Lowen escuchó la larga explicacióm de Thorwyn, perdiéndose un poco en los detalles. Por suerte, no necesitaba entender muchísimo de ellos: le bastaba con saber que aquella piedra parlante estaba conectada de algún modo con otro extremo, y que la extraña bolsa podría ayudarles a sobrevivir. Del resto de las cuestiones planteadas por Thorwyn, no podía compartirlas, pero ya tenía tomada una resolución al respecto, y no iba a intentar impedir a sus compañeros que tomasen su camino si así lo deseaban.
- Supongo que nuestro último enfrentamiento no te ha hecho desistir de la idea de asesinar a esos líderes hobgoblin. - dijo con voz seria - Yo, sin embargo, he comprendido que debo confiar más en mi instinto. No puedo continuar adelante con ese plan, el cual no compartí en ningún momento. Ir hasta Mem y volver es lo más que puedo ofrecer.
Miró a Lluvia y a Enrielle antes de seguir hablando.
- Volvernos aquí no es irnos sin haber logrado nada. Hemos averiguado mucho sobre nuestros enemigos, conocimiento valioso para el Consejo. También hemos visto que lo que sucede aquí es más complejo de lo que alcanzamos a comprender. Las consecuencias de nuestros actos son imprevisibles. ¿De qué servirá asesinar a uno líderes hobgoblin? ¿A quién hará más fuerte? ¿Al monstruo que enfrentamos ayer? ¿Al dragón? ¿Al mago del que nos habla Thorwyn? No podemos saberlo.
Suspiró, caminando entre sus amigos con expresión cansada.
- Si no tuviésemos a Gilyasí con nosotros, podría acceder a continuar averiguando qué ocurre en esta ciénaga. Pero ya le pusimos en demasiado peligro anoche. Si queréis continuar con el plan original, no puedo culparos, pero tampoco puedo acompañaros. Pero sí puedo deciros algo: la ciénaga va a seguir aquí, con su dragón, sus hobgoblins y sus monstruos horribles. Si hemos de volver, hagámoslo preparados, sabiendo cuanto haya que saber, y habiendo cumplido con nuestro cometido.
Dicho aquello, Lowen esperó a que sus amigos se pronunciasen.
No es mi afán partir al grupo, ni mucho menos, pero bueno, con todo lo que ha pasado, no puedo interpretar a Lowen coherentemente y decidir que sigue adelante (salvo que, a lo sumo, sea ir a ver Mem desde lejos y volver... y aún así no lo tiene claro).
Enrielle se mantuvo en silencio aquella mañana, observando al enano destruir concienzudamente todo aquello. Había oído hablar de la extraordinaria dedicación y minuciosidad de los enanos para fabricar cosas, pero no sospechaba que al destrozarlas ponían el mismo empeño. Era fascinante, casi hipnótico, ver cómo reducía a polvo hasta la piedrecita más diminuta.
Cuando terminó, prestó atención a las explicaciones del enano, ya visiblemente más tranquilo, pero igual de ceñudo. Especialmente le llamó la atención de la bolsa de supervivencia. Le parecía un invento increíblemente útil. Ya no tendría que acarrear tantas flechas de aquí para allá, aunque tendría que echarles un vistazo. Eso de que desapareciesen a las horas no le daba mucha confianza.
Sin embargo, aún no tenían nada claro qué camino iban a coger, y el grupo se estaba viendo dividido. Ella misma había declarado sus intenciones de llegar a la ciudadela, pero lo ocurrido la noche anterior le hacía verlo todo desde otro ángulo, aunque estaba llena de dudas.
— Está claro que continuar es peligroso, así como lo es regresar a Kalaman. Hagamos lo que hagamos, estamos en peligro. Y mientras tanto, mueren inocentes. —suspiró largamente — Lowen tiene razón, pero Lluvia y Thorwyn también. Nada me gustaría más que asestar un duro golpe a esos caballeros de Takhisis si es matando al rey hobgoblin, pero todo se perderá si morimos aquí sin que nadie pueda seguir nuestros pasos.
»No lo sé... No lo veo claro. Si tan sólo pudiéramos enviar un mensaje... — dijo mirando distraídamente a Nudillos.
No tengo claro si se puede hacer porque está súper lejos pero, ¿le podemos atar un mensaje a mi halcón Nudillos en la pata y que se pire a Kalaman? Claro que no podremos cifrarlo...
Enrielle permaneció sentada en el suelo, mirando largamente a su pequeño halcón, pensando en el dilema que tenía delante. Recordó el mapa de Lluvia Estelar y el paso de las arpías que había nombrado. Ella misma hubiera saltado al vacío si los nerakanos no la hubiesen agarrado. Habían llegado muy lejos y en efecto estaban a poco de intentar algo más grande, algo que quizás desbaratase los planes de sus enemigos. Y también, por último, recordó su misión, y eso hizo que terminara de decidirse.
