Partida Rol por web

Algo estaba estirando de ti con una fuerza que no podías resistir. Solo podías entornar los ojos mientras notabas como si tu cuerpo se volviera del revés, desnudando tu interior y dejando en el interior la piel. Sentías nauseas, y sobre todo no entendías nada, pues estabas inmerso en un túnel del que solo podías distinguir luces y colores. Era una sensación de caída, pero sin que cayeras a ningún sitio, pues avanzabas hacia un punto a lo lejos que brillaba como si fuera un pequeño sol en miniatura. Según te acercabas la iluminación crecía en intensidad y se hacía más grande. Tu rumbo era de colisión, ibas a llegar a ese punto de luz por más que lo trataras de evitar. 

Lo atravesaste. Durante unos segundos la luz fue tan cegadora que fuiste incapaz de ver nada de lo que ocurría a tu alrededor. El primer sentido que se activó fue el tacto: Ya no caías, hacía calor, estabas sentado. Le llegó el turno al oído: Risas nerviosas, cuchicheos, y alguien que decía de forma despreocupada

- Dejémosle que se lo piense unos segundos, este momento es crucial, se juega medio millón de euros. ¿Necesitas que te repita la pregunta?

Por fin pudiste abrir los ojos. Estabas sentado frente a un hombre trajeado de unos cincuenta años. Tenía un tarjetón en la mano en el que pudiste leer "¿Quien quiere ser millonario?" y estaba sentado en una especie de taburete, estando a un metro y medio de ti y estando separado de él por dos monitores. No lo entendías. Tú no te habías presentado a ningún tipo de concurso, y menos de preguntas y respuestas, y aquel tipo estaba allí, mirándote con una ceja alzada, esperando tu respuesta.

El presentador para distender el ambiente levantó una ceja mientras decía para provocar las carcajadas del público

- Te recuerdo que te quedan dos comodines, el de la llamada y el del público - levantó la ceja para bromear y le dijo - O el soborno, creo que por 200000 euros podemos llegar a un acuerdo. 

El público estalló en una carcajada falsa fomentada por el regidor y empezó a cuchichear. Desde tu posición escuchaba indistintamente aes, bes, ces y des, y una expresión común en todos ellos

- Juega, juega...

Nunca en tu vida habías tenido una cantidad de dinero similar, ni borracho, y ahora todos te decían que te tiraras de cabeza y sin pensártelo. No nada de jugar, que jugaran ellos con sus cojones o que te dieran la pasta si fallabas.

En tu pantalla había una pregunta concisa

 " Cada componente cromático de la luz blanca en cuerpos transparentes se mueve a diferente velocidad. ¿Cuál es el color más rápido en ese medio?"

Opción a Rojo

Opción b Amarillo

Opción c Púrpura

Opción d Naranja

El presentador que hacía lo posible por hacer que la presión creciera te dijo

- También te recuerdo que puedes plantarte con 3000 euros, pero tu y yo somos vascos, y los vascos no se plantan, verdad ¿Koldo?

No tenías ni zorra de quien sería Koldo, pero si te daban medio millón de euros ya saldrías a buscarle para darle las gracias por cederte el sitio.

- ¿Pero qué mierd... - Alcancé a decir antes de ser atrapado por la tele, y no me refiero metafóricamente como los últimos meses en los que me costaba despegarme del sofá y soltar el mando, no no, hablo literalmente, absorbido por la caja tonta como en las antiquísimas películas de ciencia ficción de los 80 y 90.

A pesar de ser lo único interesante que me sucedía desde que Ana me dejó y mi vida se fue a la mierda, si es que eso se puede llamar interesante, no podía evitar el miedo a lo desconocido y el propio mareo del viaje. La experiencia se asemejaba a uno de esos capítulos locos de la serie de mi juventud Rick y Morty o mejor dicho a uno de los viajes de LSD que debían tener sus guionistas.

Todo paró de golpe, abrí un ojo primero y luego el otro, unos focos me deslumbraron y una voz me situó en el lugar. - Eeee... - Balbuceé mientras me dí cuenta de que estaba dentro del famoso programa de televisión "¿Quién quiere ser millonario?". - Dos comodines si si. - Aún estaba asimilando lo que estaba pasando en mi entorno. Bajé la vista y en una pantallita vi la pregunta, la pregunta del medio MILLÓN, verdad o alucinación era más de lo que podía imaginar.

¿El color más rápido en un objeto trasparente? ¿Pero que clase de pregunta era esa? De saber la respuesta no estaría trabajando de peón en una fábrica y sabría como hacer para que Ana volviese con conmigo. ¿Que había dicho el presentador? ¿3000 euros por plantarse? A decir verdad también hacía tiempo que no veía esa cantidad... ¿Pero cómo era posible que se estuviese tomando en serio eso?

Espera ¿Vasco? ¿Koldo? Reparé en mis manos y me dí cuenta que no eran las mías, ni la ropa que llevaba cuando todo empezo, no entendía nada... ¡Que demonios, a jugar entonces!

- El rojo. - La respuesta se me escapó de los labios. - El rojo, sí. La respuesta a. - Repetí, espero que no me hagan justificar la respuesta como en el colegio porque tenía tela... Jugarse medio millón solo porque los deportivos suelen ser rojos... Yo que sé, los Ferrari son rojos ¿verdad?

Jugarse la pasta de Koldo era más fácil que jugarse la propia así que te lanzaste, respuesta a, rojo. Habías seguido un proceso deductivo infalible: Los ferraris son rojos, o eso creía, los ferraris son rápidos, Carlos Sainz es español, los españoles son los mejores, por lo tanto la luz roja debía ser la mejor y que se jodieran todos los físicos teóricos del mundo. El presentador puso una sonrisa de suficiencia mientras creaba una pausa más artificial que las paradinhas de Sergio Ramos tirando un penalty. A ti no te engañaba, ni panenkas ni leches, ya podía hacer todos los trucos que quisiera que por tus cojones capaos ibas a decir rojo, o no, porque entonces elevó la ceja tanto que parecía que le había pegado un ictus y te dijo sumiéndote en un mar de dudas

- ¿Rojo, la opción a? ¿Está seguro? Es mucho dinero, yo no lo gano todos los días - Y su comentario fue recibido con otra andanada de risas mientras los técnicos de iluminación hacían juegos de luces que menos mal que no eras epiléptico o un gremlin. El presentador sonreía, pero había algo más, ¿Aquello era miedo?, no, o puede que sí, igual habías dado la respuesta correcta y te querían liar, pero había algo más, algo que te molestaba, era como estar delante de un trilero y estar seguro de que te iban a timar.

