Partida Rol por web

“Aranis dijo tercero y primera vez...”

-Nah, no me suena que dijese nada de segundo piso, quiere que muramos todos.- Sentenció Lance en respuesta a la recepcionista sonriendo mientras agarraba una pluma y comenzaba a rellenar el formulario.

“Nombre… Eris dijo que no había apellido en la espalda… Lancelot sólo estará bien… me la sé, me la sé...”

Lance rellenaba con soltura el papel, a pesar de que su cara mostraba su aburrimiento insoportable a medida que avanzaba,  sorprendentemente parecía bastante acostumbrado a mover la pluma, de echo si uno se fijaba no sólo parecía tener gran soltura escribiendo si no que tenía una letra bastante elegante, sinceramente, tan bonita que no pegaba nada con quien la escribía.

“Función…dejemos capullo a tiempo parcial para otro momento, vayamos con vanguardia…Estilo de combate…golpear intentando no morir…”

-Listo, señora que no es mi asesora.-Simplemente, no había podido resistirse.- ¿Qué privacidad dices que tiene esto?

Aún extrañado, y algo emocionado, por el magnifico espectáculo que acababa de suceder ante mis ojos tomo la hoja y empiezo a rellenar los campos con el mayor rigor posible: "Nombre: Gerda, Edad: 16, Familia...* La gran familia Eris,... Función:...* Leal servidor de Eris, Tipo de combate...* Repartir Mazazos. Nunca había rellenado algo como esto, es divertido."

Tras acabar alzo la mirada y le digo a la mujer pelirroja: Ya está señorita, muchas gracias por atender nuestro registro pero... si es tan amable, tengo una duda. Tras una brevísima pausa que no da tiempo a contestar si no a que simplemente gire la cabeza añado señalando a uno de los aventureros que estaba en un grupo cercano ¿Quién es aquel caballero?, ¿Podríamos conocerlo?

"A fin de cuentas el tablón y las recepcionistas iban a seguir ahí pero ese aventurero podría marcharse en cualquier momento"

Su intención era pasar desapercibida y no dudó en dar unos cuantos pasos hacia atrás mientras sus compañeros estaban llenando el formulario. Era la ocasión perfecta para solventar dudas y por ello le indicó a Nieve que se quede cerca del grupo así no la seguía para no ser demasiado evidente. Años de aprendizaje, práctica dentro de la Academia le permitieron en esta ocasión ser una sombra, así que avanzaría siguiendo la estela Aranis. 

Tendría que descubrir la verdad. 

La joven de pelo rojo va recogiendo los papeles según se los vais entregando y sin leer os datos en ese momento. Cuando los recibe os toma la mano duenra un momento y pone aquel cilindro apuntando el dorso.

—Esto es un simple trámite para saber si tenéis dentro de vosotros sangre de un dios. Seguramente cuando entrasteis en la ciudad los guardias os examinaron con uno parecido.   —Veis como en el otro extremo del cilindro una pequeña esfera verde se materializa en el caso de todos vosotros.

Realizado esto empieza a responder las preguntas de todos vosotros. Empezando por la de Lance.
—Confidencial accesible únicamente para el gremio. O al menos en el caso de que no se convierta en un prófugo buscado por la justicia, en cuyo caso se podrían filtrar algunos datos para su búsqueda.— Responde mientras pasa las hojas contando que sea el número correcto de papeles.

Cuando llega la pregunta de Gerda se  gira para mirar la dirección indicada.— ¿Ella? Es una artesana, ha publicado una petición de grupo hace un rato. ¿Por qué?.— Pregunta sin tener muy claro  

Sin que nadie se percate te alejas de la mesa en direccion a la puerta por la que ha desaparecido aquel elfo junto Aranis. Por suerte, en la pared justo al lado de la puerta hay algunos papeles clavados que simulas leer mientras agudizas el odio para escuchar que sucede dentro.

