Partida Rol por web

Al poco de llegar a la cueva dejo caer el escudo

-B... buffff... ¿PEro que matrioskas ha sido eso? Apenas puedo con mi alma ¡Me ha robado la fuerza! ¡Me ha robado... EL PODER!

Lo cierto es que desde que llegué, no me he sentido tan indefenso, incapaz de machacar a un ogro de un golpe, arrancarle un cuerno a un dragón de una patada, ni de resistir los embites verbales de Kokoro, que eso es lo más dificil.

- Sinceramente, creo que lo mejor es ponernos un paño en la cara, no sea que se nos metan mas mocos chupa-chakra

- En fin ¿Comemos algo, y luego entramos?

—¡Puaj!— saqué la lengua al ver cómo el moco viscoso que había caído sobre Kei desaparecía en el suelo sin dejar rastro alguno. Tras avanzar un poco más en el camino, Kei comenzó a cambiar de color, palideciendo bastante visiblemente. —Oye... ¿estás bien?— el bicho ese no parecía especialmente peligroso, pero tampoco conocíamos muchas de las cosas que habitaban este mundo.

Al parecer, podía seguir avanzando (y estaba casi segura de que no nos dejaría tocar su preciosa espada), por lo que continuamos el viaje hasta llegar a la entrada de la puerta.

—Oh, no me digas que esa cosa viscosa y pegajosa era eso que encontraremos aquí— todo muy bien detallado. Suspiré. —Comamos ahora. No quiero que me entre hambre ahí dentro y una cosa de esas mancille mi comida.

Antes de comer cogí una de las piedras del camino, una algo más grande de mi puño. —Light— al menos ya tendríamos algo con lo que iluminar. 

Reconozco fácilmente algunos lugares y logro entender bien el mapa esta vez, lo que me ayuda a guiar perfectamente a mis colegas. Cuando veo que a Kei le cae encima algo viscoso y se lo quita de encima niego con la cabeza.

—Tío, eso te pasa por no estar pendiente en lo importante. Deja de alertarnos por cada puñetera piedra del camino.

Sin embargo nuestro guerrero no tarda en sentirme mal, por lo que al detenernos para comer en la entrada voy a examinarle.

—Puede que esa cosa te haya hecho algo. ¿Cómo te sientes, tío?

No pienso comer hasta comprobar lo que tiene mi amigo.

— ¿Que como me siento? Pues... como si me hubiera comido los morros con Feoncia, y luego lo hubierais subido a Youtube — Todos conocemos a Feoncia. Es FEA, por dentro y por fuera. Hedionda de piel, de aliento, flatulenta, desagradable, insidiosa... y mejor que no hablemos de su personalidad, porque eso es peor.

— En serio, es... raro, sólo ha estado un momento en mi cara, y ya me siento que me falta el aire. Tengo que esforzarme en todo, en cualquier cosa que me sería normal y ahora me cuesta horrores. No se que es eso, pero de veras, si vamos a entrar y hay más mocos, yo me pongo una FPP-2 MINIMO, y mejor que el resto hagamos lo mismo

Al entrar en contacto tan directo con esa baba parte de sus energías fueron absorbidas, además tragó un poco de la sustancia y acabó envenenado. Se le quitará si reposa en cama durante al menos tres días, aunque también una poción curativa hará un buen trabajo para dejarlo como nuevo.

—Bien, Kei, parece que te has intoxicado con esa sustancia y te ha debilitado. Tenemos dos opciones si quieres recuperarte: o reposas durante 3 días, o te tomas una poción curativa que te dejará como nuevo— le miro seriamente —Tú dirás, tronco. O te tomas la poción o aguantas hasta que acabemos el encargo. Podría lanzarte una bendición que te ayude a lidiar con los efectos negativos, pero eso sería una solución temporal y limitaría mis capacidades para lanzar conjuros.

- La poción es cara, y este trabajo no paga lo bastante, - razono - Así que supongo que me tocará aguantar, machacar a los enemigos, y dormir tres dias mientras le pido a la Jefaza que me cuente historias de los Tirisfal

Aunque seguramente cualquier ser humano, cualquier ser sintiente, estaría por quedarse en presencia de la jefaza, mientras esta cuente historias, anecdotas o cualquier otra cosa. Al fin y al cabo hablamos de quedar al cuidado de una emperatriz.

Saber sobre el estado de Kei me tranquilizó, lejos de alterarme. En realidad era buena noticia que simplemente se sintiera como cualquiera cuando está en los primeros días de resfriado, por lo que ni tan mal.

—Paso de ponerme una mascarilla en este mundo. Nunca he visto el aire tan limpio— en Japón era habitual llevar una mascarilla según qué días. Ahora me había librado de ello y no pensaba cambiar por unos mocos.

—Que no le preguntes a Selina sobre los ¿tirisfalianos? ¿tirisfalenses? Ni idea de cómo se diría, pero ya nos advirtió la chica de la biblioteca que no le preguntáramos sobre el tema. Por eso lo mejor será hablarlo únicamente a Zellos, que fue quien sacó el tema— ya había preparado tres piedras luminosas, una para cada uno, y me acomodé para planificar lo necesario y comer antes de aventurarnos.

Cogiendo aire pesadamente me preparo para volver a ser la vanguardia

- Coñe Koko, que no pienso ser un brutaco. Tenia pensado pensarle pedirle que me contase historias del reino de los elfos. De su gloria y todo eso. No de como perdio...-

Entonces callo. En verdad, es eso. Seria pedirle que rememorase como lo perdoo "Todo". Y eso no lo quiere nadie.

