Partida Rol por web

La primera línea se mantenía sólida, mientras los de detrás hacían un despliegue de luces y colores. Sus ojos apenas se entrecerraron, no dejándose enceguecer por las mismas. Su mente seguía concentrada en una sola cosa: Aguantar, y prepararse para cualquier no muerto que quiera y logre atravesar el cuerpo de uno de sus compañeros. Su escudo y espada permanecían listos. La situación estaba controlada, mas ella nunca bajaba la guardia.

Preparo un Ataque en caso de que cualquiera de los Enakins logre atravesar a Ursus o Balandir y quede a mi alcance.

Desde la parte de arriba podía ver como la lucha seguía, como no paraban de pelear contra aquellos no-muertos en aquel lugar tan peligroso, y eso me molestaba, ¿No se daban cuenta de que si todas esas criaturas se lanzaran encima de uno solo podrían tirarlo por encima de la barandilla de la escalera? Si, no nos preocuparíamos más por ellos, pero fácilmente podrían terminar cayendo cientos de metros hasta el suelo, y dudaba que alguno de nosotros lograra resistir eso.

-¡Mierda, mierda, mierda!- Grité molesto antes de comenzar a bajar rápidamente las escaleras lo más que podía, acercándome a todo el alboroto hasta que al estar en una distancia considerable flexioné mis rodillas, tensé los músculos y sin más di un gran salto con el objetivo de cruzar encima de todos mis compañeros.

Lastimosamente en último momento un pie se deslizó por el escalón, cambiando la trayectoria del salto y terminando saltando por encima de todos pero casi terminando por chocar con la primera linea de la formación. Rápidamente, sujetando con ambas manos mis Hojas las coloco por delante de mi, dirigiéndome directamente contra el Enakin que estaba enfrentándose. Sin problemas logré impactar el golpe, pero ahora esperaba poder hacer el suficiente daño como para eliminarlo, pero ahora mi objetivo era aterrizar sin terminar doblandome el cuello.

Después entregar su esencia a los dioses del acero, Ursus el gigante se volvió loco y mientras cantaba la canción de ¡Matar, Matasr que su abuelita le enseñó cuando era pequeño, se dedicó a arrancar grandes pedazos de su enemigo más cercano. Además, apareciendo de la nada y cogiendo fuerza apoyándose en las esquinas, Kaladin terminó de descabezar a la última momia con un ágil movimiento acrobático que habría dejado luzado a casi cuaquiera que no fuera elfo.

A dos pasos de distancia, las cosas iban igual o mejor para el grupo. Mientras la magia y las pedradas , ayudados por los potentes golpes de Balandir, convertían al blanco marcado en un pequeño montoncito de cenizas, Lixue terminaba de hacerle la manicura integral a la última momia que se mantenía en pie. El resultado final fue digno de la mejor charcutería de barrio.

Una vez los engendros dejaron de moverse y las luces mágicas se fueron apagando, la sala quedó igual de silenciosa y húmeda que cuando entrasteis. En ese momento, como si hubiera estado esperando el final del combate para dar su toque de atención, el gemido ululante volvió a resonar en la cámara abovedada. Una rápida inspección lo sitúo al menos 2 niveles más abajo, pero el eco y la resonancia hacían difícil su ubicación exacta. Algunos estabais convencidos de que se trataba de un animal herido mientras que otros creías que era solo el viento. Solo había una manera de averiguarlo y no iba a ser precisametne limpia…

Desde donde os encontráis, el tramo de pequeñas escaleras que sube y acaba en una trampilla parece menos apetecible que las grandes que bajan. En el primer rellano hacia abajo, por donde subieron los enakin mofificados, podéis observar lo que parece una bota con un trozo de pierna todavía colgando, justo al lado de un gran charco de sangre donde acaba el reguero que estabais siguiendo.

La vieja verja metálica que protege la boca del pozo ha sufrido algunos daños y chirría mientras se bambolea, aunque todavía podría aguantar una pedrada o dos. Unas grandes sogas cuelgan del techo, pero no queda rastro de la maquinaria que sin duda movían. Asomarse al pozo no parece una buena idea, pero si lo haceis, vesi al menos 3 niveles diferentes antes de que la negrura se trague vuestras luces.

¿Qué harán los alegres aventureros ahora que la mina se había cobrado la primera sangre?

El combate había terminado favorable a nosotros. Quitando algunas heridas en los valerosos guerreros, no había ido tan mal.

