Jazz y NIQ se tomaron muy en serio a aquel tipo siniestro y sus amenazas. Habían trabajado ya en algunos casos para la Ordo Veritatis como para saber que detrás de cada suceso podía esconderse un enemigo poderoso, aunque no fuera una criatura en sí misma. Sobre todo, si pertenecía a los Esoterroristas.
Sin perder más tiempo, ambos se dirigieron rápidamente a la sala donde estaban sus compañeros interrogando a Regina y Clara.
[SIGO]
NIQ trató de observar algún detalle relevante en el tipo y sus secuaces, y se percató de que el encapuchado tenía algo atado alrededor de su mano izquierda. Parecía una especie de rosario. Sin serlo exactamente, era un cordel con cuentas extrañas.
[SIGO]
Una vez se reencontraron todos en la sala, Clara se levantó como un resorte de la silla. Su mirada se cruzó con la de Michael. Pareció como si ambos contuvieran la respiración durante un segundo y, acto seguido, corrieron el uno hacia el otro y se fundieron en un abrazo con llanto.
Regina dedujo lo que ocurría, y se limitó a dejarles tranquilos en su momento de desahogo.
Mientras tanto, el rostro de Jazz y NIQ no auguraba buenas noticias.
Silvan cedió la iniciativa al profesor, y este aguardó a que interviniese Hugh, con el resultado de que aquel silencio incómodo provocó que Regina, nerviosa, informase de lo sucedido. Hugh escuchó con atención, compartiendo miradas con su compañero. A la vez que le extrañaba de manera negativa que los auriculares no funcionasen.
Lo que fuese que hubieran hecho o invocado los pobres chicos, era posible que se hubiese colado a este plano de la realidad. O sus ecos. Como fuese, intentó mantenerse sereno y vigilante.
Lo cierto es que el relato de Regina no dejaba ya mucho hueco a la imaginación. Hugh iba a intervenir cuando aparecieron sus compañeros. Las caras no eran de alegría, precisamente. El policía arqueó una ceja, a la espera de acontecimientos.
Al menos Michael parece que Michael y Clara están teniendo algo de consuelo para su alma torturada. Seguro echarse una buena llorada y apoyarse el uno en el otro les viene bien. Jazz se acercó a sus compañeros sin perder un segundo y trato de no hablar muy alto para no perturbar a los dos amigos que se acababan de reencontrar.
-Tenemos problemas. Los pinganillos no funcionan. Ahí fuera hay tres tíos chungos que se han colado en nuestros comunicadores y nos han amenazado de muerte si no les entregamos el pergamino y a los dos chavales. NIQ os puede contar más al respecto, al parecer le hablaron a través de su auricular. Entiendo que puedan querer el pergamino, pero... ¿A Michael y a Clara? ¿Por qué...? -Jazz se encogió de hombros y sacudió la cabeza-. Espero que no tengamos que salir a tiros de aquí...
Aaron escucha atento el relato de Regina hasta que sus compañeros, Jazz y NIQ entran en la sala. No traen buenas noticias. El semblante del profesor cambia. El enemigo había llegado hasta ellos amenazando tanto al grupo, como a los dos jóvenes. Si el tiempo apremiaba entonces, con una sala llena de cadáveres mutilados, ahora se añadía la problemática de posibles asesinos.
—Ni idea, pero lo averiguaremos pronto..— dijo respondiendo a Jazz —..¿Cómo sabéis que son tres? ¿Los habéis localizado?— continuó hablando con ella mientras saca su pistola del interior de la americana.
—Regina..— le dice Aaron con apremio —..necesitamos tu ayuda ¿Hay algún lugar seguro en este edificio? Michael y Clara se han metido en un problema bastante importante y pueden correr peligro—
—Pero no les dejaremos que le pase nada— añadió.