—Deberíamos centrarnos ahora en el encargo. No ganamos nada hablando sobre Tirisfal en este momento. Cuando acabemos y regresemos lo mejor será hablar solo con Zellos, tal y como ha propuesto Koko. Vayamos paso a paso, no pretendamos resolver de golpe todos los problemas del mundo o éstos nos aplastarán por acumulación.

Entiendo que quieran solucionar todos los problemas de este mundo ya, pero esto es como una carrera de fondo y conviene centrarse en mantener el ritmo en vez de esprintar tan pronto. Me preparo para cuando mis compañeros quieran adentrarse en la cueva para no demorarnos más.

—Eres un brutaco— maticé. Siendo sinceros, era difícil imaginarse a Kei siendo una delicada flor, intentando tener tacto a la hora de preguntar por algo que despertaba la curiosidad de los tres.

Doy buena cuenta de la comida mientras escucho a Sojiro, asintiendo con la cabeza mostrando que estaba de acuerdo, ¡si es que soy muy lista yo! Tras descansar lo preciso y matar el hambre que hubiese podido despertar por el camino, me puse en pie con el báculo preparado.

—¡Preparada! Oh, un momento— le di un suave garbilote en la frente a Kei, —Telepathy— era uno de los nuevos conjuros que había aprendido y estaba dispuesta a sacarle provecho. —Por si acaso nos separamos, al menos mantendremos "comunicación inalámbrica"— esbocé una amplia sonrisa, orgullosa de sentirme tan lista y previsora. Me giré hacia Sojiro, encogiéndome de hombros. —Solo puedo hacerlo con uno— y en vistas de que en la misión anterior fue Kei quien se acabó separando...

— Oh ¿Un Garbilote? ¡Gracias Y... entonces ¿Ahora puedes recibir cualquier pensamiento mio?

Cualquiera puede ver la cara de autentico cabroncete que se me pone en el rostro, y sin dudarlo una fracción de segundo, le envio un pensamiento peculiar a Kokoro, como prueba.

¿Que pérfidas ideas habrá en mi mente para la joven e inocente Kokoro? ¿Cómo reaccionará ella?

Sin dudarlo, de mi mente a la tuya te mando el olor, la textura, el burbujeante sonido y la exquisitez encarnada

Te mando el recuerdo, la imagen mental, el sonido y el sabor de la pizza más deliciosa que haya tomado jamás, con un sabor invigorante, que hace que sólo pienses en sentarte y querer dejar pasar tranquilamente un dia con los amigos.

Con las piedritas iluminadas no tienen mayor problema en ver alrededor, al menos hasta unos tantos metros de distancia, fuera del radio alumbrado es un abismo desconocido o paredes de roca.

No tardan mucho en llegar a una amplia estancia con abundante rocosidad donde se topan con la primera división, no dos, sino tres caminos posibles a seguir, uno a la derecha y otro medio al frente, pero corrido un poco a la izquierda, que más adelante se bifurca. En donde están hay estalactitas enormes que cuelgan peligrosamente del techo y algunos desniveles donde la caída no sería para nada sana.

Sólo para Kokoro:

Spoiler (marca el texto para leerlo):

- Je, ya sabemos que pasa en estos sitios ¿Verdad? - digo mirando la gruta, cada vez más complicada y enrevesada -Que nos podemos perder aqui-

- Pero no voy a PERMITIRLO

Tomando un trozo de metal, una roca afilada o lo que sea, me dedico a hacer unas marcas en el suelo. En esta encrucijada, marco MUY VISIBLE una flecha selañando la salida, y le pongo un "1" en el culo de la flecha. "Queda una encrucijada para salir"

- Caray, que hemos leido mucho a Dolan, Miqui y a Gooby. Pls. Sabemos de sus aventuras en las grutas.

Despues de eso, me dedico a examinar la sala. A buscar rastros y a ver que hay por aqui que esté oculto. Ya sean más mocos, tesoros, espadas mágicas y  cosas así.

Al entrar en la cueva lo hago con bastante cautela, empuñando una de las rocas luminosas que preparó Kokoro como si de una linterna se tratase.

Llegamos a una caverna con mucha formación rocosa y más adelante una bifurcación con 3 posibles rutas.

—No deberíamos separarnos. Prefiero perder el tiempo buscando en cada una de ellas— comento mientras examino las 3 posibles rutas, tratando de encontrar una pista o algún detalle que nos indique que es la mejor ruta.

Emití un gruñido mientras entrecerraba los ojos, mirando mal a Kei. Había conseguido que me entrara hambre, pese a haber terminado de comer justo en ese momento. —Deberíamos patentar la pizza en este mundo— comenté con decisión mientras un hilillo de baba caía por la comisura del labio.

No le comuniqué nada telepáticamente a Kei, pues ya había demostrado que el hechizo funcionaba y estaba activo. Eso sí, como continuase tentando al a suerte pensaba bloquearlo.

Nada más entrar en la cueva nos encontramos con tres caminos diferentes para continuar. —Por ahí huele a manzana, ¿será caramelizada? ¿Habrá una feria?— señalé el camino de la derecha y me dispuse a seguirlo sin dudar, más guiada por el estómago que por el cerebro.

No hay señales de musgo azul en la estancia en que se encuentran ahora, pero es sólo cuestión de adentrarse más hasta que empiece a aparecer.

En el libro donde leíste sobre el musgo decía que tenía un aroma parecido al de manzanas muy maduras, así que puede que Kokoro ande bien encaminada.