Partida Rol por web

Cuando Jeremy terminó de saciar su hambre con el cocodrilo muerto sus compañeros ya habían desaparecido en la oscuridad. A solas deambuló por los corredores. Olía a muerte. Él olía a muerte. Un hedor que mantuvo alejados de él a las bestias que llamaban hogar a aquellas alcantarillas.

Al cabo dio con una salida a la superficie bastante más alejada de por donde habían accedido, pero aún en la Zona Roja. La luz del sol le molestó los ojos al salir de la oscuridad durante ¿Cuántas horas?, pero nada más le molestó en aquellas calles abandonadas. Sólo y confundido por el abandono de sus compañeros, así como por su transformación en la muerte dio sus primeros pasos en una dirección aleatoria. Una idea se abrió paso en su mente. Necesitaba fumar. Comer y fumar. Parecía un buen plan para el futuro.

La oscuridad escupió a Shatura al agua hedionda de la alcantarilla. No recordaba claramente donde había estado. Era una oscuridad similar, pero distinta, tal vez más ¿cálida? Como un extraño abrazo. De alguna forma había podido sentir la presencia de Alicia allí con ella, pero ahora eso también le faltaba. No había ningún sonido. Ningún movimiento en el agua. Se puso en marcha guiada por la Tempestad desandando el camino que hicieron. Al salir el frío de la noche le heló los huesos empapada como estaba. Mantenerse caliente era su principal preocupación en ese momento, de lo contrario la hipotermia podría matarla esa misma noche o una pulmonía matarla en los próximos días de una manera bastante más lenta y agónica.

Se dirigió hacia el abandonado edificio Chrysler que ya conocía. Tal vez la chica tiburón podría ¿ayudarla? Había cumplido su palabra trayendo la comida prometida. Tal vez no fuera agresiva. Sin embargo en el interior del edificio no encontró a nadie, pero en los sótanos de los talleres encontró algunas mantas de emergencia y un calefactor que poder hacer funcionar con las baterías de emergencia guardadas.

La mañana traería un nuevo día, el calor de nuevo y ella tendría que decidir donde buscar refugio en el futuro, si lograba salir de la Zona Roja ella sola.

Alicia se sentía cómoda en la oscuridad de la Tormenta. Era un lugar cálido, confortable, un lugar que se sentía como un hogar. Por eso era por lo que regresaba a ella una y otra vez. Sin embargo, le faltaba algo. Tardó un tiempo impreciso en darse cuenta de que se trataba de la presencia de Shatura. La había traído con ella, pero ahora no estaba, pero ella, Alicia, seguía allí. ¿Cómo era eso posible?

- Shhhhh… yo estoy contigo… yo me quedaré siempre contigo… - oyó la voz a su lado. Podía sentir la forma de la niña tiburón, alguien diferente, alguien como ella – Si tú quieres, podremos estar juntas para siempre… - la voz tenía una nota de suplica, de desesperación, de quien ha pasado sola toda la vida que era capaz de recordar y la otra parte perseguida y rechazada por los demás – Siempre estaremos juntas… siem-pre.

Habían dejado a Eve a solas con aquel cualquiera. Como de costumbre la habían subestimado como una freak irrelevante sin ser conscientes de sus capacidades reales. Apenas le había dedicado una mirada con la cabeza ladeada. Otro juguete roto.  

No encontró más oposición en el edificio, que al fin y al cabo estaba vacío para poder ser usado para los interrogatorios sin perturbar al resto de la comunidad.

Fuera había una gran agitación. El nerviosismo era tan generalizado y agudo que era capaz de percibir el sonido de las mentes en la Tormenta. Un ataque en el huerto. Unidades de asalto en coches dirigiéndose al propio asentamiento.

Todos estaban demasiado preocupados buscando donde esconderse, huir o prepararse para repeler el ataque, como para fijarse en la pequeña mujer que se marchaba en su pequeño coche monoplaza.

¿Jeremy? ¿Shatura? Estaba claro que la habían abandonado, que se habían marchado dejándola a ella como distracción para su huida. Negó con la cabeza apesadumbrada. Era el momento de dejarlos atrás. Ahí fuera encontraría otro grupo con el que continuar por un tiempo. Siempre era por un tiempo nada más.