—Chicos..— ahora llama la atención de Michael y Clara —..necesito que me respondáis a una pregunta. ¿El pergamino lo encontrasteis por casualidad o alguien os dijo de obtenerlo para la partida?— El profesor nunca descartó que aquello fuese como una especie de prueba o ensayo para averiguar el poder que albergaba aquel pergamino.
Muchas preguntas en medio de una situación que parecía escalar hacia una situación extremadamente peligrosa.
-Sabemos que son tres porque se han plantado ahí fuera a mirarnos en formación en plan supersiniestro -respondió Jazz al profe-. Alguien encapuchado y dos "seguratas" disfrazados de... -agitó una mano- orcos o algo así. ¿Vosotros habéis averiguado algo?
Había un peligro inminente, y tocaba actuar rápido.
Regina trató de contestar a las preguntas de Aaron lo más concreto que pudo.
-El sitio más seguro seguramente sea la sala de control, pero tampoco crea que es mucho más seguro que esto.
Lo mismo con Michael.
-El pergamino lo compré yo, pues la partida estaba preparada por mí. No, nadie me indujo a comprarlo, fue casual. Buscaba material para dar ambientación a la partida, y lo adquirí en un lote.
Mientras tanto, Jazz describió la amenaza, y tan pronto terminó de hablar, esta se hizo presente.
Dos tipos enormes con un cosplay de orco de fantasía entraron como un tren por la puerta, pegando un rugido y empujando todo lo que había a su paso. Los agentes tuvieron que apartarse, o caerían al suelo.
Entonces, las dos bestias se abalanzaron sobre Michael y Clara respectivamente, agarrándolos por el cuello, tratando de estrangularlos.
Regina descolgó de su cinto una porra y se encaramó como pudo sobre el orco que atacaba a Clara. Empezó a propinarle golpes, este soltó una de sus manos con las que aprisionaba a Clara e incluso hincó una rodilla a tierra.
Justo en el momento en el que llevó su rodilla al suelo, como si estuviese relacionado, se hizo visible una figura dentro de la habitación. ¿Cómo demonios había entrado sin ser visto? Fue como una sombra que de repente toma forma. Era un hombre que vestía pantalón vaquero y sudadera negra con la capucha cubriéndole casi todo el rostro.
El sujeto estaba metiendo la mano en la mochila de pruebas que Hugh y Aaron habían recogido de la escena principal de los sucesos, y donde, entre otras cosas, se hallaba el pergamino.
El encapuchado, al comprobar que era visible, sacó el pergamino y trató de escapar raudo por la puerta.
Todos debéis hacer una tirada de Inestabilidad por la aparición incomprensible del tipo siniestro. Ya sabéis, simplemente lanzar 1d6 y si es mayor a vuestra Inestabilidad actual, subís un punto. Realmente es sólo para dar un toque narrativo, porque ya estamos para concluir y en cualquier caso no llegaréis a perder la cabeza :P
Aquellos que queráis combatir, la tirada es igual que cualquier acción. Sólo Hugh tiraría el dado de profesión. Los demás tiraríais vuestro dado estándar y otro si queréis añadir el de Inestabilidad.
Todo el combate se resolverá en un asalto, con las tiradas y acciones que describáis que pretendéis hacer. Según lo descrito y el resultado obtenido, ya narraré el desarrollo de la contienda.
Aaron por un momento se ve superado por la situación.
—¡Cuidado!— Grita al ver a los dos gigantones disfrazados irrumpir en la habitación como si fuesen rinocerontes furiosos. Los brutos se lanzan contra Michel y Clara. El profesor poco puede hacer para impedir que lleguen hasta ellos.
—¡Maldita sea!..— maldice —..¡FBI! ¡Soltad a los chicos o disparo!— grita entre aquel caos.
Aaron apunta con su arma hacia uno de ellos pero, el temor a disparar a Regina o a uno de los dos jóvenes le hace dudar durante un par de segundos, su puntería no es algo de lo que pueda presumir, así que no llega a apretar el gatillo. Sin embargo sí que decide placar la figura encapuchada que ha aparecido de la nada y que pretende llevarse el peligroso pergamino.
