El Chuchi te tenía paciencia, porque cuando le pediste un momentito te lo dio, y cuando miraste a su madre como un león en un documental de la dos casi te aplaude y todo. Los de producción no estaban tan contentos, claro, y trataron de tirar balones fuera, que si recortes de personal, que si becarios, que si la abuela fumaba, pero aquel no era solo un caso de adolescente chungo, ahí más de uno se merecía una mano de hostias. El Chuchi resultó tener más nariz que un perro perdiguero y detectó trazas de drogas en tu organismo mejor que si fuera uno del antidopping, tu confesión le hizo sonreír y te dijo
- Hombre, yo es que solo llevo desenfrenado 5 años, no me he metido tantas fiestas como tú, ya si acaso cuando sea viejo, no sé, cuando tenga 30 hago por cambiar, que si tú has podido yo lo hago con la chorra fuera. No quiero cambiar de tan viejo como tú, que tienes cara de tener por lo menos 70, ¿Que no? - Y lo peor de todo no es que te estuviera insultando, se le veía que estaba siendo sincero, incluso comedido, era la típica visión de los chavales con los mayores, como quien te decía aquello de señor, páseme la pelota.
Encajo bien lo de su ausencia de estudios, que no consideraras su experiencia, incluso empezó a prestarte atención porque hablabas en su jerga.
- ¿Camata? Bueno, si es de un pub lleno de tías me mola, pero que no sea de esos chungos en los que cuentan los pelotazos. A mi me gusta ponerlos largos, pa' que haya alegría, y si hay una tía que está buena esa no paga, que una tía así trae a 40 tíos mínimo. ¿Que no? Que el Chuchi tiene ojo pa' los negocios . Podemos probar, que no diga España que el Chuchi no curra si el curro mola....
Arrugó un poco el entrecejo cuando dijiste que no le ibas a ayudar con sus problemas con el sexo opuesto, aunque tampoco le echó muchas cuentas a que dijeras que tenía la decencia de una sabandija. El echar a su madre ayudó y cuando le dijiste que se pusiera las deportivas el chaval obedeció. Se puso unas botas de baloncesto con las que ganaba sus buenos cinco centímetros, una camiseta de Michael Jordan y le dijo
- Bueno, nos vamos pa la calle y así aprovecho y doy un par de recaos. ¿Quieres que te presente a mis colegas? ¿Vamos a echar una copa? ¿O quieres que te enseñe lo que hago? No sé tío, tú sabes lo que hay que hacer pa cambiar y que las pavas se fijen en ti..... así que me voy a fiar por el momento. Pero que funcione rapidito que estamos a jueves y sábado sabadete, ¿Lo pillas?
Dios, si lo hubieras sabido te habrías quedado en el waterpolo, bajo el agua, para que un especimen como aquel no te hubiera encontrado en la vida.
De verdad que en el fondo no parecía mal chaval pero debía ser muy en el fondo porque era abrir la boca y me causa una somanta de hostias del copón. Me mire de reojo en uno de los espejos de la casa ¿70 años? La madre que lo parió, estaba cascado pero joder, tal viejo no aparentaba coño. - Ves como esto es una mierda, tengo 43 chaval. - Y ahora se descojonará el muy. - Siempre parece muy fácil y que lo dejarás cuando quieras pero cuánto más tiempo estés dentro más difícil te resultará. Mejor dejarlo a tiempo, hazme caso.
Bueno ¿Era eso un avance? Se estaba dignando a pensar en trabajar, increíble. - Entiendes de eso. - Le dí un puñetazo amistoso en el hombro. - Podrías ser bueno y si te lo curras tener hasta tu propio bar con los años. - No todo iban a ser verdades, este tío no es capaz de llevar un negocio ni aunque fuese a punta de pistola pero oye, nunca se sabe. - Pero no te flipes ahora hay que empezar por abajo.
