul.
Alex: La duda quedaba ahí, ¿por dónde se suponía que tenía que ir la conversación? ¿Qué era lo que quería contarme o decirme pero que no podía? Me encogí mentalmente de hombros, ya saldría cuando tocase. Esbocé una ligera sonrisita y le revolví el pelo, era suave.
- Oye, esas cosas no se eligen. A cada uno le gusta quien le gusta. Nadie elige de quién se enamora. Las emociones sí que no se pueden controlar. - Le estudié por un segundo - ¿O tu decides fríamente quién te puede gustar y quién no? - Me senté y tiré de su pantalón para que se sentase también - Con que no se vuelva loco me vale, no es un tema de tener emociones constantes. Con mi familia ya tengo bastante de eso. - hice un mohín. Estaba agotada, pero sin alguien que entrenase conmigo era difícil obligarme a seguir - ¿Le partirías la cara? - Me reí un poco y le di otro abrazo, en la pierna, porque seguía de pie.
Luego me tiré sobre el césped, mirando el cielo. Pensé sobre como era Adam y cómo era Arenis. La verdad es que no tenía claro si eso duraría. Los dos eran bastante independientes, imparables.
- Adam no marca territorio. Sí que puede ser... - ¿Qué? ¿Caprichoso? ¿Posesivo? Era difícil pero yo le quería igual - bueno, no importa, si ella te gusta deberías decírselo. Nunca sabes si habrá una segunda oportunidad, así que hay que agarrarlas cuando vienen. No se puede racionalizar todo Neil.
Volví a mirar el cielo. En realidad sabía que era imposible engañar a J con el tema de Robert. No era tan zorra para teñirme de rubia y dejarle el marrón a Cassie, así que... Bueno, tal vez había una alternativa, aunque para eso tendría que pedirle ayuda a Adam... Miré de nuevo a Neil.
- Bueno, no sé si él hablará con ella. Pero si no ya pensaré qué hacer. No es tan grave, con que no me mate me conformo - sonreí un poco.
Neil: Miré a Alex a los ojos, igual sí que estaba preocupada por lo de Josephine. Y estaba claro que Robert le gustaba. Bueno, era hora de decirlo.
- Oye, Alex, sobre lo de no elegir quién te gusta... bueno... - Puse cara de circunstancias. - Tienes razón en que no hay que dejar pasar las oportunidades. Alex, quería decirte que... bueno... - Tragué saliva, quizá sobreactuando un poco. - Lo nuestro es imposible. - Le saqué la lengua y entre carcajadas me dejé caer al suelo junto a ella.
- No, tienes razón en que uno no decide hacia quién van sus sentimientos. Pero uno sí puede controlar su lujuria. Sabes, el tema ese del autocontrol que siempre me dices. - Me giré para guiñarle un ojo. - Una cosa es ser célibe y otra una golfa. Quizá deberías evitar las malas influencias, tú ya me entiendes. - Pensé en Izzie. - Pero yo tengo algunas normas. Ya lo sabes. - Volví a sonreír, aunque estaba claro que estaba incumpliendo la norma sobre hablar de mis sentimientos. - No me voy a meter en el terreno de otros. Arenis ha tenido donde elegir y está claro lo que ha elegido. A ella le van los tíos con pasta, de esos triunfadores que caminan como si su mierda oliese a flores. - No pude evitar mirarla y volver a reír. - ¿No ha intentado nada con Robert? - La miré, muy serio. - Y puedes estar tranquila, si Josephine intenta matarte, tú me avisas. - Volví a reír.
Alex: Giré sobre mi misma para caer encima suyo.
- ¡Pero serás...! - Le empujé contra la hierba - No soy una golfa. - Dije acercando mi cara a la suya - Eres tu quien parece tener problemas con el contacto físico - Podría inmovilizarle, pero decidí que mejor no, porque podría malinterpretarlo. Me incorporé un poco - No todo es necesariamente sexual, algunas cosas son sólo juegos. Y el sexo tampoco tiene porqué ser malo. - Esbocé una sonrisa juguetona y volví a inclinarme sobre él, aún con una pierna a cada lado - Vamos Neil, ¿nunca te ha apetecido...? No digo que con todo el mundo, pero a veces... y si no es ahora en la universidad ¿cuándo?
Esbocé una sonrisa traviesa y me incliné hacia delante, en una posición donde podía aplicar más mi peso si decidía intentar levantarse. Claro que casi seguro que terminaríamos rodando.
- La gente se asienta cuando encuentra la persona adecuada. Pero no puedes saber quién es si no arriesgas. Deberías darle una oportunidad a Arenis, la gente puede sorprenderte. - sonreí un poco - Puede que se me de mal lo de salir en serio y que siempre acabe en desastre, pero eso no cambia que si no lo intentas nunca saldrá. - Me reí - Vaya, eso sonó demasiado profundo.
Neil: Vaya, estaba claro que Alex cogía confianza rápido. Aquella sensación sana de relax me gustaba.
- Oh, vaya. ¿Llamas no ser golfa a plantarte encima de un tío con la guardia baja? - Sonreí. - A mi el contacto físico me da igual. Lo que no hago es bailarle el agua a las “ligeras de cascos”. Te recuerdo que estudio medicina. Y no se me dan nada mal los masajes. - Le guiñé un ojo. - Y te he dicho muchas veces que no soy célibe. - Me acerqué mucho a su oído, hasta que nuestras mejillas estuvieron casi rozándose. Le susurré - Si no quieres una demostración, yo me levantaría. - Solté una carcajada y me volví a recostar. - Sigo pensando que hay que saber elegir con quién sí y con quién no. Sólo porque una tía esté buena no la convierte en una pareja aceptable. Hay que conocer un poco a la persona. Y el sexo por diversión está muy bien, no he estado sólo con rollos serios. Pero la persona tiene que tener algo en el interior que me llame la atención. - Hice una pausa. - A Arenis todavía no se lo he visto.
Alex: Por un momento me planteé provocarle, para ver si se relajaba un poco. Después de todo era evidente que necesitaba aprender a no ser tan racional y tan... bueno, a no juzgar tanto.
- ¿No te convertiría eso en un golfo? - respondí riendome. Le di unas palmaditas en el pecho, aunque no me levanté - Vamos Neil, esto es amistoso. En el dojo rodamos por el suelo o nos subimos unos encima de otros sin que signifique que... - me reí, porque ahora me estaba imaginando a alguno de los tíos grandes si les decías que esto era sexual - Mejor no se lo digas a los del gimnasio. Y si tan bueno eres con los masajes ¿cómo es que nunca me has ofrecido uno? Los amigos hacen esas cosas. - dije con una de esas expresiones que dejaban claro que en realidad no hablaba en serio. Luego puse una falsa expresión de indignación - Tampoco has mirado, te largaste corriendo. Ni siquiera bebiste con nosotros.
Neil: Me relajé y dejé que todo el peso de Alex cayese sobre mi. Era pequeñita. Había tenido encima a Roger, que pesaba bastante más. Eso sí era incómodo.
- No, aquí la que ha empezado eres tú. Yo sólo me dejaría arrastrar. - Me reí con ella. - Y puedes estar tranquila. Controlaré mi erección. Si no, podrías morir empalada. - Le saqué la lengua con sorna. - Y no se lo diré a nadie. Aunque igual estamos en un sitio un tanto público. - Miré alrededor para reforzar mis palabras. Aunque no había demasiada gente. - Mis masajes hay que ganárselos. Soy un profesional, ¡no me tomo los masajes a la ligera! - Y volví a reír. - Bueno, igual tampoco habría visto mucho, todo el mundo parecía demasiado ocupado descontrolando sus hormonas. Yo soy más de beber tranquilamente. O a lo bestia. Pero no... no sé, no era mi rollo. Además, me había tocado con la Triple Pi de las narices, que intentaba por todos los medios que me colase entre sus tetas. Y me habría sentido un tanto... asfixiado. - Me reí. - Bueno, ¿te vas a quitar de encima o me lo tomo como una insinuación?
Alex: Solté una carcajada ante todo aquel alarde de bravado. Pero parecía que se iba relajando y se le iba olvidando un poco todo ese asunto de mal rollo con las cargas familiares. Estaba claro que Neil necesitaba aprender a divertirse y no pensar tanto en si algo era sexual o no. Cada cual tenía sus propios niveles de líbido y no había por qué imponerle nada al resto.
- Ninguna de las dos cosas - le saqué la lengua como haría una niña pequeña - Me quedaré encima tuyo si quiero y no tiene porqué significar nada más que lo que ya hay. - Me levanté hasta quedar sentada pero con la espalda recta y crucé los brazos sobre el pecho, de modo bromista - Así que ganarse los masajes, ¿eh? Se supone que esas cosas se hacen de forma desinteresada - rompí a reir - Bueno, no importa, no me lo des si no quieres. Y la próxima vez que necesites que te rescaten de morir asfixiado entre unas tetas avísanos. Ya habríamos pensado que hacer con ella. - Por un breve segundo casi me había puesto seria, pero la imagen se abría paso poderosamente - Claro que también podríamos haberla usado de flotador en la piscina. - Terminé carcajeandome.
Neil: Por un momento casi me ahogué al reirme con Alex sentada encima mío. Con una sonrisa traviesa, no pude evitar decirle:
- ¿Así que me dejarás a medias? Vaya. Eres una golfa, definitivamente. Los dos sabemos que si quisiese, tendrías que quitarte. - Sonreí con cierto orgullo fingido. - Pero como soy buen tipo, te dejaré quedarte ahí. Además, con el meneillo... - me reí otra vez.
La imagen de Vanessa convertida en una muñeca de goma, flotando en la piscina, era bastante divertida.
- Bueno, para la próxima vez te pediré ayuda. Espero que no estés demasiado ocupada calentando a Jake, o algo así. - Puse un gesto de enfado un tanto falso. - Por cierto, ¿qué tal con él? ¿Pasó algo? - Me llevé la mano a los labios, como tapándolos para que nadie nos oyese y susurré. - Prometo no decirle nada a Robert.
Alex: Asentí muy seria por un breve segundo antes de volver a reirme.
- Eso te pasa por llamarme golfa - le hice cosquillas hasta que me acordé de que no tenía. Eso era algo frustrante ¿Por qué no tenía cosquillas? Qué injusto - Y eras tu el que decía que no quería practicar artes marciales. Hay técnicas de suelo. Para inmovilizar y luxar. Quien sabe, lo mismo te sorprendo aunque pese menos... - me reí de forma traviesa - Ya claro, me levantaré cuando note la tienda de campaña - me reí otro rato y luego le di un ligero golpe amistoso en el pecho - ¡Eh! Que no le estaba calentado, ya te dije que era todo un juego. ¿Qué quieres decir pasar? Me acompañó a la habitación y luego me di una ducha porque tenía que ir a entrenar. No sé que ideas raras te habías montado. Y me costó muchísimo volver andando - añadí con falsa indignación.
Neil: No podía creer que Alex pretendiese seguir con ese juego. Pero estaba a gusto, así que no iba a ser yo el que se retirase.
- Vaya, si lo sé te llamo algo más fuerte, igual habría tenido suerte. - Solté una carcajada sonora. - No lo digas dos veces, el esfuerzo lo estoy haciendo para que no la notes. Así que mataría dos pájaros de un tiro. - Le guiñé un ojo, juguetón.
- Tus juegos son un poco raros. - Moví los brazos señalando aquella situación. - Y fáciles de malinterpretar. Pobre Jake, seguro que se quedó con las ganas. Porque... ¿la ducha te la diste sola, no? - Volví a reirme. - Oye, que la residencia femenina no estaba tan lejos. Y me alegro de no dejar que Robert te llevase de vuelta. Por mucho que te apeteciese subirle a tu cuarto, no iba en condiciones de conducir. Ni de nada más. - Volví a reírme a carcajadas. - Pobre, no aguanta demasiado el alcohol.
Alex: Era gracioso como se esforzaba por mantener aquel bravado. Pero este era un juego que se podía alargar indefinidamente. Así que, sin levantarme, me incliné un poco hacia delante.
- ¿No decías que no necesitabas autocontrol? - Me reí un poco. Tampoco era para tanto si tenía una erección, eso no significaba realmente nada. Como mucho que era sano - No descartes algo sin haberlo probado - le respondí sacándole la lengua - Seguro que si le preguntas a Jake te dirá que se lo pasó bien. ¿qué mal hay? - esbocé una sonrisa pícara - ¿tu qué crees? - me reí - Pero si no hubieras revocado la orden le habría prohibido beber y habría podido conducir. Y llevarnos a todos a casa. Además, no le habría invitado a subir esa noche - Bueno, no estaba del todo segura de eso, pero sí que era verdad que si no le hubieran encasquetado a J, habría tenido que castigarle por lo de Mike.
Neil: Sonreí. Una parte de mi se quedó complacida de que Alex hubiese preferido retarme.
- Bien, tú lo has querido, pero me has dado tu palabra. - Sonreí y le guiñe un ojo.
Me concentré en la presión del cuerpo de Alex contra el pantalón. Empecé a dar vueltas a distintas fantasías. En ninguna era ella la protagonista. Una parte de mi se preguntó por qué. No era precisamente desagradable tenerla encima. En cualquier caso, no me costó demasiado despertar mi entrepierna.
- Bueno, sé que se nota poco, pero creo que es suficiente para que te toque bajarte. - Me reí.
- Y sí, estoy convencido de que Jake se lo pasó bien. A él sí le van más esos rollos. Lo cual no significa que no se quedase con ganas de rematar la noche. A veces pareces demasiado inocente. - Sonreí ampliamente. - Quién lo diría. - Pensé en Robert acompañando a Alex a casa, la idea seguía sin convencerme. - Sigo sin fiarme de las intenciones de Robert. - Hablaría con él. No iba a dejar que le hiciese daño. - Deberías andarte con ojo. A veces piensas que los tíos van con tu mismo rollo sano y no te das cuenta que lo que quieren es echarte un polvo. ¡Mírame a mi! - Señalé mi paquete. - ¡Y tú que pensabas que esto era sano y nada sexual! - Más carcajadas.
Alex: Solté una risa suave, algo traviesa. Si mis ojos hubieran brillado no me habría sorprendido, aunque sabía que no era así. Nunca se notaba cuando usaba mi don. Simplemente era así. Por eso sabía que, efectivamente, no tenía absolutamente nada de lo que preocuparme. Me incliné para susurrar.
- A veces hay que aprender que lo que ocurre aquí - le di un golpecito con dos dedos en el lateral de la frente indicando la cabeza - no tiene nada que ver con la realidad. Las fantasías son sólo eso. - dije con voz suave - Creo que Jake lo sabía desde un principio. - Me reí un poquito y me incorporé - Si tantas ganas tienes de que me levante, te habría sido más fácil simplemente pedirlo.
Me quedé sentada un segundo más, por si cambiaba de idea, pero terminé por levantarme con media sonrisa de esas que significan que sé algo que él no. Por supuesto que a veces tendía a ignorar cosas que no me resultaban convenientes. El hecho de saber lo que otro piensa no significa que tengas que demostrarlo, claro. Luego otras veces es que, simplemente, echar solo un polvo era mucho menos complicado que un ex maligno que añadir a la lista. Era así. Sacudí un poco a Neil.
- ¡Venga ya! El señor que no baila el agua a las golfas nunca iría detrás de echar un polvo sin más - le pique y luego me reí. - Además el sexo es sano.
Neil: Sentí una mezcla de alivio y decepción cuando se levantó.
- Oh, sabes que el juego no era ese. - Me reí y sonreí con picardía. - Además, era más cómodo dejarme llevar. Ya sabes, el autocontrol y esas cosas.
Aproveché que estaba con la guardia baja para saltar sobre ella y tumbarla. La sujeté con los brazos por los hombros y apreté mi cuerpo contra el suyo. Me quedé quieto unos segundos.
- ¡Eh, soy un tío al que le gusta el ejercicio! - Me reí, y rodé para volver a tumbarme bocarriba. - No tengo tan claro que Jake lo supiese. O que no tuviese esperanzas. - Eché los brazos por encima de la cabeza y me apoyé sobre las manos. - No deberías jugártela tanto. Tienes suerte de que sea un tío formal. Otros habrían intentado ir más lejos. - Giré la cabeza y la miré a los ojos. - Y no les culpo. - Sonreí de medio lado y volví a tumbarme por completo.
Alex: Me reí un poco porque, en el fondo, tenía claro que al final le convencería para entrenar.
- ¿Ves cómo sí que quieres entrenar conmigo? - dije de forma inocente - Oye, que si quieres que me vuelva a sentar encima sólo tienes que decirlo - le provoqué antes de volver a reírme.
Pensé un poco sobre lo que decía. Los tíos que sí harían algo eran como mordisquitos. Pero esos no eran precisamente sutiles en sus intenciones. Y los sutiles tampoco eran demasiado problema porque ver lo que pensaban daba bastante ventaja a la hora de saber hasta dónde podías llegar.
- Tal vez se me dé bien saber lo que piensa otra gente - dejé caer - Olvidas que también tengo mis trucos -. le guiñe un ojo - Y si alguien intenta ir más lejos... bueno, para eso estas tu ¿no? - me reí un poco pero terminé por girarme y abrazarme a su brazo de forma cariñosa - Y yo te ayudaré a conseguir una chica. Para que dejes de estar tan tenso.
Neil: Por un momento me planteé qué estaba haciendo. Aquello era muy extraño. Yo no solía comportarme así con las tías. Era todo demasiado natural.
- ¿Entrenar? No sabía que era la palabra clave para echar un polvo. - Me reí. - Si vuelves a subirte, pienso exigir que llegues hasta el final. - Le saqué la lengua.
Por un momento me lo planteé. Quizá un polvo sin compromiso con Alex no sería tan malo. Meneé la cabeza para quitarme la idea. Ella no estaba interesada, y estaba convencido de que era mi testosterona la que pensaba por mi.
- Vaya, ¿lees la mente? - Me reí. - ¿En qué estoy pensando? - Me la imaginé a ella, desnuda, sumergida entre las tetas de Vanessa. La imagen no era especialmente sexual, pero sí era bastante divertida. No pude soltar una carcajada. - Te agradezco la intención, pero sé buscármelas yo solito. Ya te dije, disfrutar con la caza y eso. - Me puse serio y la miré a los ojos. - Y sí, puedes contar conmigo.
Alex: Por un segundo esbocé una sonrisa retorcida, de esas que significan que he encontrado un nuevo juego. Porque sí, sabía que se moriría de vergüenza si le contaba la verdad. Lo que eventualmente tendría que hacer, claro.
- Nada de eso, pero necesito alguien para entrenar. Mi maestro cree que tengo que ganar algo de fuerza. Claro que si no quieres se lo diré a Robert... - dejé caer. Luego me reí un poco, divertida por todo lo demás - ¿Qué gano si acierto? ¿Entrenaras conmigo? ¿Uno de tus masajes? - Me reí un poco más.
Me incorporé un poco para apoyar un codo en el cesped y la cabeza en la mano. Le miré con media sonrisa, mirandole a los ojos. Siempre estaba bien que pensasen que eso hacía falta.
Neil: Me planteé qué pasaría si era verdad. Si podía leer las mentes. Por un momento tuve miedo. Luego me pasó por la mente lo que había pensado y me dio un tanto de vergüenza. Luego casi me alivió. El estar con alguien con quien no tuviese que esconderme. Porque sencillamente fuese imposible hacerlo, tenía que ser liberador. Estaba acostumbrado a las cosas raras. Creo que podría acostumbrarme incluso a eso.
- Bueno, yo ya te he dicho que no soy de artes marciales. - Me llevé la mano al pecho. Puse voz compungida. - Eso me ha dolido. Si usas a Robert para todo, al final, ¿qué será de nosotros?
Se giró para mirarme a los ojos. Bien, estaba dispuesto a seguir con el juego.
- Mmmmm... bien, un masaje. Media hora, nada más. - Sonreí. Valoré la opción de que fuese cierto. Así que decidí que iba al menos a reirme un poco. Volví a la imagen de Vanessa y ella. Me hizo la misma gracia. Pero casi de forma inconsciente la imagen fue cambiando, a nosotros dos. En aquel lugar. Desnudos. No me arrepentí. Así estaría claro si me decía la verdad o no.
Alex: Insistía en que no quería entrenar, pero era cuestión de tiempo que cediese. Me cuestione desde cuanto antes tenía que contarle. Hasta qué punto ponerle rojo. Eran de esas cosas que había que pararse a pensar. Bueno, en el peor de los casos al menos tendría un masaje de media hora, que nunca estaba mal. Me arrastré un poco sobre el césped para poder susurrar en su oído y que nadie más lo escuchase.
- Pues... hace un rato pensabas en que, tal vez, no sería tan malo un polvo sin compromiso contigo, pero que la testosterona pensaba por ti. - empecé a susurrar con voz suave - Luego, has pensado en mi desnuda, sumergida en las tetas de Vanessa pero - hice una pausa dramática con un pequeño énfasis en ese pero - lo encontrabas más gracioso que sexual. Pensaste en la posibilidad de que fuese verdad. - le guiñé un ojo - Después hemos apostado - solté una risita de niña traviesa - Volviste a la imagen de Vanessa conmigo aunque... - le miré a los ojos por un segundo - luego ha cambiado. Sigo desnuda pero no es con Vanessa ¿sigo? ¿O ya me he ganado ese masaje? - sostuve su mirada con una sonrisa ligeramente desafiante.
Neil: A pesar de esperármelo, me sobresalté. O igual había sigo el tener a Alex tan cerca. Durante un segundo me puse serio. Mucho. Por mi cabeza pasaron muchas cosas, intenté recordar todo lo que había podido pensar delante de ella sin deber. Mi corazón latía con fuerza. Luego me di cuenta de que todo eso daba igual. Si habíamos llegado hasta aquel punto, es que no la había ofendido. Solté una carcajada. La abracé con fuerza. Estuve a punto de saltar, pero me contuve. Me acerqué a su oído para devolverle el susurro.
- Te has ganado el masaje. Si todavía te atreves. - Me separé un momento para guiñarle un ojo. - Ya sabes que cuando me pongo tenso puedo perder el control.
Y volví a reírme a carcajadas. Aquello era sano y divertido. Me dio bastante envidia. En aquel momento pensé que si hubiese encontrado una mujer así, de la que estuviese enamorado, habría sido muy feliz. Pero tenía claro que no sentía nada más que amistad por Alex. Bueno, y ahora ella también lo sabía. Eso era un poco injusto.
- Pero si quieres que podamos tener confianza plena. Tienes que prometerme que me dirás todo a la cara. Sin morderte la lengua y sin vergüenza. De otra forma, me sentiría en desventaja y al final resultaría frustrante. - Volví a susurrarle. - Has conocido hasta mi lado pervertido... - Le di un beso en la mejilla.
Alex: No podía dejar de reírme. su cara cuando se lo había dicho había sido tan graciosa. Se había puesto tan rojo como su pelo. Rodé sujetandome la tripa y él me abrazo en un arranque repentino.
- Claro que me atrevo. - respondí - Ahora no estas nada tenso - le saqué la lengua - Así que no hay riesgo.
Me reí otro poco y luego le estudié con curiosidad. No pude evitar responder a aquel pensamiento.
- ¡Eh! ¡Que también es muy injusto que no tengas cosquillas! - protesté antes de volver a reirme - ¿Y eso es un lado pervertido? Deberías ver lo que piensan algunos - estalle en risas otra vez. Cuando me calmé le miré de nuevo - No te preocupes, es normal y sano. Con dieciséis sois peores - otra risita traviesa - y algunos no superan esa etapa. - me reí otro poco y luego le estudié - Lo único que no creo que haya muchas telépatas por ahí. Es... un don raro. Poco común. - Me encogí de hombros quitándole importancia.
Neil: Seguía siendo un poco raro hablar de cosas que no había puesto en palabras. Pero estaba seguro de que era una habilidad que se podría aprovechar. Intenté no pensar en cómo funcionaría eso en la cama.
- Bueno, yo no puedo simular cosquillas, lo siento mucho. - Le saqué la lengua. - Y he controlado mis pensamientos. ¡Ya verás esta noche cuando esté a solas! - No pude evitar volver a reír. - Ya te he dicho que no soy célibe.
Me puse serio y la miré.
- ¿Eso significa que tendré que enamorarme de ti o conformarme con algo peor? - Me incorporé para poder hacer aspavientos con facilidad, y los hice. - ¡Eso es injusto! Lo del sexo sin compromiso puedo aceptarlo. - Ni de coña, tendría que matar a Robert para no ponerme celoso. Pensé, en parte para que Alex lo escuchara. - Pero por enamorarme de ti sí que no paso.
Me volví a tumbar, relajado. Aquello era divertido.
- Por cierto, ¿te cansa usar tu poder? Es decir, ¿te resulta más cómo que te hable? ¿O te da igual?
Alex: Era divertido ver su curiosidad, incluso la parte ligeramente pervertida. Solté otra risita. La verdad era que podría explicarle o incluso hacerle una demostración de en qué consistía, pero siendo como era con el sexo, pensaría que iba en serio.
- ¿Ya vere esta noche? ¿Es una invitación? - me reí - Espero que no, además, tendrás que venir a la fiesta en casa de Val... o en el afterlife, no estoy segura de dónde es, pero como iremos con Izzie llegaremos seguro. - sonreí feliz - Trae a tus amigos.
Por un momento me quedé tranquilamente así, abrazada por él. Luego puse una expresión inocente.
- No he dicho nada de eso, ¿no decías que el sexo con las vampiras era espectacular? - me reí un poco al picarle. Luego sonreí - Pero hay pocas telépatas. En realidad soy la única que conozco. Claro que conozco a dos émpatas. No es lo mismo, claro. Pero algo se parece - solté otra risita. - Bueno, de pequeña era algo más confuso y cansado. Ahora... no sé, si no uso mucha magia podría usarlo prácticamente todo el día. O si no... bueno, si no fuerzo. - Me encogí de hombros - Supongo que es como ver. Puedes cerrar los ojos, pero al final resulta natural.
Neil: Estar abrazados era reconfortante. Ya había notado aquella sensación la noche anterior. O quizá la falta de sensación era precisamente lo que me llamaba la atención Igual sí que sería bueno relajarse de vez en cuando... mierda. No te estoy dando la razón, no te empeñes. Iba a tener que dejar de divagar constantemente. Me reí un poco de mi mismo.
- Bueno, si tú participases no harían falta tus poderes para que vieses mi lado pervertido. - Volví a reír. - Gracias por invitarme. ¿Si no te llego a acosar con convertirte en una fantasía no me habrías invitado? - Me hice el ofendido.
Me separé un poco de ella, y negué con la cabeza.
- No, no, espectacular no, bestial. Es mucho más descriptivo, hazme caso. No veas cómo se ponen cuando beben tu sangre. - Me reí un poco más. Pero evité imaginarme la escena. Tampoco era plan de mostrarle a Alex ciertas cosas. - Aunque nunca lo he hecho con una telépata. Ni con una émpata. Podría ser más divertido. - Le guiñé un ojo. - Pero si lo que vas a hacer es volver a la carga con Arenis, ya deberías saber que si no cambia su forma de ser, no tiene nada que hacer conmigo. El sexo es divertido, pero quizá sea cosa de hombres lobo, somos muy posesivos. No podría aceptar que mirase a otro.
Suspiré y me recosté, con un brazo todavía agarrado a ella. Pasé el dedo por la curva de la espalda inconscientemente. Estaba cansado
- Creo que me voy a echar una siesta aquí al sol antes de la siguiente hora. No ronco mucho, así que te puedes quedar si quieres.
Sonreí y me recosté para hacer lo prometido.
Alex: No respondí. No me apetecía y de todos modos ya estaba medio dormido. Decidí que como ya estaba allí, aprovechar para dormir también un rato. Después de todo, apenas había parado en los últimos días y necesitaba fuerzas para lo siguiente que viniera. Así que me acomodé encima suyo y cerré los ojos, ya reclamaría mi masaje otro día.
Mike + Alex
Mike:
-Mmmmmhhhhh, quizas deberia afeitarme la barba, tengo pinta de gay.- Musite ante el espejo, frotandome la barba con suspicacia.- ¿O quizas sea la camisa de Spike? Nah, Spike es la caña, el no es gay, si acaso un chulo que pasa la vida bomba con sus homies, o pomyes mejor dicho. Yeah.
Habia pasado tiempo desde el dia de la carrera, Jo y demas, y ya se habia deducido, a menos que fueras ciego-sordo-mudo, que Alex y Ethan estaban liados y eran novios, o no, a saber, aun no me explico como a un no-muerto se la puede levantar. En parte estaba echo polvo por la noticia, por otro lado sentia un poco de alivio, como si me hubiera quitado un peso de encima, el caso es que estaba hecho un lio.
Sacando el bote de spray para afeitado y una cuchilla, saque el movil con la mano libre, y le di una llamada a Alex, para quedar una cita... Como amigos, solo para charlar y tal, y si acaso preguntarle quien la tiene más larga de los dos.
-Sip, la barba se va a ir, y la gorra tambien, ya que estamos.
Alex: Me estiré felizmente al despertarme ¿dónde estaba? Había dormido en un sillón y no recordaba demasiado bien cómo había llegado allí... ah, sí había ido al piso de Mike a pillar algo de cena y me había quedado viendo películas en el salón. De hecho los DVDs estaban aún tirados por todo el sillón, la mesa y alrededores. Había tardado en decidir qué película me apetecía ver, pero no creo que le importase demasiado, se le veía que disfrutaba ordenando.
Me estiré más y decidí que necesitaba una ducha. Así que me levanté de un salto y fui directa hacia el baño. Justo entonces sonó mi móvil. Empujé la puerta del baño y me lo encontré ahí.
- Ah, estas aquí,no tendrás una toalla limpia ¿verdad? Ayer estuve viendo pelis, espero que no te importe. - continué con perfecta tranquilidad - Y ya que estamos,no tendrás un cepillo de dientes nuevo ¿no?
Mike:
Di un respingon al notar que se abria la puerta y ver a Alex. Me sujete de fuerza de la toalla por la cintura, pues me habia pillado recien salido de la ducha.
-Creo que deberias dejar de hablar tanto con Izzie, esta siendo una mala influencia en ti.- Le regañe divertido, una vez pasado el susto inicial, uno se acostumbraba a esto despues de la 50º vez.- No tengo mas toallas limpias, que las que tengo encima, pero el “nerd” siempre tiene cepillos de repuesto en el armarito colgado de la pared. Y ya que estas aqui...- Dije, aunque no supe continuar, vale, ahora que esta aqui ¿Que?- ¿...Dime, tu que crees?¿Deberia afeitarme la barba, o dejarmela?- Senti unas enormes ganas de darme un cabezazo contra el espejo, en ese instante, aunque mantuvo la sonrisa como un estupido.
Alex: Sonrió feliz cuando dice lo de los cepillos de dientes, perfecto. Estoy ya a medio camino del armarito cuando me detengo. Me doy la vuelta y me acerco hasta él. Le cojo de la barbilla y le giro la cara.
- Umm, no sé, mejor con barba ¿no? Pero claro, todo depende ¿quieres impresionar a alguien? - le suelto y vuelvo a dirigirme hacia el armario de los cepillos de dientes. Si no había toallas limpias también tendría que encontrar otra cosa con la que secarme. Cojo mi camiseta y la huelo. Huele a tabaco y porros. Bueno, tal vez debería buscar también una camiseta limpia, si - ¡Mike!, ¿Puedes dejarme una camiseta y unos calzoncillos? - pregunto desde la otra habitación. - de verdad que esta vez te los devuelvo - añado.
Mike:
-S-se podria decir que si.- Me sonroje un poco, cuando note sus manos en mi cara, sus dedos estaban calidos al tacto.
Un poco mesmerizado, me hecho la crema de afeitar, pensando en la parte de “impresionar”, cuando oigo a Alex berrear sobre una camisa y unos calzoncillos, no puedo evitar sino girarme con una ceja alzada, no estaba seguro de si alguien nos viera, nos tomaría por hermanos, o por novios.
-No se, la ultima vez que te preste algo, tuve que sacarle de un contenedor, quemarlo con fuego, y tirarlo otra vez al contenedor.- Argumente, intentando aparentar serio y duro.- Te los regalo, pero con un precio ¿Ayudame a afeitarme, quieres? Soy un torpe para estas cosas, y no quiere acabar como si me hubiera paseado por la peluqueria de Freddy Krueger.
Alex: Vuelvp con el cepillo de dientes. ¿Por qué habría añadido Andy una cerradura? Bueno, no importaba, lo había abierto de todos modos. Echo algo de pasta de dientes y me meto el cepillo en la boca. Me giro a medio proceso. Saque el cepillo
- ¿Eh? Ya te expliqué que la culpa es de mi ex, el que siempre vuelve-. sigo cepillando pero me detengo de nuevo - Bueno, si te hace ilusión, pero para estar afeitado hay que hacerlo todos los días - comento. Luego termino de cepillarme los dientes y dejo el cepillo con los otros dos. - ¿Dónde tienes la navaja? - pregunto mirándole con ojo crítico.
Mike:
-Ya bueno, con permiso, o sin el, debo decir que todos tus exs siempre vuelven.- Le dije, recordandole que no era el primero.- Es como, si tuvieras la mania de ir a un mercadillo de hombres, y vieras en el expositor a un tio disfrazado con una mascara de Jason, un machete en mano y diciendote lo mucho que le gustaria partirte en dos. Y tu cerebro dijera “!Oh girl, estoy seguro de que este es un buen partido¡” Y el hecho de que te hayas liado con un vampi, solo lo confirma, a ver cuanto dura, antes de que te saque el tipico dramon, de que si quiere convertirte en su señora de las tinieblas por toda la eternidad.- Le reprendi, pero es que tambien, ambos sabiamos que Ethan era un vampiro, y no uno de los amables, sino de los que mataba y cazaba humanos como cena. Si se ponia tan pesado como el ex psicopata de Alex, ibamos a necesitar un milagro y muchas estacas para sobrevivir.- Y lo mismo van para los amigos, no tengo ni zorra, de porque crees que no me voy a convertir en uno de esos pirados. Anda ten, aqui tienes.- Dije pasandole la cuchilla, una vez poblada la barba con mas espuma que un anuncio de navidad.- Ten cuidado, no vayamos a convertir esto en un acto de Sweeney Todd.
Alex: Clavo mi dedo en su pecho, completamente indignado.
- Mira quién fué a hablar, señor voy a llamar a una sirena e invitarla a mi casa porque seguro que es una buena idea. Al menos ellos parecían normales al principio. - le doy golpecitos en el pecho con el dedo - ¿Qué excusa tienes tu? ¿En que mundo Josephine parece normal? Además, no sé que tienes contra mordisquitos, es casi como un cachorrillo. Un cachorrillo algo salido, pero eso tampoco tiene nada de malo. Y ya le he dicho que no quiero beber su sangre, así que no tienes de qué preocuparte.
Cogí la navaja y la mojé. Luego pillé la espuma y empecé a colocarla por su rostro. No sabía porqué Mike era tan aprensivo, a fin de cuentas, no siempre salía mal, a veces conocía gente interesante y que no quería matarme.
- Quédate quieto y deja de quejarte - empecé - Admite que si mordisquitos fuera una tía, te la estarías tirando. - digo con toda la paz del mundo - He visto tu colección y ahí estaba la de lesbian vampire killers. No me engañas.
Mike:
-Lo de Jo fue... un error, de saber que era realmente una sirena, no la hubiera invitado. A veces tengo la ilusion, de que ahi afuera, hay alguien completamente normal.- Confese a medias, por supuesto no iba hacerle mencion del plan para joder a Robert en un ataque de celos.-Y me juzgas mal, solo tengo esa pelicula para echarme unas risas, actualmente, me van mas las sucubos, o las brujas. Pero no se lo digas a Izzie, me mataria por hipocrita, ya que intente alejarle de ese demonio mujeriego que la atosiga.- Comente, mientras disimuladamente, pasaba mis manos por detras la cintura para que fuera mas comodo el afeitado, pero sin ir mas alla.- Vale digamos, que aunque sea un asesino serie que bebe sangre de sus victimas hasta dejarlas secas, es un cachorrillo, pero es uno inmortal, con pilas duracell, siempre se mantendra joven, vigoroso, y con ganas de follar con jovencitas. Y tu, como yo, eres una mortal, una mortal joven, vigorosa y con ganas de follar con jovencitos con abdominales de piedra, pero que no siempre sera asi, pasaran los años, y te graduaras, tendras un trabajo aburrido, con problemas familiares aburrido, y una vida aburrida, y cada vez te haces mas vieja y mas arrugada, y tarde o temprano, no solo vas a morir, vas a morir como un vejestorio.- Dije muy serio, mirandole a los ojos, para que realizara la situacion y no me respondiera con segundas.- Y Ethan va y vuelve a ti, igual de joven, vigoros, y con ganas de follar jovencitas, que tu ya no eres, y te propone convertirte en vampiresa, y vivir toda la eternidad bebiendo de la sangre de mortales ¿Te negarias, en esa situacion?
Alex: Miro por un momento a Mike, ¿Se ha propuesto joderme la diversión? ¿Y por qué intentaba convencerme para que quisiera convertirme en vampira? Esto era muy raro.
- Dicho así suena deprimente lo de hacerse viejo - comentó. Luego le giro la cara con un dedo y empiezo a pasar la navaja con cuidado - ¿No te has planteado, no sé... divertirte un poco sin pensar tanto? Y si tantas ganas voy a tener de seguir siendo joven, bueno, tal vez haya un conjuro, no veo claro que convertirme en vampiresa sea buena idea. - comenté pensativa - no es el tema de la sangre, es más que no me apetece freirme si me da el sol. Hay muchas cosas interesantes que hacer de día ¿sabes?
Mike:
-He oido, algo sobre que si vendes tu alma a un demonio, puedes vivir por toda la eternidad como un lacayo de estos, o incluso como un igual de estos. Pero claro, esta todo el tema del infierno y condenar tu alma. Aparte hay historias de objetos y hechizos que ofrecen la inmortalidad, pero siempre hay un precio muy alto que pagar, es una regla no escrita.- Explique, mientra giraba la cara, dejando que ella siguiera el afeitado.-Lo siento, se que estoy siendo un idiota aguafiestas, es solo que me lo paso bien contigo y con Izzie, y no quiero que os pase nada. Aparte, quizas estoy algo celoso, nunca he probado a morder una chica en el cuello.- Dije con una sonrisilla traviesa y una mirada picara.- Y tu cuello parece delicioso, tan palido y liso ¿Seguro que no eres la reencarnacion de la novia de Dracula? Eso explicaria tantas cosas.
Alex: Le giro de nuevo la barbilla y continuó afeitando con aspecto concentrado. Hasta que dice lo de morder mi cuello que le doy una torta. No una fuerte, pero una torta.
- En serio Mike, eso ha sido pervertido. Eres... eres como una especie de hermano mayor. ¿Cómo puedes pensar esas cosas? Aparte... ¡no puedo creer que mordisquitos te lo haya contado! joder, no sabe mantener la boca cerrada - le vuelvo a coger de la barbilla para seguir afeitando, aunque muevo más la mano de la navaja y puede que resulte amenazador mientras me sigo quejando - Pero lo que hayamos hecho él y yo es lo de menos, no estamos liados solo... solo nos acostamos de vez en cuando. - concluyo con convicción
Mike:
-Ouch, eso ha dolido.- Me queje por lo bajo, la jodia hacia musculos. Intento mantener la pose, y el afeitado, intentando no sonar como una cria pequeña.
-No me ha contado nada, pero era de preveer, a los vampiros les excita eso mas que follar mismo, es como meterse cocaina mezclada con crack, y catalizada con lagrimas de unicornio, en las venas. De todas maneras, no tienes que explicar nada, es tu vida sexual, no tienes que justificarte de ni explicar lo que hagas en la cama.- Intente explicarle, para que se calmara los nervios, antes de que me cortara una vena.- Y lo siento, yo... Izzie tambien me dice eso, pero es que no logro comprenderlo del todo, yo naci sin hermanos, ni siquiera tuve un padre, para mi “hermano” es mas una palabra en el diccionario, mas que algo real. A veces me pregunto como debe ser tenerlos, como tu.- Confese, algo apenado por la idea de que nunca tendria una infancia por la que pelearme a hostias por un oso de peluche, o hacer zambullidas en una piscina, hasta que nos semi-ahogaramos. Ahora que lo pienso, no suena muy bien.- Lo que quiero decir, es que nunca te he visto como una hermana menor, mas bien como la chica de mis sue... Como una chica mas.- Esquive rapidamente, antes de que se volviera del peor la situacion.-Si de verdad piensas en mi como un hermano mayor, como Izzie, prometo comportarme desde ahora como uno, se acabaron las bromas y los piropos, honor de Boyscout ¿Ok?