—¡Tú! ¡Suelta eso!— le dice antes de saltar sobre él.
Motivo: Inestabilidad
Tirada: 1d6
Dificultad: 2+
Resultado: 4 (Exito) [4]
Motivo: Lucha
Tirada: 2d6
Resultado: 6, 1 (Suma: 7)
En la tirada de Inestabilidad se me ha pasado cambiar el criterio de éxito, en realidad es un fracaso. Con lo que ganaría otro punto de inestabilidad [3]
En la tirada de Lucha he añadido el dado de Inestabilidad, ("¿Cómo ha entrado este tío?" "No sé quién es o si va armado o no, me lanzo contra él a la desesperada")
La primera reacción de Jazz fue tirarse a por el orco que estrangulaba a Michael, viendo que Regina al menos habia conseguido que el que que agarraba a Clara por el cuello aflojara un poco. Tenía un buen par de ovarios, esa chica. Pero entonces parpadeó e incluso sintió la necesidad de frotarse los ojos, ¿de donde había salido ese tío? Vaya, era aún más chungo de lo que pensó en un principio... Y se fue derecho a por el pergamino, el maldito. Jazz resopló y miro al cielo lamentándose interiormente y por adelantado de lo que estaba a punto de hacer.
-A la mierda -masculló más con resignación que con decisión, y trató de acercarse lo más rápida e inesperadamente posible al extraño encapuchado para darle una rápida descarga de táser. No tenía tiempo para mucho más.
Esperaba sinceramente que no se volviera etéreo como una nube y volviera a desvanecerse o algo así; en cualquier caso, si no le soltaba una ostia que la dejara fuera de servicio ni la fulminaba con un rayo que le saliera de los dedos o cualquier mierda del estilo, pensaba simplemente en tocarle y apartarse para permitir a sus compañeros armados un tiro limpio. Si en el proceso podía quitarle el pergamino, genial, pero su prioridad era aturdirlo y salir de en medio cuanto antes.
Michael tendría que aguantar un poco más: impedir que aquel tipo se llevara el pergamino era prioritario.
Motivo: Inestabilidad
Tirada: 1d6
Dificultad: 2-
Resultado: 6 (Fracaso) [6]
Motivo: Ataque con táser
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
+1 punto de inestabilidad. Tengo 3
Cuando aquellos hombres disfrazados de Orcos irrumpieron a la fuerza al salón el teléfono que NIQ llevaba en la mano saltó y se deslizó por el suelo. Había respondido con escuetas palabras a las preguntas que Jazz le había hecho, después de todo no había mucho más que agregar. Pero antes de entrar había visto que el sujeto tenía una curiosa pulsera o cadena en su mano y estaba tratando de ver si encontraba algo parecido en internet.
Pero ahora tendría que esperar para ver los resultados porque el tipo y sus seguratas, como había dicho Jazz, se habían colado adónde estaban.
—No! —gritó Nicholas viendo como su teléfono se deslizaba por el suelo, pero la exclamación quedó en un gemido ahogado cuando, de la nada, el sujeto siniestro se materializó frente a ellos.
Retrocedió un par de pasos por la sorpresa, podía sentir su corazón latiendo en su pecho, pero aún así no pudo reaccionar a tiempo para evitar que el tipo se metiera a la mochila de Mike.
Tras unos vitales segundos en los que Mike y Clara estaban sufriendo los efectos de su inacción logró al final volver a la tierra.
—SUELTALA! —Dijó Nicholas, y al ver qué Clara ya estaba recibiendo apoyo decidió ayudar a Mike, sacó su taser y trató de darle al tipo disfrazado de Orco.
Motivo: Investigar la pulsera
Tirada: 2d6
Resultado: 12 [6, 6]
Motivo: Inestabilidad
Tirada: 1d6
Dificultad: 2-
Resultado: 5 (Fracaso) [5]
Motivo: Ataque con Taser.
