Partida Rol por web

Entre los dos maromas te llevan hasta uno de los edificios que están encima del garaje donde el día antes (parecía una eternidad y a penas habían pasado 24 horas) Jackson había ejecutado a uno de sus propios hombres por… joder, todavía no teníais ni idea realmente de por qué Jackson se lo había cargado. Desde luego no podía ser simplemente por la trifulca con Eve. Ahora ese pensamiento se repetía en tu cabeza mientras te hacían subir por las escaleras para subir al cuarto piso del edificio. Una puerta, dos puertas,… quinta puerta a la izquierda. Un habitación dentro del piso que mantiene todas sus paredes, una puerta intacta y una ventana al pasillo interior.

Desde aquí es muy difícil que te oigan gritar los miembros del asentamiento que te miraban con curiosidad al ser transportada hasta aquí.

Te sentaron en una silla con brusquedad. No se molestaron en atarte ni en registrarte. Tenías claro que no te consideraban una amenaza.

- Ya puedes ir largando todo lo que sabes sobre el paradero de Eliza y dejarte de gilipolleces de la Zona Roja. – fue directo al grano Jackson – Preferiría no tener que hacerte daño para que nos lo digas, eres útil para el asentamiento.

- Sí, sí, seguro que Alicia llega en seguida. La cocina está cerca. – seguía abrazando a su hermana sin quitaros el ojo. – Y a vosotros... ¿qué os ha pasado? – preguntó un poco temerosa de conocer la respuesta.

— El hijoputa de Jackson nos metió en un callejón sin salida y hemos tenido que ir a la Zona Roja... te puedo imaginar el resto. Mejor no te lo cuento con la niña delante.. — dijo Jeremy y luego tosió un poco.

Sabía que no había que hacer tonterías. Puede que aquel viaje la hubiese hecho algo más decidida y firme en comparación con el cachorrito tembloroso que era tan solo un día antes, pero seguía siendo prudente. Tampoco parecía que nada de eso fuese a ocasionarle más problemas de los que ya tenía.

—Pensé que ya te lo había dicho **, la verdad— respondió el ángel bajando la cabeza— Después de todo el lío de ayer, cuando mandaste a Jeremy arreglar el pozo, nos fuimos a buscar las piezas que hacían falta. El problema es que la pieza clave estaba en el edificio Chrysler. Eliza se ofreció a acompañarnos. Al principio pensé que se quería tirar a Azotitos, pero más adelante, cuando estábamos allí, insinuó que quería poner distancia.

Shatura se frotaba las manos, nerviosa, mirando a todos los que estaban allí y lanzando de cuando en cuando miradas a Jackson, evaluando el nivel de mala leche hacia ella.

—Nos metimos en ese concesionario y unos tipos raros casi se cargan a Azotitos. Le conseguí estabilizar y Eliza se ocupó de vigilarlo mientras ayudaba a Jeremy e Eve con las piezas. Cuando las conseguimos fuimos a por ellos, pero esos tipos se estaban comiendo a Azotitos y no había rastro de Eliza. Conseguimos llegar a los coches y cuando nos subimos oímos lo que creo que era su escopeta y un grito. Y nada más.

- No le vas a contar nada que no haya oído ya. Hemos escuchado a nuestro padre hablar con los otros hombres muchas veces. – contestó Kim con el mentón alto haciéndose la dura. Su comentario te recordó que Jackson no dejaba de ser su padre. - ¿Habéis ido a la Zona Roja? – su tono era de incredulidad - ¿Y estáis vivos?

Jackson se encendió un puro en cuanto formuló su pregunta. Escuchó tus respuestas dándole caladas silenciosas. Si tu revelación sobre que ese idiota ya lo sabía ha tenido algún efecto sobre él no lo puedes decir. Es como un muro al que se la trae floja todo lo que necesite en este momento. Es una manera muy pragmática de ver el mundo aunque muchos dirían que su falta de visión a largo plazo sería su perdición.

Está claro que su interés es obtener toda la información posible para recuperar a Eliza. Usar la violencia es opcional, ni tiene interés por ello ni la va a rehuir. No parece tener interés en matarte, puedes ser útil, pero si pudieras recordarle las diferentes formas en que puedes serle útil mejor para ti, sobre todo si una de esas formas es ayudarle a recuperar a Eliza.

Mientras Jackson sigue dándole caladas silenciosas a su puro paseas la vista por la habitación. El muro detrás de ti podría ofrecerte una salida si tuvieras la fuerza de Jackson y una buena maza, pero careces de ambas cosas. La ventana es una posibilidad, salir por ahí, agarrarte a los agujeros de la pared, llegar hasta el siguiente piso, incluso bajar al siguiente… no eres la más atlética, pero la adrenalina de la desesperación puede obrar milagros. Claro que si fallas… una caída desde un cuarto… quizás podrías sobrevivir, harto improbable, pero posible. Sin embargo, en lo que tardarías en recuperarte de la caída llegaría Jackson y los dos tipos. Lo mismo huyendo a otro piso. Podrías tener una posibilidad, pero complicada.

