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Arrojo la jabalina, pero la luz del sol me deslumbra y cae a un lado, maldiciendo por lo bajo, me preparo para dar un rodeo al gigantón y recoger el arma.
- Será posible tanto bicho suelto, - mascullo para mis adentros.
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Motivo: Jabalina
Tirada: 1d100
Dificultad: 54-
Resultado: 87 (Fracaso) [87]
Haciendo de tripas corazón, Dorg se adelanta espada en mano para acuchillar al gigante, pero su golpe se atasca al clavarse la hoja en uno de los puntales del improvisado casino.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d100
Dificultad: 86-
Resultado: 96 (Fracaso) [96]
Vamos a morir aquí, despues de todo...
El gigantón volvió a mirar al salvaje con gesto de sorpresa, como si no entendiera por qué le estaba atacando, a pesar de tener a Salamina agarrada por el cuello y al borde de la muerte.
@Antem tu turno, con un dado de ventaja en el ataque porque el grandullón está participando en una presa.
Aunque falle el primer ataque el grandullón sigue ocupado estrangulando a Salamina y eso me permite atacarle en zonas más vulnerables .Coloco la cimitarra a la altura de las costillas y empujo con ganas .¿La vas a soltar o sigo trabajandote el cuerpo ?
Motivo: ataque
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 1 (Exito) [1]
Motivo: daño
Tirada: 1d8
Resultado: 6(+1)=7 [6]
Motivo: daño
Tirada: 1d6
Resultado: 1 [1]
pues 16 de daño
Antem hundió la espada en la espalda del gigante, a diferencia de las cuchilladas de Salamina, el marino pikaraydense, a pesar de ser bajito, tenía la fuerza de un oso, pues como todos sus paisanos había pasado su infancia y adolescencia preparándose para la batalla final entre el Caos y la Ley. Sus músculos eran enormes y la carne prieta y dura del minero, cedió. Casi un palmo se hundió en su lomo.
Sus manos perdieron fuerza, aún así Salamina ya no tenía fuerzas para escapar, pero Antem giró su cimitarra clavada en el hercúleo enemigo, que se desplomó como un pelele. La guerrera cayó igualmente, soltándose por el golpe con el suelo, boqueando, aún morada, aspirando aire hasta llenar tanto los pulmones que la armadura le apretaba. Pronto empezó a toser, encogida en el suelo, volviendo a tomar bocanadas entre tos y tos, al borde de la asfixia.
La chica, tirada en el suelo, había sonado a lata, por las protecciones que vestía. Las toses, más graves que el tintineo de las chapas eran mucho más altas en sonido. Lo veía todo borroso, las manos le temblaban, las piernas no la sostenían y tenía más sangre por encima, decorándola cual lienzo, que toda la que tenía en su menudito cuerpo.
Intentó mirar al resto, pero, al verlo todo borroso, se desmayó. Notó como su cuerpo se desplomaba, y se escurría, pero estando ya en el suelo, y con lo brazos por delante de ella, se escurrió, como si hubiera estado amasando pan. Le quedó la cara entre los brazos, su torso se movía arriba y abajo, como si hubiera hecho kilómetros de distancia, con esa indumentario, y a toda la velocidad que sus piernecitas le permitieron.
- Arriba- ladró Dorg, sin un ápice de compasión.- ¡Tenemos que largarnos cuanto antes!- apremió. Seguía cargando con el hacha de la guerrera, pero viendo su estado no se la tendió. Todos estaban magullados de su aventura contra dioses y mareas, aunque seguían vivos, y Dorg pensaba hacer que siguiera así.- Por la Dama que si no salimos de aquí pronto este lugar acabara con nosotros.
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- Evitemos el pueblo, - me limito a añadir. - Antem, tu eres más forzudo que yo, ayuda a cargar con Salamina y largemosno de aquí, la misión está cumplida, el templo del caos destruído, vamonos, que la muerte de Van Tharkan no haya sido en vano. -
Uniendo el hecho al dicho, recupero mi jabalina y avanzo con precaución mientras Dorg y Antem ayudan a Salamina.
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Como digas ...Digo cargando echándome el cuerpo de Salamina al hombro . Si ya hemos terminado aquí me gustaría irme de aquí..hay una pestilencia en este lugar que me revuelve el estomago.