aventura con
y amor de
atracción con
deseo por
Apenas habías caminado un trecho, bordeando tu casa y las adyacentes en dirección a la de la curandera que escuchaste unos ladridos cercanos. No les diste mayor importancia hasta que también percibiste el llanto, parecía que alguien lloraba.
Sentado entre los árboles de la plaza había un niño pequeño y su perro que le lamía preocupado.
- Es que, salí a pasear a Nuka y me he mareado... no me encuentro nada bien.- Te dice, desorientado, cuando ve que te acercas interesándote por el.
Le pones la mano en la frente para recalcar que la tiene ardiendo. Si le preguntas acerca de donde esta su casa el levanta la mano y señala en una dirección, pero luego se contradice y señala para otra. La frente perlada por el sudor y la vista que se le entrecierra denota que no esta en condiciones de hacerte de guía.
Lyrei
Nimei no se sobresalta tanto como hubieras imaginado. Pero te sorprende más que no la acompañe su siempre eterna sonrisa. Esta seria, como si le preocupara algo.
- Oh, me alegro mucho por ti, Mir..- Baja su rostro y sin poder evitarlo rompe a llorar cuando le preguntas que le ocurre.
Se lleva las manos al rostro, reprimiendo el llanto.- Es Turo, ha pasado una mala noche y esta mañana le hemos llevado al hospital. Esta muy malito... no quiero que le pase nada malo Mir.
Te mira con los ojos enrojecidos a la vez que te toma por las manos. - Tu.. ¿ podrías acercarte para ver si Ania te cuenta algo nuevo de su estado?. No quiero volver yo, me pone muy triste verle así, tan enfermo..-
Mir
De camino hacia el pequeño hospital has podido ver algún grupo de chicos murmurando con rostros que evidencian la preocupación.
- Si, he escuchado que esta mañana han ingresado al peque Turo.
No detienes tus pasos y estos te hacen pasar junto a la posada ya que el edificio se encuentra al lado uno del otro. Es casualidad que en ese momento veas a Farah fuera, vaciando en un lado una tinaja que parecía haber estado limpiando.
Te sonríe al saludarte, aunque adviertes que no se la ve tan risueña como de costumbre.
- Haakon, ya que nos vemos ahora... mira he pensado que lo de esta tarde mejor dejarlo pasar. - Se encoje de hombros y suspira. - Disculpa, y no lo tomes a mal, creo que me precipité cuando te dije que sí. No sabía que te interesaba mi hermana. - Una voz desde el interior hace que la muchacha se gire y desvíe su atención sobre ti. - Ya me reclaman, bueno, te veo en un rato...- Dice teniendo presente que solías ir a menudo, casi cada día por la taberna.
Haakon
- Desde que me gusta provocarla. Son tácticas amorosas para llamar la atención de las chicas, lo leí en un viejo grimorio que encontré en la alcoba del viejo. Dice refiriéndose a los aposentos privados del desaparecido mago.
Se cruza de hombros, cabeceando de forma afirmativa, sonriente. - Pues claro que tengo razón, en otras cosas al igual me equivoco...
Captas su atención, se concentra mientras te escucha y cuando terminas se lleva las manos a la cabeza y abre los ojos como platos. - Venga, ¿ En serio?. .-
Suspira a la vez que se frota el mentón afilado. - Antes de las primeras siembras del año se celebra la fiesta de la cosecha, y cuando meses después se recogen sus frutos se retoma una nueva noche de festividad. Todos pueden acudir sin invitación, ni normas ni obligación de bailar, ya deberías saberlo. Pero la tradición dicta que los mas mayores entre los jóvenes invitarán a alguien especial para ellos que actuará esa noche como su pareja. Se sentarán juntos a comer en la mesa de los adultos de la aldea y deberán inaugurar el baile saliendo en el primer grupo. Carraspea.- Conociendo como piensan las chicas, no hay ni una sola muchacha que sueñe alguna vez con estar en esa situación.
Ante la insinuación de llamarle crio pequeño, Dennix se puso rojo de la indignación y te miró entrecerrando los ojos.- Perdona... tengo ya mas de catorce primaveras, no me compares con esos críos que apenas caminan sin caerse..- Su semblante molesto pareció esfumarse. A todo esto, me preocupa Ania, ¿crees que lo llevará bien en el hospital?
Drylla parte hacia el Valle de Gallen, entrando a este desde el sureste Y siguiendo el cauce del rio Mellyn . Pronto descubre que el territorio es grande y sin un guía le puede demorar mucho. Además, puede meterse en problemas en sus caminos, algo realmente peligroso si además viaja sola, por muy diestra que sea con la espada.
