Partida Rol por web

- Moza... - diríjome a la Agneta, el semblante bien profundo - ...ponte a salvo tu e los feridos que yo en tengo que acabar lo que he empezado -. Le cedo las riendas del buen Coceador, cargado con los agotados Khaled e Joan; tomo la ensangrentada Crucífera y me encasqueto la Celada.

- Cuando arribes a alguna Villa de bien encárgate que cuiden bien al Escudero e manda las huestes a aquesta aldea maldita... - la vista vuelve a Navata, siempre Navata -. Asegúrate que canten buenas rondallas acerca del Jaume de Ferriol que falleció, en cristiana causa, el último día del año de Nuestro Señor 1351...

Dejando a la cíngara con el caballo y los heridos, espada en mano y bien pertrechado para volver al combate, el de Montesa toma el polvoriento camino, dispuesto a enfrentar lo que sea que lo espere en la condenada aldea.  

Al oír los gritos de la mujer temo por la aparición de otra horda de endemoniados. Por lo que comienzo a apresurar el paso por el camino.

Cuando oigo las palabras de Jaume me paro en seco. Me temía algo así.

Le miro mientras se pertrecha para la batalla, - ¿no hay nada que os pueda decir que os haga cambiar de opinión? ¿que hay de vuestra misión? prometisteis llevar a este desgraciado a su casa.

Miro al de Sebastida con algo de rencor, como si fuese culpa suya todo este embrollo. - ¿Y yo? - alcanzo a murmurar - ¿que será de mi ahora?- me giro y me restriego los ojos con la manga de mi túnica.

-¡No! no pienso ir sola por estos caminos, para que me maten o algo peor. Iré con vos.

 Iré con vos.

Una visible determinación surca el rostro de la moza: Imposible discutir con Ella. Ahhh! Damas! Mucho mellor tenerlas en los fogones que recorriendo os caminos pardiez!!!

Mas es buena compañera, e por cierto que no podría elegir mejores acompañantes en la muerte que me espera: Mis armas, mi escudero, mi montura y la gitana con la que he combatido, espalda contra espalda, en singular combate que será largamente recordado! Canten pues por la Agneta! Que acompañó al de Ferriol cuando su vida tocaba su Fin!

Non le digo nada, pues sobran las palabras, mi mirada lo dice todo: Vamos pues!

Tomo las riendas del caballo cargado de heridos y nos encaminamos a nuestra próxima muerte...  

Miro con el ceño fruncido al caballero, como si leyera sus pensamientos...

- aahh! noo, no, no, eso no, no piense vuesa merced que moriremos allá, no le dejaré, no. - digo levantando el dedo, al tiempo que comienzo a andar tras el caballo.

- Yo aún tengo que casarme y tener hijos y nietos, y verlos correr y moquear, no, no...- sigo platicando como si me escuchara.

Mientras nos acercamos a la maldita Navata, saco uno de mis potes, y tras comprobar la textura del oscuro ungüento, comienzo a untarme con él la cara, adquiriendo mi rostro un siniestro aspecto. Esta vez no me pillan desprevenida, pienso.

Una locura sin duda era volver de esa guisa a un pueblo en el que de buena tinta sabían que se cocía algo macabro. Daba la sensación de que podíanse estar frente a un trozo de tierra, campos y casas sacados del Infierno. Bien podía ser un trozo traído de allá a la buena tierra de Dios tal cual.

Anochece...

Caminando se fueron acercando a la confluencia de callejas que podía llamarse plaza en la que en efecto vieron a los pocos que quedaban con vida allí reunidos. Eran una docena de chiquillos entre los que había nacidos hacía poco que apenas caminaban, niños y niñas de teta y mozas y mozos bien dispuestos. Todos tenían en común una mirada triste hacia una de las dos enormes hogueras que chisporroteaban, crepitaban e iluminaban la confluencia de calles.

Con los chiquillos había cuatro aldeanos vestidos con aquellas extrañas máscaras que parecían esperar algo. Uno de ellos sostenía un tambor y los otros tres estaban totalmente quietos y erguidos.

Lo más preocupante era una figura vestida con una sotana de sacerdote con una tosca cruz invertida bordada en el pecho que sostenía una daga en su mano izquierda y estaba agachado defecando en aquel momento. Miró en vuestra dirección y pudísteis ver que tenía un rostro de lo más normal, podía ser un labrador cualquiera pero su mirada era la del peor de los dementes y al sonreir pudísteis ver que tenía los dientes limados para hacerlos parecer los de un animal.

- ¡USAREMOS VUESTRA SANGRE PARA LA CEREMONIA!

y le vísteis hacer un gesto con la mano que tenía libre mientras se levantaba a uno de los aldeanos que quedaba y vísteis claramente cómo el aldeano del tambor lo tiró al suelo y se deshizo de la máscara. Era Enric, el hombre que os había dado cobijo en sus chozas.

- ¡NO! ¡HEMOS FRACASADO! ¡ CASI TODOS HAN MUERTO HOY! ES EL PRECIO QUE HEMOS PAGADO POR RENUNCIAR A JESUCRISTO Y POR HABER SEGUIDO A UN LOCO COMO TÚ JOFRE.

Y se lanzó sobre el tal Jofre y ambos rodaron y forcejeraon hasta que el apóstata quedó muy quieto con su daga asomándole por la espalda.

Enric había dado cuenta del culpable y más aldeanos con máscaras aparecieron en la plaza, quitáronselas y los niños apagaron las hogueras. Enric entonces quiso acercarse despacio a donde estaban Agneta y Jaume.

