- Señor Casimiro, puesto que ninguno de nosotros puede descifrarlo y tampoco podemos dárselo a alguien para que lo descifre así de primeras. Se me ha ocurrido algo, es posible que si diésemos palabras sueltas o fragmentos a personas diferentes, puedan traducirlo sin conocer el resto del mensaje, ellos sólo leerían una parte. Así no se enterarían qué contiene el mensaje en su totalidad. ¿Es posible hacer eso? ¿conocéis a alguien?
No me podía creer lo que estaba pasando, en que estaba escrito ese mensaje, si varios moros habían sido incapaces de descifrar lo que ponía. Que eran, caracteres demoníacos.
Ante las palabras de Nazeh, asiento y digo. Sin lugar a dudas es una buena solución a esta encrucijada que tenemos delante, y con esto se consigue que el mensaje completo no lo averigüe nadie de nosotros.
Tras haber probado Zaif la lectura del fragmento de papel sin lograr nada, a Casimiro se le iluminó la cara tras escuchar la propuesta de Nazeh.
Así es Durán -dijo el calatravo- ¡es magnífico! ¡Buena idea! Déjame el papel, Nazeh...
Tras entregarle el fragmento a Casimiro, éste dobló en varios pliegues horizontalmente, y los rompió.
Enseñaremos cada uno de éstos a alguien, y luego compondremos lo que nos hayan contado. Sólo así aseguraremos lo que esto contiene sin levantar sospecha.
Y es que en la morería estaban los mejóres intérpretes del árabe de la bella Córdoba. Y en andando con los pies de plomo, pues el barrio continuaba con la revuelta contra los alguaciles del Corregidor, buscasteis a varios tipos que pudieran leeros cada uno de los trozos que allí ahora teníais. Sin embargo, el fragmento de papel debía contener gran cantidad de información, puesto que cada uno de los naturales de la calle de la Morería que os traducían las partes, la información era mucha. Componer toda ella de una tacada, de memoria, era difícil.
La idea es buena, pero necesitamos un intérprete -dijo Casimiro viendo a dos tipos llevarse un casco alguacil a la carrera (que habrían quitado a alguno de ellos)-; alguien que nos reescriba esta carta "de un tirón", aunque tenga que leerla entera... Conozco a un tipo, "el Maestro" lo llaman... Mahomat es su nombre, es un arquitecto que reescribe textos de los infieles, versa idiomas y es reconocido por las familias nobles de la collación de Omnium Sanctorum -dijo sin miramientos-. Es discreto, y por unas monedas te hace trabajos de letras. Está en la calle de Valladares, no muy lejos de aquí. Y será mejor largarse antes de que estas calles se llenen de más alguaciles... -dijo mirando a otros tres tipos que habían quitado las espadas a los alguaciles y corrían para quien sabe si revenderlas posteriormente-. Vamos.
Fue entonces cuando os pusísteis camino a la calle Valladares, en la collación de Omnium Sanctorum.
Escena cerrada