—Fuiste tú quien te entrometiste viniendo en busca de algún favor al ver la comitiva del Emperador.
El samurai empezó a rodear a su oponente. La katana desenvainada, goteando sangre, sedienta de más.
—Pensaste que era una buena oportunidad y picaste el cebo del oni llevado por tu codicia. Mi familia, sin embargo, era inocente. Y no dudaste en masacrarla para sacarme de mi escondite. Pero tanto tú como el oni olvidasteis algo: si le quitas todo lo que tiene a un hombre ya no puede tener miedo. Es algo que me encargaré personalmente de enseñarte, Kichiro-San.
El movimiento de la hoja fue armonioso. La frustración y confusión que antaño movían los pasos de Torama habían desaparecido. Por fin comprendía que era lo que el oni quería realmente. Y esa comprensión lo ayudaba a mantener la calma en aquel combate. Dejó fluir su movimiento buscando el costado izquierdo de su enemigo. El movimiento fue deliberadamente lento: no tenía prisa por terminar con su oponente1.
Motivo: Ataque
Tirada: 2d6
Resultado: 3 [2, 1]
[1] O lo que es lo mismo he sacado un 3 con dos dados... que lo puedes parar.
No he tirado tu dado. ¿Quieres que lo haga yo igualmente en ocasiones posteriores si me toca?
Kichiro trató de detener aquel envite interrumpiendo su espada, sin embargo, no pudo evitar que el filo de Torama acariciase su piel provocándole un corte cercano a donde fue apuñalado. Eso le hizo rehacerse y con violencia empujó su katana para hacer retroceder a su enemigo, mientras gritaba:
–¿Acaso hay deshonor en tratar de mejorar la vida de uno, la de su familia?
Entonces cargó con violencia con un arco descendente.
Motivo: Defensa
Tirada: 1d6
Resultado: 1 [1]
Motivo: Ataque, segunda ronda
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
Sólo un matiz. En esta ronda no suman los dados. Más dados, más probabilidad de sacar un número alto. Pero no suman.
Pero descuida, he sacado un 1 jajaja. Otra cicatriz a la chepa, y con eso casi has ganado. Porque 7+2 son 9 cicatrices como máximo. Aún así voy a alargar esto hasta el viernes para darle más epicidad.
Kichiro: 6 ventajas y 9 cicatrices (actualizado tras ataque)
Torama: 10 ventajas y 2 cicatrices
La tranquilidad que ahora embargaba a Torama se trasladó a su nueva posición defensiva, con la que interceptó el filo que buscaba su homóplato empujando hacia un lado a Kichiro dejando que su hoja se deslizase mientras giraba sobre si mismo.
—No todo vale. Precisamente los oni se aprovechan de nuestra locura y desesperación. Yo antes era como tú: un ciego que no podía ver más allá de él mismo.
Dio un paso hacia atrás mientras recogía su arma al costado para luego lanzar un fulgurante ataque directo contra el otro costado de su oponente.
Motivo: 3 ventajas
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 4, 3 (Suma: 13)
Motivo: 2 ventajas (ataque)
Tirada: 2d6
Resultado: 5, 6 (Suma: 11)
Kichiro: 6 ventajas y 9 cicatrices
Torama: 6 ventajas y 2 cicatrices (después del ataque)
Me libro y no recibo cicatriz.
A duras penas logró evitar aquel golpe para evitar que fuese mortal, sin embargo, ya habían sido dos cortes en el mismo lado que habían cortado su propio kimono desvelando una mancha carmesí bastante extendida.
No merecía la pena el diálogo, su vida estaba en juego… Si moría, todo habría sido para nada.
Mantuvo su katana en lo alto sin dejar de mirar a su enemigo, entonces retrocedió un paso, después otro. Hasta que creyó que se había confiado su rival, fue cuando volvió a repetir el ataque desde lo alto.
Motivo: Defensa
Tirada: 1d20
Resultado: 11 [11]
Motivo: Defensa
Tirada: 1d6
Resultado: 4 [4]
Motivo: Otro ataque
Tirada: 1d6
Resultado: 5 [5]
Deberíamos haber hecho una apuesta a ciegas en caso de empate, pero veo bien darlo por empatado por agilidad. Me metes una herida más.
Kichiro: 5 ventajas y 10 cicatrices (actualizado según ataque)
Torama: 6 ventajas y 2 cicatrices
Torama detuvo el ataque levantando su katana. Los aceros resonaban.
—¿Sientes el agotamiento Kichiro? ¿Notas el dolor en tus heridas reabiertas? ¿Los golpes propinados una y otra vez?
Le dio una patada a su oponente para luego trazar un arco girando sobre si mismo para luego dejar caer su propia katana buscando un desgarro que viajase por todo el pecho de Kichiro.
