- Además de que es una experta luchadora. - interviene Darker de nuevo. - Casi nos aniquila a Zokka y a mí. Es muy letal, tenemos una gran ventaja con ella a nuestro lado.
Eso parece subir la moral entre vosotros.
Aunque tú empiezas a estar mareada. Te azota de nuevo el dolor de cabeza. Te aterra pensar que volverás a ese estado, de nuevo.
Dos días seguidos.
Voluntad
Sonrío más animada ante la esperanza de que Blood luche a nuestro favor.
Sería una gran ayuda.
Aunque de pronto los mareos comienza a azotarme de nuevo. Me asusto y busco un lugar donde sentarme o al menos un apoyo por si me voy a caer.
No, no... otra vez no...
Motivo: Voluntad
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+3)=7
Comienzas a perder el equilibrio.
Te sostienes en algún lugar y algunas personas te comienzan a buscar, evitando que caigas.
En tu obnubilamiento ves como Seiber y Ren también caen, presos de un ataque espasmódico que apenas parece humano. Sus ojos vueltos hacia atrás y soltando espumarajos por la boca.
En la lejanía, crees escuchar una marea de gritos que proceden de todas partes.
Nunca has escuchado nada tan terrorífico.
Oh no... quieren...
Apenas consigo hilar pensamientos.
Siento pánico, todos estamos cayendo en ese maldito estado. Esos hijos de puta... quieren debilitarnos, tal vez incluso eliminarnos de este modo.
Sería más rápido, más sucio... más fácil para ellos.
Me sostengo la cabeza y comienzo a gritar y llorar por el dolor y el propio miedo.
Aunque luego me dedico a respirar buscando un poco de tranquilidad, una calma.
No sabes cuanto tiempo hacen que estáis así.
Pero al fin comienzas a ver algo de tranquilidad en tu mente. Todo se apacigua. Vuelve la calma, como el que encuentra un remanso de paz en mitad de una tormenta en el mar.
Te sorprendes al encontrarte en los brazos de Kai, que te acuna con los ojos cerrados con fuerza, sin ser consciente de lo que pasa alrededor.
Los gritos van cesando, y solo hay un espectral silencio, a pesar de que sois una multitud.
El tiempo pasa pesado, lento.
Se me hace tan eterno que cuando voy regresando a la normalidad siento temor al imaginar la ventaja que ha debido tomar el enemigo.
Los gritos comienzan a cesar y poco a poco abro los ojos.
Veo a Kai y me sorprendo.
Lo abrazo con fuerza, es mi primer impulso. Y lloro, asustada. Me asomo un poco para comprobar el estado de Seiber y Ren, pero aún continúo mareada y apenas logro ver más allá de Kai.
Te sigue apretando con la misma fuerza, como si no se hubiera dado cuenta de que estás ya despierta, normalizandote.
Tu hermano y Zokka buscan también a tus otros amigos. Todos parecen en estado de shock. La mirada perdida, tensos, con lágrimas que no les permiten mucho desahogo.
Escuchar todos los gritos de tantísimas personas... Eso puede quebrar a cualquiera.
Tenemos que estabilizarnos... ellos quieren esto. Quieren que estemos así.
Me relajo un poco, pero sigo envuelta en el fuerte abrazo de Kai.
-Kai...-Lo llamo, buscando su atención para que sea consciente de que ya ha pasado.
Escuchas que se atreve a abrir la boca, como liberandose.
Una respiración tensa, temblorosa y casi contenida se escapa de sus labios. Como si el frío no le dejase hacer más para poder vivir más tiempo.
- No más gritos... Por favor...
Acaricio suavemente su rostro.
Desde fuera debe ser incluso más horrible. No poder hacer nada para evitar que tantísimas personas sufran. Y todos gritando, pidiendo un auxilio que no puede llegar.
Ha sido horrible...
-No...-Respondo, sin saber muy bien qué hacer. Tengo miedo de que vuelvan a hacerlo.-Tenemos... tenemos que seguir adelante.
Joder, nos han debilitado a la mayoría...
Él asiente, como si llegaran las palabras a él de una voz en su mente. Tardará en reaccionar, no como Darker y Zokka. Ellos ya se van recuperando.
Y las voces se van alzando en el exterior.
De pura rabia, de dolor, de sufrimiento.
Seiber te toma de la mano y camina contigo hacia el exterior, donde todos vitorean al veros.
- ¡NOS HAN HERIDO!¡PERO SEGUIMOS EN PIE!
Pronto estará mejor.
Al menos mi hermano y Mei se han estabilizado.
Casi nos buscamos a la vez, Seiber y yo. Salimos para comprobar cómo está el resto.
-¡NO DEBEMOS DEJARNOS INTIMIDAR! ¡VAMOS A VENCER! ¡VAMOS A DEMOSTRARLES QUIÉNES SOMOS!
Todos gritan alabando vuestras palabras.
Sabréis llevarlos hacia la victoria, hacia un gran intento al menos.
Estáis alzando las armas cuando comienzan a sonar los tambores. Tambores en la distancia. Rítmico, profundo, que retumba en vuestros pechos.
Ha llegado la hora.
Todos tomáis vuestras armas y os disponéis a formaros para acudir al lugar de la batalla. Todo, esté listo o no, se decide a partir de aquel instante.
Marcháis todos juntos, y muchos se buscan para que nadie quede solo.
Llegó la hora.