Entonces lo viste. Hijo de la gran puta. La pregunta había cambiado. Estabas seguro que había cambiado, porque ahora, en lugar de poner la palabra más ponía la palabra menos. El color menos rápido, y nadie en el público parecía haberse dado cuenta, o eso o estaban en el ajo y querían ver como perdías un dinero que ellos no habían visto en su vida. El presentador sonreía y te miraba a los ojos burlón. Él lo sabía, sabía que te estaban jodiendo y lo peor es que disfrutaba de ello. Te volvió a preguntar

- ¿Marcamos la a? Última oportunidad ¿eh? 

Y entonces la palabra menos parpadeó y cambio a más, y luego a menos, como si fuera el intermitente de un coche, y a cada cambio el presentador más se sonreía. El público murmuraba a tu espalda mientras que todas las luces y las cámaras se centraban en tu expresión para ver en primer plano tu reacción. Se estaban preparando para hacer de ti un meme que durara durante muchos años.....

Ufff parece mentira la tensión que se puede acumular, pero ya está, a la mierda, la respuesta estaba dada.

Me sequé las manos algo sudorosas con los pantalones esperando la resolución. Ya empezaba, las miraditas, las risitas, las pausas tensas, la ceja… Esa ceja, la tengo atravesada, como la vea moverse una vez más… Bueno fuera dudas, si al fin y al cabo la respuesta estaba ahí marcada para resolverse. - Bastante seguro si, al menos lo suficiente, o eso creo. - La verdad que es mucho dinero, bueno mucho dinero es quedarse corto, con eso solucionaría mi vida… O la de Koldo a saber, no entiendo nada.

¿Qué es eso? ¿Dudas en el presentador? Una sensación de hormigueo ascendió desde los pies hasta la cabeza, eso… ¿Eso quiere decir que había acertado? La verdad me sorprendería dada la lógica que había usado para encontrar la respuesta. Volví a leer la pregunta ¿¡Cómo!? Volví a sudar a chorros. La habían cambiado, la pregunta era distinta, justo al contrario vaya. Pedazo de cabrón. Busqué miradas cómplices en el público pero nadie parecía revelar la artimañana.

- Un momento. - Mi cabeza iba a mil por hora intentando buscar una solución a esa movida. - ¿Sigue en pie lo del soborno? Jeje. - Trataba de ganar algo de tiempo. Las opciones me bullen en la cabeza. - Un momento, aún me queda el comodín de la llamada ¿Cierto? - El del público claramente no tengo intención de usarlo, seguro que las gradas están llenas de trolles de internet. - Quiero hacer la llamada, a mi madre. - Doy por hecho que este Koldo tendrá una madre y espero que sepa de estas cosas.

Miraste al público en búsqueda de alguna señal, de algo de empatía, de lo que fuera, pero no parecía ir la fiesta con ellos. Eran monos de feria en manos del regidor y tenían muy claro a lo que habían ido allí, a ganar 10 euros y a que les dieran un bocadillo. Era su tercera grabación del día y muchos de ellos eran jubilados, así que, probablemente, ninguno se estuviera enterando de lo que pasaba. El presentador te dio una última oportunidad y decidiste cambiar de táctica, y al hablar de soborno una risotada sacudió al público. Les caías bien, igual ahora si que te prestaban algo de atención, y una chica con gafas de la primera fila frente de a ti te hacía la señal de la victoria. El presentador se levantó de la silla teatralmente y se llevó las manos a la cabeza. Estaba sobreactuando, pero lo peor es que el tipo lo hacía para ponerte nervioso... debía ir a comisión el hijoputa. Carraspeó y dijo

- Bueno, lo podemos estudiar después de esta pregunta, medio millón da para muchos sobornos... y recuerda, después te quedaría la pregunta del millón o te podrías plantar con 10.000 euros, que no estaría nada mal. - Entonces se acercó a ti, te puso la mano en el hombro como si fuera un cuñado en la barra de un bar y te dijo - Efectivamente, te quedan 2 comodines, y si tienes dudas - aunque habías respondido sin ninguna - puedes consultar a... ¿Mamá? - levantó la ceja y el público volvió a reír. Te estaba quitando al público y una cosa era que te puteara con el concurso, pero que te quitara la atención de la gente, para una vez que la tenías, te tocaba las narices - Esta bien, vamos a probar, ya sabes las normas, cinco llamadas, si no lo cogen puedes elegir llamar a otra persona de la agenda....

El teléfono sonó y una voz de mujer en sus cincuenta sonó al otro lado de la línea

- ¿Diga? 

El presentador se lanzó a explicar a toda velocidad quien era, que estabais en directo y que te estabas jugando medio millón de euros. Tu madre dio un gritito ahogado pero a ti lo que te mosqueaba era otra cosa. De fondo te había parecido oír la voz de un hombre que tenía la voz del Barry White de Alcobendas que le decía por lo bajini que colgara que así no había manera... ¿Manera de qué? El presentador le leyó la pregunta lentamente, para que tu madre, bueno, la de Koldo la entendiera, y le dio las 4 opciones antes de dar la voz de Tiempo. En el plató comenzó a sonar el sonido de un cronómetro hacia atrás que partía de 30 mientras tu madre parecía pensárselo. Cuando faltaban 10 segundos la escuchaste decir entre dientes...