La puerta por la que has entrado es una opción mucho más sensata, salvo por el detalle de que los tres maromos están entre ella y tú. Si tuvieras una forma de distraerlos o inutilizarlos durante un breve tiempo sería una opción mucho más sensata para huir sin arriesgar la vida.

- Vas a ponerme en un mapa donde está ese edificio y habla más de esos tipos raros. – dio otra calada. Directo al grano. Sin comentarios sobre lo que le habías contado, ni emociones, como un terrier con un objetivo, ciego a todo lo demás. Los otros dos tipos esperaban cada uno en una esquina de la habitación apoyados contra la pared. Ni parece que les preocupe que puedas escapar, ni de que en caso de hacerlo que puedas llegar muy lejos.

Se recostó de lado en las camillas, con el cuerpo dolorido y las tripas rugiendo, como el motor medio jodido que tenía que arreglar.

— ¡Qué alguien traiga algo de comida a este viejo que se está muriendo! Voy a dormir para tratar de engañar al estomago, despertarme cuando hay algo para menear el bigote.

Como ya estaba mayor se quedó dormido enseguida, roncando a causa de sus pulmones echos polvo. A veces pensaba si una de esas ya no volvía a despertar jamas.

—Pues... no tengo muy claro como llegamos, parte del viaje fui inconsciente, pero se donde está en el mapa, claro. Si traen uno, te lo señalaré. Pero cuidado. Los tipos esos parecían casi inmortales, inmunes a explosiones, balazos, puñaladas...y también completamente idos de la pinza. No parecían razonar ni tener líderes. Eran como zombies. Se comieron vivo a Azotitos. —Shatura intentaba hacer entender a Jackson el horror de aquel lugar, pero aquel tipo era lo más parecido a un zombie después de esos zombies que habían visto. Solo que con más mala leche y poder —Más parecido a algo que te puedas encontrar en las alcantarillas que a algo real. Lo más seguro es que se hayan comido a Eliza, pero hay una pequeña posibilidad de que se haya librado, aunque seguramente contagiada. Nosotros conseguimos mantener más las distancias, ella, además que a ellos pude atenderles al momento. Ya sabes que en otra cosa no, pero que soy buena en lo mío.

Era evidente que no podía escapar, así que le tocaría negociar y tratar de hacer algo imposible: hacer entrar en razón a Jackson

—En realidad, creo que es una enfermedad, Jackson. Y se está extendiendo. Lo que tiene Ruth es parecido, pero se lo he podido "controlar". Y creo que yo podría conseguir una cura definitiva, pero necesitaría a Eve y a Jeremy. Y les necesitaría recuperados—explicó intentando convencerlo de que les dejase ir a ellos— ¿Te imaginas? Tendrías un recurso que ningún otro asentamiento tiene. Y si por un casual, Eliza está afectada, serviría para traerla aquí de vuelta. En realidad, sería la única posibilidad...

Eve mordió fuerte la tela de su ropa, por debajo de su máscara. Tiraba fuerte y hacía ruido. Parecía como si quisiera aguantar un incesante dolor.

De repente se levantó de la camilla con intención de salir de allí.

-¡No aguanto más, si no viene la comida voy yo a por ella, joder! -espetó mientras se incorporaba y salía decidida de la enfermería.

Eve

Kim te miró sorprendida sin decir nada. Tú estarías también sorprendida de poder andar con tanta facilidad con las heridas que tenías, si no fuera porque el hambre te cegaba y nada más te importaba que saciarla.

Apenas recuerdas haber bajado las escaleras ni los empujones que diste para colarte en la cola y ser la siguiente en ser atendida. Por suerte, la mayor parte del asentamiento ya había desayunado y los empujones no fueron tantos, y los que diste se lo pensaron mejor al ver tu lenguaje corporal, como un león ansioso.

El mundo recobraba su color al terminarte tu primera bandeja de comida, pero aún así seguías notando el hambre de fondo. Sobre la mesa tu máscara te devolvía la mirada con varias manchas de comida sobre ella en diversas partes.

Jeremy

Oscuridad. Gotas cayendo sobre charcos. Una gota cae en tu frente. Abres los ojos, pero habría sido lo mismo dejarlos cerrados. Te recuestas antes de sentarte. El dolor queda atrás como un recuerdo. Te levantas. Al girarte ves una luz en el fondo. Tanteando la pared rocoso te diriges hacia la luz mientras tus ojos se acostumbran a la luz tenue de la cueva, una cueva como muchas que anduviste cuando eras un druida; ¿dónde sentir mejor el abrazo de la Madre Tierra que dentro de ella misma?

