Partida Rol por web

Un tipo "enorme, fuerte, y de piel oscura". Por más que pensabas bien que podría ser cualesquier fulano en toda Córdoba. Sin embargo alguien vino a tu mente, alguien recordabas con tal descrición, el cual no andaba alejado de aqueste asunto:

Et que éste señor vínote a la mente, pero no por cosa cualquiera: precisamente el día en que conocísteis a don Juan de Hoces, el comendador de los Calatravos y jefe de Casimiro, un criado abrió sus puertas, y aquel criado era, precisamente "enorme, fuerte, y de piel oscura"... ¡ERA ÉL! ¡¡EL PAGÓ EL BONILLA!!

Y entonces, recordaste que cuando os guió por la casa de don Juan de Hoces vístes, junto a Nazeh, una mujer que estaba apoyada en el balcón del patio interior.. ¿Sería la mujer embozada que contaba Miguel "El Bonilla"?

¿Estáis bien? -dijo Casmirio al alguacil Zaif al verlo palidecer-, ¿Qué pasa Zaif?, ¿ocurre algo? -le preguntó con grande curiosidad, al igual que el resto-.

No podía verme a mí mismo mas seguro que la piel de mi cara estaba más blanca que la cal de paredes de Cordoba.
Recordé como nos condujo aquél criado por la casa de don Juan.
- No sé como se llama pero la descipción que da el Bonilla es la misma que yo te daría, si me preguntaras por el criado del propio don Juan de Hoces y no sólo eso, sino que allí estaba una mujer también. ¿La recuerdas Naceh? Era una mujer que estaba apoyada en el balcón.- Estoy seguro

Si Zaif estaba en lo cierto, los culpables del asesinato del jurado estaban dentro de la propia orden de Calatrava y bien cerca de sus más altas esferas. También vi claro que Casimiro no estaba en el ajo, pues de estarlo, lo mejor para él hubiese sido dejar que el tío Arrancacepas matara al Bonilla y ocultar de ese modo el secreto, en lugar de dejar que nosotros cinco lo escuchásemos.

Mientras esos pensamientos invadían mi cabeza y los asimilaba, me quedé mirando discretamente al calatravo, esperando ver como se tomaba la noticia, en el momento se diese cuenta de la traición de los suyos y sabedor de que Casimiro no era un hombre especialmente calmado y tranquilo.

Sí que recuerdas lo que Zaif te dice. Te cito textualmente de la partida anterior, en casa de Juan de Hoces (sólo la vísteis el alguacil y tú):

Mientras cruzáis el patio interior, observásteis a una jóven que os estaba mirando desde el patio porticado de la segunda planta de la mansión, mirandoos desde las alturas.
 

Algo se escapaba de mi comprensión, parecía que habíamos encontrado un muro de piedra ante nosotros, la declaración de Bonilla no nos conducía a ninguna solución. De repente Casimiro le pregunta algo a Zaif, el cual escuchando las palabras de Bonilla había cambiado su semblante.

- ¿de que mujer estáis hablando? le dije rápidamente para ver si podíamos aclarar todo este entuerto.

- ¡ES VERDAD! cuando estuvimos en casa del fulano vimos poco después de entrar a una mujer asomada desde arriba, bueno más bien era poco más que una chiquilla. ¿Estás seguro de que pueda ser esa? PORQUE DE SER ASÍ HABRÍA QUE AJUSTAR CUENTAS CON ESA PERRA. - Y con éste qué hacemos? -pregunta señalando al Bonilla -nos ha dicho todo lo que sabe , entreguémoslo a la Justicia.

Por lo visto, en estando el día anterior en casa de Juan de Hoces, comendador de la Órden de Calatrava que os dió la susodicha misión de dar con la identidad del Jurado asesinado, encontrábase una mujer (según Zaif y Nâzeh), ¿sería esa la de la voz de mujer y capucha embozada que decía El Bonilla? Desde luego que su criado bien parecía ser también el de su descripción, pues mientras Zaif aseguraba que él era del que hablaba el maltrecho Bonilla, Casimiro asentía, como anonadado..

"Cristián" -apuntó Casimiro-. Un criado guancho, ya converso, alto y fuerte... ¡es él! ¿¡Qué tramará!? Esa otra mujer de la que habláis... -dedujo Casimiro al pensar en qué mujeres podría haber en la casa del Comendador-, debe ser Doña Soledad Gómez, la esposa de don Juan... ¡Señor Mío! -decía Casimiro levantándose y paseando de izquierda a derecha por la alcoba del Bonilla mientras se llevaba la mano a la boca-. ¡Situación extraña ésta es!

Entonces Casimiro respondio a Nâzeh.

No podemos entregarle a la Justicia. Recordad que ni el Concejo mismo sabe de nuestra empresa, sino tan sólo don Juan de Hoces. Lo mejor será... -y se quedó mirando al maltrecho Miguel, el Bonilla-.

¡NOOO! -respondió como pudo Miguel tras deducir lo que Casimiro dejó en el aire-. ¡ME MARCHARÉ! ¡Dejadme libre!: Ya nada me ata a ésta ciudad, tan sólo deudas y enemigos; en cuanto el Arrancacepas me pille me matará, si no lo hace antes alguno de sus secuaces... Me iré, ¡lo haré! Marcharé al sur, ¡Cerca de Gharnatah!,y me olvidaré de todo ésto. ¡Piedad, por favor! ¡Os he contado todo lo que sé!

Casimiro echó un vistazo al maltrecho Bonilla, al demacrado Miguel, al acabado criminal. Y la Justicia más prolífica hubiera sido haberle dado muerte allí mismo, pero quizá...

...son demasiadas muertes ya -reconoció Casimiro-. Lárgate ahora mismo. Si vuelves a esta ciudad en lo que resta de tu vida yo mismo te haré arrestar y ejecutar. Vete ya.

Y no supísteis cómo una persona, en aquel estado tan demacrado (moratones, quebraduras y cuantiosas marcas) pudo haber corrido tanto alejándose de allí; y es que la oportunidad de poder salvar la vida no la desaprovecha absolutamente nadie. Y entonces decidísteis que lo mejor sería no rondar más, durante esa noche, las calles de San Lorenzo, pues eran harto oscuras y peligrosas, y suficientes aventuras habíais corrido el día entero. Aprovechásteis el domicilio del Bonilla, ahora que se había ido, para instalaros allí hasta que el amanecer del nuevo día llegase.

Cristián y esa misteriosa mujer, doña Soledad, según Casimiro, ocupó la mente en el descanso de algunos de vosotros.

::FIN::