Partida Rol por web

veo una especie de barandilla de una de las pasarelas completamente destrozada y cojo un hierro suficientemente fuerte como para que no se doble. Lo meto debajo de la estructura y me preparo.

Chappelle... vamos a probar así

mffffffff

El soldado echó una mano a su Capitán, pero francamente parecía que no la necesitase.

El lema del ejército, señor. La maña está sobrevalorada. Sonrió, casi rió. Pero si hubiese empezado, tenía miedo de no poder parar.

Con un crugido, el trozo de metal se mueve, liberando su peso de la criatura. Sin dar tiempo a nada, los aienígenas que se habían reunido a vuestro alrededor os agarran de los brazos y las ropas. El "perrito" da un salto en el aire y despliega uas extrañas alas carnosas, asimétricas, que parecen batir a cámara lenta, como si estuviesen bajo el agua. Con un zumbido imposible de describir, el "perrito" sale volando de la habitación a toda velocidad.

Las luces se apagan.

Y los alienígenas dejan de sujetaros y cáen al suelo.

¡¿Pero que coño pasa aquí!?

agarro el fusil con las dos manos apuntando en todas direcciones y avanzo de espaldas a la puerta

Salimos de aquí ¡ya! ¡Chappelle! asegure el frente y avance hasta el exterior de este trasto. ¡Cole! vigile la retaguardia conmigo mientras avanzamos junto al soldado Chappelle, ¡Rápido! si puede ser no quiero disparos

Cole fue sujetado por los extraterrestres en el mismo momento que la bestia fue liberada. Sus manos, aunque no mu grandes, le sujetaron fuertemente, y se soltaron tan rápidamente cuando el animal escapo.

-Maldicion, que mierda fue esto" reflexionó al sentir la empuñadura de su arma nuevamente en sus manos.

-Disculpeme Señor. He debido poder detenerles a la primera señal de peligro.- se excusó. -Salgamos, y demosle caza a esa bestia.-

Señor, tal vez nuestros "amigos" puedan explicarnos mejor sus intenciones... de una forma o de otra. Cornelius sujetaba su arma, apuntando alternativamente a los seres y los pasillos, en espera de culquier cosa.

Nunca había usado esa expresión de forma tan exacta. Cualquier maldita cosa.

Sin dejar ni de apuntar, ni de andar, me dirijo a mis compañeros

Creo que lo mejor es salir de aquí, no sabemos si este sitio es seguro... una vez afuera asegurar una posición y decidiremos lo que haremos.

La luz temblorosa de las linternas apenas taladra la negrura de la nave. Los pequeños cuerpos yacen en el suelo, como muñecos de trapo. Tropezáis con los escombros, intentando recordar cómo salir, deseando no equivocaros de vuelta y adentraros en los pasillos que son demasiado largos para la nave, llenos de oscuridad de la que puede surgir cualquier cosa ne cualquier momento.

En una atropellada huida, salís de la nave al frío del desierto.

Todo es silencio.

La nave cristalina yace incrustada en la colina. Las estrellas brillan inmisericordes sobre vuestras cabezas. A lo lejos, las luces de la Base Aérea de Platte tienen un tono irrealmente cotidiano, extrañamente vulgar.