Alex: Termino de afeitarle y le doy un beso en la mejilla, he hecho un buen trabajo, como el culito de un bebé. Doy unas palmaditas en la otra para reforzar el efecto.
- Vamos, vamos, Mike, ya imagino que ha sido incómodo. Lo que quiero decir es que ya me preocuparé de esos detalles en otro momento. Ahora simplemente me divierto un poco. Luego ya veremos. Y no es como si mordisquitos fuera el único... - suelto la navaja en el lavabo y luego miro a ver si hay alguna toalla salvable para poder ducharme - ¡Pero si ya te comportas como un hermano! Ser un hermano es pelearte por las toallas limpias y que te quiten la ropa - afirmo muy convencida - Va, venga, seguro que entre Izz y yo podemos encontrarte alguien mejor que Josephine. Aunque Maebh mola, ¿le has dicho algo? Creo que haríais buena pareja. Y fijo que ella si es de las de vivir juntos para toda la vida en plan aburrido y tal... o no. - me encojo de hombros perfectamente feliz, las mosquitas muertas ya se sabía...
Mike: Me ruborizo y cierro una pestaña, al notar sus labios en mi barbilla, recien sensible del afeitado, suaves. !Mierda, es tu hermana, es tu hermana¡
-!Hey, no me llames aburrido¡¿Acaso has visto mi armario? Tengo ahi suficiente para montar un sex-shop magico si me lo propusiera.- Dije mosqueado, que tenia mi orgullo de sex-simbol, maldita sea.- Maebh esta bien, pero no creo que cuajemos, no se como describirlo, es como si ocultara algo, aparte de ser maga ¿Algun deseo oscuro?... Hum, quizas sea mi paranoia, despues de todo, no la conozco bien del todo.- No lo se, solo que no quiero probar a usar mis poderes sobre ella, algo me dice, que la haria explotar, como un goblo de helio conectado a suficiente dinamita para reventar un centro comercial.- ¿Y tu hermana?¿Porque no me la presentas? Asi, si fuera novia suya, realmente seria tu hermano, por derecho legal. Por cierto, gracias, por el afeitado.- Dije, acariciandome la barbilla, suave como un bebe.
Alex: Esbocé una sonrisilla, ahora que hacía mención a su armario me había entrado una ganas tremendas de cotillear. Era una de esas cosas instintiva. Me puse detrás de él dándole un ligero masajillo en los hombros.
- ¿Y si me los enseñas? Podrías dejarme algo... - comencé a decir mientras seguía masajeando y hablando a su oreja como si fuese un pequeño diablillo - Es lo que hacen los hermanos, dejarse cosas - mentira, peleabas con uñas y dientes para que no te las cogieran, pero él no lo sabía. - ¿Cassie? Pues no sé porqué querrías conocerla, es una sosa con todo eso del deber, salvar inocentes y blablabla. Seguro que termina con algún vende biblias paganas o un vendendor de seguros. Pero si de verdad quieres te la presento ¿eh? Eso si, luego no vengas en plan “tu hermana quiere que la ayudemos a rescatar gente”.
Mike:
-Nope, pero si quieres, te dare condones, proteccion oral y un manual de sexo seguro. Incluso si te hago el discurso de la flores y las abejas, si quieres.- Dije, resistiendo la tentacion del masaje, creo que le estoy pillando tranquillo a lo de ser hermano mayor.- Sois hermanas, no podeis ser tan diferentes, quizas sea incluso mas salvaje que tu en la cama, despues de todo, a diferencia de ti, ella tiene un monton de tension que aliviar en la cama.- Me rei por lo bajo, observando de reojo su cara de asco ante la idea.-Y aparte, ser un heroe mola, mira a Indie, es un solo arqueologo que trabaja para un museo y una universidad, y mira que bien se lo pasa matando nazies y usando el latigo, sobre todo el latigo, me pregunto... ¿Le molaria a tu hermana que llevara uno, para despues de “tomar el cafe”?
Alex: Imaginar a Cassie o a Mike o a los dos en cualquier tipo de situación sexual me hace estremecer, puagg, que asco. Me aparto de Mike como activada por un resorte y luego me pongo en jarras.
- Eres un egoísta, podrías compartir un poco - llorriqueo - ¿Dónde dices que tienes los condones? ¿Tienes condones mágicos? ¿Qué hacen? - me detengo por un momento, supongo que debería explicarlo - ah, si eso, es que parece ser que como ella nació 5 minutos antes o yo cinco minutos después, la alineación de estrellas no era exactamente igual y, bueno, ya sabes como funcionan estas cosas. - me encojo de hombros - No nos parecemos demasiado. Salvo de aspecto claro. Eso y que ella va de rubia, creo que vio demasiadas pelis.
Mike:
-Por supuesto que son magicos, estan hecho de un material exótico venidos de la tierra de Mordor, llamado “Latex”, tiene la cualidad, de que no te contagien enfermedaddes venereas, y quedarte preñada !MAGIA¡- Dije moviendo los dedos, y haciendo chiribitas, a lo teatrero.- De todos modos, mejor asi, actualmente, me temia que iba a quedar algo raro, como si fuera una especie de pervertido que intentara ligar la version 2.0 de ti.- Respondi sinceramente, ni mencionar las fantasias con gemelas identicas.- Que seais diferentes, me hace mas facil las cosas. Y aparte, es un punto a mi favor, yo tambien veo demasiadas pelis, demasiados dibujos, demasiados animes...- Me quede un momento callado, dandome cuenta de mi situacion.- Oh dios, voy a necesitar mucha suerte y ayuda, si quiero volver a tener un lige antes de que pasen decadas, a este ritmo ¿Algun consejo, a la hora de hablar con tu hermana?
Alex: Pongo los ojos en blanco al escuchar su condescendencia. En serio, menudo rancio, tenía un armario lleno de juguetes sexuales mágicos y me ofrecía condones normales. Estoy muy tentada de explicarle cuatro cosas, pero termino por pasar. Pero sólo por principios le pego una colleja.
- ¡¿Versión 2.0?! ¡Yo soy la versión 2.0! - le saco la lengua. Pero después termina por darme pena y paso mi brazo por sus hombros - No te preocupes, Izzie y yo te conseguiremos una novia de verdad, una que mole y no sea una sosa, ni una reprimida. Bueno, dicho así tendremos que descartar a Cassie. Pero no te preocupes, que te encontraremos una. - digo con plena convicción.
Mike:
-...Gracias, no sabes lo que me alegra oir eso.- Sonrei algo serio, en cuanto oi su propuesta de buscarme novia, y sus animos. Al menos no estaba solo, pense, mientras le alborataba el pelo, como un perro que se ha portado bien.- Por eso te has ganado unos puntos, subes a Nivel 2: Condones a sabor tuti-fruti y peliculas porno de los 80, sigue asi, y llegaras a donde esta Izzie Nivel 69: Vibradores ultra-sonicos.
Dicho eso, me largo del cuarto baño, silbando una melodia, satisfecho en cierta manera, aunque no era lo que me esperaba.
-Y duchate, quieres. Hueles a hierba quemada, y no quiero que piensen que es culpa de mi ropa...”Hermanita”.- Añadi al final, no sin cierta dificultad.
Robert + Alex
Alex: Quitando el incidente con Daniel y el pequeño, casi insignificante, detalle de la psicópata de Baby, la universidad molaba. Cassie estaba ocupada con mil trámites absurdos que nos había enviado mi padre y que había decidido ignorar convenientemente. Las fiestas eran geniales y casi estaba pudiendo hacer vida normal.
Bueno, normal, normal no. Pero lo suficiente. Al menos en mi caso, que estaba dispuesta a ignorar las cosas como las clases nocturnas para que también pudieran ir vampiros, que los guardias de seguridad olían o que una de las chicas de la residencia aullaba cada vez que nos veía a Izz y a mi. Que sí, que había tíos que cuando pasabas te olfateaban la entrepierna, literalmente. Pero eran cosas con las que podía vivir. Al menos mientras Maebh no tuviera más visiones.
Y luego estaba Robert, que me daba todos los caprichos ridículos que se me ocurriesen. Eso me hizo sonreír, hacía tiempo que no estaba con alguien tan normal y que no escondiese cadáveres en el sótano. Así que, como es evidente, había decidido hacerle un regalo para compensar por todas las cosas que hacía por mi. Sólo que no tenía ni la más remota idea de qué podía querer. Al menos de momento, porque esta era una de esas cosas para las que sí venía bien la telepatía.
Así que, sin más, me planté en su casa. Saludé al portero del edificio con una mano e ignoré sus comentarios sobre que debería tirar mi draculín. Entré en el ascensor como si todo el edificio me perteneciese y pulsé el botón del ático. Arriba, cuando me abrieron la puerta, dí un lametón a mi polo y saludé otra vez con la mano.
- ¿Me echabas de menos?
Robert: Me acababa de despertar. Vale, sí, era tarde, pero éste era mi nuevo planteamiento para el año. Si quería conquistar a Alex tendría que trasnochar más a menudo. Y si quería hacer amigos también, ya que la mayoría de la gente quedaba por la noche por culpa de los vampiros (que por otro lado, algunos habían empezado a ser muy buena gente, salvo porque eran un poco estirados). Y encima quería entrar a la fraternidad, que lo hacía todo más complicado aún. Por lo menos la carrera en la que estaba no era muy complicada, y como apenas habíamos empezado las clases tampoco importaba que fuera a alguna fiesta que otra.
Abro la puerta con sólo los calzoncillos puestos, unos boxers de color negro, esperando encontrarme con algún vecino que quisiera algo o con el portero que vendría a dejarme el correo (aunque yo nunca tenía correo). Y entonces me encuentro a Alex.
- Esto... ¿hola? - digo abriendo la puerta y arqueando las cejas. Ella era la razón principal por la que había llegado a casa el día anterior a altas horas de la mañana, y ahora aparecía en mi puerta con un ¿helado?. - Si ibas a aparecer de pronto por lo menos podrías haber traído el desayuno.
Bromeo. Dejo la puerta abierta hasta que entra. - Mm... ¿quieres algo? ¿Café, un refresco...? La verdad es que no tengo ni idea de lo que hay en la cocina, pero si no puedo pedir algo.
Alex: Me reí un poquito mientras le ofrecía dar un lametón al draculín y observaba sin ningún tipo de pudor si era de los que se levantaban animados. Acerqué el helado a su boca y palmee de forma amistosa sus abdominales.
- Se me ocurren muchas formas de desayunar. ¿Es eso lo que te apetece? - pregunté de forma juguetona.
Luego entré en el salón, preguntándome cómo era que respondía a su propia puerta cuando tenía servicio. Fuí hacia la cocina y me senté en la encimera, con las piernas colgando. Incliné la cabeza.
- No te preocupes, no vine a pedir cosas - dije con una sonrisa traviesa - Todo lo contrario, hoy te haré algún regalo. Dime, ¿hay algo que quieras? ¿Algo que no tenga el chico que lo tiene todo? - subí y bajé las cejas de forma interesante para después soltar una carcajada dando a entender que bromeaba con lo último.
Lo de la fraternidad era algo para empezar, pero claro, eso era un proyecto que me llevaría algo más de tiempo...
Robert: [Todo hombre que se precie se levanta animado xD] Le doy una pequeña chupada al helado y me estiro antes de acompañarla al salón.
- Hombre, aún estoy medio dormido, pero sería una buena manera de despertarse por la mañana. - Pero para eso podría haberse quedado en mi casa desde la noche. ¿Para qué aparecer a estas horas?.
Ya en la cocina aprovecho para servirme un café. Finalmente no había dicho que quisiera nada de comer, y lo del “desayuno” parecía más una manera de despertarme que una propuesta real (al menos de momento), por lo que no le ofrezco otro.
- Mm... no se me ocurra nada. A no ser que tengas un modo de cargarte de Jo claro. - bromeo.
Le doy un sorbo al café y pienso durante un momento. ¿Qué podría querer? Normalidad, pero ahora mismo disfrutaba con todo lo raro de mi vida, incluyendo a Alex. Bueno, de hecho, quizás querría justo lo contrario. Era demasiado normal, al menos para el grupo. Estaban los magos, los vampiros, los demonios, y luego yo, el único humano normal y el inútil que no podría luchar si algo grande de verdad viniera a por nosotros. Pero eso no iba a decírselo, claro. Sólo faltaba que ahora creyese que soy un inútil.
- Nada. Quizás el “desayuno” fuera un buen regalo.
Alex: El helado se deshacía, así que le dí un pequeño mordisco. Le miré divertida mientras se servía el café y me incline hacia delante para darle un ligero abrazo.
- No seas así, no podía quedarme, a Izzie no le gusta dormir sola.
Después, de forma juguetona dejé que el helado gotease sobre él y le limpié con la lengua. Umm, si, lo del helado había sido mucho mejor idea que los croisants y, de todas formas, ya era mediodía.
Le dejé que se sirviese el café y esperé a que no se lo fuese a derramar encima. Luego le miré con curiosidad. Personalmente no entendía porqué decía que era “inútil”, no todos estabamos hechos para dar hostias, pero él se defendía bien. Y estaba dispuesto a que Baby le fundiera a él para salvar mi cuello, eso es bonito.
- ¿Y para qué quieres poderes? Es decir, ¿qué poder querrías a parte del que te concede una tarjeta de crédito casi ilimitada? - Pregunté con cierta curiosidad mientras tiraba de él para colocarle frente a mi, pero sin moverme de la encimera en la que seguía sentada.
Di otro mordisco del helado y le ofrecí. Después limpié lo que le goteaba por la barbilla besando por allí.
- Creéme, la magia siempre tiene un precio. Casi nunca es tan fácil como parece.
Robert: Dejo la taza en la mesa cuando comienza a hablar. ¿Cómo sabía eso? No podía saberlo, es decir, nunca se lo había dicho a ella, ni bueno a nadie. A no ser que pudiera leerme la mente. Pero no sería capaz de hacerlo sin decírmelo. Sería una traición demasiado grande. Y vería siempre que me la imagino sin ropa cuando aparece... Mierda, deja de pensar en eso por si acaso.
- Yo no he dicho que quiera ningún poder. - comencé por decir, para dejar eso claro. Pero lo había dicho tan convencida que me parecía estúpido negarlo sin más. - Pero no me importaría tener algo para poder pelear, ya sabes, algo en plan lanzar fuego, como el resto.
Me dejo acercar a ella. Tomo un poco de helado y luego bajo mi cara para besarla. Sus labios sabían al helado.
- Cuando aparezca la próxima amenaza seguro que me dejáis atrás mientras montáis la triada y Ethan se pone a dar golpes. Y no me gustaría que te pasara nada. - Mierda, situación comprometida de nuevo. Tendría que evitarla antes de que se asustara. - ¿Si no quién iba a venir con helado a desayunar conmigo por las mañanas?
Tras la última frase cojo a la chica por la cintura, y la acerco un poco más a mí. Sonrío y le doy otro beso, mordiendo un poco su labio inferior al separarme.
Alex: Dejo una pierna a cada lado de él, colgando aún de la encimera. No queda mucho helado, pero no es plan de desperdiciarlo, no cuando pudo pasar la punta por su pecho y lamerlo de ahí. Suelto una ligera risita traviesa y luego recuerdo que iba a hacerle un regalo, uno bueno.
- El fuego es una tontería. - le digo - No es que no pudiera... pero va, es una tontería, porque se descontrola y es poco práctico. Y nada discreto.
Apoyé una mano es sus abdominales perfectas y rodeé una de sus piernas con una de las mías, acercandole aún más. Luego me tomé un momento para ofrecerle un poco de helado que robé parcialmente de su boca. En este punto lo que quedaba se me cayó al suelo, pero no es que importase realmente.
- Puestos a pedir algún poder, sería mucho mejor. No sé, volar. O ser rápido como el cabrón de mordisquitos que hace trampas. O ser super fuerte. O super ágil. O... - bueno, la verdad es que mi capacidad de concentración con Robert en calzoncillos no era demasiado alta.
Le rodeé con los brazos para pegar su cuerpo al mío y me dediqué a besarle y meterle mano durante un rato. Luego, casi de pasada volví a comentar.
- Me gusta que te preocupes por mi - le sujeté por la nuca y volví a besarle con fuerza - Pero lo mejor sería si ninguno tuviéramos que pelear. Sólo ir a fiestas, tal vez a clases y puede que, no sé, algún partido.
Pasé las manos por su pecho y descendí hasta el borde de los calzoncillos, dónde deslicé los dedos en el elástico y tiré un poco. Miré hacia abajo y luego le miré a los ojos.
- Nada de jugarnos la vida y nada de matar gente, ni siquiera Jo. ¿No crees? - sonreí ligeramente.
Robert: Le dejo jugar con mi pecho y el helado, aunque su tacto me hacía muchas cosquillas, que intento evitar. Era imposible mantenerme serio así, ni plantearme si me leía la mente, de la misma manera que una erección iba haciéndose más fuerte dentro de mis calzoncillos.
- Nah, volar nunca me ha molado mucho. Y la rapidez tampoco. Sabes que me gusta tomarme mi tiempo con las cosas. - digo mientras meto mi mano por debajo de su camiseta. Al juego de hacer cosquillas podíamos jugar los dos. - Super fuerte, o super ágil estaría bien. Aunque ser ágil serviría más para salvarme a mí que a otros.
Le dejo jugar conmigo, y besarme, mientras yo comienzo a mover mis manos por detrás de su camiseta y dentro del pantalón.
- Y a mí me gusta preocuparme. - sobre todo cuando sabes a helado y me besas. Entonces es imposible resistirme. - Y sé que desgraciadamente no va a ser así. Me gustaría poder intentar entrar a la fraternidad, salir de fiesta y poder estar un día lejos de ti sin que se pase por mi mente que Maebh haya tenido una nueva visión y yo no estuviera presente.
Era difícil mantener una conversación seria y meterle mano al mismo tiempo. Y peor cuando por mi cabeza aparecían miles de imágenes de ella enfrentándose a todo tipo de cosas ella sola.
- De pequeño me gustaba el personaje de Gámbito de los X-men - digo de pronto. No venía a cuento, pero con eso de hablar de poderes y habilidades especiales me era imposible no pensar en superhéroes. - Tenía el poder de cargar las cosas con energía cinética. Las cargaba y luego explotaban. Aunque puede que no sea buena idea. Verle lanzando cartas explosivas en un cómic era divertido, pero seguro que en la vida real más de uno sale herido.
Respondo al escuchar su última frase. Tenía razón. Estaba pidiendo cosas para defenderme, pero cualquier poder de superhéroe lo único que conseguiría es que alguien acabara mal.
- ¿Se te ocurre algo con lo que poder defenderos y no herir a nadie de camino?
Alex: Suelto una risa traviesa cuando descubro que tiene cosquillas, me encantan las cosquillas. Así que me entretengo haciendo que se retuerza, aunque él se vengue. Claro que aunque tengo cosquillas, tengo menos que él y las artes marciales junto con saber qué va a hacer, ayudan a romper su guardia.
Por un momento me permito jugar como una cría pequeña, pero luego termino cediendo y dejando que me atrape, porque no me voy a conformar con las cosquillas. Le beso durante un rato y luego termino por responder a su pregunta.
- Bueno, diría que los escudos de fuerza. Eso es más efectivo para proteger y, de forma creativa, también puedes usarlo para atacar - Mordisqué su cuello y deslicé mis manos por su culo. - De verdad que no voy a meterme en problemas. - ronronee - Lo prometo.
Robert: En mal momento había descubierto que tenía cosquillas. Seguro que ahora lo utilizaría contra mí. Pero bueno, tampoco veía el lado malo de eso, por lo que no me quejaría. Y siempre podía intentar yo vengarme.
- Paso de los escudos de fuerza. Eso es poder de chicas. - vale, esa frase había sonado muy infantil, pero hablando de superpoderes no podía evitarlo. - Yo quiero algo más varonil, como rayos láser o lanzar piedras grandes.
Esta última frase iba obviamente en broma. Pienso durante un momento y encuentro un modo de vengarme. Me dirijo con mis labios a su oreja, y comienzo a acariciarla con ellos, lamiendo lentamente detrás de ella y besándole el cuello.
- Si todavía fuese lanzar bolas de energía o algo... pero ¿escudos? así solo haríamos tiempo hasta que el malo los rompiera. O eso o que se aburriera y se fuera para volver otro día.
Alex: Me vi obligada a hacerle cosquillas cuando dijo que los escudos eran un poder de chicas. Cualquier persona se daría cuenta de que también tenían potencial ofensivo. Pero explicarlo era algo que no me apetecía hacer en aquel preciso instante. No cuando podía tironear ligeramente de sus calzoncillos.
- Vaya, si que te excita la idea de tener poderes - comenté provocándole. Después empecé a masturbarle despacio, con calma. - Así que eres partidario de que la mejor defensa es un buen ataque ¿no? - mordí su cuello ligeramente para reforzar aquello, después me dediqué a darle besitos, todo mientras seguía masturbándole con suavidad. - Puestos a algo así, es más interesante usar el hielo, que puedes crear cosas sólidas y apagar los tontos fuegos del resto - Besé su pecho y luego lo recorrí con la lengua. Habría añadido más cosas, pero era mucho, mucho más divertido concentrarme en succionar ligeramente sus pezones y alternarlo con mordisquitos suaves o usar la lengua.
Robert: Noto su venganza cuando digo que el poder es de chicas. Era normal que se enfadara. Además, ella era una chica y era mucho más poderosa que yo, por lo que los estereotipos eran una tontería.
- Porque no es la chica que juega con el helado en mi cocina, está claro. - digo de manera sarcástica mientras sonrío y gimo levemente al notar su tacto. Su mano está un poco fría por lo que contraigo un momento el abdomen antes de acostumbrarme a su tacto. - Yo sigo a Gandhi, “no hay caminos para la paz, la paz es el camino”. Pero si es por protegerte a ti, atacaría a quien fuera.
Que manía de mantener conversaciones importantes mientras había sexo de por medio.
Le dejo jugar conmigo, cerrando los ojos un momento para sentir mejor su tacto mientras se mueve. Luego llegaría mi turno, pero por ahora prefería no moverme y notar sus labios en mi pecho mientras mi pene se iba haciendo cada vez más grande dentro de su mano y todos los pelos de mi cuerpo se ponían de punta.
- El hielo no es mala opción. Puede servir tanto para atacar como para defender si hago un muro o algo así. Aunque siempre he sido más de fuego, controlar el agua no sería mal poder.
Pero hablar de esto era tontería. Ella tampoco era un genio que pudiera concederme mis deseos. Aunque no sería lo que más me sorprendiese si ahora me lo decía.
Alex: Fui bajando despacio, dedicando mi tiempo a cada centímetro de piel. Cada centímetro de piel lisa y sin dibujos. La verdad es que sí que podría darle algo. Pero claro, lo mismo tenía algo en contra de los tatuajes. Me doble para seguir bajando con la boca, aunque subida en la encimera no tendría más redio que parar para poder seguir bajando.
- Nagah, protegió a Buda de las tormentas durante su meditación - susurré antes de dar un tirón de sus calzoncillos y desistir de bajar del todo.
Estaba cómoda en la encimera y podía besarle a su misma altura. Cogí sus manos y las coloqué en mis pechos. Luego decidí que llevaba demasiada ropa, al menos para lo que estabamos haciendo.
- Las serpientes están muchas veces asociadas al mar - le besé de forma juguetona y empecé a desabrocharme los pantalones.
Robert: ¿Serpientes dice? No hagas el chiste malo con eso de la serpiente. ¿Y a qué viene Buda a todo esto? ¿Sería de verdad capaz de darme un poder así por las buenas? Nah, se estaba haciendo la interesante con esas historias. Cosa que conseguía.
Dejo llevar mis manos a su pecho, y comienzo a jugar con ellos, notando su tacto y su forma. Me acerco a besarla y aprovecho el momento para desabrocharle el sujetador desde atrás. Jugar con una teta por encima del sujetador perdía mucho.
- Sí pero las nagas son descritas como los “perseguidores de todas las criaturas”. - le respondo mientras me dedico a quitarle la camiseta. Así estaríamos en igualdad de condiciones. - Puestos a elegir seres de mitología, preferiría a Bóreas que controlaba las tormentas ya ayudaba a los que se lo pedían.
No sabía mucho sobre mitología budista. Desde pequeño me habían llamado la atención los bodhisattvas, que lejos de buscar la iluminación para ellos mismos la buscan para todos los demás primero.
Alex: Busqué mi lengua con la suya, tomándome mi tiempo y recreandome con las sensaciones. Mis manos seguían recorriendo su cuerpo, pero de un modo menos salvaje y mucho más delicado de lo que solía. En parte, me dejaba llevar por las emociones que me transmitían mis parejas, me adaptaba.
Era agradable sentir su contacto, su piel contra la mía. Tal vez por eso no terminaba de verle ni como una serpiente, ni como Boréas.
- Umm, el viento del norte tiene carácter fuerte y violento - murmuré como una queja mientras pegaba mi pelvis a su cintura y me frotaba contra su pene, incitándole. - No me gusta para ti. Tendría que ser algo... más heroico - le sujeté por el pelo y le besé de forma apasionada. - A veces se trata de encontrar la propia naturaleza, lo que ya hay dentro de uno mismo. ¿Entiendes?
Pero la verdad es que ahora debía estar pensando en cualquier otra cosa, no es qué escondía su interior. Sobre todo porque había comenzado a moverme de forma que su erección rozase mi sexo, con la sola separación de la tela de las bragas. No, dudaba mucho que este fuese el momento para pensar en qué tatuarle y aún así... aun así, pensar en tatuajes siempre tenía la capacidad de ponerme a mil.
Robert: Seguí dejándome llevar. Quería centrarme en las sensaciones que me hacía sentir cuando me tocaba, me besaba. En las formas de su cuerpo. Si todo avanzaba luego haría yo algo, pero con una mano en su pecho, mi pulgar jugando con su pezón y la otra en su cintura, no había nada que hiciera que quisiera moverme de esa posición (bueno sí, lo haría para quitarle los pantalones, pero eso ya vendría un poco más adelante).
- Hombre, más heroico que la superfuerza. - digo a modo de broma pensando en Hércules. Yo no era experto en esos temas, y además cuando estaba con ella siempre se me hacía difícil pensar. - La verdad es que no se me ocurre nada. No quiero quedarme atrás mientras los demás peleáis. Por eso no me gustan los campos de fuerza.
Coño, es que era imposible pensar así. Cierro los ojos y gimo en voz muy baja al notar su tacto. Muerdo suavemente el lóbulo de su oreja, y bajo la mano que tengo en su cintura hasta sus bragas, que bajo un poco de su posición, pero sin atreverme a bajarlas del todo. en cambio, meto un par de dedos por debajo y comienzo a devolverle el favor de antes.
- ¿Qué crees tú que me pega? - digo en voz baja.
Alex: Solté un gemido suave. Recorría su mandíbula con besos y mordiscos suaves para llegar hasta su cuello. Mis manos descendieron hasta su culo, pegándole más a mi.
- La superfuerza es... otra tontería. ¿De qué sirve pegar duro si con un golpe que te enganchen te tumban? - pregunté de forma juguetona.
Era verdad, a mi me habían entrenado principalmente para esquivar y, a veces, solo a veces, bajo las circunstancias apropiadas podía devolver ese golpe. Le besé de forma juguetona y ahogué un gemido en su boca, me había metido un par de dedos dentro.
- Podríamos entrenar juntos. Artes marciales. - gemí, esta vez de forma audible. - rodar por el tatami - me mordí el labio.
Me eché hacia atrás y levanté las piernas en una clara indicación de lo que quería. Apoyé los antebrazos en la encimera y levanté el culo para que pudiera quitarme las bragas. Mejor, mucho mejor. Volví a pegarme a él.
- Creo... umm - No, con lo que estábamos haciendo no estaba demasiado para pensar. Mordí su labio inferior y luego comencé a besarle. - Muchas... - gemí con suavidad y busqué su pene - Muchas culturas tienen símbolos protectores. Encontrar el tuyo... para encontrarlo necesitas que te diga algo a ti. - Le guié para que me penetrase, allí mismo, sobre la encimera. Solté un gemido mucho más audible - El ojo de horus, el pentagrama, el triskel, los mantras... ahhh, todos protegen. Y luego están los totem. - gemí con suavidad y comencé a mover mis caderas.
Robert: Hombre, pero con superfuerza tenía que ver invulnerabilidad, sino qué gilipollez. Todos los superhéroes con superfuerza podían además aguantar golpes de la misma manera.
- Creo que no duraríamos mucho entrenando. - A no ser que su definición de entrenar fuera la misma que la de desayunar.
Coño, que manera de despertarse por la mañana. En el fondo pensaba que jugaríamos un poco pero no llegaríamos a lo fuerte. Pero no iba a ser el que se quejase. bajo la mano que aún tenía en su pecho y termino de bajarle las bragas.
- Suena bien. - digo simplemente. Aunque yo no buscaba la protección para mí. Por eso no quería los campos de fuerza ni un símbolo que me protegiese. Lo que me fuese a pasar a mí carecía de importancia. Lo que me quitaba el sueño era pensar que podrían estar ellos haciendo cosas como tríada, y yo no pudiera hacer nada por ayudar. Nada más que atraer a Jo para molestar.
Pero si no quiero quedarme sin erección (cosa por otro lado difícil ya que a cada gemido suyo me estaba poniendo más y más cachondo) mejor sería dejar de pensar en eso.
Me dejo guiar y termino por penetrarla, de manera lenta y con cuidado. Lo mejor sería que me dejase de preocupar de esas cosas, al menos de momento. Comienzo a moverme yo, ya que tenía mejor ángulo, mientras sujeto con los brazos sus piernas en alto.
Alex: Solté una risa traviesa, no entendía porqué pensaba que recién despiertos no era un buen momento para echar un polvo. Los desayunos solían ser los mejores.
- Claro que entrenaríamos. Me tomo muy en serio mis entrenamientos - respondí.
Y era cierto, para bien o para mal, me gustaba la sensación de seguridad y poder que me daba el controlar mi propio cuerpo. Esforzarme hasta el máximo. Entrenar era un chute de adrenalina. Claro que un entrenamiento podía terminar en un polvo salvaje, en las duchas u otra parte. Pero no antes de tiempo.
Le rodeé con mis piernas y me pegué a él. Luego recordé algo importante. Mucho más importante que el asunto de los poderes. Le besé con fuerza y luego me aparté un poco.
- Será mejor que te pongas un condón. - gemí con suavidad. - Pronto.
Robert: Noto como sus piernas me abrazan y aumento un poco ma velocidad. Cierro los ojos mientras me besa y me olvido un momento de todo. Joder, esta vez era mucho mejor que la última, me preguntaba por qué.
- ¡Mierda! - digo separándome de ella según lo dice. Por eso no había que follar recién levantados. Pasaban estas cosas. Era mejor por la noche, cuando todos estábamos despiertos y coscientes. - Espera un momento.
Un crío era algo que no quería, y con lo que no me la jugaría. Nueva norma para mi casa. Condones en todas las habitaciones. Me subo los calzoncillos y salgo corriendo hacia mi habitación para volver al minuto con una caja de condones.
- Bueno, ¿por dónde íbamos? - digo mientras dejo la caja encima de la encimera y le doy un largo beso. Lo mejor sería dejar la conversación de los poderes para luego. O no, ella no podría darme uno, y no era un tema cómodo del que hablar.
Alex: Me tumbé con tranquilidad sobre la encimera, asumí que si había sirvientes nos habían oído y no entrarían. Miré de forma perezosa por la ventana. Robert no tenía claro qué era lo que quería. Por un lado parecía que quería protegerme, pero por otro quería estar en primera línea. No era lo mismo y muchas veces sería incompatible. Cada símbolo tenía poder.
Era irónico que los más poderosos no fuesen los que uno cabría imaginar. Claro que un dragón siempre daba poder, pero la contrapartida era alta y, en esencia, seguía siendo una serpiente que protege un templo o un tesoro.
El perro era el otro gran protector, pero la gente solía preferir los lobos. Y los lobos tenían un significado completamente distinto.
Pero mis pensamientos sobre símbolos duraron poco cuando volvió con los condones. Me reí un poco cuando le ví volver tan impaciente.
- Estábamos a mitad de polvo y de decidir tu tatuaje - comenté con tranquilidad - Lo último es sólo si quieres. Pero pensé que podría darte algo... personal.
Robert: Saco un condón de la caja y lo abro. Me bajo los calzoncillos de nuevo y me masturbo un poco para que vuelva la erección.
- ¿Un tatuaje? - arqueo las cejas. No era mucho de tatuajes, aunque claro, todo dependería de qué fuese. - ¿Pero primero me dejarás terminar aquí, no?
Cuando termino de hablar le doy un beso largo. Quizás fuera más fuerte de lo que pensaba y pudiera defenderse ella sola. Estaba siendo un poco egoísta al pensar que me necesitaba.
Me pongo el condón y me acerco a ella para volver a donde lo habíamos dejado.
Alex: Me giré para mirarle sin nungún pudor. En realidad lo convertí en un juego, dejado que mirase cómo me tocaba yo. Me llevé un par de dedor a la boca y los lamí despacio, como si en lugar de mis dedos lo hiciera con su pene. Me acaricié un pecho y me introduje los dos dedos despacio, estimulando el clítoris.
Cuando le vi con el condón puesto me giré para que pudiera penetrarme. Levantando las piernas sobre sus hombros y apoyando los antebrazos sobre la encimera.
- Sólo si quieres - respondí - Umm, y sólo si yo me corro también.
Respondí a lo siguiente. Le miré por un segundo, preguntándome si añadir algo más.
- Si... ah... alguien te importa, le ayudarás a ser más fuerte, valerse por sí mismo. - Le guié para que me penetrase en aquella posición.
Era una de esas posiciones que requería cierta fuerza en las abdominales, algo de equilibrio, pero que se disfrutaba mucho.
- Ya sabes lo que dicen, aprender a volar. - gemí cerrando los ojos por un momento.
Robert: La cojo de la cintura, mientras me acerco a ella y guío con mi otra mano mi pene para introducírselo de nuevo.
- Joder... pues si quieres que aguante lo suficiente tienes que dejar de hacer esas cosas. - digo sonriendo antes de darle un beso. Ahora notaba mi pene más fuerte que antes. Suerte que era por la mañana y a esa hora siempre me costaba mucho correrme.
- Ya te dije. Lo de volar no va conmigo. - digo aún con la sonrisa en la cara, gimiendo levemente. Ya ni me sorprendía que justo dijera lo que acababa de pensar. - Pero bueno, ya podemos pensar las maneras de hacernos más fuertes luego.
Cojo su pierna y la acaricio hacia arriba mientras aumento un poco la velocidad. Eso tenía que ser un sueño hecho realidad. Beso su pierna.
Alex: Dejé escapar un gemido. Podría haber intentado explicarle que lo de volar era metafórico, que cuando se trata de magia, lo que cuenta no es la literalidad, si no los símbolos. Pero en ese momento lo que me apetecía era correrme y parecía que Robert necesitaba practicar autocontrol.
Eché la cabeza hacia atrás y levanté las caderas, de forma que me apoyaba sólo en los brazos y sus hombros. Empecé a recibir sus embestidas. Me mordí el labio y gemí. Su respiración era agitada. Le miré por un momento.
- Controla la respiración - dije con voz entrecortada. Luego cogí una de sus manos y comencé a lamer sus dedos.
Robert: Esa era la parte... interesante es la palabra, de Alex. Intentaba conseguir que bajara el ritmo, que controlara la respiración, pero todo mientras todo su cuerpo sólo hacía que el mío pidiera ir más rápido, más fuerte.
- De acuerdo... pero no estoy seguro... de que vaya a ser capaz. - cojo con fuerza su pierna, pero con cuidado de no hacerle daño, mientras bajo bastante el ritmo e intento relajarme para bajar mi respiración.
No podría bajar la respiración sin bajar el ritmo, lo único que sentiría es si justo le había impedido correrse por bajar en el peor momento. Ella lo había pedido en todo caso.
Suelto la fuerza de su pierna, y le acaricio un poco como pidiéndole perdón por cogerla antes. Me acerco a ella y le doy un beso, de tal manera que nuestros labios se pegan un poco antes de separarnos.
- Puedo controlarme, ¿ves?
Alex: Gemí con suavidad y sonreí. Seguía su ritmo al principio, luego empecé de forma sutil a marcar el mío. Poniendo en práctica las enseñanzas del sexo tántrico. Siete embestidas suaves, despacio y una octava más profunda, más intensa. Tomé sus manos y las llevé sobre mi cuerpo, por mis pechos, mi tripa. Sin dejar de mirarle.
- Sé que puedes y el control tiene... sus recompensas. - gemí con suavidad y lamí uno de sus dedos - Si te concentras en las sensaciones y no te precipitas... puedes alargar el sexo mucho rato - susurré tentadora.
Esta era una de las cosas que me gustaban de Robert, con él podía probar estar cosas. Las caricias, los juegos más lentos, pausados, tomarme mi tiempo.
- Si dominas la técnica puedes aguantar horas - solté una risita - Aunque aún no es mi caso - gemí.
Robert: Le dejo marcar el ritmo, mientras yo me esfuerzo por no acelerar. Acaricio cada rincón de su cuerpo por el que me guía. Intento concentrarme en esos detalles, el suave tacto de su piel, la forma de su pezón, las curvas de su cuerpo.
- Eres... simplemente... increíble. - consigo decir. También era lo único que se me ocurría. Ella parecía tener mucha experiencia en ése tipo de técnicas, mientras que yo era más visceral. El sexo era algo natural para mí, algo que no había que planear. A veces aguantabas poco más de diez minutos, y otras a lo mejor llegabas a la hora, pero la clave no era el tiempo, sino que ambos llegárais y... bueno, sintiérais lo mismo el uno por el otro.
Sonrío cuando noto su lengua sobre mis dedos y decido devolverme lo que me acababa de hacer. Cojo su mano y la guío por mi pecho, y luego por mi abdomen. Si tacto consigue que se me erice el vello. Era quizás una sensación más agradable incluso que la de mi mano por su cuerpo.
Alex: Me tomé mi tiempo para disfrutar de él. Cambié a una postura en la que pudieramos estar abrazados y besarnos. Me quedé sentada frente a él, con mis piernas enrolladas en su cintura en la posición del loto. De haber estado los dos sentados, habría sido una de las posturas clásicas. Enredé mis dedos en su pelo y rocé su cuello con mi nariz. Ambos estabamos sudando y olíamos a sexo. Me gustaba. Como me gustaba el sabor ligeramente salado de su piel. Gemí con suavidad en su oído.
- Umm, Robert - susurré. Mis manos recorrieron su espalda y mi pecho rozaba el suyo. podría acostumbrarme a esto, al estar juntos. Pasé mi lengua por sus labios, buscando entrar en su boca, beber de ella.
Robert: Pese a que mi cuerpo me pedía ir más deprisa, conseguí aguantar su ritmo. Mi boca se unía a suya, y mis manos recorrían su cuerpo. Con ella colgada pasamos de la encimera a la mesa, y de allí a la pared de la cocina. Luego pasamos un momento al suelo, donde Alex se empeñó en ponerse encima.
Después de eso pasamos al salón, donde terminamos finalmente encima del sofá (ahora sí yo encima). Tiro el condón, y me quedo un momento mirándola desde arriba, recuperando la respiración y besándola a partes iguales.
- Joder... Quizás ha sido el mejor polvo de mi vida, y el más largo sin duda. - digo notando como gotas de sudor recorren mi pecho y mi espalda. No sé si sería el mejor, pero entre los cinco primeros entraba sin duda. - Bueno, ¿y qué te apetece hacer ahora?
Le digo desde encima, mientras veía su pelo disperso encima del sofá. Me tumbo sobre ella y le doy un último beso, antes de levantarme un poco y esperar su respuesta.
Alex: Le miré pensativa, pasando un dedo por sus labios, como si los dibujase. No tenía ganas de levantarme, ¿para qué? Estaba bien como estaba. Me estiré de forma perezosa bajo él.
- Umm - sonreí - ¿Eso es que te gustaría repetirlo en el futuro? - pregunté de forma juguetona - La resistencia se gana con... entrenamiento - rompí en risas traviesas.
Luego mi dedo pasó de sus labios a la barbilla y recorrió su brazo. Ahí también se podian tatuar cosas. Pero no tenía claro que Robert quisiera tatuajes grandes o, si quiera, alguno.
- No tengo planes - respondí - Sólo quería hacerte un regalo por... bueno, por todo. - Sonreí con inocencia. - Pero no hay muchas cosas que pueda darte y que no tengas ya. - hice un ligero puchero. - Y lo que puedo no sé si te gustaría...
