Se queda respirando, y su nivel de vida no sube demasiado.
Pero no parece que vaya a tener otra recaída. El susto parece haber pasado por ahora. Uno de los muchachos que te acompañan te toma de los hombros, y esboza un abrazo.
Ella está a salvo por ahora.
¿Qué coño ha pasado ahí fuera...?
Estoy enfadada, pero eso es vencido por el miedo. Aunque ya está bien, no puedo dejar de observar su barra, temiendo que en algún momento vuelva a descender.
Aprieto la mano del muchacho que intenta animarme.
Me dedico a mirar a Seiber, y cuando ha pasado un rato y me he asegurado de que todo va normal, abro mi bandeja de mensajes.
Cita:
Un mensaje mal escrito, a la carrera.
Todos se calman a tu alrededor mientras tú lees el mensaje.
Cita:
Lo escribe Zokka, y se mantiene conectada por si necesitas algo.
¿Qué...? ¿Ataque al corazón? ¿Tan joven?
Empalidezco al leer el mensaje. Me pongo en pie y miro alrededor. Tal vez hemos pasado demasiadas emociones. Debimos para antes, he cansado demasiado al grupo.
Debí hacerles caso.
Y tal vez por mi culpa casi muere...
-Ya está estabilizada...-Informo al resto, bastante ida en mis pensamientos.-Mejor saquémosla de aquí.
Intento cogerla. Por suerte aquí soy muy fuerte (bueno, antes de quedarme atrapada también lo era, aunque habré perdido mucho tono muscular), así que intento llevarla yo.
Tienes fuerza, puedes cargarla. Pero su cuerpo queda desbaratado cuando la tomas. Algunos acuden a tu lado para ayudaros. Y los curiosos a vuestro alrededor se dispersan poco a poco.
La tomáis y salís por el portal.
Y la ciudad os acoge con luz y calor.
Una vez fuera, al fin con luz natural y sin tanta muerte alrededor, invoco a mi criatura.
Coloco a Seiber sobre Ares y yo me siento detrás para que se apoye en mi cuerpo, evitando que caiga hacia adelante o hacia detrás.
-La llevo a casa.-Informo a mis compañeros.-Estaremos en contacto. Ocupaos del prisionero. Lo siento...-Por mi culpa...
Y si no tienen nada más que decirme cabalgo hacia mi casa. Me siento en un estado de neutralidad total.
Aún tenemos mucho que hacer, pero Seiber es lo primero.
Necesita descansar.
Ellos prometen hacerse cargo, y lo llevan a empujones para que no se piense tonterías.
El cuerpo de Seiber descansa sobre el tuyo, y lo proteges con tus brazos. El camino se te hace largo a veces, porque eres incapaz de dejar de pensar en todo lo que ha pasado.
Hasta que al final llegas. La bajas y la metes en casa, en refugio seguro.
Cabalgo en silencio, angustiada por haberlo hecho tan mal como líder.
No quiero tomar decisiones. Aunque todos las tomamos Seiber y yo insistíamos. Pero yo más. No sé... no creo que pueda salir de aquí nunca.
Mis esperanzas se están desvaneciendo.
No hemos podido ni con cuatro de esos enemigos. El final boss nos matará a todos.
Es mejor no arriesgarse. Es mejor... conformarse con seguir viviendo.
Dejo a Seiber en mi cama, de nuevo. No sé cuantas veces la he visto ya así.
Pero ya está.
Creo que no vale la pena luchar. Es mejor olvidar que algún día fui Kaori.
Me siento en el sillón de mi habitación y me limito a pensar, a desconectar. A cuidar de Seiber por si de nuevo le ocurre algo.
Estás en tu habitación, en el sillón. Y poco a poco comienzas a sentir sueño, cansancio.
Solo te despierta una caricia en tu cara. Cuando abres los ojos, ves a una sonriente Seiber, que te mira con cariño infinito.
Se sienta en la cama y espera a que reacciones.
Finalmente me quedo dormida.
Estoy agotada por todo, necesito descansar también. Siento esa caricia y me despierto lentamente, mirando a Seiber.
Le sonrío un poco y me acerco a ella.
-¿Cómo te encuentras?
Ladea la cabeza, como pensando.
Está feliz por estar despierta, pero parece cansada.
- Tiemblo como un flan. Creo que me voy a desmayar en cualquier momento. Pero creo que puedo mantenerme despierta. ¿Tú estás bien?
Le acaricio una mano con cariño.
Espero que no se desmaye de pronto. Me dará otro susto. Pero está bien, está viva.
-Échate por si acaso.-Le digo, sonriendo algo más.-Deberías descansar un poco más. Yo iba a irme ya al sofá, también estoy cansada.
- ¿Es de noche? Me apetece salir a pasear... - te explica, y te toma de la mano para salir contigo.
El cielo nocturno sobre vosotras, un aire fresco y limpio.
Mira al cielo y aspira profundamente.
- ¿Sabes lo que ha ocurrido?
Me levanto aunque en realidad lo que me apetece es estar sola.
Pero no quiero dejarla.
Me dejo llevar por ella hasta el exterior. Camino a su lado y cuando pregunta eso cierro los ojos.
-Sí, pero creo que es mejor hablarlo más adelante.-Le explico. No sé cómo podrá afrontarlo, ni tampoco yo misma. Aún no me creo lo que ha pasado.-Mejor disfrutemos de la brisa, del paseo...
- Está bien... Olvídemonos de todo...
Dice antes de sentarse en el suelo para disfrutar de lo que ve y lo que siente.
Se os hace de noche y ella cae dormida en aquel lugar, en el refugio seguro de tu casa.
Una gran tormenta ha pasado, y la esperanza parece perdida... ¿Te rendirás ahora?