Tirada: 1d6
Resultado: 5 [5]
Motivo: Ataque con Taser (dado de inestabilidad)
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
(Inestabilidad sube a 3)
Perdón por la ausencia de ayer. Un día complicado.
Para el ataque tiré igual inestabilidad. Creo que la situación lo amerita.
Editado para corregir mi falta de atención n_nU
De pronto, el tiempo se ralentizó y los acontecimientos se precipitaron. Aquellas bestias, los orcos de pega, no eran tales. A Hugh le quedó claro que eran seres de la otra dimensión, que pasaban por lo que no eran, humanos frikis disfrazados. Pero, antes de poder reaccionar, se coló alguien más desde la “nada”. Seguramente un acólito avanzado en la perversidad del Otro Lado.
Silvan captó los movimientos de todos los presentes en la pequeña sala. Jazz y Aaron se lanzaron a por el encapuchado mientras NIQ intentaba ayudar a Michael y Regina se las veía contra la criatura que atacaba a Clara. No querían testigos de lo sucedido.
Hugh entró en acción y embistió contra el orco que atacaba al chico y de paso si pillaba en medio al otro de Regina y Clara, también. Su intención sería apartarlos de los jóvenes y tumbarlos con su placaje.
Motivo: Embestida
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 2, 3 (Suma: 8)
Motivo: Inestb
Tirada: 1d6
Dificultad: 2-
Resultado: 3 (Fracaso) [3]
No lanzo por inestabilidad (tenía reservado el resultado anterior ;-)
Pero sí uso el tercer dado en el combate y lanzo luego por su inestabilidad.
En situaciones como aquella era donde los agentes debían demostrar si estaban preparados. Y vaya si lo estuvieron.
De manera instintiva, dividieron sus fuerzas entre las amenazas que no tenían oposición. Así, mientras Regina seguía ocupándose del orco que apresaba a Clara, NIQ y Hugh hicieron lo propio contra el otro, y Jazz y Aaron se abalanzaron sobre el encapuchado.
Hugh embistió tan fuerte al orco que ambos se desplazaron varios metros y el agente se llevó un fuerte golpe en la cabeza. Y es que aunque el sujeto abultaba demasiado, era más el disfraz que la propia complexión del que estaba debajo.
Por su parte, NIQ acudió raudo incrustando el taser en el cuello que asomaba tras el derribo que casi había desmontado el cosplay. El orco tembló con la descarga y quedó totalmente paralizado.
Cerca de la puerta, mientras tanto, el encapuchado casi sentía que escapaba, pero allí que llegó Aaron para placarle como un auténtico jugador de la NFL. Nadie lo hubiese dicho en aquel ratón de biblioteca. Quizá reflotaron sus partidos de juventud.
Por si fuese poco, Jazz fue tan rápida que, antes de que cayese al suelo, ya estaba allí para atacarle con el taser, enfocándolo en el brazo en el que llevaba el pergamino. De la intensa corriente, no sólo soltó el papiro, sino que se le desprendió también una especie de cordón con abalorios que llevaba en la otra mano.
En cuanto el objeto se soltó, tanto él como el orco que todavía quedaba en pie se desplomaron.
La capucha del hombre de negro se le había vencido para atrás, y ahora se veía su cara. Una visión desagradable. Venas oscuras, hematomas y heridas se dispersaban por el rostro, alrededor de unos ojos totalmente negros.
Cuando los agentes les quitaron las caretas a los orcos, comprobaron que eran dos hombres con los mismos síntomas. Todos estaban muertos.
Durante unos segundos sólo la respiración pesada de los presentes podía escucharse en el silencio sepulcral de la habitación. Fue entonces cuando llegaron los ecos de las sirenas de bomberos, policía y ambulancia en el exterior.