Robert: Mejor que no tuviera planes. Nada me apetecía más que quedarme allí todo el día. Bueno, quizás comer. Sólo había desayunado el par de sorbos de café que me había dado tiempo a dar antes de que empezáramos.
Miro como se estira y arqueo las cejas con duda como respuesta a lo de repetirlo. ¿De verdad lo dudaba?
- No tienes que hacerme ningún regalo. - Tampoco es que hubiera hecho nada especial por ella. En todo caso debería ser al contrario. ¡Mierda! ¡Tenía que hacerle un regalo yo! ¿Qué le podría gustar? - Creo que un par de mañanas más como esta y te perdonaré todos los regalos que me quieras hacer de ahora en adelante. Además no quiero nada. A no ser que puedas darme superpoderes, claro, pero no creo que sea posible.
Le aparto el pelo de la cara y sonrío. No necesita hacer nada por mí aparte de seguir siendo como era ahora mismo.
Alex: Era bonito estar con alguien que no te pedía nada, pero habría sido desagradecida si dejase pasar lo del regalo y lo del sexo... eso no era un regalo, era algo que hacíamos... porque nos gustaba. A los dos. Negué con la cabeza.
- Lo de esta mañana no es un regalo, a mi también me ha gustado - sonreí de forma perezosa. - ¿Superpoderes? No, no puedo. Aunque sí que podría... darte algo mágico. Un tatuaje. Pero la magia... ofrece mucho pero también pide mucho. ¿Entiendes? Si... tatuara un dragón, tal vez ganarías su fuerza, pero puede que te volvieras más... codicioso. O algo igualmente propio del dragón. ¿Entiendes?
Le miré por un segundo mientras me apartaba el pelo de la cara, casi parecía que pensase que iba a desaparecer en cualquier instante, desvanecerme ante sus ojos... Y durante un segundo volví a ver la sangre faerica en él. Casi como si hubiera salido de mis sueños.
Robert: Así que entonces toda la conversación de antes había venido a cuento de algo. ¿Tatuajes? ¿Entonces haciéndome uno podría darme un poder? Sonaba bien. El único problema era el precio del que hablaba.
- Pues tú pareces bastante normal para la cantidad de tatuajes que tienes. - digo mientras juego con uno de su cadera - Entonces prefiero que no me pongas un dragón. Me gustaría ser más fuerte, pero prefiero seguir pasando del dinero. Veamos que puedo pedir... Y para mover cosas con la mente ¿qué tendrías que tatuarme?.
La verdad es que no me creía que fuera verdad y eso se reflejaba en mi cara. Todo lo que quería ella era hacerme un tatuaje. Y bueno, tampoco era como si yo me fuera a negar. Solo que de hacérmelo mejor que no fuera en ningún sitio muy visible (o mis padres mandarían a un sicario a por mí). Quizás en la ingle quedara bien.
Alex: Levanté una ceja fina cuando dijo que parecía normal pese a mis tres tatuajes. No eran tantos. En cualquier caso sí que influían en mi carácter. Otro asunto es que estuvieran bien elegidos y encajasen bien en mi. Sonríe ligeramente traviesa.
- Telekinésis. Es un... efecto poderoso. Y sin duda tendría un coste importante. De Budha se dice que hacía esas cosas. Aunque hay más símbolos posibles, como el tercer ojo. Y, ah, claro, también están los símbolos clásicos, los alquímicos. ¿Pero estás seguro que es eso lo que quieres? Podría tener... efectos secundarios.
Le estudié, probablemente no entendía del todo lo del precio. A mayor efecto, mayor coste y mayor sería el pago. Simbolicamente. Pero como todo, encontraría sus propias respuestas.
La parte de que el tatuaje no se viera era... ligeramente ofensiva. Me indignaba que se avergonzase de mi regalo y, de hecho, empezaba a plantearme no hacerselo. Pero bueno, estas cosas eran así, los chicos buenos como él no terminaban de entender estas cosas.
[No es verguenza... es que no puedes ver a un jefe de Estado con un tatuaje hecho xD. Y por otro lado, en la ingle mola xD]
Robert: Su forma de hablar me desanimaba. Por supuesto para conseguir algo debías pagar el precio correspondiente. Y la gente como ella siempre pensaban que nosotros no lo comprendíamos. Pensaban que éramos felices, que el dinero no trae consecuencias y sólo felicidad. Pero no me iba a irritar porque se pasara el día diciendo que yo tenía todo. No iba a hacer que ella se preocupase por mí, ése era mi trabajo [vale, suena machista, lo siento xD].
- Quizás lo mejor sea no hacer nada. - digo, aún jugando con su cadera y su tatuaje con mis manos. - El mismo Budha fue el que se sentó debajo de un árbol. Pensaba que ya que no podíamos controlar el karma lo mejor sería evitar que se produjera. - ojalá eso fuera tan fácil como sentarse bajo un árbol.
No me iba a meter en algo que me hiciera cambiar totalmente mi personalidad, sin siquiera saber los efectos secundarios sin al menos pensarlo un momento. Quizás podríamos seguir la conversación en otra parte.
- Tengo hambre. - termino por decir. - ¿Te invito a algún sitio o pido comida aquí? Mientras comemos podemos pensar en qué poderes me pegan para llevar tan bien los efectos secundarios como haces tú.
Alex: Me levanté un poco para estar sentada en lugar de tumbada. No es que realmente me molestara la posición. Seguíamos felizmente desnudos y retozando, así que la idea de salir me daba pereza.
- No me apetece vestirme. Hace demasiado calor - comenté como si fuera lo más normal del mundo. - Oye, sé que lo de los tatuajes es algo personal. En lugar de pensar en qué quieres que haga, piensa en algo que te guste, que te haga sentir bien. Así es como realmente funciona. Si quieres, claro.
Miré por la ventana. La piscina me llamaba poderosamente. La verdad es que Robert vivía muy bien.
- ¿Tienes colchoneta? - pregunté. Aunque era una pregunta tonta ¿Cómo no iba a tener colchoneta? ¿A quién no le gustaban las colchonetas? - Podríamos darnos un chapuzon - dije con la ilusión de una niña pequeña. Luego le miré de reojo - Y por si acaso ten a mano los condones - me reí un poquito.
Robert: Me incorporo tras ella. La verdad es que sí. Subir a buscar ropa me daba mucha pereza. Y conociéndonos, seguro que antes de vestirnos pasábamos por la cama, o por la ducha, y no conseguiríamos llegar nunca.
- ¿Chino? - digo simplemente antes de coger el teléfono [si no le gusta cambio de opción]. Cojo el teléfono y un folleto que hay al lado del mismo con el menú del restaurante. - Sí, hola. Queremos queremos un par del número 2, 12, 27 y 32. Ah, y helado para el postre. Un par de packs de seis cervezas de bebida, frías ¿eh?... ¿Quieres algo más?
Lo último lo digo mirando hacia Alex. Había pedido tallarines, arroz, pollo, y cosas que tenían buena pinta sin incluir pescado crudo, algas, anguilas ni similares. Aunque la verdad es que no sabía qué le gustaba a ella. Bueno, que pidiera lo que quisiera.
Después de incluir todo lo que ella diga doy mis datos y cuelgo el teléfono. Me acerco un poco a la chica.
- ¿Una colchoneta? - sonrío. - Claro que sí. ¿Quieres ir a jugar a la piscina?
Alex: Dije que sí a todo el asunto de la comida. En general era poco quisquillosa con esos temas, si no tenía que cocinarlo yo, ya me parecía bien. Bueno, ni salir a recogerla, que tendría que ponerme algo. Me dediqué a tocarle mientras hablaba por teléfono. Unas ligeras cosquillas, el roce de los dedos por la espalda y, en general, no presté mucha atención a la carta, pero cuando me preguntó me sentí obligada a pedir aleatoriamente varios números. No había mirado lo que eran, pero tampoco importaba realmente.
Recogí mi ropa y la tiré sobre una tumbona. Luego le cogí de la mano y tiré de él hacia la piscina.
- Bueno, si sabes algún juego bueno... - le miré por un segundo - Aunque cualquiera diría que quieres... un segundo asalto. - Esbocé una sonrisa traviesa. - Las piscinas son geniales. Oye, lo mismo podríamos conseguirte un juguetito. No sé, como... como un arma. Es decir, no puedo hacerlas, pero podría... localizarla. Si, eso es.
Robert: Pido todo lo que me va diciendo haciendo esfuerzos por no reírme. Pide unas cosas muy extrañas, como una ensalada con piña, pero bueno, si a ella le gustaba... Después voy a la cocina a por la caja de condones antes de volver a su lado. Que se me olvidaran dos veces en un día sería excesivo.
- La verdad es que no me sé ningún juego mejor que un segundo asalto. - digo mientras le cojo por la cintura y le doy un largo beso. - Puede que muera si lo hacemos dos veces la misma mañana a tu ritmo y con el estómago vacío, pero merecerá la pena.
Vamos juntos hasta la piscina. Esta no era demasiado grande (seguía siendo un ático), aunque cabían cómodamente dos colchonetas dentro. Fuera había un par de tumbonas y un cenicero. Al fondo se podía ver la ciudad, siendo éste uno de los edificios más altos.
- Paso de armas. - digo mientras me acerco al agua, aunque no iba a ser el primero en tirarme. - No quiero matar a nadie, al menos si se puede evitar. Las armas sólo traen problemas. - además, cualquiera me la podría quitar y hacerme a mí el responsable de que alguien muriera. - Con respecto a los tatuajes, y sé que suena mucho a niño pijo, siempre me había hecho ilusión alguno con una letra china en la ingle. Aunque supongo que eso no te dará ningún poder.
Alex: Aquella piscina era increíble. Vale, no era una piscina olimpica, pero era de esas con escaleritas en un lado y que al fondo terminaba cubriendo. Para mí, más que suficiente. En casa nos tocaba colarnos en la del vecino cuando dormía o ir a la publica. Y ya, la idea de bañarse en pelotas o de follar, era impensable... bueno, no tanto, pero no era igual.
Corrí feliz y me lancé de cabeza en la zona que cubría. Buceé un par de metros y salí para mirar a Robert.
- ¿No vienes? Esta buena - Le salpiqué un poco desde el agua. - Umm, vale, letra china. ¿Cual? Eso fijo que no me lleva ni media hora. Uff, claro que las letras tiene poder. Además, los chinos hacen pictogramas. Imaginate que en lugar de “poder” te tatuo sopa. Pues no es lo mismo - comenté mientras nadaba de espaldas, más flotando que verdaderamente impulsandome. Aunque tampoco era mala nadadora, el deporte y eso. - ¿Cuál te gusta? - Volví a preguntar.
[como q no es grande, es asquerosamente rico XD Caben dos colchonetas bien, será algo tipo 3-4 metros de larga. Una cosa es que sea rico y otra que tenga una piscina olímpica en casa xD] Jajaja, si pero para Alex una piscina de varios metros es enorme XD
Robert: Dudo un momento antes de meterme. Lo de bañarme en pelotas no era lo mío, pero no iba a dejar a la chica sóla (y menos aún si había una segunda ronda sobre la mesa). Me siento en el bordillo y me dejo caer dentro.
- Sopa seguro que no. - respondo con una sonrisa. - Coño, pues te diría algo como poder, fuerza, agua o algo así, pero seguro que me vuelves con lo de que entonces me volveré un codicioso o se me caerán las pelotas.
Lo digo a modo de broma, pero ya no me atrevía a decirle que me tatuase nada. Me había mirado de tal manera al decirme de los efectos secundarios que casi esperaba que por un poder como parpadear más rápido de lo normal tuviera que convertirme en un zombie a cambio.
En cualquier caso, me zambullo del todo y nado hacia ella.
- ¿Y cómo nos jugamos quién va a abrir la puerta cuando llamen? - digo sonriendo. Por supuesto que iba a ir yo, pero a lo mejor sacaba hasta algo a cambio.
Alex: Me abracé a el dejando que fuese quien nos mantuviera a flote. Luego adopté mi mejor expresión de inocencia.
- ¿De verdad quieres que vaya yo? Ni siquiera tengo bata o bañador... - proteste con voz dulce. Luego le mordisqueé el labio - ¿Sabes? Los chinos tienen cinco elementos, no cuatro. Estan los clásicos de fuego, tierra y agua, pero además tienen metal y madera. No tienen aire... No son mala elección, pero sabes lo que simbolizan cada uno ¿verdad?
Me rozaba suavemente con su cuerpo, a veces rodeandole con las piernas y a veces simplemente flotando junto a él.
- ¿Te gustaría uno de esos?
Robert: Ya sabía yo que me iba a tocar ir a mí. Al menos lo había intentado.
- ¿Y yo sí? Cuando te abrí la puerta llevaba unos boxers, pero esos pueden estar ahora mismo en cualquier parte de la casa. - seguramente en mi armario de nuevo limpios y doblados. - La verdad es que no tengo ni idea. Como el fuego no me deje lanzar bolas de fuego, o el metal sacar espadas de mis huesos, me temo que no tengo ni puta idea. Aunque la verdad es que no me importaría llevar uno de esos tatuado.
Me aburría lo de flotar en el agua. Había que hacer algo hasta que nos trajeran la comida. Y la verdad es que desnudos y en el agua sólo se me ocurría una cosa. Llevo a Alex hasta el punto de la piscina donde el agua nos llega por los hombros. Abrazo su cuerpo hacia la pared y empiezo a besar intensamente, mientras pego mi cuerpo al suyo.
Alex: Estaba claro que la parte de hablar no iba a ser hoy. Tampoco la de vaguear sin más. Devolví sus besos durante un rato, hasta que alguien llamó a la puerta o eso me pareció, porque seguí besandome con él. Después sucedió lo inevitable, al cabo de un minuto o así escuchamos un carraspeo. Me pegué al borde de la piscina para que no me vieran desde arriba, pero ahí estaba: un ama de llaves enorme y de mirada reprobadora.
- Su pedido del chino, señor - Su tono dejaba claro que esto no le parecía bien. nos miró por un momento. Robert en pelotas conmigo pegada al borde. Yo con cara de pillada - ¿De verdad va a comer todo eso? Lo... dispondré en el comedor. ¿Se... quedará la señorita a comer?
Era como una madre pero en peor, mucho peor. Me daban ganas de hundirme en el agua hasta que se fuera. Me pegue a Robert.
- Dile que se vaya - susurré en su oído - Y te explico lo que hacen el fuego y el metal. Y... bueno, nos vestimos y vamos a comer, que me da miedo.
Robert: Sin pudor y nada más verla aparecer, salgo del agua. Cojo una de las toallas colgadas y me la pongo para taparme, enrollada en la cintura. Eso era inadmisible.
- Sabe usted que tanto mi padre como yo agradecemos en gran medida el trabajo que hace por nuestra familia. - comienzo a decir, en tono serio. - De la misma manera que sus extralimitaciones. Pero conoce perfectamente el protocolo y el modo de actuar cuando hay invitados en casa.
Paro un momento allí. Para el servicio, más que invitados, cuando llevaba a una chica a casa (sobre todo si no era de clase alta), eran algo así como un parásito, algo molesto que venía a por mi dinero y no merecía mi compañía. Parecía que mi familia les había enseñado bien.
- Así que compórtese como es debido. Sabe las costumbres de mi familia, y a no ser que se pida su presencia de manera explícita, sólo el mayordomo tiene derecho a tratarnos directamente. - esa era una de las costumbres más exageradas que teníamos. Nadie del servicio tenía derecho ni a mirarnos a no ser que nosotros les diéramos un permiso explícito. Por supuesto esto era algo que casi nunca se cumplía, era una barbaridad tener a gente trabajando para ti y ni verles, y agradecía casi siempre todos los consejos que me daban.
Pero con invitados era diferente. Para marcar el poder de la monarquía (valiente estupidez) si había un invitado en la casa se debían seguir todos los dictámenes del protocolo, absolutamente todos. Algo sumamente molesto en su día, pero que ahora me ayudaba a tener compañías en casa sin que tuvieran que cruzarse con nadie por ella.
- Por favor, arregle el comedor principal. Para dos personas. Saldremos en un rato. - termino por decir. Cuando la mujer desaparece, me quito la toalla y vuelvo al agua. - Acabas de ver el lado oscuro del dinero. Un ejército en el piso de enfrente esperando que haga algo para ir a contárselo a mis padres. Deben tener la cuenta exacta de todas y cada una de las chicas con las que he estado.
Era algo vergonzoso y entendería que no quisiera volver. Había dos tipos de mujeres, a las que les encantaba que todo el mundo supiera que salían con alguien como yo (y de las que yo huía), y las que huían cuando veían que no podrían volver a hacer nada el resto de su vida sin tener unos ojos detrás juzgándoles.
Alex: Por un momento me quedé sin saber qué hacer o decir. Extrañamente cortada. Incluso me encogí para cubrirme y que la señora furiosa no me viera en pelotas, aunque estaba claro que a Robert no le importaba. Le miré ligeramente suspicaz, no era tan exhibicionista como la gente pensaba.
- ¿Quieres... quieres decir que nos han estado viendo o grabando mientras.... mientras lo hacíamos en la cocina y el salón? - El oh, mierda no lo dije, pero estaba implícito. Joder, menuda forma de cortar el rollo.
Miré con suspicacia hacia el otro edificio, aunque estaba algo más bajo. Luego terminé por salir y enrollarme en una toalla. Me mordí el labio.
- ¿Y no hay ningún sitio donde... puedas tener intimidad? Es que... no quiero que nos espíen. No sé, para ti puede que sea normal, pero... - agaché la cabeza - joder, es que le quita mucha espontaneidad al asunto.
Robert: Sí, ahora llegaba el momento que huyera. La verdad es que había tardado más de lo que había esperado.
- La verdad es que no tengo ni la menor idea. Pero no me extrañaría. - Iba a decir algo como que me habrán visto hacer cosas peores, o algo así, pero seguramente sólo hiciera que empeorar las cosas.
Entiendo que le molestase, el pudor no es algo que se pierda de la noche a la mañana. Pero después de pasar mi adolescencia así ya había aprendido que si me preocupaba por lo que el servicio pensara de mí jamás podría hacer nada.
- Aquí no creo. - diro mirando a mi alrededor. - Ya te dije que odiaba esta casa y no me hiciste caso. Si quieres vamos a la tuya. O nos buscamos un refugio secreto. Mike sigue buscando compañero de piso y estoy intentando entrar a la fraternidad. Podríamos buscar un sitio en el que estar solos...
No termino de acercarme a ella. Si quería irse no se lo impediría.
Alex: Le miré por un segundo dubitativa. Entre el asunto de tener que escondernos por Josephine, el rollo de su familia y demás, empezaba a complicarse. Ya me parecía.
- ¿Te... te avergüenzas de mi? - No sería la primera vez. Era la típica que los tíos querían tirarse pero con la que no saldrían. Bueno, salvo que estuvieran locos. Había terminado por acostumbrarme pero con Robert... no sé de alguna manera sentaba peor.
Le miré desde la tumbona, sin saber demasiado bien qué hacer ahora. Claro que había pedido el comedor para dor.
- Supongo que... sí que podríamos quedar en otra parte. Mike buscaba compañero de piso, claro que... no sé si preferirá una hermandad... en el caso de que le acepten. ¿Ya no podremos usar nunca tu casa sin intimidad? - pregunte con algo de lástima, el tema de tener una piscina para ti solo... Claro que puede que nunca tuvieramos intimidad...
Robert: ¿Perdona? ¿Primero decía que quería un sitio más íntimo, porque mi casa no le daba seguridad y ahora era que me avergonzaba de ella?
- Claro que no. - digo rápidamente. - ¿Cómo me iba a avergonzar de ti? En todo caso debería ser al contrario... Debía haberte dicho lo de que mis padres me controlaban... pero tenía miedo de que te fueras a ir corriendo si lo sabías. Suficiente ya te he hecho. Solo tienes que ver los artículos de Jo. Si no fuera por mí nunca se habría metido contigo...
Me sacudo un poco el pelo con la mano, para secarlo un poco. ¿Entonces qué íbamos a hacer ahora, comer, buscar un sitio nuevo...? Todo sería mucho más fácil si fuese una persona normal con un piso como dios manda. Y luego decía que yo lo tenía todo.
- Mi casa nunca ha tenido ha tenido intimidad. Y seguramente nunca la tenga. Es de mis padres y a ellos les gusta tener el control. Por eso me fui de su casa... - comienzo a decir. - A mí no me importa. Podría hablar con el mayordomo si quieres... pero no creo que me haga caso. No soy el que les paga y por lo tanto no responden ante mí.
Y lo peor que todo es que seguía muerto de hambre, ahora rodeado del olor a comida china, y con una discusión que se podría alargar un buen rato. Aunque era mucho mejor una discusión con ella en la tumbona que corriendo hacia la puerta.
Alex: Decidí que lo mejor era vestirme y comer. Luego ya pensaría qué se podía hacer. Acaricié un poco su pelo, de forma más cariñosa que sexy.
- Ya, los padres controladores son un asco. Mi madre tiene todo ese rollo con la empatía así que sabe cuando... - iba a decir la mientes, pero imaginé que a Robert eso no le gustaría - no le cuentas todo. Y mi padre es peor, porque siempre sabe lo que va a pasar y nunca le gustan mis novios.
Pero imaginé que a Robert no le apetecería hablar de eso.
- Bueno, ¿vamos a comer y luego... te hago ese tatuaje? Podemos ir a mi cuarto o algo. Allí tengo las cosas.
Robert: No tenía ropa a mano, pero tampoco es que importase mucho. Sigo a la chica hasta el salón de nuevo, donde nos espera una mesa puesta. Sólo había dicho eso para que nos dejaran en paz, pero de toda la vida la comida china se comía de la caja con palillos. Emplatar eso era raro.
- De acuerdo. Aunque aún no sé que tatuarme. No me has explicado lo de los elementos. - mejor sería intentar cambiar de tema.
Alex: Acepté y le seguí al salón. Cogí unos palillos y picoteé de forma aleatoria en uno de los platos. Después me acomodé en el sofa y terminé por acercarme más a Robert y apoyarme en él. Mejor. En el fondo era algo frío mantener las distancias por una pillada. Picoteé de otro plato con gambas y bambú, luego probé a preparar algo de plato laqueado (me encantaban los platos de jugar con la comida).
- Pues... veamos, en la cultura china, la madera sugiere crecimiento, creatividad y alimentación. - di un mordisco al pequeño “crepe” que había hecho con el pato laqueado y le ofrecí un poco - El fuego se asocia con la acción, la motivación y el intelecto - me terminé el crepe y piqué un dim-sung pinchándolo en un palillo - La tierra es la estabilidad, solidez y fiabilidad - le miré de reojo y me adelante a quitarle un pedacito de pollo con los palillos, aunque terminé por dejarselo, no creía que fuese de los que juegan a quitarse la comida como Izz y yo. - El metal es la riqueza, la abundancia y el éxito finaciero - Probé algo del clásico cerdo agridulce - Y el agua es la sensibilidad emocional, la habilidad de fluir. ¿Te gusta alguno?
Le miré con la cabeza apoyada prácticamente en su regazo. Volvía a sentirme cómoda con él, aunque pudieran estarnos mirando. Simplemente debía recordar que no podía tirarmelo sin más en el salón. Lo que era una lástima, todo fuera dicho.
- Umm, rollitos vietnamitas ¿Hay salsa de soja? - pregunté antes de hacerme con uno.
Robert: Seguí a la chica. Por mi parte me agencié los tallarines y el pollo, que eran lo que más me gustaba. Comienzo a comer con bastante hambre. Los modales y la educación de comer despacio y esperar a que lo hiciera ella antes se me olvidaron después de pasarme la mañana entera haciendo ejercicio y sin haber desayunado.
- Mm... pues me gustan la madera y el fuego. - La tierra y el fuego ya los tenía, o al menos eso pensaba, y la sensibilidad emocional no me llamaba especialmente.
Pruebo de su pato, y la veo dejar el pollo de nuevo en el nuevo en el plato. A lo mejor se había pensado que era otra cosa y no le gustaba. Abrazo a Alex por el hombro, aprovechando para quitarle un wang tung de su plato. Si ella no quería robarme por mí bien, pero yo pensaba coger algo del suyo..
- ¿Aunque qué conseguiría tatuandome uno de esos? Aparte de una excusa para bajarme los pantalones claro.
Repondo a modo de broma. No necesitaba excusas para bajarme los pantalones y ya había demostrado aquella mañana que lo del pudor no iba conmigo. Pero si iba a tener un tatuaje mágico, por lo menos saber qué iba a hacer.
- Supongo que habrá en la cocina, pero no pienso levantarme. Sírvete tú misma. - le digo sonriendo. Yo estaba muy cómodo en el sillón y no me apetecía levantarme. Quizás si me lo pedía por favor...
Alex: Me reí un poco, en realidad no importaba. Había mucha más comida de la que era capaz de comer. De hecho, había tanta que Izz y yo podríamos alimentarnos un par de días a base de sobras.
- Umm, ¿vas a querer lo que sobre? Esta cosa marron esta buena - dije cogiendo algo que parecía carne con alguna salsa extraña. - Bueno, la maderá podría servirte para... hacerte más grande. Aunque... puede que... te volvieses muy fértil. No sé si me entiendes - reprimí un escalofrío - Luego el fuego te haría más rápido, aunque claro, suele ser también más... pasional.
Apoyé la cabeza en su regazo y miré hacia arriba antes de poner la mano en su nuca para que se inclinase y besarle.
- Lo de pasional no creo que te haga falta - me reí un poco
Robert: Como un poco más. La verdad es que habíamos pedido demasiada comida. En su momento cuando cogí el teléfono tenía tanta hambre que ni había pensado en la cantidad, simplemente comencé a pedir todo lo que me parecía que podría estar rico, pero ahora me sentía un poco culpable de haber comprado tanto.
- Si quieres llevarte algo, lo que quieras. O puedes venir mañana a darle salida a todo lo que queda, y de paso repetimos lo de esta mañana. - digo mientras le intento buscar cosquillas en la cintura. - ¿Fértil? ¿Cómo en... críos? Creo que paso. - además, siendo magia, seguro que mi esperma se volvía inmune a los condones.- Puede que no me haga falta lo pasional, pero lo prefiero a ser fértil.
Le devuelvo el beso mientras tiro de ella un poco para ponerla encima de mí.
- Puede que sí me hiciera falta ser un poco más pasional. Apenas puedo seguirte el ritmo. -digo con una sonrisa.
Alex: Me reí un poco, a veces era muy dulce. Me pregunté
- A mi me gustas como eres - respondí - Puede que me lleve algo para Izz, así tendremos que comer mañana. - me reí un poco y, tras dudar un poco añadí - Supongo que sí que podría tatuarte el símbolo del fuego para que te ayude en combate.
Me coloca encima suyo y me quedo mirándole por un segundo, preguntándome cuánto durará esto. Le besé con suavidad.
- Umm, puede que me guste tu calma, que estar contigo me haga bien... - susurré - A veces puedo ser... algo lunática. Demasiado emocional. Necesito... algo de estabilidad - apoyé la cabeza en su hombro, de forma mimosa.
Robert: Sonrío y le devuelvo el beso antes de responder.
- Quizás nos complementemos. - le respondo. - Tú necesitas tranquilidad, y yo aventura. Que es justo lo que me das. Me encanta que seas imprevisible.
Le diría de ir ahora a hacerme el tatuaje, o de ir a su piso, pero era incapaz de moverme. Recién comido y con ella encima no podría ni pensar en decirle algún plan que le hiciera separarse de mí. A lo mejor podríamos quedarnos así para siempre. Teníamos comida china, el sofá y la piscina, ¿quién querría nada más? No haría falta que saliéramos del piso nunca más.
Alex: Me limité a vaguear por un rato. Un rato muy largo. Pero más mimosa que buscando un segundo round, después de todo era consciente de que la señora de la mirada reprobadora seguía cerca. Por tentada que estuviera de volver a tirarmelo allí mismo o en la piscina, me contendría. Al final me levanté y tiré de él.
- Vamos a mi habitación y vemos lo del tatuaje - pesaba más que yo, así que acabé cayendo encima suyo otra vez, pero al final conseguí “persuadirle” de que se levantase y viniera.
Y así, con una conducción temeraria en moto porque iba metíendole mano en el camino de vuelta, llegamos hasta mi cuarto. Seguía todo revuelto, pero las cosas de tatuar estaban a mano porque las había dejado ahí después del tatoo de mordisquitos.
Me dejé caer en la cama y cogí el cuaderno. Luego esbocé el símbolo de fuego en chino y lo estilicé un poco. Se lo enseñé.
- ¿Qué te parece? Yo creo que quedaría bien...
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Robert: Se veía que no estaba cómoda en aquella casa. Tendría que buscarme otra cuanto antes. Aunque nos pasaramos gran parte de la tarde tumbados sin hacer nada, no había pasado a nada más, cosa extraña en nosotros, de no ser porque ella no quisiera. Y ella no quería por la pillada, estaba claro. Pero ¿a dónde podría mudarme? La casa de Mike no era mala opción. Siempre había querido tener un compañero o algo y ver que tal está eso de vivir con alguien y él se había quedado sólo hacía poco tiempo. Además, entre él y Alex había mucha confianza. Seguro que estaba más cómoda allí que aquí.
Finalmente, cuando se decide a levantarse, y ante la expectativa de ir a su piso (donde estaría más cómoda, seguro), me termino por levantar yo también. Me pongo unos vaqueros y una camiseta blanca y la sigo.
Me siento en el asiento de atrás de la moto (tenía mi coche en el garage, pero era mucho más divertido ir jugando con su abdomen en la moto, mientras ella hacía lo mismo conmigo), y tras casi un par de accidentes llegamos allí.
Su casa era un caos. Pero un caos divertido. De los que merecen la pena para vivir. Cuando veía cosas así me daban ganas de compartir un piso como un universitario de verdad. Pero con Alex aún era muy pronto.
- Está chulo. ¿Lo vamos a hacer ahora mismo? - me sorprendía que eso hubiera pasado de una idea a la práctica en pocas horas.
Alex: Puse una expresión que quería decir “¿Hay algún motivo para no hacer las cosas ahora?” Y luego me levanté para empujarle un poco hasta la cama, derribamos un montón de libros y terminamos cayendo allí.
- Claro que te haré ya el tatuaje. Si tu quieres, claro. - Le miré con ligera curiosidad, tal vez se echaría atrás. Y no a todo el mundo le molaban los tatuajes... - si no quieres podemos... hacer otras cosas.
Después de todo ya estaba en mi cama y estábamos solos. Bien podía aprovechar para otras cosas divertidas... Le besé de forma juguetona.
Robert: Me tirar por Alex a la cama. Me quito de la espalda unos pantalones de ella que se me estaban clavando, y luego la empujo sobre mí.
- Creo si empezamos con las otras cosas no terminaremos nunca. Que no es que me queje claro, y de hecho con tanto descanso en mi casa me han entrado ganas. - digo mientras aprovecho para tirar un poco más de ella hacia mí y besarla. - Pero si quieres hacerme el tatuaje mejor hacerlo ahora.
Siempre podríamos hacerlo después. ¿Se podía follar después de un tatuaje?
Alex: Solté una risa traviesa. Estaba claro qué era lo que pretendía Robert. Aunque en parte me preguntaba si estaba conmigo sólo por el sexo. Era una de esas cosas que solían pasarme y, a veces, me hacían sentir algo... vacía. Pero no era el momento de pararme a pensar en esas cosas.
Le di un beso juguetón y luego me separé de él para desabrochar sus pantalones. Por un momento remolonee en aquella posición, con sus pantalones desabrochados y encima suyo. Luego me separé aún más para tirar de ellos.
- En la ingle ¿no? - pregunté - Bueno, si, si que podremos, pero tendré que curartelo. Después de tatuar hay que esperar a que cicatrice. Tienes suerte de que sea una bruja, ¿sabes? Umm, puede que también quieras quitarte los calzoncillos - añadí guiñandole un ojo.
Robert: Joder, casi hubiera preferido la segunda opción. Pero bueno, si algún día quería hacerme un tatuaje, nunca mejor que ahora y si éste tenía poderes mágicos. Pienso si moverme, pero aquello era casi como ir al médico. No me atrevía a moverme demasiado, por si quería mirar la zona con más detenimiento, o bueno, si la volvía a besar podría acabar con una erección.
- Sí. Siempre me ha gustado ese sitio para un tatuaje... - comienzo a decir. - Si hace falta... pero creo que podría distraerte del trabajo.
Digo a modo de broma. Si de verdad quería evitar la erección lo mejor sería intentar cambiar de tema. Su tacto en mi bragueta era bastante más de lo que podía aguantar.
- Había pensado... no sé si te parecerá bien, - comienzo a decir, algo nervioso. Sería pasar nuestra relación a un punto algo más serio, algo de lo que no estaba seguro que ella estuviese de acuerdo. A lo mejor hasta le cortaba el rollo sólo por decirlo. - pero ya que Izzie y Mike son tus mejores amigos me gustaría conocerlos mejor. Podríamos ir todos a cenar o algo así. Para hablar más en “calma”.
Alex: Observé la zona concentrada y di un tirón a sus calzoncillos. Si quería el tatuaje ahí, no podía haber tela de por medio. Esbocé una sonrisa juguetona.
- Soy capaz de concentrarme en lo que hago. Sean tatuajes u otras cosas
No pude evitar acariciarle, en el fondo era halagador que se excitase tanto conmigo. Y entonces dijo lo de conocer más a Mike e Izzie. Por un momento me desconcertó. No sabía si se refería a cena de esas en las que vas a restaurante o de las que se hacen en casa. O de las que pides al chino.
- Bueno... supongo... supongo que no les importará si vienes algún día a ver pelis de ciencia ficción. Este martes tocan pelis de futuros distópicos - dije como si eso lo aclarase todo. Luego me incliné ligeramente sobre él - ¿Crees que podrás aguantar quieto mientras te tatuo? Has elegido... una zona sensible.
Robert: Joder, como siguiera así me sería imposible contenerme. ¿Cómo esperaba que quitándome la ropa así puediera evitar que el pequeño soldado despertase? Y menos aún si me sonreía así.
- Llevo años queriendo ver 1984, desde que me leí el libro. Así que si me puedo unir seguro que es divertido. - no era exactamente futuro ahora mismo, pero cuando se escribió estaba hecho para ser un futuro distrófico. Aunque a lo mejor no podía añadir mis propias películas el primer día que me unía. - Mm... intentaré hacerlo. Si no siempre puedes drogarme o algo para que no me duela - bromeo.
Alex: Casi me da pena desaprovechar la erección, pero era una persona de palabra y había dicho que haría un tatuaje. Así que empiezo a trabajar. Era pequeño y discreto, así que acabaría rápido. Sobretodo si usaba el poder. No tardé demasiado, pero por el aspecto de su cara debía haber dolido. Y era el primero. Murmuré el hechizo de curación y luego me incliné a besarle suavemente.
- Umm, ya lo tienes. Ahora, deberías... bueno, poder hacer algo de fuego, supongo. Pero de momento no mucho, mi poder es... limitado. No me quemes nada de aquí o te miraré mal.
Luego le miré con cierta curiosidad, a ver qué pensaba del tatuaje. Como siempre, me había quedado muy bien. Pero es que lo de tatuar se me daba bien.
Robert: Joder, sí que dolía el maldito tatuaje. ¿Y ella se había hecho tres como ése? Bueno no, los suyos serían peores, el mío era bastante pequeño, aunque también estaba en peor zona. Cuando termina lo miro de reojo. Después de curármelo, la zona no estaba ni inflamada y se veía perfecto. Quedaba bien.
- Entonces mejor no intento nada, que seguro que acabamos en llamas. - le respondo con una sonrisa. Me apetecía mucho probar de qué era capaz, pero en una habitación llena de ropa y libros viejos quizás activar un poder de fuego no sería lo más adecuado. Pero me moría de ganas por intentarlo. ¿Sería culpa de la magia estas ganas de hacer una locura o Alex finalmente me había acabado por influir? - Entonces, qué dices, ¿hacemos tiempo antes de la cena?
Digo con una sonrisa en la cara. Más tarde probaría mi poder a ver de qué era capaz.
Alex: Le vi mirando dubitativo, estaba excitado con lo del poder. Así que sólo había algo que hacer: ir a la piscina. Era claramente el sitio más seguro. Le tiré sus pantalones para que se vistiera y luego me reí un poco.
- Vamos a la piscina del campus. Así pruebas lo que quieras. Luego... podemos ver de matar el tiempo. Si es que ahora lo quieres llamar así - le saqué la lengua. - Pero más vale que esta vez lleves condones...
Luego pillé un bikini porque, ¿por qué no? Hasta me bañaría un poco mientras el jugaba con fuego.
Robert: Arqueo las cejas ante su respuesta. ¿Era eso sarcasmo? ¿Quería que le dijese que lo nuestro significaba algo para mí? ¿Que lo que hacíamos era hacer el amor, con su contenido emocional y demás? Porque para mí lo era, pero ella había dejado bastante claro desde el principio que no se comprometía.
- Buena idea. - digo obviando el comentario de matar el tiempo. Sería lo mejor. - Me traje unos cuantos en el bolsillo. No pienso estar un momento sin ellos a partir de ahora.
Miro el bikini. Con el dolor toda mi excitación se había ido, pero ahora que tenía la herida curada parecía que mi pene me pedía lo que antes le había impedido. Me contengo un poco, aunque cojo a la chica por la cintura desde atrás cuando está mirando los bikinis, y le doy un beso en el cuello.
- Por supuesto que no es perder el tiempo. De hecho creo que es el que mejor invierto - digo simplemente antes de soltarla. Aunque hacerlo en su habitación estaría bien me moría por ir a la piscina a probar el poder. Total, luego tendríamos el resto de la tarde y la noche para estar juntos, y cuanto antes supiera lo que podía hacer menos accidentes tendría por exceso de “pasión”.
Alex: Rob se comportaba algo raro, pero decidí que debía ser cosa del tatuaje. Además, era bastante probable que ahora se volviera más... ardiente. Más aún. Dejé que me besase el cuello y luego giré a devolverle el beso. Preventivamente decidí llevar otro bikini de repuesto, después de todo, no sabía si el primero acabaría... perdido.
Después, lo eché todo en una mochila, junto con una toalla y cosas para ducharme. También eché algo de ropa por... si se me hacía tarde en casa de Mike. joder, esta vez iba a estar orgulloso, ni siquiera iba a necesitar robar un cepillo de dientes. Cogí la mano de Rob y tiré de él hacia la piscina del campus. Cuando estuvimos allí, salí con el bikini puesto y me tiré al agua.
- Bueno, ya puedes probar lo que quieras - solté una risita - Creo que necesitas desfogarte. - Vale, era una broma horrible, pero es que salían solas...
Robert: Sigo a la chica hasta la piscina del campus. A esa hora y en un fin de semana, el sitio estaba totalmente vacío. Varias piscinas de gran longitud ocupaban el espacio, con el agua totalmente plana sobre ellas. O bueno, estaban así hasta que Alex se lanzó a dentro sin pensárselo dos veces. La miro un momento. De haberlo sabido me habría traído yo también un bañador. Allí no podía tirarme en pelotas.
- ¿Pero para eso no habría hecho falta venir aquí, verdad? - digo con una sonrisa. Esa clase de frases no me pegaban, y de hecho quedaban un poco ridículas cuando las decía. La pose de duro no iba conmigo, pero si era lo que le gustaba a ella tendría que intentar mantenerla. - Bueno, veamos lo que puedo hacer...
Me quito los zapatos y meto los pies en el agua. Me gustaría bañarme junto a ella, pero sin bañador no era posible. Me concentro en un punto en mi mano, y puedo llegar a ver un poco de luz, antes de que con la emoción pierda la concentración y se apague.
- ¿Lo has visto? Joder, era una crack, - “te quiero”, consigo no decir como final a la frase. Joder, apenas nos conocíamos, no podía estar ya pensando en estas cosas.
Alex: Le miré por un segudo, se le veía emocionado como un crío pequeño pero también, por algún motivo, no terminaba de lanzarse. Me acerqué hasta donde estaba y me mantuve nadando cerca.
Durante un momento le dejé jugar, llegué a plantearme que podía llevar algo en los bolsillos que no resistiera ser mojado pero... va. Finalmente le enganché de uno de los pies y tiré a ver si conseguía que se bañase conmigo.
- Umm, ¿eso es una sugerencia? Llevas demasiada ropa para eso. - protesté. Total, siempre podíamos meternos en las duchas o montarnoslo en las taquillas...
Robert: Al notar su tirón me saco el móvil y la cartera de los bolsillos y los dejo a mi lado antes de dejarme caer al agua. Iba a hacer como si me hubiese tirado ella, pero no quería quedarme sin cartera ni sin teléfono.
Noto como toda mi ropa empieza a pesar más según se va mojando, y tanto mi camiseta como los vaqueros se me pegan al cuerpo. Aquello había sido una mala idea.