Había colado lo de las zapatillas, resulta que no pensaba que fuese a ponérselas así que no sabía que hacer. - ¿Te mola el baloncesto? - Capaz de decirme que eso se lo había robado al siguiente más pringado en lista pero bueno con estos hay que sacar tema de conversación esta debajo de las piedras. - ¿Has pensado en apuntarte a un equipo? Ahí te van a enseñar disciplina y te mantendrá alejado de la mala vida, además ¿Hay algo que le mole más a una pibita que el rollo deportista? - Ese anzuelo no lo iba a dejar pasar, no si al final se me va a dar bien esto y todo. Además, producción me debía una, así que no pondrían pegas, supongo. - Con eso si que te puedo echar una mano.
El chaval te miró como si de 43 a 70 tampoco hubiera tanta diferencia. A sus ojos estabas muy jodido, tanto como para que te pudieran dar la extrema unción en cualquier momento o tuvieras derecho de irte con el imserso. No se descojonó, pero tampoco demostró una gran empatía, simplemente te miraba como si no te hubieras dado cuenta de que ya estabas jodido. Se sonrió y cuando le dijiste que era difícil dejarlo te soltó
- ¿Qué dices tronco? Yo lo dejo cuando quiero, no soy uno de esos pringados que dicen una cosa y no la hacen, yo lo digo y yo lo hago, porque tengo unos huevos como king kong, lo que pasa es que no me sale de los huevos dejarlo, porque los porros me relajan, y así relajado no me afecta tanto lo de mi madre.... Ya no me meto pastillas, las vendo, pero no me las meto, así que prácticamente puedo decir que ya no me drogo casi nada...
La verdad es que estabas avanzando. El chaval se estaba abriendo a su manera, incluso le brillaron los ojos cuando dijiste que podría tener su propio bar, aunque fuera mentira. No parecía un buen ejemplo de empresario, y aunque tú le aconsejabas que no se flipara ya se veía en plan dueño de la noche marbellí. Le convenciste para salir a hacer deporte y el tipo acepto, especialmente cuando dijiste que a las pibitas le ponía el rollo deportista y que sería al baloncesto.
Producción se puso manos a la obra y llamó a un club femenino de la zona para que dejaran al pobre orco que entrenara un poco. No esperabas mucho de él, pero parecía tener un don. En 5 minutos botaba, en 10 más o menos tiraba a canasta, y en 30 el tipo enchufaba como Curry y sudaba como un cachalote. Las chicas estaban mitad sorprendidas por su calidad mitad descojonadas por la jeta de tu chico, porque era tu chico, ¿No?.
La dinámica estaba yendo bien, lo veías rehabilitado, tiraba como los ángeles y los del club ya lo habían fichado cuando le llegó una bola y te dijo
- Pedro, Alley oop!! - Te paso la pelota mientras no te la esperabas y te dio en toda la cara, notando como los huesos propios e impropios de la nariz se te rompían y caías al suelo como si la fontana de Trevi tuviera la menstruación. Te estabas desmayando y alguien te zarandeaba mientras te gritaba
- No te mueras coño, no te mueras, que no tengo coartada... -Esa voz. Esa voz te sonaba - Joder, no te mueras coño, despierta, despierta joder, hazme caso por una vez en tu vida....
No era una voz de colgao, era de mujer, y te sonaba. Mientras buscabas la propietaria la cabeza te voló de un lado a otra y la mejilla te ardió. Te habían soltado una bofetada, pero habías abierto los ojos. Sobre tu cuerpo estaba Ana, sonaba desesperada y parecía preocupada por ti, aunque como no estarlo, las piezas de la televisión estaban repartidas por el salón, olía a quemada, y notabas los brazos acalambrados. Pareció alegrarse de que te despertaras, al menos no te volvió a pegar, y con un hilo de voz te dijo
- ¿Estás bien? Menudo susto, pensaba que la habías diñado.... Ya te dije que la televisión esa te daría problemas...
Si si, lo que todos dicen que lo dejan cuando quieran pero a la hora de la verdad casi todos siguen ahí metidos pero bueno si el lo cree ya es importante. - Bueno bueno, eso es lo que tienes que demostrar yo si que creo que lo vas a conseguir.