—Pero cuando marcho hace quince años de la ciudad pertenecía a la familia Eris. ¿Cómo es posible que siga acompañándola y no pertenezca a su familia? — escuchas hablar al elfo barrigón. — El estatus de su familia será mucho menor si usted no esta en la familia Eris. Sin mencionar que usted no podrá bajar al laberinto puesto que acaba de reconocer que la gracia que tiene es de una diosa exiliada de la ciudad.

Una pequeña risa se escucho por parte de Aranis. — El alias que me pusieron los dioses no fue por nada. Permaneceré con Eris ocurra lo que ocurra, aunque ya no pertenezca a su familia. —Dice sin preocupación alguna vuestro asesor. —De todas formas, no pensaba bajar al calabozo. Mi tiempo de aventurero allí abajo ya acabó, solo planeo hacerle mas fáciles las cosas a los nuevos miembros de la familia Eris.

—Pero... eso degradara a la familia Eris al peor de los niveles. Básicamente habéis traicionado a vuestra diosa. —Escuchas como el elfo esta alterado.

— Fue algo que hicimos de mutuo acuerdo para favorecer los planes de Eris. — Hay un pequeño silencio incomodo antes de que vuelva a hablar. —Después de todo, si aun estuviera en su familia y mantuviera su estatus... Los impuestos del gremio serian tan altos que ahogarían financieramente a nuestra familia. Supongo que sus problemas no vienen de ahí y simplemente era un tramite burocrático...

— Hare como que no he escuchado eso. Hemos terminado. —Después de aquel comentario el silencio se hace más que palpable allí dentro y únicamente se escucha la respuesta del elfo antes de que el ruido de sillas arrastrándose en el interior te alerte que saldrán dentro de poco.

La sorpresa inundó se manifestó en Marianne bajo un gesto que de alguna manera revela como se sintió al saber aquella verdad, no supo que pensar al respecto ya que ahora estaría más que claro el hecho de que bajarían solos y que Aranis no era un miembro de la familia en la que ella formaba parte. Dos novedades que de alguna manera influyen en demasía en el concepto que ya tenía del gremio y esta cuestión de que todos deberían esforzarse lo suficiente para sostener algo que está más hundido que en pie. 

Ya con todo lo descubierto, simplemente intentó regresar junto al resto mientras se planteó el comentar esto o dejar a sus compañeros con la falsa ilusión de una realidad muy diferente. Una cuestión a debatirse ella misma se presentó, pero ante la presión de no cometer un solo error cuando bajen todos, comenzó a hacer mella en la chica de cabellos verdes. No obstante, así como se fue del grupo, apareció y se colocó junto a su lobo. 

Curiosa por lo que estaban hablando, se colocó junto a Lance y acarició a Nieve mientras le hablaba al lobo entre susurros. No tenía mucho para decir, aunque miró al rubio con cierta intención que le decía a toda voz: tengo que decirte algo pero quería simular un poco. Básicamente porque estaban con el papeleo y pese a no haber escuchado del todo lo que decía la mujer de cabellos rojos, no quería recibir una reprimenda. 

¿Una artesana? Interesante... digo estrañado y algo confundido por mi torpeza amm, nuestra diosa Eris me está diciendo que deberíamos conocerla. ¿Qué petición ha publicado? pregunto intentando pensar en como explicarles esto a mis compañeros, tras lo cual añado. ¿Os parece bien ir a hablar con ella?

Cuando Lance pregunta por la privacidad de los datos se me pone la cara color tomate al instante, no había pensado en eso, ¿estas cosas las verá todo el mundo? Sabrán mi edad... y... eee... ug...
Respiro aliviada cuando la empleada indica que es información confidencial, pero aún así sigue dándome vergüencita.

—¿Hm?
Ya parece que Gerda se nos ha adelantado con esto de las misiones, me parece bien que ya estemos tomando esa iniciativa.
—¡Claro que sí! Yo te acompaño, Gerurun, vayamos a ver qué necesita esta persona, ¡con suerte ya estaríamos consiguiendo nuestro primer encargo! ¿A que es genial?