— Me encomendaron cubriros las espaldas. Fracasé con Briand, y anoche fracasé con vosotros, aunque por suerte seguís vivos. — hizo una mueca. Luego se giró hacia el caballero y lo miró intensamente— Lowen, comparto tu deseo de marcharnos, pero no podemos llegar a Kalaman sólos tú y yo. Si algo he aprendido es que debemos permanecer unidos. Lluvia y Thorwyn también tienen razón. Podemos igualmente morir a nuestro regreso y no habremos logrado nada. En cuanto a Gilyasí, ¿acaso hay algún lugar seguro donde pudieras dejarlo para nosotros regresar?
Volvió a mirar con fijeza a Nudillos, que en ese momento se acicalaba las plumas de las alas con dedicación.
— ¿Tenéis material de escritura? Hablar con ese Túnica Negra al otro lado de la piedra no parece lo mejor, desde luego, pero... puedo enviar a mi halcón con un mensaje a mi contacto en Kalaman. Así al menos, si nos pasa algo, no todo estará perdido.
Lowen suspiró al ver que Enrielle cambiaba de parecer. Sin la exploradora no podría salir de aquella ciénaga.
- No hay ningún lugar totalmente seguro para Gilyasí, pero cualquiera lo será más que este cenagal. En todo caso, no puedo regresar solo.
Miró a los demás, luego otra vez a Enrielle.
- Todo cuanto sabemos nos lo han contado esos monstruos con cuerpo de serpiente. Ya hemos sido manipulados una vez para ayudarles en sus fines, y a buen seguro que la que nos habló en Mohrlexlectlán no era mejor que la última. Con suerte, nos habrán contado medias verdades. En todo caso, acabar con esos hobgoblins puede cambiar muchas cosas, pero a buen seguro no servirá más que para alterar los equilibrios de poder de esta región. Nada que beneficie a la civilización ni a nuestras razas. Pero no puedo elegir por vosotros. Sigamos hasta Mem, pues.
Ea, p'alante.
Había sido un combate duro. Eso era algo que no podía negar de ninguna manera. Eso no quería decir que hubiera perdido un ápice de determinación. Lo cierto era que la supervivencia había estado cara y únicamente el pobre reptiliano había caído ante un rival portentoso.
Tenía clara una cosa, debían coordinarse mejor en el futuro. El enano arcanista tenía mucho potencial, pero para el gusto del sacerdote, debía asumir una responsabilidad mayor en combate. Los rayos que lanzaba estaban bien como recurso, pero eran Lowen y él quien debían dedicarse a machacar al enemigo, apoyados por la arquera y dejar al mago la labor de decantar el combate con trucos mágicos que impidieran al adversario sacar todo su potencial. Tenía que tener una charla con él...
No obstante, parecía realmente ocupado con su trabajo de destrucción. Sin duda era un fenómeno a la hora de hacer una reforma. Le ponía énfasis y mucha energía. Si era tan buen arquitecto como bola de demolición, podría crear unas magníficas construcciones y dedicar su vida a algo mucho más pacífico que la exploración de pantanos.
- ¿De verdad podría esa criatura enviar un mensaje hasta Kalaman? - Preguntó el religioso. - Puedo escribir un mensaje, si. - Afirmó ansioso por hacerlo. Una vez informados sus contratistas, podrían seguir adelante sin necesidad de perder el tiempo desanandando sus pasos. - El camino está en Mem. - Afirmó rotundamente. - Aunque creo que sería buena idea dedicar un tiempo a prepararnos. Me gustaría inscribir algunos pergaminos. Poder lanzar conjuros extra es siempre una bendición. -Se detuvo a pensar. - No contar con las pociones prometidas es un contratiempo, aunque creo que Gilean podría concedernos ese don... - Alzó la mirada sonriente. - Todo se andará. - Declaró finalmente.
Enrielle se levantó y puso una mano en el hombro de Lowen. Comprendía y compartía su rechazo, pero no veía que lo uno fuera más ventajoso que lo otro. Y juntos tenían más posibilidades. Al fin y al cabo, lo único que tenían eran los unos a los otros.
Ya de pie se acercó a Nudillos, que seguía acicalándose en un montoncito de escombros obra de Thorwyn, y le acercó la mano para que se subiera a su guante de cuero. El halconcillo se subió al puño y la exploradora le acarició la cabeza. El animal la observó ladeando la cabeza, quizás extrañado por la delicadeza del gesto. Enrielle relajó su mirada, siempre dura, y miró al ave con cariño y orgullo. Y también un poco de preocupación.
— Claro que puede hacerlo. Este pajarito es más inteligente que mucha gente que conozco, ¿sabes? — dijo sin dejar de mirar a Nudillos. Todo apuntaba a que iba a tener que hacer un largo viaje solo, y eso la llenaba de miedos. Habían muchos peligros por el camino para un halcón, más desde aquel pantano maldito. Wyverns, arpías, la flecha de un cazador, una red que lo capturase... — Él sabe evitar el peligro bastante mejor que nosotros. — dijo con una sonrisa algo triste.