Molaba esto de tener un equipo detrás que preparase las cosas sin rechistar. Equipo de baloncesto preparado, un partido y todo para que se luzca el niño y oye, no sé si es que todo estaba demasiado preparado o es que el Chuchi al final servía para algo. - Sigue así, lo estás haciendo muy bien. - Sonreía y yo con él, ayudar a estos chavales tenía su recompensa, podía entender que la gente trabajara para sacarlos adelante.
Estaba disfrutando tanto que me animé a participar. - ¡Mía! - Grité al pasé de Chuchi pero a pesar de que debía estar en un cuerpo de deportista de élite yo Juan no lo era, vaya ni de élite ni de nada, el deporte había dejado de sonreirme hacía años. Atrapé la bola con la jeta, con toda ella y especialmente la tocha que acabó rota en mil pedazos aunque tampoco pude “disfrutarlo” caí redondo y con la vista perdida. Toda la sangre del cuerpo debía estar saliendo por la cara, abandonando el cuerpo.
- No me… No me muero… - Si lo digo no pasará o qué, no estoy muy convencido… Vaya piñazo, si hasta estoy oyendo a Ana, mala pinta… Estoy con pie y medio en el otro barrio. - ¿Ana? Cariño… La tele… - Todo esto había sido un sueño ¿Soy Resines?
Muy tarde, lo siento, un lunes hasta arriba.
Aunque te jodiera admitirlo lo estabas pasando en grande con el Chuchi, no por él, no, sino por ver como con tus sabios consejos le estabas rescatando de su vida de camello a una vida mejor. No sabías que se te pudieran dar bien los niños, así que cuando le viste disfrutar con el baloncesto algo hizo que algo se te derramara por dentro, algo cálido, ¿Sería orgullo? ¿Sería lo que algunos llamaban orgullo de padre?
El pelotazo te lo arrebató todo, pero te dio otra oportunidad de resolver tu vida. Ana, tu ex-mujer, estaba allí, pidiéndote que no te murieras, a su manera, porque eso de no tener coartada hubiera helado la sangre hasta a un comedor de alitas picantes. Te medio incorporaste como pudiste, intentando autoconvencerte de que no estabas tan mal, que no te morías, que eso era para vagos y maleantes, y que tú al día siguiente tenías curro, que aunque no te motivara allí estaba, y no habías faltado ni un día a pesar de que fuera una mierda.
Tu mujer te miró mientras te daba complejo de Resines. Tuviste hasta la tentación de tocarte la cabeza a ver si se te había caído el pelo o de ir a por la escobilla del váter, pero no, no eras Resines, ni Ana Belén Rueda, por mal que te pesara. Tu ex-mujer puso una media sonrisita de esas que ponía cuando la pillabas mirando soft-porno y te dijo
- Sí, soy yo, que bien que esté bien.... Cariño - No lo dijo eso de cariño muy convencida - ¿Estás seguro que estás bien? Mira que igual te estás muriendo y no lo sabes, ¿Eh?. Anda, muérete un rato, que diga, duérmete un rato mientras yo voy a buscar ayuda. Sobre todo no te levantes, que puede darte un patatús
Escuchaste a tu ex-mujer irse hacia lo que era vuestro cuarto nupcial. La verdad es que el tiempo le había sentado bien, y que envejecía como el buen vino, o eso o que después de tanto beber agua hasta el Don Simón te parecía Don Perignon. La escuchaste hablar con emergencias con voz temblorosa, diciéndoles que te había pasado algo, que no respirabas y que a ver que hacía. ¿No respirabas? Joder, ni te habías dado cuenta de que no lo hacías... Te afanaste en meter aire en tus pulmones, pero debía ser aire psicológico, como los embarazos, porque si Ana te decía que no respirabas pues sería verdad, ¿No?