Me levanto de un salto del sofá, alzando un puño.
—¡Yay!
Y así me quedo, esperando a si los demás me siguen, imitando el gesto animoso.

Al ver que la pelirroja no se había inmutado con la pequeña provocación Lance un gesto de ligera decepción. Noto la mirada de Marianne pero al no entender sus intenciones condujo su atención hacia el enano que momento atrás había estado haciendo cosas raras con su amuleto, al escucharlo sólo podía mirarlo como a un bicho raro.

“Una misión al nivel de novatos que nunca han entrado en el laberinto…¿Hablando con Eris?…”

-Creo que te faltan horas de sueño o se te empieza a pirar la cabeza…– Dijo hacia Gerda. Pero no parecía que fuera a ceder y la elfa albina que debería tener prisa por volver con el niño también estaba a favor, no merecía la pena insistir mucho y era un forma de matar el rato mientras volvía Aranis, y no parecía que la recepcionista fuera fuera a decir algo demasiado útil- Pero adelante, no perdemos más que tiempo.

Cuando la asesora que se encuentra con vosotros escucha a Gerda alza una ceja. Posiblemente si expresara sus pensamientos en voz alta, no estuvieran muy lejos de los manifestados por Lance.

— Ha solicitado una escolta para recoger minerales en los pisos superiores… creo que para los pisos once y doce, así que queda muy lejos de vuestras capacidades. —Comenta mientras guarda el cilindro y da unos leves toques a los papeles para ordenarlos correctamente.  

Justo en ese momento llega Aranis a la mesa en la que estabais. Como es habitual su sonrisa amable no ha desaparecido de su rostro.
—Espero no me hayáis echado de menos. —Comenta divertido mientras os mira a todos antes de dirigirse a la asesora que, ni siquiera se ha llegado a presentar. —¿Te han dado muchos problemas Rose? Seguro que si.— Dice mientras se gira hacia la aventurara que estabais mirando hacia unos momentos señalada por Gerda. —Eh, ese pelo… ¿Es esa Digfrida Gunri? La recordaba más… bajita.

La aventurera cercana al tablón de anuncios que había estado hablando con otros aventureros parece girarse ante la mención del nombre y mira hacia vuestra dirección. Con poco mas de metro y medio de altura y la mitad de su rostro oculto por un pañuelo empieza a caminar hacia Aranis y vosotros. Porta ropas anchas y holgadas junto con un martillo a dos manos. Su pelo rojo burdeos está recogido en una coleta, pero lejos de caer lacio detrás suyo queda erizado hacia arriba por su amarre.

—Su hija para ser más exactos. Digfrida murió antes de que yo empezara a trabajar aquí. —Responde la asesora. Aranis recibe la noticia poniendo una pequeña mueca, como si ese dato desconocido le doliera. —Ya tengo todo lo necesario para la inscripción así que iré a por vuestro equipo inicial.*— Comenta mientras empieza a andar hacia los mostradores nuevamente cuando se detiene. — Ah, y espero que realmente les asesores, por como hablan, probablemente muera alguno en su primera bajada. —Tras decirlo vuelve a iniciar su camino mientras Aranis os mira a todos preguntándose a que se refiere.

No le da tiempo a descubrirlo, pues la joven aventurera con quien Gerda parecía querer hablar por alguna razón, ha llegado hasta vosotros.
—Hacía tiempo que no escuchaba el nombre de mi madre. La mayoría no la conocen y la otra parte no la recuerda. ¿Quiénes sois?— Dice ahora mirando a todo el grupo con curiosidad. Antes de que ninguno responda niega con la cabeza.- Que modales, soy Nal’vifera Talf Gunri. O Nal’vi para abreviar. —Aranis, cuando escucha a la joven presentarse abre ligeramente los ojos.

