Esa misma noche tenéis un sueño - menos Hernán y Antón - en el que véis como un tipo pequeñito joven y con una larga barba pelirroja va en busca de Ana, entra en la casita donde está hospedada, la saca de su habitación y juntos abandonan los aledaños del monasterio, perdiéndose en el Montejurra.
Al día siguiente durante el frugal desayuno - sin que sirva de precedente en un monasterio- el Prior Adolfo os pregunta por Ana, pues dice no encontrarla por ninguna parte, en el pequeño pueblo fuera del monasterio tampoco la ha visto nadie.
Entonces Don Carlos os pide le ayudéis a buscar a la chica antes de partir- pues no pensáis quedaros ni un día más - la búsqueda desgraciadamente dura poco, pues uno de los monjes gallego de nombre Xan la encuentra desmpeñada en la ladera del Montejurra.
Todo parece tan extraño... la pequeña comunidad adyacente al monasterio y los propios monjes se encuentran compungidos y Don Carlos insiste en que el grupo se quede al funeral.
Ana es enterrada muy cerca de Ernesto, aquéllo os parece apropiado, que la que ha causado la muerte del siervo le acompañe en su viaje al otro mundo...
Ahora ya sí, tras el funeral el grupo se despide de los monjes y con Hernán , el sanador que creíais del monasterio pero que ha resultado ser un hombre libre no vinculado a él que estaba de paso, continuáis vuestro viaje con Don Carlos más taciturno y esquivo que nunca. ¿ Qué os deparará el camino ? eso sólo Dios lo sabe...