--------UNAS HORAS MÁS TARDE--------
Los agentes prepararon el Velo. Regina, Clara y Michael, estaban tan desconcertados y agradecidos que cualquier historia que contasen y ofreciese mínimamente una explicación, ellos la aceptarían. Y así fue.
Tampoco tuvieron problemas con las autoridades. A pesar de alguna queja, respetaron las credenciales del FBI. A decir verdad, más de un policía local se alivió de que no fueran ellos los que tuviesen que manejar este incidente tan desagradable, y el enorme papeleo que conllevaría.
De hecho, apareció un nuevo cadáver. Era el de Andrew, el otro guardia de seguridad de la convención. Apareció muerto en una habitación tras unas cajas. Seguramente víctima del encapuchado.
Al tiempo que sucedía todo esto, NIQ pudo encontrar información sobre el extraño cordón que el encapuchado llevaba. Tuvo que indagar bien, y sólo en la propia base de datos de la Ordo Veritatis encontró semejanzas con un objeto similar hallado anteriormente en otra misión. Al parecer, se trataba de un fetiche elaborado por los Esoterroristas que dotaba de capacidades sobrehumanas al que lo llevaba, pero a costa de perder la vida cuando perdía el control del mismo. Los abalorios que colgaban del cordel es lo que determinaban qué “poderes” en concreto otorgaba el fetiche.
Sin duda sería un buen objeto de estudio para añadir a los almacenes de la Ordo Veritatis, como lo era el papiro.
Todo indicaba que Michael y sus amigos habían sido víctimas de unos desgraciados e inesperados acontecimientos. Si los Esoterroristas lo orquestaron o entraron en juego más tarde, al igual que los agentes de la Ordo, sería algo que tendrían que investigar.
Pero ya habría tiempo para ello después de un merecido descanso. Seguramente más breve de lo que les gustaría a los agentes, pues el mal nunca descansa.
Bien, pues aquí termina la partida. Podéis escribir lo que queráis a modo de epílogo para vuestros personajes, e incluso, si queréis, qué Velo se os ocurre para dar una argumentación plausible y racional de cara a las autoridades y los medios.
Como esto ha sido una partida breve para el Desafío Mensual, no es obligatorio hacerlo. Si os apetece, adelante, pero si no, no pasa nada ;)
El agente Johnson ya no existe. Aaron vuelve a ser él, el inquisitivo y pesado profesor Bongani. Ese intenta explicar, como cada año, el efecto Doppler y los diferentes tipos de galaxias a las decenas de jóvenes curiosos que tiene sentados frente a él, y le escuchan con atención.
Por un momento, al ver las caras de sus alumnos, hace una pausa en su explicación, observa las caras de los muchachos y muchachas jóvenes que tiene a su alrededor. Jóvenes como lo son Michael y Clara, y como lo eran Sam, Bob y Spencer. Todos ellos con toda una vida por delante, y todos ellos ignorantes del peligro que acecha ahí fuera, cualquiera puede ser la próxima víctima de los Esoterroristas. Afortunadamente esta vez no consiguieron lo que querían, pero quien sabe lo que ocurrirá la próxima vez.
Consciente del papel que protagoniza en este mundo y de cuál es su misión el profesor continúa con la tarea antes de que pierdan la concentración. Siempre a la espera de la llamada de La Orden.
El final de aquella historia le dejó un sabor agridulce en la boca. Sus compañeros y él habían conseguido desmantelar los planes de los esoterroristas, recuperar el pergamino de peligroso contenido y salvar a dos jóvenes.
Un éxito.
Sin embargo, tres chicos murieron. Y tres de los “malos”, también. Pero, ¿no eran también víctimas de este oscuro complot?
No era todo blanco o negro.
Entregó su placa del FBI. Regresó a su trabajo diario. Investigación, comprobaciones, redadas, papeleo.
Después,al atardecer, día sí, día no, vuelta a casa. A su hogar. A los brazos cariñosos de su esposa embarazada y a las sonrisas alegres de sus dos hijas. Todo un mundo. Cuatro razones para combatir el Mal. Ahora y siempre.