- Definitivamente llevo demasiada ropa para esto. - respondo con una sonrisa. Me acerco un poco más a ella. - Pero, ¿de verdad quieres hacer eso aquí? Es un sitio público, podrían pillarnos...
Para mí el simple hecho de bañarme con ropa ya era una aventura, pero suponía que ella habría hecho cosas peores que entrar a la piscina a deshora y bañarse sin bañador. Y yo tenía que demostrarle que no era demasiado aburrido para ella.
- Aunque no sería la locura más grande que he hecho. - No era del todo mentira, pero seguro que entraría en el top ten.
Alex: Le mi preocupado por la cartera y el teléfono, así que no fui demasiado mala. Ni usé técnicas de artes marciales para desequilibrarle, ni me quité la parte de arriba del sujetador. Era divertido que los tíos siempre asumieran que derribar a alguien era cuestión de fuerza. De hecho esa era una de las cosas que me gustaban de las artes marciales, el conocimiento y el equilibrio, podían compensar la falta de músculo.
- Bueno, siempre puedes quitartela... - comenté como si fuera lo más normal del mundo. - Y luego podemos ir a las duchas o a las taquillas - esbocé una sonrisita juguetona.
Después me enrosqué en su cuerpo sin ninguna consideración a que le pesase la ropa. Le besé pegándome a él y nos hundimos un poco, pero no me importó. Al final me separé para que pudieramos volver a flote, pero no del todo. Me reí un poco.
- Si, es más divertido si no haces pie. - moví las piernas para mantenerme a flote y le provoqué un poco besandole y apartándome.
Robert: Me quito la camiseta y la tiro fuera de la piscina, cayendo con un golpe al suelo de lo mojada que estaba. Más que una indirecta lo hacía por quitarme un peso de encima, aunque le iba a seguir el rollo con todo aquello. Me dejé hundir con ella encima, y luego volver a flotar. Como folláramos en la parte en la que no hiciera pie seguramente acabara ahogado o sin espalda.
- ¿Así que me vas a hacer ir a por ti? - digo cuando la veo alejarse. Nado un poco tras ella. Me lanzo sobre ella y la beso mientras nos sumergimos. Después vuelvo a la superficie, y la miro con una sonrisa en la cara mientras recupero el aliento de las dos inmersiones.
- Ahora que me doy cuenta, soy yo el que te debo algo a ti. No tengo nada mágico... pero eso supongo que puedes hacerlo tú. Antes dijiste que lo tenía todo, así que ¿qué es lo que quieres?
Alex: Me estaba divirtiéndo con aquello. Tanto que ni siquiera me planteé la posibilidad de ir a otra parte o, siquiera, a la zona en la que él hacía pie. A veces me subía encima o otras dejaba que me hundiera él para terminar girando debajo del agua. Mis manos recorrían su pecho o su espalda. Y entonces dijo aquello, así que le miré desconcertada.
- No sé, - Me apoyé en él, con una mano en su pecho y mis piernas enrolladas a su cuerpo - ya tengo lo que quiero... creo. Estamos bien así ¿no? - pregunté y luego sonreí de forma feliz mientras movía ligeramente mis caderas para frotar mi entrepierna con su paquete - ¿Para qué desear más? - le besé pegándome a él, sin importarme si volvíamos a hundirnos.
Solté una risita y retomé mis juegos, en realidad ya había dado por concluida aquella discusión.
Robert: Aquello era divertido, pero también cansado. Nos tirábamos uno encima del otro, y nos besábamos bajo el agua, pero el que se llevaba la mayor parte del peso al tirar de ella hacia arriba o abajo era yo, al igual que cuando se me subía encima. En cualquier caso era tan divertido que apenas me daba cuenta.
- Hombre, para mí todo también era perfecto, y tu me diste algo más. - digo sonriendo en uno de los momentos en los que estábamos sobre el agua. - Me gustaría hacer algo así por ti. Aunque siempre lo podemos dejar para luego.
Digo mientras me vuelvo a lanzar sobre ella. Aquello estaba divertido, pero sería imposible continuar allí. Si quería pasar a algo más tendríamos que ir a las duchas, o al menos a la parte que no cubre.
Alex: Me detuve cuando vi que le faltaba el aliento. Le miré divertida y tentada de seguir otro rato más, pero al final decidí que forzarlo haría que dejase de ser divertido. Entrelacé las manos detrás de su cuello.
- Bueno, siempre me estás comprando cosas. No hace falta que me des nada más - contesté como si fuera obvio. en realidad tampoco hacía falta que me comprase cosas. Claro que no venía mal reponer toda la ropa que se rompía, perdía o que le dejaba a Val. - O que hagas nada.
Le besé despacio, esta vez sin hundirle ni nada parecido. Claro que la tentación de hacerlo o de hacerle cosquillas estaba ahí, pero se cansaría demasiado rápido. Por un momento me dediqué a pensar en si realmente diría en serio lo de hacer algo por mi o simplemente sería porque le había educado de ese modo, a creer que tenía que hacerlo. No entendía porqué no se limitaba a... bueno, a estar conmigo y ya estaba. ¿Para qué tanto esfuerzo en lugar de relajarse y disfrutar? Así que lo dije.
- Solo deja de preocuparte. - susurré
Robert: Me quedo mirándola un momento. Me gustaría cogerla como hace ella conmigo, pero entonces nos hundiríamos, de nuevo. Bueno quizás una vez más...
- Pero yo no quiero hacerte un regalo porque haga falta. - digo cuando volvemos a la superficie. - Los regalos no se hacen por necesidad. Quiero regalarte algo, porque bueno, me apetece.
De hecho sólo se lo había preguntado porque no se me ocurría nada que darle, y al no ser una persona muy materialista, aunque me daba las gracias por los regalos físicos, algo me decía que preferiría algo más especial. Y yo no podía hacer tatuajes como ella con poderes mágicos, ni similares.
Tiro de ella un poco hacia atrás, a donde podía casi tocar el suelo con los pies. Era un alivio, y ahora ya podía cogerla yo también sin temer ahogarme.
Alex: Me reí un poco, no entendía por qué insistía tanto en lo del regalo. Le dejé que fuese a la parte que hacía pie. Más que nada porque no tenía claro si podría sacarle en caso de que se hundiera.
- Pues sorprendeme - respondí con tranquilidad y con una risa suave - Si lo haces porque te apetece, regálame lo que quieras - me encogí de hombros - Aunque si es ropa sólo me la pondré si me gusta, que los tíos a veces regalais cosas muy incómodas - me reí un poco.
Después decidí dar por concluía la discusión sobre el regalo y enroscarme sobre él. Tenía cosas mucho más interesantes en las que pensar en aquel momento que en regalos. Como por ejemplo:
- ¿Oye, dónde dejaste los condones? - pregunté antes de besarle.
Porque esta vez no iba a cagarla como por la mañana... Le bese de forma juguetona, aunque no pensaba hacer nada más hasta que respondiese a mi pregunta.
Robert: La miro con curiosidad. Ropa no le iba a comprar. Era muy impersonal y difícil de elegir. Un viaje también era una estupidez si teníamos en cuenta que en un segundo Izzie la podía llevar a donde quisiera... Quizás algo romántico. Podría “engañar” a Izzie para que me ayudara a prepararle una cena romántica en algún sitio. Solos ella y yo. Y poder estar a su lado toda la noche. No es que me quejara de sus visitas inoportunas, pero a veces preferiría que pudiéramos simplemente estar juntos, hablando el tiempo que hiciera falta. Conocerla mejor. Pero jamás podría decirle eso sin que pensara que iba muy en serio con ella.
- Metí unos cuantos en la cartera. - respondo entre beso y beso.
Y de ahí siguió una repetición de nuestro encuentro de la mañana, con un control de la velocidad que iba mejorando, permitiéndonos poder pasar de la piscina a las duchas y de ahí a los vestuarios. El final a una tarde perfecta. Definitivamente podría esperar el tiempo que hiciera falta hasta que ella me pidiera algo un poco más serio. No arriesgaría lo que teníamos por arriesgarme a ponerle palabras a lo nuestro.
Robert después del tatuaje: http://2.bp.blogspot.com/_sO_FX2iu0XU/S6ojqCHB3RI/...
Ethan + Alex
Ethan: Acababa de salir del gimnasio, otra sesión de entrenamiento más, recién duchado y fresco... si... voy de camino a mi habitación y me crucé con Alex, no se a donde iba... pero por instinto miré a los lados... que raro que no estuviera con la “perturbadora”, ahora no se por donde engancharla, asique opto por dirigirme hacia ella y darla un susto... o intentarlo, ya que creo que sabe mas que de sobra que estoy por aqui
-¡EH!- grite, mientras daba un salto y caía a su lado.
Alex: Por sorprendente que fuese, y probablemente nadie lo creería si se lo dijese, iba a la biblioteca. Si, la biblioteca, ese sitio que Izzie no había pisado en su vida si no era para secuestrar a alguien o, tal vez, mandar a algún bibliotecario al psiquiátrico gracias a una “reordenación creativa de todos los libros”. Pero efectivamente, había decidido investigar nuevos conjuros porque nunca hay suficientes formas de tocarle los cojones a los demonios y...
Me detuve en seco cuando apareció de la nada. Había una fuerza extraña en el universo que parecía decidida a que no pisase la biblioteca. O algo en esa línea. Por instinto me echo hacia atrás y adopto una posición defensiva. Luego me relajo.
- Ah, eres tu, pensé que eras uno de mis ex. - Concretamente Icarus, ese que tenía una colección de novias muertas en el sótano. Ese al que mandé al hospital y volvió, al que luego enterramos en mitad del desierto y volvió. Si, ese ex. Suspiré aliviada.
Ethan: Me quedé mirándola algo sorprendido
-¿Pero tú tienes de eso? yo creía que eras un alma libre- digo con un tono de lo más burlón- no te veo a ti en plan “sentimental”, y yo que venía a proponerte hacer algo entretenido... no se, algo así como cervezas y unos porrillos-se acerca y la susurra al oido- que he conseguido una maria de lo más interesante- dice sacando una bolsita y abriéndola, haciendo que todo se llene con ese olor característico- ya sabes, beber, fumar y follar mejor en compañía, ¿no crees? -digo mientras la paso la bolsa por debajo de la nariz para que le llegue el aroma
-¿a donde ibas?-doy por sentado que no se va a resistir a esos porrillos y cervezas- además, aún tienes que devolverme camisetas de esas que me robas... o al menos podrías acompañarme a comprarme otras, así que te gusten para cuando me las robes -dice riéndose completamente indignado.
Alex: Le pegué un puñetazo suave en el hombro indignada por su comentario. ¿Pero qué se creía? ¿Qué no podía tener una relación normal? Vale, hasta ahora todos mis ex habían resultado estar... bueno, estaban zumbados. Pero eso no era culpa mía.
- ¿Pero qué te has creído? Ser un alma libre significa eso, no ponerte límites. Quién sabe mordisquitos, podría conocer a un tio interesante en la universidad y todo eso. Hasta podría, no sé, ser monógama o algo. - vale, no sonaba demasiado creíble, pero nunca podía saberse. Levanté un dedo para añadir algo, pero luego decidí que no merecía la pena. - ¿Cómo que robarte camisetas? ¡Me las has regalado! Además, me quedan mejor que a ti. Y tu me rompes la ropa. Es más que justo, mordisquitos. Lo creas o no, iba de camino a la biblioteca. - sonreí con perfecta inocencia - No todo va a ser siempre alcohol y drogas y sexo hasta perder el sentido.
Ethan: -¿sexo hasta perder el sentido?- mmmmmm monogama dice, me rio bastante- ya sabes, nunca digas de este agua no beberé, este cura no es mi padre ni esta polla no me cabe -digo divirtiéndome- pero... si no estamos en época de exámenes, ¿para que vas a ir a la biblio?, venga coges algún libro si quieres y nos vamos por ahí, venga, piensa que te puedes llevar alguna camiseta nueva... pero a saber de que a cambio.
La miro alzando una ceja- no es mi culpa que tu lleves ropa delicada... además, seguro que no soy el único que te la rompe y es a mí a quien se la cobras... - me la quedo mirándo y no puedo dejar de recordar las veces que habremos terminado así sin saber si quiera como comienzan.
-Veamos... te acompaño a la biblio un rato -no me apetece hacer nada, y vaguear en compañia mola mas que vaguear solo- y si de verdad te centras, te dejo, si no... pues nos vamos a ver si encontramos alguna fiesta por ahí.
Alex: Continúo el camino hacia la biblioteca, prácticamente esperando que caiga un rayo delante nuestro, un camión se estrelle en mitad de la calle cortando el camino o que una horda de zombies nazis accionados por vapor aparezca de la nada para evitarlo, pero no, el camino hacia la biblioteca parece despejado. Levanto una ceja ante el comentario de Ethan:
- ¿Esta polla no me cabe? ¿No sabía que te habías liado con algún tio? Tienes que contármelo, seguro que es una buena historia ¿Esta bueno? - pregunto con interés mientras sigo mi camino hacia la biblioteca. Si esta vez parecía que iba a llegar. De verdad, de verdad que iba a llegar. Le doy otro golpe en el hombro - Eh, ¿qué insinúas? ¿Qué eres el único que me regala ropa? Que sepas que hay incluso quién me compra ropa nueva, de tía y sin haberme roto nada. Braguitas de esas que te gusta romper.
Giro la esquina, la biblioteca estaba ahí, imperturbable. Esbozo una sonrisa de triunfo. Por fin iba a aprender el conjuro definitivo para expulsar demonios. O tal vez sólo para ponerles el pelo verde, no lo había decidido.
- Aunque tu no lo creas hay muchas cosas interesantes en la biblioteca. Una vez encontré un libro de cócteles. Y otra uno de encantamientos para cambiar el aspecto. Y uno sobre... - le miré de forma maliciosa - uno sobre usos de la sangre vampírica. No te preocupes mordisquitos, sigo sin querer beber tu sangre, aunque sea afrodisiaca. - solté una risita.
Ethan: No... no me liado con otro por mucho que lo desees, es un decir -la miro con cierta perplejidad- ¿quieres que te compre ropa? no lo creo conveniente... entonces parecería que somos pareja o algo -encojo un poco la nariz- aunque... quien sabe... a lo mejor comprarte algo para que lo estrenes conmigo... algo sexy... -niego con la cabeza- ¿te importaria salir de mi cabeza? ya me estas haciendo pensar con la “otra” cabeza...
Sigo andando a su lado -a ti no te hacen falta afrodisiacos, eres un afrodisiaco con patas- sonrio y la doy una cachetada en el culo- ahi... si voy con lo que te doy... ¡QUE NO!
No me gusta este campus... ¿todas las tias estan buenas o que?¿pegan a las feas? y encima tienen algo que te hace que te pongas más aun... menos mal que estoy becado por deporte que si lo llego a estar por estudios estaba jodido.
Me paro y la cojo de una mano- vamos a echarnos un porrillo antes aunque sea-miro la biblioteca... no se porque me da cierto repelús- venga, uno ligerito y entramos
Alex: Ajá, ya había descubierto el malvado plan del universo para impedir que llegase a la biblioteca. di no a las drogas. O al menos a las que te impiden conseguir un conjuro de flacided para castigar a los demonios salidos que amenazaban como los ex. O algo en esa línea. Miré a mordisquitos y esbocé una sonrisa traviesa.
- Lástima, eso me habría puesto mucho - digo tirando con un dedo del cuello de su chaqueta para bajarle hasta mi altura - Mucho - repito mirándole a los ojos - Ni te lo imaginas - Le beso mordisqueandole el labio para luego apartarme y seguir, eran sólo tres metros hasta la puerta. Me detengo y me doy la vuelta de pronto - Bueno, no me importaría, nunca se tiene bastante ropa, especialmente porque la mía desaparece de cuando en cuando. O la pierdo. - esbozo una sonrisita juguetona - ¿Acaso te importa lo que parezca? ¿Temes que aparezca publicado en algún sitio como el blog de Jo? - me rió por lo absurdo del comentario, ni que nadie cuerdo pudiese tomar en serio esas gilipolleces. Además, no es como si me importase una mierda lo que piense la gente - Así que algo sexy que estrenar contigo ¿eh? Casi parece una propuesta - Me doy la vuelta y doy otro paso feliz hacia la biblioteca. Y justo cuando estoy a punto de abrir la puerta tira de mi mano para apartarme. Me quedo con una mano extendida. - ¿Y si entramos y...? - rápido, tengo que inventar algo - De verdad que quiero ir - protesto. Aunque sé de sobra que el único argumento ganador que puede conseguirlo es “vamos a follar entre las estanterías”. Pero entonces me prohibirían volver en meses... - Quería investigar un poquito - protesto.
Ethan: Vale, te compraré algo sexy para estrenar... ahora- tiro de su mano y me la pego al cuerpo- vamos siempre puedes venir después, que está abierta toda la noche- veo la ligera sombra de duda que aparece por su rostro y aprovecho el momento, la levanto en vilo y me la cargo al hombro -Tu destino se tejió hace mucho tiempo, y está destinado que de momento no entres a la biblioteca -digo riéndome y comienzo a correr (a toda polla) hacia donde tengo aparcada la moto.
Tengo que alejarla y hacer que se olvide de estudiar durante un rato... me muerde el labio... no se porqué me sigo sorprendiendo de que siempre que nos juntemos acabemos así... en fin, no me parece nada mal, las cosas como son... pero... -oh, mierda- cambio de dirección y entro en mi cuarto cual tornado, sin bajarla saco un pequeño fajo de billetes de 100 de una de mis últimas peleas “ilegales” y pongo rumbo de nuevo a mi moto.
Una vez en ella, me siento y la siento delante mía, entre el depósito y yo, así me aseguro de que no se escaparía y arranco.
-¿Tienes preferencia por alguna tienda? -pregunto al pasar un par de manzanas y aminorar para que me oiga bien- tu verás a donde quieres ir a comprar, aunque solo tengo unos cuantos cientos de dólares -digo esbozando una sonrisa petulante.
Alex: Noooo, yo quería ir. De verdad que quería ir. Pataleo y le pego puñetazos que ignora vilmente. En realidad no necesito ropa nueva, pero un nuevo hechizo, eso sí hubiera molado. Le pego un puñetazo con fuerza según me baja.
- ¡¿Pero se puede saber qué te ha dado?! ¡No te costaba nada esperar un poco a que aprendiese a lanzar rayos o invocar las tormentas o convertir el agua en cerveza!!! - protesto - ¡Eres un egoista! - Le pegué de nuevo y luego recordé algo. A él le ponían estas cosas. En el fondo era como un cachorrillo, que funcionaba por refuerzos posivos y negativos algo distorsionados - Aceptaré unos pantalones de cuero nuevos y tal vez un corpiño, no sé. - Levanté un dedo amenazador - Pero luego te vienes conmigo a la biblioteca y te aseguras de que nada ni nadie evite que pueda investigar. ¡Nada! O si no me voy y nada de follar - terminé cruzándo los brazos y girándome de medio lado, dándole un poco la espalda.
Ethan: Se nota que no aprendes... ¿aun no sabes que si te enfadas, me pegas y me echas genio me pones más aun? aish... y después somos los tíos los que no nos enteramos de las “señales” -digo con la sonrisa mas vacilona que puedo esbozar- vale, te compro algo, te lo llevas puesto, aprendes un nuevo hechizo y después...-sonrie ampliamente- pues eso... vaya... pero si has sido tu la que ha empezado a morderme y besarme... otra vez -digo para molestarla y que se pique más aun- siempre es culpa tuya que acabe asi.
Pantalones de cuero y corpiño... bueno, tendré que encarar hacia las tiendas de ropa gótica... por suerte se de algunas con un horario más amplio y accesible, la hago señas para que se suba a la moto de nuevo y me dirijo hacia la tienda, es cara la jodida, como no, pero la ropa suele ser buena... y si digo que necesito que sea resistente... será una buena inversión, además... en esas tiendas suele ser más facil colarse en el vestidor y... ¡Joder!- otra vez... en serio... estas chicas me perturban, no puedo centrarme en nada más parece ser...
Llegamos a la tienda y entramos, según se acerca un dependiente le hago gesto de que solo estamos mirando... pero cuando le pregunta a ella la dependienta que quiere...PERO CENTRATE... bueno, entre chicas suelen entenderse más, y sin mi visto bueno no se lo compro asique... a ver como se da la noche, pase de modelitos privado, me encanta.
Alex: Me llevo el puño a la cadera y a punto estoy de atizarle otra vez, pero en lugar de eso termino por hacer un barrido, empujando su hombro. Luego me subo sobre él de forma juguetona y mordisqueo sus labios.
- Y lo haré siempre que me dé la gana, pero eso no significa nada. - Me vuelvo a levantar de un salto con media sonrisilla. - si te portas bien podemos... - pienso duránte un segundo cuál sería el premio correcto - tener una sesión privada de entrenamiento - concluyo. - Pero sólo si consigo mi hechizo - Me doy la vuelta, con las manos cogidas a la espalda y caminado con pequeños saltitos hacia su moto. Tengo curiosidad por saber qué tipo de ropa de cuero le gusta. ¿Venderán esposas? Las esposas serían útiles. ¿Aunque a qué podría esposarle? Mi sonrisa maliciosa se amplia.
- ¿Y si me dejas conducir? - Pregunto, pero ya veo que la respuesta es no - Jo, nunca me dejas divertirme. - Me subo detrás suyo y llegamos a una tienda “gótica”, aunque por el estilo es posible que encuentre algo más de lo mio. Me detengo frente a unas botas. Vale, no habíamos hablado de botas, pero quiero esas botas con puntera hecha para patear cabezas. Las quiero, así que las cojo como si tal cosa y las llevo al hombro mientras empiezo a mirar qué más tienen por ahí. ¿Podré pegar patadas con esos pantalones ceñidos? Me pregunto. Los sostengo delante mío con cara dubitativa. Sólo hay una forma de saberlo. - ¿Por qué me miras así? Oh, si, bueno, de todos modos te necesito para probármelos. - lo que significa que necesito un sparring, pero para el caso...
Ethan: Vale, también quiere unas botas, perfecto... como son baratas... Miro de reojo mi fajo de billetes y comienzo a pasarlos lentamente, contando el número de billetes mientras la veo coger un pantalón y ver como sigue andando por la tienda, si, esos pantalones la van ha hacer un culo brutal... lo sé, es de esas prendas que sabes que van a ser una gran inversión... y quince, tengo quince billetes en el fajo, lo que hace una cantidad considerable, pero no se lo voy a decir, no sea que opte por “arramplar” con la tienda y dejarme sin blanca...
-Todo lo que sea para ayudarte a probarte ropa sabes que me apunto... y más aún a quitartela- La acompaño al probador y ella entra, y al cerrar la cortina yo me apoyo a un lado, vigilando que los dependientes no miren hacia aquí para abrir una rendija y verla cambiarse o colarme... dudo mucho que el “machote” del dependiente intente echarme de la tienda...
-Esto si que son vistas- digo silbando mientras miro como se quita los pantalones que lleva y, no me puedo aguantar, entro y cierro detrás de mí, lo que hace que ella no tenga apenas espacio para moverse si no quiere tocarme - holaaaa -digo mientras la apoyo una mano en el culo y se lo acaricio suavemente- no he podido resistirme -digo con un ligero gruñido de fondo.
Alex: Encuentro particularmente divertido que sienta la necesidad de gruñir, literalmente, a todos los tios que me miran. Levanto una ceja.
- Qué territorial puedes ser. ¿Pero y si quisiera tirarmelo, mordisquitos? - Pongo una mano en mi cadera y le miro por un segundo. Regañarle no iba a funcionar mientras no llevase pantalones, porque no creo que escuchase nada de lo que le decía - ¿Vas a dejar que me los pruebe?
Me inclino para coger los pantalones y noto su mano en mi culo, otra vez. Me levanto y aparto su mano para seguir vistiéndome y luego me pongo las botas. Después le empujo hacia el pasillo.
- Ponte ahí, quiero ver si con esto puedo dar patadas - le digo como si fuese la cosa más normal del mundo.
Ethan: Me está provocando... para variar... pues que después no se queje de que no la dejas estudiar y demás - Vale, cuando quieras- me quedo firme esperándo que empiece a lanzar golpes en lo que miro y veo la cara que tienen ambos dependientes al verme salir del cambiador en el que está Alex- Sabes que te prefiero sin pantalones -digo divertido- y estos no pienso romperlos... oh no, por nada.-y como me entere de que alguien se los ha roto... bufffffff... muerte.
Alex: Pruebo un par de movimientos. No están mal, pero son algo restrictivos y si quisiera pegarle una patada en la cabeza. No, con estos pantalones no llego tan alto. Pero las botas son la caña, si definitivamente me quedo estas botas. Me quito los pantalones sin más y se los tiro a mordisquitos, que sigue fuera del cambiador.
- Estos no sirven, consigueme otros que me dejen más movimiento. - sonrio desde el cambiador aún en bragas. - Vamos, aún tenemos mucho que hacer hoy y paso de espectadores - le saco la lengua. - Estas tardando. - agito la mano delante mio.
Ethan: Me quedo mirándola como un hambriento miraría un bistec... un momento después voy a rebuscar por la tienda, y tras unos momentos aparezco con un par de pantalones, unos que son de pierna ancha pero entallados arriba, no iba a ser yo quien evitara que ese culo se luciera, y otros más ajustados, pero que no serían tan embutidos como los anteriores y se los lanzo- También podrias probarte algo de esto- la digo lanzándola un par de minifaltas nada ajustadas- con eso no tendrás problemas de movimientos... y mira lo que hay también- me señalo la hebilla en la que me he colocado un juego de esposas que estan enganchadas a mi cinturón- ¿qué te parecen? -pregunto mientras ella se va probando otra de las prendas de las que la he llevado... ¿cual se probaría antes?¿con cual me “sorprenderia”?
Alex: Me trae un par de pantalones y ¿unas minifaldas? ¿En serio? Las faldas sólo servían para poder follar sin quitarte toda la ropa, no se le veía venir ni nada. Cogí las esposas, eso sí que era interesante. Las sostuve estirándolas con un par de dedos. Delante mio y aún en bragas.
- ¿Crees que aguantarían? No sé, creo que podrías romperlas y así no tiene gracia... - se las lanzo y me pruebo otro par de pantalones a ver qué tal. Sin girarme siquiera, lanzo una patada hacia atrás sin avisar, pero es demasiado rapido el cabrón. Como odio que usen poderes. - Eso es trampa - protesto. Aunque técnicamente mi tatuaje también lo es. Me pruebo los otros pero tampoco terminan de convencerme y termino por descartarlos. - Umm, tal vez no tengan nada decente.
Ethan:
-Tenía pensado en usarlas contigo, no creo que tengan algo que me resista en esta tienda- Miro como le quedan los pantalones, le quedan bien pero no parece estar cómodos con ellos- pues si quieres puedes mirar otra cosa o nos vamos a otra tienda que tu conozcas y que tengan cosas interesantes- entro al cambiador abasallándola y cojo los botas - voy pagando esto en lo que tu decides si quieres probarte algo más o no -la acaricio con los colmillos en el cuello y me separo, muy despacito.
Cuando pasan las botas y me aparece el precio suelto una maldición, sabía que iban a ser caras, cuento mentalmente los billetes y saco los justos para pagar, recojo las vueltas y con la bolsa me dirijo al cambiador esperándo ver algo entretenido, como ella probándose las minifaldas o aun en bragas, nunca me canso de ver a una tía buena en ropa interior... nunca.
-¿Vamos a otra tienda? -pregunto esbozando una sonrisa, cuantas mas tiendas miraramos menos tiempo tendria para estudiar y de eso no me podria culpar.
Alex: Me había vuelto a poner mi ropa, pero mordisquitos se había llevado mis botas fuera de mi alcance. Las miro desaparecer pero termino por encogerme de hombros ya las usaría más adelante. Por ahora me había cansado de probarme cosas infructuosamente y tenía una misión, una misión importante. Aprender a convertir las cosas en más resistentes. Como aquellas esposas ¿qué diablos era eso de usarlas conmigo? Las esposas eran para él. Me las guardo con gesto reflexivo, claro que si. ¿qué diablos se creía? Pienso enfurruñada.
Termino de vestirme y voy hacia la puerta. No tengo ni la más remota idea de si ha pagado o no por las esposas, pero es lo mínimo. Claro que si. El dependiente empieza a decirme algo, pero la verdad es que lo ignoro y finjo que no le he visto. Me voy directamente a la moto y me subo.
- Va, paso de tiendas, ya me he aburrido. - le miro con expresión maliciosa. - Pero después de la biblioteca me pondré las botas. Solo las botas. - amplío mi sonrisa, la primera parte del plan estaba clara, conseguir que las esposas aguantasen iba a ser más complicado.
Ethan: Solo las botas... grrrrrrrrrr... me valdría la pena, además me podría hacer un porrillo mientras ella está en la biblio... o dos... o los que sean.
Me subo a la moto y la arranco, esta vez voy más despacio, a ritmo de paseo y sin ningún tipo de prisa. Al llegar a la biblio la dejo que entre y yo me tiro en el cesped que hay delante, me preparo unos cuantos porrillos y me comienzo a fumar uno, solo espero que no tarde demasiado.
Alex: ¡La biblioteca! ¡Es un lugar real! Apenas puedo creerme que haya conseguido llegar. Recorro las estanterías emocionada. En algún punto de todo este sitio tiene que estar el hechizo que busco. Así que busco y busco y continúo buscando. bien pensado tendría que haber desarrollado un hechizo para encontrar cosas. Pero justo cuando estoy a punto de darme por vencida encuentro un libro en latín que puede que me sirva.
- ¡Ajá! - exclamo triunfante antes de que la bibliotecaria ubicua me mire mal y me dedique un amenazador Chist. Agacho la cabeza. Coje el libro y corre.
Me voy con mi tesoro abrazado contra el pecho y una sonrisa de satisfacción. Luego dejo que las esposas cuelguen de mi dedo de forma juguetona.
- irrefragabiles metalli - digo antes de que se me empiece a escapar una risilla maligna. Luego me acerco con las esposas aún colgando felizmente de mi dedo - Ya veo que te has terminado toda la hierba. No importa. - en este punto mordisquitos tendría que estar sospechando pero tampoco importaba - ¿Conoces algún sitio divertido?
Ethan: Me he echado un par de porrillos, pero no voy fumao al menos... eso es bueno. Esa sonrisa que lleva no se si es buena o mala-¿un sitio divertido?-me quedo pensando, se me ocurre mi habitación que ahí tengo música, su habitación, la de la opusina, el gimnasio... aunque bueno... ella solo con las botas...- ¿un hotelito pagado a pachas? te he estado esperando- digo apoyándome sobre los codos- y si no siempre podemos usar alguna de nuestras habitaciones- esbozo una sonrisa traviesa, esperándo si ella se decide por ir a algún sitio- si quieres cerveza y hierba tendremos que ir a la mía.
Alex: Me guardo las esposas y pienso. Lo que necesito son barrotes, unos que puedan aguantar bien. Porque por rápido que sea, es fácil distraer a mordisquitos el tiempo suficiente para engancharle, sobretodo cuando has aprendido cómo usar unas esposas. Salto sobre él mientras aún esta tirado en la hierba y me quedo sentada encima, con los codos sobre su pecho.
- Va, un hotel, eso no tiene nada de gracia. - Me pienso lo del cuarto, a fin de cuentas tiene cerveza y tampoco tengo claro de que pudiera encontrar una celda en la que jugar de verdad... no, no se me ocurría ningún sitio mejor. Además, ahora que lo pensaba, la última vez me había dejado un sujetador allí. Pero el haber decidido ir a su habitación no significaba que fuese a decirlo aún. Tracé dibujitos con un dedo sobre su camiseta de forma perezosa. Así se estaba hasta cómodo - ¿De verdad que no se te ocurre nada mejor? - pregunté de forma insinuante.
Ethan:
-Pues... -me quedo pensando un rato mientras la planto las manos en el culo, las buenas costumbres no hay que abandonarlas porque después se acostumbran.
¿Nada mejor? a mi me parecía un buen sitio como cualquier otro, ahí tendríamos la misma intimidad que en otro lado...
-Un sitio íntimo en el que puedas quedarte solo con las botas... mi cuarto o el tuyo, ahora bien, si lo que quieres es un poco de sexo al aire libre te puedo despelotar aqui mismo -la aprieto fuertemente del culo- ¿que opinas?
La miro a los ojos, esperando que se decida por alguna de las opciones que la ofrecía, parece que siempre me tocaba decidir a mí... aunque creo que muchas me manipulaba para que eligiera lo que ella quería... en fin.
-¿a donde vamos pues?
Alex: Le pego un puñetazo por principios. Menudo morro, la idea de la capilla fue mía, nos habíamos colado en el cuarto de la pijifrígica gracias a mi...
- Y una mierda. Todos los sitios divertidos los propongo yo. Tu sólo propones cuartos normales. - le saqué la lengua - Pues ya no vamos a rodar por encima del tatami, que lo sepas. - Me incorporo para quedar sentada sobre él, pero con el cuerpo levantado. Aprovecho el gesto para hacer fricción con su paquete. En serio, a veces era hasta demasiado sencillo excitarle. Es como... como si el más mínimo gesto le activase. - Esta bien, iremos a tu cuarto pero entonces... - me detuve un momento para pensar en qué podía pedirle. - entonces puedo escoger qué te pondrás tu. - termino más satisfecha.
Ethan: No se me ocurren sitios interesantes, ¿eh? vale, tendría que hacerla otro secuestro express... asique sonriendo la cojo y me levanto sin separarla ni un milimetro de mí, me voy a la moto y me siento en la moto con ella frente a mí, y la arranco- ¿como se te da abrir puertas de despachos? -digo sonriendo- porque podríamos entrar en el de algún profesor, tengo entendido que están muy pero que muy bien amueblados.
Arranco la moto y me voy con ella sentada encima de mí me dirigjo hacia los despachos de los profesores- si nos pillan por la zona antes de entrar siempre puedes decir que vas a preguntar una duda- digo por encima del ronroneo de la moto con una sonrisa burlona.
Alex: El despacho del profesor. Eso sí sonaba más excitante. ¿Pero de cuál? ¿Cuál podría tener muebles que aguantasen a mordisquitos? Mordisqueé su cuello casi por inercia mientras seguía pensando. Descarté al profesor Black porque sus muebles caros y molones no tenían pinta de aguantar, la decana no se... tampoco le veía especial gracia. Tras un rato me di cuenta de quién era el único profesor lo suficiente pervertido como para tener un sitio al que esposar a mordisquitos.
- Vamos al despacho del profesor de esgrima - terminé. Oh, si, seguro que también tenía juguetitos. Me apreté más contra su cuerpo sólo para reforzar el efecto. - ¿Ves como no había nada de malo en dejarme ir a la biblioteca? Podrías acompañarme algún día... - le doy un mordisquito en la oreja. Por un momento tengo la impresión de ver a Josephine sacándonos una foto, pero va, los vampiros no salen en las fotos... creo, ahora ya no estoy tan segura - hasta podría estudiar conmigo - ronroneo un poco y le araño bajo la camiseta. - Así me aburriría menos...
Ethan:
-Es que la Biblioteca me da muuuucha pereza- no me gusta la biblioteca, un sitio en el que por respirar un poco fuerte te miran mal... no, eso no es mi sitio, el mio es la pista de Hockey donde debo de hacer todo el ruido que pueda y siempre hay peleas. -Si quieres puedo hacerte compañía en algún descanso, para que desconectes, tu ya me entiendes- La doy un ligero mordisco en el cuello mientras encaro hacia el edificio donde está el despacho del profesor de esgrima... esgrima, seguro que tenía muebles pijos y tal... en fin, sería divertido.
Aparco la moto en una zona poco iluminada y, antes de bajar la tiro del pelo hacia atrás y la muerdo en el cuello sin hacer mucho daño, pero sí con fuerza, y la llevo las manos al culo y la se lo aprieto, ella dice que era fácil excitarme pero ella no era alguien difícil de provocar y de conseguir... en fin, no pensemos en eso.
-Ahora hacia la puerta- la digo plantandola un beso con lengua bastante intenso y despues me bajo de la moto y espero a que ella se baje y se dirija a abrir la puerta.
Alex: Miro el edificio. La puerta delantera era... demasiado concurrida. Voy hacia un lateral que da a una zona menos concurrida. Recorro el lugar con la mirada y veo el punto de entrada, una ventana entreabierta junto a una rama. Ignoro el gesto voy hacia el árbol. Salto para agarrarme a una rama, me doy impulso y me subo hasta la otra. Luego empiezo a andar en equilibrio por la otra para terminar saltando al alfeizar. Miro por la ventana apenas asomándome. Vacío, perfecto. Empujo y me cuelo dentro. Luego me asomo y miro a mordisquitos.
- ¿A qué esperas?
Ethan: La veo moverse con esa agilidad, observando cada movimiento, bueno, yo no puedo seguir la misma ruta porque se romperian las ramas bajo mi peso, asique opto por acercarme al arbol, subirme a una rama gruesa que este cerca y saltar desde allí, consigo colgarme de la ventana y golpeo con el cuerpo contra la pared soltándo un gruñido. Subo mi cuerpo a pulso y entro por la ventana. -¿te parece divertido verme hacer el orangután?- digo algo divertido. Me levanto y me encaro hacia Alex, arrimandome a ella- ¿sabes cual es el despacho que buscamos?- la pregunto mirando alrededor- porque la paciencia se me esta agotando...- la planto una mano en el culo y la doy un mordisquito en la oreja- tu guias- digo mirando alrededor, no tengo ni idea de como son los despachos de los profesores, si fueran edificios de las hermandades o de las residencias me los sabría de memoria... eso seguro, pero aquí estaba fuera de lugar.
Alex: Se me escapa la risa. Empieza como unas risitas suaves y luego van aumentando hasta convertirse casi en carcajadas. Y cuánto más resopla y más se indigna más me río. Es que no puedo evitarlo.
- Ya veo que la discrección no es lo tuyo - me enjuago una lagrimita - Menos mal que no hemos intentado colarnos en algún sitio complicado de verdad - Me rio un poco más, es que es de verdad gracioso. Le miro para responder a su pregunta pero soy incapaz, en lugar de eso me sobreviene otro ataque. Termino por darle unos golpecitos en la cara y darle un besito. Pero es que es tan gracioso. Y encima se enfurruñaba. - Umm, no te pongas así, fue idea tuya - Cuando dice lo de la paciencia casi me siento obligada a coger el camino más largo. Ir por los conductos de ventilación o algo parecido... - Tal vez debería adelantarme un poco. Ver si hay cámaras, gente, esas cosillas... - digo con voz inocente - Se ve que... - iba a decir no lo has hecho antes, pero decido pincharle un poquito más - eres virgen en esto. - concluyo con una sonrisita.
Ethan:
-Vamos, que te vas por ahí a investigar, en fin...-me intento resarcir de de sus risas dándola una cachetada bastante fuerte, de esas que suenan y te dejan picor y algo rojiza la zona de impacto.
Después me quedo mirando el pasillo- con el estruendo que he hecho si hay gente se habrán enterado pero siempre puedes asegurarte- digo sonriendo.
Ante el comentario de “eres virgen” me descojono- no soy virgen, pero ya sabes que lo mio y la delicadeza no van de la mano- sonrio ampliamente y me apoyo en la pared, atento a cualquier ruido y pendiente de cuando vuelve.
Alex: Me giro indignada, eso había dolido. Le lanzo una mirada asesina, pero luego me escurro por los pasillos como una sombra. Años de práctica colandome en sitios. Era una de esas cosas que iban de la mano con tener que quemar cadáveres, localizar a brujas con pactos demoniacos, dejarle “regalitos” a alguien que te caía mal o robar amuletos mágicos muy necesarios para el ritual anti-demonios de turno. Localizo las cámaras, empujo para que apunten donde no van a vernos. Recorro el lugar y fuerzo con un clic la cerradura que me interesa. Luego reviso bien el sitio, tal y como me suponía el cabrón del demonio había puesto medidas de seguridad adicional, pero también había premio, tenía muchos juguetitos. Sonrio maliciosamente y cierro el armarito de los juguetes. Regresé con mi mejor aspecto inocente y me llevé un dedo a los labios. Luego le hice una indicación para que me siguiera. Meneo la cabeza, era como una apisonadora, menudo ruido que hacía...
Ethan: Me muevo despacio, pero no con sigilo, si lo hago a mi ritmo normal sonaría como un mamut en una ferretería y no creo que sea bueno eso. Voy siguiéndola, intentando pisar donde ella pisa y pasar por donde ella pasa... y con la excusa no le quito los ojos del culo. Entramos en una habitación enorme y decorada bastante bien... pobre profesor de esgrima, lo que íbamos a disfrutar de su despacho no tiene precio.
