Al acercarte, coloca con suavidad sus manos en tus hombros.
Parece realmente consternado acerca de lo que le cuentas, y no sabe exactamente qué hacer. Te besa la frente y va a buscar su abrigo.
Parece decidido a acompañarte a casa.
- Vamos juntos, ¿sí? Que si no me preocupo...
Lo observo y me relajo cuando me deja ese beso tan tierno en mi frente.
Le sonrío y levanto un poco la mano para intentar convencerle de que se quede, aunque tal vez sea en vano. Porque yo también le acompañaría.
-¿Y quién te acompaña luego a ti?-Le pregunto preocupada, con la esperanza de que esa pregunta le haga cambiar de idea.
Se queda pensando, y mira por la ventana, viendo que anochece rápidamente por momentos.
Aunque se sigue acomodando la chaqueta. Se encoge de hombros, y te ofrece la mano para salir de casa.
- Pediré un taxi y todos contentos. ¿Vamos?
Asiento, dándome por vencida, antes de darle la mano y un beso en la mejilla como agradecimiento por acompañarme a casa.
Me pongo el chaquetón y salgo de casa junto a él, mientras le insisto que coja el taxi de verdad y que no me engañe, aunque más bien lo que hago es chincharle.
Camino a su lado mientras anochece, hasta llegar a casa y asegurarme de que Kazou pide ese taxi.
Una vez en casa, tu padre os recibe, y le paga el viaje a Kazou, que acepta sin más remedio con gran apuro. Te aseguras así de que llegará pronto y seguro a casa.
Y por fin puedes dedicarte al asunto que te ha llevado de vuelta a casa.
Tu padre te hace sentar y mira un papel donde hay cosas escritas a mano. Parece nervioso.
Me despido de Kazou, y antes de entrar en casa le doy un beso y le digo que ha sido una tarde perfecta. Entramos en casa y mi padre insiste en pagarle el taxi. Decido no meterme en esa discusión.
Cuando ya estamos solos, mi padre me pide que me siente.
Uy...
Y espero a que me diga lo que me tenga que decir, mirando el papel con curiosidad y miedo.
- Verás, Kaori... Me han llamado para preguntarme qué haremos. Con el caso y demás. De ser cualquier cosa, quizás ya habría actuado, pero quería contar contigo. Deberíamos denunciar, y actuar legalmente para que este muchacho reciba castigo, o ayuda. - comienza a decirte. - Nos piden respuesta cuando antes mejor. Porque están comenzando a manejar papeleo y procesos...
Frunzo los labios y suspiro, pasándome las manos por las rodillas y los muslos de arriba a abajo, con nerviosismo, mientras reflexiono.
Cuando termina de hablar me quedo un momento en silencio, meditando mi respuesta.
-¿Qué ocurre si no hacemos nada?-Pregunto, para conocer las consecuencias de esa opción.-No me gustaría meterme en ese tipo de... asuntos legales. Pero si es necesario para mantenerlo lejos de mí, entonces creo que no tengo otro remedio.
- Si no hacemos nada, corremos el riesgo de que esté en la calle haciendo de las suyas otra vez. Si actuamos, tal vez le sirva como advertencia, para que encuentre un límite en sus acciones. - te explica, intentando pensar y ser conciso. - No te pido respuesta ya. Ve a la cama, piénsalo, y mañana lo volvemos a hablar. Sé que es desagradable, pero se trata de ti, de que estés bien.
Asiento en silencio antes de marcharme.
Son muchas cosas, y lo cierto es que aunque no quiero tener que hacer ese tipo de trámites... no quiero, ni mucho menos, volver a encontrármelo por la calle.
Tal vez la próxima vez consiga su objetivo.
Me voy a la cama tras cenar para empezar mañana un nuevo día de clases.
La felicidad que antes sentiste se ha evaporado poco a poco.
Te marchas a la cama con pesadez, pero sientes una vibración en tu móvil. Es Kazou, que te ha dado un par de toques, para avisarte de que está bien, y quizás para contactar contigo.
Los recuerdos de vuestro encuentro te saca una sonrisa.
Y te ayuda a dormir.
A la mañana siguiente, despiertas. Pero despiertas. En un lugar algo incómodo, aunque no tienes demasiado frío. Te encuentras sobre la mesa del salón, arropada con tu manta. Momo, está a tu lado, observandote fijamente, consciente de aquel extraño hecho.
Le respondo los toques a Kazou, y le mando algunos mensajes antes de quedarme dormida. Intento dormir, y la noche no pasa mal, salvo que al despertar me encuentro en un sitio que no es mi cama.