Hurgó en uno de sus bolsillos y extrajo un trozo de tasajo que guardaba para ir dándoselo. El ave lo atrapó con rapidez. La exploradora miró a Thorwyn y a Kylian.
— Si tenéis con qué escribir, adelante. Preparad un mensaje con todo lo que hemos descubierto hasta ahora, nuestras intenciones y cómo se llega hasta aquí. Si nos ocurriese algo, que alguien pueda continuar con nuestro trabajo. Lo ataré a su pata y lo llevará raudo a mi contacto. Él se encargará de hacer lo que sea necesario.
No obstante, si el escribiente se trataba finalmente de Kylian, Enrielle se aseguraría de que escribiese lo que había que escribir. Seguía sin fiarse del todo del clérigo. A saber qué demonios de cosas de Gilean y la neutralidad se le ocurría poner.
Briand, maldita sea, aquello todavía incomodaba a Thorwyn. El enano casi sintió un dolor físico al escuchar aquel nombre de boca de la legionaria. Ella no la había podido proteger, pero él tampoco y el ligamen que tenía con aquella aparentemente soberbia joven humana había durado años. Cierto era que no se trataban de amigos, pero su ausencia era algo en lo que había conseguido no pensar. Hasta ahora.
─Si alguien tiene que escribir, ese debe ser Kylian. Tomad ─dijo alcanzándole los instrumentos que podía ofrecerle, lo que incluía una lupa además de la tinta, un cálamo y el pergamino.
¿Acaso los clérigos de Gilean no eran los cronistas? El enano no tenía la cabeza para ponerse a escribir. Ni las manos. Tenía las manos llenas de polvo. Alguna esquirla de piedra incluso las había tratado de horadar, pero las suyas eran menos las manos de un erudito que las de un enano que había tenido que trabajar duro desde joven para ganarse la subsistencia, así que poco habían tenido que hacer contra él. Su trabajo, la destrucción del altar, había sido extrañamente satisfactoria: había cumplido un juramento proclamado a viva voz a su dios y se había vengado de un enemigo que había huído, todo en uno. El cansancio físico por el esfuerzo no superaba a su buen estado de ánimo.
─En cuanto hayamos mandado el mensaje deberíamos partir. Pero hay que explicarles a los bakali lo que queremos hacer para que nos ayuden, ahora que parecen más dispuestos a hacerlo. Agradeceré cualquier idea o aportación para facilitar su comprensión. Utilizaré una combinación de prestidigitación para proyectar sombras móviles y Comprensión idiomática para ver si están entendiendo lo que necesitamos. Luego debemos partir, aunque sea sólo con una idea de dirección. Al final seguro que toparemos con algún goblin o draconiano que sepa guiarnos en un idioma más fácil... ─el enano se encogió de hombros pues lo que decía era perfectamente posible que sucediera
Aún sin saber hacia dónde tenían que ir con seguridad, se acercarían a un territorio plagado de enemigos y si podían sorprender a una patrulla, tal vez luego les podrían interrogar. Aunque, bien pensado, una patrulla que desaparece bien debería llamar la atención... En fin, el grupo estaba decidido a ir a la boca del lobo y eso harían. Tal vez les fuera bien, quizás aunque sólo fuera porque nadie se esperaría que alguien tratara de poner en práctica tan descabelladas ideas...
Lowen, Thorwyn y Kylian redactaron el texto que Nudillos debía transportar hasta las autoridades solámnicas de Kalaman. Enrielle no dudó en comprobar si lo que ponía era adecuado y por contra, no una alegoría a la neutralidad de la que Kylian solía hacer ganas.
Antes de colocar el pergamino manuscrito en la pata del halcón, Kylian se puso en pie y volvió a leer ante todos el contenido del mismo. Para que quedase claro lo que habían escrito y que después nadie pudiera quejarse si faltaba información o ésta fuera incorrecta.
A Lord Ergast uth Lantar, Consejo Solámnico (Kalaman)
Lady Briand fallecida, infiltración parcial, ejército saqueador de goblins, hobgoblins y nerakanos utiliza riquezas para pagar dragón negro de Nordmaar (escondido en Mohrlexctlán), ocupar ruinas de Mem y pagar a draconianos la reconstrucción de una ciudadela voladora. Mago gris en Mem y un mago lo sabe en Wayreth. Posada en Robann es tapadera. El líder sectario es Guiler Abrena. V
Vuestros leales Kylian Brickstone, Enrielle, Sir Lowenherz Bremer.
- ¿Todo correcto? - Preguntó y con una sonrisa añadió. - Si alguien tiene algo que añadir, que hable ahora o calle para siempre.