Partida Rol por web

Al igual que nosotros, el enemigo no se iba a retirar, y mucho menos con la clara ventaja que tenía a su favor. Estaba claro que no iba a dejar que les derribásemos sin mas, y tanto nuestros cazas como los suyos descargaron una lluvia de fuego. Las alarmas sonaban y los fogonazos de las explosiones se sobreponían a las llamaradas de los impulsores siendo forzados para esquivar el impacto enemigo.Una de las marcas se queda fija en la pantalla, uno de los misiles se acerca con velocidad y parece tenerme fijado en su mira. 

Ajusto los propulsores y lanzo un chorro de plasma al espacio para evitar el misil ... por los pelos veo como este rebasa mi posición, estallando en el frío espacio. - Eso ha estado cerca. Tanto en la pantalla táctica, como en la pantalla de visión de la cabina podía ver que este pequeño problema, no había cambiado para nada la batalla y tanto nuestras naves como las herejes estaban mas cerca cada vez. - Cutter prepara los cañones, cuando nos rebasen, abrid fuego ... con suerte, nos llevaremos a unos cuantos por delante. 

Conecto el vox de nave a nave. - Damián, sigo a tu lado. Vamos por esas fragatas.

Vamos, pequeña, vamos, otro tirón y le damos a fondo -murmuraba Solomon a su nave al ver pasar los cazas sobre él y entonces tiró de los mandos de nuevo, haciendo que la nave diera un tirón hasta ponerse en dirección contraria a donde iba hasta ese momento y entonces empujó la palanca del acelerador para darle caña a la nave, la cual dio un tirón y se dirigió a la cola de los enemigos.

-Vamos, vamos, vamos -murmuraba mientras que apuntaba y cuando apretó el gatillo una alarma saltó en los mandos- ¡NO MEJODAS! ¡NO ME HAGAS ESTO!.

-Míos -dijo Sparky, disparando dos misiles bien dirigidos contra los objetivos que tenía más a mano y, a la vez, Chat disparaba el multicañón laser de una forma bastante precisa.

Había llegado la hora de la verdad. Sin embargo, quizás había sido demasiado entusiasta acelerando, pues ahora corría el riesgo de pasarse de sus objetivos. Afortunadamente, siempre había un roto para un descosido, y tras mirar con cierta desconfianza a los mandos de su aparato, recordando el incidente de hacía unos meses, y realizar una rápida plegaria al Omnissiah, Quincy tiró con fuerza de los mismos, ascendiendo con su nave... Hasta que completó el giro, realizando un looping que le dejó justo donde quería estar.

-Bueno muchachos, fuego con todo-dijo con alegría por el canal interno, para a continuación presionar a fondo el botón de disparo. Y vaya si disparó. Su máquina desencadenó una tormenta de fuego, con su artillero y su copiloto correspondiendo a la misma. 

Sumiye vio con satisfacción como las dos naves explotaban - Jefe Fénix...¿apuntamos una para cada uno? - dijo con cierta sorna. - Ya llevamos 3 derrotados chicas...- dijo bien alto, para que todos la escucharan. En su aparato se escucharon vítores de alegría y de ánimo dadas por sus artilleras.

Se acercó todo lo que pudo hacia las naves enemigas y dejando pasar a todas por su costado le cogió la cola a la última.

- DISPARAD!! - dijo efusivamente al ver la parte trasera de la nave.

Múltiples disparos salieron de los cañones, dejando a la nave enemiga como un colador.

Fitzroy avanzó de manara que acabó interceptando a los cazas del caos desde el lateral de su formación. Sus cañones láser abrieron fuego sin que el piloto hereje pudiera liberarse del fuego, la desgracia para Fitzroy, es que a pesar de los impactos logrados el daño que llegó a infligir fue mínimo. 

Erich avanzó por entre las formaciones enemigas evitando los haces de energía hasta que Quincy lo superó para finalizar la maniobra con un looping que lo colocó en la retaguardia de los traidores. El interceptor de Quincy liberó toda una carga de muerte y destrucción y se llevó con sigo a nada más y nada menos que tres aparatos enemigos dejando solo a dos en pie; pero ahora les tocaba a ellos, maniobraron en pareja con un amplío giro buscando el lateral de Fitzroy, pero este se vio sonreído por la fortuna, dado que las incandescentes descargas de los cañones de plasma erraron por completo su objetivo.

Ahora fue Solomon, quien maniobró con habilidad al acelerar su aparato practicamente al máximo que este podía. Logró colocarse en una posición ventajosa y abatió a los dos últimos cazas del caos dejando a Sumiye sin nada a lo que disparar. Damian avanzaba ala con ala con Erich y las fragatas del caos se acercaban peligrosamente a ellos.