Motivo: Dado de parada
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
Motivo: Ataque con dos dados
Tirada: 2d6
Resultado: 4, 5 (Suma: 9)
Vamos a darle algo de juego al tema, solo uso 1 dado para parar.
Vaya... voy con una flor en el culo por lo que veo.
Kichiro: 5 ventajas y 10 cicatrices
Torama: 4 ventajas y 2 cicatrices (actualizado tras ataque)
Cada ataque, cada embate suyo estaba siendo fácilmente detenido por Torama, sin embargo, aquel maldito parecía encontrar fácilmente su camino hacia su cuerpo y hacia su mente.
–¡Sí! – gritó exultante tras lograr detener el ataque de su enemigo por primera vez. Empujó con el arma y echó a correr para intentar cazarle con un barrido, mientras hacía su movimiento se dio cuenta de que difícilmente acertaría.
«¿Ese Oni cambió de bando? ¿Está ayudándole?» pensó entonces.
Motivo: Parada
Tirada: 1d6
Resultado: 5 [5]
Motivo: A ver si este ataque te da
Tirada: 1d6
Resultado: 2 [2]
Kichiro: 4 ventajas y 10 cicatrices. (actualizado tras ataque)
Torama: 4 ventajas y 2 cicatrices
Es el oni que quiere sangre de todos... XD
¡Clank!
El movimiento de Torama detuvo con certeza el ataque de Kichiro.
—¿Qué se siente al estar desesperado?— le dijo Torama dando un salto hacia atrás buscando una vía de entrada para otro ataque —¿Qué se siente al saber que todo lo que haces está condenado al fracaso?
Las katanas arrancaban brillos de cada impacto. Los dos guerreros se movían en un baile mortal, buscando un punto por el que introducir el ataque definitivo. Torama notaba como su oponente empezaba a sufrir el desgaste de las heridas.
Motivo: Defensa
Tirada: 1d6
Resultado: 4 [4]
Motivo: Ataque
Tirada: 1d6
Resultado: 4 [4]
Kichiro: 4 ventajas y 10 cicatrices.
Torama: 3 ventajas y 2 cicatrices (actualizado tras ataque)
Otra herida más, sentía a cada momento cómo la fuerza se esfumaba de sus brazos. En ese momento Kichiro vio el ataque y lo esquivó para responder con una estocada.
Motivo: Defensa
Tirada: 1d6
Resultado: 5 [5]
Motivo: Ataque
Tirada: 4d6
Resultado: 6, 1, 6, 1 (Suma: 14)
Simple y breve, no quería seguir repitiendo barridos y demás. Podría alargar más el asunto este para intentar buscar derrotarte y dejarte vivo pero estos días de trabajo han sido duros. Así que vayamos a la acción final. Te ataco con 4, puedes defender con lo que quieras, ahora aviso:
GOLPE MORTAL
En cuanto un jugador se quede sin ventajas, el otro tendrá la oportunidad de ejecutar un golpe mortal. En este caso, todas las ventajas restantes se traducen en cicatrices para el defensor si el atacante gana el intercambio de golpes. Luego, los jugadores contarán quién tiene más cicatrices.
Si el atacante falla su golpe mortal, cambian las tornas y es el defensor quien tiene una última oportunidad de acabar con su adversario; se resuelve un nuevo intercambio, pero esta vez no será posible hacer más heridas.
Cuando el defensor tiene más cicatrices que el atacante, es derrotado y muere. El atacante puede narrar cómo termina la historia. Sin embargo, cuando es el atacante quien tiene más cicatrices que el defensor, este no muere y solo es derrotado. Como antes, el atacante puede narrar cómo termina la historia.
Cuando este segundo golpe mortal también falla, el samurái con el mayor número de cicatrices es derrotado y, su adversario, es el triunfador. En caso de empate, triunfa aquel personaje con menos odio acumulado.
EPÍLOGO
Con los resultados del gran final, los dos jugadores narran el epílogo y cómo termina su historia compartida.
El epílogo empieza con el triunfador narrando qué ha pasado justamente después del gran final. Debe ser un breve resumen de los eventos que han ocurrido y una visión general de cómo reacciona el resto del mundo a la resolución final del duelo. El triunfador es libre de “adornar” la narración a su favor. Después, el derrotado añade sus pinceladas al epílogo favoreciendo al triunfador.
Finalmente, el triunfador describe cómo termina la historia.
Le espada de Kichiro encontró por fin la carne de su oponente. Lejos de demostrar el dolor sufrido Torama sonrió.
—Es todo lo que vas a lograr.
Luego realizó una contrafinta mientras flexionaba sus piernas para saltar por encima de su oponente, con la espada refulgiendo sobre su cabeza. Era el momento final. Todo lo que habían pasado se centraba en aquella estocada.