- La aaaah..... La aaaaahhhh.....LA AAAAAAAHHHHH - Aquello sonaba más a un gemido que a una respuesta. La madre que la parió..... El presentador te miró con una risita y te dijo

- Parece que tu madre coincide contigo Koldo...y que lo está pasando mejor que tú - El público rio con la broma pero tú no tenías ganas de bromas, querías responder, cobrar el cheque y transferirlo a tu cuenta, y que le dieran a Koldo. Leíste de nuevo el monitor y la palabra volvía a ser la inicial más, más rápido. El presentador te guiñó un ojo y te dijo

- ¿Qué va a ser Koldo? ¿Qué opción eliges? ¿La AAAAHHHH? - dijo imitando el gemido de su madre - ¿Prefieres pregunta al público? Yo creo que está lleno de coloristas con ganas de ayudar....

La chica de las gafas parecía querer captar tu atención de forma disimulada y abría mucho su boca, formando una letra, parecía que te estaba diciendo que la a.... rojo, ferrari, velocidad, era lo único que te venía. Y si el público sabía algo que no saliera en el sálvame tu eras Rita la cantaora... pero aquella chica parecía ser una ratita de biblioteca, puede ser que ella si lo supiera, y coincidía contigo.

Me relajé cuando el público rio mi gracia, nunca había estado en la tele ni había pensado en su funcionamiento pero estaba claro que todo estaba pensado al milímetro controlaban al público y hacía que te influyese directamente, te empujaban a la calma o al nerviosismo a golpe de cartel te aplausos.

Joder, en que hora había nombrado a mi madre, bueno a la de Koldo, ahora tenía otro filón dónde sacar chistes y hacer bailar al público a su son ¡Hasta se gustaba poniendo la mano en mi hombro! Desde luego ese tío era un crack de la televisión. - Si, a mi madre. - Asentí con cierta vergüenza, n o por nada, pero es lo que generaba la reacción del presentador y el público.

Esperé nervioso a ver lo que me encontraba al otro lado del teléfono, tenía en mente a mi madre pero claro no estábamos llamando a ella. Esperé pacientemente las explicaciones del presentador dándole más y más vueltas a la pregunta ¡Como si supiera la respuesta!

La llamada ya empezó rara pero no me esperaba lo que podía venir después. Una avalancha de bochorno me golpeó de frente y sin remedio, ya lo que me faltaba sentir vergüenza por una madre que no era la mía. Koldo ¿Quién eres y quién es tu madre? Si la elección de mi madre, y dale... La madre de Koldo, ya había sido motivo de chanza esto se llevaba la palma. Espero no estar ni el mismo universo que el pobre Koldo, el pobre hombre va a ser carne de meme de aquí hasta el día del juicio final.

Tapándome la cara como pude y más rojo que la respuesta que había dado asentí. - Áiba la ostia, pues claro que sí. Los vascos nacemos donde queremos, pero necesitamos una ayuda. - No sé que me parecía más patético si la huida hacia delante o la lamentable imitación del acento. No tenía ni idea si la madre de Koldo había respondido o no pero en mi mente refutaba mi respuesta. - No va a hacer falta el otro comodín. - De nuevo un vistazo al público, la llamada había sido la delicia de los sexagenario, aunque había una chica que destacaba entre la masa, seguro que lo que estaba haciendo no estaba permitido por el programa pero era lo que me faltaba para asegurar mi respuesta. - Marcamos la a.

El presentador te volvió a preguntar por si querías usar otro comodín pero lo tenías claro, todo al rojo, un all-in de manual, y si perdías pues eran 3000 pavos. El plan era sencillo: Cobrarlos lo antes posibles y transferirlos a tu cuenta antes de que Koldo llegara de su viaje astral o donde coño estuviera. Otro movimiento de ceja y una sonrisita cómplice que trataban de ocultar la gota de sudor que le caía por la frente y finalmente el presentador dijo

- ¿Entonces marcamos la a, rojo? Pues la marcamos.

En la pantalla se iluminó la opción A con una marca de color azul mientras en el sonido del estudio se escuchaba el latido de un corazón. No tenías claro si eran algún tipo de efectos especiales o es que tu corazón estaba en plena tamborrada, pero era un sonido que iba in crescendo según se acercaba la resolución de la pregunta. La respuesta a empezó a parpadear en verde y el presentador dio un salto en la silla y gritó

- ¡CORRECTO!

El público se volvió loco y la chica de las gafas que te miraba en primera fila te guiñó un ojo mientras aplaudía. Era mona, para ser una empollona era miss empollona, pero vamos, que no se creciera tanto, que tú solito habías adivinado que era rojo, hasta la madre de Koldo lo sabía, y no tenía pinta de saber mucho. 

El presentador sacó un talón y te lo enseñó. Era un cheque al portador que ponía con letra temblorosa: Páguese al portador medio millón de euros. Sonrió despreocupado y dijo. 

- Increíble, que gran concurso estás haciendo Koldo. Espectacular. Solo a una pregunta del millón de euros. ¿Qué harías con el dinero? Cuéntanos en que te lo gastarías... y espero que te invites a algo verdad - El público le rio la gracia menos la chica que puso cara desdeñosa - este maravilloso público no se alimenta solo a base de bocadillos

Siguió hablando y hablando. Estaba claro que estaba ganando tiempo para que llegara el final del programa y así no pasar a ningún nuevo concursante. Tras unos cuantos movimientos de ceja y  bromas malas te explicó cuales eran las reglas para la última pregunta

- Para nuestra última pregunta has asegurado 50.000€, pero si aciertas te llevarás un millón de euros... y una inspección de hacienda - Se rio, pero esta vez el público no le siguió. No se mentaba la bicha en casa del pobre - La pregunta es la siguiente:

¿Desde donde se marcó la primera canasta en un partido oficial de baloncesto ?

a) desde medio campo

b) desde la línea de triple

c) desde el tiro libre

d) desde debajo del aro

- Piénsatelo bien, te juegas 450.000€....una pasta.... 