La viste entrar de nuevo con una almohada en las manos, y es que estaba en todo la salá', si es que ni muerto te quería ver incómodo, como cuando te mullía los cojines del sofá para que estuvieras cómodo. Ana se equivocó, porque en vez de ponerte la almohada debajo de la cabeza te la puso encima, y como apretaba. Ahora sí que no respirabas. Entonces lo entendiste todo, el seguro de vida que pagaba la hipoteca automáticamente, el seguro de vida de tu trabajo, la pensión de viudedad...
¡Ana no era salá', Ana lo que era una hijaputa!
Seguía bien mareado y algo desconcertado aún ¿Todo había sucedido de verdad? Ni idea, pero me gustaría pensar que sí, incluso que había aprendido de esas experiencias, eso siempre pasaba en las pelis ¿No?
- Gracias. - Después de todo Ana estaba ahí, queriéndome, si es que es el amor de mi vida y yo el suyo, estoy seguro, después de esto parece que se está dando cuenta. - ¿Cómo? - Estoy todavía con el golpe dando vueltas porque oigo cosas raras, Ana no iba a decir cosas así estando yo como estoy. - ¿Ana?
Nada, igual me he quedado medio sordo también, menos mal que va a llamar a los sanitarios porque bien bien no estaba. Otra vez. - Que no estoy tan mal Ana, mira. - Intenté respirar y podía hacerlo, que mala espina ¿Estaba peor de lo que parecía? YO no me veía tan mal. Intenté incorporarme y palparme igual era de esos que perdían medio cuerpo y no se daban ni cuenta pero no, estoy enterito.
Volvió con una almohada en las manos y una cara un tanto siniestra... Me cago en todo, ahora entendía todo, ni amor ni mierdas lo que quería hacer la muy cabrona es darme matarile, acabar conmigo ¡Joder! Es una puta víbora, mucho peor de lo que recordaba. - ¡Que te den por culo! - Ahora si que tenía que espabilar, ni golpes en la cabeza ni mierdas tenía que salir de ahí o saldría con los pies por delante. Es que no recordaba los buenos tiempos que habíamos pasado ¿O era por eso? Yo que sé pero me largo de aquí ahora mismo. Empecé a patalear y lanzar golpes al aire, no quería pegarle pero coño que me iba a matar.
Ana había vuelto y las intenciones de Ana no eran buenas. Cualquiera diría que la conocías, que os habíais querido, cualquiera se acordaba de todas esas promesas hechas a la luz de la luna cuando te estaba intentando ahogar con una almohada, y sin funda, para no tener que lavarla después. Mira que tú intentaste decir que no estabas tan mal, que la eutanasia te daba alergia y que tu respirabas profundamente la mar de bien, pero no debiste convencerla porque no hacía más que restregarte la pikolin antiácaros que le compraste en el primer aniversario de bodas.
Abrió mucho los ojos cuando conseguiste zafarte para decirle, a ella, que le dieran por culo. Flipó, flipó mucho, porque estaba acostumbrada a hacer contigo lo que quería, pensando que si ella te lo pedía te dejarías asfixiar como un buen panoli, pero te resistías, y eso hizo que le comenzara a temblar un ojo en forma de TIC. Durante un par de segundos hasta llegar a pensar que lo que le pasaba es que estaba caliente, pero no, que va, simplemente habías desbloqueado el nivel dios de cabreo al que todavía no habías llegado. En el pasado te había hecho de menos, te había mirado como si no valieras y te los había puesto alguna vez, pero aquello, aquello era demasiado, y tú en la televisión habías vivido un montón de experiencias que te habían curtido. Nada tenías que temer de la vida después de haber comido alitas, enfrentado a una escarola con patas y llevado por el buen camino a un enano cabezón. Nada. Así que te defendiste como pudiste, y no es que estuvieras ciclado de ir al gimnasio, pero te jugabas la vida e ibas a hacer todo lo que fuera para salvarte.
Empezaste a dar bocados como un perro furioso y le tiraste del pelo, para que se jodiera y si te tenías que morir se tuviera que gastar la pasta otra vez para ir a Turquía. Tras ello le diste un taconazo en un juanete y de un empujón te la quitaste de encima mientras te ponías de pie. No le querías pegar, pero no querías morirte, y entre la violencia y la vida se iba a cagar la guarra esa.