Las dos fuerzas de aeronaves se abalanzaron la una sobre la otra, los rápidos cazas los rebasaron al momento y se ensarzaron en un breve pero frenético duelo en el que la bendición del Emperador protegió a los pilotos leales. Todos los cazas herejes fueron destruidos sin que tuvieran que lamentar ninguna pérdida más, y ahora no había nada que protegiera a esas dos fragatas. Quizás fueran a conseguirlo después de todo.

— Gran trabajo, escuadrón Fénix — felicitó a los pilotos por el comunicador — Pueden dejarnos el resto a nosotros — dijo antes de volver a concentrarse en los mandos del Starhawk. Sin más distracciones y con una línea despejada hasta las grandes naves enemigas, aquello de debía de ser demasiado complicado salvo que los cogitadores de las torretas defensivas fueran endiabladamente buenos. Y aún así, esperaba que su bombardero, aunque algo dañado, consiguiera aguantar el embite.

Se lanzó directo hacia la primera fragata, sabiendo que Erich lo seguiría. Disparó una salva de misiles anti-nave que siguieron directos su curso hacia la nave, a la vez que descargaba toda la potencia de fuego de la que era capaz, él y sus artilleros, sobre la fragata hereje, esperando distraer lo suficiente al enemigo para que la verdadera artillería consiguiera hacer impacto.

Sumiye sintió una cierta frustración cuando los aparatos enemigos volaron en mil pedazos sin que ella tuviera tiempo de acercar los suficiente su nave, pese a que había podido ponerse en el vector trasero de uno de aquellos bastardos. Por otra parte, se alegró de que aquellos herejes desaparecieran para siempre. - No merecían otro destino. - susurró por el intercomunicador destilando odio y rencor. - Jefe Fénix, trataré de inutilizar los motores y atraer fuego enemigo sobre mí para que los bombarderos cumplan su objetivo. - 

Dicho y hecho, realizó una maniobra con el pensamiento a la que la nave reaccionó con presteza y ligereza, dando una vuelta majestuosa y colocándose a tiro de los lindos motores de la primera de las fragatas mientras decenas de disparos pasaban a su alrededor. - No esperéis mi señal, en cuanto lo tengáis a tiro, disparad con todo. Inutilizad esos motores chicas, vamos a ver si somos capaces de incapacitar una por si quieren interrogarles...o para que sean un blanco más fácil para nuestros bombarderos.  - por el tono de voz, deseaba que fuera más lo segundo que lo primero. 

Sus chicas no se hicieron de rogar y tan pronto los motores aparecieron en su rango de tiro, múltiples disparos láser y la estela de un misil convergieron en aquella nave mancillada y abominable. 

Una serie de patadas y golpes siguieron a las exclamaciones de júbilo de sus tripulantes, mientras Sumiye golpeaba totalmente ultrajada los conductos del arma que pasaban cerca de su asiento. - ¡Pon un poco de tu parte, espíritu máquina!¿quieres funcionar de una vez o piensas dejar que éstos herejes se escapen sin castigo y perderte la gloria? - al parecer, el espíritu de la maquina, combativo y guerrero, deseoso de diezmar enemigos, respondió a su plegaria tan efectivamente ilustrada. Los cogitadores arrojaron una satisfactoria luz verde en su retina. - Bien. No esperaba menos de ti. Buena chica. - le dijo a su nave. 

Con mi aparato esquivando los disparos enemigos, apenas tuve tiempo de observar como los cazas leales superaban a los bandidos que escoltaban a las fragatas. Ahora sin esa molestia de por medio bien podía seguir a Damian en busca de las presas reales, esas fragatas que bien podíamos destruir si hacíamos un blanco directo. 

Abro ligeramente mi posición con respecto a la de Damián, en caso de dispararnos tendrían que dividir los objetivos para darnos, eso nos daría una ligera posibilidad, y aun teníamos que acercarnos para poder usar las bombas, los misiles tendrían que servir para dejar incapacitadas a las torretas defensivas de las fragatas o eso esperaba. Con un toque en el panel cambio el sistema de ataque de los cañones gemelos a los misiles, sobre la pantalla aparecen impresas las imágenes de las fragatas enemigas y las posibles soluciones de fuego donde serían capaces de impactar de no ser detenidos. - Vamos a ello, por el Emperador. Pulso el disparador, mientras doy las últimas ordenes a la tripulación. - Nos lo jugamos todo, va ha ser duro, no les deis nada. 

Los artilleros empiezan a disparar nada mas salen los misiles, cientos de partículas láser salen desde mi aparato hacia la nave enemiga, bien sabía que la mayoría seria absorbida por el blindaje, pero en estas batallas todo sumaba.

Quincy sonrió levemente ante la destrucción desatada, aunque no dijo nada. Tiempo habría más tarde para las bravatas, y la disciplina de combate requería un canal de comunicaciones lo más despejado posible. Siguió su vuelo, estudiando los aparatos y pensando qué tenía que pudiera dañar a esos colosos, cuando la comunicación de Sumiye llegó.

-Muy bien, pero nada de maniobras suicidas. Y permaneced todos atentos, podría haber más murciélagos escondidos. 