La chica se rebullía nerviosa en su sitio tratando de llamar tu atención. Parecía sabérsela. Entonces notaste un tirón, como si alguien estirara de tu cuerpo y te arrancara el alma... ¿Qué era aquello? No, que no te jodieran, que se esperaran a que hubieras transferido la pasta. No. Menuda putada.....

¡Venga venga! Las ganas de resolver me corroían por dentro, algo me decía que la respuesta era correcta pero no me terminaba de fiar de la realización del programa, aunque no había vuelto a pasar lo del cambio de la pregunta.

Tuve que controlarme para no morderme las uñas, medio millón es una auténtica pasada pero claro, no tenía ni idea de si al menos algo de ese montón de dinero iba a llegarme de alguna manera.

La música, las luces, la tensión en el ambiente todo estaba montado para que estuvieses al borde del infarto. Venga dame esa respuesta ¡JODER! Menudo bote pegué en la silla, dios que subidón daba. - ¡SIII! - Grité apretando el puño, Dios que pasada de programa, visto desde casa no era ni 1% de lo que se sentía en el plató. Miré a esa chica rubia tan maja del público ¿Era eso un guiño? Ojo que empezaba a a gustarme este universo paralelo o lo que fuese.

Me brillaron los ojos al ver el cheque con ese esbelto medio millón escrito a mano, esto es más difícil de ver que un de esos billetes bin laden. - Gracias gracias. - Me froté las manos. - Ahora a por el millón. - Se me llenaba la boca con solo decirlo. - Jeje ¿Seguro? Parece que no necesitan nada más para ser felices. - Si hombre, lo que me faltaba invitar a estos gorrones, con lo que me había costado llegar hasta el final... Bueno, técnicamente a Koldo. - Ya sabes, un viajecito, tapar agujeros... - Miré a la chica rubia y le dediqué una sonrisilla pícara ¿En serio acababa de hacer esa gracia? Igual eran esas cosas a lo que se refería Ana cuando nos enfadábamos.

Bueno, al lío, siguiente pregunta. Deportes ¡Bien! Me gusta, eso era más fácil, me relajé un poco en la silla ¿Pero qué pregunta era esa? Menos mal que al menos era baloncesto que estos son capaces de preguntar por la cuarta división de cricket Indio. La primera canasta tuvo que ser allá por el cretácico, cómo voy a saber esto... Tranquilidad, al menos en esta puedo pensar un poco y sacar la respuesta. Al principio no había triple, eso seguro, así que la a queda descartada por completo, tiro libre yo creo que le pasará algo similar al triple, no creo ni que estuviese contemplado en las normas, la c descartada también... Bien ya solo me quedan dos, bueno igual me he columpiado un poco pensando que podía resolverlo. - Mmmm... Estoy entre dos, déjame pensarlo un poco más. - Las que tenía claras ya están fuera. A ver, vamos a pensar un poco más, quien en su sano juicio juega el primer partido de baloncesto de la historia y la clava desde medio de campo, eso es imposible, si igual no estaba ni dibujado el campo, joder, solo me quedaba una respuesta válida entonces, por narices tenía que ser la d, lo más sencillo es que la metiesen desde debajo del aro.

- Bueno, creo que tengo una respuesta. - Busqué la mirada cómplice de la chica del público, estaría más tranquilo si al decir la respuesta ella me la confirmaba de alguna manera. - Bueno, mi respuesta es... - A no, no no no, la sensación de tirón como la que me arrancó de casa volvió, ahora no que tengo una respuesta... ¡Quiero mi millón! El estómago me empezaba a dar un vuelco. - ¡La respuesta... La respuesta es la d! - Esperaba que se hubiese escuchado.

El cheque olía mejor que un jamón de jabugo de cinco jotas, pero estabas en modo mamba negra. Habías olido la debilidad, como los perros, y te disponías a saltar a la yugular del concurso y arrancarle un milloncejo entre tus fauces. El público se volvió loco, todos te aplaudían como si fueras un gladiador, apenas a un pasito de nada de que te volara ropa interior como si fueras Jesulín de Ubrique. El presentador seguía con sus bromas, intentando poner al público de su parte, así que cuando dijiste que no parecían necesitar más para ser felices se escucharon murmullos en el público. No te llegaron todos, tú estabas a ganar un millón, no a lo que dijeran una colecciones de fósiles y restos de la sociedad, pero si que llegaste oír maldiciones deseando que perdieras, y es que la envidia era muy mala. 

Al preguntarte que ibas a hacer con la pasta el presentador enarcó la ceja, tiró las tarjetas y se puso de pie teatralmente a darte golpecitos en el hombro en plan cuñado. Al volver a tu sitio te dijo

- Ya veo que eres hombre que se contenta con las pequeñas cosas: Una pequeña vuelta al mundo, tapar agujeros de una mansión, un milloncito en el banco.... - se sonrió - A ver si tienes suerte - Te sonaba más falso que un billete de 17.50. La chica te seguía mirando y cuando le dedicaste una sonrisa pícara ella te sacó la lengua juguetona. ¿Os conoceríais? No te sonaba, aunque no te sonaba nada de lo de ser vasco y ahora te estaban dando ganas de coger un hacha y partir un tronco por la mitad y de pegar guantazos a una pelota. La pregunta apareció en pantalla y se te apareció la virgen, deportes, a ti, que con toda la depre te habías pasado más tiempo enganchado al DAZN que una beata a la semana santa.

Era una pregunta fácil, pudiéndote preguntar por el tío abuelo del primo de quien inventó el caucho con el que se hacen las pelotas tricolores te preguntaban algo que hasta igual podías acertar. El proceso deductivo era fácil, no había triples ni tiros libres, así que era una u otra, y puestos a meter, de medio campo era demasiado difícil. El presentador te dejó que pensaras y cuando dijiste la respuesta el presentador no te hizo sus habituales jugarretas, nada de ceja, nada de bromas, nada de pensárselo. El presentador dijo

- Marcamos la d - Y marcada quedó. Buscaste la mirada cómplice de la chica, pero no parecía tener ni idea de deportes. Al menos el tirón no se había vuelto a repetir, te ibas a llevar el millón para casa, porque Koldo no iba a pillar la pasta, eso lo sabían los chinos. Las luces empezaron a hacer sus juegos mientras el sonido del corazón palpitando avanzaba la resolución de la respuesta. Sentiste un tirón, pero no el que esperabas. La respuesta que se había marcado era la a, en rojo. Lo que te había dado el rojo, el rojo te lo había quitado. El presentador puso una cara de pena falsa y dijo

- Oooooooooooooooh, que lástima. Fue desde medio campo, pero valió un punto, porque no había triple en esa época. La canasta la metió William R. Chase el 21 de diciembre de 1891. Ha sido una pena, has sido un valiente concursante y te vas a tu casa con... 10.000 eurazos, un aplauso.

