La nazzadi miraba en todas direcciones, no le agradaba que le apuntaran con tantas pistolas pero suponía que era parte del plan del jefe y si no lo era, mejor hacer como si eso no le importara. Cuando vi aquel pueblo, casi se le escapa una sonrisilla, si que eran raros pero no dijo nada. Siguió caminando erguida al lado de Einar y preguntándose un poco sobre esa historia que ahora estaba soltando frente al regordete hombre*. No quiso interrumpir a Einar, se las estaba arreglando bien, lo único que hizo fue acercarse a él para seguir interpretando el papel de chica de su jefe. Ni mucho, ni poco, aún si lo fuera, ella tampoco era muy efusiva.
-Esto es muy interesante...
Pensó mientras sonreía mirando al tipo que decidía si se quedaban ahí o no.
*Me hizo recordar al tipo que perseguía a los duques de Hazzard XDDDD.
Adjany, no dejes que me maten XD
La historia parecía resultar un tanto inverosimil al alcalde. Sin embargo, Weisskopft intervino entonces, interesado por sus capacidades parapsíquicas.
-Veo en su aura que su poder es intenso. Poderes somáticos. Y su compañera tiene poderes sensoriales. Déjales estar, Jim, podrán sernos útiles en el bosque.
El alcalde parpadeó un momento, y luego asintió. No parecía tener nada mejor que hacer pero se hizo el ocupado.
-Hay unas habitaciones de el bar de Laforge, mañana hablaremos sobre su trabajo en esta comunidad. Y recuerden las normas: nada de armas sin nuestro permiso.
Frunció el ceño mirando al tal Weiskopft dando una calada al cigarrillo, sujeto en sus labios y después negó con su zurda extendida al alcalde - Mis armas van conmigo a donde yo voy, señor. - sonrió exhalando el humo y el cigarrillo ni se movió - ¿Que puedo decir? Soy un sentimental, les tengo cariño. - añadió levantando su culo de la mesa por si debía combatir - Tampoco estamos pidiendo quedarnos aquí más de esta noche, he visto como miraban tus ciudadanos a mi chica, no les gustan los nazzadi y a mi no me gustan los racistas... - ladeó la cabeza acariciando la mejilla de la mujer levemente - Mañana nos iremos y no os molestaremos más. - observó a todos los que tenía en su vista periférica apoyando ambas manos sobre la hebilla de su cinturón, listo para desenfundar y armar la marimorena si se ponían tontos.
Mañana nos iremos y no molestaremos más.
La frase parecía convincente para ella pero lo cierto es que desde que él pasó su mano por su mejilla, la nazzadi lo identificó como un fuerte y claro: "estáte atenta". Respiró profundo, a ella tampoco le gustaban los racistas y armados menos pero ellos no eran mancos y confiaba en la capacidad de Einar. Así que aunque con todo el cuidado del mundo, seguía aparentando estar relajada.
Se acercó a Einar de modo que si los atacaban, pudiesen quedar espalda con espalda y cubrirse, aunque no lo veía muy claro.
-Sólo queremos descansar, será posible ¿o nos volvemos por donde llegamos?
Prefería que lo que fuese, pasara ya y no que les tendieran una emboscada.
El alcalde iba a decir algo, como zanjando la cuestión de mala manera. Fue entonces cuando Weisskopft le retuvo con un gesto, y añadió unas palabras.
-Déjales estar, Jim. Tenemos asuntos más importantes de los que preocuparnos.
En realidad quizá sus palabras ocultaban algún interés oculto. Un interés en ellos. Pero a decir verdad, el interés era mútuo. Los guardias les hicieron un gesto, dejándoles pasar y llevándoles hasta aquel bar, un antiguo "dinner" americano de los de desayunos, comida y cena con mantel de cuadros. Remolcaron su vehículo dentro de la población, pero lo mantuvieron vigilado, junto a sus armas.
El barman les informó sin mucho entusiasmo lo que solía cobrar a los escasos visitantes que recibía el lugar por el uso de las habitaciones de la segunda y la tercera planta. Entrar en ellas fue como un viaje al pasado: cocinas de gas, baños de cerámica y camas de somier con patas. Algo que ya se consideraba cutre en la época en que Einar era un tierno infante.
Realmente no me esperaba esto. Mil veces me había figurado las tierras del ensueño pero a pesar de ello mi mente no estaba preparada para la realidad, o al menos esa realidad.
Permanecí paralizada, tratando de asimilar cuanto veía a mi alrededor, por un instante la figura de MacAllister se desdibujó (o quizás mi mente no le prestaba atención, tan absorta en lo que presenciaba) para luego volver a aparecer.
Después de que me hablara tardé unos segundos en responderle -Sí, vamos. Cuanto menos estemos aquí mejor para nuestra salud.
Motivo: Observar
Tirada: 2d10
Resultado: 6(+5)=11, 1(+5)=6
off: soy la reina de los 1!! xD
No pudo evitar sonreír al descubrir que pretendían cobrarles por su estancia, desde luego tenían más cara dura de la que imaginó, primero les pedían colaboración y después, dinero. No sabía donde demonios pensaban gastar dinero del NGT aquellos paletos, pero seguramente fuese en el mercado negro, consiguiendo armas y municiones.
Sin mucho que decir, examinó el lugar sin tocar nada, seguramente hubiese micros y todas esas mierdas, por lo que hizo un gesto a la joven EJ para que no dijese nada pese a que estaban solos, ella era una investigadora y ya sabía lo que tenía que hacer, estaba entrenada para ello.