La señora Maruja, la vecina de abajo, comenzó a darte con el palo de la escoba en el techo para quejarse del ruido. Te quedaste paralizado, pensando que tu mujer aprovecharía la oportunidad para gritar que la estabas maltratando, pero no lo hizo. Se relamió los labios pilló un florero que le compraste cuando os mudasteis de casa y avanzó hacia a ti. No te quería en prisión, te quería muerto, y así te lo dijo
- Mira Juan, si en el fondo tu vida es una mierda y te estoy haciendo un favor. Anda, sé bueno, deja de pelear, que si no el forense no se va a tragar lo de la muerte natural..... - Te sonrió como si estuviera convenciendo a un niño - Te juro que enterraré tus cenizas en el Calderón como te prometí...
En tu cabeza resonó una voz en off
- Hoy, en mujeres asesinas, os contaremos la historia de Juan Conde, que lo mató su esposa y su cuerpo en el sótano esconde...
¿Estabas dentro? ¿Estabas fuera y habías perdido la cabeza? No tenías ni idea, pero que te quería matar estabas seguro.
Último turno, tienes libertad para acabar la historia como quieras. De acuerdo a lo que escribas te daré el cierre.
A por el último turno :D
Después de todo lo que había pasado no iba a dejarme matar, no señor, ya no era el panoli de antes, tampoco es que me hubiese transformado por ciencia infusa en el tío más carismático del planeta o en un líder nato pero por los cojones me iba a morir ahogado por una almohada. Había estado a punto de morir épicamente varias veces en las últimas ¿Horas? O minutos o lo que hayan sido, de lo único que estaba seguro es de que aquí no pensaba morir.
Con Ana fuera lejos de mi y el arma controlada volví a meter el sabroso oxígeno al cuerpo con grandes bocanadas, me cago en todo, había estado cerca. Hay que reconocer que en cuestiones de humillarme y ahora matarme Ana era realmente buena para mi pesar. No estaba a favor de la violencia pero ¡Adelante! Si hay que ser violento para vivir se es y punto.
Miré a Ana fijamente quería ver a través de sus ojos ¿Era ella? ¿Por qué? Obviamente no vi nada más que muerte y para colmó jugo la fea carta del ataque psicológico. - Efectivamente. - No podía negar la realidad, mi vida es una mierda pero coño es mi vida y la verdad que no me gustaría que me la quitasen, a golpe de almohada para más inri. - Pero he aprendido. - Claro vete tu a explicar ahora lo que había vivido y como eso me había influenciado. - Y la voy a mejorar.
Mientras seguía el machaque mental de Ana cerré los ojos, en realidad guiñé un ojo porque no se podía perder de vista a la psicópata de mi ex. - Soy uno, soy uno, soy uno... - Empecé a repetir como un mantra ¡Eh! En las pelis funcionaba así. Traté de traer a Koldo, Eusebio, el tío de pelo pincho y a Pedro, rollo fantasmas de la fuerza, lo ví en Star Wars 17. Antes de saber si aparecían o no una voz en off sonó en mi cabeza ¿Otro programa? No sé todo parecía muy real mi casa, Ana, su odio por mi... Pero lo había escuchado ¿Verdad? Ya no tenía claro nada pero lo que había escuchado no me hacía ni puta gracia y no tenía intención de comprobar si se iba a convertir en realidad o no. - ¡Ana! Basta. - Puse una voz potente como la de Eusebio. - No quieres hacer esto, no quieres matarme. - Es tu momento Pedro. - Sabes que te van a pillar ¿Te merece la pena pasarte media vida en la cárcel? Yo he cambiado y voy a cambiar mi vida, tu puedes hacer lo mismo. Incluso podemos hacerlo juntos si quieres. - Venga Koldo piensa en una solución. - Puedo irme de aquí si es lo que quieres y olvidamos esto ¿Qué me dices?