Fitzroy se alejó de las fragatas tratando de tener un mejor vector de ataque mientras Erich avanzaba acelerando su aparato hasta ponerse, tras un pequeño giro, en un rumbo directo hacía la primera de las fragatas. Los poderosos misiles nave a nave, del tamaño de un chimera cada uno de ellos, abandonaron sus sujeciones y volaron veloces y directos. La fragata lo tendría imposible para esquivar ese disparo a tan corta distancia, pero sus defensas demoniacas entraron en acción. Una nube de esquirlas densas de energía púrpura dominaron los vectores de aproximación de los misiles pero no fueron lo suficientemente precisos como para eliminar del espacio a ninguno de ellos. Ignoraron el escudo de vacío y finalmente impactaron por toda su amura de estribor. Al principio la nave se quedó como en silencio, las baterías de defensa cesaron su fuego y la fragata empezó a escorarse hacía babor dando lugar a una cascada de detonaciones por toda su superficie. Las lecturas de los auspex eran claras, fragata destruida, ahora, solo quedaba una de ellas en pie y el otro bombardero iba directo también.

Quincy y Solomon volaron practicamente juntos imitando a Fitzroy, buscando mejores vectores de ataque aunque dejando espacio suficiente a los bombarderos. Ni que decir tiene que tanto disparo de cañón láser no era lograba nada más que arañar la dura superficie metálica de las fragatas, en cambio, la andanada de misiles de Damián si haría algo a la fragata dañada anteriormente. Esta vez dos de ellos estallaron tras una mejor batería de las defensas activas, pero no evitaron que tres lo impactaran en pleno vientre, directamente en el corazón demoniaco que daba vida a la fragata. Un alarido psíquico reverberó por toda la zona, un grito que resultó insoportable y que duró los últimos tres segundos de vida de la nave, la cual también fue destruida.

La zona parecía limpia y por los informes que llegaban, las otras también; ahora ¿Habrá merecido la pena tantas perdidas?

Los disparos que lanzaban no valían de mucho, pero al menos estaban atrayendo una cantidad importante de los disparos de las torretas de la nave, de tal forma que le habían despejado el camino a los bombarderos. Una señal en los medidores de los auspex de la nave indicó el impacto de las bombas, y rápidamente las lecturas recorrieron a una velocidad endiablada la retina de Sumiye. - Bingo. - musitó. - Fragata destruída. Vamos a por la siguiente, chicas. - dijo por el canal interno de su nave.

Giró en el espacio justo a tiempo de ver varios misiles de camino hacia el lateral de la enorme nave. Los misiles estallaron uno tras otros y múltiples explosiones se sucedieron en el interior de la nave, lanzando trozos de nave, equipo y chorros de gases al espacio. - ¡Buen tiro! Segunda Fragata destruída.- exclamó por el canal general.

En su nave Rini-Au y una de las artilleras estallaron en vítores, expresando en voz alta el júbilo que sentían todas.

- Jefe Fénix, mis Auspex no muestran ningún enemigo en la zona. ¿Seguimos vigilando o vamos en ayuda de la Almirante Ricinus? - no se le había olvidado que su nave principal también estaba bajo ataque enemigo la última vez que habían recibido órdenes. 

Todo había acabado, relativamente bien para ellos dadas las circunstancias. Sí, habían sufrido pérdidas, pero el enemigo se había llevado la peor parte, que era lo realmente importante. Y los informes que llegaban relataban victorias en otras zonas, así que parecía que todo estaba bastante asegurado. 

-Procedemos a continuar con la misión, hasta que lleguen novedades, pero parece que la victoria es generalizada-replicó Quincy ante la duda de Sumiye, para después intentar contactar con la nave de origen-Tenebrae, aquí Fénix, ¿me reciben? ¿Necesitan apoyo?

Los misiles volaban entre restos de las naves destruidas y el fuego anti-misiles de las fragatas, en mi visor solo eran puntos luminosos que abandonaban sus lanzaderas, pero en el monitor se veían perfectamente su progresión, una progresión que hacía girar a las fragatas al mismo tiempo para evitar un impacto posiblemente fatal. Los segundos y minutos antes del impacto pasaban como por melaza antes de que el impacto en si ocurriese, una explosión seguida de otra hace que las fragatas empiecen a perder potencia ... seguidas de un estallido descomunal que termina con dos pecios mas en este campo de escombros.

- Buen disparo, si señor. Las luces y motores de las fragatas enemigas se van apagando, con ello hemos concluido esta batalla. - Sagrado Emperador, esta victoria, si que no pueden robárnosla. 

Avanzo saliendo del campo de escombros, no era cosa jugarnosla a daños por un trozo de fuselaje despedido desde la fragata hereje que terminase destruyendo mi nave. Conecto la radio y comunico mi status actual. - Apenas daños, escaso de misiles, a la espera de ordenes.