-Bueno... una promesa es una promesa- la digo con una sonrisa de oreja a oreja- asique ya sabes- hago un gesto con la mano en plan “empieza” mientras me siento en la silla del profesor y planto los pies sobre la mesa... si... me gustaba este despacho.
-Joder, tengo que hacerme con uno de estos -digo sin apartar la mirada de alex.
Alex: Cierro la puerta y echo el cerrojo. Luego paso la barra de seguridad ¿Qué profesor normal pondría una de esas? No importaba, estaba hecho. Fijo que hasta tenía paredes más gordas, de las que amortiguaban el ruido. Luego me acerco con una sonrisita inocente, quitándome la camiseta por el camino. Se la tiro a la cara y aprovecho ese instante que no ve para empujarle al suelo y enganchar las esposas al radiador. Esbozo una sonrisita traviesa. Era muy posible que pudiera romper el radiador pero... entonces el profesor sabría que alguien había estado aquí. Me levanté y me llevé un dedo a los labios. Luego le guiñe un ojo y empecé a desnudarme despacio, recreándome. Me inclino sobre él completamente desnuda.
- Vas a portarte bien ¿verdad? - susurro - Oh, falta un detalle. - me levanto y cojo las botas. Extiendo una pierna y me pongo una, de forma que pueda verlo. Después, estiro la otra y me la calzo. Camino hasta quedarme sobre él, con una pierna a cada lado. Doblo la cintura y bajo, con las piernas estiradas - No estarás pensando en romper el radiador del profesor ¿no? Es... de los que están acostumbrados a temperaturas altas, ya me entiendes. - suelto una risita maliciosa.
Ethan: Cojo con la otra mano de las esposas y tiro para romper la cadena de las esposas... sin éxito- ¿eso es lo querías aprender?- contemplo el cuerpo desnudo de ella encima de mi- bueno, no me queda más remedio que “portarme bien” según tú- digo alzando la mano libre y agarrándola de un pecho- ¿que se supone que tengo que hacer para portarme bien?. La miro de nuevo y no puedo suprimir un siseo de frustración mientras tiro de las esposas y noto que lo que cede es el radiador... no quiero liarla y “desaparecer” ya la lie demasiado en la capilla... creo que me podría controlar... por el momento, asique me quedo quieto y mirándola.
Alex: Sonrisa maligna, empezaba a comprender lo divertido que puede ser a veces estudiar. Le dejo que me toque con la mano libre por un momento antes de apartarme y alejarme con una buena vista de mi culo hasta el armarito de los juguetes.
- Y mira todo lo que tiene nuestro querido profesor de esgrima. - Le enseño algunas cosillas, consoladores, una fusta, un látigo, el tio parece que tiene de todo. sonrisita traviesa. - ¿No te apetece apuntarte a sus clases? Umm, los dos juntos...- Me acaricio de forma que pueda verlo- sería algo digno de ver. - Me paso la lengua por los labios y termino en uno de mis incisivos. No molan como los de un vampiro, pero la intencionalidad es clara - ¿Alguna preferencia en especial? - Esboce otra sonrisita burlona - ¿Me crees ahora cuando digo que la biblioteca tiene cosas que molan? - Me acerqué hasta él contoneandome. Con un pequeño cuchillo en la mano. - ¿Le tienes aprecio a esta ropa?
Ethan:
-¿Ya estás planeándome las asignaturas? bueno, mientras tenga mecánica y tiempo para los entrenamientos, me vale -me encojo de hombros, ya que es ella la que quiere exhibirse y no puedo hacer nada sin liarla parda... asique...
-Siempre puedo comprarme más ropa... ¿o me la pagas tu?- comienzo a acariciarla una pierna con la mano libre y la agarro fuerte del culo- tu sabrás que es lo que vas a hacer.
Voy a darla un poco más de tiempo, si no hace nada... siempre puedo engancharla de una pierna y bajarla... aunque el que esté con las piernas estiradas y el culo en pompa, inclinada sobre mi y poniéndome sus tetas casi en la cara... bueno... la cabeza que empezaba a mandar volvía a ser la de abajo.
Alex: Mi sonrisa se volvió ligeramente burlona cuando dijo lo de las asignaturas y comprarle ropa. ¿En serio? Me senté a horcajadas sobre su cadera y con el cuchillo corté la camiseta desde el cuello hacia abajo, dejando el pecho al descubierto. Pasé la lengua por el centro y fui lamiendo mi camino hacia abajo. Me detuve al llevar al pantalón.
- ¿De verdad quieres que te compre ropa? - pregunté ligeramente burlona y luego, imitándole cuando habíamos hablado camino de la biblioteca añadí - Podrían pensar que somos pareja - No pude mantener la expresión seria mucho tiempo y terminó por escaparseme la risa.
Aunque la idea era mogollón de perturbadora, porque los novios solían convertirse en ex, a veces morían o se mudaban o desaparecían, pero normalmente se convertían en ex. Y los ex solían estar locos. Y tenían esa mala costumbre de volver siempre. Decido apartar ese pensamiento funesto de la cabeza y me dedico a cosas más divertidas, como mordisquear uno de su pezones y alternarlo con lametones, en realidad ya me he olvidado de que en un breve instante pensé en comprarle ropa o que lo pidió siquiera.
Ethan: Con mi mano libre la engacho del culo y comienzo a bajar entre sus piernas con un par de dedos, ella se está divirtiendo con mi pezón aunque ha puesto una cara rara... y usa mis palabras contra mi, ¿eh?- ¿No eras tu la que decia que no importaba lo que decían los demás?- me descojono por la ironía, cuando lo hace ella es perfecto pero si no... está mal.. menuda pieza esta hecha.
La cojo del pelo y hago que suba para jugar yo con sus pechos, introduciéndome uno en la boca, devolviéndola los mordisquitos y aprovechándome de mis colmillos para acariciar con ellos los pezones de ella y, una vez situado vuelvo a poner mi mano entre sus piernas, introduciendo un par de dedos y moviéndolos, jugando con ellos en su interior.
Una cosa es que esté atado otra muy diferente que me esté quietecito.
Alex: Le dejo jugar un poquito, pero sólo un poquito. Luego uso sutilemente la punta del cuchillo para trazar una linea por su pecho, total, se cerrará sola con rapidez. Pasé el dedo por la herida recogiendo su sangre y dejándosela a probar.
- Estoy jugando yo, mordisquitos, tienes que entrenar el autocontrol - Esbozo una sonrisita inocente, como si nunca hubiera roto un plato en mi vida y luego vuelvo a tomarme mi tiempo para besar su cuello y su pecho, con toda la calma del mundo porque a diferencia de él, yo no tengo nada de prisa. - ¿Entonces quieres que te elija las asignaturas y te consiga ropa? - Pregunto sin estar realmente interesada en la respuesta, realmente estoy pensando en si debería cortar también sus pantalones o ser buena. Pasé la mano por el pecho y luego arañé con fuerza, buscando sacarle uno de sus gruñidos. Luego me dediqué con toda la parsimonia del mundo a jugar con mi lengua en su ombligo.
-Ethan: Suelto un gruñido algo agresivo ante el corte de sangre y me ofrece esa misma a mi.
-Las asignaturas no es que sean de lo que más me importa... y la verdad es que lo de la ropa depende de si estoy presente cuando la elijas o no, tu no has querido probarte alguna de las cosas que te he llevado, asi que yo estoy en el mismo derecho - digo soltando un siseo por el arañazo.- Además... esgrima... ¿me ves a mi con sutileza?, a mi dame un bate de beisbol o un metro de cadena pesada, si no, no sirvo -digo sonriendo pensando en el bate que llevo en la moto- podría pasar por un martillo de guerra... pero ¿esgrima?, además... dudo mucho que me pudiera tomar muy en serio al profesor después del uso que le estamos dando a su despacho -sonrio ampliamente, no, no podria tomarmelo en serio.
Aumento el ritmo del movimiento de mis dedos e introduzco un tercero, moviéndolos y jugando con ellos en su interior, no se cuando empezará a notarlo, pero si no es así introduciré un cuarto en breves.
Alex: Solté un gemido cuando metió el tercer dedo. Realmente no tenía nada de paciencia. Levanté un poco el culo, aunque me quedé ahí un poco porque era placentero, pero terminé levantándome para bajar más. Terminé sobre sus rodillas, jugando con la hebilla del cinturón y fuera de su alcance. Le miré por un segundo.
- Sabes que lo de esgrima no lo decía en ese sentido ¿no? - solté una risa ligera. Desabroché el cinturón y luego empecé a tirar de él para sacarlo - Lo que necesitas es un poquito de autocontrol. - Reforcé mis palabras levantando la punta del cuchillo y pinchandome la punta del dedo índice. Una sola gota de sangre, pero los vampiros podían olerla. Le acerqué el dedo a los labios para retirarlo antes de que lo atrapase - La primera vez me mordiste. - Esta vez ya se lo dejé para chupar - Pero no debes subestimarte, puedes mejorar tu control y tu concentración. Umm, - gemí un poco - Podríamos practicarlo de vez en cuando. Tal vez... - desabroché el pantalón y recuperé mi mano para poder tirar de él hacia abajo - tal vez podríamos entrenar - tiré también de los calzoncillos - un poquito de artes marciales. - Me incliné para lamer el glande, luego pasé la lengua por toda la extensión. Con una mano empecé a acariciarle las pelotas y con la otra sujeté su polla. Me detuve apenas un instante para preguntar - On, vamos, ¿estas molesto porque no me probé las faldas? - solté una risita. Luego volví a meterme su polla en la boca, subiendo y bajando de forma que cada vez entrase más. Podría haber dicho algo más sobre el tema de la ropa, pero va, estaba ocupada...
Ethan: Al ver que bajaba me llevé los dedos llenos de sus fluídos a la boca y los lamí entretenido- ¿porque dices lo de auto...?- entonces lo olí, sangre, ¿quería que la matara?- se me dilataron las pupilas y levanté la cabeza en dirección al dedo que se había cortado, pero lo aleja y antes de levantarme hacia ese dedo me lo acerca, asique lo lamo y succiono con intensidad... buffffff esto se empieza a poner peligroso- lo de las artes marciales estaría divertido- digo mientras me baja los pantalones y los calzoncillos- y lo de las faldas era para poder montarmelo contigo en la moto, es más facil que si tienes pantalones, pero vamos, pareces poco intere...- grrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, ¿ahora se olvida de todo y empieza a comermela? comienzo a gruñir en parte... dios... controlate... que si no arrancarás el radiador y la liaremos...
Cierro los ojos y me dejo hacer, disfrutando de la mamada y de cada centímetro que se introducía más en la boca.
Alex: Veo que en un momento arquea la espalda y comienza a retorcerse, así que le sujeto del culo con la esperanza de que no retuerza más. Mientras se la chupo juego con la lengua y rozo ligeramente con los dientes. Disfruto de ver sus reacciones y si no tuviera la boca llena estaría sonriendo maliciosamente, qué porqué necesita autocontrol dice. Paro antes de que pueda correrse porque lo necesito empalmado para mi. Me coloco sobre él sujetando su polla y la uso para acariciar mi sexo con la punta, sin llegar metermela. Creo que he dejado claro mi punto sobre el autocontrol.
- Vamos, vamos mordisquitos, ya te dije que tienes que dejar que el resto también juegue. ¿Acaso no lo estás pasando bien? - pregunto juguetona mientras bajo un poco más haciendo que la punta y sólo la punta de su polla se introduzca dentro de mi para volver a sacarla y frotarla contra mi clitoris. Gemí ligeramente y cerré los ojos, disfrutando con lo que estaba haciendo. Los abrí de nuevo y me pasé la lengua por los labios - Admito que follar contigo es divertido, mucho más divertido que la mayoría. - hice que la punta se introdujese un poco más esta vez. Deje escapar otro gemido suave. Y con la mano libre me acaricié un pecho de modo que pudiera verlo. Luego me llevé el dedo que había pinchado a la boca y lamí sin dejar de mirarle. Seguía subiendo y bajando de modo que su polla se introducía un poco, pero solo un poco, prolongando el momento todo lo posible. - No tienes prisa ¿verdad?
Ethan: No tengo ninguna prisa- sonrio ampliamente, ya es hora de ser un poco “malo”, asique me paso la mano por el corte ligero que me había hecho, cogiéndo un poquito de sangre y antes de que se de cuenta la introduzco el dedo en la boca... hagámos esto más divertido... creo que me acabará destrozándo pero será divertido, eso seguro. -Te prometo quedarme quietecito si después me sueltas y nos divertimos en la mesa del profesor, ¿que te parece?- me parece que podemos llegar a algo muy divertido- Reconozco lo mismo, follar contigo nunca es monótono- digo sonriendo- tu sigues mandando, soy todo tuyo... por el momento- suelto una ligera carcajada, esperando a ver como reconoce.
Alex: Reacciono tarde. Mierda, no quería sangre de vampiro. Pero es tarde, la he probado. Mi respiración se acelera, noto mis pupilas dilatarse y el resto de sentidos aumentar. Me noto más rápida y fuerte, joder. Pero no quería sangre de vampiro y estoy furiosa. Así que le empujo hacia atrás y suena con fuerza.
- Te dije que no quería sangre de vampiro - protesto - ¿Qué será lo siguiente? ¿Intentarás convertirme? Eres un cortarollos Ethan - Me centro en mi respiración, mis sentidos. Puedo escuchar mis latidos y la ausencia de los suyos. Ahora podía notar sutiles detalles que antes no había notado. Me incliné sobre él, con el cuchillo otra vez en la mano. Apreté la punta contra su pecho, dejando que saliera una gota. Me incliné hasta quedar cara a cara - ¿Esto es lo que quieres? ¿Lo que te pone? ¿Tengo que hacerte sangrar y lamerlo? - Lo que en realidad sí que había hecho con amantes no vampiros, pero claro, la sangre de ellos no era una droga, no les permitía saber todo el rato donde estaba y no causaba sueños eróticos. Puto mordisquitos...
Ethan: Lo que me pone es que me eches genio, lo que me pone es que me intentes pegar, lo que me pone es que quieras intentar dominarme... me pone y me hace gracia... pero a la vez me pone pensar el quitarte ese poder, esa sensación de superioridad... si quieres lamer tu sabrás, eres tu la que me ha provocado con tu sangre - doy un respingo con la cadera para arriba, introduciéndola mi polla de golpe- venga... si me sueltas haré que esto sea más divertido y te prometo -oh, dios estoy prometiendo, ¿que coño me pasa?- que hasta que no te corras no te quitare de encima y no hare nada “activo” a no ser que tu quieras- la miro a los ojos, esas pupilas dilatadas y la respiración muestran que empieza animarse más aun- ¿que me dices? ¿tenemos un trato? - la miro fijamente y espero una respuesta.
Alex: Me habría gustado ser licántropo para gruñir de verdad y poder arrancarle algo de carne de un mordisco. Nota mental: la sangre de vampiro me volvía agresiva. O puede que sólo estuviera enfadada porque eso no era parte de las reglas del juego.
- Ni de coña - respondo. - No pienso quitarte esas esposas aún. Teníamos un trato, una cosa es que bebas mi sangre, eso lo habría aceptado. Pero no quería tu sangre. - Y entonces gira la cadera para metermela, mucho antes de lo que tocaba. Nada de paciencia, nada de autocontrol. Gimo pero pese a todo me levanto y me aparto - No, no hay trato. - Me cruzo de brazos - No se trata de si haces o no cosas activas, se trata de que me dejes jugar también a mi. - Le di la espalda, aunque me quedase a medias era cuestion de principios. Luego arrojé el cuchillo a un lado. Puto asco, vaya forma de cortar el rollo. Le miro de reojo - Te habría dejado esposarme y vendarme los ojos ¿sabes? A diferencia de ti no soy... tan insegura. - termino mucho más tranquila. Si, eso era lo que pasaba, a mordisquitos le daba miedo ceder el control. Le miré aún esposado al radiador, casi sería divertido dejarle ahí. Pero supongo que en el fondo no era tan cabrona. Busqué mis pantalones y saqué una ganzúa, en realidad, no me había molestado en robar las llaves. Me puse de rodillas a su lado para soltarle - Ya esta, ya eres libre. - dije, aunque la verdad es que no tenía ya ganas de seguir con el sexo porque la mierda de sangre de vampiro me hacía sentir rara y violenta.
Ethan: me quedo quieto mirándola muy serio- venga, solo estaba jugando un poco, no seas así... -por primera vez desde que lo conoce está realmente serio- ¿vosotras podeis vacilarme y tomarme el pelo y yo no puedo haceroslo a vosotras?, venga...- la cojo de la barbilla y la obligo a que me mire- no has probado apenas nada de mi sangre ya estaba casi coagulada, vamos, que eso se te pasará rápido - Mierda... esta vez la he cagado pero bien... joder- vamos... solo quería reirme un poco...- salvo para cogerla de la barbilla no me he movido para nada- vamos, no seas asi... venga...
Alex: Le miro por un segundo, es que realmente no entiende nada. Pero nada de nada. Tomo aire, dudando si molestarme en explicarselo o no.
- Es que no sé porqué has tenido que joderlo. Teníamos una relación perfecta, sin compromiso. Y así de pronto en un momento, haces algo... - me cuesta seguir, buscar las palabras para expresarlo - Ahora vas saber en todo puto momento dónde estoy y cómo
estoy. Para no querer nada es bastante raro - le digo con tono de recriminación - Seguro que luego cortamos y te unes a mi lista de ex malignos. - respiro hondo, ya esta hecho, así que no hay vuelta atrás. Me dejo caer y me siento sobre las piernas. Es que menuda putada, sin contar con que el tema de los sueños eróticos no tenía gracia si no eran “reales”. Le miro de reojo - Maldita sea, ¿no podías haber hecho otra cosa? Cualquier otra cosa. - Es que casi podía verlo, ahora mis ex aparecerían de la nada para volver a dar por culo porque pensarían que estoy con él. Meneé la cabeza - Esto es una puta mierda. - volví a mirarle de reojo me sentía muy tentada de usar lo que me quedase de fuerza vampírica en darle una paliza.
Ethan: La miro y escucho callado, parece que está mosqueada de verdad pero solo me sale una frase- si tu no quieres que cambie no tiene porque cambiar- la digo mirándola.
-Es muy sencillo, vale lo de los sueños puede ser una putada, pero... ¿ahora me vas a decir que no tienes a gente a mano para “calmar” esos deseos? es decir, seguro que no soy el único con el que te lo montas y ya sabes que es complicado que yo te diga que no -sonrio de nuevo- ¿cortar? para eso deberíamos empezar, ¿no?, y lo de que voy a saber como te sientes... pues no se, creo que así no podré cagarla de nuevo, ¿no crees?... no se, llamame imbecil o algo así, o piensa en lo que quieras, pero creo que las cosas solo cambian si tu quieres que cambien -me levanto y me pongo de pie, apoyándome en la mesa- ¿entiendes lo que te tengo que decir?
Alex: Le miro otra vez de reojo, sigue sin convencerme, pero no es como si darle vueltas fuera a servir de nada. Además allí estabamos. Yo en pelotas salvo por las botas y el con los pantalones y los calzoncillos por las rodillas y la camiseta cortada. Nuestro aspecto era más bien ridículo si no follabamos.
- No lo entiendes, es como una invocación satánica pero con ex. Ahora aparecerán de la nada, no digas que no te lo advertí. - De forma distraída pasé la mano por su entrepierna, aunque no llevaba suficiente arriba. Y el juego ya no era tan divertido. Me estiré un poco para alcanzar sus cojones y acariciar ahí - Bueno, el mal ya esta hecho, debería disfrutar mientras pueda. - me acerqué un poco hasta poder rozar con la punta de la lengua su polla, de forma casi juguetona. Lo importante era no pensarlo. Cerré los ojos y me concentré en los que estaba haciendo. Mis labios envolvieron el glande y succioné ligeramente. Subí una mano para sujetarla de nuevo. - Umm - si, mejor no hablar y no decir nada más.
Ethan: Iba a decir algo así como “sigo sin entender porque vendrán a por mí si no somos pareja”, pero prefiero quedarme callado, quiere cambiar de tema y distraerse, pues le voy a dar el polvo de su vida, no tiene mucho más sentido.
Asique apoyo una mano en su cabeza y la dejé hacer a su ritmo mientras que con la otra mano la pellizcaba uno de los pezones. Ahora toca centrarse a los que estamos, voy ha hacer que se olvide de todos sus problemas.
Una invocación satánica... ¿estaba maldita ella? no lo sé, no lo entiendo, odio la magia, trae demasiados problemas... pero ahora no podía dejarla colgada, pero eso no quería decir que tuviera que seguirla a todas partes o actuar de novio, ella no lo quería y no lo iba a hacer... ¿o si lo quería y por eso se ponía así? DIOSES!!! con lo fácil que es decir las cosas de forma directa... ¿porque se complican tanto la existencia? bueno, centrémonos, destrozo a esos siete tipos y desde ahí que ella haga su vida y volveremos a como antes... menuda cagada... en fin... céntrate en lo que estas...
Comienzo a acompañar el movimiento de su cabeza con un ligero movimiento de mi cadera, poco a poco incrementando la velocidad e introduciendo más mi polla en su boca hasta alcanzar un ritmo como si la estuviera follando por el coño... siii, esto es otra cosa, aquí ya no hay preocupaciones...
Alex: Le miro mientras continúo chupándosela, pronto se correra. Me relajo para que pueda entrar completamente apreto la lengua contra su extensión y a veces dejo que mis dientes rocen ligeramente su polla. Hasta que termina de correrse. Después lamo con delicadeza lo que no consigo tragar. Limpiándole con ciudado. Miro la sangre de su pecho, dudando. La herida esta cerrada, ya no hay diferencia. Me levanto un poco y continúo limpiándole a lametazos. Al final me quedo mirándole de frente, sin tener demasiado claro qué hacer o qué decir. Mierda. Apoyo las manos en sus abdominales perfectas y espero.
Ethan: Dioses, que a gusto se queda uno al correrse... pero ahora es ella la que se tiene que olvidar de todo... asique... la cojo de la cintura y la siento en la mesa, me acerco y comienzo a introducirla los 3 dedos que ya había introducido antes mientras que la mordisqueo el cuello y la pellizco uno de los pezones.
Voy aumentando el ritmo y al notar que los tres dedos se mueven con normalidad me agacho y comienzo a lamerla el clitoris, si, puedo notar como mueve por instinto las caderas levemente, tendré que distraerla bien del todo, asique la agarro de uno de los pechos y lo amaso y le pellizco el pezón, voy aumentando el ritmo y acabo introduciendo la lengua dentro del coño, fuerte, con intensidad. Se me está poniendo dura otra vez, pero no, tengo que hacer que llegue ella o que me suplique que se la clave, algo muy poco probable ahora, pero bueno, no pienso parar hasta que ella alcance al menos un orgasmo... y si pueden ser más mejor.
Alex: Paso mis piernas por encima de sus hombros y me echo hacia atrás. Debería cerrar los ojos pero no lo hago, busco los suyos. Gimo y llevo una mano a su cabeza, luego la otra y agarro con fuerza, es mejor así. cierro los ojos y apoyo la espalda, levantando el culo de forma que tenga mejor acceso. Gimo de nuevo. Más fuerte. Apoyo los pies en su espalda y uso eso para empezar a moverme. Me muerdo el labio. Pero por más que lo intento no soy capaz de dejarme ir como debería, de pegarle un tirón y obligarle a hacerme cosas. Mierda.
Decido cambiar de posición. Estiro las piernas y bajo el culo para después abrirlas. Me siento y le coloco para que me penetre. Rodeo su cadera con mis piernas y sujeto su culo. Gimo de nuevo y muerdo su boca hasta hacerle sangrar, el lo había querido después de todo. Metí la lengua en su boca y hundí los dedos de una mano en su pelo, mientras que con la otra le sujetaba por el culo. Dejé escapar un gemido mitad gruñido y luego seguí besándole, dispuesta a no pensar en nada que no fuese sólo follar.
Ethan: se habia puesto ella sola en posición y yo no iba a decir que no, asique según me besaba cual poseida la comencé a penetrar, sin miramientos, fuerte y directo, bombeando como si no hubiera mañana, la agarraba del culo y de uno de los pechos mientras me fundía con ella en el beso.
¿Me está gruñiendo? eso me pone más aun.
La levanto en vilo y sigo introduciéndola el pene hasta el fondo, como si no hubiera un mañana, tendré que dejarla agotada para que se tranquilice.
Sigo bombeando y opto por darla un mordisquito en el cuello, juguetón, travieso, sin hacerla sangre.
Tras unos minutos termino corriéndome con un gruñido más bestial de lo normal, pero continúo en ello hasta que ella llegue otra vez no pienso parar.
Alex: Me sujeta a pulso, rodeo sus caderas con las piernas y me sujeto con más fuerza... más fuerza. Qué diablos. Hundo mi cara en su cuello y empiezo a morderle, cada vez más fuerte, hasta hacerle sangrar a él. Y sujeto su cabeza contra mi cuello. Recorro la herida con la lengua.
- ¿Por qué no muerdes? - le provoco - Pero no me mates - paso la lengua por la herida que acabo de hacerle. Le miro por un segundo, creo que le estoy poniendo a prueba. En cualquier caso tampoco es que esté pensando demasiado en lo que hago, sólo actúo por instinto. Clavo mis uñas en su espalda y me sujeto contra él, incitándole a seguir.
Ethan: La muerdo y me aliemento un poco de ella, esta vez controlando lo que hago, no como en la capilla. Ella lo está pidiendo aunque no se si es muy consciente de lo que dice y/o hace. La agarro bien del culo y comienzo a penetrarla mas fuerte y rapido, comienza a afectarme un poco el cansancio, pero sigo a ello. Me encanta que me arañe, me alimento un poco más, un sorbito de nada.
La bajo y la doy la vuelta, hago que se apoye en la mesa y se la meto desde atrás y vuelvo a l mismo ritmo frenético que acompaño con alguna cachetada en el culo mientras que voy aumentando el ritmo hasta llegar a mi máxima velocidad.
La paso una mano bajo la barbilla y la agarro de ahí mientras sigo con ese ritmo frenetico que hará que tenga que parar en breves, solo espero que ella se quede tan cansada como yo.
Alex: Tengo su mano en mi barbilla y termino por morderla. Me sujeto a la mesa para aguantar, este va a ser uno de esos polvos que dejan marcas aunque, por suerte, sé como borrarlas. Gimo con fuerza y termino por correrme. Giro la cabeza para mirarle de reojo, luego paso mi lengua por el labio, aún siento el sabor a sangre. Miro a los lados y recuerdo que estamos en el despacho del profesor, que tal vez sería buena idea largarnos.
Me levanto con cuidado y luego me llevo la mano al cuello. Murmuro el encantamiento para cerrar las heridas.
- Mejor sin marcas - aunque mis ojos recorren por un segundo sus labios y su cuello, casi es una suerte que los vampiros se curen rápido. Casi. Porque no habría tenido precio que tuviese que salir con la herida del cuello. Suelto una risita. - Deberíamos vestirnos.
Ethan: Me subo los calzoncillos y los pantalones, y me quedo con la camiseta como si fuera una camisa... pero entonces lo veo... dioses... no arranco el radiador para no llamar la atención y ahora hay sangre en el suelo... Me quito la camiseta y comienzo a limpiar lo que puedo de la sangre... no tiene solución, en fin... miro el charco y la miro a ella - deberíamos largarnos antes de que nos vean... van a saber que hemos estado aquí -señalo la sangre que ha caido al suelo- venga, no nos metamos en más lios -digo recobrando mi sonrisa traviesa.
Alex: Levanto una ceja cuando le veo, de todas las cosas del mundo, limpiando. ¿Qué sentido tenía limpiar? Es decir, ¿En serio? Si los dos sabíamos desde un primer momento que esto iba a suceder. Es más, no me habría extrañado ni por un segundo que arrancase el radiador. Me visto con perfecta calma y termino recogiendo las esposas y el cuchillo que he decidido quedarme. Luego me acerco para darle un ligero beso a mordisquitos.
- Relájate, es obvio que sabrá que alguien estuvo aquí follando. Pero qué diablos, en el fondo se lo buscó él, con todas esas amenazas sobre volver y que luego le incinerasen - técnicamente en parte yo era responsable pero, va, detalles. Levanto un dedo - Este polvo es una declaración de principios, ningún demonio va a conseguir que deje de hacer lo que me da la gana. Pillate algo del armario de los juguetes. - le miro cómo va a coger una mordaza - No ese no, ese no me gusta, los polvos tienen que ser ruidosos.
Y dicho esto me voy con completa tranquilidad hacia la ventana, después de todo, sé que puedo salir por ahí sin que me pillen. Esbozo una sonrisita traviesa. ¿Podrá también mordisquitos?
Ethan: Salgo detrás de Alex, y veo como se escabulle por una ventana... bueno, me tocará caer con gracia. Me apoyo en la ventana y me voy descolgando poco a poco, cuando estoy completamente estirado me dejo caer e intento amortiguar la caída como sea... sin mucho éxito... joder, parece que ha caido un meteorito. Me levanto como puedo y mira alrededor, veo a Alex escabullirse por un lado y salgo detrás de ella, es ella la que sabe donde está la moto.
Al llegar a la moto la veo apoyada, mirándome y descojonándose de mí, tengo que tener un aspecto medio cojeando bastante interesante... en fin, a lo que vamos, me subo a la moto y arranco la moto poniendo dirección hacia la residencia.
[Harridan's]
(Neil y Arenis)
Neil: Estaba sentado en la mesa, alternando la vista entre la puerta de la zona de fumadores y la cerveza que tenía entre las manos. Estaba a medias, pero ya estaba caliente. Yo andaba un poco nervioso, aunque no tenía claro por qué. En realidad, todo aquello había sido idea de Alex. Yo sólo me estaba dejando llevar. Aquella tarde Roger no aparecía por el bar, había quedado para ir a nosedonde con sus colegas. Así que al menos tenía ese consuelo. Había enviado una nota a Arenis a través de una amiga de una amiga. Pero no tenía claro si aceptaría venir. O siquiera si habría recibido la nota. Tenía que recordar pedirle el teléfono a Alex para la próxima vez. Bebí otro trago de la pinta, y noté el sabor amargo en el paladar. Era algo desagradable, pero bebía mecánicamente para distraer la mente.
Arenis: Mientras estaba en clase me habían tirado una bola de papel a la cabeza...en serio?? y yo que pensaba que a la universidad no venían niños... recogí la bola de papel, me la había lanzado Sindy, la pesada de Sindy, la desenvolví y era una nota de Neil, quería que fuese al Harridan´s después de clase asique me dispuse a ello.
Entre por la puerta del bar y vi a Neil sentado en la última mesa, me acerqué lentamente haciéndome la interesante, - Hola Neil - como no sabía que quería, no quise decir nada más no sea que fuese para reñirme por algo. Me quedé de pie esperando a que reaccionara.
Neil: Supe que iba a entrar un segundo antes de que se abriese la puerta. La atmósfera se había hecho más pesada y la gente se calló un segundo mientras recorría el espacio hasta mi mesa. Era sorprendente el efecto que causaba aquella mujer en los hombres. O quizá todo fuesen imaginaciones mías. Me intenté levantar, le di un golpe a la cerveza y estuve a punto de tirarla al suelo, pero la sujeté justo a tiempo. Me sentí bastante idiota.
- Oh, eh, hola... siéntate, por favor. ¿Quieres algo? ¿Una cerveza? Te pido una cerveza. - Levanté la mano y llamé al camarero, me senté de nuevo y dejé a un lado mi bebida, ya demasiado caliente para interesarme.
Arenis: -Si, si, una cerveza estaría bien- sonrió dulcemente, el lobito es muy mono, aunque creo que eso ya lo he pensado demasiadas veces.
-¿Que ha pasado o que necesitas? - pregunto intrigada queriendo saber por que me ha citado aquí.
Neil: Cuando llega el camarero le pido un par de cervezas y le doy la mía para que se la lleve. Me mira un poco extrañado. No sé si porque ayer había estado aquí con Alex o porque le daba una bebida a medio terminar. Debía ser lo primero, porque no dijo nada y se marchó.
- Bueno, verás. Estaba pensando en la fiesta de las san... - Neil, no creo que llamar a los vampiros sanguijuelas sea buena idea ahora mismo. - Bah, no recuerdo el nombre del santo. - ¿Habría colado? - La fiesta de “inauguración oficial”. Y bueno, me preguntaba si querrías que fuésemos juntos y tal. - Eres el hombre tacto. Ahí, al grano.
Eché de menos mi cerveza. No tenía nada a lo que recurrir para evitar mirarla a los ojos. Así que empecé a sufrir de esa eternidad entre que haces una pregunta comprometida y llega la respuesta. De nuevo me pregunté por qué demonios me había metido en este fregado. No tendría que haber hecho caso a Alex. Yo no era el tipo de chico de Arenis. Seguro que me decía que no y ahora hacía el ridículo. Neil, eres un idiota.
Arenis: -Ah, eso- lancé un suspiro, era por el baile y no por nada malo, sonreí maliciosamente y le dije - yo había pensado ir con Adam pero ya que me lo has pedido tu primero iré contigo- terminé diciéndoselo con una sonrisita traviesa, supongo que ese sería su castigo por haberme hecho un feo en la fiesta y no hacerme caso.
-¿Y como piensas llevarme? si te es mucho lio yo puedo encargarme de la limusina que por supuesto tiene que ser blanca y larguisima.-
Neil: Nos trajeron las cervezas, pero estuve a punto de escupir la mía cuando dijo lo de la limusina. Joder, no había caído en eso. Yo más bien pensaba en encontrarnos allí. Aunque lo que me había dolido era otra cosa. Tragué despacio la cerveza y la dejé encima de la mesa con un sonido seco. Sin decir ni una palabra durante un par de segundos, reflexionando. No tenía claro si debía hacerlo, pero al final no pude callarme.
- Bueno, si prefieres ir con Adam, tampoco quiero entrometerme. - Maldije la idea de Alex, ya se lo había dicho yo. - Quiero decir, sé que te gusta y hacéis buena pareja. No quiero que te aburras con un... - Pensé en las cosas que Josephine me había llamado. - Bueno, conmigo.
Cuando terminé de hablar, me arrepentí de haberlo hecho. Aquello había sonado totalmente patético. Ya si que podía dar por perdida aquella oportunidad.
Arenis: Mientras se humillaba Neil no podía contener la sonrisa en mi cara, menos mal que no se atrevía a mirármela. Le cogí la mano para llamar su atención y que levantase la mirada - Era broma... si que me apetece ir contigo- le saqué la lengua a modo de burla.
-Bueno y por supuesto tendrás que llevar la corbata a juego con mi vestido, pero tu de eso no te preocupes que ya me encargaré yo de ello, tú sólo tienes que ponerte un traje y venir a mi ático, ya te mandaré la dirección por mensaje- Tomé un trago grande de cerveza la verdad es que había soltado todo eso sin parar y me había dado mucha sed - ¿Algo más? lobito-.
Neil: No sabía si sentirme aliviado o acojonado. Casi había querido que Arenis me rechazase, eso habría zanjado el asunto. Una parte de mi tenía claro que al final el desenlace sería el mismo. Aunque me dio cierta confianza que ella quisiese encargarse de ese tipo de cosas. Al menos no pretendía que yo la complaciese con esos lujos. Estaba dispuesta a encargarse de conseguir lo que quería. De otra forma, seguro que no hubiese funcionado.
- Bueno, creo que eso sí sabré hacerlo. Una camisa es la cosa esa que lleva botones, ¿no? - Sonreí para hacer evidente el chiste. - Como un pijama pero más finita. - Pegué otro trago a la cerveza. - Nada más que añadir... - Busqué un mote que no la ofendiese. - Colmillitos. - Y la levanté para proponerle un brindis. - Por una noche inolvidable.
Arenis: sonreí alegre mientras choqué su jarra de cerveza y dije después de él - Por una noche interesante-
[Ático de Arenis] (Arenis + Alex + Izzie + Maebh)
Arenis: En el mensaje que envié a las chicas ponía una dirección y una hora, también rogaba que viniesen puntuales. Daba vueltas impaciente en mi ático esperando a que viniesen todas, ya lo tenía todo preparado y tenía muchas ganas de empezar, sería una tarde muy divertida.
Alex: Se lo había dicho a Izzie y habíamos terminado por aparecer, rozando la hora o tal vez un pelín tarde, pero sin verdadera maldad. Es que parecía que no paraban de suceder cosas en el campus.
Llamamos a la puerta un par de veces antes de que nos abriera el botones, que nos miró de arriba a abajo. Sonreí con mi mejor expresión de inocencia. El tipo seguía sin estar convencido, pero le enseñé el mensaje de móvil que nos citaba a las dos allí. El tipo arrugo la nariz y terminó por guiarnos a un salón con lo que parecía un escenario. Miré a Arenis desconcertada.
- Umm, ¿No ibamos de compras o algo así? - me acerqué para darle dos besos y abrazo cariñoso. - ¿qué es esto? ¿Un escenario? Por cierto los zumos esos están buenos.
Arenis: Pfff no pretenderias andar, recibir codazos y oler a sobaco, ¿no? esto es otra forma de comprar- sonreí dulcemente- nos enseñan los vestidos y el que te guste te lo quedas, no te preocupes estos vestidos todavía no han salido al mercado y no tienen el precio puesto, asique elige sin preocupación, aunque esperaremos a las demas a ver si llegan para que empiece el espectaculo.
Di un par de palmas para que los camareros empezasen a traernos la comida y las bebidas hasta donde estabamos, había que hacerles trabajar un poco.
Izzie: Eché un vistazo de arriba a abajo al edificio dejando escapar un silvidito de admiración. Vaya, nunca había estado en un sitio como este, es decir, como invitada...
Sonreí encantada dejándome caer las gafas de sol a su sitio con aires de estrella del rock y terminé por sacarle la lengua al elegante portero antes de correr tras Alex. Decididamente, esto era mucho mejor que colarse.
Una vez en la ático, las cosas no hicieron más que mejorar. Camareros por todas partes pendientes de nuestra copa, canapés de nombres impronunciables, una alfombra roja y la selección de música que se nos antojara.
Curioseando medio encandilada por toda la habitación me acerqué hasta Arenis que ya nos esperaba, como siempre estupenda, y antes de decir nada sonreí felizmente y la dí un tierno abrazo.
-Que guaaaaay... - concluí dulce e inocente, como una niña en navidad, dejando caer al suelo la mochila.
Maebh: Algo nerviosa, salgo del ascensor antes de quedarme parada a la salida, echando un vistazo al imponente ático de Arenis, y todavía aturdida de la vista exterior del edificio.
Con una sonrisa nerviosa, le doy mi bandolera al que debe ser el mayordomo, antes de susurrar un “gracias” y seguir hasta el salón, tal y como me ha indicado.
Al llegar, hago un leve gesto con la mano a las chicas, cohibida por todo lo que estoy viendo, antes de sentarme en una silla, todavía preguntándome qué estoy haciendo aquí.
- Disculpad que haya llegado tarde... ehm... Arenis... éstos vestidos, deben valer una fortuna... - digo algo preocupada mirando a las hileras de vestidos que veo por todas partes, pensando que, posiblemente, no pueda ni permitirme la tela con que están confeccionados.
Arenis: -Tu no te preocupes por eso, solo te tiene que preocupar conseguir el vestido perfecto- digo mirando a Maebh- Bueno chicas iros sentando que el espectaculo va a empezar- al terminar de decir esto, se reducen un poco las luces, empieza la musica y aparece un presentador que nos saluda y nos va detallando todos los vestidos que aparecen.
Los camareros no dejan de rondar a nuestro alrededor con las bebidas y los canapes, aparece la primera modelo con un vestido rojo despampanante y así van siguiendo un monton de modelos más.
-¿Ya vais viendo cuales os gustan? despues podeis probaros todos los que querais, nos han dejado unos espositores en la habitacion de al lado con zapatos y complementos para poder elegir, y hablando de cosas más mundanas, ¿con quien vais a ir al baile?-
Maebh:- ¿Hay que ir en pareja? … espera, claro que hay que ir en pareja... - digo riéndome nerviosamente de mi propia tontería - la verdad es que no... iré sola, imagino, o con Hoyt si no tiene pareja... -, finalizo mientras hago una mueca arrugando la nariz, quedándome pensativa justo después, mientras observo los vestidos.
Izzie: Cogí una de las copas de tipo martini, rellena de algún líquido en tonalidades violaceas. Asique eso era un Cosmopolitan, la verdad es que quedaba mucho mejor sin vaso de cartón.
