Partida Rol por web

Maldita sea, que demonios masculló Conrad cuando vio a Álex y Angélica mirar fijamente a la nada.  Desde su posición no veía nada fuera de lo normal, pero aquel los dos estaban viendo algo que sin duda se escapaba a una percepción normal.

El grito de Neil acabo por distraer la atención hacia su posición donde ya corría la tremere.  Conrad por su parte siguió en las alturas buscando una posición donde poder ver lo que sucedía y mantener se al acecho.

-¿Qué cojones?- Alex mira donde Angelica le había señalado. -"No.."-Pero antes de que pudiera leer en voz alta lo que estaba escrito un grito desgarrador hizo que el muchacho saltara instintivamente hacia el lugar de donde procedía el chillido. Todas las preguntas sobre lo que estaba ocurriendo y la serenidad con la que Angelica había conseguido apagar el susto al ver a ese sujeto no hicieron más que encender la curiosidad innata del muchacho, ese mensaje parecía haber logrado lo contrario de lo que prentendía.

Levanto la cabeza y veo a Álex y Angélica a mi alrededor. Sollozo y tras balbucir un par de palabras inteligibles por fin parezco hacerme con en control.

 -Las almas... Este lugar está maldito y estan atrapadas... Las gotas, las gotas son la clave y el hombre de la gasolinera me advirtió. El sabe algo, tiene que saberlo.

Tiene que saberlo!!

 Debemos averiguarlo! Se me ha mostrado por algo! Porque debo arreglarlo! En equilibrio ha de ser restaurado!

 Os miro con ojos febriles, esperando casi que enarboleis mi estandarte y marchemos sin dudar.

TIRADA DE DADOS

Angelica se para en seco cuando llega junto a Neil. La visión de la sangre en su barba y el olor de la misma procedente del corral hacen que su corazón se mueva con fuerza contenida como si quisiera volver a latir. Angelica reconoce la sensación: es la Bestia. Mientras Neil habla, ella eleva la cabeza hacia el cielo nocturno. Llena de aire sus pulmones, pero no puede respirar. Lo hace para tomar el control de sí misma, para relajar la tensión de todo su cuerpo. Tras unos segundos la Bestia se aplaca, aunque la muchacha sabe que debe alejarse.

—¡No te muevas, Neil! ¡Lávate! —Esta última conminación ya la hace corriendo—. ¡Alex!, ¡Conrad!, ¡seguidme! —grita cuanto puede. La Tremere se dirige al cementerio, hacia el muro en el que dejaron la furgoneta—.

Aquella mierda estaba empezando a poner a prueba la paciencia de Conrad, de alguna manera se sentía indefenso fuera de lugar y aquella sensación no le agradaba lo más mínimo.

gotas que preceden a fantasmas, o fantasmas que se esfuman como gotas... Que mierda es todo esto.

Mascullaba entre dientes mié tras seguía observando, Angélica pareció ver u oír algo nuevamente, otra aparición o cualquier cosa, Conrad seguía sin ver nada fuera de lo normal pero seguir a Angélica al menos era hacer algo mejor que esperar a que un fantasma apareciera allí.

Sin esperar más Conrad siguió los pasos de la mujer desde los tejados.

"Las gotas son la clave" Esas palabras de Beil despertaron una sensación electrica en el muchacho. Ver a aquel hombre revolcado en el barro del gallinero mezclado con la sangre de las aves le generó una sensación de lástima por el cainita. -Espero que no acabemos de una forma parecida"- Pensó recordando el nerviosismo que sintió al ver aquella figura. Angelica les aclamó para que la siguieran. A simple vista parecía nerviosa pero cuando el malkavian dijo lo de las gotas la expresión de la chica cambió de manera casi imperceptible. - ¿Tu también lo has sentido?- Le preguntó mientras corría detras de ella.

Angelica llega a la furgoneta, junto al cementerio, seguida por Alex. Debería estar agitada, pero carece de resuello. Se sienta sobre el morro del vehículo, que chirría un poco.

—Todos lo hemos sentido, Alex —De alguna manera lo sabe. Habla como si estuvieran sentados en el banco de un parque.

—Esperemos a los mayores —dice y ríe. Mira hacia la carretera por donde han venido. La niebla aún persiste a lo lejos.

Poco después llega Conrad. Parece un poco frustrado ante la falta de definición de los acontecimientos. Angelica no sabe cuándo llegará Neil, así que decide hablar con los dos.

