Otro día más había amanecido, otro milenio más había transcurrido, la cámara como de costumbre, relucía poderosa y legendaria.
La mesa circular se había colocado, los sillones de cada dios se habían establecido, cada uno a su propia naturaleza, fría y oscura para Azrael, caótica y temblorosa para Eris, llameante y peligrosa para Lucifer.
Un dios, un trono, una voz para todos.
No era un buen sitio para reunir criaturas cuyo poder iba más allá del pensamiento y la lógica, no…pero era algo obligatorio, algo que pasaba cada mil años y que iniciaría esa misma mañana.
Caronte no estaba, no era aceptado aun como el dios de la muerte, a pesar de sus avances en su proyecto.
Gaia, siempre cercana a Yahvé, con su trono de raíces y exuberantes flores.
Había un dios joven, cuyos cultos habían tomado la fuerza suficiente para darle el poder divino, un dios acorde a la nueva era, la era de las maquinas que tanta importancia han tomado en la vida karjiana.
¿Quién iniciaría la reunión? Era momento de averiguarlo.
Sonrio mientras observo a todos los demás. No parecian querer iniciar, y estaba claro de quien iba a ser tarea. Sin decir nada, dejo mi preciado fruto encima de la mesa, como era costumbre. Hacia eones que no hacia tal cosa, pero si es cierto que a cada lustro que pasa, recuerdo menos el sabor de la discordia.
-Vaya, vaya... Que de tiempo hacia desde nuestro último encuentro... Tanto, que ya casi ni lo recuerdo como es debido.*digo con tono de burla* -Como pasan los lustros... En cambio, para otros, como si no existiera tal cosa. *miro a los presentes* -Siempre expectantes de lo que sucede en el plano mortal, almenos, que alguien de buenas nuevas. Empiezo a aburrirme y acabamos de empezar con esto.
Eris había hablado, la miro con mi rostro divertido, como es costumbre en mí, siempre me gusto verla como una chiquilla loca, quien se quiere abrir paso entre nosotros, los dioses antiguos, pero lo único que me digno a decir es:
- ¿Como uno consigue una buena cerveza aquí? - digo con el cuerpo recostado por el lado izquierdo de mi trono, sillón o lo que sea en lo que estoy sentado, el director del juego no lo supo narrar bien, putas drogas - Gaia una pregunta personal - miro a la diosa naturaleza, la de las mariposas y las moscas que llenan de gusanos los cadáveres, si, esa era ella también - si tú eres la madre Karjian y Karjian eres tú y según lo que leí, te alimentas de lo que los karjianos te dan y tú les devuelves el mismo tipo de alimento, ¿qué pasa cuando la gente orina sobre la tierra? ¿O cuando cagan? O mejor aún, mi favorita ¿Cuándo cagan y se echan una buena paja sobre esa cagada? Porque si a mí me atribuyen ser el creador del pecado…verga, mínimo eres la creadora de la coprofagia querida, déjame soltar un aplauso para ti - aplaudo fervientemente y varias manos surgen de mi trono para acompañar los aplausos, cada acción y palabra mía, siempre acompañada de mi tierna sonrisa -
Disculpa Arania, pero tengo grandes planes para el señor de las tinieblas, ademas, todos ustedes podian rolear, yo no me queria quedar afuera >.<
Gaia ingresó al lugar donde se llevaría a cabo la dichosa reunión con la parsimonia y elegancia que ella siempre presentaba.
Sentada junto a Yahvé, viejo amigo de la diosa, escuchó las palabras de Eris sin cambiar su semblante. Sus dedos se volvieron raíces mientras escuchaba a Lucifer, quien tenía algunos problemas de conducta, aunque de eso hace ya un buen tiempo que lo sabían y continuaba de la misma manera.
- Si es eso lo que quieres pensar, adelante. Tú mismo lo has dicho, soy el todo y soy todos. Ese tipo de cosas son la muestra de la imperfección humana, causada por influencia de seres como tú. No hay oscuridad si no se habla de luz - regresa su mano a la forma humana que solía mantener y sonríe a Yahvé para luego preguntar al nuevo integrante - ¿Cómo va tu reino, Omnissiah? -.
Hubiera agradecido que al menos me hubieras avisado u.u.
- Entonces nos quedaremos aquí, ¿sin decir nada? Mil años para quedarnos y vernos como imbéciles, joder, de saber que iba así la GRANDIOSA REUNION…mejor me callo…ahora mi buenos dioses, sería interesante tratar las ganas que tiene el Llavero - señala a Yahve - de meterse en los asuntos mortales, queriendo desbalancear el equilibrio, es sencillo señores, ¿quieren joder tratados? Perfecto para mí, más almas para el maricon de Azrael que va por ahí con su cara de: “¿ayyyyy donde están mis hijos?” y más almas para mi reino…así que seamos claros, iniciamos batalla o nos rascamos las pelotas, raíces o lo que sea que tengas tu Gaia, como de costumbre - se recuesta perezoso en su trono -
Observo a los participantes de la reunión con tranquilidad, inmóvil en mi sillón. ¿Por qué apresurarme a hablar? La muerte no tenía prisa, pues siempre terminaba alcanzando a todo, o casi. Los primeros saludos, junto a los comentarios estúpidos de rigor, provistos por Lucifer, no se hicieron esperar. Permanezco inmóvil en mi sillón, sereno como un lago helado.