El público aplaudió con pocas ganas, y viste alguna risita, escuchaste algún que se joda, pero lo peor no era haber perdido la pasta, sino que la rubia se había puesto en plan basilisco e iba a por ti. Saltó del público enarbolando el bolso al grito de

- TE MATO, YO TE MATO. ¿NO TE DIJE QUE NO ARRIESGARAS? ¿QUE CON 200.000 PODÍAMOS COMPRARNOS EL PISO? TE MATO.....LO HAS HECHO A PROPÓSITO PORQUE NO TE QUERÍAS CASAR!!!

Al final si que la conocías, y no solo eso, sino que te querías casar con ella...... y ella contigo, y todas esas ganas las había transformado en instinto asesino. El presentador hizo como que te defendía, pero no, la dejó pasar para que te pegara, porque aquello iba a subir el share mogollón....y tú sin sentir un tirón que te salvara.

¡¡¿¿CÓMO??!! Pero si no había estado más seguro de la respuesta desde... Bueno en realidad desde la anterior, las demás habían sido cosa de Koldo. Debí suponerlo, el muy perro no me había dado oportunidad de meditar la respuesta o pedir el comodín como en la pregunta anterior, pero es que la tenía tan clara...

Pasaba de la decepción a la ira ¿Quién demonios mete la primera canasta de la historia desde medio campo? Vamos esto no va a quedar así, pienso buscar la respuesta correcta y denunciar al programa si no es exactamente esa.

Después del poco ánimo del público y algún que otro insulto lejano busqué la mirada cómplice de la chica rubia, el medio millón no lo tenía pero igual había ganado el premio gordo, con cheque o sin cheque pensaba celebrarlo hoy y no solo precisamente. Casi me tengo que esconder detrás de la silla, la rubia estaba hecha una fiera apunto de agredirme. Duda resuelta, parece que si la conocía y muy bien, bueno yo no, Koldo, se ve que era su novia y prometida y yo les acababa de joder el futuro. - Tranquila cariño. - No sabía que decirle para tranquilizarla ni para que no dejase el cuerpo de Koldo hecho una papilla. - No pasa nada, tenemos 10.000 euros. - Estando apunto de ganar medio millón esa cantidad sonaba a cachondeo. - Yo te quiero, de verdad, vamos a casarnos igualmente. - Madre mía ¿Cuántas veces le había dicho eso a Ana? En mi cuerpo o en otro no podía dejar de ser patético ¿Verdad?.

¿Dónde estaba ese rayo tractor, desmaterializador de partículas o succionador del demonio cuándo más falta hacía? No quería seguir mas en esa realidad. Y Ya me estaba cansado de correr al rededor de la mesa central esquivando bolsazos y sin señales del tirón.

La idea de buscar la respuesta y demandar al concurso te consolaba en parte. Aquello no podía ser cierto, de medio campo, vamos, ni de coña, si seguro que no estaba ni pintado el campo, ¿Quién iba a pintar un campo para un deporte que se acababa de inventar? . Iba a pedir daños al honor, intereses de demora y la ceja del presentador en bandeja de plata. Menos mal que al menos la chica rubia estaba por ti. Lo habías visto claro, tu sexappeal de las vascongadas la tenía, vamos, estaba rendidita a tus pies, o eso creíste hasta que la chica saltó al plató para echarte en cara que la hubieras cagado. Bueno, exactamente no era a ti, era a Koldo, pero tú eras Koldo, aunque en ese momento no querías ser Koldo, y esperabas un tirón que te sacara de allí, pero no te sacaba, te ibas a tener que tragar la furia de la morlaca, que venía para ti como un miura en San Fermines.

La intentaste calmar diciendo que habías ganado 10 de los grandes, pero su respuesta fue arrearte un bolsazo mientras el presentador, que había perdido la prisa una vez que el presupuesto del programa no se había visto arruinado por tu respuesta, se acercaba a la cámara. Alzó una ceja, sonrió divertido y dijo a cámara. 

- Ahora entiendo eso de... Ahí va la hostia..... y va, y vuelve, que genio que tiene la señora...

Y no se quedaba corto. La señorita tenía más mala leche que un guardia civil retirado, y parecía que no se cansaba de arrearte mientras te cubrías como podías a ver si escampaba. Estaba fuera de sí, soltaba espumarajos por la boca mientras te decía

- Si ya decía mi madre que eras el más bobo de la cuadrilla. Eres más bobo que el que se fue a una herrikotaberna y pidió el menú vegano.... ¿Casarnos? ¿Pero no te has dado cuenta de la barriguita? ¿Qué te crees? ¿Qué eran gases?

Y tu que creías que solo estaba un poco rellenita y así, de golpe y porrazo, ibas a ser padre con una psicópata con cinturón negro en bolskondo. El presentador seguía haciendo gracietas a la cámara, narrando tus carreras alrededor de la mesa mientras intentabas escapar a la lluvia de golpes con mayor o menor éxito. El público jaleaba a tu novia, contando los bolsazos como los espectadores de un combate de lucha libre. Te plantaste. Aquello se había acabado. Una cosa era una cosa, pero ya estaba bien de dejarse pegar. Le hiciste frente y entonces la mujer se detuvo. Sentiste un tirón y tu cuerpo televisivo salió del cuerpo de Koldo para poder ver el espectáculo. La mujer se tomó realmente mal que le plantaras cara y dejó el bolso para empezar a los puños, pero ya no eras tú el que cobraba, era Koldo. 10.000 euros se iban a quedar cortos para la factura del hospital que te iba a tocar pagar. La luz te volvió a envolver cegándote. Volvías a volar, lejos de allí, solo, a lo lejos, te pareció escuchar los gritos de un hombre, un hombre que podrías haber sido tú.