Jazz tenía la mirada perdida en el atardecer a través de los ventanales de la biblioteca universitaria. La adrenalina tardó casi dos días en bajarle, pero ahora sólo había dejado atrás cierta agradable modorra. Después de una misión, a veces siempre dudaba de haber sido ella quien fue capaz de hacer las cosas que había hecho para la Orden, al fin y al cabo no era más que un ratón de biblioteca ¿no? Su entorno natural eran los libros, los museos y las excavaciones polvorientas al sol.
De todas formas, aún había cosas por investigar. Si los esoterroristas no habían estado detrás de todo ese caos... Bueno, entonces habría sido una casualidad muy conveniente para ellos. Podría ser, pero Jazz no solía creer en las casualidades.
Cerró el libro que tenía delante y lo guardó en su bolsa. Sacó su teléfono móvil y pensó que estaría bien ver si NIQ quería ir a tomar unas birras e indagar en el asunto.
Al fin y al cabo, hacía tiempo que Jazz necesitaba formatear su portátil.
>P
NIQ teclea con celeridad en su ordenador. En la oscuridad de su habitación las luces parpadeantes iluminan a ratos su rostro y dejan entrever el rictus amargo y la mirada concentrada del chico saltando línea a línea del código con el que trabajaba.
En una pantalla a su derecha se repite en bucle un vídeo de seguridad de lo que parecía ser el salón de una universidad. El profesor mueve los labios en silencio mientras los estudiantes le prestan atención. La pantalla marca a dos o tres alumnos que han mirado hacía atrás, sus datos parpadean sobre ellos cuando el sistema de reconocimiento facial procesa sus rostros.
NIQ levanta la mirada. El tablet de su mesa ha emitido un pitido que ha llamado su atención, en este se una aplicación de mapas y en esta un punto verde etiquetado "Patrulla de Hugh" Llegando a otro punto llamado "HOGAR". El rostro de Nicholas se relaja un poco, toma la tablet y abre el menú y elige un nombre en amarillo de una larga lista de nombres en verde. El nuevo punto dice "La Van".
Vuelve al código en el que estaba trabajando y compila, la pantalla se pone roja y el movil que tenía conectado al PC emite un pitido. Algo debe haber salido mal porque la cara de Nicholas se ha contraído en un gesto frustrado.
Apreta un par de teclas, la pantalla se borra y va a comenzar de nuevo cuando un móvil en su bolsillo empieza a sonar.
NIQ saca el equipo y mira la pantalla. En ella reza el nombre Jazz y la preocupación ensombrese el rostro del chico. Rápidamente coje la tableta, abre el menú de nombres y busca la J. Suelta un suspiro cuando ve que el punto con el nombre de Justine está en verde junto a un etiqueta que reza biblioteca.
Deja su móvil al lado y va a seguir tecleando cuando esté vuelve a sonar. Mira un par de veces pensativo al móvil y a la pantalla, al móvil y a la pantalla y, tras dudar un segundo en cogerlo, contestó.
Una sonrisa cruza el rostro de NIQ mientras escucha con el móvil en el oído.
—No, nada... Claro, en unos minutos te paso a buscar a la biblioteca.... —su voz tembló nerviosa mientras miraba de reojo la tablet con la ubicación de Jazz—¿Cómo lo sé...?¿Lo adiviné?....puede ser. Te lo explico allá...
NIQ cogió su abrigo y abrió la puerta para salir, pero en último momento se arrepintió y volvió a su escritorio donde abrió un cajón para rebuscar algo adentro. El cartucho de Mario Kart estaba al fondo, lo guardó en su bolsillo y está vez si se marchó.
...
...
...
Alrededor de una hora después, cuando la pieza aún estaba vacía, la tablet de NIQ volvió a emitir un pitido. La lista de nombres se desplegó y uno de ellos se puso rojo.
Y luego otro.
Y otro más.