Partida Rol por web

Subís tres destartalados pisos hasta un rellano muy parecido al que acabáis de abandonar. Allí Veronika we dirige sin dudar a una de las puertas, que abre con las llaves.

El piso alquilado está oscuro. Es más pequeño que el suyo y esta claramente más desordenado, pero la distribución es muy parecida: una pequeña sala de estar unida a la cocina, una habitación y un minúsculo baño.

- Te dejo solo. Estaré abajo si necesitas algo.

Miré el interior del piso durante unos segundos antes de darme cuenta de que Veronika me había dejado solo en la puerta. Me giré hacia la escalera y le di las gracias, aunque no supe en ese momento si me había oído o no. La casa estaba peor ordenada y con menos gusto que la de su vecina del piso primero, pero era cuanto tenia para investigar, así que supuse que importaba poco el estado del dulce hogar.

Cerré la puerta tras de mí una vez traspasadas las jambas de la puerta. No quería ser molestado en mi registro, primero superficial y luego algo menos cuidadoso. Allí debía haber algo que justificase todo lo que estaba ocurriendo o, cuando menos, así quería pensarlo. 

Dedicas un rato a rebuscar entre las pertenencias de Vlad. Encuentras algo de ropa, unos cuantos objetos personales y algo de comer en una diminuta nevera. Todo parece limpio, aunque si grandes aspavientos, algo propio de un piso de soltero: mejor no ensuciar que limpiar después. La casa es pequeña y no hay espacio para el desorden. Tampoco hay cuadros, plantas o adornos, a excepción de una imagen de San Nicolás en la salita.

De una pila de recibos antiguos averigüas que el nombre completo es Vladímir Nóvikov y que sus gatos eran más bien modestos. Te sorprende un poco la fotografía que cae de entre algunos de los papeles.

La parte de atrás tiene una inscripción: V & P, 7º Cumpleaños

Si hay un momento adecuado para entrar en shock, no cabe duda de que es este. A veces la vida tiene revelaciones que tienen grandes ramificaciones y son demasiado profundas para aceptar. En esa fotografía había dos niños prácticamente idénticos y detrás sus iniciales y el recordatorio de que es su séptimo cumpleaños. «V & P», ¿cómo era posible? ¿Vladimir y Piotr? Elhombre de la foto, aquél que estaba muerto según yo sabía y había intuido Veronika era mi hermano?

—No puede ser —dije, a pesar de saber que la primera reacción humana, generalmente inútil, es la negación—. No es posible, no puede serlo.

Así que Vladimir (¿mi hermano?) había estado viviendo realizando gastos exiguos en temas realmente importantes, como la luz, el agua, el teléfono (no había encontrado la factura del teléfono, pero debería estar ahí, entre las otras). Quizá fuera importante hablar con la única persona con la que, por el momento, podía hacerlo.

Cogí la fotografía y bajé al piso primero. Llamé a la puerta de Veronika. Pensaba pedirle que me dedicara unos minutos y contarle lo que había deducido en función de esa fotografía.

Bajas de nuevo al primer piso, con la fotografía en la mano. Llamas a la puerta y Veronika te abre, con el teléfono en la mano pero cubriendo el auricular. - Es el agente Lébedev. Me ha preguntado por ti, ¿quieres ponerte?

¿Cómo sabía el agente Lébedev que me encontraba en casa de Veronika? ¿Se lo habría dicho ella misma y la llamada había sido realmente a la inversa? No era momento para desconfiar, o al menos no supondría ningún avance significativo. Tras un momento de sorpresa, tiendo el brazo para que me pase el teléfono.

—Sí, por supuesto, me pongo... —cogí el teléfono y me lo acerqué a la cara—. Gracias —le susurré a Veronika.

Tomé aire un poco más exageradamente de lo que me hubiese gustado.

—Agente Lébedev, ¿a qué debo su llamada? —No pude evitar hacer la pregunta del millón de rublos—. Y... ya puestos... ¿cómo sabía dónde encontrarme?

- No sabía que estaría usted allí... Veronika sale como contacto en caso de emergencia de Vladímir Nóvikov y ella me dijo que ya sabía de su muerte, por usted... - Se produjo una pausa al otro lado de la línea. - Creo que debería haberme dicho que conocía a la víctima. Eso lo cambia todo. Voy a tener que tomarle declaración en relación a este asunto. - Una nueva pausa, esta vez más larga. - Me temo que ahora es usted sospechoso del asesinato.

- En otro orden de cosas, su amiga Arinka está mucho mejor. Acaban de informarme de que ha recuperado el conocimiento. Tengo que ir allí para interrogarla y supongo que usted querrá verla. ¿Le parece si le tomo la declaración allí también? - La voz suena ahora preocupada. -  No irá a huir, ¿verdad? Sabe que no llegaría lejos. Puedo emitir una orden de búsqueda y captura en minutos y toda la policía de Moscú estaría detrás de usted en seguida.

¿Huir? No pienso hacer tal cosa y, a decir verdad, ni siquiera tengo una razón para ello. Supuse que la Compañía de la Luz tendría suficientes abogados en plantilla como para poder sacarme del calabozo, pero no era menos cierto que, si por una fatalidad, llegaban a pesar que era peligroso, me dejarían podrirme allí.

—Agente Lébedev, no pienso ir a ninguna parte que no sea al hospital —le dije con total sinceridad—. Nos veremos allí en un rato, no se preocupe. Hasta ahora.

Colgué el teléfono y esbocé una sonrisa a Veronika para mostrarle mi agradecimiento y simpatía por su ayuda. Más tarde pensaría en las implicaciones de lo que suponía la existencia de un hermano.

—Debo irme, Veronika —esbocé una sonrisa un poco más abierta—. Si no le importa, en otro momento me pasaré a hablar otro rato contigo.

En cuanto pisé la calle, busqué mi moto y me puse en marcha hacia el hospital. Se suponía que tenía que estar cerca del edificio de la Calle de la Fruta y no me llevaría mucho llegar a mi destino.

- Por supuesto. Te dejo anotado mi teléfono. Ya sabes donde vivo. - Te mira con cierta congoja en la mirada. - Espero que encuentres lo que estas buscando, te avisaré para el funeral.