La luz al final no es cegadora, es indirecta. Entra a través de una abertura en algún lugar más allá y es reflejada para varios espejos para distribuirla por la sala cavernosa en la que te encuentras ahora. Frente a ti el árbol, uno de muchos iguales que has visto en tu vida, el símbolo de la Madre Tierra, la especie única que los post-druidas adoran como sagrados por encima del resto de los árboles.

Alicia

La luz entra con más fuerza por la ventana mientras terminas de meter la comida en la nevera. La mañana comienza. Fuera se inician los sonidos habituales del asentamiento poniéndose en marcha como cada mañana. Sobre el ruido de fondo una conversación apagada atrae tu atención. No la oyes bien por el ruido de fondo y la distancia hasta la ventana, pero está cerca, lo suficiente como para que si vas con sigilo hasta la ventana puedas espiarla sin ser vista.

Shatura

Jackson es una pared, pero eres consciente que no se cree una mierda de eso de los zombies. Una historia más de asustaviejas de la Zona Roja y de las alcantarillas. Sin embargo, se la suda si no te cree. No se molesta en hacer comentarios jocosos al respecto, ni trata de ridiculizarte por intentar colarle semejante mierda. Simplemente lo deja estar sin confrontarlo.

Igual que esa mierda de una enfermedad que misteriosamente ha contraído su hija pequeña que no ha estado jamás ni remotamente cerca de la Zona Roja ni de ningún zombie. ¿Cómo se podría haber contagiado Ruth de ninguna mierda de enfermedad misteriosa de la Zona Roja? No tiene ni pies ni cabeza. Podría alabar tu inventiva para intentar salvar el pellejo, tiene cierto mérito, pero ni eso se molesta en señalar. Se queda frente a ti fumando de su puro calada tras calada sin cambiar su cara de granito. Tu parte racional chilla en tu cabeza deseando que Jackson te dijera todas esas cosas, que le apoyara, que de alguna forma eso difuminara la realidad de lo que habías vivido y lo hiciera menos real.

- Quédate aquí. Voy a hablar con tus amigos. No hagas ninguna tontería y él no te hará ninguna tontería. – ni se molestó en cabecear al tipo que se quedaba en la habitación contigo mientras él salía con el otro. La puerta al cerrarse se sintió como una losa. Esperaste oír pasar algún tipo de cerrojo o seguro en la puerta, pero nunca llegó, solo sus pasos alejándose.

El tipo te miraba con desgana desde la esquina en la que estaba apoyado cerca de la ventana a unos pocos metros (quizás un par de ellos, menos de 5 seguro) de la silla en la que estabas sentada.

Shatura devolvió la mirada a aquel tipo. Había tratado a más de la mitad del asentamiento en algún momento u otro y el no era la excepción. Si estaba vivo era gracias a sus conocimientos y a que había utilizado su extraño don con él. Sabía que, en general, apreciaban sus habilidades. O más bien preferían que hubiese alguien con sus habilidades. A pesar de todo, por su carácter acobardado nunca se había sentido a salvo. Y con Jackson cabreado, parecía que tenía motivos.

—Pues... parece que se acerca una tormenta de mierda, ¿no?— Shatura se estaba planteando abrirse a la tormenta. Necesitaba saber si Jackson iba a pegar un tiro a sus amigos para intentar ayudarlos o, por lo menos, salir echando patas. Había muchos asentamientos y los ángeles siempre eran bien recibidos— Todo lo que he dicho es verdad, lo sabes ¿no? Sabes que con estas cosas de salud y de peligro no miento nunca.

Preocupada, Eve se apresuró a limpiar la máscara con una servilleta, y a colocársela de nuevo, con sutileza.

"¿Dónde está Shatura...?" pensó mientras buscaba mirando de un lado a otro "si hay que ir a la Zona Roja, no podemos perder más tiempo..."

Se levantó, dejó la bandeja en la zona de limpieza y se acercó a otros comensales

-¿Habéis visto a Shatura? -preguntó mucho más tranquila, pero aún con cierto nerviosismo- Estoy buscándola... Es urgente.

Al final todo se reducía a lo mismo, a lo absurdo, a la droga.

Aquellos arboles que tanto veneraban eran realmente importantes por una sustancia que generaban mediante unas técnicas de corte con distintas sustancias y mezclándolas son la sabia de los troncos, que era recogida al final de cada invierno, en uno rituales de solsticio donde se recolectaba el valioso néctar.

Detrás de la secta realmente había un fuerte entramado de carteles de la droga venidos a mas que se hacían pasar por místicos y religiosos para atraer a nuevos adeptos, que no dejaban de ser carnaza, mano de obra o simplemente una buena tapadera.

¿Se había muerto ya? Mucho había durado en este mundo apocalíptico, aunque bueno él había vivido muchas fases y siempre mas o menos había sido terrible.

Siempre había soñado en morir mientras plantaba una bomba o algún dispositivo destructor en la sede de esos malditos druidas, para que volaran por los aires y dejaran de intoxicar y convertir en yonkis a todos los pobres adeptos que llegaban a ellos en busca de ayuda.