Lentamente, una voz fría y lúgubre que parece surgir de todos lados y ninguno comienza a brotar, y todos saben que proviene de mí, pues era algo intrínseco en mi naturaleza.
- Bienhallados un milenio más a todos los viejos conocidos. Saludos a los nuevos conocidos, también. -añado con una inclinación de cabeza a Omnissiah- Lucifer, como siempre, tu impaciencia resulta demasiado mortal. Pero será mejor que no olvides el respeto que rige en ésta cámara... a fin de cuentas, estás rodeado de otros seres con un poder muy similar al tuyo. -respondo con tranquilidad a sus comentarios- Gaia, mi contrapartida, Yahvé, señor de los cielos, Eris, tan voluble como siempre. Dichosos los ojos que os ven otro milenio más.
Saludo a todos con cortesía tan fría como... bueno, como todo lo demás en mí. No los despreciaba ni mucho menos, pero no sabía ser de otra forma. Gaia pregunta al nuevo sobre su reino y mis ojos, fríos como icebergs, se hunden en la figura del trono mecánico.
Lo de que la paciencia de la muerte era infinita no dejaba de ser cierto, pero cuando se es un Dios, llega un punto en el que uno se da cuenta de que pierde el tiempo.
Supongo que siendo joven recibe más sensaciones de las que puede controlar. Supuse, comprensivo. Yo, por mi parte, cuando me convertí en Dios empecé a sentir con claridad cada defunción, lo que sucedía, lo que había vivido cada uno. En éste momento otras tres almas entraban en mi reino, llevadas de la mano por mi sombra, todas ellas.
- Bueno, parece que está demasiado solicitado ahora mismo, nuestro compañero. Vayamos a otros temas. -comenté con tranquilidad- ¿Qué opinan de lo que está sucediendo recientemente? Sin duda, esos lagartos han mandado un buen número de criaturas a mis tierras... -comento con tranquilidad.
Sonrio sarcástica y divertida al oir a Azrael.
-Pues yo creo que han hecho muy bien su trabajo, como buenas criaturas que son. Además, Az, ni que a ti te diera muchos problemas tener nuevos residentes en tus dominios… Pero claro está que el lema “polvo eres y en polvo te convertirás” lo tienen muy por la mano, verdad Gaia? –Miro a mi contraparte sentada en su trono, observando el absurdo debate que se avecinaba. - Quizás unas cuantas trifulcas mas y seria yo la que tendría residentes en mi jardín del Edén…
Digo con la broma por delante.
Lucifer se encontraba con el rostro congelado, sin parpadear, con la boca abierta, sus ojos altamente abiertos, como una parodia a una estatua, observando fijamente a Azrael, quien había hablado.
- Disculpa…pareciera que te sientes mal Azrael, no se…te veo un poco pálido… ¿gripe tal vez? - vuelve a colocarse en su asiento, chupando los cachetes e imitando cada gesto de Azrael - por cierto mi querida muerte… ¿Qué tal esta ese huesudo culo tuyo? Pregunto porque Caronte te ha dado unas buenas nalgadas últimamente, o al menos eso cuentan por ahí - sonríe con malicia - …pronto tendremos nuevo “Señor Calaverita” damas y caballeros… - se toca el tema de los dragones - …no sabría que decir al respecto, son criaturas malignas por naturaleza, causan caos y desesperación a los mortales, les trae la pena y sufrimiento…hasta siento lastima por los mortales… - se oía demasiado serio como para provenir de los labios del señor del infierno - …disculpen ¿no estábamos hablando de las esposas? -
Vuelvo a escuchar las respuestas con total tranquilidad. Lucifer se aburriría pronto sin duda de "imitar mis gestos", pues eran prácticamente inexistentes.
- No lo niego, Eris, simplemente me preocupa la evolución del mundo. A fin de cuentas, la muerte sigue siendo parte del ciclo de la vida, así que contra más gente se extinga prematuramente hoy, menos gente habrá en el futuro. Si bien parece que unos pocos de mis adoradores mortales están siguiendo de forma activa ese problema. -respondo con tranquilidad y lentitud.
Mis intervenciones, sin necesidad de decir tanto, parecían durar bastante por mi forma de hablar en cualquier caso. La intromisión de Lucifer hace que le lance una mirada totalmente inexpresiva, lo que sería "breve" por mi parte, y sin respuesta mirar a los otros dioses por si tenían algo que aportar. De hecho, parecía ser que el reino de Omnissiah había engendrado una herramienta capaz de eliminarlos.