Se tumbó en una de las camas y sonrió con amplitud al escuchar los muelles extenderse bajo su peso - Acabo de volver a tener 7 años... - murmuró con cierta nostalgia en su voz.
Sorry, pensé que ya había posteado. :S
EJ no se sintió mucho más tranquila cuando al fin les "permitieron" quedarse y sabía que su jefe tampoco lo estaba por mucho que estuviera tirado en el colchón de antaño mirando al techo y diciendo aquello. La joven nazzadi titubeó por un momento, ¿estaba hablando en serio? ¿Había ese tipo de sentimientos en Einar? Pudiera ser, después de todo era un humano, casi se enterneció por él pero no perdió tiempo y comenzó a buscar cualquier cosa que pudiera delatarlos. Mirando con atención y haciendo uso de sus propias habilidades. Cada rincón de aquella añeja habitación quedaría registrado.*
Máster, me dices si tengo que tirar algo. Adjany, no tienes perdón del Dios del rol :P
El registro de la habitación por parte de Esther dió más fruto del que pudiera imaginar. Intuyendo un remanente psíquico muy potente, utilizó su retrocognición. No había nada reseñable en la habitación, pero si unas voces fuera, en la calle. Así que se asomó, y vió una escena ocurrida hacía apenas 48 horas. Un grupo de cultistas de la madre tierra, vecinos del lugar, estaban reunidos con sus aliados zónicos en el cercano jardín donde antiguamente había una piscina.
-El último envío de material de Chrysalis ha llegado. Con él, podremos completar el ritual en el bosque.
-¿Y que hay sobre la máquina interdimensional, tenemos los explosivos? -preguntó un segundo.
-Una vez completemos el ritual el portal nos llevará directamente hasta la sala del generador de la máquina. El Director ha prometido mandarnos un equipo de expertos en explosivos y soldados de la corporación para que nos ayuden en el asalto. Weisskopft dice que será pan comido. Os funcionó demasiado bien hace años, cuando creásteis el portal y se saboteó la máquina.
-Si... sin rencor, ¿No?
-Ya... sin rencor. Todos tendremos un lugar en el nuevo orden.
El rastro psíquico de Yi era difuso, y Tagashi no podía seguirlo demasiado bien. Por fortuna, cuatro ojos ven más que dos, y MacAllister estaba bastante más despierto. La guió, recorriendo extraños salones, interminables escaleras, esquivando enjambres de criaturas que se arrastraban, volaban o reptaban por aquellas estancias de locura.
Poco a poco, Tagashi fue sintiéndose mejor. Entonces se percataron de que el rastro les guiaba hacia un edificio muy alto, parecido a una torre. La ascensión iba a ser larga y pesada. Sin embargo, una vez dentro, contemplaron que el espacio estaba hueco, formando como una especie de bóveda en la que flotaban de manera surrealista trozos de escalera y plataformas formadas por trozos del suelo con un extraño zócalo de color verdoso.
-Creo que nos toca jugar al Prince of Persia -dijo Mac.
La referencia era tan arcaica que Tagashi no la comprendió. Sin embargo si entendió lo que quería decir cuando el mago comenzó a saltar de plataforma en plataforma. Algunas de ellas subían y bajaban, como en un macabro juego del tetris o el hueco de unos antiguos ascensores.
Hazme una tirada de Atletismo a ver que tal.
¿De qué hablaba este hombre? ¿el príncipe de dónde?
Daba gusto verlo a Mac tan entusiasta en este universo de locura y sin sentido, yo estaba haciendo un esfuerzo por no dejame llevar por la locura, era tan tentadora... como una siesta en una tarde de verano.
-Bueno, te sigo, pareciera que sabes a dónde vamos, menos mal porque yo no tengo idea -quise bromear.
Me puse a saltar detrás de él siguiéndole el paso, si no estuviéramos en un lugar lleno de monstruos y sin leyes de física me estaría divirtiendo en grande (era un poco así pero no quería relajarme, nunca se sabía en este sitio).
Motivo: Atletismo
Tirada: 1d10
Resultado: 7(+3)=10
*el +3 es por el entrenamiento del servicio especial.
EJ volvió la vista hacia su jefe y le contó lo que había visto.
-Creo que tenemos que movernos y hacerlo pronto, jefe.
Si las cosas salían bien o medianamente bien, tenían una oportunidad única* y quizás irrepetible de hacer algo. Miró a Einar con los ojos brillándole, claro que se metían en la boca del lobo pero no sería la primera vez que ambos se metían en cosas tan peligrosas, además, confiaba plenamente en las habilidades del humano.
-¿Qué sugieres?
*Si no me equivoco, claro.
Ante el silencio de su jefe, comprendió que quizás no había sido lo suficientemente clara. Respiró profundo y le volvió a explicar lo que había visto pero no hubo reacción de su parte. La nazzadi esperó a que su jefe se durmiera y salió de aquel lugar. Sólo tenía que investigar por el bosque, guiarse, no sería tal difícil, había aprendido con su madre a esconderse, a huir. Salió sigilosamente, esperando no encontrarse a nadie en el camino, buscando con su tecnología las coordenadas que la condujeran hacia el bosque y esperando que Einar no se despertara antes que ella se hubiera ido. Lo lamentaba pero no podía esperar más.**
Pues eso, si mi jefe no reacciona me voy al bosque, máster :)