Es una suerte que llegando a la ciudad de Cuerdwen se tope durante su viaje con un pequeño clan de centauros que deambulan por las estepas a las afueras de esa urbe. Gente en apariencia ruda y desconfiada en un inicio con los extranjeros, pero que demuestra ser hospitalaria, compartiendo la lumbre de su hoguera con Drylla, además de su comida.
Allí, Drylla conoce a Iniss, un hábil explorador centauro que en cuanto descubre que la joven guerrera tiene pensado viajar hasta el Pueblo de Narán, se interesa en ser su guía y hacer camino juntos.
Sin nada que perder y si mucho que ganar, ambos, Dryllla y Inis, comienzan su andadura, acordando una parada en el pueblo de Melina para que ambos tomen provisiones. Un pequeño desvió que apenas les llevará un día.
Durante su marcha, Inis le cuenta a Drylla que tiene parientes en Narán, primos, y que aprovechará para visitarlos al llegar allí. Gente que no ve desde el misterioso gran suceso* que no solo afectó Narán, si no gran parte del valle de Gallen.
Drylla por contra se muestra mas celosa de sus motivaciones de viajar hasta ese pueblo, y se guarda para ella sus intereses personales.
No os es necesario llegar hasta el pueblo de Melina, divisais una granja y pensais que es una buena idea comerciar o hacer trueque con sus residentes. Lo necesario para no perder el tiempo, mas si se puede obtener lo que se busca.
La granja esta un tanto descuidada, os recibe una chica joven y bajita que os llama la atención por su tez verdosa. Se presenta como Verdeliz y no tiene inconveniente en daros algo que beber y un lugar en el que sentaros a descansar. No tiene gran cosa, pero a accedido a venderos cecina, fruta y hidromiel. Aunque se nota qu tiene cierta prisa por que os vayais. Pronto averiguais el porqué.
Verdeliz no parece estar sola, pronto hace aparición entrando por el sendero junto al famélico huerto una mujer enana que se presenta como Katnar. La joven parece llevar un pesado jubón de viaje amarrado a su espalda, y os percatáis que vuestra anfitriona en la granja tambien ha preparado enseres para hacer una escapada. A los cuatro os sorprende la casualidad, pues compartís destino por igual: Llegar al Pueblo de Narán.
Gran suceso*
Nadie sabe muy bien cómo sucedió, pero un día, uno como otro cualquiera cerca de la pequeña villa de Narán, una niña llamada Pandora encontró un jarro mientras jugaba con su hermano en las ruinas abandonadas de un viejo castillo. Las ruinas, que no estaban muy lejos del pueblo, llevaban allí desde hacía muchísimo tiempo y muy poca gente se atrevía a visitarlas.
El jarro estaba tapado con un lienzo de tela empapado de cera. Pandora, curiosa, y a pesar de las advertencias de su hermano, no pudo resistir la tentación de destaparlo. Nada más hacerlo, del jarro comenzó a salir una extraña niebla, un vaho amenazador que fue cubriendo el suelo a su alrededor. Asustados, la niña y su hermano corrieron de vuelta al pueblo.
A partir de ese momento comenzaron a pasar cosas muy raras en la región. Para empezar, a la mañana siguiente todos los adultos del pueblo habían desaparecido, por lo que los niños tuvieron que empezar a arreglárselas solos mientras se preguntaban qué es lo que había podido pasar. En segundo lugar, los alrededores se llenaron de extrañas criaturas. Algunos animales del bosque se volvieron feroces y aparecieron muchos otros que nadie había visto nunca. ¡De repente había un montón de seres peligrosos deambulando por todas partes!
Pero no todo estaba perdido. Tratando de averiguar qué había pasado, algunos niños volvieron con Pandora al lugar donde había encontrado el jarro. Al cogerlo, vieron que aún quedaba algo, ¡o alguien!, en el fondo. Se trataba del Hada de la Esperanza.
El Hada salió del jarro, tocó a cada niño en la frente con la punta de sus dedos y les dijo que no tuviesen miedo. Ella estaría allí siempre para darles esperanza y ayudarles a enfrentarse a las misteriosas fuerzas que ahora amenazan a su comunidad.
Les avisó que de que del jarro también se había escapado la poderosa Magissa… una bruja que trataría de hacer de las suyas a lo largo y ancho del mundo de Dyss