-"Bien hecho chicos, hemos actuado como un grupo unido y hemos salido victoriosos. Descansar un minuto y preparaos para seguir. Pero antes me gustaría terminar de investigar la sala que hemos dejado atrás, la que estaba tan limpia. Alguien la barrió con mucho esmero para ocultar las huellas que hubiera en ella. Descubrí que las juntas de las baldosas están recién encaladas, por lo que hay algo debajo de ellas que ha sido ocultado. ¿Alguien quiere acompañarme para descubrir qué es?"

Esperé unos momentos para ver si alguno de mis compañeros me acompañaba.

Se quitó el polvo de encima... casi prefería matar vivos... a fín de cuentas, te salpicaban con sangre, y eso siempre quedaba bien... un trozo de sesera colgando de la melena, siempre daba un toque varonil que volvía locas a las hembras... pero acabar con muertos zarrapastrosos.... solo conseguías pringarte de telarañas y mugre caducada...

En esas andaba, acicalándose -eh!, pero virilmente, no confundamos-, cuando oyó a Barrik... y claro, siempre constructivo, decidió aportar...

-Bien, si ser poro rato, Ursus ir. Si querer que Ursus destrozar baldosas... Ursus destrozar.

Lo de un suelo recién puesto, aparte de... poco práctico, pues donde esté uno de suelo apisonado..., podía querer decir que habían intentado, como dijo el compañero, esconder algo... Total... no le llevaría mucho tiempo; sería cosa de goplear con el refuerzo metálico del mango del hacha, y no había porcelanosa que soportase ese tratamiento...

El alegre pero algo cobarde bardo fue a recoger su daga. la que lanzó antes sobre el enano zombificado sin mucho éxito. Tuvo que adelantarse y pasar sobre los restos de los zombies. Eran asquerosos y mal olientes. Seguramente, o al menos eso pensó Barnaby, debían ser trabajadores enaniles que por alguna razón se vieron convertidos en eso. ¿Qué tipo de poder o fuerza los condenaría a vagar para siempre entre estas piedras? 

Barnaby regresó limpiando bien la daga con sus ropas. Era un poco tiquismiquis con eso de los germenes y las bacterias y más desde que había escuchado en no se donde el rumor de un lejano reino que había sido confinado  por una epidemia. 

De acuerdo, exploremos lo que decía Medianoche sonaba bien sobre todo si lo comprabas con la idea de bajar justo por el sitio por donde venía el grito o rumor ese que ponía los pelos de punta.

Al fin acabamos con nuestros enemigos, al menos todos estabamos bien. Yo tenía algunas heridas, pero nada que me impidiera seguir adelante. 

- Como estais compañeros, ¿todos bien? Yo tengo algunos golpes, pero nada que me impida seguir avanzando. 

Cuando acabaron con el último zombie, Lixue limpió su garra con esmero. Luego cogió nuevamente su ballesta y la cargó, preparándose así para un futuro combate. Sin embargo, mientras recargaba, le pareció escuchar algo: era como un gemido que provenía de algún punto por debajo del que se encontraban.

Sus compañeros parecían no haberse percatado de ello, pues debatían sobre si volver para reventar algunas losas de la sala anterior o no, cosa que para ella no tenía ningún tipo de sentido. Por el contrario, ella prefería seguir investigando... con suerte, lograría dar con la fuente del sonido.

—Yo quiero... avanzar —dijo, decidida.

Después de todo, sentía una curiosidad tremenda...

En cuanto a la pregunta del enano sobre las heridas, ella estaba en perfectas condiciones. Los zombies no le habían atacado, y ella se había encargado de destrozar antes de que pudiera reaccionar al único al que se había enfrentado en cuerpo a cuerpo.

Con pasos lentos y estirados, para evitar ensuciar las pulidas botas de su armadura con restos de cadáveres putrefactos, la dama fue a recoger su daga. La limpió rápidamente, observó que aún conservase su filo y la regresó a su cinto.

El brujo parecía haber encontrado algo. Los vio regresar hacia arriba junto con el bárbaro y el bigotudo. No creía que necesitasen más compañía para una tarea tan simple. Por su parte, el enano se veía algo rasguñado y agotado. Lo miró desde arriba, dado que la semielfa era naturalmente alta.

- Esperemos aquí a que regresen. Yo puedo tomar la delantera, a mi no me derribarán tan fácil. - Dijo con orgullo y decisión. Quizás en su frialdad pudo haber sonado como un desprecio al enano o sus compañeros, mas su mirada a los cadáveres indicaban que las palabras iban más hacia si misma. No caería hacia ningún muerto viviente, ni ante la bestia que los esperaba aún más abajo. Se negaba a caer.