Me incorporo en la dura tabla con dolor de cuello y de espalda. No es el lugar más cómodo del mundo. Me da miedo que algún día me dé por salir a la calle mientras duermo. Espero que no. Observo a Momo y lo acaricio mientras me levanto y doblo la manta. No sé ni que hora es.
Salgo del salón para ir a mi dormitorio y ponerme el uniforme (con pantalón, claro) para regresar nuevamente al instituto. Y luego, salgo a desayunar antes de irme, con la mano en la nuca intentando solucionar mi tortícolis de alguna manera.
Te estás levantando poco a poco cuando aparece Itsuki, que baja para desayunar.
Pero al parecer, cree estar demasiado adormilado y sigue camino a la cocina. Momo se lanza a darte besitos y a seguirte, como si quisiera comprobar que alguna otra locura vas a hacer.
Te vistes, desayunas, y te marchas al instituto un día más.
Sabiendo que ya queda poco, y que los exámenes comenzarán dentro de poco. Encuentras a tus amigos, y los otros alumnos comienzan a pasar un poco de tu imagen.
La gente al fin pasa de mí. ¡Vuelvo a ser invisible! Nunca pensé que eso me gustaría tanto.
Camino por el instituto, y sabiendo que pronto tengo los finales, me paso el día empollando a muerte. Si hay horas libres, las paso en la biblioteca.
Y en el recreo también me quedo en ella.
Estas seis horas de clase las quiero aprovechar al máximo, por lo que hoy soy lo más productivo del mundo. Cuando termine esto... seré libre y haré lo que me gusta.
Tus amigos, comprenden tu actitud, y se unen a ella. Porque la unión hace la fuerza, y juntos se hace más fácil estudiar. Mei se distrae, pero no distrae a los demás. Es su gran ventaja.
Kazou tiene algunos problemas, y necesita ayuda en ocasiones.
Itsuki, en cambio, se dedica a dibujar a vuestro lado.
Todos estudiamos, y observo a Itsuki, cayendo en que podríamos haber venido antes a la biblioteca para no tener que arriesgarnos a que saltase la verja. Paso la mañana estudiando, básicamente.
A la tarde probablemente me quede estudiando otra vez, salvo quizá un rato para hacer karate. Es mi idea, pero en esta ocasión volveré temprano y en bus. Tengo que conseguir ese maldito cinturón azul.
Abordaste a Tora en un momento oportuno, y le hablaste acerca de denunciar a Ryu. Para que podáis vivir tranquilamente, sin preocuparos de salir a la calle.
Junto con tu padre, fuiste a denunciar todo aquel asunto. Y fue recluido a un centro de menores, y también con terapia de psicólogo.
Conforme pasa el tiempo, tus visitas al psicólogo han ido evolucionando. Cada vez tienes menos miedo de salir a la calle por ti misma.
Y los exámenes no se te resisten. Te cuesta, te ha consumido mucho tiempo y energías. Pero por fin, logras superar tus pruebas y acabas la educación básica.
En cuanto al fin de curso... ¡Un viaje agradable! ¡Y apto para ti! Viajais a un lugar frío. Una ciudad europea, del noroeste. Es un mundo diferente. Cultura, avance, democracia.
Y los parajes son de una belleza extraordinaria. En casas rurales, pero aún así viajais a la ciudad. Y disfrutas de un viaje único. Junto con tus amigos.
E Itsuki, que incluso se cuela en el viaje debido a sus buenas notas.
Tirada oculta
Motivo: Viaje
Tirada: 1d10
Resultado: 3
El tiempo ha pasado volando estos últimos meses. Pude disfrutarlos en tranquilidad en el instituto, al fin sin miedos. Hablé con Tora, y a veces pasaba con él algunos recreos para que no se sintiese solo y para conocerlo más. No es muy hablador, y no he descubierto demasiado, pero está bien.
No he vuelto a ver a Ryû, lo encerraron en un centro de menores. He oído hablar muy mal de esos lugares, y espero que cuando salga no me guarde aún más rencor. Tal vez ahí han podido ayudarle al fin con sus problemas. Y Akane y Shin han pasado de mí también, por lo que han sido los mejores meses de instituto de mi vida.
Incluso apoyaron mi decisión de viajar a Finlandia, debido a lo poco que soporto el calor y a mi oculto complejo sobre mis brazos. Va a ser un verano duro en mangas largas. Pero fue un viaje perfecto, con mis amigos y mi hermano. Nunca pensé que podría terminar así la etapa escolar.
Y al fin... verano. Pronto comenzaré a trabajar, y espero... poder dar lo mejor de mí misma.