—Escuchad —dice, sentada en la parte frontal de la camioneta—: no somos las únicas criaturas de la noche. Supongo que ya lo sabéis, o al menos habéis oído hablar de ello —Angelica mira a Alex—. Bueno, yo puedo dar testimonio fidedigno. Las bibliotecas de las capillas Tremere esconden cosas que no creeríais —la chica ríe con la alusión a Blade Runner—, y son ciertas.

—Este es un pueblo fantasma; he podido sentirlo. Algo muy grave ha ocurrido aquí. Tan grave como para dejar espíritus atrapados en algún limbo. Sí, espíritus. Es esa sensación de ser observados. Es lo que ha visto Alex. Es la muerte —La chica hace una pausa y continúa—. Por lo que sé, es difícil interactuar con ellos, salvo para los nigromantes.

Angelica se dirige ahora a Conrad.

—Alex y yo hemos visto un mensaje de uno de estos seres: "No ir a Hellingly". Creo que es más una advertencia que una amenaza —La expresión de la vampira se vuelva más circunspecta—. El origen de todo está allí. Aún no sé si las gotas son señales fantasmagóricas o signos de algo terrible. La respuesta está allí.

Angelica baja al suelo con un pequeño salto.

—Bueno. Ahora solo queda decidir si hacemos caso a los espíritus... o no. Los que nos enviaron aquí saben más que nosotros —dice, mientras da unos pasos hacia la carretera. Se vuelve de nuevo hacia ellos y concluye—; pero tienen menos valor.

 Tras unos momentos de desorientación, en los que hago caso a Angélica de manera casi mecánica, intentando limpiarme los restos de sangre con las manos, algún trapo o lo primero que pille, no me fijo demasiado, por fin me hago con el control de la situación y levantándome sigo al grupo.

 No se seguro que habrá sentido la tremere, pero desde luego ella también tiene una sensibilidad especial.

Al llegar a la camioneta Conrad no vio nada extraño pero cuando escucho el relato de Angélica el cainita torció el gesto.

No se vosotros pero yo empiezo a pensar que cuanto antes acabemos el trabajo aquí mucho mejor.  No sé si esas criaturas o fantasmas que veis tienen intención de atacarnos o no si quiera pueden hacerlo.

quiza ellos mismos estén atormentados por lo que pasa en ese lugar... Sea como sea todo conduce allí, así que dejémonos de rodeos y acabemos con esa mierda.

la mirada de Conrad se dirigió ahora a la tremere directamente.

Si la cosa se pone fea, como podemos acabar con esos fantasmas o lo que sean?

Alex miraba atentamente a Angelica. Si no fuera por su propia naturaleza, el muchacho pensaría que la chica había perdido la cabeza. Pero no podía olvidar que era una Tremere, y por su forma de hablar parecía que no era la primera vez que había visto algo parecido, aunque fuera en libros.  Y tenía razón, los que estaban aquí sabían mas de lo que nos dijeron y si conseguiamos esclarecer loq ue pasaba eso sería una buena moneda de cambio para conseguir ascender en la escala de la ciudad.

- Estoy de acuerdo con Conrad, hay que ir alli y acabar con esto.- dijo haciendo una pequeña mueca de sorpresa.- Como bien ha preguntado nuestro impaciente amigo, ¿cómo lidiamos con esos seres?

 Llego corriendo, algo retrasado pero a tiempo de escuchar la conversación.

 -Sigo pensando que el viejo de la gasolinera sabe algo, y si no está afectado por lo que sea que ocurre aquí es porque está metido en el ajo de alguna manera.

Las gotas tienen algo que ver con todo, al entrar en la tienda escuché una, aquí al menos tres gotas caer, y el me advirtió. Deberíamos volver y sacarle la información, es importante tener cuantos más datos mejor.

—No lo sé —responde Angelica a las preguntas de Conrad y Alex—. Solo puedo proteger objetos de los espíritus. Posiblemente me equivoque, pero diría que no están contra nosotros.

Neil llega corriendo a contraluz. Su sombra se proyecta sobre el grupo como la de un ángel de piedra sobre las lápidas.

—Todos hemos oído las gotas, Neil. Si son señales o signos es lo que está por ver. Hemos recibido un mensaje... del más allá: "No ir a Hellingly". Creo que nosotros tres estamos tan locos como para hacer caso omiso. El viejo no nos dirá nada que no encontremos allí. La decisión es tuya, por supuesto. Si de algo estoy segura es de que el sanatorio no será un lugar de armonía.

Angelica se dirige hacia la furgoneta. Vuelve la cabeza y añade:

—Necesitamos tus dones, Neil. Los dones de todos.