Eras un cuerpo hecho de señales eléctricas, ceros y unos recorriendo a toda velocidad la circuitería de tu nueva televisión buscando una salida. No sabías como, pero todavía te dolían los golpes de la locaza con la que el pobre Koldo se iba a casar, y eso que no tenías cuerpo. Volabas, la sensación era alucinante, pero al fondo, a lo lejos, se estaba formando un agujero de gusano hacia el que volabas a toda velocidad y la inquietud de que pasaría se te pasó por la cabeza ¿Y si era el final? ¿Y si era la luz blanca al final del túnel? Pero no podías cambiar la dirección, flotabas como una semilla de diente de león el aire mecido por el viento.

Entraste en el agujero y todo tu mundo se retorció, volviéndote literalmente del revés, pero la sensación desapareció casi inmediatamente en cuanto abriste los ojos. Estabas en un dinner americano, rodeado de gente que gritaba, y te estaban jaleando a ti y a otro tipo gordito, vestido con una camisa de cuadros y con cara de ser más panoli que tú, y eso no era moco de pavo. Cada uno estabais sentado en una mesita individual y el tipo, otro graciosillo, te hacía el inconfundible gesto de que te vigilaba llevándose dos dedos a sus ojos y luego apuntándolos hacia ti. El tipo se piso en pie y dijo

- Amigos de Arizona - El bar se puso a aplaudir y silbar como loco, así que era lógico pensar que estabas en Estados Unidos, en un dinner cualquiera de una carretera solitaria - Estamos en el Devil's Wings Dinner para demostrar que el hombre prevalecerá sobre la comida. Para este reto de alitas picantes al estilo de Devil's Wings me he buscado un competidor, el campeón local, Eusebio Zapata. - Los del bar te aplaudieron y entonces miraste a un espejo para darte cuenta que tenías pinta de un mexicano recién salido de la cárcel que habías llegado allí a lomos de una Harley. - para sacar lo mejor de mi. Y ahora, gentes de Arizona, que las alitas vengan del infieeeeeerno.

Un camarero con guantes y mascarilla antigás de la segunda guerra mundial se acercó con dos bandejas llenas de alitas de pollo. Te vino a la mente los documentales del discovery de peces, en los que explicaban que los colores brillantes eran señal de veneno, y el color de esas alas era de color rojo radiactivo, de los que dan úlceras nada más verlos. Tu plato tenía 12 alitas, como si fueran las uvas de las campanadas, el de tu vecino las mismas, y según anunciaba el camarero llevaban una salsa especial de guindilla fantasma reposada durante 5 semanas que hacía que subiera el picante. Junto al plato os dieron guantes quirúrgicos extra gruesos para que el picante no los deshiciera, un brick de leche y dos servilletas, una para la boca, otra para las lágrimas.

El presentador se levantó y dijo

- Las reglas del desafío son: Hay que comerse las doce alitas enteras, sin hueso, no se puede utilizar la leche, ni levantarse al baño. Quien acabe antes ganará el honor de ser incluido en la pared del infierno, ganar una camiseta y recibir el premio de 500 dolares. En caso de que nuestro campeón acabe antes recibirá una bonificación adicional de 500$ del programa... si es que se atreve con las alitas del diablo. - El presentador te miró burlón y te dijo - ¿A que no hay huevos?

Se metió la primera alita en la boca antes que tú y el sudor y las lágrimas aparecieron de inmediato mientras daba puñetazos a la mesa.

Creo que hasta estaba empezando a ver los moratones de los golpes del bolso, la humillación y la paliza parecían no tener fin para disfrute de los espectadores. Tanto ejercicio no podía ser sano para una embarazada, hay Dios que Koldo iba a ser padre, con esa loca y por mi culpa sin dinero. Se me empezó a erizar en pelo del cogote, ahí estaba menos mal, el tirón venía a salvarme. Nunca había sido tan feliz de ver una agresión agena, en parte llegue a entender al público. A ver, perdía los 10.000 euros que tampoco eran moco de pavo pero no tenía ninguna intención de volver ahí a por ellos.

Seguía siendo curiosa esa sensación, tenía que ser parecido a la teleportación, no era capaz de verme, aunque si de sentirme y de seguir achacando los golpes anteriores, que interesante.

Enseguida el fogonazo apareció y me trajo de vuelta a... ¿Dónde estaba? Miré al rededor, no puede ser, más público, aunque este tenía otra pinta como más... ¿Americana? Efectivamente, el sitio, las banderas... A mi lado había otro tipo y el público nos animaba ¿Pero a qué? Las dudas se disiparon cuando me presentaron, a mi Eusebio Zapata, esto pintaba mejor, mi nuevo yo ya era campeón, así me gusta.

Parecía que era un tipo duro, así que estaba dispuesto a todo, que venga lo que sea. Ese color moreno que tenía en la tez se desvaneció un poco cuando apareció el camarero, se supone que traía alias pero por su indumentaria cualquiera diría que venía directo de Chernobyl. El picante se podía oler a distancia, me empezaba a escocer hasta la piel. Ahí estaban, doce ojivas nucleares para el estómago y se ve que tenía que batir al tío de mi lado ¡Eh! El campeón soy yo, bueno Eusebio, pero yo iba a revalidarle, si algo había hecho los últimos meses era comer, venía entrenado.

