Partida Rol por web

Su señor le ha convocado inesperadamente, en medio de la noche. Mientras recorre las exuberantes callejuelas del Mercado de Sangre hacia el lugar donde le ha citado, Silas siente como un escalofrío eriza su espalda, algo que no ocurre a menudo.

El noble vampiro nunca le llama por casualidad -suele hablar con él por medio de emisarios- y el asesino sabe que, cuando lo hace, no es por nada bueno. Es más, su hogar está en el silencioso Barrio Alto y no en el atestado mercado; no le gusta la gente.

¿Por qué esta vez...?

Silas se había equipado con su habitual atuendo, nunca se estaba demasiado prevenido en aquél lugar, no quería hacer esperar a su señor, aunque aquél barrio no era su preferido, debía caminar por sus calles.

Silas cree percibir el brillo de un puñal entre la muchedumbre, sin poder asegurar dónde.

Un puñal. A Silas no le importaba quién pudiera morir, siempre y cuando no tuviera que ver con su propia vida, debía vivir a toda costa, aunque fuera en un mundo sin esperanza, él debía vivir, por lo que únicamente prestando atención a que no le alcanzaran a él mismo siguió caminando a su lugar de destino.

Al rato, Silas se apercibe de la presencia de un monje que desentona claramente en el ambiente; un monje de Ummar.

El barrio de sangre... nunca te acostumbrarás a su olor, a su textura. Carece completamente de ritmo y de concierto; de cualquier ritmo. No tiene sentido.

De pronto una figura encapuchada clava en tí sus ojos.

Un monje de Ummar, podría intentar sacarle hasta la última gota de sangre, pero tal vez me llevara demasiado tiempo, si llego tarde mi señor me castigaría, pero si le llevo esa sangre como presente tal vez no le importe. El asesino se lo pensó unos segundos, pero luego recordó que la misión era de máxima urgencia, por lo que de momento se abstendría de retrasarse, por muy jugoso que fuera el tesoro.

El monje, que había pasado despaercibido durante todo el trayecto, y que aun sabiendo que sería bñanco de los cazarrecompensas y mercenarios, ya que su sangre, en un mercado tan "abierto" es tan valiosa, finalmente fue oteado por alguien.

El ritmo y el compás de éste lugar cambia constantemente, no se cómo la gente puede llegar a vivr aquí, simplemente no lo entiendo, tanta corrupción, asesinatos, secuestros.....habrá que acabar cuanto antes la misión para encontrar de nuevo mi ritmo, el único ritmo, salvo que ......Tras un instante el monje, que vagaba sin llamar la atención se paró.

Quizas sea ésta una prueba, encontrar el ritmo único dentro de un caos total.....y así entonar la canción para encontrarme con Ummar en persona. Si, tiene sentido, aunque las palabras del gran maestro fueron algo confusas....Deberé encontrar ayuda...ayuda para que? es más, a quien debo encontrar?

Cuando las miradas del monje y el asesino se cruzan, sienten que tienen algo en común que les distingue de toda aquella marea de gente. ellos están firmes, ellos permanecen, ellos resisten tercamente el impulso del tumulto según un mismo punto de referencia.

Sin embargo, el asesino tiene prisa, y pronto se le pierde de vista entre el gentío.

Silas se perdió entre el tumulto para arribar a su destino, sin embargo no pudo quitarse aquella sensación de encima, parecía que aquél monje tenía alguna conexión con él, o por lo menos algo que los distinguía del resto de la gente, tal vez cuando finalizara la misión, se daría una vuelta por el templo de Ummar para encontrar alguna respuesta a aquél sentimiento tan extraño.

Eleazar mira una y otra vez, intentando encontrar de nuevo a l hombre que tras esos peligrososo ojos se esconde....

Una miarada al fondo y sólo encuentragente, barullo, y demasiada muchedumbre..

Será mejor salir de aqui cuanto antes y cumplir la misión lo más rápido posible.

De nuevo Eleazar, intrigado por aquel extraño da un ultimo repaso a la zona, en busca del misterioso personaje, pero al no encontrarle, vuelve a poner rumbo hacia el destino de su mision.