Me dejé caer sobre uno de los mullidos sofás jugueteando distraídamente con el palito del coktail. Parejas, parejas... ¿Porqué tenían que ponerle etiquetas a todo? -¿Hay que decidirlo ahora? -pregunté dejando escapar un suspiro de circustancia, como si acabaran de plantarme delante un tratado de historia infumable.
Alex: Estaba felizmente sentada en un sillón, jugando con una sombrillita de esas que traían los mojitos. Me había pedido un combinado de esos con nombre sugerente que había resultado ser una mezcla de zumo de frutas llamada Lucy in the sky. Luego probaría el que se llamaba Dancing in the moonlight. El caso es que estaba tan feliz mirando los nombres que casi escupo lo que estaba bebiendo cuando Arenis preguntó. Miré como si me hubieran cazado con la mano en el tarro de las galletas. Así que puse mi mejor y más inocente expresión, a sabiendas de que Arenis era amiga de Jo.
- Umm, bueno... la verdad es que... *cough*Robertmelopidióyvoyconél*cough* - miré a los lados, casi temiendo que J apareciese de la nada para atizarme con la cola de pescado. Pero no, no estaba ahí. Sonreí un poco y seguí con la bebida. Con suerte J no se enteraría hasta el propio baile o, tal vez, podría pedirle ayuda a Adam para que... suplantase a Robert. O algo así.
Arenis: -A mi me lo ha pedido Neil- se me escapó una sonrisilla- yo preguntaba lo de las parejas porque voy a alquilar una limusina blanca y era para saber lo larga que debia ser, claro si quereis venir con nosotros igual ya teniais otros planes- dije quitándole importancia a lo de las parejas.
Cogí mi sex on the beach, que siendo uno de los cócteles más normales era el que más me gustaba y sorbí lentamente de la pajita. Miré detenidamente a Alex mientras decía lo de Robert, a mi me hacia ilusión que fuese con Robert pero seguro que Jo se enfadaba y aguantarla enfadada era un asco - que mono ¿eh? por Jo no te preocupes seguro que se venga poniendo tonterias en el blog, como siempre, yo no se lo voy a decir, no soy una chivata- le saqué la lengua a ver si así se relajaba un poco.
Maebh: Aceptando la primera copa que vi, sin darme cuenta de lo que era, doy un sorbo mientras las escucho hablar de la fiesta y sus parejas. Genial, ahora sería la única sin pareja. Definitivamente, ésto no era lo mío.
Sonriéndome ligeramente ante el pensamiento, miro a Alex antes de decirle - Creo que pegáis muy bien juntos, y sobre Jo... bueno, siempre tendrá algo con lo que meterse, y parece que tú le caes bien... tal vez no te da mucha caña con ello, ¿no? -, dudando yo misma hasta de mi afirmación.
Algo más relajada, miro a Arenis y le digo, con una sonrisa - ¿Vas con Neil? es ése chico del otro día, ¿no? el de la enfermería... me lo presentó Alex ayer por la mañana... parece majo, seguro que quedáis genial. -, aunque de repente, como si acabase de caer en algo, digo - Espera, espera... ¿vas a alquilar una limusina? -, sorprendida, aunque antes de añadir nada más, miro alrededor y hago un gesto, dándome cuenta de dónde estoy. Realmente, viendo donde vive no se de qué me sorprendo, y mientras comienzo a reírme, niego con la cabeza y me relajo en el sillón.
Alex: Se lo habían tomado bien y era un alivio, claro que no ignoraba que J me mataría. Era de esas cosas que sólo pueden salir mal. Además, ¿cómo decirle que el único motivo de que le cayera bien era que le decía lo que quería oír y que me consideraba básicamente una puta de buen corazón? Sonreí un poco y miré a Izzie.
- Bueno, seguro que lo de la limusina esta bien. Arenis tenía bombones en la otra. Lo de la pareja o con quien vayas es... bueno, no creo que sea obligatorio ¿no? - esto lo dije poco convencida - Robert también iba a alquilar limusina, pero creo que es más divertido ir todos juntos. - luego miré a Maebh - ¿Pero no estuviste con Max el otro día? ¡Si hasta te trajo rosas! Esta claro que querrá ir contigo. - dije muy convencida.
Izzie: -¿Nursey se a atrevido a pedirtelo? -pregunté divertida. ¡Y parecía tonto cuando lo encontramos!. Bueno, a decir verdad eso le daba puntos. Di un trago a la copa echando un vago vistazo a las modelos que comenzaban a desfilar por la pasarela que habían montado en el salón. Asique Arenis con Neil, Alex con Robert... Miré a Maebh que parecía tan apurada por las circustancias como yo, aunque sospechaba que por razones distintas. - Y si no, si quieres podemos ir juntas, yo tampoco tengo pareja. -le sugerí encogiendome de hombros. No quería tener que decidir con quien querría ir y nada me impedía esquivar las incómodas preguntas de mi cerebro con una huida vil y despreciable. -Además ¿que importa si al final iremos todos juntos en la super-limo de Arenis? -continué mucho más animada ante la perspectiva,
Arenis:-Pues si, todos en la limusina, nadie se fijara quien va con quien.- Al final tendría que conseguir una limu bien grande, espero que no me pongan pegas los de la agencia.
Se acerca el final del desfile y salen todas las modelos con todos los vestidos y se ponen en fila. -Ahora podemos ver los vestidos más de cerca y tocarlos para ver las telas y ya con esto concluye el desfile y podeis elegir cual os gusta más- sonríe con emoción- por cierto el dia del baile podíamos prepararnos todas aquí y que los chicos viniesen después y así montarnos todos en la limusina a la vez¿que os parece?.
Maebh: Miro agradecida a Izzie, mientras asiento, antes de mirar a Arenis sonriendo - Tienes razón, si vamos todos juntos... será divertido. Gracias, Alex, seguro que sí... lo cierto es que fue realmente amable la otra noche... - digo mientras me sonrojo y pienso en la anterior fiesta y el detalle de Max.
La verdad es que tenía ganas de que llegase la gran noche, aunque mis perspectivas de pareja no fueran más allá, sería divertido, y me estaba sintiendo cada vez más unida a Alex e Izzie, e incluso ahora, a Arenis.
- ¿No te importa? digo, será mucho lío, ¿no? aunque es una gran idea, la verdad... me encantaría... -, y con una sonrisa a Arenis, asiento mientras doy otro sorbo a mi copa.
Izzie: -Yo estoy con Maebh, me parece una idea genial -sonreí feliz estirándome perezosamente, haciendome un huequito cada vez más cómodo y acaparador en el sofá. Empezaba a acostumbrarme a aquel apartamento, y no era la única. Alex hasta se había descalzado como si estuviera en su propia casa.
Hechos los planes, nos pusimos al lío con los vestidos. La verdad es que yo no tenía mucha idea de lo que sería más o menos apropiado para una ocasión como aquella asique me dejé hacer, como si fuera una muñeca. Después de todo, no quería estropearle la diversión a Arenis y además, ¿quién podría quejarse? , eran vestidos gratis, esas cosas no se cuestionan.
Batalla en el воин Колизей (warrior colosseum)
:|: Hoyt Clayton (24) & Alone :|:
-Llevo dos meses por esta zona de las estepas y estoy hasta los cojones, lo cual suele ocurrirme bastante más tarde, con eso te lo digo todo. Esta será mi última pelea, y no pienso quedarme a ningún otro puto combate más. ¿Te ha quedado claro? -Las palabras son secas, duras y malsonantes. La única manera para conseguir que el capo de mierda que me ha estado buscando pelea desde que llegué se entere de que voy en serio. Llevo una semana diciéndolo, dos días sin que me crea y tres posponiendo mi marcha para el combate que tengo dentro de media hora. -Si te ha quedado jodidamente claro, dímelo ya o cogeré mis cosas y me piraré de vuestro edificio de mierda. -Aleluya, después de pensárselo muy bien, el cabrón de Dimitri -¿es que todos se llaman Dimitri en este país, o solo es un nombre que se ponen los mafiosos? Porque ya llevo siete Dimitris mafiosos conocidos- sonríe a sus dos gorilas y asiente con un "Ya, última pelea del amerricano aquí. Con grrandes apuestas". Como si eso sonase ligeramente bien. Aun así, el muy cabrón se larga de la ratonera donde me han dejado para prepararme, y poco después entra Diana, la chiquilla que tendrá unos quince años y que me han encasquetado para que me ayude a prepararme y a relajarme, si me apetece. Cuando a la segunda no me mostré interesado en esa faceta, me enviaron un chicuelo que ni me entendía y aún más joven. Dimitri entendió que no me la tiraba porque no me daba la puta gana cuando reventé su mesa por la mitad. A la siguiente vez volvió Diana, con un cardenal en la mejilla derecha. Tuve que dejarle claro a Dimitri que la chica iba a estar solo conmigo volviendo a su despacho y tumbando a los dos gorilas más grandes que tenía en ese momento, y desde entonces ha estado conmigo de manera exclusiva. Qué demonios, soy un poco sentimental y que la chica sea una rubita me recuerda a alguien que llevo ya años sin ver. Y hace más de un mes que no sé nada de ella, ni ha contestado mis tres últimas cartas. Desecho esos pensamientos de mi mente y tomo asiento, dejando a Diana hacer con mis hombros agarrotados. Otra razón más, la chica tiene unos dedos increíbles para quitar nudos. Y mientras trabaja, me dejo dormitar un rato.
Quince minutos para el combate. Diana ya me ha asegurado casi todo el equipamiento, y lo único que quedan son las guantillas. Es entonces cuando se pone frente a mi y veo que la muchachita está llorando. No a moco tendido, sino tratando de ocultarlo, pero no puede evitar que unos goterones le recorran las mejillas y se pierdan en su camiseta. Y debe de llevar un rato así, por cómo tiene los ojos. Joder, lo último que necesitaba. Y lo peor es que...
-¿Por cuál de todas las razones estás llorando? -La agarro por los hombros y hago que me mire. Parece que no me ha entendido, así que busco entre lo que he aprendido de ruso y repito la pregunta. A la segunda parece funcionar, pero se pone a hablar tan rápido que no entiendo más que una palabra de cada cinco. Cuando ve mi cara, vuelve a empezar pero cambiando de idioma. Además, así consigo ralentizar la conversación. "Vas a pelear en tu última pelea." Yo asiento. -Tras esta pelea, me voy hacia el sudeste. -Brotan nuevas lágrimas. "No entiendes tú, última pelea, no más Hoyt. Quieren tú muerto." Bien, al menos ya tengo claro cuál es la razón de que llore, más o menos. Y yo que creía que la razón era mi marcha, y que la volviesen a obligar a prostituirse con otros acompañantes no tan cordiales como yo. -¿En la pelea? -"En la pelea." Bueno, al menos no me van a pegar un tiro por la espalda. -¿Qué sabes? -Es mi última pregunta, y me paso los diez siguientes minutos descubriendo que, ya que no les dejo usarla para otra cosa, han pasado a utilizarla de camarera. Y que así se enteró hace cinco días de que estaban empezando a planear una manera de romper mi racha de victorias. Y que van a fingir un 2v2 que al poco se transformará en un 3v1, para sorpresa y alegría del público. Y también, que el juez está más que comprado y que pretendían darme unos protectores gastados e inútiles. Al menos en eso pudo meter baza y me ha traído unos buenos, algo es algo. Ah, y que uno de los matones, al que le rompí la nariz, ha prometido quedarse con mis botas y darle un repaso a ella cuando todo termine, previo pago a Dimitri. Así que cuando llaman a la puerta avisando de que quedan cinco minutos, me pongo en pie, hago que me ponga las guantillas y suelto una risa gutural que la deja helada en el sitio, si no ha sido solo por mi decisión de quedarme a pelear en vez de huir. -Nos vemos cuando vuelva. Cierra la puerta y cuida mis botas, no quiero que nadie se las apropie antes de que sea la hora. Y si viene alguien que no sea yo, ni se te ocurra abrirle. Me da igual lo que te digan para que les abras. -Y salgo por la puerta diciendo un -Esto va a ser divertido.
El estadio está lleno. No es que sea especialmente grande, aunque sí lo es sabiendo que es lugar de todo tipo de peleas ilegales, batallas de animales e incluso algún combate de gladiadores es lo que he visto aquí. Ahora mismo, hay un cuadrilátero parecido a los de la lucha libre americana en el centro, solo que con una lona bastante más dura, según tengo comprobado. Dimitri está en segunda fila, rodeado a los costados por un par de jovencitas de buen ver que no deben de haber cumplido los 18, y con gorilas delante y detrás. El capullo al que le rompí la nariz está en primera fila. Mientras avanzo hacia el ring, de los otros tres lados del estadio veo a sendos combatientes haciendo lo mismo. Según cuentan en la mesa, la pelea es un todo vale sin armas reales -como si las improvisadas que hay por la zona no doliesen lo suficiente, pero al menos nadie te apuñala- y un dos contra dos, para celebrar que el "guerrrero amerricano", que soy yo, se marcha. O algo por el estilo, porque es todo un jodido dialecto ruso y me pierdo la mitad de las cosas. Ni siquiera presto atención a quién se supone que es mi compañero, un gigantón que se sube a mi mismo lado del cuadrilátero y me ofrece una mano para estrechar, que no estrecho. Frente a mí, otras dos moles musculadas, y uno de ellos seguro que chutado a mierdas porque sus músculos parecen del tamaño de los postes del cuadrilátero. Las protecciones que todos llevamos, tobilleras hasta la rodilla, guanteras, los pantalones cortos y un peto ligero. El gilipollas del dopado ni siquiera lleva eso último, mejor para mí. El comentarista termina las presentaciones pertinentes, sale del cuadrilátero para que no lo aplastemos y suena la campana, soltando así toda mi furia contenida.
Me lanzo con todo, siquiera antes de que tenga oportunidad de darse cuenta. Al instante siguiente, estoy cruzando la lona. Al siguiente, estoy cruzando el aire y derribando al rival de los esteroides con una llave de lucha libre, agarrándolo por el cuello con el antebrazo. Y al instante siguiente, él está estampado en la lona y yo levantándome para hacer frente a mis otros dos rivales. Que todavía no han decidido lanzarse contra mí, y por ahora hacen el paripé de luchar entre ellos. Curado de la sorpresa, mi rival más cercano se levanta y se lanza contra mí. Driblo para la izquierda, poniendo guardia de boxeo y le encajo un directo en las costillas cuando pasa, pero no parece aplacarlo demasiado. Intercambiamos un par de golpes más, mientras me llevo la peor parte. Al otro lado, mi "compañero" y el otro rival cada vez van más flojo. El reloj marca medio minuto. El dopado me agarra y me proyecta contra los otros dos, quizá como señal. Sea cual sea la razón, le decepciono al engancharlo y usar su fuerza para lanzarlo a él como ariete contra su compañero. El mío me mira un instante, sorprendido, y luego vuelve a fingir. Cambiamos de rival, y ahora tengo que estar cubriendo la mayor parte del tiempo puñetazos rápidos. Le dejo hacer, controlando la situación. Y cuando veo una apertura en la guardia, entro con un rodillazo de muay thai, golpeándole en el estómago primero, y clavándole un rodillazo en la nuca como segundo golpe, empujado por el brazo izquierdo para hacer más fuerza, asegurando así la conmoción que la rodillera no ha hecho tan fuerte. Y entonces vuelvo a lanzárselo a los otros dos, haciendo que trastabille por el camino y caiga como un peso muerto sobre ellos. Mi compañero lo esquiva a tiempo, pero el hormonado acaba contra las cuerdas y cayendo fuera con el otro. Los dos que quedamos en el cuadrilátero nos miramos un instante, evaluando fuerzas. Y entonces mi compañero sigue con la charada de que lo somos, y se retira de donde los otros dos se están levantando. Aprovechando la pausa, me dejo caer sobre las gomas para descansar unos segundos, mientras los dos suben de nuevo al ring… y el otro capullo, el no hormonado, lleva una silla de plástico barata. Y juntos se lanzan a por mí, dejando al otro de lado. La silla pasa a mi derecha, mientras rompo un intento de puñetazo del hormonado con los antebrazos por el otro lado. Me llevo un golpe desestabilizante en la espalda, pero consigo salirme del rincón donde me habían encajado. O eso creía, cuando consiguen agarrarme por los hombros y lanzarme contra mi “compañero”. Que se pone a gritar, cumpliendo con su papel, y me empuja contra una de las esquinas del cuadrilátero. El comentarista se vuelve loco, repitiendo las palabras o inventándoselas, como si importase, pero por fin estoy en el 3v1. Y un nuevo combate empieza, dos minutos después de que haya sonado la campanada de inicio. Un chaquetero, un hormonado, un capullo y yo en el cuadrilátero. Y los tres se lanzan a por mí. Dimitri sonríe en su asiento.
El chaquetero por la izquierda, el hormonado por la derecha y una silla agarrada por el capullo por el centro. Apoyo una pierna en el poste de la esquina y me lanzo a mí mismo por el centro, placando al capullo y estampándole la silla contra la cara. Se la arrebato de las manos y la uso para bloquear al hormonado antes de que me golpee. Y luego le engancho la cabeza y lo lanzo contra el chaquetero, todo en un movimiento limpio. Mientras se arreglan entre ellos, me lanzo contra el capullo y le lanzo tres directos al pecho, un gancho de derecha y un uppercup con la izquierda que falla, dándole en el hombro, porque tengo que esquivar un puño gigante dirigido hacia mi nuca. Me lanzo contra las cuerdas, tomando impulso para salirme del triángulo que me estaban haciendo. Al llegar a las siguientes cuerdas, tengo que rodar hacia un lado para evitar que el chaquetero me estampe la silla encima. Me pongo en pie y desvio otro puño gigante con la guantilla, haciendo que el tipo monótono se coma un gancho en el estómago, que parece no notar. Y entonces soy yo el que sale del cuadrilátero y se come el suelo de fuera, lanzado por el hormonado. Tardo medio segundo en orientarme, y para entonces ya hay un par de piernas cayendo frente a mí. No puedo evitar poner una media sonrisa pensando que el chaquetero es estúpido, y que debería haber caído encima de mí. Principalmente, porque me levanto de golpe y antes de que sepa qué ha pasado, le estoy estampando la cabeza contra el cuadrilátero, saltándole dos dientes y dejándolo tirado en el suelo. Uno fuera.
Viendo lo que se me viene encima, entro en el cuadrilátero rodando cuando el capullo pretende golpearme desde dentro con la silla, y acaba contra las gomas mientras la silla cae fuera. Lo remataría, pero el hormonado se adelanta y me engancha por el peto, lanzándome contra una esquina. Al menos, me da tiempo a reducir el golpe usando las guantillas, pero sigo descolocado un par de segundo. Puedo notar un agarre en la pierna izquierda, arrastrándome medio metro para cuando puedo levantarme y clavarle una patada en el cuello, haciendo que me suelte y se mueva hacia atrás. Me pongo en pie y le clavo un codazo en la cara. Luego combino con un gancho de izquierda en la cara, otro debajo de las costillas por el mismo lado y le estampo un puñetazo con salto otra vez en la cara con la derecha. Y el tío sigue en pie, mientras el capullo al ver que su compañero va mal, se lanza a por mi espalda. Así que me vuelvo y le lanzo dos directos antes de que me golpee, que él bloquea, hasta que lo avasallo a puñetazos rápidos y luego una patada alta por su costado izquierdo, lanzándolo contra las cuerdas. El remate viene con una patada larga avanzando, que le da en el estómago y lo estampa contra las cuerdas. Y, por supuesto, avanzo hasta él y lo lanzo por encima agarrándolo por las piernas, sin preocuparme dónde cae exactamente. Otro fuera.
Al fin y al cabo, tengo un tipo hormonado… que sigue de pie en el mismo sitio. Voy a encargarme y cerrar el combate cuando una mano me agarra una pierna y me hace caer desde fuera del cuadrilátero. ¿No acabo de tumbar al capullo?, pienso volviéndome, pero resulta ser el chaquetero, que se ha recobrado. Mientras él entra, me pongo en pie, ya que el hormonado parece estático y sin molestar en su esquina. Nos observamos durante un segundo, como hace menos de cinco minutos -¿o cuánto ha pasado ya?- y luego intercambiamos unos cuantos golpes. El comentarista está como loco ante nuestro combate, mientras que Dimitri parece cabreado. Un puñetazo se cuela por mi guardia y me golpea en el hombro, haciendo poco pero obligándome a desviar el siguiente con solo la mano izquierda, que se resiente del golpe. Pero vuelvo a la carga lanzando una patada baja y, cuando se cubre, saltando y cambiando de lado en el aire, clavándole una patada en la cintura. Luego, lo lanzo contra las gomas y cuando rebota, le hago un cerrojo y lo estampo contra el suelo. Y para asegurarme, lo levanto del peto como hace poco me han hecho a mí, y lo lanzo fuera del cuadrilátero contra la mesa del comentarista. Ahora sí, dos fuera. Y me tomo hasta un instante para asegurarme de que el capullo está realmente noqueado ahí abajo. Cuando todo está bajo control, me vuelvo hacia la estatua hormonada.
-No es nada personal. -Digo acercándome a él. –Pero hay alguien que se merece un rapapolvo. –Sonrío enseñando los dientes, cual fiera, y agarro al hijo de puta que pretendía matarme por un brazo, obligándolo a moverse y salir de su estupor. Pero para cuando quiere hacer algo de verdad, ya lo he hecho dar tres vueltas y coger suficiente inercia para que salga volando hacia Dimitri… o más bien, hacia el gorila de la primera fila, el mamón que quería quedarse con mis botas y tirarse a Diana. Buena suerte ahora, capullo, cuando una montaña te ha caído encima. Y así es como caen los tres de manera definitiva. El juez está estático, sin saber cómo actuar o si alguno de los tres podría levantarse y no joderle el negocio que había cerrado. El público está que arde, mientras que la cara de Dimitri se va volviendo más y más azul por el cabreo que está cogiendo. Y un instante siguiente, tengo a cinco gorilas acercándose al cuadrilátero para acabar de una vez conmigo, y esta vez llevan unas mariposas. Tratan de entrar todos a la vez, cubriéndose en ser un grupo y conseguir vencer donde tres luchadores no lo han hecho. Y seguro que eran tres tipos duros, seguro que de lo mejor que tenían aquí para combatir.
El primero no consigue empezar a subir, cuando una patada le da en toda la barbilla y lo deja tirado en el suelo, soltando espuma por la boca. El público grita aún más. Me muevo al otro lado del cuadrilátero para saltar sobre otro gorila y estamparle la cabeza contra el suelo, dejándolo en el sitio. Y tres consiguen subir antes de que pueda hacer más. Uno de ellos se adelanta, lanzando un corte que bloqueo con las guantillas, y ante su estupor le hago una guillotina agarrándolo por encima del hombro con la izquierda, y clavándole un codazo en la garganta, que lo deja chocado y en el aire, hasta que lo dejo caer al suelo. Los otros dos miran detrás de mí, donde un gorila más está subiendo con una cadena acabada en una bola. Viendo que esperan a tener más refuerzos, avanzo hacia uno con la pierna izquierda, que salta hacia atrás y me deja en la posición perfecta para darle una patada con giro al otro que no se espera en absoluto, lanzándolo hacia atrás contra las gomas. Cuando vuelve, lo agarro del brazo y lo hago girar hasta chocarse contra el otro y hacer que ambos caigan fuera y contra el duro suelo. Justo a tiempo para apartarme de la trayectoria de la bola, que deja una marca en el cuadrilátero al chocar contra él. Y antes de que pueda hacer nada, el último gorila está tumbado boca abajo sobre el cuadrilátero, mientras le levanto las piernas y apoyo una de las mías en su espalda para hacer palanca. Así acaba la pelea, pero no el enfrentamiento con Dimitri.
-Te dije que sería mi último combate aquí. Lo has intentado y no lo has conseguido, así que pienso irme con todo mi dinero, mis cosas… y me llevo a Diana. –Tiro un poco más de las piernas del gorila, que suela un grito de dolor. El comentarista traduce. El público grita emocionado. Esto no solo es lo que han pagado, sino un espectáculo mucho mejor. Dimitri se levanta, cabreado. “Tú ganas. Podrrras irte… ¡al inffierrno!” Y saca una pistola, el muy hijo de puta. El primer disparo falla porque me lanzo a un lado. El público grita y sale despavorido. Un chorro de algún líquido cae al suelo detrás de mí. El segundo disparo nunca llega a salir, porque le reviento la mano de la pistola utilizando la bola que uno de sus matones quería estamparme encima. En la multitud se pisan unos a otros, todos tratando de salir. El combate ha terminado.
Me agacho y cojo una de las navajas, por si acaso. Salto por encima de las cuerdas cayendo en el duro suelo con los dos pies. Con tanto caos, me cuesta un momento orientarme, pero nadie ha tratado de meterse más en el edificio por ahora, todos tratan de salir de él por las salidas de arriba. Camino rápido hasta llegar a mi cuchitril. En mi puerta hay dos gorilas más que no me ven venir tratando de forzar la cerradura, y acaban con sendas cabezas contra la pared. Todavía me cuesta casi un minuto convencer a Diana de que soy yo y que me abra. Le doy la navaja, cierro la puerta y me quito todo el equipamiento para ponerme una ropa más normal. No puedo quitarme la sensación de que Diana no me quita el ojo de encima, aunque esté de espaldas. Y cuando termino de vestirme, le suelto la bomba. Durante unos segundos, está demasiado aterrada con la idea de marcharse y que la vuelvan a encontrar. Luego, me pide que la lleve a su pueblo. Acepto, y se me lanzan encima abrazándome con un contacto más cariñoso que todos los que hemos tenido hasta ahora, incluso la primera vez que trató de montárselo conmigo. Recojo todas mis cosas y el dinero. Luego recorremos los pasillos hasta el despacho de Dimitri, pese a las reticencias de mi acompañante. Allí recupero el resto que me debía, además de lo que el gorila había pagado por la compañía de mi señorita, y ni un billete más, dejándole bien claro en una nota escrita con prisas por ella todo esto, y que si me persigue a mí o a ella lo encontraré y le haré desear estar muerto. Y luego salimos de ahí, abriéndome paso con pura fuerza bruta hasta el exterior.
En el parking, la policía ya está llegando, pero los despistamos. Nos vamos por unas callejas y cogemos un taxi, que nos lleva a un sitio donde alquilar un coche. Les suelto un fajo de billetes para conseguir alquilar uno el tiempo que quiera, y hasta la ciudad que quiera. A la media hora, estamos dejando el infierno atrás, con Diana tumbada en el asiento trasero durmiendo y yo conduciendo hacia quién sabe dónde. Jodido coliseo de los guerreros, así arda en el infierno. Nos cuesta dos días llegar, haciendo solo las paradas necesarias.
En el pueblo, los padres de Diana están sorprendidos. Les dejo dinero para que se larguen de allí, y antes de irme Diana me da un beso en la mejilla, con toda la ternura del mundo. Le digo que todo irá bien. Y mientras me monto en el coche, no puedo quitarme el pensamiento de la cabeza de que, en algún momento, tendré que volver y matar al hijo de puta de Dimitri, porque la encontrará. Y la hará pagar. Es una puta mierda ser un buen tipo en este mundo.
Visita a los aposentos de la Bruja
:|: Hoyt & Maebh (una hora antes de que se vaya de compras) :|:
Hoyt
No consigo quitármelo de la cabeza. Y eso que llevo un buen rato intentándolo. Me he ido a correr, me he peleado con un saco y hasta me he tomado un tiempo para renovarme los vendajes de las últimas heridas. Pero ni aun así, ni de esa manera consigo quitarme la espinita de que algo raro le pasa a la rubita, y no es como si yo fuese un psíquico o alguna de esas tonterías. Bueno, o no tanto, porque sigo acordándome de la fiesta de anoche, y seguro que eso lo causó ella. Igual es un efecto secundario a medio plazo, o algo por el estilo.
En definitiva, al final he decidido colarme en el dormitorio femenino, sabiendo perfectamente cómo llegar ya a su cuarto. Y seré un tipo grande, pero últimamente cuando quiero que no me vean, no resulta tan complicado. Agarro el pomo de la puerta y me quedo un segundo pensando en si estoy haciendo lo correcto, y que sigo teniendo oportunidad para darme la vuelta e irme. Al fin y al cabo, ahora ya no noto la sensación. Ahora en realidad... no noto nada. Así que con cara de preocupación, llamo un par de veces y entro en el cuarto.
-Oh, vaya. -Digo al verla en la cama, acurrucada entre sus sábanas dormida. Porque está dormida, ¿no? Así que me acerco un poco más, cerrando la puerta tras de mí, solo lo suficiente como para comprobar que su pecho sube y baja rítmicamente bajo la sábana al compás de una respiración. Y cuando lo noto, puedo suspirar aliviado.
Maebh
Entre sueños, un ruido perturba mi descanso y abriendo ligeramente los ojos mientras con una mano me restrego uno de ellos, miro alrededor viendo a alguien en la oscuridad de mi habitación.
Levantándome sorprendida y buscando el interruptor de la luz, toco la pared unos segundos hasta encontrarlo y encenderlo, sin darme cuenta de... bueno, de que la sábana ha resbalado y estoy completamente desnuda bajo ella.
- ¿¡Hoyt?! - balbuceo todavía algo dormida, hasta que noto su mirada azorada y mirando hacia abajo me doy cuenta de la situación y sonrojándome entera, cojo la sábana tapándome con ella hasta la barbilla, mientras él desvía los ojos.
Hoyt
Mi misión de espía se desbarata cual castillo de aire al notar que la rubita se está despertando, seguramente por todo el ruido que he hecho por el camino incluyendo el cerrar la puerta. Sabiendo que cualquier movimiento podría ser peor, y más si es una bruja de las que lanzan trozos de hielo gigantes, me quedo estático parpadeando un par de veces ante la repentina luz, más fuerte que la que entraba por la ventana. Y es entonces cuando me doy cuenta de que mi hermanita es de esas personas que duermen la siesta desnudos. Y vaya si ha crecido, sí... pasa por mi cabeza un instante, antes de que desvíe la mirada hacia otra pared. Viendo lo absurdo de toda la situación, acabo dándome la vuelta entero. Quizá no debería haberme preocupado ni nada, parece que todo va bien.
-Perdón por haberte despertado. Y por colarme en tu habitación así. Es que... nada, me llamarás loco. -Hago una pausa para suspirar y poner en orden algunos pensamientos. -Hace un buen rato he notado que te pasaba algo raro. Y me había preocupado, pero he supuesto que podrías arreglarte. Hasta hace cosa de media hora, que he dejado de notar nada, y me ha dejado más preocupado aún. -Otra pausa. -Si todo está bien, creo que no hago nada aquí más que molestar, así que si quieres me marcho.
Maebh
Todavía demasiado dormida como para unir dos pensamientos coherentes, pero con rapidez, aunque mordiéndome el labio con duda y vergüenza por toda la situación, extiendo una mano - No, espera... no hace falta que te vayas. Sólo, sólo dame un segundo que me vista, ¿vale? y... dame un segundo... -, y diciendo éso, arranco la sábana de la cama enrollándome en ella y recogiendo mi ropa me meto en el baño.
La imagen que me devuelve el espejo es una imagen de mí misma que no había visto nunca. El pelo revuelto, las mejillas arreboladas y los ojos brillantes. Incluso el labio algo hinchado por mis propios dientes. Por un segundo, una tímida sonrisa se escabulle entre las comisuras de mis labios, pero mirando la puerta del baño, toda la vergüenza vuelve a inundarme.
Refrescándome la cara, me visto de nuevo con la gigantesca camiseta de rugby y los shorts, antes de volver a salir a mi habitación y ver a Hoyt, ése tiarrón enorme y directo, al que rara vez sorprende una situación, todavía estático y de espaldas. Y es cierto que no se ha movido ni un centímetro...
Para relajar un poco la situación, sirvo dos tazas con té negro, uno de ellos bien cargado para mi hermanito, y le toco el hombro antes de darle la taza - ¿Te quedas conmigo un rato? siento... -, haciendo un vago gesto hacia la cama le miro avergonzada - siento éso... -, y sentándome en un cojín del suelo, le hago un gesto para que se siente a mi lado, como cuando éramos pequeños.
Hoyt
Oh joder. Oh joder. Oh, joder. Incluso siendo mi hermanita, necesito un buen puñado de aplomo para relajarme. No sé qué demonios ha pasado aquí, pero sin duda ha sido bastante íntimo. Creía que simplemente se había quedado dormida, pero ahora que lo pienso no me ha dado esa opinión. Mientras oigo cómo se mueve en el baño, con ¿el agua del lavabo? y todo. El tiempo pasa.
Me rasco la cabeza, considerando el marcharme o quedarme, pero cuando la oigo preparar unas tazas, decido que he hecho bien. Cojo la mía, lanzándole una mirada al líquido del interior, que ya podía ser un café y no un té, pero no me deja mucha más opción que aceptarlo. -Por supuesto, no tengo otra cosa mejor que hacer. Me sorprendería poder encontrar otra cosa mejor que hacer. -Le respondo, con un intento de sonrisa. -Y no sé de qué hablas, no tienes por qué pedirme perdón. ¿Tengo que recordarte que soy yo el que se ha metido en tu habitación mientras dormías? -Continúo, mientras me siento frente a ella con las piernas cruzadas en posición de loto, controlando que no se derrame el líquido. Ya aposentado, le doy un trago, considerando cómo sacarme la espinita clavada. -Cuéntame, ¿qué ha sido de ti, desde la última vez que tu escritura recibí? -Mierda, ahora no. Mi mente, entre queja y queja, me lleva al capullo de Dimitri, que resultó que me había robado las cartas que me había enviado, y en la última carta que recibí en Japón antes de todo el asunto de transformarme en un hombre pájaro demoníaco con afición a los juegos de palabras y enigmas. -Te hubiese respondido, pero entre pueblo y pueblo... bueno, si quieres oirlo te lo cuento, pero tú primero.
Maebh
Mirándole como observa el líquido de la taza, sonrío antes de decir - Sé que tú eres más de café... tengo que recordar comprar para la próxima vez... -, sacando apenas la punta de la lengua entre los labios en una sonrisa, intentando aligerar el ambiente.
Tomando aire, me quedo pensativa unos segundos y digo - La verdad... no hay muchas novedades. El mayor cambio es tenerme aquí -, haciendo un gesto a la habitación, dando a entender la universidad completa, antes de sonreír un poco tímida - por lo demás... todo sigue igual. Sé que... cuando nos vimos de nuevo, antes de que te fueses de viaje, todo fue raro, lo siento, no era mi intención estar tan fría... es sólo... no me sentía muy cómoda. Ya sabes como son ésas cosas. Los cambios de casa, las distintas familias... sé que te lo dije en las cartas pero... -, y negando con la cabeza, extiendo una mano, rozándole la rodilla mientras continúo - lo cierto es que te he echado mucho de menos. Llegué a pensar... supongo que Charity esperaba que fuese una sorpresa que tú estuvieses aquí. Comprendo que insistiese tanto de nuevo, después de dos años. Pero ¿y tú? ¿dónde estuviste todo ése año y medio sin escribir? - pregunto algo preocupada.
La situación es agradable, a pesar del encontronazo de hace unos segundos y lo que estaba haciendo apenas media hora antes. Porque Hoyt siempre logra que me sienta bien, a gusto y protegida. Mirándole, me doy cuenta de que realmente, había echado mucho de menos el sentarnos en el suelo y poder hablar con él, como dos críos.
Hoyt
Pese a no ser mi favorito, disfruto de un trago de la bebida caliente antes de responder. -Si estás planeando que me cuele más veces en tu habitación, darme permiso significa que no me estoy colando. -Digo devolviéndole la sonrisa, antes de que empiece a contar lo corta de su historia.
-Como ya te dije yo también, no tienes que sentirlo. Es más, deja de pedirme perdón cuando no hace falta. En Rusia acabé trabajando durante varias semanas en un coliseo. El mafioso que lo regentaba, al ver que tenía correspondencia, decidió no dármela, según me enteré más tarde. Supongo que para chantajearme más adelante o algo, pero le salió el tiro por la culata, porque acabé dejándole sin mano y con la policía a las puertas. Y de ahí, acabé viajando hasta Vladivostok y hasta Japón en un barco. Por el camino me paré en algún sitio, pero la ruta fue más o menos esa. Y luego en Japón me pasé el tiempo aprendiendo el idioma, peleando y tratando de hacer que enviasen mis cartas, con poco éxito al parecer. Y así hasta que me picó un pájaro gigante. El resto del tiempo hasta hace nada, estuve tratando de que no me saliesen plumas a cada paso. Parece que he tenido éxito, ¿eh? -Hablando y bebiendo, al final me ha dado para acabar el té y todo. -Mucho lío, la verdad.
Maebh
- Ya lo veo, hermanito, parece que los problemas te persiguen a cada paso... pero ¿seguro que estás bien? - y mientras lo pregunto me arrodillo frente a él, con ambas manos en sus hombros, inspeccionándole como buscando heridas o moretones que pudiesen estar visibles, dándome cuenta de todas las marcas que todavía se ven del encuentro con los zombies.
Al cabo de unos segundos, medianamente contenta con mi inspección, sonrío mientras le abrazo, aliviada de de que esté conmigo.
- No sabes como me alegro... pensaba... - digo mientras le abrazo más fuerte, todo lo acontecido en los últimos días cayendo de golpe sobre mí.
Unos segundos después, con los ojos algo húmedos, le sonrío de nuevo - Lo importante es que estás bien y estás aquí... ahora debemos ocuparnos en que lo de los zombies de la otra noche no se repita... no voy a poder evitar que te pelees, pero al menos, que sean peleas que sepa que vas a ganar. -.
Hoyt
Me dejo inspeccionar en silencio, consciente de cada una de las heridas y cicatrices que hacen que arrugue el ceño o tuerza el labio. Aun así, parece que debo de encontrarme en bastante buen estado, porque las quejas son bastante pocas. Y aun así, puedo notar que para llevar el tiempo que llevamos sin vernos, me trata como poco antes de que nos separásemos por primera vez. Sin tener muy claro cómo, acaba pegada a mi pecho, rodeándome con los brazos. Me cuesta un segundo quitarme de la cabeza el hecho de que no creo que lleve mucha más ropa debajo de la camisa antes de devolverle el abrazo, dejándola calmarse sobre mi hombro.
-Tranquila. Soy más duro que un tanque. -Le digo cuando nos separamos. -De todas formas, si ese es el plan que vas a tener conmigo, vas a tranformar mi vida en un aburrimiento. ¿Cómo pretendes que me vuelva más fuerte si solo me pego con gente debilucha? Como tu amiga, la otra bruja. Si practico con ella y le suelto un buen puñetazo, la voy a tumbar en el suelo de un único golpe...
Maebh
Escuchándole no puedo evitar hacer un puchero mientras una mano sigue agarrando su camiseta - Es que no quiero que te pase nada... sé que... sé que te gusta pelear, que te gusta superarte, pero... -, y parece que desistiendo, miro al suelo antes de volver a clavar mis ojos en los suyos mientras digo, seria - Pero prométeme que tendrás cuidado. Debes prometérmelo. -, y extendiendo mi dedo meñique, como cuando nos conocimos hace tantos años, lo entrelazo con el suyo mientras le pongo ojitos de cachorro.
Unos segundos después, viendo como mira nuestros meñiques unidos con ojos alucinados y me observa de vuelta, casi sin creérselo, me río y los muevo arriba y abajo un par de veces - Es una promesa, hermanito. -.
Y colocándome más cerca, sonrío con disculpa - Respecto a lo de ésta mañana... disculpa. No sé muy bien en qué estaba pensando. Sé que no te harás más fuerte luchando con ella, pero me pareció una buena idea en ése momento... ella aprenderá a ser más fuerte, y tú... bueno, tal vez te ayude a tener más control o... ¿no? -.
Hoyt
La miro en todo el proceso alzando las cejas, mientras me agarra la mano y me obliga a prometer con el meñique. Pero parece tomárselo totalmente en serio, así que acabo renegando en silencio mirando al techo y digo las palabras que quiere oir. -Vale, lo prometo. Trataré de tener cuidado. ¿Contenta? -Y luego se sigue pegando más a mí. No sé qué es, pero a esta chica le ha pasado algo en los últimos tiempos, desde que no sé nada de ella. La dejo hablar, y cambio de tema totalmente. -Oye, ¿tú te has echado un novio y no me lo has contado? -Digo mirándola con los ojos entrecerrados, tratando de ver a través de lo que esconde, metaforicamente hablando. Dudo un momento sobre si seguir hablando o no, pero decido no meterme hasta el fondo en el lío si no me responde antes.
Maebh
- ¿¡¿Quéééé!?! claro que no... - digo con voz estrangulada en un tono demasiado agudo, mientras me remuevo incómoda sobre mí misma.
