Quien vaya a entrar a lo loco que me haga una tirada de destreza con la dificultad 12
La tensión me mata. No puedo soportarla más. El plan de Marcos no ha funcionado como él esperaba y cada segundo que nos retrasamos la vida de una persona está en peligro. Miro a José y hago un gesto de cabeceo hacia la puerta, acompañándolo con un guiño de ojo. Confío en que mis compañeros me guarden las espaldas...
Salgo de mi cobertura, situándome frente a la puerta con mi pistola en alto, con el dedo lejos del gatillo. Doy una fuerte patada "espartana" bajo la cerradura, golpeando con todas mis fuerzas hasta que la puerta se astilla por el marco, abriéndome el camino para salvar a los rehenes.
Apunto al posible sospechoso a la par que grito: _¡¡Policía! Tira el arma y ponte de rodillas antes de que te envíe a la cárcel en silla de ruedas y me asegure de que los presos más jodidos te violen hasta que vuelvas a sentir el culo, cabronazo!!
Motivo: Asalto
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 17(+1)=18 (Exito)
No es el procedimiento habitual, pero es el primer día de Martín, así que los nervios la tienen a flor de piel. La tirada me salió **** madre, pero no sé si abarca toda la acción. Sea como fuere, ya está hecho :D
Perdonad si es un poco fuerte la frase de Martín, no apta para oídos sensibles.
Desde donde me encuentro observo como Martín se lanza contra la puerta dando una fuerte patada y entrando en la habitación a voz en grito. Este chica esta loca... no puedo evitar pensar al tiempo que me desplazo para abarcar el mayor ángulo posible de visión en el cuarto para cubrir a mi compañera...
Martin ahora se encuentra en el interior de la habitación (enfrente del escritorio) donde se encuentran la rehén y el atracador. Mientras que José intenta coger el mejor Angulo de la puerta sin exponerse a la vista del agresor y de su arma más de lo necesario.
La habitación en cuestión es una de las oficinas de la gasolinera. En ella hay una amplia mesa de escritorio. Sobre ella un ordenado de sobre mesa, varios bolígrafos y lapiceros esparcidos a discreción y un marco de foto con una fotografía de una familia de tres miembros.
En las paredes varios diplomas y cuadros modernos adornan el lugar y en una de ellas hay una gran estantería llena de libros y organizadores. Seguramente para guardar todos los albaranes y demás papeles de empresa.
Junto a la estantería hay una ventana entre abierta que da a la calle. Desde ella se ve el coche de policía de José y Paco. Lo que hace saltar todas las alarmas. Puesto que el factor sorpresa seguramente se había ido a tomar por culo mucho antes de que Marcos tomara el control de la situación dándose a conocer.
En el suelo se encuentra el cuerpo de la chica a la que pocos minutos antes escuchasteis gritar. Y parapetado en el otro lado del escritorio, tras la silla, el atracador apuntando a ninguna parte.
Desde tu posicion ves como Martin entra a lo loco en la habitacion mientras Jose mantiene ligeramente su posicion. Ahora se encuentra algo mas expuesto al agresor que antes, pero en un angulo de momento bastante bueno entre el y el agresor.
A tomar por culo. En un instante, toda la planificación y el protocolo a la mierda. La idea quizás no haya sido mi mejor momento como policía- desde luego, probablemente las explicaciones no se van a acabar al dar el parte en comisaría. El tiro me ha salido de la culata y Martín ha perdido los nervios. Paco se mantiene más o menos en su sitio, pero ahora de poco nos sirve nada de eso. El plan de acabar con esto sin violencia y sin correr riesgos se ha echado a rodar, y Martín, entrando de esa forma en una habitación con un sospechoso, está en peligro.
Rápidamente, desenfundo el arma y me muevo hacia el marco de la puerta, por detrás de donde Martín ha entrado pero sin meterme en la habitación, apuntando al frente, y listo tanto para lanzarme hacia adentro como para saltar hacia un lado, y por supuesto, a disparar si veo que alguien intenta atacarla. No es la mejor posición en la que estar, pero ahora no es tiempo de tácticas. Es tiempo de proteger a mi compañera.
