Partida Rol por web

El tiempo pasaba y hacíase tarde sin que la cháchara llegase al suyo fin, que de interés resultaba y buen consuelo traía a esos padres y que terceros hacían acto de presencia para arrojar nuevos datos - Jodó, mala pata no contar con loberos en el Yepes. Como dice Baldo, podemos dar'un garbeo por campo y s'es necesario d'un fachazo les quitamos to'l pellejo a los lobos, que las mantas que van'a salir d'ahí ni el Rey las tiene - como si nunca fuesen a acabar. El almogávar tenía ya dificultades para pensar con claridad, que menos caliente estaban los caminos de la meseta que la suya sesera - Ala maños, qu'aquí s'a terminado ya de darl'al pico. Almuercen bien y que les'ea de provecho, q'antes de que tengan los tiestos rebañados est'aquí la Maribel - y que muchos suyos conocidos ya podrían atestiguar del insólito uso que estábale dando. Con un férreo apretón de manos, aunque sensible con la edad de Francisco, despidióse de aquella familia y acompañó al Dominico a las afueras del humilde hogar - ¿Qué pasa pues?, entoavía ando yo pensando en el Miguel. L'a desaparecido toda la familia y se dice por'ahí que estaba encorrío por la cordera, muy raro maños y que s'es inocente es como poco el útimo que s'a'sfumao. Si puedes darnos guía por'el monte, mozo, mejor que mejor - interesado en las indicaciones que Pere pudiese darles.

Aún quedaban muchas horas de luz, que los veranos eran largos en Castilla y el aguante del redentor de aquellos dos, ya muy corto. La edad se le notaba, además de la fea herida que había recibido - Lo q'aga falta prior y si necesita ayuda para caminar yo le llevo en corderetas - por culpa de aquellos desalmados que ni por un emisario del Señor sentían respeto. Normal resultaba que pidiese un descanso - El'ombligo lo tengo ya pegad'al espinazo desde luego, por llevarse algo  al buche que no sea. Antes fuimos a la taberna de el Andrés,  pá tomar unos vinos y centrarnos, que ya nos contó lo que vio en San Juan - y de recibo que pensase en tomar un almuerzo antes de seguir, que el pensamiento robaba fuerzas y las tripas ya rugían.

Si señor, -dijo el muchacho a Gonzalo ,y luego apostillando las palabras de Severino, asintió con la cabeza-. La taberna de Andrés es donde podrán comer. Yo haré lo mismo, que mis padres ya me esperan, y luego puedo llevarles al bosque. Haremos eso, si les place. ¡Iré a buscarles a la taberna en un rato!

Entonces el zagal se marchó por una de las calles para luego volver.

Severino y Baldomero, una vez os despedísteis del zagal Pere hasta un rato después, condujeron al prior Gonzalo hasta la taberna-posada de Andrés, ese tipo orondo que estaba también preocupado por lo que pasaba en Yepes, pero más de que la gente y los viajeros bebieran y compraran su vino y sus viandas. La taberna era un edificio más grande que una casa, pero tampoco muy alto. Poseía una segunda planta (seguramente para alquiler de habitaciones), y el clérigo vió que, una vez dentro, había una improvisada barra fabricada con barriles y tablones. El posadero Andrés se alegró de ver a Severino y Baldomero, pero se cuadró un poco cuando vio al prior, que de lejos uno sabía que era parte de la Iglesia. Se dedicó a maldecir al demonio mientras os servía vino, y que añadió que rogaría a Dios para que encontrárais a los desaparecidos, una vez le rumiásteis por encima vuestro plan de visitar el bosque. Os dijo también que os andárais con cuidado en la noche (básicamente como cualquiera aconsejaría en tales lides). Y tras echar allí unos cuarenta minutos, que ya veíais a Pere, el joven, asomado a la ventana de la posada, como parecía ser costumbre en el joven. Entonces salísteis, pagando lo conveniente a Andrés.