Cogiendo ambas tazas vacías me giró y vuelvo a servir un poco de té, mientras me muerdo el labio y digo, algo más calmada - No digas tonterías... claro que no. -. Y sirviendo un poco más de té en ambas tazas, mientras mi mano tiembla unos segundos, susurro, más para mí que para él - No es como si... -, aunque dejando la frase inconclusa antes de girarme de nuevo, mucho más calmada y extendiéndole su taza de nuevo. Espero que no me haya oído, a pesar de todo, porque ahora mismo, entre lo ocurrido con David antes y todo lo demás, siento tantas cosas en mi cabeza, tan confusas, que no creo ser capaz de articular una excusa decente y seguro que acabaría contándole todo. Y no quería hacerlo. No quería ver sus ojos después.
Hoyt
La sigo con la mirada mientras se levanta y sirve más té, tratando de saber qué es exactamente. Bueno, más bien tratando de saber por qué. -¿Y por qué iba a ser una tontería? ¿Es que las brujas no pueden salir con nadie? ¿Te has convertido en una especie de monja? -Abro los ojos, mientras figuradamente hago el amago de levantarme. -Cielos, si eres una monja yo no debería estar aquí. Es alguna especie de pecado, o algo por el estilo. -Y luego, para dejarlo claro vuelvo a dejarme caer como un peso muerto desde los cinco centímetros que me había levantado. -A tí te ha pasado algo. No sé el qué, ni voy a preguntar, pero no me niegues que es cierto. -Recojo mi taza. -Y por cierto, yo ya sé controlarme. Lo que pasa es que no lo hago a menudo. -Digo con una sonrisa, cambiando de tema adrede.
Maebh
Arrugando un poco la nariz y niego con la cabeza repetidamente - Claro que no, ¿monja? es hasta absurdo, hermanito... - aclaro sonriendo.
Sé que ha cambiado de tema a propósito, y no puedo menos que agradecérselo, así que continúo el nuevo tema, levantando ambas manos con una sonrisa juguetona - Oye, yo no he dicho que no sepas... sólo... bueno, que tal vez te sirva para ¿aumentarlo? - finalizo arqueando una ceja en tono dudoso.
Hoyt
La miro con cara de “¿en serio?”. -Así que, ni me hace más fuerte, ni me da capacidades nuevas. Tus argumentos se tambalean, y se supone que la cerebrito de este grupo de hermanos eres tú. Y sigues desviando el tema de que te ha pasado algo. Te he dicho que no te iba a preguntar qué, no que no me importe que algo haya ocurrido. Desde el baile noto cosas raras sobre ti, y no sé por qué. -Sigo tomándome el té, notando cómo el cabreo sube lentamente. Pero no es algo que pueda liberar aquí, y ni mucho menos pretendo liberarlo aquí. Aun así, seguro que se me nota en la cara.
Maebh
- Bueno, sí, pero... me harías un gran, graaaaan favor si entrenas con ella. Sería como... bueno, casi, casi como entrenar conmigo. Míralo de ése modo. - y mientras le miro, haciendo un puchero, veo que no le convenzo, por mucho que lo intente, mis razones son bastante débiles. Más cuando parece que todas mis neuronas sanas se han licuado o largado de vacaciones.
Pero tras escuchar su siguiente afirmación, suspiro durante un segundo y cierro los ojos tomando aire - Alguien me ha ayudado hoy a darme cuenta de que... ciertas, cosas, no pueden seguir reteniéndome en el pasado. Es absurdo, porque no cambia el hecho de que sea... -, niego ligeramente con la cabeza, sin decir las siguientes palabras, aunque éstas se repiten en mi mente una y otra vez “mercancía dañada”, y continúo, ésta vez con un tono más ligero, para suavizar el ambiente - supongo que durante tanto tiempo estuve cegada, que ahora ha sido... casi una liberación. No es que haya perdido el miedo o... no sé, más bien, tal vez, es que he abierto una puerta que había pensado que nunca sería capaz de cruzar. No sé si seré capaz de ir mucho más allá, pero... ahora siento que puedo dejar que las cosas fluyan. No puedo tener miedo de cada chico que se me acerque, ¿verdad? no es sano... - digo riéndome - no todos tienen que ser... -, y sin decir nada más, le dirijo una ligera sonrisa mientras me encojo de hombros.
Hoyt
La miro durante toda su perorata, en silencio, consciente de que de fondo en este tema hay algo muy importante aunque no tenga claro el qué. Pero al menos todo parece bueno, así que no veo por qué debería preocuparme ya. -Dilo, no todos tienen que ser como yo. Brutos, cabezotas y deseosos de sangre. Y menos mal, o la humanidad ya se habría extinguido. Aunque habiendo tanto monstruo como hay en la universidad suelto por el mundo, me sorprende que no haya pasado. -Me paso la mano por la cabeza. No tengo claro cómo, pero ya me he bebido la nueva taza de té. -Y hablando de monstruos, ya sé que me dijiste que puedes “verme” -hago las comillas con las manos- pero, ¿quieres verme de verdad, para que no te asuste si me transformo alguna vez cerca tuya? Y ayuda a mantenerme protegido. -Hago una pausa, dejando que lo considere. -Aunque no prometo no dejarte el suelo lleno de plumas, ¿eh? Hace unos días que no me transformo.
Maebh
- ¡Sabes perfectamente que no me refería a éso! no seas tonto... - digo divertida mientras le pego suavemente en el hombro - no eres cabezota, sólo... bueno, de ideas fijas, y aunque sí eres un poquito bruto, en realidad es todo fachada, - digo mientras apoyo mi cabeza en su regazo, viéndole a los ojos directamente - y sobre lo otro... bueno, tampoco es para tanto... los hay peores. Yo me alegro de que seas como eres, hermanito. - finalizo mientras sonrío y le saco la lengua.
- Sería... curioso. Normalmente, la Visión sólo la mantengo a medias, es muy agotador recibir tantas cosas a la vez, hace que me duela la cabeza, así que... sí, creo que me gustaría. - y mientras me levanto de golpe, sonrío como si fuese la mañana de Navidad y me miro ansiosa por ver la transformación - ¿Te duele mucho la transformación? ¿cuesta mucho llevarla a cabo? ¿seguro que tendrás espacio suficiente aquí? - pregunto sin pararme casi ni a respirar mientras ladeo la cabeza ligeramente. Por un segundo, la preocupación asoma a mis ojos pero rápidamente vuelvo a sonreír, para darle a entender que no hay ningún problema con que lo haga.
Hoyt
Lanzo la mano hacia delante, estando a punto de atraparle la lengua pero fallando por nada. -Deja de sacarme tanto la lengua, que al final se te va a secar. -Le digo con un falso tono reprobatorio. Viendo que se muestra a favor, me pongo en pie mientras le respondo. -Algo. No. Sí. Respira, o te vas a ahogar. -Me la quedo mirando desde el suelo. -Eso sí... ¿tienes una toalla, o algo por el estilo? Cambiar me destroza la ropa, así que la solución sencilla es no llevarla. Pero tampoco es plan de quedarme desnudo. Y te prohibo que mires mientras me transformo, es algo bastante grotesco y no quiero que lo veas. ¿Alguna objeción?
Maebh
Riéndome casi a carcajadas mientras intenta cogerme la lengua, acabo sacándola de nuevo para hacerle rabiar, antes de empiece a contestar a todas mis preguntas y cuando termina, me quedo mirándole unos segundos, pensativa - Claro que tengo una toalla, pero mira, me giro, te quitas la ropa, te transformas y así tampoco vas después por la mitad de la universidad con una toalla, que además... - y me muerdo el labio durante un segundo, aguantándome la risa - aunque bueno, a lo mejor... -.
Levantándome de la cama me dirijo a una cajonera sacando una toalla de ducha de color azul mientras me giro hacia él, todavía con la risa asomando a los ojos aunque intentando no reírme mientras la extiendo y hago como si la midiese a su alrededor. ”Definitivamente no le va a servir, demasiado pequeña” pienso mientras se la entiendo y vuelvo a sentarme en la cama.
- No miraré, te lo prometo. -.
Hoyt
Creo que no lo ha entendido. Definitivamente, no lo ha entendido. -No pretendo ir por la universidad con una toalla, y aunque lo hiciese, nadie me vería si no estuviesen muy atentos. Lo que pretendo es desvestirme para que la ropa no se... -Miro la toalla, y luego veo su cara. Si se cree que me voy a tragar que eso es lo único que tiene, va lista. -Oh, qué gracioso. -Cojo la toalla y vuelvo a su cajonera, como si estuviese en mi casa. Ahí, devuelvo la toalla relativamente arrugada y cojo otra un poco más grande, de color granate. Asiento, como diciendo que servirá. -Bien, ahora date la vuelta. -Acompaño con un gesto de la mano.
Cuando por fin lo hace, me quito los zapatos primero, luego la parte de arriba y por último la parte de abajo. Justo a tiempo para cuando empiezo a notar la desagradable sensación del emplumado. Un dolor inusual, probablemente algo que la adrenalina de una transformación normal eliminaría, me hace inclinar una rodilla y soltar un gruñido. Temiendo que se gire pese a lo que le he dicho, me esfuerzo por soltar un “No mires”, que suena a una mezcla de mi voz más grave y el ruido de un pájaro.
La transformación dura un poco más, y cuando termina me levanto agarrando la toalla y haciendo un nudo a un costado. Avanzo un paso y hablo. -Ya está. Siento todo el desastre. -Porque ciertamente, el suelo ha acabado con un buen puñado de plumas negras. -Siempre puedes usarlas para cosas de bruja, ¿no necesitais plumas de cuervo? -Y suelto una risa de cuervo a través del pico.
Maebh
Quitando las manos de mi cara con lentitud, abro los ojos para ver ante mí la actual forma verdadera de Hoyt y reprimiendo un jadeo de sorpresa, me levanto con cuidado acercándome a él extendiendo una mano hacia su hombro, o lo que debería ser su hombro.
Lo cierto es que, por un momento, cuando le he oído jadear de dolor, he estado tentada de desobedecerle, ir hacia él e intentar ayudarle. Pero al oír su voz, el esfuerzo y la represión que he escuchado, han hecho que me recorra un escalofrío mientras me mordía el labio. No debería estar pasando por ésto. No se lo merecía. Él menos que nadie.
Cuando mis dedos tocan las plumas, que al tacto son suaves, le miro a los ojos, fijándome en los cambios, y poco a poco, en todas las cicatrices que recubren toda la piel visible.
Momentáneamente, aprieto los labios en una fina línea, enfadada por verlas, antes de recorrer algunas con las puntas de los dedos y mirarle a los ojos con una sonrisa - Me alegro de que, a pesar de todo, estés bien. -.
Y aunque en su nueva forma es aún más grande de lo normal, a pesar de que tenga casi que dar un salto para llegar a su cuello y de que en cualquier otra circunstancia me asustaría si me encontrara a alguien así por la calle, al mirarle a los ojos puedo darme cuenta de que sigue siendo mi hermano, quien me defendía de pequeña y me enseñó a pelear, y alzándome de puntillas dando un ligero salto, me cuelgo de su cuello, mientras noto un nudo en la garganta.
- Te lo contaré. Gracias por... - se me oye balbucear entre las plumas del cuello y su espalda - gracias por compartirlo conmigo. -.
Hoyt
Noto un escalofrío al contacto, pero reprimo el gesto de apartarme y dejo que me inspeccione todo lo que quiera dentro de unos límites. Cuando empieza a recorrer las cicatrices, no puedo evitar rememorar alguna de las que recuerdo. -Esa fue un mejicano cabreado porque tumbé a su hermano. Lo tumbé a él también tras el primer ataque. -Otra. -Esa la tengo desde los quince, aunque no recuerdo de qué. -Una más, que no sé de dónde ha salido. -Esa... esa no estaba ahí hace un par de meses. -Digo encogiéndome de hombros. -Pero no parece muy grave. -Le devuelvo un intento de sonrisa, más cuando me doy cuenta de que ni siquiera he abierto el pico para contestar. Y cuando se me lanza encima, la sujeto para que no se resbale, devolviéndole el abrazo. Cuando se pone a hablar en mi cuello, no puedo reprimir un impulso que no tengo claro de dónde sale, pero me hace abrir las alas y cerrarlas hacia delante, aunque tampoco es que sea una cosa realmente sencilla de hacer, pero parece como lo más correcto. Luego, las vuelvo a plegar cuidando no tirar nada de las cosas que hay en la habitación, y la dejo en el suelo. -No veo a quién mejor se lo podría enseñar. -Y con cuidado con la toalla, vuelvo a sentarme.
Maebh
Cuando me vuelve a depositar en el suelo, sonrío antes de sentarme junto a él y empezar a a juguetear nerviosa con mis manos mientras miro al suelo frente a mí. Durante unos segundos abro la boca, antes de volver a cerrarla, como si fuera un pez hasta que tomo aire y digo - ¿Recuerdas cuando... nos separaron? y a mí me llevaron a casa de... los Tillman. -, parando unos segundos, cierro los ojos mientras vuelvo a tomar aire y pego las rodillas a mi pecho - Al principio... fue todo bien, pero... al poco tiempo... -.
Durante cerca de un minuto, apenas abro la boca antes de seguir hablando - Perdona. Es la primera vez que... -. Y mordiéndome el labio, vuelvo a abrir los ojos, clavándolos en la moqueta, notando como las lágrimas se me agolpan en los ojos y un nudo se me forma en la garganta - a veces el señor Tillman... descubrí que “jugaba” con las niñas más mayores - dije haciendo un gesto con los dedos ejemplificando unas comillas, mientras una sonrisa amarga asoma a mis labios -, cuando lo descubrí, se enfadó tanto... en ése momento no sabía qué hacía, sólo podía ver lo que hacía, cómo ellas se quejaban y pedían que parase... yo... le dije que sería buena, que no quería jugar, que... no diría nada. - dije de golpe, casi como si intentase justificarme - Pero se enfadó tanto... yo... ésa noche... fue la primera. Me dijo que no debía decírselo a nadie. Que nadie iba a creerme. Y... -.
Por un segundo, me ha parecido sentir como uno de sus brazos se mueve para abrazarme, e instintivamente, aunque sé que él no me haría daño, me aparto unos centímetros - Ésa noche me dejó en el sótano... para que lo pensara... al día siguiente, le prometí que no diría nada, que sería buena, que no volviera a dejarme ahí, que no quería jugar más. Estaba tan oscuro y... pero lo volvió a hacer... y yo... -.
Sin pretenderlo, el nudo en mi garganta se hace aún más grande, impidiéndome seguir, mientras noto como las lágrimas resbalan por mis mejillas y la moqueta es sólo un borrón de color oscuro.
Hoyt
Vuelvo a quedarme en silencio por segunda vez en un rato, escuchando pacientemente. Puedo notar lo mucho que le cuesta hablar, y me centro tanto en ello que hay un momento en que me sorprendo a mí mismo al ver que sigo transformado y con las garras clavándoseme en las palmas de las manos. He estado en más casas que ella, y he coincidido con algún chaval que ha pasado cosas muy jodidas, pero lo de ese hijo de puta supera todo lo que he visto sufrir a mucha gente. Hay un momento en que, directamente, me muevo para recolocarme y se aparta como si fuese a morderle.
Cuando detiene la narración, casi me dan ganas de salir ahora mismo por la ventana y marcharme a cazar a ese cabronazo, hacerle sufrir y sacarle los ojos, antes de explicarle por qué le estoy haciendo todo eso. Diablos, por una vez hasta me divertiría utilizar toda la jerga que se me ocurre a veces, solo por verlo sin entender nada.
Pero una vez más, me contengo. Sí, sería lo más justo, pero la dejaría sola, y seguro que por mucho que con el tiempo lo entendiese, acabaría odiándome por saber todo lo que puedo hacer. Y temiéndome que de todas formas se quede encerrada sobre sí mismo o algo peor, inhalo una bocanada de aire y expiro toda la furia que puedo, como me enseñó el monje. Y después, me giro hacia mi hermanita manteniendo las distancias y me pongo a hacer lo único que se me ocurre, que es susurrarle una canción tranquilizadora como si fuese suya propia.
Maebh
Durante varios minutos, sólo continúo ahí, quieta como una estatua, con la cara escondida entre mis rodillas, mordiéndome el labio e intentando que las lágrimas dejen de brotar, hasta que empiezo a oírle en mi mente, y una media sonrisa, más parecida a una mueca, aflora a mis labios.
Un par de minutos después, le miro de reojo y me encuentro con que no me mira, y sus manos están tensas, clavándose las garras en la palma de la mano.
Una parte de mí me pide que me aleje, pero otra, la que todavía sigue siendo la Maebh que le conoció de niña, toma el control, algo más tranquila y me acerco lentamente, aunque sin mirarle a los ojos. Todavía estoy muy avergonzada como para mirarle a los ojos.
Acurrucándome en su costado, como si todavía fuese una cría, susurré - Gracias... - antes de tomar aire y terminar con lo que había dejado a medias - Sé lo que estás pensando ahora, pero... fue culpa mía. Yo provoqué que me castigara ésa noche. Debería haber aprendido ya que... que no debía hablar de todo lo que veía... es sólo que... no pude evitarlo. Unos años después se supo todo y... me cambiaron de casa. Pero no podía verte. No era capaz... Allí no duré mucho y finalmente, Charity y Michael aparecieron... ahora... todo es distinto. No sé qué ha sido de él... ése... pero... -.
Callándome unos segundos, aprieto entre mis manos un borde de la toalla antes de continuar - Hoy me he dado cuenta que no podía... no podía seguir atada de ésa manera. No puedo tener miedo de todo el mundo... y... -. Con un ligero escalofrío, me acurruco aún más mientras cierro los ojos, pensando si me seguirá viendo de la misma manera después de lo que le he contado, y sin darme cuenta, me aparto un poco de él, mordiéndome el labio a la espera de que me diga algo.
Hoyt
Lenta, muy lentamente, va saliendo de su bloqueo y hasta intenta sonreír, lo cual es una muy buena señal. Aun así, me mantengo expectante mientras noto cómo se acerca, mientras sigo concentrado en lo mío, aunque bajando lentamente el volumen cuanto más cerca está. Cuando se tumba, sigo expectante, dejándola desfogarse. Y, lentamente, despliego un ala y la voy cubriendo, protegiéndola con mucho más que un simple abrazo. Y cuando por fin estoy seguro de que no voy a soltar un graznido o tratar de picotear nada, solo entonces, dejo de cantar y hablo utilizando el pico.
-Te lo he dicho, el mundo está lleno de gente horrible. Y no es culpa tuya. Un buen padre, incluso si los niños no son suyos, no trata así a un hijo. Pero casi es mejor que no me lo contases entonces, porque ahora tendrías un hermano en la cárcel por asesinato. Y me está costando mucho convencerme a mí mismo de no salir a buscarlo y defenestrarlo de mala manera. -Suelto otro suspiro. -Me alegro de que te haya pasado lo que sea que te ha pasado esta tarde. -Recorto la distancia que nos separa en un movimiento, y esta vez soy yo el que la abraza, sin apretar demasiado. -Y si alguna vez quieres verlo sufrir, solo tienes que decírmelo. Haré una excepción por ti, aunque sea un debilucho. Quizá podría, no sé, pelear con las manos atadas a la espalda. Y darle una armadura. E ir sin botas. Creo que con todo eso, solo sería una pelea tremendamente desigual, y no una masacre. -Digo, separándome e irguiéndome en mi posición y volviendo a plegar el ala, que seguía a lo suyo. -¿Tú que crees, debería darle un cuchillo o algo así? -La miro lo que creo que es alzando una ceja, aunque nunca me he parado a mirarme al espejo para ver si las expresiones que pongo son las que creo que pongo.
Maebh
Sentir su abrazo, incluso transformado, se siente bien. Como cuando era pequeña, me siento protegida a su lado, casi, casi, invencible. Y aunque las lágrimas siguen mojando mis mejillas, el escucharle hace que una agradable sensación cálida se extienda por todo mi cuerpo, hasta que la risa, fruto de su último comentario, no tarda en aparecer.
Después de todo, éste es mi hermano. Y sólo puedo respirar aliviada de habérselo contado, y sobretodo, de sentir que está a mi lado. Por un momento, casi tuve miedo. Pero era absurdo. Ahora lo sé.
Sin saber qué decir y casi sin voz, sólo puedo volver a abrazarle, mucho más fuerte ésta vez, durante lo que parece una eternidad mientras sigo riéndome y llorando a la vez. Era la segunda vez en un día que lo hacían, y empezaba a darme cuenta de lo que había perdido todos éstos años por esconderme de los demás.
A pesar de todo, una duda me corroe y en voz baja susurro - De verdad no crees... ¿que sea culpa mía? -, mientras afianzo mi abrazo, sin el valor de poder mirarle a la cara.
Hoyt
Condenada chiquilla, siempre pegada a mí como una lapa. Como si de alguna manera eso fuese a protegerle de todo mal, como si fuese su caballero andante o algo por el estilo. Y es algo a lo que, bueno, ya me he acostumbrado a todo eso. ¿Pero el complejo de inferioridad? Más grande, y me caigo a un abismo al abrazarla, condenación. Así que, para demostrar lo serio que hablo, la cojo con muchísimo cuidado de la barbilla para no clavarle las garras, y la hago mirarme directamente a los ojos. -Acertaste. Es como si dijeras que yo tengo la culpa de ser esta criatura. -Lo pienso un momento, desviando la mirada por ese segundo. -Bueno, es un ejemplo horrible. Es como si las ovejas tuviesen la culpa de que se las comiese el lobo. Eras pequeña, vulnerable y encima me habías perdido a mí. Por todo ello, esa escoria debería haberte protegido, y no cualquier otra cosa. ¿Entendido? -Y sin dar tiempo a responder, sigo. -Fantástico. Así que sácate eso de la cabeza. -Y entonces, y solo entonces, es cuando la suelto. -Por cierto, sigues siendo una flojucha. Creo que voy a tener que ponerte un poco en forma.
Maebh
Poco a poco, sus palabras calando en mí, me incorporo y le miro a los ojos, una sonrisa gigantesca en los labios, antes de volver a abrazarle de nuevo echándole los brazos al cuello.
- No es un mal ejemplo.Si yo no tengo la culpa de... aquello, tú no tienes la culpa de ésto. - digo señalándole el pecho con el dedo, rozando su piel.
Y de repente, ¡me dice que soy una flojucha! pero bueno, ¿qué se ha creído? inflando los mofletes le miro con los ojos entrecerrados - ¡¡No soy una flojucha!! todavía me acuerdo de cuando me enseñaste a pelear, ¿sabes? no me he olvidado. -, y levantándome de golpe del suelo, atraso un pie, adelantando el otro e inclino un poco el pecho hacia delante, colocando los brazos - Cualquier día, seguro que puedo darte una paliza. -, digo toda convencida, antes de dejar caer los brazos a los lados y añadir, en tono divertido - Bueno, casi. Que tú eres más alto y más fuerte... -.
Hoyt
Si ella supiera lo que yo sé, entendería por qué es un mal ejemplo. Pero eso es otra cosa que tampoco voy a contarle, sabiendo que mis buenas obras y mis malas obras siempre han estado algo equilibradas. Eso sí, de lo que no me va a sacar es de que es una flojucha, lo ponga como lo ponga.
-Sí, eso, y que has puesto mal la posición. Excepto lo de sacar pecho, con tu ropa y esa posición, vences al noventa por ciento de los hombres. El resto son mariquitas que quieren demostrar que son duros. -Y no puedo evitar volver a reirme, por la gracia que he soltado.
Maebh
Un momento estaba riéndome, aunque indignada, por su comentario, y al momento siguiente, al mirar mi postura, me sonrojo hasta las orejas y sin poder evitar reírme, le pego ligeramente en el brazo, cada segundo que pasa, más roja.
- Bueno, entonces - empiezo a decir, para dejar atrás su comentario - tendrás que volver a pelear conmigo, señor soy-un-fortachón-y-tú-una-flojucha. -, asintiendo toda convencida mientras me cruzo de brazos.
Hoyt
-Ah, ¿sí? -Digo, levantándome yo también. -Vamos ento... -cuando quiero darme cuenta, de tanto dedicarse a juguetear con la toalla, noto cómo se suelta el nudo. Y antes de que la toalla pueda descender ni cinco centímetros, yo ya he desaparecido, mis pantalones también y estoy en el baño. Y, medio segundo después, la toalla cae al suelo y yo no estoy en la habitación.
Maebh
Confusa por lo que acaba de pasar, miro alrededor de la habitación y a la toalla del suelo, cuando me parece oír un ruido desde el baño y me quedo mirando el umbral de la puerta como si acabase de hablar.
Tras unos segundos, y sin poderlo evitar, empiezo a reírme a carcajadas, imaginándome lo que puede haber pasado, aunque ¡vaya que era rápido! entre risas, me acerco a la puerta tapándome los ojos con una mano - ¿Hoyt? ¿estás bien? ¿necesitas... algo? -, pregunto intentando todavía contener la risa.
Hoyt
Oh, fantástico. Ahora el objeto de mofa soy yo. Me pongo los pantalones como buenamente puedo, considerando lo mucho que molesta ponerse algo a contrapluma, y que encima quede algo pequeño y parezca que llevo pantalones pesqueros. Una vez abrochados, me acerco hasta la puerta y, al ver a la rubita ahí, le doy un capirotazo suave. -Todo culpa tuya. ¿Quién te manda ir por ahí jugando con tus toallas en gente ajena? Ya me he vestido, pero te parecerá bonito. ¿A eso es a lo que te has estado dedicando esta tarde? -Vuelvo a entrar en la habitación, y me quedo mirando la cama con otra cara. -Ahora todo encaja.
Maebh
Al sentir el capirotazo en mi frente, me aparto las manos de los ojos y digo indignada - ¡Hey! que no ha sido culpa mía... -, añado haciendo un mohín.
Pronto, tras oír sus insinuaciones, éste se ve reemplazado por una expresión completamente estupefacta y un estrangulado - ¿¡Qué?! - sale de mi garganta, antes de que pueda carraspear y negar fervientemente con la cabeza - Nononono, claro que no... - digo mientras sigo la dirección de su mirada hacia la cama, sonrojándome en el proceso. Y ya iba a añdir algo más cuando me parece oír el sonido del teléfono y con una expresión de alivio digo - Oh... vaya, el teléfono... dame un segundo... -, antes de girarme dejándole ahí, a medio vestir, mientras voy al telefóno pensando que me he salvado de un interrogatorio demasiado vergonzoso de milagro... “o tal vez no”, pienso cuando veo su cara.
- ¡¡Álex!! Claro, claro... - empiezo a hablar, mientras me muerdo un labio, y cruzo los dedos para que Hoyt no me pregunte nada justo ahora.
Hoyt
Me giro para mirarla y la cara que pone justo cuando empieza a sonar un teléfono en la habitación, que por el tono, desde luego que no es el mío. Por supuesto, no me pierde de encima incluso cuando se pone a hablar con la otra bruja, y tentado estoy un momento de soltar alguna cosa al teléfono, pero me consigo contener a tiempo. Y viendo que es una conversación de chicas, camino hasta la cama y me siento... causando que se queje por el peso. Desde luego, menos mal que para mi cama consiguieron algo decente, o habría tenido que pasarme el tiempo durmiendo en el suelo. La conversación continúa un poco más, hasta que la rubita cuelga.
-¿Qué, te ha convocado a un aquelarre? ¿Puedo ir a donde vais a bailar desnudas bajo la luna?
Maebh
- No seas tonto... no podrías venir, se supone que ésas cosas son secretas, ¿sabes? - digo siguiéndole el juego, añadiendo justo después - aunque bueno, siempre podríamos hacer una excepción contigo, por éso de ser familia y demás... -, llevando uno de mis dedos a mi barbilla, como si estuviera considerándolo, espero unos segundos antes de mirarle y sacarle la lengua.
- No, la verdad es que es algo más mundano que todo éso... han quedado para comprar los vestidos del baile de los vampiros. - digo algo más seria. - Es un rollo, pero no traje ningún vestido de gala en el equipaje... ¿tú ya sabes qué te vas a poner? - le pregunto, mirando entonces al suelo y viéndolo lleno de plumas.
Hoyt
-Si te digo la verdad, alguna clase de rastafari con poderes me invitó a sacrificar un pollo a no-sé-quién para conseguir un traje de un muerto. Pero también me invitó a pegarme con un par de vampiros, así que no se lo tendré en cuenta para futuras conversaciones. Así que supongo que iré mañana por la tarde a alguna tienda y alquilaré o compraré un traje de mi talla, y me ahorro más complicaciones. -Niego con la cabeza. -¿Entonces, te vas ya? -Sigo su mirada. -Si quieres, te ayudo a barrer o algo... si es que tienes escoba. Un rastrillo casi que iría mejor, pero haría trizas tu moqueta. -Digo, con una sonrisa en el pico.
Maebh
- Sí... - empiezo a decir, algo apenada - me temo que han quedado en media hora... y estaría bien salir con ellas para ésto... ¡pero podríamos quedar mañana! incluso, podría acompañarte a por el traje. - añado algo ansiosa porque me diga que sí, mientras le sonrío con anticipación.
- Oh, no te preocupes por éso, las recolectaré después, si no te importa, tal vez podría utilizarlas para algún hechizo... quiero hacer unas pruebas y me servirían de ayuda... - digo dejando la frase en el aire, mientras pensativa, empiezo a darle vueltas a una idea que involucra sus plumas, un encantamiento de protección y el conocimiento de su forma verdadera - nada que vaya a hacerte daño o perjudicarte, por supuesto. -, añado levantando las manos y sacando la punta de la lengua entre los labios, en una media sonrisa.
Hoyt
Un mal presentimiento me hace mella, y la verdad es que no puedo desquitarme de él sin más considerando lo que ha pasado solo en mi primer día real por aquí. -Lo hablamos mañana, ¿vale? De momento, lo que voy a hacer es coger el resto de mi ropa, te voy a asaltar la toalla para hacerme un petate y me voy a ir a relajarme un rato. Que cuando me transformo, me cuesta volver a mi... llamémoslo forma normal. Y dado que si me dedico a pasearme por los pasillos femeninos voy a ser tremendamente llamativo, creo que saldré por tu ventana. Si no tienes problema con eso, claro. -Dejo pasar sus burlas. Al fin y al cabo, ni sé de qué es exactamente capaz, ni creo que intencionadamente se dedicase a lanzarme maldiciones o algo por el estilo. -Pásatelo bien con tus amigas... y cambiate de ropa antes de salir, casi que mejor. -Afirmo con la cabeza quedamente.
Maebh
- Nada, tranquilo, eres libre para usar mi ventana siempre que quieras. - digo con una media sonrisa antes de mirar la ropa que llevo puesta y decir - Sí, será definitivamente, mucho mejor... -, y viéndole salir por la ventana, muevo la mano en señal de despedida, esperando que llegue bien a su habitación y no le pase nada por el camino, para, acto seguido, cambiarme de ropa y poner rumbo a la dirección que Alex me ha dado por teléfono, y que, según lo que me ha dicho, es el ático de Arenis.
No nos hacemos responsables de vuestros pensamientos pecaminosos al término de haber leido esta conjunta. Es un Extra, y como tal, es lo que ocurrió. Avisados quedais.
Alex y Neil - En la biblioteca
La biblioteca, ese sitio al que asistía cuando quería paz. Sobretodo porque nadie me buscaría jamás allí. Además tenía un nuevo libro, uno sobre constelaciones y su relación con la energía. Era realmente fascinante cómo los movimientos cosmológicos podían servir para alimentar la magia o mecanismos.
Así que busqué un rincón tranquilo y cómodo. No una de las mesas porque eran demasiado céntricas, demasiado a la vista y, por algún motivo, siempre aparecía alguien a molestar.
Encontré el sitio perfecto entre dos estanterías que daban a un pasillo dedicado íntegramente a los engranajes. Si, nadie venía nunca por aquí, podía notarlo por lo perfectamente ordenados que estaban allí los volúmenes. Me senté en el suelo, con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en una de las escaleras que se usan para alcanzar los libros de arriba. Sonreí ligeramente y comencé a leer.
Neil: Recorrí las estanterías de aquella zona un tanto olvidada. Estaba buscando un libro sobre la influencia de las fases solares en la regeneración de los hombres coyote. Un trabajo un tanto raro que nos habían mandado para Anatomía de los cambiaformas. No sabía ni que las fases solares pudiesen influir en las capacidades. Ni que los hombres coyote dependiesen del sol. Depender de fases lunares era incómodo. Pero no quería ni imaginarme lo que sería un mes de seguido afectado por el sol. O sin poder regenerarme. Empecé a recorrer la zona de astrología viendo si encontraba algún libro sobre la influencia del sol en los cambiaformas. Ya había mirado en la sección de medicina y no había nada. Lo siguiente sería buscar en las zonas de historia a ver si había algo sobre antiguas tradiciones indias.
Noté un cosquilleo en la nariz. Me resultaba familiar. Estaba convencido de que ya lo había experimentado, pero no recordaba donde. Fui siguiendo el rastro. Olía a noche en el campo. ¿O era a naturaleza salvaje? Sea como fuere, el ansia por encontrar el origen del aroma me iba invadiendo. No me fijé en cuántos pasillos recorrí, ni cuántas veces giré para llegar hasta aquella zona olvidada de la biblioteca. Me encontré a Alex sentada en el suelo, inmersa en la lectura de un volumen que no alcanzaba a ver desde donde estaba. Me planteé dejarla sola por no molestara. Pero al menos debería saludar. Además, seguramente me habría escuchado pensar. ¿Podría escuchar así sin querer? Qué sensación tan extraña. Avancé hacia ella en silencio. Sin hacer apenas ruido hasta que estuve a su lado. Sonreí y la saludé con la mano.
- ¡Ey! ¿Te has perdido?
Alex: Levanté la vista del libro, sorprendida de que alguien me hubiera encontrado. Luego lo comprendí, olfato claro. Había dado por hecho que mordisquitos jamás vendría a la biblioteca e Izzie tampoco era demasiado aficionada. Maebh no se habría adentrado tanto y se habría quedado en las mesas. Tampoco Max. Pero Neil podía olerme.
Puse expresión de cazada, como si realmente me hubieran pillado haciendo algo que no debía. En parte era así, porque no se suponía que yo fuera mucho por aquí. Esbocé una sonrisita inocente y negué con la cabeza. Necesitaba una excusa, porque ni siquiera tenía trabajos pendientes.
- Umm, solo consultaba algo el temario de Astrofísica. - murmuré de forma casi inaudible.
En realidad el libro no tenía nada que ver con el temario, pero dudaba que Neil lo supiera.
Neil: Me llevé la mano detrás de la oreja y me rasqué. Era un movimiento instintivo. Miré su libro, que bocabajo era incapaz de entender. Pude ver un montón de dibujos que no comprendía. Tampoco le di más importancia.
- Ohm, vaya. Entonces te dejo sola para que estudies. Pero igual deberías acercarte a una mesa. Por aquello de no machacarte la espalda y tal, ¿sabes?
Me di cuenta de que llevaba un libro en la mano. No recordaba haberlo cogido. Era un tratado sobre la afección de la luz de la luna en los kelpies. No sabía qué hacer con él. Así que lo levanté y dije.
- Yo voy a dejar esto. Que ando buscando un libro un tanto raro. Oye, - Dudé un momento - ¿tú sabes algo sobre hombres coyote?
Alex: Seguí su mirada hacia mi libro. Lo cerré de forma casual y lo guardé en mi bolsa. Sabía que si no aceptaba la excusa que me daba de dejar de estudiar resultaría cuanto menos sospechoso. Especialmente porque querría saber qué había estado estudiando. O tal vez no, pero la gente podría hacerse preguntas. Esbocé una sonrisita.
- Pero si me machaco la espalda me la arreglarás con un masaje - susurré - Aún me lo debes - contuve una risita porque si, seguíamos en la biblioteca.
De forma completamente juguetona cogí el libro que tenía en las manos y que sujetaba como si de un amuleto protector frente a mí se tratase. Kelpies y la luna. Levanté una ceja pero no dije nada, solo sonreí de forma traviesa. Los kelpies no tenían nada que ver con los hombres coyote.
Luego miré a mi alrededor, como si pudiera localizar el libro que quería de forma intuitiva. No era del todo falso aunque bueno, estaba a mitad de desarrollo de ese conjuro en particular, el de encontrar cosas.
Caminé varios pasillos más allá, pasado la parte de anatomía, ocultismo y la de medicina. Me sonaba haber visto algo sobre cambiaformas en la parte de medicina energética que tenía bastantes más cosas que el reiki.
Estudié los distintos tomos que, estaba bastante segura, cambiaban de sitio por las noches. Finalmente terminé por mirar entre zoología y regeneración. Señalé varios, de distintos tipos de licántropos. Luego me di cuenta de que tendría que justificar por qué empezaba a conocer la biblioteca...
Neil: La seguí en su ruta por la biblioteca. Recorrimos los mismos pasillos en los que yo ya había estado. Me sorprendió un tanto que se moviese con tanta naturalidad para ser novata. ¿Cuántos días hacía que podía entrar aquí?
- Vaya, ¿fuiste la bibliotecaria en otra vida?
Me reí un poco. Tampoco es que me importara demasiado.
- Aquí ya he mirado yo. Pero no he visto nada sobre la influencia de la casa zodiacal en la que se encuentre el sol sobre los hombres coyote. - Hice un gesto de disculpa. - Ya, ya, sé que es una cosa un tanto rara. A veces incluso tengo la sensación de que el profesor Wendel nos toma el pelo. Igual se trata sencillamente de hacer una labor de investigación para descubrir que no hay influencia.
Volví a mirar el libro. Busqué algún carrito donde se dejaban los libros usados y lo puse allí. De todas maneras no recordaba de dónde lo había cogido.
Alex: Ya estaba, sospechaba. Podría explicarle que estaba en mi naturaleza descubrir secretos, pero no tenía ninguna intención de hacerlo. En cualquier caso estaba bastante segura de que había algo más. Coyote era el tramposo y por ahí debía haber algo, algo con lo que jugar. Tal vez si miraba la simbología y lo contrastaba con... le miré de reojo. No, mejor no. Esbocé una sonrisita inocente y me encogí de hombros.
- Mi familia tiene muchos libros. - Me cogí las manos detrás de la espalda y me moví hacia los lados ligeramente, casi como una niña pequeña - Pero lo de la casa zodiacal suena a astronomía. - susurré - Eso está en la otra punta. ¿Qué gano si lo encuentras allí?
Por preguntar no perdía nada, claro. Además, ya había interrumpido mi lectura sobre constelaciones y energía celestial. De hecho la perspectiva oriental al respecto era fascinante pero... Volví a mirar de reojo a Neil. Esbocé una sonrisita inocente.
Neil: La respuesta era incongruente. Tener muchos libros y moverse por la biblioteca tenía que ver lo que automedicarse con tener una farmacia. Y quizá el que pusiese una excusa rara me llamó más la atención. Nos habíamos comprometido a que nada de secretos. Y sabía que Alex podía leer en mi mente que no me tragaba aquella mentira. Ahora era cosa suya hacer honor a nuestra reciente amistad. Puse en palabras lo que parecía menos delicado.
- Sí, lo sé, es donde estaba buscando antes de encontrarme contigo. Y si lo encuentro lo que ganarás es librarte de mi.
Sonreí y le guiñé un ojo. No me había pasado desapercibido que sabía perfectamente dónde estaban las secciones de la biblioteca.
Alex: Ya estaba, tenía que haberme quedado en mi rinconcito. Suspiré y terminé por medio confesar la verdad.
- Los bibliotecarios lo saben - susurré.
Y era verdad que si había alguno cerca, podía sacar la información directamente de su cabeza, sin preguntar. Otro asunto era que para mi familia movernos por bibliotecas enormes era como respirar, algo completa y absolutamente natural. De hecho mis primeros recuerdos eran gatear por una biblioteca. Pero claro, es lo que tiene venir de una familia de brujas.
- Pero si te encuentro ese libro quiero que mi masaje pase a ser de una hora - declaré por principios. A fin de cuentas, nadie esperaba que lo encontrara de todos modos.
Neil: Negué con la cabeza. Aquella respuesta era demasiado rara. No encajaba. O eso, o además de pensamientos era capaz de leer recuerdos y experiencias pasadas. Pero estaba claro que Alex había decidido no dar más datos. Decidí respetar su deseo. Aunque la punzada de desconfianza me escoció un poco.
- Nah, no hay trato. Porque si no lo encuentras yo no gano nada. Y además, - me hice el ofendido - ¡mis masajes valen mucho más que eso!
Sin esperar respuesta me encaminé hacia donde había estado buscando antes de encontrarme con ella. Esperando que me siguiese, aunque si quería estudiar a solas, tampoco iba a exigirle que me acompañase. Igual había sido por su secreto, pero en aquel momento yo estaba un poco a la defensiva.