Esperó en guardia, atenta a la fuente de ese sonido si es que se llegaba a mostrar nuevamente. Si había que avanzar, ella daría el primer paso.

Una vez remuertos los muertos tocaba lamerse las heridas, con lo que guardando momentáneamente la pipa, dado que ya se había consumido tras las rápidas caladas, me acerqué al enano y con gesto serio me planté ante él

No tiene bue  aspecto... tal vez podríamos remediarlo - le dije mientras aguardaba su permiso para aplicar mis poderes curativos

Si aceptaba...

-Sana sana, culo de rana, si no sana....ah! no, eso era otra cosa perdona... en que estaría pensando- añado sonriendo bobaliconamente mientras aparto la mirada del culo de la elfa - Remedium nunc*

Cuando asesté aquel último y algo suertudo golpe al no-muerto fue cuando me di cuenta que ya toda la pelea había terminado. Cada uno comenzaba a verse a si mismo, a recuperarse de las heridas y un pequeño grupo volvió a subir. Con cuidado limpié las hojas de mis armas en la cualquier trozo de tela "limpia" que tuvieran los no-muertos, para luego enfundarlas de nuevo mientras ahora el grupo discutía sobre que hacer.

Lixue mostró que quería continuar, y por otro lado Karlynn indicaba que lo mejor sería esperar por el grupo, así que sin más solo me crucé de brazos y me recosté en la pared de la escalera, con una mano sobre la empuñadura de mi espada esperando a no ser emboscados por algún otro bicho en este lugar. -Bien, a esperar entonces.-

Un resplandor rojizo salió de la pipa de Fumus, bañando a todos los presentes con su fulgor.

Después de unos momentos de calma y tranquilidad, el ulular del pozo volvió a oírse, estremeciendo vuestros cansados, aunque no demasiado magullados huesos. El grupo se separó, repartiéndose entre las distintas habitaciones que ya habían explorado y la escalera grande que bajaba.

Si no fuera por la codicia que brillaba en sus ojos, hasta parecerían un buen equipo.

Un grupo vuelve de un pasillo, después de haber encontrado una curiosa puerta secreta al tirar de una palanca y el otros, de haber sobrevivió a una muerte segura por molestar a la cosa gris del armario.

Las luces y los gritos de unos y otros hacen que la sala parezca la verbena del pueblo, incluyendo a los mazaos, las tías buenas y los viejos verdes chocando unos con otros en medio de la algarabía. Si algo (o alguien) todavía no sabía que estabais en la mazmorra, está claro que ya lo sabe. Menos mal que hasta el momento sólo os habéis encontrado con estúpidos enanos zombis, que ni tenían oído musical ni cerebro para procesar lo que escuchaban.

Barnaby, el juglar y cantante del grupo tuvo un arranque de matemáticas agudas y salió corriendo por uno de los pasillos, para llegar de nuevo a la sala del trono por el otro lado: Ambos grupos habían estado a punto de encontrarse tras haberse separado.

Quedan 3 puertas pequeñas con grabados de enanos sacerdotes por abrir, una sala del trono por registrar en profundidad, un pasillo secreto por explorar (desde cerca de la propia sala del trono) y dos más que continuaban desde las puertas talladas.

Decidiendo los siguientes pasos a seguir, a gritos por supuesto, os encontrabais cuando un aterrador chillido os hizo callar de repente. Todo mirasteis al techo menos Barnaby, que de repente se encontró mirando al suelo desde 10 metros de altura. Demasiado rápido para reaccionar, los gritos de pánico de vuestro excompañero de (des)venturas se ahogaron en un gorgoteo a medida que la sangre abandonaba, literalmente, su cuerpo. Parece ser que no todas las bestias aladas habían salido a buscar comida y una ya tenía desayuno para mañana.

No pasó mucho hasta que ambas partidas se reencontraron, y Culpepper había demostrado que el oscuro pasillo de donde venían no era más que un semicírculo extravagante que unía ambos lugares, aparentemente. Iba decirle algo, cuando vio a su cuerpo ser llevado por completo por otro de los murciélagos gigantes. Intentó atinar a arrojarle un cuchillo pero falló, no pudiendo hacer más que mirar impotente como se lo llevaban mientras recuperaba su daga del suelo.

- Ughhh... - Suspiró mirando hacia el techo con clara repulsión... Ser llevado por una de esas cosas horrorosas era lo último que quería. Justamente por eso era que se había adelantado a cubrirlo antes, no se veía como un guerrero y se imaginaba que eso podría pasar de dejarlo sólo. No podía sentir demasiados remordimientos por alguien a quien apenas conocía, pero obviamente, no le agradaba el no haber podido hacer nada al respecto.