Solo espero que no tenga que sacar lo aprendido por el luchador, porque ese solo sabía meter palos y Ana no estaba para aguantar un kamehameha. Esto tenía que solucionarse de manera pacífica, eso o me voy por patas de allí.
El primer paso para salir de las drogas, la bebida y las mujeres tóxicas era admitirlo, admitir que tu vida era una mierda. Todo lo demás era hacia arriba, si no era de camino a la felicidad si que sería para dejar lejos la infelicidad. Habías aprendido, de Koldo, de Eusebio, hasta del pelo pincho con cola, todos te habían enseñado algo, y lo que no te habían enseñado te lo estaba enseñando ahora la almohada de Ana. Se rio, se reía de ti porque pensaba que tu vida no tenía ningún arreglo, por mucho que invocaras a Joda, al mandaloriano o a la madre que recontrapario al halcón milenario.
Te quería muerto, y se podría decir que no era personal, que solo era por dinero, pero no, te odiaba, le dabas asco e iba ir a por ti. Hiciste acopio de fuerzas, te reuniste con cada una de tus personalidades y la intentaste convencer por las buenas, apelando a su razón, pero la cara la tenía desconfigurada por la rabia. Te señalo con el dedo y te dijo
- No me van a pillar, porque yo no he hecho nada, solo ayudarte a que dejes de sufrir, me tendrían que dar una paga incluso. La cantidad que le voy a ahorrar a la seguridad social con un parásito como tú....Y ahora deja de darme la paliza Juan, sé un hombre aunque sea una vez en tu vida y haz lo que tienes que hacer....
Y se fue hacia ti de nuevo con la almohada, pero ya estabas en pie, y con eso no te iba a matar. La viste dudar, no te quería pegar, porque eso dejaba marcas, no podía ir a la cocina a por el cuchillo jamonero porque lo dejaba todo perdido de sangre, pero te quería muerto y tú no te dejabas. Vio la televisión, de la que aparte del humo saltaban chispas y su amígdala de reptil sonrió. Ya sabía como lo iba a hacer y se puso manos a la obra. Tiró la almohada y te empezó a empujar hacia la televisión con la esperanza de que un segundo chispazo te llevara al otro barrio. Te empujó con fuerza y comenzaste a retroceder. Ibas perdiendo pasos, cada vez estabas más cerca, Koldo era un mingafría, Eusebio no había acabado las alitas, Pedro tampoco es que fuera un dechado de virtudes, pero te quedaba el pelo pincho. Gritaste
- KAMEHAMEHA! - Y no es que te saliera un rayo de las manos, pero le diste un empujón, lo suficiente como para Ana cayera en la televisión y se electrocutara. Se movía como un epiléptico bailando la macarena, y olía como si estuvieran cocinando chicharrones. Te sentaste en el sofá, cogiste el mando a distancia y le diste al botón de encendido y allí estaba en pleno masterchef, intentando ligarse a Jordi Cruz para convencerle que su plato, el sandwich de jamón y queso, merecía pasar. Los gritos de tu mujer alertaron a los vecinos, los vecinos alertaron a la policía y a ti te llevaron detenido. No tardaron en soltarte pues los foreneses no encontraron señal de lucha y se dictaminó que había muerto por una descarga eléctrica por tratar de arreglar la tele. Tu explicabas a todo el mundo que ella vivía en la tele, que tú habías vivido allí, y de tanto repetirlo te ingresaron en un centro para que te recuperaras. Tu mente parecía que se había roto por la descarga eléctrica, disociando tu personalidad en cinco partes, o eso te contaron.
La recuperación fue lenta, y poco a poco fuiste recordando quien eras, olvidándote de la experiencia con la televisión. Aquello no había sido real, real era tu nuevo trabajo, tener la hipoteca pagada, y pasta, pasta para empezar de nuevo.
Hoy comenzaba una nueva vida. Tenías una cita con una mujer que habías conocido en la biblioteca. No sabías porqué pero últimamente no te apetecía ver la tele, total, por muchos canales que había, nunca echaban nada bueno.
-FIN-