— Cuando bajaba al laberinto tenía un contrato con Digfrida para hacer mi equipo. Era una gran artesana…—Era evidente que la noticia de su muerte había bajado los ánimos a Aranis.—¿Sigues sus pasos?

Aunque llevaba una tela en la boca, pudisteis identificar fácilmente como sonreía.

— Sigo sus pasos y la superare. Hace tres semanas alcance el nivel 2. —Es evidente que está orgullosa de ese dato. Entonces es cuando se gira hacia vosotros. —Y vosotros, ¿Sois nuevos?

Conoces ese nombre por historias de tu familia. Digfrida Gunri era una gran herrera y artesana enana, quizá sus gestas como aventurera eran menores, pero sus obras y productos eran legendarios. Había sido alabada durante mucho tiempo por tu raza hasta que cometió una de las cosas mas reprochables para un enano. No continuar su linaje junto a los de su raza. Aquello era casi un insulto para los escudos de armas de algunas casa, pero ella había ido mas allá, casándose no con un humano, si no con un elfo.

Los enanos y los elfos no solían llevarse bien, ya fuera por su diferente educación o diversas guerras antiguas hace decenas de miles de años. El caso es que Digfrida Gunri se había casado con el Elfo de la casa Talf y su nombre había sido escrito en el libro de los agravios del escudo de armas de los Gunri.

Miro suspicazmente a la artesana con cara pensativa, según habla más posibilidades me vienen a la mente sobre los motivos por los que debo hablar con ella. Descartando que nuestra diosa nos quiera llevar a los niveles superiores tan pronto, me decanto por que sea un tema racial del cual deba aprender alguna lección o de habilidades de las cuales debamos aprovechar. Con esto último en mente acabo diciendo: Somos los nuevos miembros de la casa de la gran diosa Eris y, como enano, conozco bien la fama de su madre... Tras una breve pausa que puede interpretarse de varias formas añado Su maestría era legendaria y si usted aspira a superarla sin duda es que sus obras deben ser ya impresionantes. Yo también parto con la meta de superar a mis antecesores por lo que sería un auténtico privilegio verla triunfar en su objetivo y admirar sus hazañas como obras maestras.

Deberás lo estaré deseando y me encantaría poder en el futuro comprar algunas de sus piezas para destrozar algunos hitos con ellas. 

Por último termino sonriendo, mirando a mis compañeros, esperando a que el resto añadan algo y participen en la conversación.

Unida al resto, alzó una ceja cuando escuchó las palabras de Aranis y se mantuvo bastante ajena a la conversación entre Gerda y la joven. Más allá de que al parecer ya tenía experiencia en bajar a explorar, algo que era muy valioso y a tener en cuenta. 

No obstante el tablón de anuncios fue la fuente de atracción en Marianne y no dudó en acercarse a leer, ya el enano había explicado todo y no tenía la necesidad de decir más. Después llamó a Lance y aprovechó para susurrar en su oído algo importante. 

—Tengo algo que contarte, pero a solas. 

King estaba por su lado, cuando le hicieron llenar unos papeles este reacciono con una mala cara mientras tomaba uno de los lapices que les habían proporcionado, aquellos terminaban siendo demasiado pequeño para el tamaño de sus manos y no tenía la maestría como para poder manipularlos con facilidad. En un inició no parecía estar molesto pero a medida que iba escribiendo, equivocandose y rompiendo el lapiz termino causando un enorme enfado en él. Ya luego del quinto formulario que no pudo completar el pelinegro decidió dar un leve gruñido mientras colocaba un enorme "KING" en todo el papel y entregarlo con todos los demás ignorando cualquier tipo de solicitud adicional, no estaba hecho para ese tipo de cosas y no le importaba demasiado llenar papeles, para eso que lo hiciera alguien más relacionado con eso. 