Repasé las normas mentalmente y agarré con decisión la primera alita, fue acercar la bomba a la boca y empezar a sudar, rozar la piel tostada impregnada de picante y derretírseme la lengua, del bocado los dientes bailaban intentando salir corriendo de la boca, podía tener la apariencia de Eusebio pero yo no era el campeón, a quien pretendo engañar si no me ha gustado el picante nunca. La garganta se me cerró del dolor y el estómago ya pedía baño, solté la alita a medio comer y empecé a restregar la lengua por superficies frías solo por no perder ya el duelo, la leche aún podía esperar. Con suerte el otro tipo tampoco podría acabarse ninguna porque sino le iban a ir dando al premio.

 Al final parecía que eso de ser campeón no te iba a salvar de tener la lengua delicada de una señorita. Aquellas alitas eran diabólicas, y es que solo con tocarla con los guantes hacía que te picaran hasta los dedos de los pies. Peeeero, te habían dicho que no tenías huevos, y ya fueran los de Zapata o los tuyos propios era de lo poco que te quedaba después de que te dejaran oh sole mío. Te metiste un trozo diabólico de carne bañada en lava volcánica y pudiste notar como tu lengua se licuaba y como los dientes te bailaban la macarena. Necesitabas leche, hielo, lo que fuera para detener ese calor, así que te pudiste a chupar los cubiertos, la bandeja del camarero, las suelas de tus zapatos, las lámparas del techo, lo que fuera, con tal de rebajar la temperatura algunos miles de grados Kelvin.

Entre el mar de lágrimas que te había sumido el primer contacto de la alita miraste a ver como le iba a tu contrincante. Te miraba con una sonrisita, abrió la mano y descubriste que tenía la alita en la mano. Te había hecho un truco de mago escondiendo la alita para que tu empezaras. Te guiñó un ojo antes de decirte

- Bienvenido al infierno, pero ahora, amigos de Arizoooooooooooona, me voy a reunir con él. Que empiece, el dolor!

Se metió el alita en la boca con una floritura y 2 segundos después se le pasaron las ganas de reír. Estaba jodido y tenía la cara de alguien a quien le anuncian que va a venir la suegra a quedarse durante una temporada. Lloraba, lloraba como un niño y ni siquiera había sido capaz de comerse una alita. Le temblaba la mano, se le iba hacia la leche, pero no, no la cogió, y en cambio hizo algo que le ayudó a centrarse, se clavó un tenedor en la entrepierna para dejar de sentir el dolor en la lengua. El camarero y el público os jaleaba mientras os gritaba

- Todas, todas, todas.... 

¿Y como no seguir? Si aquello funcionaba igual la pasta sería tuya y la úlcera de meñique del rey mariachi del infierno. Uno de los moteros se plantó delante de ti y te arengó

- Somos ángeles del infierno. No hay dolor, no hay dolor, vamos Zapata, cojones, no nos hagas quedar mal....

En cambio al tal Alan, el presentador gordito, se le acercaba una rubia y le soplaba en la oreja mientras le decía que le gustaban los hombres calientes. Calientes decía la tía, ahora mismo lo único que os podría apetecer a cualquiera de los dos era hacerlo con una esquimal.

Entre lágrimas y sudores vi como mi enemigo mortal, algo que es probable que dentro de poco sea literalmente, echaba mano a la alita que no se había comido el muy... ¿Es que en todo plano existencial todo el mundo tiene que tomarme el pelo?

Casi me rindo antes de tiempo, pero ¡NO! Y menos mal porque el otro tipo tampoco fue capaz de terminarse la primera alita. Me pasé la manga por la frente para secar el sudor, un par de respiraciones profundas y un grito me preparó para atacar de nuevo, ahora si, soy el campeón copón. Con suerte la lengua ya debería estar medio muerta y por tanto ni enterarse del picante.

¡Pum! Me terminé la primera, no sé si era que el orgullo ganador de Eusebio me estaba poseyendo o que el picante ya me tenía con un pie en el otro barrio pero apenas noté nada. Me cago en tal, agarré una alita con cada mano y empecé a devorarlas como si fuese la última comida de mi vida, cosa que de nuevo podía ser literalmente. El eje boca estómago empezaba a despertase de nuevo, un ardor y una acidez de otro mundo atacaba de nuevo, conseguí acallarlos tragando otra alita, aplicando una nueva técnica: prácticamente desencajar la mandíbula y deglutir como un pato, sin masticar ni saborear, directo al estómago, él se encargaría.

Ya no pude más, tuve que parar, cuatro prácticamente del tirón ya era una proeza, si esto no me daba el campeonato debería ponerme muy en cabeza. - Deliciosas. - Me chupé los dedos mirando a los ojos de mi enemigo. - Perdona. - Levanté la mano llamando al camarero sin perder la mirada en mi foco. - ¿Podría sacar un poco de picante? Las encuentro un poco sosas. - La batalla alimentaría la tenía encaminada, ahora tocaba combatir mentalmente, quería machacar a Alan, no vaya a ser que se me suba a la chepa.

Me limpié la boca y las manos mientras con una mirada perdida entre las alitas tomaba aire para mentalizarme y acabar con las que quedaban.

Ahora podías entender todas esas historias de alpinistas que decían que justo antes de morir, o estar a punto de morir, ya no se sentía ni se padecía. Estabas viendo la luz al final del túnel, pero la luz era roja, dando la apariencia a tu túnel personal de barrio rojo de Amsterdam en miniatura. Te estabas muriendo, el picante había llegado al cerebro y te estaban dando ganas de hacerte una trepanación con un palillo de dientes, pero ya puestos a morir te querías llevar al cabrón de Adam contigo, porque con lo que te ardía el estómago ibas a necesitar amorrarte a las ubres de una vaca y dejarla seca para superarlo.

Pronto descubriste que todo era cuestión de técnica. Si te descoyuntabas la mandíbula como una anaconda y tragabas sin que nada te tocara la boca era más llevable. Los ácidos de la alita debían neutralizar los de tu estómago aunque notabas que algo estaba haciendo chup chup, como el avecrem, y que aquello no iba a acabar bien. Te metiste una, dos, tres y cuatro, y al mirarte la mano pudiste ver que el guante ya estaba agujereado y que de los dedos empezaba a salir un humo sospechoso que vaticinaba que si querían identificarte iban a tener que tirar de los moldes dentales.

