Partida Rol por web

Alonzo agradeció la llegada de su bebida con un asentimiento y dió un sorbo, satisfecho.

"Vaya... Al final parece ser que ha sido una buena idea venir acompañado..."

El sacerdote se removió inquieto. Se sabia en desventaja en aquel juego y solo un sabio y discreto mutismo podría ayudarle a mantener su propia mascarada.

- Muy rico...- El Padre-Caballero dejó su té sobre la pulida superficie de la mesa y sonrió, satisfecho.- Estamos deacuerdo, pues. Gracias, señorita Cardoso. Ha sido usted muy amable.

Alonzo estrechó la mano de la periodista, dispuesto a marcharse a su cabina y echar una cabezadita.

"Y analizar todo esto con calma y tranquilidad... Con la ayuda de Dios."

El coqueteo de la negociación era tan interesante para Agnieska cómo el ritual de apareamento de la rana arbórea de la selva tropical (tiempo atrás extinta), así que no entendía que gracia podía tener aquello para la periodista. Sin embargo no dijo nada al respecto. Había hablado ya tanto ese día...

Al caballero no pareció molestarle que la reverenda hubiese sido tan directa, tal vez porque la periodista había accedido, tal vez por que tampoco se le daba bien eso de "coquetear" con la información (por que dijesen lo que dijesesn, su flirteo con la agente Haqqislamita había sido clarísimo hasta para alguien tan poco entendido como Agnieska). Sea cómo fuere, el hombre estrechó la mano de la mujer y tras ello lo hizo la reverenda Bartosiewicz - a pesar de que el contacto físico no le gustaba demasiado-.

- Si Dios así lo quiere. - le contestó la reverenda a la periodista. Cualquiera pensaría que era una forma de hablar, pero para Agnieska era literal. - Buenas noches. - se despidió la reverenda. Dijesen lo que dijesen era una persona educada, y daba los buenos días y las buenas noches.* El resto se le escapaba un poco.

El Padre-Caballero volvió a despedirse de la joven reportera con una inclinación de cabeza y se acercó dando un par de zancadas a la Reverenda Moira, acompasando su paso con la rápidez que da la práctica.

- Bien jugado, reverenda.- Espetó tanto para sí mismo como para su compañera.- Admito que me tenia desconcertado.

Alzó la vista al techo del pasillo, tenuemente iluminado a aquellas horas... de la noche.

- Sabe de sobra que nos pedirá una entrevista con la delegación Tohaa, ¿verdad? Será una experiencia muy interesante.- Educadamente interpuso el dorso de la mano para ahogar un ligero bostezo. Chasqueando los labios ligeramente, activo su ComLog.- ¿Melissa? ¿Podrías sincronizar los despertadores del equipo... Con el de la agente Alizadeh? En caso de que no tenga activada su alarma, creo que las cero seis horas serán más que aceptables... Enlaza las alertas de seguridad a los ComLog del equipo... Y, por favor, habilita una discreta habitación donde desayunar y comentar el planning del día. Gracias, Melissa.

Una vez organizada la agenda del día siguiente, Alonzo se volvió hacia su acompañante.

- Bien... Pues creo que eso es todo, reverenda. Le deseo una buena noche.

Melissa respondió tan diligente como siempre.- Lo siento mucho Alonzo, pero la agente Alizadeh ya se ha acostado. Se ha tomado las pastillas que la sincronizarán al horario de la estación por lo que estará despierta pronto. Os recomendaría que vosotros os las tomarais también para estar a pleno rendimiento desde primera hora de la mañana.- Dijo con entusiasmo.- Tendré preparada una pequeña sala de juntas para vosotros por la mañana que espero sea de vuestro agrado.

En la intimidad de su camareta, el Padre-Caballero redacto un escueto informe de situación para sus superiores. El papeleo no le gustaba pero para aquella misión, era algo necesario.

- Una vez establecido contacto con los agentes de las demás potencias de las naciones de la Esfera Humana [Ver anexo] asistimos a la presentación de las delegaciones diplomaticas [Ver holoarchivo adjunto].

- No ha sido posible establecer contacto con los embajadores Tohaa, hasta el momento.

- La colaboración de las fuerzas de seguridad locales ha sido completa y valiosa.

- NOTA PERSONAL: Existe una sensación de amenaza indefinible. No hay datos fiables, de modo que la improvisación y la colaboración deberá ser más intensa de lo habitual. Dios lo quiere.

Sin dejar de tener la sensación de que todo esto solo era un espejismo de tranquilidad, Alonzo codificó el mensaje y solicitó a Melissa que lo transmitiera.

Antes de tomar la pildora azul, pulcramente situada junto a un vaso de agua, el sacerdote hizo una rápida tabla de ejercicios, tomo una ducha fria y se arrodilló para rezar por la protección del Altisimo en aquella misión, incluyendo a sus reluctantes compañeros.

Tomó la pildora, apuró el vaso y se tumbó en la cama, imbuido en el sopor del cansancio, la paz del Señor... y las drogas.