¡Tiren las armas y ríndanse ahora mismo! ¡Tírenlas o abrimos fuego!
Martin ahora se encuentra en el interior de la habitación (enfrente del escritorio) donde se encuentran la rehén y el atracador. Mientras que José intenta coger el mejor Angulo de la puerta sin exponerse a la vista del agresor y de su arma más de lo necesario.
La habitación en cuestión es una de las oficinas de la gasolinera. En ella hay una amplia mesa de escritorio. Sobre ella un ordenado de sobre mesa, varios bolígrafos y lapiceros esparcidos a discreción y un marco de foto con una fotografía de una familia de tres miembros.
En las paredes varios diplomas y cuadros modernos adornan el lugar y en una de ellas hay una gran estantería llena de libros y organizadores. Seguramente para guardar todos los albaranes y demás papeles de empresa.
Junto a la estantería hay una ventana entre abierta que da a la calle. Desde ella se ve el coche de policía de José y Paco. Lo que hace saltar todas las alarmas. Puesto que el factor sorpresa seguramente se había ido a tomar por culo mucho antes de que Marcos tomara el control de la situación dándose a conocer.
En el suelo se encuentra el cuerpo de la chica a la que pocos minutos antes escuchasteis gritar. Y parapetado en el otro lado del escritorio, tras la silla, el atracador apuntando a ninguna parte.
Te hago la descripcion del interior de la habitacion, pues desde tu posicion queda a la vista.
El secuestrador se parapeta tras el escritorio y cuando se ve acorralado empieza a disparar a diestro y siniestro sin acertar a ninguno de los policías implicados en la acción… Tengo a tiro a esta hija de puta…dice haciendo referencia a la mujer que permanece en el suelo inconsciente. En como hagáis un solo movimiento en falso la mato aquí mismo!!!... exclama visiblemente nervioso e intentando por todos los medios parapetarse lo mejor posible tras la silla. Aunque sabe que no es ni de lejos la mejor de las protecciones que pudiera tener en esos momentos.
El ruido de los disparos retumba en mis oídos... afortunadamente ninguno ha resultado herido con los disparos al azar del asaltante... sin embargo, sus amenazas respecto a tirotear a la rehén me mantiene en tensión.
- Esté tranquilo amigo... aquí nadie quiere salir herido -...
Jose haz una tirada de Carisma, pero del atributo, no del bono de atributo
quedaria de esta forma:
1d20+ atributo carisma.
Dificultad 15
Aprovechando la actuación de Paco, decido intentar que se de por vencido.
Vamos a calmarnos, ¿vale?. Piensa. Piensa con la cabeza fría. Ahora mismo, de momento, lo único que hay es un robo con violencia. Si nadie empieza a disparar, se va a quedar sólo en eso. No es poco, pero hay atenuantes. Tienes salidas, muchas. Si es por necesidad, te rebajarán la pena. Si te entregas sin oponer resistencia, te rebajarán la pena. Si el juez ha estado viendo Callejeros y le das penita, te rebajarán la pena. No te pueden condenar a más de cinco años por esto, y si colaboras y nadie se pone nervioso, te caerá bastante menos.
Pero si en serio disparas, las cosas van a empezar a ponerse mal. Por atentado, te caen mínimo cuatro años más. Si la hieres de gravedad, tres a seis años además de eso. Si la matas, de diez para arriba. Sin reducciones.
Sé listo. Ella no te ha hecho nada. Has tenido mala suerte de que te viesen. No se merece que le hagas nada sólo por estar aquí. Y tú tampoco. Te lo digo en serio. Te puede parecer que es malo que te cojan robando, pero tienes alternativas. Si usas el arma, te vas a joder la vida. Hasta el fondo. Independientemente de lo que te la puedas joder siendo una pistola contra tres. Se razonable.
El delincuente escucha las palabras de Jose y Marcos. Duda unos segundos en que decisión tomar. Por un lado había llegado hasta el punto donde se encontraba por necesidad. Pero por otro lado, el hecho de no volver a ver a su familia en mucho, mucho tiempo le atormentaba.
