Cole parece dar con un maletín de herramientas casi completo. No es lo mejor, pero es algo más que estar hurgando con los dedos.
Frio. Viento. Y el charco aceitoso que reflejas las luces de las bombillas en su superficie lisa como un espejo...
Chapelle: Puedes volver a tirar.
- No pienso hacerlo Cole, ayuda a Chapelle, cuanto antes podamos reunirnos con los demás mejor. Yo vigilo.
Urgayle no aleja mucho la mirada del charco aceitoso, pero no confía en nada ese día, y mantiene la vigilancia alrededor de los Cole y Chapelle que se dedican a terminar cuanto antes con las órdenes.
Con la mano libre agarro el maletín, y mi atención vuelve a enfocarse en el pozo. Me acerco hacia donde esta cornelius y le entrego el maletín.
-Fijate si tienes lo que necesitas. No te preocupes por nosotros, esta vigilando.-
Sigo caminado y me coloco en una distancia media entre el sargento y Chappelle, sosteniendo ahora mi arma con las dos manos, esperando.
Cornelius volvió a acercarse al artefacto, ahora algo mejor preparado. Aquello estaba chupando fuerza por momentos, y ni siquiera estaba seguro de lo que pasaría cuando llegase a su momento crítico. Lo había estudiado lo mejor que sabía. Era hora de ponerse manos a la obra, y que fuese lo que Dios quiera.
Llevaba la cruz de plata de su abuela colgada del cuello. Puso su mano sobre ella, por encima de la camiseta. No es que fuese el hombre más creyente del mundo, ni el más devoto. Pero para eso estaba dios. Para cuando la mierda llegaba al ventilador.
No permitas que falle, pensó. Era hora de trabajar.
Acercó lentamente los alicates al contacto entre el acumulador y la cpu, o lo que esperaba que fuese. Respiró una vez, y cortó.
Tirada: 1d100
Motivo: Electronica
Resultado: 75
Las gotas de sudor cubren la frente de los tres soldados. Chapelle, por la concentración mientras nitenta desactivar algo que no puede comprender. Cole y Urgayle, por el miedo y la confusión de no saber lo que ocurre.
El tiempo parece coagularse unos instantes, como si fluyese espeso y pegajoso.
Chapelle corta el cable.
El zumbido de la máquina comienza a bajar.
Lentamente, los números del contador comienzan a descender.
La sensación de presión pasa. El miedo y la angustia parecen aflojar, y todos respiran de repente profundamente, como si se acabasen de despertar de una pesadilla.
Afuera, el familiar viento de Nebraska sigue lanzando su lamento, y las estrellas inmisericordes titilan a lo lejos en el vacío.
La radio suena de repente:
- Chicos, creo que será mejor que vengáis a la puerta principal. Y traed el Jeep.
Su voz suena extraña... distante, como si no estuviese prestando atención a lo qu dice.
- Sargento, ¿está ahí? ¿Me recibe? Cambio.
Escucho la voz del capitán por la radio. Nos pide que llevemos el Jeep.
"La voz del sargento se escucha rara. No se..."
-Capitán, aquí Airman Cole, vamos enseguida, señor.- digo tomando la iniciativa. Dejo de apretar el gatillo del comunicador y me dirijo a hablar con Urgayle.
-Sargento, dejamos el artefacto aquí, el capitan nos ha llamado.- dije demostrando un poco de intriga sobre las nuevas ordenes.
Señor, sí, señor. Cornelius se puso en moviento. Era lo que se esperaba de él. Cumplir órdenes. Sin esperar más recompensa o reconocimiento que un plato caliente, un sueldo de mierda y seguir un día más.
Hoy va a ser un día de mierda, se dijo
Cornelius se dirije rápidamente al Jeep que hay aparcado entre los hangares y pone el motor en marcha al tercer intento.
¡Hemos vuelto!
Cornelius enciende el Jeep, que parece funcionar.
-Sargento, vamos.- digo mientras apoyo mi mano en su hombro.
Rápidamente me dirijo hacia el transporte, y de un salto, me subo a la parte de atras del mismo.
"El asiento del acompañante siempre es para el superior." recuerdo unas de las primeras lecciones cuando ingrese al destacamento. "Tres dias en el foso, sin comida ni agua, por no respetar esta sencillez."
- Acelera, Chapelle. Esto no me gusta nada...
Aferro el fusil contra mi pecho, sin dejar de mirar alrededor, mientras subo al jeep y me acomodo en el asiento del pasajero.
PNJotizado.
Cruzáis entre los hangares, enfilando la carretera que lleva a la entrada. Junto a la barrera podéis ver un grupo de personas, soldados armados, y al otro lado una especie de luz azulada...
23-> Continuamos en [La Garita]