Motivo: Defensa
Tirada: 1d6
Resultado: 5 [5]
Motivo: Golpe final
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 2, 2 (Suma: 10)
Uso sólo la ventaja gratuita como defensa para a continuación asestar el golpe mortal con todo lo que tengo ;)
Kichiro: 10 cicatrices.
Torama: 3 cicatrices
Motivo: Defensa del golpe final
Tirada: 1d6
Resultado: 2 [2]
Todo tuyo el final ;-). Mi esperanza pasaba porque fallaras, ¡pero va a ser que no!
El tajo fue certero.
La carótida de Kichiro regó con su sangre a Torama. El samurai amplió su sonrisa. Había perdido toda traza de honorabilidad, dejándose llegar por la placidez de matar. Mientras su oponente caía de rodillas se mantuvo unos segundos en posición triunfal, con la pierna derecha ligeramente flexionada, para luego incorporarse y caminar alrededor del samurai vencido.
—Siempre pensé que el oni venía a por los pergaminos. Me había obsesionado de tal manera con ellos que nunca imaginé que el verdadero objetivo de aquel espíritu malévolo pudiera ser otro. ¿Qué contenían esos pergaminos? Aunque estaban bellamente escritos el significado de sus palabras carecía de sentido. ¿Eran acaso un conjunto de haikus cifrados para mentes aventajadas?
Kichiro gorgoteaba sintiendo como la vida se le escapaba.
—Luego pensé que pudieran ser conjuros. Así que los memoricé. Enfrascado en el estudio de los pergaminos intenté encontrar su origen. En mi obsesión por esa tarea fui perdiendo interés en otras y la gente me contemplaba como un lunático. Cuando me viste en la boda era un hombre perdido. Aún no había comprendido del todo mi papel en este drama.
Limpió la katana en la ropa de Kichiro, observando el filo brillante de nuevo.
—Después las cosas se precipitaron. Me lo arrebataste todo y yo, ciegamente, seguía pensando que los pergaminos eran lo importante. Hasta caer al fondo, hasta que sucedió lo inevitable, lo que pensé que era el objetivo final del oni pero no era más que otro paso de su plan: tu llegada a la aldea, el momento en que perdí de vista los pergaminos para que los bandidos le prendieran fuego a mi refugio. Con los pergaminos perdidos mi vida pareció carecer de sentido y me arrojé a los vicios.
Enfundó su katana.
—Hasta que un día lo entendí todo. Los pergaminos siempre habían pertenecido al oni. Eran, efectivamente, el camino a otro lugar. Pero sólo eran el mapa. Ahora yo soy la puerta. Con los haikus memorizados he alcanzado la perfección necesaria para que los espíritus puedan llegar a nuestro mundo.
Se despojó de su kimono, mostrando un cuerpo repleto de bella caligrafía tatuada:
—Cada uno de estos tatuajes abre un portal. Muchos tatuadores han trabajado por la noche para morir al amanecer. Todos sin comprender lo que significaba su trabajo. Tú tampoco lo comprendiste ¿verdad? El oni te mandó a por mí y luego yo vine a por ti. Siempre pensando en nuestra enemistad. No podemos ser enemigos Kichiro. Cuando lo comprendí todas las dudas se disiparon.
Se acuclilló para ponerse ante su oponente vencido.
—Yo soy la puerta... y tú eres la llave. Y ahora termina el momento de los hombres.
Puso las manos alrededor del cuello de su amigo y dejó que la sangre manase sobre sus brazos. Los tatuajes adquirieron un brillo fantasmal a medida que absorbían la vida de Kichiro.
El mundo de los hombres tocaba a su fin. En el aire resonó la risa burlona del oni.
El fulgor que cubría su cuerpo tatuado de pronto adquirió una tonalidad más brillante. No tardó Torama en darse cuenta que el origen de aquella nueva intensidad estaba en las nubes negruzcas que habían cubierto la totalidad del cielo. Allá donde miraba tan sólo había cadáveres y oscuridad.
De pronto uno de los cadáveres abrió sus ojos, éstos brillaban con la misma luz que la de los tatuajes de Torama. A éste le siguió otro, y otro más. Un gran ejército se estaba alzando y éste era tan numeroso y tan poderoso como el más grande que pudiera encontrarse en todo el archipiélago creado por la diosa Amaterasu.
—Ahora... ¡Dame a mi ejército y ocupa tu lugar!
Wauuuu, ni por asomo hubiera concebido un final así. ¡Gran partida!
Me ha encantado se concepto de final funesto-abierto. Sólo añado una cosa a modo aporte, porque no he querido ir más allá del ¡MOMENTAZO!