Partida Rol por web

— Milord... ha vuelto — musitó un orco muy alto que estaba encorvado. El orco vestía de manera despampanante ropas de lana decoradas con todo tipo de chucherías, denotando su importante posición como lameculos oficial. Un obeso orco se retorcía acomodándose en su gran trono cubierto de pieles, que crujía bajo su descomunal peso.

El alto y ladino orco carraspeó.

—  Ahem... milord...

El enorme orco retrocedió su mano y propinó una tremenda bofetada que lo lanzo varios metros hacia atrás, haciéndolo caer por las escaleras hasta uno de los laterales de la caverna.

— ¡Qué puto asco Omagi, tu aliento huele a mierda podrida de otyugh!

Omagi se apresuró a reptar de nuevo los escalones con varias heridas en su cuerpo, cuando llegó al trono de nuevo se encontró con la bota del Gran Jefe Grog que lo mantuvo aplastado contra el suelo. Se podían escuchar algunos "milords..." y "deberíamos dejarlo que siga esperando..." y "el... el...", pero enseguida quedaron apagadas cuando El Jefe aplastó su cuello para dejarle sin aire.

El ambiente era gélido en esas cavernas heladas, pero se podía ver como salía humo de la cabeza del Gran Jefe que al parecer desprendía mucho calor.

— Ya estoy harto de ese maldito hobgoblin, yo digo que le clavemos un palo por el culo y lo rustamos como si fuera un cerdo. — exclamó mientras observaba a su vez al resto de orcos que había en la sala. 

Los orcos que había en la caverna vitorearon, aplaudieron y festejaron las palabras de su líder.

En cuanto el Gran Jefe dejó de pisarle el cuello, Omagi se incorporó como pudo y se quitó la tierra de sus elegantes vestiduras.

— Pe... pero señor, es un clérigo de La Mano Negra... si lo matamos el Clan perderá el favor del dios Bane. — sus palabras temblaban aunque hablaba con convicción y miedo.

El obeso orco gruñó de rabia, pero en el fondo tenía razón.

— Grrrrrrrr, está bien, está bien, traedlo... — su mirada se tornó ladina y malvada por unos instantes, bueno más de lo normal.  — pero primero traedme a cuatro gusanos, a los cuatro peores del Clan, a la peor calaña que tengamos.

Movió un brazo con un ademán y de repente todos los orcos, incluidos Omagi empezaron a correr como pollos sin cabeza en todas direcciones hasta que poco a poco abandonaron la cueva.

Pasó aproximadamente una hora, lo que tardaron los orcos del Comité en patearse las cabañas y las distintas cuevas que formaban aquel poblado del Clan buscando a los peores miembros que pudieran encontrar, tal y como había perdido el Gran Jefe De Guerra Grog Tostada Sangrienta.

Cuando los hubieron reunido, volvieron todos a la Gran Cueva del líder.

Los cuatro tipos: un osgo, un goblin, un kóbold y un orco esperaban confusos y algo atemorizados en un lado de la cueva. La mayoría de orcos señalaba y se reía de esos cuatro, incluso alguno les tiró un trozo de mierda recién cagada.

Al cabo de unos momentos se podía escuchar a alguien que entraba a la cueva gritando y quejándose.

— ¿Os podéis callar de una puta vez? ¿Quién es el imbécil que osa silenciar la Palabra del Dios Bane? ¿Quién, decidme, quién? Idiotas!

El hobgoblin terminó de entrar en la cueva y el resto de orcos se abrieron en abanico para dejarlo solo ante los escalones que conducían al Gran Trono de Grog.

— No es muy sabio hacer esperar a un Mano Negra! Bane nos dice que es la perdición de aquellos que dan la espalda al poder que ofrece.

Drang podía ser asesinado en cualquier momento, de echo no sabía lo cerca que iba a estar durante esa entrevista de ser atravesado por una de las lanzas o partido por la mitad por una de las hachas de alguno de los campeones orcos presentes.

El Gran Jefe puso mas rojo que la piel del hobgolin, rojo de ira y se mordió el antebrazo tratando de apaciguar su ira. Por suerte tenía un brazalete de cuero, que ya presentaba varias mordidas. Su cabeza temblaba de la fuerza y babas con restos de sangre caían por la comisura de sus labios.

— ¡¡¡¡GLglrGrgrlLGRGlLgBgrbgRG!!!!!

Lameculos Omagi se situó delante del Gran Líder y alzó la voz.

— Lo que milord Tostadasangrienta quiere decir es que os hemos hecho llamar y hemos juntado a los mejores guerreros para una misión de altísima importancia. El Clan está cansado del frío y de estar relegados en estas tierras áridas. Estamos hartos de los estúpidos elfos que nos arrebataron nuestras tierras y queremos volver a la guerra.. y sacarlos de nuestro valle.

El Rey se iba calmando ya asentía ante sus palabras.

— En la gran sabiduría e inteligencia del Gran Grog Tostadasangrienta, os encomendamos que vayáis como heroes del Clan hasta las Cuevas de Gargantatroll y encontréis la Corona de Dragón de Durge Aplastagusanos y se la devolváis. Solo con ese artefacto podremos unificar a todos los Clanes y luchar contra esos malditos ladrones de tierras.

Drang se calmó e hizo una reverencia. Al fin le encomendaban una misión a su altura y por la Gloria de Bane.

— Así lo haremos, tenéis mi palabra y la bendición de Bane que nos acompañará en esta empresa.

El Rey Orco hizo un ademán y os hizo salir a todos de su cueva.

Cuando todos hubieron salido, el Rey Orco se calmó y preguntó a su consejero.

— ¿Cómo sabes que la Corona está ahí?

Se encogió de hombros.

— No lo sé, pero todos los gusanos que entran en esa cueva nunca salen.