-Que se jodan... -Pronuncio en voz baja mientras se acercaba al resto del grupo, notando la gran multitud que se había formado, en sí no estaba interesado demasiado en temas administrativos, supervivencia o cosas extras como los demás, si no había algo con lo cual enfrentarse no le llamaba la atención. Sin embargo, lo que le llamo la atención fue la chica pelirroja que dijo que alguno de ellos moriría en la primera aventura que tuvieran. -¿Eh? -Le quedo mirando desde su altura y ese rostro de pocos amigos. Se llevo nuevamente un dedo hasta su oreja rascandola como si fuera una bestia, los modales no eran lo suyo. -¿Nivel 2? Me estoy quedando dormido en este lugar, quiero algo de aplastar. -Dio un enorme bostezo. 

Y bajo el brazo, ya veo que esto va a ser difícil para mí.

Mientras todos están en lo suyo, noto que a King le lleva tiempo completar el formulario y no tardo en descubrir por qué. Cuando empieza a perder los estribos trato de acercarme a él con mucho cuidado.
—Em...
Ya está entregando aquello de la manera que pudo, pero aún no es tarde.
—Disculpa.
Le doy unos toquecitos en el hombro.
—Si ves que algo es complicado, puedes pedirme ayuda, ¿sí? No estás solo.
Entonces busco otro formulario en blanco y escribo "King" en donde va el nombre.
—¿Ves? Así se trabaja en equipo. ¡Para eso está la familia!
Llevo el lápiz a los otros espacios, esperando a que me diga el resto de las cosas.
—Si quieres podemos pedirles que hagan lápices de tu tamaño —digo riendo—. Pero no creo que ya vayas a necesitar uno de nuevo, por lo que dijeron, sólo hace falta hacer esto una vez y ya. Aunque, bueno, si hay datos que no quieras compartir, pues lo comprendo perfectamente, quizás puedas pedirle ayuda a las asesoras.

Entre todas las nuevas experiencias, la horrible primera impresión que he dado, el susto que tengo por bajar al laberinto, el estado de Vilfi y el tamaño de este muchacho, me siento tan nerviosa que estoy visiblemente temblando, se puede notar con sólo mirarme, si un poco más y me tiritan hasta los dientes, pero mantengo cueste lo que cueste mi gesto alegre.

El enano había tomado la conversación y realmente no tenía mucho que añadir, si bien un herrero de calidad era algo que vendría bien más adelante, si era un veterano aventurero sus precios serían caros, no merecía la pena hacer más que una breve presentación.

-Lance, novato de la familia Eris, nos vemos en unos meses para ver esas “obras”- Luego ante el susurro de Marianne se apartó ligeramente con cara confusa mirandola justo antes de hacer una mueca maliciosa.- No entiendo porque te da tanto corte, yo estoy igual, la cerveza tenía que bajar en algún momento. ¿Hay un baño cerca?- Comentó hacia a Aranis.

—Ah, la familia nueva. —Dice mientras se ríe. — ¿Entonces vosotros sois los suertudos del sorteo? Hace un rato había algunos aventureros quejándose por aquí de ello. —Explica el porqué de su reacción.

Ante las palabras de Gerda enmudece durante un momento pero finalmente vuelve a reír.
— Aun me falta para igualar a mi madre, pero si, definitivamente la superaré. Quien sabe, quizá cuando tengáis algo más de experiencia podáis escoltarme a por materiales y pueda haceros algo bonito. — Dice mientras guiña un ojo. — Suele ser el intercambio habitual entre artesanos y aventureros, pero si no eres de una de las familias grandes con renombre es más difícil. Últimamente tengo que pagar en vez de hacer objetos para los guardaespaldas. ¿Qué clase de persona prefiero unos míseros Valis⁽¹⁾ en vez de equipamiento?. —Menciona indignada agitando la cabeza.

Es evidente que al igual que vosotros debe pertenecer a una familia menor y eso dificulta su avance. Cuando Lance habla no puede evitar una carcajada y mirar a la peliverde que había pasado desapercibida para ella hasta ese momento.

Aranis, también con una sonrisa divertida señala una puerta cercana al tablón de anuncios dando pie a que los dos muchachos partan hacia allí.