Partida Rol por web

Enrielle se sentía como un animal en una trampa. Andaba de un lado a otro con la adrenalina disparada, observando con fijeza la puerta. Su halcón se movía con ella, agarrado para no caerse de su hombro. Era de esperar que el pasadizo estuviera en esa habitación, pero si no era así bien podían darse por muertos. Aunque tenía claro que no sin luchar.

El enano mandándolos a hacer algo y Lowen planificando una defensa para la peor de las situaciones le hicieron volver.

— Si, entendido. Vamos. Yo buscaré por aquí. — dijo apartando la puerta de su cabeza y poniéndose a buscar entre aquellos enseres, aunque era difícil concentrarse sabiendo que en cualquier momento la puerta podía ceder.

Todos os ponéis a registrar la reducida habitación por uno u otro medio y con uno u otro objetivo.

Así Lowenherz consigue encontrar un pequeño barril medio lleno de aceite para lámparas que sirve para alimentar las luces de la estancia. Sin pensárselo dos veces, derrama su contenido frente a la entrada, con la esperanza de que eso dificulte el avance de los draconianos si estos logran entrar.

Por su parte, Lluvia Estelar se percata al cabo de algunos segundos de la presencia de cuatro auras arcanas que se entremezclan en el interior de uno de los cofres cerrados. Con la ayuda de su amante solámnico, juntos consiguen destrozarlo y descubren en su interior una mochila de apariencia bastante ordinaria.

No tienen ocasión de examinarla porque el aceite se ha ido colando por debajo de la puerta y los draconianos situados al otro lado le acaban de prender fuego. En pocos segundos el pequeño almacén interior se llena de humo denso, oscuro e irrespirable.

Muy probablemente así hubiera acabado vuestra vida, asfixiados los cuatro, de no ser porque para entonces Thorwyn ya ha localizado la entrada secreta bajo unas grandes cajas de madera situadas en la esquina noroeste de la sala y ha conseguido apartarlas con la inestimable ayuda de Enrielle.

Lagrimeando y tosiendo a causa del humo, gateáis por el suelo y os zumbullís de cabeza en el oscuro túnel salvador, confiando en que la humareda también dificultará la labor de vuestros perseguidores.