-Si, se sobre el tema sin duda.- Dijo apoyandose de nuevo en el bastón.
-¿Qué ha ocurrido con tanto cadáver?.- Era una duda que tenia.
-¿Y de que nos protegen los magos del Conde con tanto entusiasmo?-Dijo mientras que seguía cubriendose parte del rostro con ese paño.
-¿Qué ha ocurrido con tanto cadáver?.
Hizo un gesto para indicar hacia el interior del recinto con el brazo, para abarcarlo entero, y explicó: - Aquí tienen que arder siempre seis piras, llueva o nieve. Sonrió al decir la última palabra. - Pero no verá ningún cuerpo en estos momentos. El último finado se terminó de incinerar anoche.
-¿Y de que nos protegen los magos del Conde con tanto entusiasmo?
Resopló. - Vete a saber. Hace tiempo que no recibe la ciudad ningún ataque, pero, para eso están, para vigilar y enviar las tropas, antes de que lleguen. Pero eso es cosa del Conde y del Rey. Ellos sabrán.
Estaba siendo algo locuaz, pero, igual no tanto como tú esperabas. No parecía albergar algún secreto en su mente, y si lo hacía, seguro que era capaz de conseguir que así siguiera siendo. De todas maneras, algo te decía que esa torre tras de si no solo era su templo y abadía. Era algo más.
- Era una duda que tenia.
Tú pregunta, dudas... y veremos como hacer.
-Entonces.- Kalystra se humedeció los labios.- ¿Puedo pasar a ver esa torre desde la vuestra o me recomendais alguna otra manera de investigarla? parece que es de lo poco reseñable en esta ciudad humana, algo que despierta mi curiosidad...Y puedo ser muy persistente con los hallazgos mágicos, no se si me explico.- La elfa se apoyo de nuevo en el bastón que antes había señalado el hombre, solo para impulsar sus pasos en dirección al interior del recinto y hacia la torre que queria usar como mirador, sin la detenia aquella persona sería otra cosa, pero Kalystra ya deseaba empezar a resolver los misterios que albergaba su mente, y entre otras cosas, huir del calor sofocante de las calles. Volvió a ajustarse el paño que la cubria nariz y boca.
Cortante te soltó: - Aquí no puedes pasar. Fue hasta hiriente como te lo dijo. Era como si tu proposición lo hubiera insultado. Señaló hacia el lugar del que provenías y te ordenó: - Ves allí, sube e investiga,... haz lo que te plazca pero deja a los Hombres de Fe continuar con su Sagrada Labor.