- ¡DADME MUERTE OH SEÑOR CRISTIANO! ¡ PERO POR FAVOR! DEBÉIS PERDONAR AL RESTO DEL PUEBLO, A LOS POCOS QUE QUEDAN. DEJAD QUE VUELVAN AL REDIL SI ES QUE SON ACEPTADOS POR MONSEÑOR. PERDONADLES Y OS CONTARÉ EL PORQUÉ DE TODO ESTE SINSENTIDO.

¡DADME MUERTE OH SEÑOR CRISTIANO! ¡ PERO POR FAVOR! DEBÉIS PERDONAR AL RESTO DEL PUEBLO, A LOS POCOS QUE QUEDAN. DEJAD QUE VUELVAN AL REDIL SI ES QUE SON ACEPTADOS POR MONSEÑOR. PERDONADLES Y OS CONTARÉ EL PORQUÉ DE TODO ESTE SINSENTIDO.

Contemplo, postrado ante mi, al pecador arrepentido tras haber dado muerte al tal Jofre. Pensando en mis muertos, en Valentí y en el de Moreau, agarro con fuerza la empuñadura de la espada, valorando cercenarle el cuello en ese mismo momento...

Mas es propio de buen cristiano el perdón a los contritos así que, con la mandíbula bien prieta por la tensión, mi mano abandona la espada et que me deshago de la celada, dejándola caer al suelo y pongo la palma encima de la cabeza de Enric, que acaricio conciliadoramente...

La mirada, muy severa, recorre a los niños e aldeanos que han sobrevivido aquesta funesta jornada, alistándoles para recibir la mayor lección de sus penitentes vidas... alzo los ojos al cielo, buscando el apoyo de Dios Nuestro Señor, et que absuelvo de sus pecados tanto al Enric como al resto de Navatenses:

- Deus, Pater misericors, qui per mortem et resurrectionem Filii Sui mundum reconciliavit et Spiritum Sanctum effudit in remissionem peccatorum vestrorum tribuat vobis per ministerium Ecclesiae indulgentiam et pacem. Et ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti...

Me mantengo en silencio, confiando en el sincero arrepentimiento de los aldeanos et que la oportuna explicación del Enric!
  

- Fuerte hideputa, - digo y escupo a un lado, asqueada y cansada de todo.

Me acerco al sacerdote muerto, y lo giro para verle el rostro. Me agacho junto al cuerpo para observarlo bien a él y toda la escena, por si reconociera el ritual. - ¿Y de dónde ha salido este palurdo? - pregunto.

Mientras tiene lugar la ceremonia de absolución para lo que queda del pueblo Agneta registra al sacerdote apóstata para descubrir tan sólo una burda daga con el filo algo mellado y una empuñadura tosca de madera mala que no tiene ningún valor mágico. El ritual ha tenido que ver con otra cosa, pues Agneta no logra descubrir nada más.

Enric no puede creer la infinita misericordia del caballero ni el hecho de que haya perdonado a todos de manera tan clara -os debemos la vida señor caballero. Juro por mi alma que a partir de ahora seré el más devoto de los creyentes. Traeremos un sacerdote, restauraremos la ermita, la consagraremos y acudiremos a misa todos los días. Y para que veáis que cumplo fielmente con lo que prometo os contaré nuestra historia:

Hace tres años (1348) que la Peste vino al Principado como recordaréis. En la comarca fueron varias las aldeas que sucumbieron casi enteras. Nosotros vivíamos aterrados... Jofre contaba que formuló el deseo en el cruce de caminos para convertirse en brujo. Vino diciendo que Dios le había hablado y que le había pedido un sacrificio. Luego resultó que fue el Maligno, pero eso nos lo contó más tarde. Enric, nuestro sacerdote, se lanzó contra él acusándole de blasfemo. Hubo un forcejeo y antes de que pudiésemos separarles Jofre dio muerte al sacerdote con su cuchillo, matándole en el acto. Nosotros estábamos horrorizados ante aquel acto para con nuestro Dios y su representante. Teníamos miedo. Jofre entonces esparció la sangre del sacerdote en el cruce de caminos y dijo que el pacto había quedado sellado y que la peste no nos visitaría jamás. Nosotros poco podíamos hacer entonces, teníamos miedo y las noticias que nos llegaban de la Peste...nos retiramos a nuestras casas.

Ya sabréis que la Peste se ha dado por todo nuestro Principado, en muchas aldeas aisladas. Pero lo cierto es que aquí no. Al año siguiente, Jofre que por aquel entonces ya nos mandaba a todos, dijo que el sacrificio debía repetirse la última noche del año, como hoy. Así que al año siguiente  siguiendo sus intrucciones nos cubrimos con pieles y máscaras, cantamos al Maligno y Jofre mató a un vagabundo que nos había visitado días antes, esparciendo su sangre en el cruce. Y este año aparecísteis vosotros y ése que os acompaña que teníamos encarcelado para que su sangre sirviese. A vosotros no os queríamos hacer daño...

Y en fin aquella era la historia de ese pueblo que no tenía perdón humano, pero gracias a Jaume sí tuvo perdón divino y un sacerdote en efecto acudió a cuidar de las almas de la aldea que entraron finalmente en el Paraíso.

Los aldeanos hicieron todo lo que pudieron, dieron a Agneta y a Jaume provisiones de sobra, les dieron un carro y un caballo de tiro*, un jamelgo de color negro llamado Belcebú al que don Jaume rebautizó como ** . No quiso el caballero quedarse en aquel horrible pueblo por más tiempo de lo necesario y tras enterrar a Diegue y a Valentí en el pequeño cementerio bendecido por el caballero y tras la ceremonia correspondiente, cargaron a Khaled consciente pero débil y a Joan en el carro y continuaron camino.

FIN