La decisión era difícil pero algo en las palabras de Marcos termino convenciéndolo de que lo mejor sería que todo aquello acabara en ese mismo instante…
Está bien… dice voz triste mientras sale de su cobertura con el arma en su mano sin apuntar hacia ningún lado.
Martin es la única que ve la escena sin obstáculos, tal y como se esta produciendo. El miedo de la agente es que tras las palabras del delincuente se esconda otra realidad. Una que en un intento de despiste consiga poner al hombre en una posición aventajada y pueda disparar sin piedad sobre ella o cualquiera de sus compañeros. Pero no es asi. En un gesto de buena voluntad el delincuente dice… voy a dejar el arma sobre el suelo.
Dicho esto, se agacha muy lentamente hasta hacer lo que acababa de decir. Una vez el arma sobre el suelo, se queda inmóvil, con las manos sobre su nuca y esperando a ser arrestado.
Suspiro de alivio por dentro, aunque me cuido mucho de mostrarlo. La seguridad que he demostrado, en realidad, estaba muy lejos de tenerla. Después del fiasco de mi primera intervención, si José no hubiese arrancado a hablar, probablemente me habría quedado callado a esperar como un idiota. Tampoco es que estuviese seguro de las penas que había dicho- este no era momento para ponerse a recordar las pruebas de conocimientos, precisamente, aunque sí que tenía razón en lo de que si usaba la pistola todo se iba a ir rodando cuesta abajo. Sea como sea, es importante no perder la compostura ahora. Hasta el rabo, todo es toro.
Muy bien. Has hecho lo mejor que podías hacer, créeme. Te salvarás de muchos problemas.
Por un momento pienso si decirle a Martín que le registre. Es la que está más cerca y la que mejor vista de la escena tiene, pero parece estar muy nerviosa y enfadada. ¿Quizás sería mejor que lo hiciese yo o José?
Finalmente, me decido en contra. Martín es mi compañera. Voy a tener que aprender a confiar en ella, a las duras y las maduras, o esto no va a ir muy lejos. Además, el hombre ya ha tirado el arma y se ha rendido. No debería haber nada de lo que preocuparse.
Martín, tú eres la que mejor ángulo tiene. Regístrale a ver si lleva algo más encima, pero ten cuidado. Yo te cubro.
Aunque el hombre ya se haya rendido, voy entrando en la habitación, cogiendo una posición desde la cual pueda tenerle encañonado y en la que Martín no esté en medio. No tiene ningún sentido arriesgarse.
Si aceptas cachear al delincuente no hagas ninguna tirada. En el cacheo no encuentras nada. Esta limpio.
Sé que mi reacción no fue la más acertada, pero no podía arriesgarme a perder a un rehén, quizá si hubiéramos esperado más, el atracador se la habría llevado secuestrada o algo peor...
La adrenalina abandona poco a poco mi cuerpo mientras cacheo al delincuente. No hallo nada, así que lo engrilleto por la espalda, pues nunca se debe esposar a un detenido por delante, a riesgo de que perjudique al policía que lo escolta.
_Buen trabajo muchachos_ digo con seriedad mientras aún me tiemblan las manos.
Perdonad, problemas en el nido de amor, casi pierdo a mi pareja así que moralmente no estoy en mi mejor momento.
Los refuerzos y las ambulancias llegaban a la gasolinera a toda prisa y con las señales luminosas encendidas. Poco a poco van tomando posiciones esperando ver como se desenvuelven los hechos.
Con el delincuente detenido, Martin y Marcos salen con él por la puerta de la gasolinera mientras José atiende a la dependienta que permanece en el suelo de la oficina y los asistentes médicos de la ambulancia se encargan de la chica de la tienda.
Con la sensación del trabajo bien hecho os dirigís cada uno a vuestro coche patrulla y ponéis rumbo hacia la comisaria para redactar el informe de la actuación para luego entregársela a vuestro superior.