Estabas orgulloso de ti, le estabas dando una paliza, así que te creciste y pediste más picante, porque las alas estaban sosillas y necesitaban un poquito de alegría. El camarero se metió en la cocina santiguándose pero el público, el público se volvió loco, te vitoreaba, porque tenías los huevos como el caballo de Espartero. Miraste a Adam y te sonrió. 

- Están sosas, sí, creo que deberíamos subir la apuesta.... me juego tu Harley contra mi coche. ¿Qué me dices? ¿Te atreves?

El camarero llegó con una marmita de aliento de dragón y echó una cucharadita encima de las alas, que pasaron de un rojo brillante a uno fosforito. Adam pidió una segunda cucharada y te dijo guiñando un ojo

- Que comiencen los juegos del hambre. Bon apettite, madafacka!

El tipo había cambiado de técnica, al echarle extra de picante había fundido los huesos más pequeños del pollo, así que en las alitas más planas podía tragársela directamente. No solo eso, sino que los huesos de las alitas en forma de muslito te los empezó a tirar, como si fuera una guerra de comida. Levantó las manos y empezó a contar y llegó hasta 6. Mientras te hacía una señal en plan mafioso

Ibais 6 a 4, todavía podías remontar.... aunque había que reconocer que como siguieras zampando se te iban a morir hasta los geranios de tu casa.

Después de la machada de comerme cuatro alitas seguidas, con los ojos inyectados en sangre y no por ira o rabia sino por el propio picante del infierno me tomé un descanso. Practiqué una especie de meditación zen, entrada en trance o simple atontamiento por el dolor, el caso es que me quedé babeando viendo como Alan se comía una, dos, tres... ¡Hasta seis alitas! Me cago en todo lo que se menea, que tío, el muy... Y encima con recochineo, mi bravata me rebotó y explotó en la cara, joder no hacía falta sacar la lava por ahora.

Puñetazo en la mesa. - La Harley y la chupa de cuero. - Ayy señor que me cargo también al pobre Eusebio, pero la guerra mental aún no había acabado. - ¡Camarero! Saca el primero, que ya he terminado con los entrantes. - Creo que no podía sacarme nada raro, que este hombre se toma todo al pie de la letra.

Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Agarré el plato y le dí un buen lametón dónde había caído el picante extra, el plan era matar toda terminación nerviosa y gustativa de la lengua y boca. El dolor fue inteso pero el plan no tenía fallas, a largo plazo, y muy a largo igual significaba muerte, pero el orgullo del campeón estaba en juego. Empecé con fuerza, pero ya fuese por el dolor del restrgón de picante último o por la acumulación solo pude tragar dos alitas más.

Los moteros de tu banda abrieron la boca de sorpresa y comenzaron a santiguarse. Uno se te acerco, pálido, tembloroso y te dijo

- No, la Harley no, tío, que es del 1940, no le puedes dar la Harley - Pero vamos, por tus santos cojones capaos, te apostabas la Harley, la chupa, y porque no tenías la churri a mano te la apostabas también. Tú eras el campeón, y lo que estabas dándole era ventajilla, porque en el fondo el gordito te daba pena y si lo humillabas muy pronto te iban a acusar de bulling. Era la hora de la remontada al estilo Madrid, que parece que va a perder pero al final se lleva la champions por una cosa u otra. La táctica era derretir tu sistema nervioso central para que no sintieras y padecieras cuando te murieras. Llamaste al camarero para soltar una bravata, así en plan Michael Jordan a los rivales, con la intención de acojonar a Mister Dunkin Donuts 2021. El tipo parecía estar yendo a tu velocidad, y lo hacía a propósito, cuando te comías una el tipo se comía otra, y no solo eso sino que te tiraba el hueso fingiendo que tiraba un triple.

Dos tuyas, dos suyas, estabás a punto de perder a tu burra, y eso que te estabas esforzando, pero nada, aquel hombre era un titán del zampado. Te miró y te hizo un gesto con una muñeca, como si estuviera acelerando tu moto, y eso hizo que te diera algo más de frío. Te concentraste, aquello iba a darte la motivación que necesitabas. Cogiste otra y de repente saltó el sistema de incendios. El exceso de picante había generado tal calor que los aspersores saltaban, y lo peor, estaba oliendo a humo, algo se quemaba, eran ellos, estábais entrando en combustión espontanea, y por lo que os dijo el camarero no era la primera vez que le pasaba

- Tienen 30 segundos para acabar el duelo, sino tendré que rociarles con nitrógeno líquido y se van a quedar más tiesos que Han Solo cuando lo petrifican. - miró hacia la cocina - Manoooooooolo, trae el nitrógeno y déjate de esferificaciones que nos queman el chiringuito.

En la cocina se desató el caos y pronto veríais aparecer la bombona de nitrógeno líquido.

Ese era el plan básicamente, la presión de un grupo de moteros deseando acabar conmigo por apostar la burra debería darme el extra para ganar. Me parece que voy a tener que apostar las suyas también porque no logro despegarme de él, me seguía el ritmo sin problema el tío asqueroso.

Agarré dos y sin pensar para dentro, no di opción al cuerpo a negarse a tragar esas alitas de pollo del infierno. No sé porque me imagino que las alitas son de ave Fénix quemándose y renaciendo en mi estómago y creo que pronto veré uno porque debo estar yéndome para el otro barrio, el ambiente esta caliente, muy caliente y como buen motero acabaré en el infierno.

Miré a Alan desafiante esperando ver de lo que era capaz, debería estar cerca de su límite pero hasta ahora ya había tragado más de lo esperado. Si no me equivoco estábamos empatados, un resultado digno para el campeón... Y ardiendo ¿Pero que demonios? El caos se desató en el comedor y yo ví mi oportunidad de oro, con la mano pillé un puñado de picante y cuando nadie me miró ¡Bam! A los ojos de Alan. Soy motero, un tipo duro y de armas tomar ¿No? Pues que se note, total ya estaba con un pie en el infierno.