Alex: Había que ver lo susceptible que era Neil. Me quedé algo atrás, buscando en las mentes de los bibliotecarios y de los escasos estudiantes que había en esta época del año. Luego caminé con tranquilidad hacia donde sabía, bueno, a donde el bibliotecario sabía, que estaban las tésis sobre la influencia cosmológica en los distintos cambiaformas. Cogí el libro, adelantandome un poco a Neil. Se lo enseñé por un momento con una de esas sonrisitas traviesas que querían decir que tendría que negociar.
- No sé porqué no confías en mi - susurré y aparté el libro un poquito - Lo he encontrado, ¿no merezco un premio? - pregunté con mi mejor expresión inocente. Luego me acerqué a él un poco - ¿Por qué siempre estás gruñón o enfadado o tenso? - incliné un poco la cabeza hacia un lado, buscando sus ojos, luego extendí una mano y la apoyé en su hombro - Deberías aprender a relajarte.
Neil: Giré la cabeza. La pregunta me había recordado a mi padre y la promesa. Evité pensar en ello. No quería que Alex lo supiese todavía. Puse la mente en blanco y le devolví la mirada.
- Ya te lo he dicho, tu premio es deshacerte de mi. - Extendí la mano. - Ahora es decisión tuya dármelo. - Le guiñé un ojo, intentando reducir la atmósfera de tensión.
- Tengo demasiadas cosas en la cabeza, responsabilidades, trabajos y mierdas varias. Además de darle vueltas a qué pasará en la fiesta. Hay veces que uno tiene que madurar deprisa, ¿sabes? Pues a mi me ha tocado hacerlo. - Suspiré hondo, sin apartar la mano. - No voy a agobiarte con mis marrones. Sólo dame un poco de espacio, ¿vale? - Hice una pausa, dubitativo. - Y perdona por la desconfianza, es puro instinto de conservación.
Alex: Estaba claro que Neil se agobiaba por las cosas antes de que sucedieran. Que sí, que tenía cosas de familia y blablabla. Pero esos temas era mejor tratarlos de uno en uno. Me aparté de forma ágil y guardé su libro con el mío, en la bolsa.
- Pues entonces no te lo doy, eso no es un premio - le saqué la lengua - ¿Y qué pinta lo de la fiesta? Es sólo una fiesta de esas en las que tienes que fingir que te han metido un palo por el culo y ponerte ropa cara. - subí la mano hacia su nuca, rascando ahí con la punta de los dedos. Eso era relajante, aunque con Neil nunca se sabía, se agobiaba por todo. - Deberíamos ir fuera, aquí no se permite hablar - susurré - Seguro que no son tantas cosas y que muchas tienen solución.
Neil: Cuando noté su mano en la nuca, tuve el impulso de rascarme detrás de la oreja, pero en su lugar incliné la cabeza hacia un lado, dándole facilidades y ganando unos segundos para pensar sobre qué responder.
- Venga, vayamos fuera.
Mientras salíamos eché un par de vistazos a su bolsa, donde guardaba los libros que habíamos cogido prestados. Ya me encargaría de recuperarlo. Y ahora Alex sabía que lo haría. Sonreí. Una vez fuera, me senté en la poyata de una ventana y saqué un porro que me había dado Joseph. No había pensado en fumármelo hasta antes de ir al ático de Arenis, pero lo necesitaba ya.
- Bueno, no me gustan ese tipo de fiestas. El año pasado me pasé un rato y cuando los ZBZ pasaron lista de novatos, me escaqueé. Esas fiestas de élite social son aburridas. Y esta vez no sólo me tengo que quedar toda la fiesta, sino que además tendré que aparentar no estar fuera de lugar para no dejar mal a Arenis. - Pegué una calada y exhalé el humo lentamente. - En menudo marrón me he metido por hacerte caso.
Alex: Me apoyé junto a él y le miré con curiosidad. Tuve cuidado de que la bolsa quedase fuera de su alcance y tener hacia dónde saltar si intentaba quitármela. Para empezar me la colgué cruzada. Luego esbocé una de esas sonrisas que significaban que no cedería con facilidad.
- Te he hecho un favor - le respondí con completa calma - A Arenis le encantan los bailes. Te pones un traje elegante, la corbata que ella te dé a juego con su vestido, vas con ella en la limusina blanca, abriendo las puertas y todo lo demás, la sacas a bailar y te comportas como un caballero. No es tan difícil - mentí. Vale, tampoco era mi fuerte, pero para el caso, sonaba mejor que seguir acojonado por las consecuencias - ¿Hace falta que te explique por qué te toca pringar? Y no, no tiene que ver conmigo. - me reí un poco - Mira el lado positivo, nosotros también iremos en la limusina - volví a rascarle la nuca, en el fondo era gracioso ver cómo se revolvía contra el instinto. - ¿Por qué tan nervioso? Yo no muerdo. - mentí de nuevo antes de reírme.
Neil: Aparté la mano de mi nuca con una sonrisa y brusquedad fingida. Luego le pegué otra calada al porro y se lo ofrecí.
- No, pero yo sí muerdo. - Enseñé los dientes y gruñí un poco. - Bueno, ¡qué ilusión! ¡Un viaje en limusina contigo y con Robert! - Levanté los brazos, como celebrándolo. - Seguro que todo va súper bien y no me guarda nada de rencor por lo de Josephine. - Recuperé un poco la compostura. - Ya, si eso es muy fácil de decir. Y seguro que podemos tener conversaciones chorra sobre cosas intrascendentes. Pero no es mi ambiente. Y no tengo claro que sea el tipo de Arenis. - Le di una calada al porro antes de que ella lo cogiese. - A ella le van otras cosas. Adam, por ejemplo. Es mucha mejor pareja. Y la única razón para que haya aceptado ir conmigo es porque he sido más rápido. - Me recosté. - Menuda mierda.
Alex: Reaccioné de forma casi mimosa, juguetona. Negué con la cabeza cuando me ofreció el porro y devolví mi mano a su nuca antes de inclinarme un poco para susurrar.
- A mi no - afirmé ante lo que había dicho de morder. Volví a acariciar su pelo ligeramente rizado. Le escuché seguir quejándose y me senté junto a él, con las piernas colgando. Luego cogí el porro que me ofrecía y se lo sostuve dándole de fumar - Deberías olvidarte de todo eso y centrarte en disfrutar del momento ¿sabes? Arenis puede ser divertida, hasta podría ayudarte. - dije con voz suave - O Robert - Habría añadido Adam, pero era demasiado juguetón para ser de fiar en estas cosas aunque indudablemente era encantador. Volví a darle de fumar, sosteniendo con delicadeza el cigarrillo delante de sus labios mientras seguía rascando su nuca - si no hubieras ido con Arenis, ¿qué habrías hecho? ¿Volver a salir corriendo? ¿Cómo cambia eso nada? - pregunté sin aclarar si me refería a la imagen que tenía Arenis de él o a los asuntos con su familia - Ira bien y si no, tampoco importa tanto porque para eso están los amigos.
Neil: Me dejé acariciar por Alex. Era agradable que te tratasen bien. Decidí devolverle el favor y extendí una mano hasta su espalda. Con un par de dedos, los pasé por su columna suavemente. A modo de caricia.
- Estoy seguro de que Arenis es divertida. Y que querrá que nos divirtamos. Robert no tengo duda de que no piensa mover un dedo por mi. Al menos no sin que nadie se lo pida. - La miré a los ojos y subí la mano hasta su cuello, donde empecé a darle un masaje suave. - Y no quiero que tú le pidas ayuda por mi. De todos modos, ¿qué demonios sabras tú de mis problemas? - Le saqué la lengua. E intenté desviar la conversación. - Me basto con Arenis sin que ese pijo tenga que hacer nada por mi. - Sonreí con malicia. - Siento que tengas mal gusto para los tíos, pero que te atraiga no le saca de inútil. - Eché una carcajada y di otra calada.
Alex: Como vi que le gustaba aquello continué sosteniendo el canuto para él y acariciándo su pelo. Al menos así se relajaba y cuando se relajaba, se volvía más razonable. Ahí veía una similitud clara con... pero eso era otro asunto. Levanté una ceja.
- Ya, qué sabrá una telépata sobre los problemas de nadie ¿no? - me fué imposible no reírme. Luego me vi obligada a decir - Es un signo de debilidad el no pedir ayuda por orgullo. La mejor forma de cagarla y de demostrar inseguridad. Nadie es perfecto Neil. Si tantos problemas tienes hablame de ellos - cosa innecesaria para que me enterase, pero que le sentaría bien a nivel emocional. Era simplemente así. - Y no empieces con lo de Robert, ¿con quién querrías que saliera si no? - pregunté en un tono, tal vez, ligeramente defensivo. Pero pese a ello le di otra calada y me dejé acariciar porque estaba cómoda.
Neil: Aparté la mano de su cuello. Aquella afirmación tan directa sobre que había entrado en mi mente me ofendía. Sentía que estaba vulnerando mi privacidad. Y ella había faltado a su palabra de no tener secretos conmigo. Quité su mano también. Notaba el enfado subiéndome por el estómago.
- Mis problemas son asunto mío. - Me puse en pie. - Y no creo que tengas derecho a hurgar en mi cabeza para encontrar lo que no quiero contarte. - Me giré hacia ella, furioso. - No estoy dispuesto a que juegues con mis pensamientos, Alex. - Apreté los puños.
Quería decirle muchas cosas. Que aquello no estaba bien. Que no era justo. Que me había defraudado. Que no podríamos ser amigos si iba a hacer aquello. Que nunca más podría confiar en que sencillamente seguía haciéndolo pero sin decírmelo. Que supiese que Arenis me gustaba no era malo. Que supiese que ella era interesante era hasta divertido. Pero los asuntos de mi familia eran absolutamente privados. Y había cruzado una línea que no debía. La señalé con un dedo, acusador. Pero las palabras murieron en mi boca. Me giré, ahogando las lágrimas, mezcla de furia y dolor. Comencé a caminar para alejarme de ella.
Alex: Miré su reacción furiosa por algo que antes había dicho que no le importaba. en el fondo le entendía. Abrirse a otros podía ser complicado, aunque con algunas personas me resultaba más sencillo que con otras. Terminé por ir detrás suya, algo sorprendida por el arranque emocional, aunque dada su naturaleza, era perfectamente normal.
- Ei, no pretendía ofenderte - dije sujetándole del hombro - Mira, si vas a largarte llévate el libro que querías. - Saqué el libro, dando prácticamente por perdida toda opción de razonar - si quieres te hablo de mi familia o... bueno, de las otras cosas, pero es que no me gusta... bueno, suena bastante a lloros. - intenté reírme - No sé, se me dan mal esas cosas y la forma que tengo de compartirlas es... ummm, bueno, lo considerarías aún más intrusivo. Bueno, coje el libro - dije sosteniéndolo delante mio - Ya sé que pasas de hablar y que necesitas estar solo.
Neil: Me giré para mirarla. Primero a sus ojos. Luego el libro que sostenía. Lo cogí sin demasiada gana.
- De eso se trata. Tú puedes decidir contarme cosas de tu familia. O no hacerlo. - Volví a mirarla directamente. - Alex, no deberías usar tus habilidades tan a la ligera.
Dudé. No sabía qué hacer. Estaba furioso con ella por leer lo que no debía. ¿O estaba furioso conmigo mismo por haber dejado que lo hiciese? En cualquier caso me sentía vulnerable. Y con todo lo que tenía en la cabeza, era lo que menos me apetecía. Busqué un banco cercano y me senté, con la cabeza gacha. Mirando la tapa del libro, aunque mis pensamientos estaban muy lejos de allí. Deseaba escapar de todo. De mi padre, de Roger, de Arenis, de Alex, de los estudios... volver a los orígenes, a cuando éramos criaturas independientes, escondidas en los bosques, sin más preocupación que cazar y procrear. Miré la luna. Quería aullarle. Faltaba poco para la luna llena. Esperaba no estar demasiado salvaje la noche de la fiesta. Al menos no estaría llena del todo.
Alex: Me coloqué delante de él, en cuclillas. Eso me dejaba algo más baja, pero podría mirarle a los ojos si levantaba la cabeza. Estaba claro que no lo entendía. Casi nadie lo hacía. Acerqué una mano a riesgo de cabrearle y con un dedo le levanté la barbilla.
- No estás solo. Es lo que intento decirte. - suspiré.
No sabía si debía intentar nada más, pero era de estas cosas en las que eramos opuestos. Él siempre se preocupaba de los riesgos, lo pensaba todo una y otra vez, para al final no actuar. En mi caso me guiaba por la intuición, hacía casi de mi voz interior aún cuando pudiera suponer el fracaso. Así que lo proyecté en él. Recuerdos. No suyos, míos.
Mi segundo ex. Uno con el que realmente ni siquiera había sido consciente de estar saliendo. Le había encontrado poco después de dejar a Adrien con la estúpida esperanza de que se fuera con Cassie, que era a la que realmente le gustaba ese tipo de chico. Tradicional, formal y serio. Adrien no se lo había tomado bien. Así que me escapaba al bosque.
Y ahí estaba él, Revoltoso. Un cachorrito herido. O eso había pensado cuando lo llevé al granero abandonado para cuidar de él y curarlo. En retrospectiva, el habérselo ocultado a mi familia fue el primer error. Por supuesto no era un cachorro, pero yo le trataba como si lo fuera, le daba de comer, le abrazaba y le hacía mimos. Hasta que estuvo curado y empezó a acompañarme. Al final me enteré de la verdad del peor modo, cuando despedazó a Adrien que me había seguido al granero para ver si podíamos “volver juntos”.
Lo corté de golpe y me levanté. Recordar estas cosas no era agradable.
- Ahora estamos en paz. - dije. Revoltoso había sido eso, un lobo. Puro instinto. Menee la cabeza intentando despejarme. Era mejor no darle vueltas, entonces no había tenido ninguna forma de haberlo sabido.
Neil: Pude ver en mi mente el pasado de Alex. Pude sentir su dolor. Su sentimiento de culpa.
- Yo no... - ¿No qué? - Esto sigue sin cambiar las cosas, Alex. Sigues teniendo el control. Lamento mucho lo de... ¿Adrien? Pero eso no cambia lo que ha pasado. Mira, yo... - Respiré hondo. - Tengo mucho en lo que pensar. - Levanté el libro. - Y tengo que terminar esta mierda para mañana.
Ella sabría que era mentira, pero era complicado decir a la cara que prefería estar solo. Me levanté y tiré de ella para incorporarla. La abracé con fuerza. Y dejé que las lágrimas que estaba reteniendo corriesen libres por mis mejillas. Susurré en su oído.
- Ni una palabra de esto a Arenis, ¿vale?
Y la estreché fuerte contra mi.
Alex: Le devolví el abrazo. Estaba claro que Neil tenía incluso más problemas que yo con los sentimientos y la intimidad. Por un momento no hicimos nada más que eso. Pero tampoco es que hubiera nada que pudiera decir para que cambiase de actitud.
- No puedo cambiar quien soy.
En realidad eso significaba mucho más de lo que él creía. Estaba todo el asunto del arcano y las implicaciones cosmológicas y blablabla. En definitiva, todo lo que mis padres siempre me había dicho pero que en general prefería ignorar.
- No te preocupes, no es el primer secreto que guardo. - Ni tampoco la primera vez que aceptaba sus excusas - Claro, volveré a... la biblioteca. - le miré de reojo - Se está tranquila ahí.
Neil: Agradecí con una sonrisa que Alex me siguiese la corriente. Por un momento, aquello incluso parecía una conversación normal. Me aparté y empecé a caminar en dirección contraria a la biblioteca. Agarraba el libro con fuerza. En el fondo agradecía el gesto de confianza de Alex. Y ahora ella sabía que se lo agradecía. Había sido un poco injusto con ella. No quería que la cosa se quedase así. Decidí darle un último consejo. Me volví y pegué un grito.
- ¡Eh! ¡Y Robert es un capullo!
Alex: Con la puerta de la biblioteca a medio abrir me giré para mirar a Neil. Se estaba recuperando. Levanté una ceja y me concentré en la respuesta. Que no pudiera decir nada, no significa que no pudiera contestarle.
>>No es idiota pero considerando mi historial eso no sería malo. Pero te desafío. Según tú ¿quién sería el apropiado?>>
Esbocé una sonrisa torcida antes de entrar. Dudaba mucho que fuese a responder y mucho menos hoy. Pero la menos había conseguido empujarle en la dirección correcta.
Neil: Seguí caminando de espaldas para ver sus gestos mientras me mandaba una frase a la mente. No pude evitar sonreír. Pararme, hacer una reverencia y señalarme. Estaba claro que yo sería mucho más apropiado. Tuve que volver a reír. Lo dudé un momento, pero luego me acerqué de una carrera hasta la puerta donde estaba. La cogí por la cintura y la incliné al más puro estilo Hollywood. Pensé para ella.
- ¿Lo dudabas?
Y le di un beso. Luego la volví a poner en su sitio y volví a carcajearme.
- Ahora ya sí me puedo marchar tranquilo.
No tenía ninguna intención con ella, pero me pareció gracioso dejar claro que toda la discusión anterior se había desvanecido. Además, que tuviese claro que yo era mejor partido no me convertía en un pretendiente.
Alex: La respuesta me sorprendió. Vale, habíamos tenido aquel momento en el césped, en el que él básicamente me había dicho que era una golfa pero que sabía que le ponía. O al menos que podía imaginarse echándome un polvo. Pero de ahí a pensar en liarnos, peor, en salir...
En realidad Neil no tenía ni idea de dónde se estaba metiendo, ni siquiera después de que le enseñase lo de Revoltoso. Pero cuando se rió me tranquilicé un poco, tal vez sólo lo hacía por tomarme el pelo. Le di un puñetazo amistoso, de los que no hacen verdadero daño.
- Pero los tios como tu no se interesan por las golfas ¿recuerdas? - le saque la lengua. - Robert me gusta y... - busqué las palabras, porque no se me daba bien hablar de estas cosas - y me hace sentir como si esta vez pudiera salir bien. Sin muertos, heridos o locos. Casi como... como si pudiera tener una vida normal. Bueno, si excluimos todo el rollo ese del dinero y su familia. Pero con la mía tampoco es que pueda ser exigente con eso... ¿Por qué te cae tan mal?
Neil: Vaya, aquella conversación se había vuelto seria de repente. Agradecí esa sinceridad por parte de Alex. Que me confiase sus sentimientos tan abiertamente me resultaba reconfortante y en parte disminuía esa sensación de injusticia que tenía al estar con ella. En cualquier caso, no podía callarme la broma.
- Bueno, pero que no esté interesado en ti no significa que no sea mejor que Robert. - Sonreí con picardía. - Ya hemos hablado de esto. Me cae mal porque no creo que él tenga intención de que esto... “funcione”. Yo creo que te utilizará para lo que quiere y cuando se canse, te dejará en la cuneta. Este tipo de tíos funciona así. Lo he visto muchas veces en... en mi hermano. - La miré a los ojos. - En mi familia no somos todos unos fracasados. - Miré el suelo un poco. - De hecho, yo más bien soy la excepción. Mi padre es el jefe de una de las manadas de Nueva York. Y mi hermano es el sucesor más probable. Lo cual hace que yo... bueno, no tenga un sitio. Pero estoy lo bastante cerca como para ver a gente como Roger... o Robert... o Josephine, que se creen superiores y desprecian todo lo que no les cae en gracia. Se cansan rápido de las cosas. Son... son mala gente.
Le pasé el pulgar por la mejilla, en una caricia suave.
- Te mereces a alguien mejor. Y no, Ethan no es mejor. - Y me volví a reír. - ¿No te gusta Joseph? ¡Es un tío de la hostia! - Y sólo de pensar en ellos dos juntos se me saltaron las lágrimas de la risa.
Alex: Estaba claro que Neil lo enfocaba todo al revés que yo. Le escuchaba hablar sobre su familia y lo único que veía es que tenía la suerte de ser libre para hacer lo que quisiera. No tenía espectativas puestas sobre él.
- Si se limita a largarse después no sería tan malo. Los ex siempre vuelven... al menos los míos... alguno incluso después de muerto. - suspiré - Oye, que el que nadie espere nada de ti es un chollo. Es mucho peor cuando todo el mundo cree que vas a ser importante sólo porque las estrellas estaban colocadas de una manera determinada cuando naciste...
Estudié su cara. No, probablemente no lo entendiera. Esta era la típica cosa familiar que aunque la explicases no terminaba de tener sentido hasta que la vivías. Sonreí un poco.
- ¿Ahora vas a intentar liarme con tus amigos? - levanté una ceja. - Ya sé que Ethan es violento y pasa de mi, pero no estamos saliendo. Sólo nos hemos enrollado un par de veces. Ya sabes, cosas de golfa - le saqué la lengua - Pero Robert no es así. El que J esté encima de él todo el rato es en parte culpa vuestra.
Neil: Tuve que hacerme el ofendido.
- ¡Eh! ¿Culpa nuestra? Él convirtió el estar contigo en una competición. Si no hubiese llorado tanto con lo de - puse voz ridícula - “estaría encantado de estar con Josephine pero Ethan me ha obligado a estar con Alex” - recuperé el tono normal - seguramente no habría pasado nada. Aunque no entiendo si Ethan estaba liado contigo por qué obligaría a Robert a servirte. - Me encogí de hombros. La cogí por los brazos y le lancé mi mirada más de padre protector. - Hablaré con Robert y le advertiré de que nada de volverse loco ni nada de eso. Y si se pasa un pelo... - no tenía claro si esta referencia era buena, pero ya había pensado en Revoltoso, así que ella ya la había visto - ya sabes lo que puede hacer un lobo por defender a quien quiere.
La solté y di un paso atrás.
- Y que la gente no espere nada de ti no es lo mismo a que la gente espere que no vayas a hacer nada en la vida. - Sonreí. - Pero es mucho peor cuando te propones demostrarles que se equivocan.
Alex: En serio, debía ser algo en mi que volvía a la gente loca. Eso o que atraía a los locos, porque si no, no me lo explicaba.
- ¡No, no, no! ¡No quiero muertos! ¡Joder! Si quisiera vengarme de alguien por dejarme... bueno, podría hacerlo. ¡Pero no quiero! - Miré a Neil - ¿Es que no lo entiendes? Si Robert decide que quiere irse con otra pero no se pone en plan loco psicópata que persigue a mis nuevos novios ya estaré contenta. -
Hice una pausa, en realidad el que me preocupaba en ese sentido era mordisquitos. Él si era peligroso y mataba gente. Que me empeñase en intentar cambiar eso no lo hacía menos cierto. Me mordí el labio.
- Claro que Ethan no le dijo eso a Robert, se llevan fatal y cuando nos ve juntos reacciona... bueno, como tu. - Le di un abrazo - Aprecio que quieras protegerme, pero nada de muertes.
Dudé un segundo, sin saber si explicarle lo siguiente.
- Tal vez aparezca alguno de mis ex. En realidad Revoltoso sigue vivo. Y luego, bueno, digamos que hay algunos que son persistentes. Tienden a atacar... bueno, a los tíos que se me acercan.
Neil: Igual me estaba metiendo donde no debía. Estar cerca de aquella chica parecía peligroso. Bueno, pues si las cosas estaban así, estaba claro lo que había que hacer.
- No te preocupes, no voy a matar a nadie. Sólo voy a decirle que nada de volverse loco. Y si lo hace, pienso defenderte. De Robert o de cualquier otro de tus ex. - Miré al suelo, dudando. - Incluso estoy dispuesto a defender a ese patán de Robert si hace falta. Y si tanto te gusta. - Cambié a un tono menos serio - Y si estoy cerca, no estoy liándome con alguna, tengo un rato libre, no dan nada bueno en la tele... - Sonreí con algo de malicia y le guiñé un ojo.
La abracé de nuevo.
- Tú no te preocupes, que mientras Neil esté cerca no va a pasar nada malo. Puedo parecer un paquete, pero mi padre ha intentado que aprenda a defenderme desde que era un lobezno. Soy capaz de patearle el culo a cualquier ex celoso que se presente. Y a este matón de Ethan también si hace falta. - La volví a apartar. - Bueno, creo que es hora de que me vaya. Aún tengo que leerme este mamotreto para la semana que viene. - Hice un gesto con el libro. - ¿Un beso de buenas noches? No lo haces nada mal. - Me reí otra vez y puse la mejilla.
Alex: Relajé la posición. Hablar de mis ex me ponía tensa. Bueno de ex o relaciones serias... No es que ahora tuviera ninguna... o me estuviera planteando una, claro. Sonreí de forma traviesa. Una de mis manos se deslizó por su cuello, rozando apenas con los dedos la mandíbula.
- Seguro que se te daría bien la forma del tigre - susurré - Pero ya dijiste que no querías entrenar - sonreí de forma maliciosa y rocé con los labios su mejilla, un beso suave, cariñoso, pero que bien podría haber sido el preludio de otros - Y no has probado uno de verdad - respondí a su provocación - No te preocupes, te ayudaré con lo de los estudios o, bueno, con las otras cosas. Es lo menos que puedo hacer si vas a pegarte con mis ex. - Me detuve un segundo - A menos... - Me callé a mitad de frase, no, no veía a Neil con un tatuaje. - Mejor no, no te pega mucho - me reí un poco. - Creo que debería volver a la biblioteca.
Neil: Aquello era una provocación en toda regla. Pero no estaba dispuesto a dejarle poner las reglas. Le pegué un pellizco en la mejilla al más puro estilo abuela. Y sonreí.
- Bueno, los de verdad los dejamos para otros. - Le guiñé un ojo. - Y ya veremos lo de estudiar. Te recuerdo que aquí el mayor soy yo. Gracias por todo.
Y con eso me di la vuelta y me marché hacia casa. Aquella noche también saldría a dar una vuelta convertido en lobo.
Neil y Robert - En Iota Psi
Neil: Había llamado a Robert para que se presentase en la fraternidad aquella mañana. Tenía que hablar con él. Le puse la excusa de un asunto sobre su ingreso en Iota Psi. Supongo que le pareció poco creíble, pero no creo que fuese de los que se iban a acobardar. En cualquier caso preparé el lugar para la reunión. Busqué una sala pequeña que estuviese vacía. Tenía una pequeña mesa de madera y 6 sillas. La usaban a veces para jugar al poker. Saqué sillas y dejé sólo dos. El lugar tenía que parecer preparado para aquella escenita. Me busqué una capucha. Como no encontraba nada que me convenciese, me hice con la funda de un cojín pequeño y me lo guardé en un bolsillo. Repasé una última vez la habitación y me aseguré de marcarla como ocupada. Luego salí a la puerta de la fraternidad y me senté en el suelo a hacer tiempo.
Robert: Otra mañana de resaca y corriendo a una reunión. ¿Por qué tenía que haber una fiesta cada noche? Salgo de mi casa con lo primero que pillo y cojo el coche hasta la fraternidad. No sabía mucho sobre las costumbres de las fraternidades, y como era de los pocos que no vivían allí casi todas las costumbres esas me eran desconocidas. Sería uno de los rituales esos extraños de iniciación.
Aparco lo más cerca que puedo y avanzo hacia la entrada, buscando a Neil, que era el que me había reunido allí. Si fuera Ethan todavía habría tenido alguna sospecha, o incluso si fueran los dos, pero si sólo había sido él no tramaría nada extraño.
- Hola. Siento llegar tarde. - aunque estaba bastante seguro de que había llegado a tiempo era obvio que él llevaba un rato esperando.
Neil: Pude escuchar su coche desde donde estaba. No tenía claro si lo hacía por fardar o porque no tenía más formas de moverse. Neil, ya estás otra vez con tus prejuicios. Una vez en mi cabeza, que me aseguré era mía, me recordó que debía darle una oportunidad. Sonreí y le hice pasar. Algunos nos miraron mientras nos dirigíamos a la habitación que había reservado. Sobre todo algunas. Intenté que no nos interrumpiesen. Cuando entramos, le indiqué una silla donde sentarse y me quedé de pie junto a la otra.
- Por favor, toma asiento. No deberíamos tardar mucho.
Robert: No me recibe con muy buena cara, pero tampoco una excesivamente mala. No me puedo imaginar lo que planea. Durante el trayecto por los pasillos de la fraternidad bastantes chicas me saludan, pero tras una mirada de mi compañero terminan por dejarnos en paz. Tendría que aprender a poner esa mirada. Me habría ahorrado algún comentario como los tríos que me ofrecían las chicas (que si estaban en una fraternidad masculina por la mañana seguramente se refiriesen a uno con uno de los hermanos ¿de verdad alguien pensaría que me iba a unir a eso?).
Entro a la habitación y me siento en la silla que me indica. Una habitación vacía con dos sillas. Eso parecía serio.
- De acuerdo. Tu dirás. - me encojo de hombros.
Neil: Me paseo por la habitación, mirándole de arriba a abajo. Estudiándole. Con la única intención de ponerle nervioso. En ese momento meto la mano en el bolsillo y sonrío con malicia.
- Vaya, casi se me olvida.
Acerco una silla hasta la cámara de seguridad que hay en la sala y la pongo debajo. Me subo a la silla y saco la capucha del bolsillo. Tapo la cámara de seguridad. En realidad todo aquello era puro teatro. No había nadie mirando las cámaras, y además era época de novatadas con lo que nadie se sorprendería mucho. Sólo esperaba que luego no hubiese algún cadáver y me metiese en un lío. Lo que sí había hecho era avisar a Jake de lo que quería hacer con Robert. Y tenía su aprobación. O algo parecido.
Con la cámara tapada, pongo la silla en su sitio, le pego un par de manotazos para limpiar las huellas de mis pies y me siento. Susurro un poco.
- No quiero que nos molesten. Esto a veces se vuelve un tanto personal... ya sabes.
Recupero mi tono de voz.
- Bueno, ahora escribe por favor en el papel tu nombre completo. Y haz una breve reseña en cinco líneas de por qué quieres unirte a nuestra fraternidad.
Robert: Si creía que me iba a poner nervioso así lo llevaba claro. Ese no había ido nunca a una rueda de prensa. Sonrío desde mi posición y le miro como camina por la habitación. Vale, lo de la cámara daba un poco de mal rollo, pero me había imaginado cosas peores. Al menos sólo había uno de ellos y la capucha no iba en mi cabeza.
- ¿Entero? Necesitaría más de un papel. - bromeo. Aunque no era broma. Mi nombre completo llegaba casi a veinte nombres de pila y un número similar de títulos. Claro que nadie nunca los decía todos. Finalmente cojo el papel y escribo el nombre con el que era conocido en la universidad. Mis padres habían llegado a un acuerdo para que pudiese utilizar ese apellido para guardar mi anonimato (que había servido para poco). - Mm... cinco razones por las que quiero unirme... hacer amigos suena muy triste. Pero es la verdad, es es muy buena manera de conocer gente...
Hablo más que nada para mí mismo y para quitarle un poco de tensión a la situación mientras escribo. Donde mi nombre pongo Robert Brooks que era como era conocido allí y en la reseña un breve texto (que llegaba justo a cinco líneas) sobre cómo para una persona pública en una ciudad nueva era muy complicado conocer a gente. Era básicamente la verdad. Sin entrar en muchos detalles, pero la verdad.
- Deberes hechos. ¿qué toca ahora?
Neil: Cojo el papel de la mesa y lo rompo sin leerlo. No puedo borrar la sonrisa malvada. Dos trozos, cuatro, ocho... los dejo amontonados a un lado de la mesa. Me levanto y me doy otra vuelta por la habitación. Es lo mismo que hago cuando rondo una presa acorralada en forma de lobo. Me gusta la similitud. Aunque tengo la sensación de que Robert todavía no se ha dado cuenta de su situación. Es hora de dar otro paso.
- Supongo que no eres de los que tienen problemas para conocer chicas. ¿Eres de los que las usan y las tiran? ¿O te van las relaciones largas?
Y dicho esto, me quito la camiseta, la tiro a un lado y me siento sobre la mesa, junto a él.
Robert: Ya entiendo... Eso era la continuación de la fiesta. Tenía celos de yo y Alex e intentaba sacarme trapos sucios para utilizarlos contra mí... Pues lo llevaba claro. Además, si alguien le contara todo lo que había hecho mal en la vida a Alex por fin se le quitaría esa estúpida idea de que era demasiado para ella cuando en verdad era al contrario.
- No podría ser de los que las usan y las tiran por una razón, y es que sería al contrario. Si te paras un momento a hablar con alguna de las chicas de la fiesta o incluso alguna del pasillo verás como sólo están deseosas de estar conmigo para poder decir que están conmigo. - además la palabra utilizar sonaba muy mal. Casi como que alguna de las chicas con la que me había acostado no hubiera querido hacerlo, y aunque hubiera sido para cosa de una noche todas estaban dispuestas a ello. - Pero supongo que si tengo que responder a eso soy de relaciones largas. La última duró más de un año de hecho.
Neil: Así que el pobre se sentía un objeto. No tenía claro si me estaba mintiendo o no. Pero la respuesta al menos era buena. Igual Alex iba a tener razón sobre él. Pero aún tenía unas cuantas dudas. Aprovechando la posición, me quité los pantalones con indiferencia. Quedándome en calzoncillos. Si no había dicho nada sobre la camiseta, igual esto le llamaba la atención.
- ¿Y tú crees que Alex te quiere sólo para eso? Ella estaba en la fiesta de anoche...
Me puse en pie para dejar los pantalones encima de la silla donde me había sentado y vuelvo despacio hacia él.
- Además, no creo que sea justo que le des esperanzas a Josephine si tienes intención de empezar a salir con Alex.
Robert: Ehh... ¿qué estaba pasando allí? Lo de la camiseta había supuesto que era parte de su plan de hacerse el machote mientras yo hablaba de mi vida privada y así conquistar a Alex (aunque no veía mucha relación entre los dos puntos), pero estar en calzoncillos a solas conmigo en una habitación cerrada y con la cámara tapada era muy gay.
- Claro que no. Ella es como si... bueno, como si pudiera ver dentro de la gente. Por eso es tan agradable estar a su lado. - me aseguro de no decir nada que incitase a pensar que había una relación entre ambos. O como si lo de ver dentro de las personas pudiera ser algo más que una simple expresión, que era algo que comenzaba a sospechar. - Y con respecto a Josephine, mejor que no hables de lo que no sabes. Si yo “cortara” con ella, acabaría con la persona a la que considerara responsable. Prefiero soportarla yo a que otro caiga por mi culpa. Además, para que yo empezara a salir con Alex primero tendría que quererlo ella.
Le quitaría odio hacia mí pensar que Alex no me consideraba suficiente para ella. Y era verdad que ella no quería nada serio.
- Esto... y agradecería que te volvieras a poner los pantalones otra vez.
Neil: Igual le había juzgado mal. Igual su vida no era todo flashes, limusinas y lencería de encaje. Igual Robert tenía sus propios problemas. Empecé a replantearme la necesidad de todo aquello. Pero había llegado hasta donde había llegado y no era plan de echarse atrás.
- Sí, creo que sé a lo que te refieres. Alex es una chica especial. Tiene algo que te da confianza. Y no es sólo ese impulso natural que tiene para confiar en la gente. Te hace sentirte entendido.- Paladeé el asunto de Jo, igual tenía razón en que era mejor no meterme mucho más en el tema.
Miré los pantalones encima de la silla. Luego miré mis calzoncillos. Ignorando su comentario, me descalcé. La sensación de los pies contra la moqueta me gustaba.
- No, creo que no me los voy a poner. Es un coñazo cuando se rompen, ¿sabes? - Dejé que pensase lo que quisiese. - ¿Pretendes tirarte a Alex y luego dejármela a mi? ¿O tendremos que discutir sobre este tema?
Robert: ¿Romper? Uff no era nada gay. Eso era un alivio. O eso o se tenía en mucha estima. A ver si iba a ser también un vampiro o un demonio o un bicho así y cuando se transformara a su verdadera forma fuera más grande. Bueno, no me podía hacer nada en el campus y no era nada gay.
- Si estás más cómodo sin pantalones... ¿Entonces tu quieres a Alex? - casi lo había admitido al decir lo de “dejársela a él” - No te preocupes por mí. Ya lo he dicho no hay nada serio entre ella y yo. Y creo que es lo bastante inteligente como para no dejarse utilizar de esa manera.
Neil: ¿Sería una mentira para rehuir la situación? ¿O de verdad no tenía más interés en Alex que en cualquier otra? Aquello me puso un tanto furioso. Pero apelé a todo mi autocontrol para que no dejarme llevar. Eso sí, aproveché la sensación para facilitar la conversión. Noté el cosquilleo en la mandíbula, el dolor en los huesos al estirarse. Por un momento tuve miedo de golpearme con el techo. No solía cambiar a menudo en un lugar cerrado y todavía no le tenía cogido las medidsa. En mi forma híbrida de hombre lobo me acerqué mucho a Robert desde arriba. Hasta que pudiera sentir mi respiración.
- Esperaba más de ti, la verdad. - Le puse la garra de mi dedo índice sobre la frente. - A ella le gustas, ¿sabes? - No sé si lo sabría, pero creo que era justo que lo hiciese. - ¿Y no tengo que preocuparme por ti?
Bufé, echándole el aliento en la cara.
- Mira, Alex lo ha pasado muy mal con los tíos. Y lo que necesita es uno de verdad. No una nenaza que se acojone a la primera de cambio. - Me erguí, para intimidarle con los más de dos metros de altura que tenía en ese momento. - Así que si vas a intentar algo con ella, al menos compórtate como si tuvieses huevos. Porque si me entero de que le has roto el corazón... - Mientras alargaba la última sílaba, puse la garra esta vez sobre su pecho. - Te rompo el tuyo.
Me eché para atrás y le dejé margen. No sabía qué efecto habría causado en un tipo como él. Pero al menos le habría quedado claro que no estaba dispuesto a dejar que hiciese daño a Alex.
- Me ha dicho que la llevarás al baile. - Sonreí, enseñando la dentadura. - Nos veremos allí.
Me gustó cómo sonaba aquella amenaza velada.
- Si no tienes más que decir, puedes marcharte.
Dije, mientras recogía mi ropa y la colocaba sobre la mesa, todavía en forma bestial. A Alex igual no le hacía mucha gracia que hubiese amenazado a Robert. Pero ella ya sabía que iba a hablar con él y a dejarle las cosas claras. Además, no había habido sangre. Una parte de mi casi la echó en falta. ¿Por qué no abrirle en canal ahí mismo? Un obstáculo menos hacia ella. Otra parte de mi me golpeó con el mazo de la sensatez y me recordó que mi interés por Alex era sencilla amistad, ahora que todo se había aclarado.
Robert: Joder. No me esperaba eso. Bueno, ya asumía que sería alguna clase de bicho enorme, pero no era lo mismo pensarlo que verlo en realidad. trago saliva. Vale, eso me superaba un poco. Pero tenía que fingir normalidad. Si todos en esta universidad eran así me tendría que acostumbrar a que a la gente le saliera pelo y crecieran por las buenas.
Me pienso si responderle o no. Aquí todos parecían saber lo que tenía que hacer y lo que no. Además de que parecía que Alex era una especie de princesa que necesitara ser rescatada.
Me levanto y me dirijo hacia la puerta. Sigo dudando sobre si decirle algo o no. Hombre, no era lo mismo echarle cojones a la cosa delante de un tío normal que delante de una masa de pelo de dos metros de altura.
- ¿Y nadie piensa en la opinión de ella? Porque paso de obligar a nadie a tener una relación seria conmigo. Puede que necesite un tío de verdad, pero debería ser ella la que lo elija.
Neil: No me esperaba aquella respuesta. En mi cabeza la cosa habría sido más como salir por la puerta en silencio y con el rabo entre la piernas. Me di cuenta de algo terrible. Se me había olvidado quitarme los gallumbos antes de convertirme. Pude ver los restos de tela en el suelo. En parte me hizo gracia. Así que abrí los labios de media mandíbula, como si fuese una sonrisa. Y le contesté.
- Tú no le hagas daño. ¿Entendido?
Y con aire distraído continué doblando la ropa, que ya estaba colocada. No iba a recuperar mi forma humana mientras estuviese Robert aquí. No sin unos calzoncillos que ponerme. Igual me llevaba una sorpresa con una faceta de él que no conocía. Nunca se sabe con esta clase de tío.
Robert: Podría responderle algo como que si no lo hacía no sería por una amenaza suya. Pero me parecía una estupidez. Que pensara lo que quisiera. Además, el hecho de que me diera una orden así de directa me recordaba bastante a mis poderes. Pero eso no sería algo que le fuera a decir. Yo no utilizaba mis habilidades para presumir delante de la gente.
Al ver como se vuelve a su ropa entiendo que la conversación ha terminado y salgo de la habitación.