- Deberíamos movilizarnos. Barrik encontró una recámara oculta en el pasadizo, se veía segura ¿Ustedes hallaron algo? - Preguntó, con la mente en frío pese a todo. Sabía que si ponían a dudar demasiado podrían ser nuevamente atacados y aunque ella la estaba nuevamente con su escudo hacia el frente y arriba y espada en mano, no podía garantizar la misma entereza para todos los demás. A menos que el mago o el druida supieran algún conjuro capaz de salvarlo, si no podían hacer nada tenían que aceptarlo y seguir adelante. 

Observó atónito como Barnaby se elevaba, y con un dedo tembloroso le señaló...

-Volar!, el poder volar!!!

Pero cuando se dio cuenta de lo que sucedía realmente, y de su final,... concluyó..

-ah!, pues no, no poder volar...

Mantoteó para asustar a los murciélagos... lo cual, teniendo un hacha en una mano, y una tea en la otra, debía servir para espandar a algo más grande que cualquier polilla de tamalo XXXXXXL, tras lo cual, se volvió a la elfa, que le pareció que era quien había preguntado no se que...

-Nada interesante; en habitación que entramos, haber moco, grande y asqueroso, con pinta de vomito, en armario. Resto de puertas... -meneó la cabeza- no saber, venir a ver que hacer los demás.

Y visto que intentaban decidir el paso siguiente a tomar, se encogió de hombros, lo cual en un tipo de su tamaño equivalía a moverlos una distancia considerable.

-A mi dar lo mismo... si querer husmear en sala, bueno; pero paso siguiente,... preferir mirar primero lo cercano, y luego ir más allá, no al revés.

Volví junto al resto de compañeros, solo para ver cómo Barnaby salía volando por el aire, apresado por otro murciélago gigante. Su final iba a ser horripilante, comido lentamente por la criatura y luego cagado en la oscuridad de la mina. No quise mirar más a aquél pobre desgraciado y puse mi atención en los vivos.

Algo nos habíamos perdido en nuestra ausencia, ya que hablaban de alguna criatura viscosa que les había atacado. Aún faltaban puertas por abrir y descubrir lo que ocultaban en su interior. El bárbaro tenía razón, lo primero sería terminar de revisar esta zona y después volver a la sala del trono y al pasillo secreto.

-"Oremos por el bardo un segundo. Bien, estoy con Ursus. Terminemos de averiguar qué hay tras esas puertas que faltan por abrirse."

- Yo opinó igual, veamos que hay tras las puertas, el trono a priori parece zona tranquila. Asegurémonos que el resto de zonas también son seguras. 

¿Moco, grande y asqueroso? ¿Con pinta de vómito? Luego le preguntaban por qué terminaba separándose del grupo. Mataría al hacedor de todas estas aberraciones, no más por ser tan grotesco. Aunque lo importante ahora era otra cosa.

- Muy bien. Cuando digan. - Acató firme Karlynn, plantándose con su escudo frente a alguna de las puertas de la sala, a la espera de una orden o seña para que abriese paso. Su antebrazo protegía principalmente su torso y cara. No dejaría que nada asqueroso se le llegase a meter en el rostro.

Ursus miró con respeto a la mujer -mo dudaba que la mirada lujuriosa la lanzaría otro miembrod el grupo-; ponerse en cabeza del grupo, era honroso, ciertamente, y denotaba un alma guerrera poderosa.

De modo que no pudo impedimento alguno a que ella, ahora, afrontase el reto de recibir el primer ataque de aquello que guardase la puerta, pero se dispuso cerca de ella, para actuar si su concurso era necesario.

Esta vez, ella se le había adelantado en eso de pedirse la posición de más privilegio...

Como a muchos de sus compañeros, Lixue parecía importarle poco el camino a elegir. Así pues, cuando se decidieron por la sala del trono, ella asintió con la cabeza conforme.

—Pues vamos...

Y tan rápido como lo dijo, se preparó para un posible combate en caso de que hubiera algo o alguien en la sala elegida.

A decir verdad, aquella mazmorra estaba resultando ser especialmente tranquila. Con todo el ruido que habían formado, Lixue esperaba encontrarse rápidamente rodeada de un regimiento de goblins, kobolds o cualquier tipo de bicho medianamente inteligente. Sin embargo, salvo por los murciélagos, los zombies y aquel moco gigante que se habían encontrado antes... no parecía haber ningún peligro realmente importante.